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LA ALBOLAFIA: REVISTA DE HUMANIDADES Y CULTURA MARTA NOGUEROLES JOVÉ

ISSN: 2386-2491
LA ÉTICA DEL HÉROE DE FERNANDO SAVATER

Marta Nogueroles Jové


Universidad Autónoma de Madrid

RESUMEN:
El presente artículo tiene como objeto exponer el pensamiento ético de Fernando Savater en
su etapa inicial, a partir de dos obras: La tarea del héroe e Invitación a la ética, ambas escritas
prácticamente al unísono. Con estas obras nuestro autor contribuyó a cimentar la conciencia
moral ciudadana de la España democrática que, a principios de los ochenta, todavía seguía
arrastrando algunos de los presupuestos del Estado nacional católico franquista.

ABSTRACT:
This article seeks to expose the ethical thought of Fernando Savater in its initial period, based
in two works: The Hero's Task and Invitation to ethics, both written almost at the same time.
These works of our author helped to establish the civic conscience of democratic Spain that, in
the early eighties, was still dragging some of the ballets of Catholic Franquist national State.

PALABRAS CLAVE: ética, trágica, héroe, mito, imaginación.


KEYWORDS: Ethics, Tragedy, Hero, Myth, Imagination.

En 1981 Fernando Savater publica La empeñosos crucigramas, palabras revuel-


tarea del héroe. Elementos para una ética trágica tas o tratados de urbanidad. Algunos se
(Premio Nacional de Ensayo) y un año instalan de golpe y porrazo en la teología
más tarde Invitación a la Ética (X Premio y nos informan más o menos veladamente
de las disposiciones legales que Dios ha
Anagrama de Ensayo). Ambas obras las
establecido para nosotros, sea según las
escribe casi al unísono ─aunque se publi-
tablas de la Ley o según la Ley misma es-
can con un año de diferencia─ cuando crita en nuestro corazón (…)”1.
ejerce de profesor de ética en la Facultad
de Filosofía de Zorroaga, por lo que se En estas obras se nos invita a superar
pueden considerar complementarias. En la concepción de la moral basada en la
ellas emprende la labor de fundamentar y pregunta kantiana “¿qué debo hacer?” ─que
revitalizar la ética pues, en esos años, en constituye la pregunta moral de los mora-
España, esta disciplina se encontraba en listas y puritanos─ y se nos ofrece, en su
una situación deplorable, tal como el lugar, una ética autónoma, basada en el
propio Savater manifiesta en el siguiente querer, ajena a lo transcendente y cuya
texto: pregunta fundamental se resume en ¿qué

“La mayoría de los libros de ética son 1 SAVATER, Fernando, Sobre vivir, Barcelona,
Ariel, 1983, pág. 13.

