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ISSN: 2386-2491
LA ÉTICA DEL HÉROE DE FERNANDO SAVATER
RESUMEN:
El presente artículo tiene como objeto exponer el pensamiento ético de Fernando Savater en
su etapa inicial, a partir de dos obras: La tarea del héroe e Invitación a la ética, ambas escritas
prácticamente al unísono. Con estas obras nuestro autor contribuyó a cimentar la conciencia
moral ciudadana de la España democrática que, a principios de los ochenta, todavía seguía
arrastrando algunos de los presupuestos del Estado nacional católico franquista.
ABSTRACT:
This article seeks to expose the ethical thought of Fernando Savater in its initial period, based
in two works: The Hero's Task and Invitation to ethics, both written almost at the same time.
These works of our author helped to establish the civic conscience of democratic Spain that, in
the early eighties, was still dragging some of the ballets of Catholic Franquist national State.
“La mayoría de los libros de ética son 1 SAVATER, Fernando, Sobre vivir, Barcelona,
Ariel, 1983, pág. 13.
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quiero hacer? En este sentido la propuesta punto de partida la distinción entre bien y
savateriana es la de una ética trágica que mal, entre bueno y malo y esta distinción
persigue adecuarse a las necesidades una no es un punto de partida sino un resul-
sociedad democrática. Por ello no se tado.
ocupará de dogmas sino “de lo que alien-
ta al hombre” y sus principales funda- 2.- En segundo lugar, porque la ética
mentos serán la acción, el querer humano tradicional pretende enmendar el mundo
y el reconocimiento en el otro. He aquí la mientras que la ética trágica se propone
definición savateriana de ética: superar la “ilusión ética fundamental”, es
decir, se propone superar la creencia en
“Llamo ética a la convicción revoluciona- que finalmente el Bien triunfará sobre el
ria y a la vez tradicionalmente humana de mal y que llegará un momento en que la
que no todo vale por igual, de que hay ra- ética ya no será necesaria.
zones para preferir un tipo de actuación a
otros, de que esas razones surgen preci- 3.- En tercer lugar, porque la ética tra-
samente de un núcleo no trascendente, si-
dicional al postular el triunfo del Bien,
no inmanente al hombre y situado más
necesita un garante “aunque se presente
allá del ámbito que la pura razón cubre;
bajo la advocación de padre lacaniano o
llamo bien a lo que el hombre realmente
quiere, no a lo que simplemente debe o Necesidad Histórica”3 y este garante anu-
puede hacer, y pienso que lo quiere por- la la posibilidad de la ética. La ética trági-
que es el camino de la mayor fuerza y del ca, por el contrario, parte de “la muerte
triunfo de la libertad”2. de Dios”, es decir, es autónoma y ateoló-
gica pues no admite ninguna legitimación
1.- ¿POR QUÉ UNA ÉTICA TRÁGICA? trascendente de los valores supremos. Es
más, la ética trágica considera que cual-
Para Savater la ética tradicional, es de- quier garante, llámese Dios o cualquiera
cir, la que no toma en cuenta el carácter otra cosa, anula la misma posibilidad de la
trágico de la realidad, además de perma- ética.
necer anclada en una serie de presupues-
tos estériles, es irrelevante y dogmática. 4.- En cuarto lugar, porque la ética
De ahí que, siguiendo el dictamen de tradicional está empeñada en la cuestión
Nietzsche, insista en que lo trágico es del deber, en el paso del es al debe, mien-
una categoría insustituible, no sólo para tras que la tarea de la ética no es la de
orientar el pensamiento ético contem- fundar el deber sino la de “ilustrar el que-
poráneo sino para superar las grandes rer”.
limitaciones de la moral tradicional. De
este modo, frente a la ética tradicional 5.- En quinto lugar, porque la ética
propone una ética trágica arguyendo las tradicional se preocupa en exceso de es-
siguientes razones: tablecer normas, dogmas y códigos mo-
rales y la ética consiste fundamentalmente
1.- En primer lugar, porque la concep- en la recomendación del bien, de ahí que
ción tradicional de la moral toma como
2 SAVATER, Fernando, Invitación a la ética, Barce- 3 SAVATER, Fernando, La tarea del héroe, op.cit,
lona, Anagrama, 1982, pág. 10. pág. 25.
