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1910: Se crea la Dirección General de Explotación del Petróleo, con el objetivo de regular la
actividad de las compañías extranjeras que comenzaban a establecerse en el país.
En 1922: La Dirección ge3neral de Explotación del Petróleo fue reemplazada por la empresa
Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), la cual se creó bajo la administración del gobierno de
Hipólito Yrigoyen. El 16 de octubre de ese mismo año, durante la ahora presidencia de Marcelo
T. de Alvear, el militar e ingeniero civil, General Enrique Carlos Alberto Mosconi, fue nombrado
Director General de YPF, cargo que ocuparía durante ocho años, dedicando grandes esfuerzos
para incrementar la exploración y desarrollo de la extracción de petróleo.
Excluyendo a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviética (URSS), YPF fue la primera petrolera
estatal integrada verticalmente en todo el mundo, significando esto que la empresa abarcaba
casi la totalidad de los eslabones del circuito productivo del petróleo: extracción, refinación y
comercialización.
YPF fue el principal activo estratégico y económicamente viable del Estado argentino entre los
años 1922 y 1992, logrando expandir la oferta y producción de energía en todas sus formas:
combustibles derivados del crudo, gas natural y electricidad, diversificando el suministro
eléctrico y permitiendo una configuración de la estructura socio-económica del país basada en
la industrialización para sustituir importaciones (modelo ISI) de productos de consumo masivo
en industrias clave como el acero, la petroquímica, el sector automotriz, aeronáutico y naval y
el avance científico-tecnológico en el sector nuclear2.
A partir de la década del ’30, los grandes saltos productivos se dieron en el marco de procesos
de desregulación y de incentivo a la mayor participación del sector privado en el negocio del
petróleo. Con el golpe de Estado de 1930 que derrocó a Hipólito Yrigoyen en su segundo
gobierno, se inauguró la denominada “década infame” en la Argentina. En este marco de
inconstitucionalidad, el 10 de septiembre de 1930 Enrique Mosconi renunció al directorio de
YPF -cuatro días después de producido el golpe- negándose a trabajar con un gobierno de
facto, siendo Enrique Zimmerman el nuevo Director de la empresa estatal.
Durante el Gobierno del General Justo (1932-1938) se logro un avance sobre la regularización
de la explotación del Petróleo. Se aprobó la carta organiza de YPF, ausente durante el gobierno
radical, también se logró que el congreso aprobara la Ley Petrolera y de esta forma poder
cobrarle regalías a YPF y a las empresas privadas que realizaban explotaciones.
Después de la década infame asumió Juan Domingo Perón en 1946, encontrándose con una
YPF con mucha debilidad institucional. La postura de Perón planteaba continuar con una
política desarrollista y nacionalista para YPF. Sin embargo, cuando comenzó el segundo
mandato de Perón en 1952, Argentina se encontraba en una aguda crisis energética: YPF
estaba muy lejos de autoabastecer de combustible al país y, en consecuencia, importaba un
60%, lo que generó en 1954 la primera crisis en la balanza de pagos.
Pese a su postura, hacia el final de su gobierno en 1955, Perón buscó la ayuda de capitales
extranjeros para incrementar la producción: YPF firma un contrato con la empresa
estadounidense Standard Oil de California para explorar petróleo. Este contrato se frustró por
la oposición de diversos sectores, incluso dentro de su propio partido y luego, por el propio
derrocamiento de Perón
En ese marco, durante el gobierno desarrollista de Arturo Frondizi (1958-1962), YPF seguía
siendo una empresa petrolera incapaz de generar el autoabastecimiento de petróleo, un
objetivo que Frondizi al igual que Hipólito Yrigoyen y Juan Domingo Perón, quería alcanzar.
Frondizi reconoció que YPF no era capaz de lograr el autoabastecimiento y que para lograrlo,
sería necesario la ayuda del capital extranjero. Sin dejar de apoyar el monopolio estatal, inició
un programa de inversiones privadas para extraer crudo y así llegar al autoabastecimiento,
lográndolo durante el transcurso de su gestión.
Asimismo, durante ese mismo gobierno, se creó YCF (Yacimientos Carboníferos Fiscales),
empresa encargada de la exploración y extracción de carbón.