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quiero hacer? En este sentido la propuesta punto de partida la distinción entre bien y
savateriana es la de una ética trágica que mal, entre bueno y malo y esta distinción
persigue adecuarse a las necesidades una no es un punto de partida sino un resul-
sociedad democrática. Por ello no se tado.
ocupará de dogmas sino “de lo que alien-
ta al hombre” y sus principales funda- 2.- En segundo lugar, porque la ética
mentos serán la acción, el querer humano tradicional pretende enmendar el mundo
y el reconocimiento en el otro. He aquí la mientras que la ética trágica se propone
definición savateriana de ética: superar la “ilusión ética fundamental”, es
decir, se propone superar la creencia en
“Llamo ética a la convicción revoluciona- que finalmente el Bien triunfará sobre el
ria y a la vez tradicionalmente humana de mal y que llegará un momento en que la
que no todo vale por igual, de que hay ra- ética ya no será necesaria.
zones para preferir un tipo de actuación a
otros, de que esas razones surgen preci- 3.- En tercer lugar, porque la ética tra-
samente de un núcleo no trascendente, si-
dicional al postular el triunfo del Bien,
no inmanente al hombre y situado más
necesita un garante “aunque se presente
allá del ámbito que la pura razón cubre;
bajo la advocación de padre lacaniano o
llamo bien a lo que el hombre realmente
quiere, no a lo que simplemente debe o Necesidad Histórica”3 y este garante anu-
puede hacer, y pienso que lo quiere por- la la posibilidad de la ética. La ética trági-
que es el camino de la mayor fuerza y del ca, por el contrario, parte de “la muerte
triunfo de la libertad”2. de Dios”, es decir, es autónoma y ateoló-
gica pues no admite ninguna legitimación
1.- ¿POR QUÉ UNA ÉTICA TRÁGICA? trascendente de los valores supremos. Es
más, la ética trágica considera que cual-
Para Savater la ética tradicional, es de- quier garante, llámese Dios o cualquiera
cir, la que no toma en cuenta el carácter otra cosa, anula la misma posibilidad de la
trágico de la realidad, además de perma- ética.
necer anclada en una serie de presupues-
tos estériles, es irrelevante y dogmática. 4.- En cuarto lugar, porque la ética
De ahí que, siguiendo el dictamen de tradicional está empeñada en la cuestión
Nietzsche, insista en que lo trágico es del deber, en el paso del es al debe, mien-
una categoría insustituible, no sólo para tras que la tarea de la ética no es la de
orientar el pensamiento ético contem- fundar el deber sino la de “ilustrar el que-
poráneo sino para superar las grandes rer”.
limitaciones de la moral tradicional. De
este modo, frente a la ética tradicional 5.- En quinto lugar, porque la ética
propone una ética trágica arguyendo las tradicional se preocupa en exceso de es-
siguientes razones: tablecer normas, dogmas y códigos mo-
rales y la ética consiste fundamentalmente
1.- En primer lugar, porque la concep- en la recomendación del bien, de ahí que
ción tradicional de la moral toma como

2 SAVATER, Fernando, Invitación a la ética, Barce- 3 SAVATER, Fernando, La tarea del héroe, op.cit,
lona, Anagrama, 1982, pág. 10. pág. 25.

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no deba ocuparse de formular códigos o la vida”6 y, además, nos proponen un


normas. ejemplo de comprensión del mundo.

6.- Y por último, porque la ética tradi- El segundo elemento es el método na-
cional pretende arreglar al hombre o al rrativo. La filosofía narrativa es un méto-
mundo mientras que la ética trágica tiene do filosófico muy poco ortodoxo que
como finalidad valorar los comporta- tiene como fundamento el egoísmo, por
mientos, es decir, “interpretar valorati- consiguiente, es una filosofía de la subje-
vamente la acción”. tividad y de la acción. Por filosofía narra-
tiva Savater entiende un tipo de discurso
Resumiendo, así es como Savater de- filosófico “que cuenta la verdad del texto
fine la ética trágica: (…) pero también que cuenta de verdad su
texto, es decir, que lo inventa”7. En defi-
“Llamo trágica (…) a la postura ética que nitiva, es un tipo de discurso que concibe
no pretende resolver la antinomia desti-
la filosofía como un saber creativo8, en el
no/libertad (…) ni sustentar el inevitable
que cuenta el sujeto por encima del obje-
triunfo trascendente del Bien como senti-
to. De ahí que nuestro autor piense que
do de la ética (…) Se pretende ir más allá
de la antinomia, pero conservándola; más es un procedimiento mucho más sincero
allá del bien y del mal, pero sin superar es- que el utilizado por los filósofos científi-
ta dicotomía, buscando el origen indistin- cos, pues confiesa de antemano todas sus
to en que la distinción nace, origen en el limitaciones.
que descubrimos que jamás podrá darse el
triunfo definitivo de una de las polarida- El tercer elemento de la ética trágica es
des contrapuestas y que esto no sólo no la imaginación9. Para Savater esta facultad
invalida el sentido de la ética, sino que lo es indispensable para la vida: “Para lograr
funda”4. vivir hay que razonar, pero para querer vivir