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6.- Y por último, porque la ética tradi- El segundo elemento es el método na-
cional pretende arreglar al hombre o al rrativo. La filosofía narrativa es un méto-
mundo mientras que la ética trágica tiene do filosófico muy poco ortodoxo que
como finalidad valorar los comporta- tiene como fundamento el egoísmo, por
mientos, es decir, “interpretar valorati- consiguiente, es una filosofía de la subje-
vamente la acción”. tividad y de la acción. Por filosofía narra-
tiva Savater entiende un tipo de discurso
Resumiendo, así es como Savater de- filosófico “que cuenta la verdad del texto
fine la ética trágica: (…) pero también que cuenta de verdad su
texto, es decir, que lo inventa”7. En defi-
“Llamo trágica (…) a la postura ética que nitiva, es un tipo de discurso que concibe
no pretende resolver la antinomia desti-
la filosofía como un saber creativo8, en el
no/libertad (…) ni sustentar el inevitable
que cuenta el sujeto por encima del obje-
triunfo trascendente del Bien como senti-
to. De ahí que nuestro autor piense que
do de la ética (…) Se pretende ir más allá
de la antinomia, pero conservándola; más es un procedimiento mucho más sincero
allá del bien y del mal, pero sin superar es- que el utilizado por los filósofos científi-
ta dicotomía, buscando el origen indistin- cos, pues confiesa de antemano todas sus
to en que la distinción nace, origen en el limitaciones.
que descubrimos que jamás podrá darse el
triunfo definitivo de una de las polarida- El tercer elemento de la ética trágica es
des contrapuestas y que esto no sólo no la imaginación9. Para Savater esta facultad
invalida el sentido de la ética, sino que lo es indispensable para la vida: “Para lograr
funda”4. vivir hay que razonar, pero para querer vivir
cuenta y se cuenta”, es decir, un mito5. culativa por excelencia (El contenido de la felicidad,
Bajo la influencia de autores como Jung, pág. 52).
9 Recordemos la influencia que tuvo en nuestro
Joseph Campbell, Otto Rank, Mircea autor el Mayo del 68. “La imaginación al poder”
Eliade, entre otros, Savater reivindica el fue el lema fundamental de este movimiento. En
este sentido fue muy importante el influjo de
uso de los mitos ya que estos son “las autores como William Blake, para quien la imagi-
historias que simbolizan el significado de nación era un concepto básico. Como señala Luis
Racionero en Filosofías del underground: “La cos-
mología de Blake es una visión revolucionaria del
universo transformado a semejanza humana por
4 Ibídem, pág. 25. la imaginación creativa. No una visión de cómo
5 A mediados del siglo XX se produjo un gran están ordenadas las cosas, sino de las cosas tal
interés por la mitología impulsado por la obra de como podrían estar ordenadas. No una libertad
autores como Jung, Otto Rank, Mircea Eliade y dentro del orden, sino el mínimo orden de la
Joseph Capbmbell, entre otros. libertad”.
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fica cualquier proceso teórico” (El contenido de la rente moral no solo se hace patente la influencia
felicidad , pág. 55). de autores como Jung, Otto Rank o Joseph
13 Esta vinculación explica, por otra parte, la au- Campbell, entre otros, sino también encontramos
sencia de literatura fantástica durante la dictadura de nuevo la huella de Nietzsche. Recordemos que
franquista, como nos recuerdan Haro Ibars E. y el filósofo alemán dejó dicho que partir de “la
Arenas M-A, “La ciencia-ficción, a la conquista de muerte de Dios” la existencia humana cobra un
lo imaginario”, en Triunfo, nº 765, 1977: “No nos carácter heroico y de aventura. Así Savater, en
parece casual que este resurgir de la ciencia- consonancia con Nietzsche, asegura que “el indi-
ficción como género popular haya llegado coinci- viduo contemporáneo se aposenta en la reflexión
diendo con la liberalización formal del régimen ética de modo heroico” (SAVATER, Fernando,
político español. En una dictadura, la fantasía –o, El contenido de la felicidad, op.cit, pág. 76).
