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Esta definición que implica violencia, graves lesiones y especialmente riesgo de vida,
diferencia al politraumatizado del policontundido y del polifracturado que, aun con
lesiones graves, no lleva implícito un riesgo de vida.
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1. DEFINICION Y EPIDEMIOLOGÍA:
Se define como aquel paciente que sufre dos o más traumatismos, que pueden alterar las
funciones vitales del organismo y pueden poner en peligro la vida del paciente.
2. FISIOPATOLOGÍA
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3.2. Asistencia en el lugar del accidente
A. Vía Aérea.
Permeabilizar la vía aérea, retirando cuerpos extraños, aspiración
secreciones.
Hiperextensión del cuello, traccionando de la lengua, inserción del tubo
de Guedel.
Si es preciso:
o Intubación.
o Cricotiroidotomía. No se debe intentar una traqueotomía en medio
extrahospitalario.
o Ventilación transtraqueal percutánea.
B. BREATHING (Respiración)
Después de permeabilizar la vía aérea se da de asegurar la respiración
espontánea. Si ello no ocurre deberá comenzarse la ventilación artificial
mediante boca a boca (unos doce veces por minuto) o ventilación con ambú.
La posición de Fowler1 (semiincoporado, semisentado) suele ser la que
mejor se tolera con problemas respiratorios.
Las lesiones torácicas graves potencialmente tratables en el lugar del
accidente son:
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La posición de Fowler es un epónimo usado en medicina para describir una de las posturas usadas en la
terapia respiratoria
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o Colocar al paciente en decúbito lateral sobre fracturas costales, para que
pueda movilizar mejor las caja torácica sana.
o Herida penetrante en tórax, que se debe taponear lo antes posible (gasa
vaselinada), que evita la entrada de más aire a la cavidad pulmonar. En
caso de tener un tubo de drenaje torácico, se debe instalar el mismo.
o En caso de abolición del murmullo vesicular, se debe pensar en
neumotórax o hemotórax. Se debe instalar un tubo de tórax o realizar una
punción-drenaje. Un neumotórax a tensión se debe evacuar simplemente
con mediante la punción directa con una aguja (intramuscular).
C. Circulación
Mediante la palpación del pulso periférico nos hacemos una idea de la
tensión arterial del enfermo y de su frecuencia cardiaca. En caso de
ausencia de este latido, palparemos el pulso carotideo.
En ausencia de pulso carotideo se establece el diagnostico de parada
cardiaca, que nos obliga a instaurar un masaje cardiaco externo. La
reactividad pupilar y el control sobre el pulso periférico nos constatan la
efectividad de nuestra reanimación.
El control de las hemorragias externas debe hacerse con el siguiente
orden:
o Compresión local suficiente y elevación del miembro afectado.
o Colocación de un torniquete, marcando la hora de comienzo. Se debe
aflojar 1-2 minutos cada 20 minutos.
La cuantificación del sangrado puede realizarse con la frecuencia
cardiaca y la tensión arterial:
o Una pérdida del 10% cursa sin alteraciones relevantes.
o Una pérdida del 20% frecuencia > 100 e hipotensión ortostática.
o Una pérdida del 30% frecuencia > 100 y Tas < 100 mmHg.
o Una pérdida del 40% frecuencia >100 y Tas z 60 mmHg.
El empleo del pantalón neumático antichoque esta discutido en el
tratamiento del shock traumático. Se basa en que la insuflación del
mismo proporciona una redistribución de la sangre hacia la circulación
centra. Parecen indicados en casos de fracturas pélvicas complejas.
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E. ENTRY (Planteamiento del traslado).
El triage es como se denomina el criterio de selección y clasificación de
los pacientes. Atendiendo a ello, se debe valorar el traslado por
prioridad, con la adecuada selección del centro hospitalario. Cuando la
distancia al hospital se considera mayor de 20 minutos se valorará el
transporte en helicóptero. En los demás casos se emplean ambulancias o
UVls móviles.
En España el 061 se encarga de la organización de la asistencia inicial y
transporte al hospital de las politraumatizados.
