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Taller de Liturgia
Objetivo general:
Enriquecer y complementar la Liturgia Tradicional con expresiones de Piedad Popular y
testimoniar la importancia de la vida Sacramental en los hermanos que viven su fe por
medio de estas comunidades.
Salmo 150
Sinfonía de Alabanza a Dios
1 ¡Aleluya!
Alaben a Dios en su Santuario,
alábenlo en su poderoso firmamento;
2 Alábenlo por sus grandes proezas,
alábenlo por su inmensa grandeza.
¡Aleluya!
258.El Santo Padre destacó la “rica y profunda religiosidad popular, en la cual aparece el
alma de los pueblos latinoamericanos”, y la presentó como “el precioso tesoro de la Iglesia
Católica en América Latina”. Invitó a promoverla y protegerla. Esta manera de expresar la
fe está presente de diversas formas en todos los sectores sociales, en una multitud que
merece nuestro respeto y cariño, porque su piedad “refleja una sed de Dios que solamente
los pobres y sencillos pueden conocer” La “religión del pueblo latinoamericano es expresión
Vicaría Zona Sur
Escuela de Verano 2010 1/8
“Con alegría celebremos nuestra vida con Jesús”
Taller de Liturgia
de la fe católica. Es un catolicismo popular”, profundamente inculturado, que contiene la
dimensión más valiosa de la cultura latinoamericana.
259. Entre las expresiones de esta espiritualidad se cuentan: las fiestas patronales, las
novenas, los rosarios y vía crucis, las procesiones, las danzas, los cánticos del folclor
religioso, el cariño a los santos y a los ángeles, las promesas, las oraciones en familia.
Destacamos las peregrinaciones, donde se puede reconocer al Pueblo de Dios en camino.
Allí, el creyente celebra el gozo de sentirse inmerso en medio de tantos hermanos,
caminando juntos hacia Dios que los espera. Cristo mismo se hace peregrino, y camina
resucitado entre los pobres. La decisión de partir hacia el Santuario ya es una confesión de
fe, el caminar ya es un verdadero canto de esperanza, y la llegada es un encuentro de
amor. La mirada del peregrino se deposita sobre una imagen que simboliza la ternura y la
cercanía de Dios. El amor se detiene, contempla el misterio, lo disfruta en silencio.
También se conmueve, derramando toda la carga de su dolor y de sus sueños. La súplica
sincera, que fluye confiadamente, es la mejor expresión de un corazón de ha renunciado a
la autosuficiencia, reconociendo que solo nada puede. Un breve instante condensa una viva
experiencia espiritual.
262.Es verdad que la fe que se encarnó en la cultura puede ser profundizada y penetrar cada
vez mejor la forma de vivir de nuestros pueblos. Pero eso sólo puede suceder si valoramos
positivamente lo que el Espíritu Santo ya ha sembrado. La piedad popular es un
“imprescindible punto de partida para conseguir que la fe del pueblo madure y se haga más
fecunda”. Por eso, el discípulo misionero tiene que ser “sensible a ella, saber percibir sus
dimensiones interiores y sus valores innegables”. Cuando afirmamos que hay que
evangelizarla o purificarla, no queremos decir que esté privada de riqueza evangélica.
Simplemente, deseamos que todos los miembros del pueblo fiel, reconociendo el testimonio
de María y también de los santos, traten de imitarles cada día más. Así procurarán un
contacto más directo con la Biblia y una mayor participación en los Sacramentos, llegarán a
disfrutar de la celebración dominical de la Eucaristía, y vivirán mejor todavía el servicio del
amor solidario. Por este camino, se podrá aprovechar todavía más el rico potencial de
santidad y de justicia social que encierra la mística popular.
264.La piedad popular es una manera legítima de vivir la fe, un modo de sentirse parte de la
Iglesia y una forma de ser misioneros, donde se recogen las más hondas vibraciones de la
América profunda. Es parte de una “originalidad histórica cultural” de los pobres de este
Continente, y fruto de “una síntesis entre las culturas y la fe cristiana”. En el ambiente de
secularización que viven nuestros pueblos, sigue siendo una poderosa confesión del Dios
vivo que actúa en la historia y un canal de transmisión de la fe. El caminar juntos hacia los
santuarios y participar en otras manifestaciones de la piedad popular, también llevando a
los hijos o invitando a otros, es en sí mismo un gesto evangelizador por el cual el pueblo
cristiano se evangeliza a sí mismo y cumple la vocación misionera de la Iglesia.
El documento conclusivo surgido de este encuentro eclesial es una gran invitación, y punto
de partida, para los nuevos caminos que la Iglesia está invitada a recorrer en estos años. La
comunidad creyente, renovada en el corazón de su identidad discipular, se vuelve a
encender en el ardor y en la creatividad pastoral para ser misionera, dando testimonio del
Evangelio en las diversas realidades del continente. Ha sido un momento hermoso: El
Espíritu del Señor ha soplado con la Gracia de su presencia, animándonos a todos a
recomenzar desde Cristo (DA,12).
