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Juan M. Abal Medina (h)
Facundo Nejamkis
Victoria Kandel
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Capítulo3
Lo político vs. la política
Una revisión ideológica de los fundamentos
de la cultura política occidental
Emília Castorina
1. Productores y Gobernantes
7 Ellen M. Wood, Democracia contra Capitalismo, Siglo XXI, México, 2000, p. 219.
Este punto esta más extensamente desarrollado por Ellen M. Wood en op. cit.,
. Allí, se analiza el grado de esclavitud en la producción agrícola y es muy
esclarecedor el hecho de que eran más bien los pequeños propietarios que al
trabajar su propia tierra, constituían la esencia de la producción agrícola.
Aunque los grandes propiedades utilizaban mano de obra esclava, en general,
CAPITULO 3: Lo POLITICO VS. LA POLÍTICA 1 73
G0 Ver Ellen Wood y Neal Wood, op. cit., pp. 68-73. En este sentido, también se
puede tomar como referencia el análisis que hace Stone sobre los complots
entre la aristocracia ateniense y la aristocracia de Esparta para derrocar al
gobierno democrático de Atenas y que en definitiva constituyeran buena parte
de los móviles de las Guerras del Peloponeso.
CAPÍTULO 3: Lo POLITICO VS. LA POÚTICA 1 75
11 Idem, p. 223.
12 Ellen M. Wood y Neal Wood, op. cit.
13 Ehrenberg, The Greek State, Londres, Methuen, 1969.
76 1 EMILIA CASTORINA
hay tal vez mejor ejemplo de esta tensión entre un principio democrá-
tico y un principio aristocrático de la política que el célebre debate
entre Sócrates y los sofistas que figura en el diálogo ProtágQras de Pla-
tón.14 Lo que está en discusión aquí es si el "hoinbre común", el traba-
jador, está calificado o no para gobernar.
rico como el pobre tienen igual poder político e igual acceso a la pala-
bra en la asamblea. En definitiva, el telas democrático se funda en los
principios de homoioi e isegoria puesto que ricos y pobres, terratenien-
tes y campesinos, nobles y artesanos acceden por igual a la palabra y
el poder. Obviamente, tanto para Sócrates como para Platón, las opi-
niones no son todas iguales ya que la opinión de un carpintero no
puede ser igualada a la de un filósofo. Es más, hay opiniones que por
definición son falsas y otras verdaderas de modo tal que hay opinio-
nes calificadas para resolver asuntos de estado y otras que no. Por el
contrario, para Protágoras, si todos los ciudadanos no estuvieran ca-
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Lo que ha quedado muy claramente delimitado aquí son ,dos m()de-
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una comunidad civilizada ya que todos los que viven en la polis están
expuestos desc;le su nacimiento al proceso de aprendizaje que imparte
la vida cívica misma: en el hogar, la escuela, los sistemas de castigo, y
fundamentalmente, las costumbres y las leyes de la ciudad, sus nomoi.
(326d) ... Apenas han salido de manos de sus maestros, cuando la patria
les obliga a aprender las leyes y a vivir según las reglas que ella prescribe,
para que cuando hagan, sea según sus principios y su razón y nada por
capricho y fantasía; y a la manera que los maestros de escribir dar a los
discípulos, que no tienen firmeza en la mano, una reglilla para colocar
bajo el papel, a fin de que, copiando las muestras, sigan siempre las líneas
marcadas; en la misma forma la patria da a los hombres las leyes que han
sido inventadas y establecidas por sus antiguos legisladores.
22 Ellen M. Wood, The origín of capitalism, New York, Monthly Review Press, 1999.
23 Marx, El Capital, cap. 1, tomo l.
24 Ver Polanyi, Karl, La Gran Transformación ..., op. cit.
84 1 EMILIA CASTORINA
.~ E1,to implicci que las tierras comunales de donde los campesinos obtenían sus
medios básicos de vicfo fueron litercilmente expropiadas por medio de lo que se
q;inoció en Inglaterra como la:;; "Actas de cerccimiento". Lo interesante de este
proceso que se dio en Inglaterra durante los siglos XVI y XVII es que no sólo se
cercaron físicamente las tierras sino que se alteraron radicalmente los derechos
de propiedad ya que de lo que se trataba era de extinguir el uso de las costum-
bres aldeanas como fuente de derecho a controlar y organizar la producción
agrícola. Bajo el imperativo de la "productividad", se procedió a eliminar las
regulaciones aldeanas y las restricciones que operaban sobre el uso de la tierra,
dando así lugar a un nuevo tipo de propiedad privada.