Hay tres elementos que están ligados


necesariamente a la concepción trágica de
la ética. El primero de ellos es el mito.
Según nuestro autor la historia de la acti- 6 SAVATER, Fernando, La tarea del héroe, op.cit,
vidad del hombre, es decir, la historia del pág. 91.
7 Ibídem, pág. 213.
querer humano es, ante todo “algo que él 8 Savater afirma que la invención es la tarea espe-

cuenta y se cuenta”, es decir, un mito5. culativa por excelencia (El contenido de la felicidad,
Bajo la influencia de autores como Jung, pág. 52).
9 Recordemos la influencia que tuvo en nuestro
Joseph Campbell, Otto Rank, Mircea autor el Mayo del 68. “La imaginación al poder”
Eliade, entre otros, Savater reivindica el fue el lema fundamental de este movimiento. En
este sentido fue muy importante el influjo de
uso de los mitos ya que estos son “las autores como William Blake, para quien la imagi-
historias que simbolizan el significado de nación era un concepto básico. Como señala Luis
Racionero en Filosofías del underground: “La cos-
mología de Blake es una visión revolucionaria del
universo transformado a semejanza humana por
4 Ibídem, pág. 25. la imaginación creativa. No una visión de cómo
5 A mediados del siglo XX se produjo un gran están ordenadas las cosas, sino de las cosas tal
interés por la mitología impulsado por la obra de como podrían estar ordenadas. No una libertad
autores como Jung, Otto Rank, Mircea Eliade y dentro del orden, sino el mínimo orden de la
Joseph Capbmbell, entre otros. libertad”.

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es preciso imaginar”10. Por eso considera que, desesperada y delirantemente, que-


imprescindible que la ética potencie su remos, es decir, creemos merecer”14.
dimensión imaginativa y su ímpetu emo-
cional. En su opinión, la imaginación está 2.- EL HÉROE COMO MODELO ÉTICO
estrechamente unida a la acción11, a la
elaboración cultural del querer del hom- Estos tres elementos que acabamos de
bre, o lo que es lo mismo, a la creación de ver, los mitos, el método narrativo y la
los valores12 que no son otra cosa que imaginación, Savater los introduce de
figuraciones nuestras. Para Savater el forma magistral en La tarea del héroe, una
hecho de que la imaginación no haya obra bellísima y profundamente simbólica
tenido muy buena prensa en Occidente se que pretende ser, ante todo, un estímulo
debe sobre todo al influjo de Platón, para ético para el ciudadano de una sociedad
quien solo tenían validez las tareas de democrática.
pneuma. Y también, al hecho de que la
religión y el poder no hayan visto con El héroe, arquetipo por excelencia de
buenos ojos a la imaginación. La religión, la mitología moderna, es el protagonista
por creerse la dueña exclusiva de lo im- de la ética trágica savateriana. El hecho de
probable y el poder por la vinculación de que nuestro autor recurra a la figura del
la imaginación con la libertad, pues es héroe15 para desarrollar su pensamiento
precisamente a través de la vía imaginati- ético se debe a que considera que la sabi-
va, de la vía ideal, como tomamos con- duría ha ido perdiendo progresivamente
ciencia de nuestra libertad13: su lado épico, es decir, su relación con lo
ético y lo sagrado, lo cual ha sido un gra-
“Es la imaginación lo que nos recuerda ve error.
aquello de que somos capaces y todo lo
La tarea del héroe, al pertenecer al
ámbito épico, no puede ser conceptuali-
10 SAVATER, Fernando, Instrucciones para olvidar el zada con rigor científico, de modo que
“Quijote” y otros ensayos generales, Madrid, Taurus, sólo puede ser descrita de modo narrati-
1985, pág. 11.
11 No es extraño que la segunda parte de La tarea vo, de ahí que frente a la ética académica
del héroe se titule precisamente “Del imaginar” y Savater nos proponga una ética narrati-
que sea en esta segunda parte donde nuestro autor
recurra a la figura mítica del héroe para explicar-
va16. Por ética narrativa entiende la que
nos su concepción del ideal ético.
12 Para Savater “no admitir el carácter simulado, 14 SAVATER, Fernando, Invitación a la ética, op.cit,
fingido, inventado, ideal de los conceptos más pág. 127.
fundamentales y los valores más sagrados descali- 15 En esta elección del mito del héroe como refe-