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“Con alegría celebremos nuestra vida con Jesús”
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Uno de los aspectos de gran novedad en la reflexión teológico pastoral de Aparecida ha sido
la Piedad popular. Esta temática había sido planteada y desarrollada en las anteriores
Conferencias del episcopado latinoamericano; pero sin duda que esta Conferencia le otorga
una “carta de ciudadanía” en la comunidad eclesial, descubriéndola, no como un pariente
lejano observado en sus defectos, sino ante todo en la belleza de su identidad: humana y
cristiana. Esta renovada mirada es iluminadora para el camino del servicio y
acompañamiento del fervor mismo de nuestros pueblos.
El método usado en Aparecida: ver, juzgar y actuar, no es sólo una metodología pastoral,
sino que ante todo constituye un modo creyente de dejarse tocar por Dios y por la realidad,
que excluye las miradas parciales o ideológicas. Brota del encuentro con el Señor de la Vida
y de la historia y allí el discípulo aprende a mirar a Dios, y con los ojos del Maestro y su
proyecto, ve y juzga la realidad; para actuar en ella como discípulo misionero en comunión
eclesial (DA,19).
Con ello queremos entregar algunas luces que animen el encuentro con la totalidad del
documento; y entusiasmen a muchos discípulos misioneros a redescubrir la Piedad Popular y
participar en el hermoso desafío de hacer camino con ella en el anuncio de Jesucristo,
Camino, Verdad y Vida, donde nuestros pueblos tienen Vida.
PRIMERA PARTE:
VISION PASTORAL DE LA REALIDAD LATINOAMERICANA
Capitulo III
“Visión de la realidad eclesial hoy en América latina”
DIRECTORIO
SOBRE LA PIEDAD POPULAR Y LA LITURGIA
PRINCIPIOS Y ORIENTACIONES
CIUDAD DEL VATICANO, 2002
INTRODUCCION
Piedad popular
Religiosidad popular
Los gestos
El canto y la música
17. También el canto, expresión natural del alma de un pueblo, ocupa una función de
relieve en la piedad popular. El cuidado en conservar la herencia de los cantos recibidos de
la tradición debe conjugarse con el sentido bíblico y eclesial, abierto a la necesidad de
revisiones o de nuevas composiciones.
PARTE PRIMERA
58. Liturgia y piedad popular son dos expresiones legítimas del culto cristiano, aunque no
son homologables. No se deben oponer, ni equiparar, pero sí armonizar, como se indica en
la Constitución litúrgica: "Es preciso que estos mismos ejercicios (de piedad popular) se
organicen teniendo en cuenta los tiempos litúrgicos, de modo que vayan de acuerdo con la
sagrada Liturgia, en cierto modo deriven de ella y a ella conduzcan al pueblo, ya que la
liturgia, por su naturaleza, está muy por encima de ellos".
Así pues, Liturgia y piedad popular son dos expresiones culturales que se deben poner en
relación mutua y fecunda: en cualquier caso, la Liturgia deberá constituir el punto de
referencia para "encauzar con lucidez y prudencia los anhelos de oración y de vida
carismática" que aparecen en la piedad popular; por su parte la piedad popular, con sus
valores simbólicos y expresivos, podrá aportar a la Liturgia algunas referencias para una
verdadera enculturación, y estímulos para un dinamismo creador eficaz.
La importancia de la formación
59. A la luz de todo lo que se ha recordado, el camino para que desaparezcan los motivos
de desequilibrio o de tensión entre Liturgia y piedad popular es la formación, tanto del
clero como de los laicos. Junto a la necesaria formación litúrgica, tarea a largo plazo, que
siempre se debe redescubrir y profundizar, es necesario como complemento para conseguir
una rica y armónica espiritualidad, cultivar la formación en lo referente a la piedad
popular.
Realmente, dado que "la vida espiritual no se agota con la sola participación en la Liturgia",
limitarse exclusivamente a la educación litúrgica no llena todo el campo del
acompañamiento y crecimiento espiritual. Por lo demás, la acción litúrgica, en especial la
participación en la Eucaristía, no puede penetrar en una vida carente de oración personal y
de valores comunicados por las formas tradicionales de piedad del pueblo cristiano.
CAPITULO III
79. A la luz de los principios expuestos se muestra que es necesario que la piedad popular
se configure como un momento del diálogo entre Dios y el hombre, por Cristo, en el Espíritu
Santo.
PARTE SEGUNDA
CAPITULO IV
AÑO LITURGICO Y PIEDAD POPULAR
94. El Año litúrgico es la estructura temporal en la que la Iglesia celebra todo el misterio de
Cristo: "desde la Encarnación y la Navidad hasta la Ascensión, al día de Pentecostés, y a la
expectativa de la dichosa esperanza y venida del Señor".
En el Año litúrgico "la celebración del misterio pascual tiene la máxima importancia en el
culto cristiano y se explicita a lo largo de los días, las semanas y en el curso de todo el
año". De aquí se sigue que, en la relación entre Liturgia y piedad popular, la prioridad de la
celebración del Año litúrgico sobre cualquier otra expresión y práctica de devoción es un
elemento fundamental e imprescindible.