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“Las instituciones educativas bolivianas trabajan la interculturalidad negativa

hasta nuestros días”


Artículo de opinión escrito en una evaluación parcial de la materia: “Interculturalidad y
Bilingüismo” del Instituto Normal Superior Católico “Sedes Sapientiae” Cbba-Bolivia

Autor: Sergio Mauricio Alcocer Valenzuela, estudiante de Tercer Semestre de la carrera de


Matemáticas, II/2008

Hoy en día muchas personas pensamos que nuestra educación permite desarrollar
capacidades, habilidades y actitudes positivas en nuestros estudiantes, para que en el
futuro sean personas de bien y de esa forma lleguen a solventarse de manera
independiente, principalmente en ingresos económicos.

En mi opinión, uno de los principales errores que comete nuestra escuela tiene que ver
con esto mismo. Como bien se sabe, nuestra economía nacional está catalogada como
una de las mas pobres en Latinoamérica, pero ¿qué es lo que ocurre entonces para que
no salgamos del atraso?, pues es una pregunta que nos hacemos todos cada día, cuando
escuchamos en las noticias que nuestro país esta con una crisis socio-económica aguda
y con problemas políticos cada vez mayores.

Lo que realmente sucede es que en vez de educar para el desarrollo del país nuestras
escuelas forman: “personas islas”, dicho de otro modo, gente cada vez mas cerrada y
egoísta con los demás. La desconfianza hacia el otro, el revanchismo por 500 años de
esclavitud, odio hacia lo “indio”, etc. son conceptos, actitudes y procedimientos que
mas se han trabajado en estos últimos años.

La formación de una identidad unidimensional en los estudiantes, la cual plantea una


concepción simplificadora y homogeneizadora adoptada a partir de una cultura, con
patrones en los que distinguimos y rechazamos a aquellos que no son formados dentro
ese modelo cultural y educativo (discriminación), ha sido el pilar fundamental para la
desunión reinante actual.

Esta interculturalidad negativa trabajada ha sido una de las principales causas para que
en este momento nuestro país viva momentos de luto e intolerancia que cada vez
tienden a ser más comunes. Todos debemos ponernos la mano al pecho y realmente
reflexionar: ¿qué es lo que estamos haciendo en realidad?

Nuestra escuela debe educar para la vida, pero no una vida egoísta e individualista; sino
centrada en el respeto y la solidaridad hacia lo diferente, una educación intercultural que
permita crear en nuestra sociedad políticas económicas donde todos participemos y
donde todos convivamos en paz, donde exista UNIDAD EN LA DIVERSIDAD, en la
cual el rol del educador sea: el de construir individuos capaces de generar
pensamientos no reduccionistas y unidireccionales, sino mas bien con una ética de
comprensión que contemple la multidimensionalidad *. Las personas formadas de ese
modo, afrontarían los problemas sociales de una manera incluyente, pensando en el
bienestar, no de unos cuantos, sino de todo el conjunto humano presente en nuestra
nación. Los maestros deben ser capaces de motivar a sus estudiantes a crear un país más
próspero y unido en las siguientes generaciones.
Solamente de esta forma nuestra patria será grande y nosotros dichosos de vivir en ella.
* Extracto del artículo: IDENTIDAD(es) publicado en El Mundo, Diario de Valladolid por Emilio R. Ciurana y Cecilia Regalado L.

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