al menos, la fantasía especulativa– está casi prohi- 16 Como sostiene Miguel Morey en Psiquemáquinas,
bida, y se persigue a la imaginación”. una ética narrativa es la que está más del lado de la
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confía “en que la acción humana está Savater reivindica la figura del héroe22
abierta a lo posible tanto como condicio- como símbolo ético por los motivos si-
nada por lo necesario”17, la que sostiene guientes:
“la creencia mítica en que la sensibilidad
(o sensualidad) y la racionalidad humanas 1.- En primer lugar porque, en su opi-
bastan para fundar, mantener y transfor- nión, la ética pertenece al orden épico ─ya
mar los valores y normas que regulan la que trata de la acción─ y el que reúne
vida de los hombres”18 y la que se obstina todas las características de la acción es el
“en defender lo que exalta jubilosamente héroe, pues “cuando actuamos de veras
al hombre y le hace sentirse más firme y como sujetos, no como simples objetos
más libre”19. El protagonista de la ética circunstanciales”23estamos adoptando la
narrativa, es decir, el héroe, no es el típico perspectiva del héroe.
héroe de la modernidad que tiene asumi-
da su derrota, sino el héroe de la narra- 2.- En segundo lugar, porque la ética
ción mítica, el que, como apunta Félix de se ocupa del querer humano, y “el ideal del
Azúa: héroe es el de una voluntad a la vez escla-
recida y triunfante, una voluntad que sa-
“no tiene la menor duda sobre el éxito de be, quiere y puede, una elección a la vez
su empresa, no ve la más mínima sombra legítima y eficaz”24.
de negatividad, y no la ve porque no está
aplicando sus conocimientos técnicos y 3.- En tercer lugar, porque “la ética
científicos, sino un valor que se sitúa en busca ante todo la fuerza”25 y el héroe, en
“el origen genealógico de la moral”20. todas las tradiciones, siempre ha sido el
más fuerte. Por fuerza no debemos en-
Hay que hacer notar que el héroe le in-
tender la fuerza física sino “no retroceder
teresa a Savater desde el punto de vista de ante lo que debe y puede ser hecho, no
su importancia ética y utiliza esta figura someterse a lo que le es extraño e injus-
como un símbolo moral, como la encar- tamente hostil, no querer ensalzarse con
nación del ideal ético. De ahí que no con- la humillación del otro, renunciar a todo
sidere al héroe simplemente como un
el botín de la victoria con triunfal alegría,
hombre digno de aprecio, sino como “un conceder la paridad de la nobleza a quien
ideal de conducta libre, la mejor perspec- ya no la espera, a quien aún no la mere-
tiva desde la que considerar la acción
ce”26.
justificada”21.
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4.- En cuarto lugar porque, como dice moral, sino que se descubre y se elige a sí
Savater, toda ética que no quiera caer en mismo, se atreve a ser plenamente lo que
el dogmatismo es trágica y el héroe es el ya es32, se guía pues, como apunta nuestro
ser trágico por excelencia, pues nunca re- autor, por el oráculo délfico «Llega a ser
nuncia a actuar, a pesar de que su intento lo que eres».
de arreglar el mundo resulte vano e inge-
nuo. b) El rechazo del héroe al papel fiscal de
la conciencia. Esto significa que el héroe no
5.- Y, en definitiva, porque “los ejem- participa en “el control ideológico de la con-
plos heroicos inspiran nuestra acción y la ducta ajena” porque sabe perfectamente
posibilitan”27 y gracias al modelo heroico que la reflexión ética pertenece al ámbito
“comprobamos vivamente que es preciso privado :
ser más que hombre para lograr ser al menos
hombre cumplido”28. “Como es activo no juzga al vecino, sino
que decide su conducta propia; por decir-
Savater señala cuatro características del lo en terminología nietzscheana, es activo
héroe que tienen que ver con la condición y no reactivo, es decir, no conoce el resen-
timiento, que es la forma enfermiza en
trágica de la ética. Estas características
que los débiles traban contrahecha per-
son:
cepción de la libertad”33.
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44 SAVATER, Fernando, Invitación a la ética, op.cit, 50 SAVATER, Fernando, Invitación a la ética, op.cit,
pág. 70. pág. 71.
45 Como señala Savater virtud “proviene etimoló- 51 Ibídem.
gicamente de vir, fuerza, arrojo viril, y todavía en 52 “Una virtud debe ser una invención nuestra,
el Renacimiento (por ejemplo en Maquiavelo) virtú una defensa y una necesidad personal nuestra; en
tiene que ver más con el denuedo y la intrepidez todo otro caso será simplemente un peligro. Lo
que saben hacerse con el triunfo que con la pía que no es una condición de nuestra vida la perju-
disposición de respetar determinados preceptos dica”. (Texto de El Anticristo citado por Savater en
de moderación” (Invitación a la ética, pág 70). Invitación a la ética, pág. 72).