fica cualquier proceso teórico” (El contenido de la rente moral no solo se hace patente la influencia
felicidad , pág. 55). de autores como Jung, Otto Rank o Joseph
13 Esta vinculación explica, por otra parte, la au- Campbell, entre otros, sino también encontramos
sencia de literatura fantástica durante la dictadura de nuevo la huella de Nietzsche. Recordemos que
franquista, como nos recuerdan Haro Ibars E. y el filósofo alemán dejó dicho que partir de “la
Arenas M-A, “La ciencia-ficción, a la conquista de muerte de Dios” la existencia humana cobra un
lo imaginario”, en Triunfo, nº 765, 1977: “No nos carácter heroico y de aventura. Así Savater, en
parece casual que este resurgir de la ciencia- consonancia con Nietzsche, asegura que “el indi-
ficción como género popular haya llegado coinci- viduo contemporáneo se aposenta en la reflexión
diendo con la liberalización formal del régimen ética de modo heroico” (SAVATER, Fernando,
político español. En una dictadura, la fantasía –o, El contenido de la felicidad, op.cit, pág. 76).
al menos, la fantasía especulativa– está casi prohi- 16 Como sostiene Miguel Morey en Psiquemáquinas,

bida, y se persigue a la imaginación”. una ética narrativa es la que está más del lado de la

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confía “en que la acción humana está Savater reivindica la figura del héroe22
abierta a lo posible tanto como condicio- como símbolo ético por los motivos si-
nada por lo necesario”17, la que sostiene guientes:
“la creencia mítica en que la sensibilidad
(o sensualidad) y la racionalidad humanas 1.- En primer lugar porque, en su opi-
bastan para fundar, mantener y transfor- nión, la ética pertenece al orden épico ─ya
mar los valores y normas que regulan la que trata de la acción─ y el que reúne
vida de los hombres”18 y la que se obstina todas las características de la acción es el
“en defender lo que exalta jubilosamente héroe, pues “cuando actuamos de veras
al hombre y le hace sentirse más firme y como sujetos, no como simples objetos
más libre”19. El protagonista de la ética circunstanciales”23estamos adoptando la
narrativa, es decir, el héroe, no es el típico perspectiva del héroe.
héroe de la modernidad que tiene asumi-
da su derrota, sino el héroe de la narra- 2.- En segundo lugar, porque la ética
ción mítica, el que, como apunta Félix de se ocupa del querer humano, y “el ideal del
Azúa: héroe es el de una voluntad a la vez escla-
recida y triunfante, una voluntad que sa-
“no tiene la menor duda sobre el éxito de be, quiere y puede, una elección a la vez
su empresa, no ve la más mínima sombra legítima y eficaz”24.
de negatividad, y no la ve porque no está
aplicando sus conocimientos técnicos y 3.- En tercer lugar, porque “la ética
científicos, sino un valor que se sitúa en busca ante todo la fuerza”25 y el héroe, en
“el origen genealógico de la moral”20. todas las tradiciones, siempre ha sido el
más fuerte. Por fuerza no debemos en-
Hay que hacer notar que el héroe le in-
tender la fuerza física sino “no retroceder
teresa a Savater desde el punto de vista de ante lo que debe y puede ser hecho, no
su importancia ética y utiliza esta figura someterse a lo que le es extraño e injus-
como un símbolo moral, como la encar- tamente hostil, no querer ensalzarse con
nación del ideal ético. De ahí que no con- la humillación del otro, renunciar a todo
sidere al héroe simplemente como un
el botín de la victoria con triunfal alegría,
hombre digno de aprecio, sino como “un conceder la paridad de la nobleza a quien
ideal de conducta libre, la mejor perspec- ya no la espera, a quien aún no la mere-
tiva desde la que considerar la acción
ce”26.
justificada”21.