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3.3.2. Asistencia inicial
A. Vía aérea
Las causas más frecuentes de insuficiencia respiratoria son la obstrucción de
la vía aérea y la hipoventilación.
Se mantiene una limpieza y aspiración de secreciones.
Se administra oxigenoterapia suplementaria con lentillas nasales a flujo de 6
l/min mascarilla a 12 l/min.
Indicaciones de respiración asistida:
En caso de Glasgow < 7
Ppo2 < 60 mmHg.
SaO2 < 90
PpCO2 > 50
Una frecuencia respiratoria > 30/min.
B. Respiración
Una buena ventilación puede requerir una toracocentesis o la inserción de
un tubo de tórax.
C. Circulación
Tratamiento del shock:
Es el shock más frecuente.
Canalización de vías
Se debe intentar dos vías periféricas del n. 14, que permite infundir un
enorme volumen en poco tiempo. Se envían muestras para análisis.
Se puede intentar también canalizar una vía central, que además aporta el
control de la presión venosa central.
En caso de imposibilidad de canalizar percutáneamente una vía venosa,
se puede intentar un acceso quirúrgico a la vena safena por venotomía.
Se realiza 1,5 cm por delante del maléolo interno.
Shock neurogénico:
Se trata con la posición en cúbito supino, administración de tranquilizantes
y analgésicos. La reposición hidroelectrolítica facilita su recuperación.
Tratamiento de la insuficiencia cardíaca:
Se puede producir un shock de origen cardiogénico como consecuencia de:
Neumotórax a tensión: requiere inserción de tubo tórax. Se reconoce
mediante la punción torácica en el hemitórax con abolición del murmullo
vesicular.
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Taponamiento cardíaco: requiere pericardiocentesis de urgencia. Se
diagnostica con shock refractario con una manifiesta ingurgitación
yugular.
Embolia aérea: requiere asistencia ventilatoria, y en casos excepcionales
toracotomía de urgencia.
En caso de parada cardiaca, puede intentarse masaje cardiaco a través de
una toracotomía anterolateral izquierda, que pueda efectuarse en la sala de
reanimación de urgencias. La toracotomía de urgencia tiene como objetivos:
Liberación del taponamiento cardiaco.
Control de la pérdida de la sangre intratorácica.
Masaje cardiaco interno.
Clampaje de la aorta torácica descendente para aumentar la perfusión
cerebral y coronaria.
E. Tratamiento definitivo.
Tras la estabilización adecuada del paciente, tras una inspección y
exploración sistemática y rápida se puede realizar pruebas complementarias
fundamentales, como son:
Radiografías AP y lateral de columna cervical.
Radiografía de tórax y abdomen.
Radiografía del cráneo.
Radiografía de pelvis y extremidades afectadas.
Ecografías abdominales.
Sondaje nasogástrico y vesical, si no se habían realizado previamente.
Electrocardiograma y monitorización.
Profilaxis antibiótica y antitetánica.
Valoración de lesiones abdominales:
En el paciente consciente, la exploración es un signo fiable de la
necesidad de intervención quirúrgica abdominal: distensión, ausencia de
ruidos, peritonitis, defensa involuntaria.
En el paciente inconsciente es preciso realizar una ecografía o una
punción lavada peritoneal. Si son positivas, se requiere cirugía urgente.
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Reanimación agua del paciente traumatizado. FA Moore, EE Moore. En atención al
paciente quirúrgico. American College of Súrgenos, Editores, Pharmarker, Madrid,
1991.
Quesada Suscun, A. et al. Recomendaciones asistenciales en trauma grave. ed:
SEMES edicomplet. Madrid 1999.
Montmany Vioque S, Navarro Soto S, Rebasa Cladera P, Luna Aufroy A, Gómez
Díaz C, Llaquet Bayo H. Aplicación de la revisión terciaria en el manejo inicial del
paciente politraumatizado. Emergencias 2013. Abril.
http://www.medicina.umh.es/docencia/medicina/3/4225/tema09.htm