46 Ibídem, pág. 112. 53 SAVATER, Fernando, El contenido de la felicidad,
47 Ibídem, pág. 71. op.cit, pág. 79.
48 Ibídem, pág. 112. 54 SAVATER, Fernando, Invitación a la ética, op.cit,
49 Ibídem, pág. 113. pág. 74.
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del egoísmo, Barcelona, Montesinos, 1986, pág. 11. querer, el amor del yo por lo posible. Es decir, el
71 SAVATER, Fernando, La tarea del héroe, op.cit, egoísmo es la fe de la subjetividad en su propia
pág. 58. infinitud.
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puede dejar de sentir la identidad perfecta De este modo, mientras la ética tradi-
como una amenaza de cosificación. Y en cional se apoya en la pregunta ¿qué debo
esto consiste, según Savater, la raíz trágica hacer? Savater considera indispensable
de lo humano. “retrotraer la cuestión a «qué quiero
ser?»”81. De ahí que solo existan dos pre-
Acabamos de ver cómo el hombre es guntas que interesen de verdad a la re-
un ser activo, un ser que actúa. Teniendo flexión ética: la primera, ¿qué quieren los
en cuenta que “el sujeto que afirma la hombres?; y, la segunda, ¿cómo pueden actuar
acción como principio es fundamental- de acuerdo con su querer? Para responder a la
mente deseante”78 el segundo fundamen- primera Savater se apoya en el conatus de
to de la ética trágica no puede ser otro Spinoza:
que la voluntad.
“Lo que todo ente quiere, lo sabemos
Es decir, el hombre activo es el hom- desde el propio Spinoza, es perseverar en
bre que quiere y la acción se funda en el su ser y aumentar al máximo su perfec-
querer humano porque, como asegura ción y eficacia”82.
Savater,
Esta cuestión, aplicada a la ética, signi-
“fuera de ese querer no podemos hallar fica que lo primero que el hombre quiere
más que fundamentos heterónomos para es perseverar en el ser de lo humano, o lo
la opción moral, trascendencia o revela- que es lo mismo, el hombre quiere no ser
ción, lo que Spinoza llamaría supersticio- cosa, no ser un objeto. Lo que de verdad
nes”79. quiere el hombre es ser sujeto y “lo pro-
pio de los sujetos es abrirse y buscar en la
Al afirmar que la acción se funda en el asimilación de lo no idéntico la propia y
querer o, lo que es igual, al afirmar que el móvil identidad”83.
sujeto consiste en su querer, Savater está
afirmando que el querer es anterior al ser. La segunda gran pregunta de la ética la
En la misma línea que algunos autores responde Savater con la idea del recono-
como Schelling, Schopenhauer, Nietzs- cimiento84, que como ya hemos dicho, es
che, Stirner, Kierkegaard, Otto Rank, etc., el tercer fundamento de la ética trágica. Si
asegura que el núcleo de la subjetividad recordamos, lo que el hombre quiere es
no es el «cogito ergo sum» cartesiano sino el reconocerse como no-cosa, quiere un re-
«volo ergo sum»: conocimiento de su abierta totalidad
creadora, pero para alcanzar este recono-
“Quiero luego soy porque no quiero pri- cimiento necesita:
mordialmente más que ser y soy mi querer
y soy lo que quiero; consisto en mi que-
“proponerse como objeto otra apetencia
rer”80. infinita, es decir, otro querer, otra no-
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identidad que no sea lo que es y sea lo que sos ante algo que no tiene nuestra escala
no es, como yo mismo”85. ni se mide por nuestros propósitos, algo
que juntamente nos acoge y requiere
Efectivamente, el hombre necesita ser nuestra protección, algo de lo que nos
reconocido por otro sujeto, al que, a su viene un vigor incorruptible y también la
vez, reconozca como tal. El reconoci- certeza de nuestra fragilidad esencial, aza-
miento es así la posibilidad de una rela- rosa y aniquilable”89.
ción recíproca y reversible. Pero para que
2.- La relación con el otro en el enfrentamien-
pueda darse hace falta instituir una co-
to, es decir, el reconocimiento del otro y
munidad social en la cual “la voluntad de
no en el otro. Se trata de una relación vio-
reconocimiento y la autodeterminación
lenta y su ámbito es la política. Este re-
humanas hayan encontrado una adecuada
conocimiento del otro se puede dar, o
institucionalización”86. Savater define el
bien de arriba abajo, es decir “reconoci-
reconocimiento siguiendo, en este caso, a
miento de la sumisión del otro, de su
Kant:
derrota y de las posibilidades instrumen-
“consiste en tratar a los otros seres racio- tales de su bajeza como herramienta ani-
nales como fines en sí mismos, con el re- mada”90; o bien de abajo arriba: “recono-
sultado de poder considerarme yo mismo cimiento del valor del otro, de su fuerza y
también fin, no instrumento, no cosa”87. su dominio, de su derecho incontestable a
ser obedecido y a imponer las normas”91.