22 Es conveniente señalar que para Savater la ética


jurisprudencia y menos del código, más cerca del es, ante todo, una cuestión privada y no un com-
ejemplo y menos del principio. portamiento público que tenga que “ser sometido
17 SAVATER, Fernando, La tarea del héroe, op.cit, a refrendo o careo ante usos, pudores y prejuicios
pág. 112. establecidos”. Y es a partir de esta constatación
18 Ibídem. donde, a su parecer, cobra relevancia ética la
19 Ibídem. figura del héroe.
20 De AZÚA, Félix, “El héroe que todo lo apren- 23 SAVATER Fernando, A decir verdad, op.cit, pág.

dió en los libros” en Araucaria. Revista Iberoamerica- 22.


na de Filoso-fía, Política y Humanidades, Nº 17, Mayo 24 SAVATER, Fernando, El contenido de la felicidad,

de 2007. op.cit, pág.73.


21 SAVATER, Fernando, El contenido de la felicidad, 25 Ibidem.

op.cit, pág. 72. 26 Ibídem, pág. 74.

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4.- En cuarto lugar porque, como dice moral, sino que se descubre y se elige a sí
Savater, toda ética que no quiera caer en mismo, se atreve a ser plenamente lo que
el dogmatismo es trágica y el héroe es el ya es32, se guía pues, como apunta nuestro
ser trágico por excelencia, pues nunca re- autor, por el oráculo délfico «Llega a ser
nuncia a actuar, a pesar de que su intento lo que eres».
de arreglar el mundo resulte vano e inge-
nuo. b) El rechazo del héroe al papel fiscal de
la conciencia. Esto significa que el héroe no
5.- Y, en definitiva, porque “los ejem- participa en “el control ideológico de la con-
plos heroicos inspiran nuestra acción y la ducta ajena” porque sabe perfectamente
posibilitan”27 y gracias al modelo heroico que la reflexión ética pertenece al ámbito
“comprobamos vivamente que es preciso privado :
ser más que hombre para lograr ser al menos
hombre cumplido”28. “Como es activo no juzga al vecino, sino
que decide su conducta propia; por decir-
Savater señala cuatro características del lo en terminología nietzscheana, es activo
héroe que tienen que ver con la condición y no reactivo, es decir, no conoce el resen-
timiento, que es la forma enfermiza en
trágica de la ética. Estas características
que los débiles traban contrahecha per-
son:
cepción de la libertad”33.

a) El carácter autofundante de la deci-


c) El carácter modélico y ejemplar34 del
sión heroica. Es decir, el héroe se caracte-
héroe. Como dice Savater “el héroe no
riza por fundarse y sostenerse a sí mismo
reprende ni censura ni castiga, no practica
y no necesita ningún apoyo trascendente.
las habituales formas de pedagogía puri-
Lo que sí se da en el héroe es una fideli-
tana, pero, a su modo –por su propia
dad a la memoria y al propio origen de
virtud triunfante–, enseña más que na-
modo que “cuando llega el momento
die”35. Es decir, “el héroe es la tentación de la
conflictivo se dice a sí mismo: «!Acuérda-
excelencia” y con su conducta modélica
te de quien eres!»”29 y en este sentido se
seduce a la práctica de la virtud a cuantos
puede decir que “el héroe se sostiene, se
le rodean.
funda, se define y se pierde por su carác-
ter”30 y como apunta Savater “el carácter 32 Observemos la gran similitud entre la definición
no es lo que queremos, sino la vía que va orteguiana del héroe y la de Savater: “Porque ser
a seguir el querer a través de cada uno de héroe consiste en ser uno, uno mismo. Si nos
resistimos a que la herencia, a que lo circunstante
nosotros”31. Por otro lado, el héroe se nos impongan unas acciones determinadas, es que
funda a sí mismo porque no se obsesiona buscamos asentar en nosotros, y sólo en nosotros,
por la correcta aplicación de la norma el origen de nuestros actos. Cuando el héroe
quiere, no son los antepasados en él o los usos del
presente quienes quieren, sino él mismo. Y este
querer ser él mismo es la heroicidad” (Meditaciones
27SAVATER, Fernando, La tarea del héroe, op.cit, del Quijote).
pág. 113. 33 SAVATER, Fernando, El contenido de la felicidad,
28 SAVATER, Fernando, Invitación a la ética, op.cit, op.cit, pág. 82.
pág. 60. 34 Savater, cuando señala esta característica del
29 SAVATER, Fernando, El contenido de la felicidad, héroe está pensando en el spoudaios aristotélico, es
op.cit, pág. 77. decir, un individuo ejemplar.
30 Ibídem, pág. 74. 35 SAVATER, Fernando, El contenido de la felicidad,
31 Ibídem. op.cit, pág. 83.