El gobierno de Frondizi sentó tres pilares básicos para la política petrolera:
2. Monopolio de YPF.
3. Autoabastecimiento petrolero.
En la presidencia de Arturo Illia (1963-1966) varios de los trece contratos petroleros firmados
durante la administración de Frondizi fueron anulados por ser acusados de “perjudiciales para
la Nación” y “lesivos” y el país retorna al desabastecimiento. El gobierno de facto de Juan
Carlos Onganía (1966-70) modificó la Ley 14.773 (impulsada por Frondizi), y mantuvo el mismo
principio de la propiedad estatal del petróleo, pero eliminándose el monopolio de YPF.
En las gestiones de los siguientes gobiernos militares y civiles no hubo muchos cambios en la
política petrolera y la producción fue en aumento. No obstante, durante la última dictadura
militar (1976- 83), predominó el desmantelamiento de YPF a fin de garantizar el costoso
endeudamiento externo. Una empresa exhausta, pero todavía potencialmente pródiga quedó,
durante este período, subsumida en una gran crisis financiera. Durante el gobierno de Raúl
Alfonsín las reservas de petróleo descendieron, aunque hubo un pequeño incremento en la
producción.
LA PRIVATIZACIÓN Y EXTRANJERIZACIÓN
La “Ley de Reforma del Estado” sancionada por el peronismo a fines de 1989, abrió una
instancia de desnacionalización de los recursos económicos y energéticos estratégicos del país.
Como la mayoría de las empresas públicas argentinas, durante el gobierno de Carlos Saúl
Menem, YPF fue privatizada en un contexto de avance de políticas económicas neoliberales
que entonces se practicaban en el país.
Una primera etapa de reformas se llevó a cabo entre los años 1989 y 1992, en donde la
principal modificación fue el cambio de tipo societario de Yacimientos Petrolíferos Fiscales
(que era una Sociedad del Estado) para convertirse en una Sociedad Anónima (YPF S.A.) y
transfiriendo los yacimientos de hidrocarburos del Estado Nacional a las provincias.
Para el año 1993 se vendieron acciones de la empresa al capital privado, quedando el Estado,
con tan solo el 20% de las acciones y la acción de oro, y un 12% los estados provinciales. El
sector privado era ahora propietario del 46% del accionariado, compuesto por bancos y fondos
de inversión de diversos países europeos y de América Latina.
En una segunda etapa, para el año 1998, el sector privado ya contaba con casi el 75% de las
acciones, mientras que el Estado mantenía su acción de oro. Finalmente, este período culmina
en 1999 con la privatización, al venderse el último 24% de acciones estatales y provinciales a la
española Repsol por un valor de 9.000 millones de dólares, pasando a denominarse la empresa
como Repsol YPF. Repsol compró en el mismo año otro 73% de acciones que pertenecían al
sector privado.
Para el año 2000, la empresa empleaba a 5500 personas y ganaba 500 millones de dólares por
año y poseía el 46% del mercado de combustibles. Sin embargo, la petrolera española Repsol
sobreexplotó los yacimientos, pero no se exploraron nuevos.
En resumen, las políticas tomadas por Repsol en ese período se basaron en dos pilares: la
desestatización de YPF y la provincialización de los recursos naturales e instrumentos socio-
económicos (conocido como descentralización o desnacionalización).
RE-ESTATIZACIÓN Y EXPROPIACIÓN
En 2012 Repsol, dada la situación causada por la crisis económica de 2008 se desprendió de
otro 14,4 % de las acciones en favor del grupo Petersen. Ese año YPF controla el 32 % de la
producción de hidrocarburos y el 23 % de la de gas.
La disminución de las reservas de petróleo durante la gestión de Repsol en YPF fue el principal
motivo de la expropiación. Desde la adquisición por Repsol en 1999 y hasta fines de 2011 esa
caída fue del 54 % en petróleo y del 97 % en gas. La falta de inversión y una escasa producción,
llevó a que en 2011 —por primera vez desde que se privatizó la empresa en los años 90—
Argentina tuviera que importar más gas y petróleo del que produjo.
REFLEXIONES FINALES
Si bien cada contexto histórico-social y político fue diferente, y los valores y concepciones de
cada momento fueron disímiles, el debate se encuentra aún hoy sobre la mesa: los “anti” y los
“pro” a lo largo de la historia contemporánea argentina fueron una constante que llegan hasta
nuestros días.