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PRIMERA PARTE
Las experimentaciones en clase y sus análisis
Capítulo 1
PROBLEMÁTICA
¿Cómo abordar el problema?
• Los objetos matemáticos sobre los que estas pruebas operan tienen un
status teórico. No pertenecen al mundo sensible, aunque evidentemente hagan
referencia a él. Este problema de la naturaleza de los objetos matemáticos, sobre el
que no se trata de mantener con los alumnos de los colegios un discurso teórico,
trae dificultades de enseñanza bien conocidas, en particular en geometría. En este
caso un estudio más profundo se propone en el capitulo VIII.
Las distinciones relativas a las pruebas pueden ser esquematizadas de la
siguiente manera:
Explicaciones:
•Pruebas: Explicaciones aceptadas por un
grupo social.
Explicación •Demostraciones:Pruebas aceptadas por
los matemáticos.
Prueba
Demostración
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1.2.- Por qué querer demostrar?
Ejemplos:
B C
I
En este ejemplo hay una incertidumbre para la mayoría de los alumnos en
cuanto a los resultados, la demostración es entonces para convencerse o convencer
a los demás de la validez del resultado.
2.- ABCD y CDEF son dos paralelogramos. Las rectas AB y BF: ¿son
paralelas?
A B
D C
E F
1
6º Y 5º año corresponden , en Francia ,a alumnos de 11 a 14 años de edad
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Teniendo en cuenta la concepción de la demostración en la que nos
apoyamos: demostrar para convencer, nos parece necesario aquí clarificar las
distinciones entre argumentar, probar y demostrar.
En principio definiremos lo que entendemos por argumentar. Para esto
retomamos las definiciones propuestas por Oléron y Perelman. Para el primero la
argumentación “es un procedimiento por el cual toda persona o grupo
intenta llevar a un auditorio a adoptar una posición tomando como recurso
presentaciones, aserciones o argumentos que apuntan a mostrar su validez
o lo bien fundado” (Oléron, 1983, pág. 4).
Y para Perelman, “el fin de toda argumentación es provocar o aumentar
la adhesión de los espíritus a las tesis que se presenta para su
asentimiento” ( Perelman 1970, pág. 53).
Probar, es un proceso que apunta a asegurar la validez de una aserción o de
una decisión. Entonces podemos subrayar una diferencia importante entre probar y
argumentar. Podemos perfectamente argumentar sin preocuparnos del carácter de
verdad de la conclusión a la que se quiere que el auditorio adhiera, porque en una
situación dada de argumentación puede ser que lo que importe para el que
argumenta sea la adhesión del auditorio a la tesis pero no forzadamente su validez.
Esta diferencia entre argumentar y probar es retomada por Moschler “un
discurso argumentativo no es un discurso que aporte, exactamente
hablando, pruebas, ni un discurso que funcione sobre los principios de la
deducción lógica. En otras palabras: argumentar no va a demostrar la
verdad de una aserción ni a indicar el carácter lógicamente valido de un
razonamiento” (Moschler,1985, página 46).
Por el contrario, producir una prueba en el sentido en que la hemos definido
preferentemente obliga a su autor a producir razones, por lo tanto argumentos, que
lo llevan a concluir sobre la validez de su (o sus) aserciones. Por lo pronto podemos
decir que probar es un caso particular de argumentar. En este sentido nos unimos a
Perelman para quien “la prueba de la verdad, si ella debe ser administrada en
un campo formalizado, científico o técnicamente circunscripto, de común
acuerdo para todos los interlocutores” (Perelman, 1970, pág. 61) (en el caso
de las matemáticas debe ser considerada como un caso particular de la
argumentación). Entre argumentación y demostración hay seguramente muchas
diferencias, citaremos aquí tres que nos parecen esenciales:
• Por otra parte, las diferentes propiedades utilizadas en una demostración son
explícitas y se encadenan lógicamente en el sentido de la lógica formal. Por
el contrario, en una argumentación, los argumentos se basan en premisas
con frecuencia equívocas e implícitas. El encadenamiento de los argumentos
hace referencia a la lógica natural que es muy diferente a la lógica formal.
(Volveremos más tarde a este punto).
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• Finalmente: “Una demostración es algo intemporal, impersonal”(
Blanché, 1973, Página 224). Por el contrario la argumentación se dirige a
una o a varias personas que se trata de persuadir. Los fenómenos sociales y
psicológicos que intervienen en la comunicación deben entonces ser tenidos
en cuenta, lo mismo que el despliegue de la argumentación en el tiempo.
1.4.- Y el razonamiento?
Según una definición clásica de Peirce, el fin del razonamiento es descubrir
mediante el examen de todo lo que uno ya sabe y alguna otra cosa que no sabe
todavía... Como este muy vasto programa puede ser alcanzado por medios muy
variados, la palabra razonamiento es susceptible de múltiples definiciones, presenta
por otro lado una ambigüedad (lo que es también una comodidad), designa a la vez
la actividad intelectual que termina en el fin buscado y el resultado escrito u oral
de esta actividad.