Existen, según nuestro autor, varios En ambos casos, se trata de un recono-
planos de reconocimiento, o lo que es lo cimiento jerárquico en el que la desigual-
mismo, existen tres tipos de relación con dad es de rigor y la reciprocidad de pres-
el otro o con lo otro, que están graduados taciones asimétrica. Así pues este tipo de
según “una creciente reciprocidad y una reconocimiento no responde a la confir-
mayor igualación de los sujetos relaciona- mación del yo como totalidad abierta.
dos”88:
3. El reconocimiento en el otro y no solo del otro.
1.- La relación con lo absolutamente otro, es Este es el plano auténticamente ético,
decir, con dios, la tempestad o la fiera. pues es el único que responde a lo que el
Esta es una relación de desigualdad, pues hombre realmente quiere ya que consiste
se da con aquello que está en otro plano en un tipo de relación que confirma al
del ser. La forma de relación que se gene- otro como no-cosa. Este tipo de recono-
ra es la piedad y su ámbito es la religión. cimiento es igualitario92 de ahí que no
Sobre la piedad apunta nuestro autor: consideremos al otro
“Por la piedad nos inclinamos tembloro- “como algo acotado, clasificado, dado de
una vez por todas y apto solamente para
85 SAVATER, Fernando, La tarea del héroe, op.cit,
determinado uso, sino como una disponi-
pág. 80.
86 SAVATER, Fernando, Invitación a la ética, op.cit, 89 Ibídem, pág. 32
pág. 31. 90 Ibídem, pág. 33
87 SAVATER, Fernando, El contenido de la felicidad, 91 Ibídem.
op.cit., pág. 32. 92 Pero, como dice Savater, ”en el sentido negati-
88 SAVATER, Fernando, Invitación a la ética, op.cit, vo de no admitir ninguna limitación originaria
pág.32. “natural”(La tarea del héroe, pág. 86)
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la Ley que a su letra”107. Los principios no todos los valores pueden darse juntos
morales son “la formulación del conteni- y siempre debemos elegir entre valores
do más general de la voluntad de va- que apreciamos por separado, de modo
lor”108, es decir, expresan lo que el hom- que “nuestra opción llevará así siempre el
bre quiere de la forma más amplia posible estigma de la alternativa omitida”112. Sava-
y Savater los resume así: ter añade, ─siguiendo en este caso la ley
de la compensación de Jung─ si no será el
“Respeto a la vida humana, considerar mal el que alimenta y fortifica al bien. El
siempre al ser racional como fin y nunca mal sería así “lo que da espesor y sombra
como medio, no identificar al hombre con al ideal ético, que sin él se desvanecería de
una sola de sus obras o actitudes, enten-
pura platitud”113 y la transgresión de la
der la relación social como colaboración
norma lo que “levanta acta de la existen-
creadora y protección mutua, no negarse
nunca a la reciprocidad de la comunica- cia de la ley y la defiende contra un cum-
ción con el otro, etc…”109. plimiento demasiado mecánico, «natural»,
que la disolviese en necesidad y coacción
En definitiva, los valores del hombre irresistible”114. De ahí que afirme nuestro
provienen de sus anhelos y se fundan en autor que del mal es de donde surge “la
sus apetitos, así, la gran pretensión del misión de confirmar lo humano”115.
ideal ético será la de “conciliar y estructu-
rar lo que vale para los diversos apeti- 6.- EL MÁS ALLÁ DE LA ÉTICA TRÁGICA
tos”110.