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d) Y, por último, el talante jubiloso del Efectivamente, vivimos en un mundo


empeño heroico. Es decir, los héroes se que además de no reconocer el heroísmo
ríen siempre, “se ríen de lo necesario, se se complace de su derrota y esto es muy
ríen hasta en su desventura y en su des- negativo, pues tiene como resultado un
consuelo. Juegan sin cesar, porque están desprecio hacia la ética y hacia lo indivi-
verdaderamente, humanamente, sanos”36. dual en favor de los mecanismos colecti-
Por eso “la verdad del héroe es su risa, la vos de orientación. Aunque los héroes
alegría que brota de la gran seriedad de lo siguen existiendo ─en la novela, el cine,
irremediable momentáneamente venci- deporte, etc.─ en círculos más exigentes
da”37. únicamente se tolera al héroe vencido.
Esta situación es producto del “materna-
A estas características del héroe Sava- lismo=materialismo” que domina hoy día
ter añade, además, su vinculación con lo y que pone más interés en el éxito de los
sagrado y su carácter frágil: resultados. Ahora bien, como señala Sa-
vater, esto también tiene su lado positivo,
Sobre la vinculación del héroe con lo porque el héroe desacreditado completa
sagrado38 nos dice que le viene del hecho la imagen de la invulnerabilidad heroica.
de que el hombre no nace siervo pues no Es decir, mientras que el héroe “matador
ha venido al mundo para servir ni a nada de dragones” corre el peligro de caer en la
ni a nadie. El héroe es, pues, el paradigma inflexibilidad y en la dureza de corazón,
de quien logra emanciparse del espíritu este héroe frustado de hoy día se hace
servil y representa la “lucha contra la ins- portavoz de la humanitas y “desde su fragi-
trumentalidad del hombre, contra su re- lidad clama por el diálogo fraterno y la
ducción a lo utilitario e intercambiable”39. piedad que nada desdeña”41. Para nuestro
autor la decadencia del héroe puede muy
Pero el héroe tiene además un carácter bien ser la última faceta de la empresa
frágil, que tiene que ver con el recelo que heroica de modo que “abrirnos de par en
se produce hacia el heroísmo a partir de par a ella constituirá el último regalo de la
la modernidad: virtud”42.
“nuestra modernidad nace bajo el signo
Además de todas estas características
de un héroe delirante y ridiculizado ─Don
que acabamos de ver, el héroe se define
Quijote─ y va acumulando sarcasmos y
recelos sobre el heroísmo hasta que poco
por dos rasgos esenciales: en primer lugar
a poco sólo queda la convicción de su fra- por la virtud ─“Héroe es quien logra
caso inevitable”40. ejemplificar con su acción la virtud como
fuerza y excelencia”43─ y en segundo
lugar por ser quien quiere y puede. Veámos-
los con más de detalle:
36 Ibídem, pág. 86.
37 Ibídem, pág. 87. Savater nos recuerda algo que dice
38 Savater se refiere a lo sagrado, como ya hemos
Agnes Heller y es que en los relatos
indicado en otra ocasión, en un sentido nada
eclesial y en la línea de Bataille.
39 Ibídem, pág. 129. 41 Ibídem.
40 SAVATER, Fernando, La tarea del héroe, op.cit, 42 Ibídem, pág. 135.
pág. 132. 43 Ibídem, pág. 111.

