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Acerca de Edison

Por Nikola Tesla

Carta dirigida al editor de la revista New York World el 5 de noviembre de 1929 y publicada en su volúmen del 29 de
noviembre de 1929 donde habla acerca del trabajo de Edison y la forma como se ha exagerado su contribución al mundo en
el campo de la ilumincación y la electricidad.

Al editor de The World:

Permítame unas cuantas palabras para comentar en relación a la editorial de The World del 21 de octubre en la cual estoy
directamente interesado. El trabajo de Edison con la lámpara incandescente y el sistema de distribución de corriente directa
fue más bien como el desempeño de un pionero con sentidos de caballo y extraordinariamente energético que como el de un
inventor. Fue pródigo en cantidad, pero no fue creativo. La lámpara misma, consistente en un filamento de carbono en un
globo vaciado, era bien conocida e inclusive patentada años antes. Crookes había empleado los conductores incandescentes
con alambres de platino insertados sellados en el vidrio y había obtenido extremadamente alto vacío. El arreglo de múltiples
arcos fue frecuentemente mostrado en instituciones de aprendizaje, escaparates y exhibiciones con tubos Geissler. Los
generadores eléctricos habían sido construídos, medios para regular la corriente y el voltaje habían sido descritos y la
canalización de la electricidad era tan obvia como la del agua, el gas, el aire comprimido u otras cosas comunes.

Irrespecto a esto, sin embargo, su primitivo sistema de iluminación fue sujeto a fatales limitaciones económicas y nunca pudo
probar un éxito comercial competente. De hecho, durante los últimos treinta y cinco años ha sido casi totalmente desplazado
por un sistema más práctico y eficiente basado en mi campo magnétito rotativo, un descubrimiento que inclusive ingenieros
obstinados y abogados de patentes han declarado que es "uno de los más grandes triunfos de la mente humana". Para
mostrar una idea del alcance de su uso sólo necesito citar al Dr. B. A. Behrend, uno de los expertos más adelantados en
electricidad, quien en su libro de motores de inducción dice: "Si elimináramos de nuestro mundo industrial los resultados del
trabajo del señor Tesla las ruedas de la industria dejarían de girar, nuestros trenes eléctricos y autos se detendrían, nuestras
ciudades estarían a obscuras, nuestros molinos muertos y en reposo. Así de lejano ha sido el alcance de este trabajo que se
ha convertido en la médula de la industria.

Edison y sus asociados acremente se opusieron a la introducción de mi sistema, levantando un clamor contra la "letalidad" de
la corriente alterna, el cual demostró ser muy efectivo y condujo a la adopción de un tipo comercial de máquina para la
electrocución de criminales. Un aparato monstruosamente inadecuado, ya que los pobres sentenciados no son despachados
de una forma piadosa sino literalmente asados vivos. Para el observador sus sufrimientos parecen ser de corta duración, pero
debe tenerse en mente, sin embargo, que un individuo bajo tales condiciones, aún cuando se halla plenamente consciente del
lapso de tiempo, retiene un agudo sentido del dolor, y un minuto de agonía es equivalente a toda la eternidad.

Si las compañías de Edison no hubieran finalmente adoptado mi invento hubieran sido barridas de su existencia, y aún así no
ha sido hecho ni un sólo reconocimiento a mi labor por ninguno de ellos. Un ejemplo de lo más remarcable de la injusticia
proverbial e ingratitud de las corporaciones. Pero la razón de ello no está tan lejos como para no verla. Uno de sus hombres
prominentes me dijo que han estado gastando $10,000,000 cada año para conservar el nombre de Edison ante el público, y
agregó que eso les ha redituado. Por supuesto, entre toda esa incesante y ensordecedora gritería desde las azoteas cualquier
voz levantada para advertir a la gente la realidad de las cosas es como el canto de un canario ante el rugir del Niágara. Así es
como muy pocos tienen una idea clara de la situación.

En verdad, mi sistema no sólo ha proveído la energía para todos los propósitos a través del mundo sino que también ha
revolucionado la iluminación eléctrica y la ha hecho un grandioso éxito comercial al reducir el costo de la energía e
incrementar enormemente la distancia de transmisión. La porción más grande de los $60,000,000,000 lo cuales, de acuerdo
a lo que aseguró el presidente Hoover, representó el valor de los negocios en electricidad, puede ser rastreada hasta mi
sistema y su efecto en la iluminación y otras industrias. En vista de esto siento que también he hecho mucho para disipar la
obscuridad. Seguramente, mi sistema es más importante que la lámpara incandescente, la cual es sólo un dispositivo de
iluminación de todos los conocidos y admitidamente no el mejor. Aún cuando ha sido grandemente mejorado a través de
avances químicos y metalúrgicos y habilidades artesanas, es todavía ineficiente, y el brillante filamento emite rayos nocivos
responsables de millones de cabezas calvas y ojos contaminados. En mi opinión, pronto será superada por el tubo de vacío
sin electrodos que presenté hace treinta y ocho años, una lámpara mucho más económica y que produce una luz de
indescriptible belleza y suavidad. Los recursos técnicos de aquel entonces eran inadecuados para hacerla un éxito práctico,
pero la mayoría de las dificultados serán resueltas cuando el cristal de cuarzo barato esté disponible.

Ninguna cantidad de reconocimiento es suficiente para otorgar a Edison por su vigoroso trabajo pionero, pero todo lo que
hizo fue basado en formás viejas y conocidas. Lo que yo contribuí constituye una nueva y duradera adición al conocimiento
humano. Como su lámpara, mi motor de inducción podrá ser descartado y olvidado en la continua evolución de las artes,
pero mi campo rotativo con sus maravillosos fenómenos y manifestaciones de fuerza vivirán tanto como la ciencia misma.

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