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COMENTARIO DE TEXTO

Fragmento de Descripción general de África – Luis del Mármol Carvajal

Mª EUGENIA GARCÍA DEL RÍO


Centro Asociado de Talavera de la Reina
El texto que nos concierne forma parte de Descripción general de África, una

obra geográfica e histórica del célebre viajero, militar e historiador español del

siglo XVI Luis del Mármol Carvajal. El destino es claramente colectivo y

divulgativo, ya que el propio autor declara en el prólogo que la finalidad de su

obra es dar a conocer el territorio norteafricano a los europeos para fomentar

tanto el intercambio comercial como su conquista.

El autor es natural de la ciudad de Granada, que le vio nacer en el año 1524.

Partió hacia Túnez para participar en su expedición militar de 1535

(probablemente como paje, teniendo en cuenta su edad), tras lo cual pasó en

tierras de África unos 22 años, casi 8 de ellos como cautivo de los musulmanes,

ya que la mayor parte del África blanca se encontraba bajo la influencia del

Imperio Otomano por aquel entonces. Durante esta etapa en que estuvo privado

de libertad, Mármol aprendió la lengua árabe y africana, y cuando finalizó su

cautiverio no volvió directamente a España, como era común que hicieran los

presos españoles en Argel o cualquier otra ciudad de “infieles”, sino que continuó

su viaje, surgiendo ya en él el interés y la idea de redactar una Descripción

general de África.

En la obra cuyo fragmento nos ocupa, Luis del Mármol Carvajal combinó sus

observaciones personales, fruto de sus viajes por el continente africano, con los

conocimientos que había ido adquiriendo con las lecturas que se había publicado

hasta entonces sobre la geografía e Historia de África.

La imagen que nos ofrece Mármol en este fragmento es bastante aproximada a

la que se tiene en general sobre el continente africano a comienzo de los tiempos

modernos: vastos espacios de geografía un tanto adversa, recursos limitados


basados en una agricultura de técnicas bastante primitivas, aunque con un

comercio floreciente, sobretodo en la zona del Mediterráneo.

Si bien, como ya se ha señalado, la mayor parte de la zona mediterránea

Africana se encuentra bajo el poder del gran Imperio Otomano, el Marruecos

saadí mantiene su independencia, a pesar de la presión de los portugueses en

sus costas. Ahmad al-Mansur fue el primer sultán saadí de Marruecos en el año

1578 y destacó como una figura importante en el Norte de África durante el siglo

XVI por su poderoso ejército y su uso de importantes estrategias.

Gran parte de ese comercio floreciente del que hemos hablado se concentra en

la ciudad de Safí, a la que Mármol hace referencia. Esta ciudad, tomada a los

portugueses en 1488, era una ciudad costera en el Atlántico y por lo tanto

estratégica como puerto, a no mucha distancia de Marrakech. En ella existen

importantes industrias, entre las que destacan la de extracción de fosfatos, la

cerámica y la textil, como demuestra Mármol al señalarla como punto de compra

y venta de una tela tan preciada y exclusiva en la zona como es el lino.

Nos habla también Mármol de los bonetes que llevan los Alfaquíes traídos de

Toledo y de Córdoba. No debe sorprendernos la existencia de un comercio entre

estos dos países, pues el antes citado Ahmad al-Mansur consiguió una tregua

con España, para mantenerse al margen del conflicto que ésta mantenía con el

Imperio Otomano, aunque fue ya en el siglo XVII (1667) cuando ambos países

firman un tratado que, entre otras cosas, establecía la libertad recíproca de

navegación, pesca y comercio. Además, sabemos que la Edad Moderna es la

época en la que se afianza el capitalismo mercantil, que implica, entre otras

cosas, la expansión de las redes mercantiles europeas. Son las primeras

manifestaciones de una economía mundial vinculada a la expansión europea por


otros mundos. Lo que sí se debe señalar es que el comercio en esta zona debe

hacer frente a la extensión de la práctica corsaria de repúblicas como Argel y

Túnez.

También señalar que este mercado internacional, a la mayoría de la población

de la que Mármol habla, sólo la beneficia en un sentido: el de la venta de sus

productos a compradores extranjeros, pues eran muy pocos los que podían

permitirse comprar productos importados de otros países. Habla Mármol, por

ejemplo, de los Alfaquís o Alfaquíes, sabios o doctores especializados en el

conocimiento de la legislación islámica, cuya base es el Corán. Entre sus tareas

está hacerse cargo de las labores docentes y religiosas de la comunidad, así

como ofrecer consejos a quienes los necesiten y ocuparse de la aplicación de

la justicia basada en la ley coránica, por lo que eran miembros destacados y

privilegiados entre la población.

El resto de la comunidad vivía de manera bastante austera, podríamos decir que

prácticamente subsistía, pues Marruecos era un país muy atrasado, como

podemos deducir de las descripciones de Mármol, que nos recuerda también la

importancia de los colmenares, una actividad todavía hoy importante en el país.

En sus tierras predominan los cultivos de cebada y la ganadería es

esencialmente caprina, carne que genera la fuente principal de energía en sus

dietas. La población no se encuentra mínimamente organizada como para

explotar algunos recursos naturales pues, como apunta Mármol, podrían hacerlo

dada la existencia de agua suficiente para algunos cultivos de regadío.

La agricultura es básicamente cerealista, centrada sobre todo en la cebada, con

cuya harina hacían tortas delgadas que cocían en ladrillos de barro y que comían

con miel y manteca o con aceite y albóndigas hechas de carne de cabra. No


obstante, desde el punto de vista económico, son importantes otros cultivos

como el de índigo y el de algodón.

La ganadería constituía la actividad esencial en amplias zonas del país. Era

habitual la práctica de la trashumancia entre las montañas y las llanuras

atlánticas, con abundancia de tierras incultas.

Apunta Mármol que la lana que empleaban era burda y poco trabajada y las

gentes, prácticamente analfabetas, presentaban un bajo nivel de conocimientos.

La industria en el siglo XVI se reducía a la producción artesanal tradicional

basada en la transformación de las materias primas locales, con regiones

especializadas en producción textil o metalúrgica.

Uno de los puntos clave de la obra de Juan del Mármol Carvajal es el

reconocimiento de la utilidad historiográfica que otorga a las obras y fuentes

árabes. Este reconocimiento constituye un planteamiento plenamente moderno

y convierte la obra de Mármol en pionera dentro de la historiografía española y

en uno de los precedentes de lo que más tarde se conocería como orientalismo.

Finalmente, destacar que Descripción general de África tuvo también gran

influencia posterior y es considerada como la iniciadora de lo que se ha

denominado como “crónicas de Berbería”. Pero su difusión fue incluso mayor

fuera de las fronteras españolas, sobre todo tras la traducción de la obra al

francés.

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