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siempre preferimos identificarnos con el ced a lo que nos desmiente”50. Porque la


personaje virtuoso, es decir, con el héroe. virtud no es otra cosa que “la manera de
Pese a todo, nuestro autor se lamenta de vencer compatible conmigo mismo, la
que en la época contemporánea se acepte acción más eficaz y juntamente la que
sin escándalo “que la virtud pueda ser el mejor responde a lo que yo intrínseca-
comportamiento impotente y derrota- mente quiero y soy”51. De ahí que, si-
do”44, algo que no ocurría entre los clási- guiendo a Nietzsche52, nuestro autor se-
cos45. Esta actitud provoca una glorifica- ñale que cada uno deba encontrar y asu-
ción de la derrota, “una sabiduría práctica mir las virtudes que le vayan mejor. El
antivirtuosa, que aconseja con cínica dis- virtuoso, así, destaca no sólo por el ardor
creción la renuncia a la virtud”46. Por eso con que afronta los problemas sino tam-
nuestro autor piensa que es necesario bién por su capacidad de inventar, por lo
reivindicar la forma de ver las cosas que que la virtud debe ser definida “de acuer-
adopta el héroe, para quien la virtud es do con la práctica del virtuoso y no a éste
“la exaltación gloriosa y el dominio de la por su adecuación a un código predeter-
adversidad”47. Además, frente a la “iner- minado”53.
cia viciosa del mundo”, el héroe no solo
practica la virtud sino que “prueba que la Bajo el dictamen de Roger Callois,
virtud es la acción triunfalmente más Savater reconoce que existen virtudes que
eficaz”48. Y así como para la mayoría de son admitidas en la mayoría de los códi-
los hombres las virtudes son algo impues- gos morales pues, es raro encontrar algu-
to, para el héroe, que representa la rein- na cultura que “repruebe el coraje, la leal-
vención personalizada de la norma, “la tad, la inteligencia, el desinterés”54. Esto
virtud surge de su propia naturaleza, co- le lleva a pensar que existen dos virtudes
mo una exigencia de su plenitud y no básicas sin las cuales no es posible la éti-
como una imposición exterior”49. ca, como son el valor o coraje y la generosi-
dad. Tanto el valor como la generosidad
Pero, como asegura Savater, no toda son dos virtudes relacionadas a su vez
forma de triunfar es válida, pues hay que con la nobleza y todas las demás provie-
tener presente, por un lado, lo que uno nen de éstas.
realmente quiere y, por el otro, que la
victoria se debe conseguir con medios Nuestro autor hace especial hincapié
compatibles con uno mismo pues “no es en la importancia del valor como virtud a
verdadero triunfo aquel conseguido mer- la que denomina voluntad de valor. Frente a

44 SAVATER, Fernando, Invitación a la ética, op.cit, 50 SAVATER, Fernando, Invitación a la ética, op.cit,
pág. 70. pág. 71.
45 Como señala Savater virtud “proviene etimoló- 51 Ibídem.

gicamente de vir, fuerza, arrojo viril, y todavía en 52 “Una virtud debe ser una invención nuestra,

el Renacimiento (por ejemplo en Maquiavelo) virtú una defensa y una necesidad personal nuestra; en
tiene que ver más con el denuedo y la intrepidez todo otro caso será simplemente un peligro. Lo
que saben hacerse con el triunfo que con la pía que no es una condición de nuestra vida la perju-
disposición de respetar determinados preceptos dica”. (Texto de El Anticristo citado por Savater en
de moderación” (Invitación a la ética, pág 70). Invitación a la ética, pág. 72).
46 Ibídem, pág. 112. 53 SAVATER, Fernando, El contenido de la felicidad,
47 Ibídem, pág. 71. op.cit, pág. 79.
48 Ibídem, pág. 112. 54 SAVATER, Fernando, Invitación a la ética, op.cit,
49 Ibídem, pág. 113. pág. 74.