La ética tiene un límite, “la ética no lo
5.- EL MAL DESDE LA ÉTICA TRÁGICA puede todo, no lo penetra todo, quizá ni
siquiera aspire de veras a todo”116, de
La ética trágica no concibe el mal co- modo que existe un más allá de la ética,
mo algo subsistente por sí mismo y que abarca el humor, el amor, lo sagrado
opuesto al bien, tampoco concibe la exis- y la muerte.
tencia del malo, sino de lo malo. Lo malo
es “aquello que va contra el ideal éti- En su obra de juventud, La filosofía ta-
co”111. El malo es el que degrada el ideal chada, Savater ya se había planteado la
ético. Sin embargo, como afirma nuestro necesidad del humor en la tarea filosófica,
autor, no se puede identificar a nadie por como forma de enfrentarse al dogmatis-
uno o varios de sus actos. mo reinante. En Invitación a la ética retoma
de nuevo este concepto destacando esta
En cuanto a la existencia del mal, Sa- vez la necesidad del humor en la ética,
vater sigue el dictamen spinozista y decla- pues considera que uno de los peligros de
ra que el mal en sí mismo no existe. El esta disciplina es el de que se toma a sí
mal, dice, tiene que ver con la «incompa- misma demasiado en serio. Ahora bien, la
tibilidad de ciertas alternativas», es decir, risa que defiende Savater no es ni una risa
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pág. 146.
133 Abellán, José Luis, “Una ética trágico-heroica”
en ABC (25/9/1982)
134 Aunque añade, ─tan crítico como siempre con
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Esta tarea heroica se caracteriza, sobre proclama la visión del resentido, es decir,
todo, por reivindicar la plenitud indivi- rechaza la admiración y el reconocimien-
dual pues, como señala nuestro autor: to de la excelencia.
“nunca han sido «las masas» (…) las que
han provocado los grandes vuelcos libe- Sin abandonar del todo la vena anties-
radores, sino personalidades distingui- tatal y revolucionaria de su etapa de ju-
das”137. ventud sostiene en La tarea del héroe que la
aspiración máxima de la ética no es otra
El anhelo heroico por la independen- que la revolución, entendida como “la
cia conlleva no sólo la oposición a cual- promesa triunfal del fin de lo político”140.
quier autoridad externa sino también la Si la política ─como ya hemos dicho re-
oposición a imponer la propia autoridad petidas veces─ se mueve en el ámbito del
─la tiranía nunca es un objetivo heroi- reconocimiento del otro, es decir, de la
co─. Este es el motivo por el cual el administración de la violencia, y la ética se
héroe busque siempre compañeros y no mueve en el plano del reconocimiento en
súbditos y que necesite: el otro, o lo que es lo mismo, de la co-
municación racional, la obligación de la
“hombres libres para ser reconocido, ética es oponerse a la violencia y a la des-
acompañado y desafiado por ello, de aquí igualdad de poder. Así pues, la principal
que su más sincera intervención política, tarea de la ética será la de acometer una
paternalista a veces e impaciente casi
Revolución con mayúscula, una revolu-
siempre, consista en propulsar a sus con-
ción antitotalitaria que sea capaz de tras-
ciudadanos a la libertad”138.
cender el orden de la política, aboliendo
Ciertamente, lo más hermoso para el el poder separado, para terminar con la
héroe es la libertad y el afán ingenuo por distinción entre gobernantes y goberna-
liberar a los demás. Por eso, como obser- dos. Pues hasta ahora ─tal como apunta-
va el filósofo vasco, no conviene que el ba también Savater en el Panfleto─ las
héroe tenga una longevidad excesiva pues revoluciones sólo han servido para refor-
podría provocar que la imagen liberadora zar más la autoridad y la separación del
del héroe quedase esclerotizada y que el poder.
Liberador Nacional llegase a convertirse
Esta revolución antitotalitaria se basa
“en intransigente autócrata en nombre de
en las ideas del comunismo libertario y se
la propia liberación que en su día distri-
funda, por tanto, en la creencia según la
buyó generosamente”139.
cual las instituciones sociales dependen
Esta que acabamos de describir es la únicamente de la voluntad de los hom-
democracia ideal, pero existe otra varie- bres. Savater la define así
dad de democracia, contra la que nuestro
“La abolición de la separación instituida
autor arremete, que es deudora de la
entre gobernantes y gobernados; a la au-
mentalidad servil y que, en vez de pro- togestión radical y paritaria de la sociedad
clamar la confianza en lo sobresaliente, por todos sus miembros; a la desaparición
de toda delegación permanente de las
137 Ibídem.
138 Ibídem, pág. 127.
139 Ibídem, pág. 128. 140 Ibídem, pág. 157.
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