De hecho nos interesamos por el razonamiento solamente en el campo de las
matemáticas, lo que ya va a restringir el problema. Es importante notar que el
razonamiento matemático emplea otras herramientas además de la lógica formal:
el razonamiento por recurrencia, pero también el cálculo algebraico son medios
típicos para llegar en matemáticas al definido por Pierce. Sin embargo, el nombre
del razonamiento deductivo que hemos retomado de los programas, la voluntad de
preparar el aprendizaje futuro de la demostración, limita todavía el campo y nos
acercan a consideraciones desarrolladas en los párrafos precedentes.
Pero la elección final de las reglas del razonamiento matemático sobre las que
finalmente hemos decidido trabajar tiene también un origen pragmático. Se trata
de reglas de las que se sabe, por investigaciones anteriores y por la experiencia de
los docentes que están a la vez en el origen de las dificultades para los alumnos y
que no siempre son objeto de una enseñanza explícita. Así, el lector retendrá que
las reglas cuyo aprendizaje apuntamos, no cubren evidentemente el campo mucho
más vasto del razonamiento matemático.
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artesano no está vacía y como dice Bachelard “Cualquiera que sea su
edad, el espíritu nunca está virgen...” (Bachelard, 1975). Para un
concepto dado, el conjunto de los conocimientos que se atribuye al alumno y
que permiten dar cuenta de los procesos que utiliza, de las respuestas que
provee, y explicarlas, se lo llama concepción o representación.
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Lo que es por supuesto lo ideal, pero veremos que para ciertos conocimientos esto no nos parece posible
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“Cuando compro un libro y el vendedor de la librería me devuelve 20 peniques de
cambio, estoy “totalmente seguro” que las dos monedas no son falsificadas (...). Si
alguien me preguntara:” está Ud seguro de que la moneda que está en su mano es
una moneda de 10 peniques?” , le daría nuevo una mirada y le diría ”sí”. Pero si
algo de importancia dependdiera de la verdad de mi juicio, me tomaría el trabajo de
entregarla en el banco más próximo y le pediría al cajero que examine la pieza; y si
dependiera la vida de un hombre, yo mismo probaría ver al responsable de la banca
de Inglaterra y le pediría que certifique la autenticidad de la pieza.”
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El subrayado es nuestro
6
Nosotros hemos intentado más bien encontrar un cierto número de reglas de
lógica, que están en ruptura por las reglas utilizadas espontáneamente por los
alumnos.
Nuestro objetivo es que los alumnos se apropien de las mismas, es decir, que
sepan utilizarlas en matemática.
Es, por supuesto, el principio del tercero excluido. Este principio no se aplica
siempre en la vida práctica. Para un alumno, un enunciado puede ser a veces
verdadero, a veces falso, verdadero en un 90%...(ver sobre esto los resultados de
nuestro cuestionario en el capítulo 5 y los trabajos del IREM de Grenoble, 1985).
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Llamamos enunciado matemático a toda proposición (en el sentido matemático) cuyo dominio de
validez es un conjunto cuyo cardinal es infinito.
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Recordemos que trabajamos sólo con enunciados cuyo dominio de validez es un conjunto infinito.
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En el Sistema Educativo Francés al collège asisten los alumnos de 11 a 15 años.
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Corresponden al collège
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nuestro cuestionario, capítulo 5).
Todas estas reglas no son entonces naturales para os alumnos. Es necesario
ayudarlos a apropiárselas. Para ello no es suficiente con explicitarlas. En
concordancia con las hipótesis de aprendizaje citadas anteriormente, pensamos que
es necesario encontrar situaciones en las cuales el alumno sentirá su necesidad y su
interés. Una de las dificultades aquí, es que la mayoría de estas reglas sólo sin
necesarias en el marco de las matemáticas. Los métodos de razonamiento de la
vida corriente, que son inacatables en los debates matemáticos, son
frecuentemente muy útiles. Es el caso, por ejemplo, de lo que Oléron llama “la
inducción vaga” “Es por la inducción vaga que se deposita la masa considerable de
impresiones y de apreciaciones que la continuidad de los días conduce a acumular
sobre el mundo, las personas, uno mismo en función de las experiencias, de las
observaciones, de los incidentes, de los cuales cada uno es autor, testigo o actor…y
esta inducción es vaga en la medida en que no se desarrolla sistemáticamente y no
se somete a la verificación.” (Oléron, 1977). Esta inducción no es entonces un
razonamiento matemático y sin embargo se muestra indispensable en la vida de
todos los días. Estas reglas del debate matemático que hemos citado son
finalmente convenciones que probaron su eficacia pero que no por ello son
indispensables. Ciertas escuelas matemáticas y filosóficas de la antigüedad no se
apoyaban sobre estas reglas de la lógica: es el caso, por ejemplo, de los
matemáticos chinos que no utilizaban el principio del tercero excluido. Actualmente
toda una corriente de investigación en matemática se apoya en otras lógicas
diferentes de la lógica formal de la que acabamos de hablar, por ejemplo, la lógica
vaga, las lógicas polivalentes…
2.3. Conclusión