86 1 EMILIA CASTORINA
30 Idem, p. 246.
31 Idem, p. 246.
88 1 EMILIA CASTORINA
34 Idem, p. 22.
35 La facción moderadamente progresista de la aristocracia inglesa.
36 Wood, Ellen M., Democracia contra capitalismo, op. cit., p. 239.
CAPÍTULO 3: Lo POLÍTICO VS. LA POLÍTICA 1 91
39 Wood, Ellen M., idem, p. 252. En este sentido, es importante recalcar cuán
alejada estaba la enajenación del poder político del concepto griego de demo-
cracia en tanto la elección era considerada una práctica oligárquica. La demo-
cracia podía adoptar la elección para ciertos propósitos específicos pero no
pertenecía a la esencia de la constitución democrática. Tal es el caso de los
oficios que requerían una experiencia estrictamente técnica, sobre todo los
cargos financieros y militares más altos, como el cargo de estratega para el cual
fue elegido Pericles, por ejemplo .. Pero dichos puestos iban acompañados de
estrictas medidas para asegurar cuentas claras y se entendían abiertamente
como excepciones a la regla de que se puede suponer que todos los ciudadanos
poseen el tipo de conocimientos cívicos necesarios para las funciones políticas
generales. El método democrático por excelencia fue la selección por sorteo
que, pese a sus limitaciones prácticas, abarca un criterio de selección en princi-
pio opuesto a la enajenación de la ciudadanía y la suposición de que el demos
es políticamente incompetente.
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Conclusión
~!ti!~:s~~:r:~t!e9IT~~~X:~btt~~:se~::~~~
eosible &:acias a l~E~iliJi9-~~Lde g~~E!~~r a la democracia !J:!llil
e~fera~enb:E9l~~ica, distinta y separada de la"SOfie,q.ad~ civil" o
de la "economía". En Atenas no había una división tan clara entre
É s ~ d civil, ni una "economía" distinta y autónoma. Ni
siquiera un éoncepto de estado distinto de la comunidad de ciudada-
nos. Los poderes y derechos políticos no se separaban con tanta faci-
lidad en Atenas éomo en las sociedades modernas capitalistas donde
la propiedad ya estaba alcanzando una definición puramente "eco-
nómica", separada del privilegio jurídico o del poder político, y en el
que la economía estaba adquiriendo vida por sí misma. Para las clases
dominantes del capitalismo, la antigua democracia era justamente el
modelo a evitar, de ahí que durante el siglo XVIII se la llamara el go-
bierno de la turba o la tiranía de la mayoría. Fueron los federalistas los
que tuvieron la posibilidad de reivindicar el lenguaje de la democra-
cia al mismo tiempo que categóricamente se desligaban del gobierno
por parte del demos en su significado griego original. Por primera vez,
"democracia" podía significar algo completamente diferente de lo que
significó para los griegos. Y como consecuencia, lo político también
podía significar algo opuesto a lo que significaba para los griegos. Ya
no un límite a la explotación de una clase sobre otra ni un proceso de
aprendizaje cívico y moral en cuya práctica los ciudadanos constru-
yen sus saberes colectivos y sus reglas de vida a través del
autogobierno, sino un mecanismo por el cual las elites garantizan la
autoridad de sus saberes técnicos por encima de la multitud trabaja-
dora más bien como un medio para acrecentar la riqueza y bienestar de
unos pocos a costa del relegamiento de muchos. Sólo basta constatar el
resultado de dos siglos de práctica e ideología democrática capitalista a
nivel mundial, donde el máximo de desarrollo social ha engendrado al
mismo tiempo el máximo de subdesarrollo. Entiéndase, un tercio de la
población mundial goza del "progreso" y los otros dos tercios viven
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Bibliografía