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la disparidad de contenidos morales, la Padre60. La segunda, la humanidad, acepta


voluntad de valor constituye el punto de “la carnalidad humana, el cuerpo y sus
origen de cualquier reflexión ética, por lo limitaciones, la realidad inabrogable del
que “todo comportamiento éticamente sufrimiento, la trama de azar y ternura
orientado parte de ella”55. Veamos por que nos forma, la calidez de los senti-
qué: mientos, la presencia recurrente del fraca-
so junto a todo éxito”61 y es la virtud que
a) Porque nuestras acciones no son el caracteriza a la Madre62. Ambas virtudes,
resultado de condicionamientos irreme- como añade Savater, se funden en una no
diables, sino que provienen de una deci- menos importante: la solidaridad, que es
sión eficaz por parte de “una intimidad “la más alta realización del ideal ético a
que se autodetermina”. Es decir, la volun- que puede aspirarse comunitariamente”63.
tad de valor rechaza la necesidad, la ima-
gen de un mundo que es irremediable- Otro aspecto de la virtud que nuestro
mente lo que es. autor quiere destacar es su dinamismo.
Para Savater, que en este caso sigue a
b) Porque para la voluntad de valor no Aristoteles64, la virtud siempre se aprende
todo vale pues no es indiferente optar por de ejemplos vivos65, de aquellos que nos
una acción u otra: “lo que vale para el rodean, de ahí la importancia que tienen
hombre no es sino lo que él quiere”56. los ejemplos heroicos pues “cuando ac-
tuamos, siempre adoptamos en cierto
c) Porque la conducta preferible puede modo el punto de vista del héroe y nada
ser justificada racionalmente, es decir, lograríamos hacer si no fuera así”66.
querer la virtud es querer “un algo mejor
que los otros «algos» posibles”57. De este Además de la virtud, otro rasgo que
modo “la voluntad de valor es un propó- caracteriza al héroe es el ser quien quiere y
sito activo de excelencia”58. puede. Como nos dice el filósofo vasco lo
fácil es ser derrotado, es querer y no po-
Al valor y a la generosidad le siguen, der, mientras que “lo difícil es triunfar,
en la escala moral, dos virtudes complejas
e interrelacionadas ─pues una le sirve de
límite a la otra─ como son la dignidad y la 60 Savater se refiere aquí al Padre como arquetipo.
humanidad. En la primera se afirma “la 61 SAVATER, Fernando, Invitación a la ética, op.cit,
autodeterminación del querer humano, pág. 77.
62 SAVATER se refiere aquí a la Madre como
no sometido a ninguna restricción ni ser- arquetipo.
vidumbre”59. Desde el punto de vista 63 SAVATER, Fernando, Invitación a la ética, op.cit,

simbólico es la virtud que caracteriza al pág. 78.


64 Savater nos recuerda que Aristóteles insiste en

que las virtudes no pueden ser definidas ni apren-


didas abstractamente sino que han de ser imitadas
de la conducta del hombre excelente, el spoudaios.
55 SAVATER, Fernando, Invitación a la ética, op.cit, 65 No es de extrañar la insistencia de Savater en

pág. 55. las bondades de la literatura «ingénua» -tema en el


56 Ibídem, pág. 63. que no vamos a entrar pues ya ha sido tratado en
57 Ibídem, pág. 55. un capítulo anterior- ya que este tipo de literatura
58 Ibídem. nos muestra “estampas de excelencia”.
59 SAVATER, Fernando, Invitación a la ética, op.cit, 66 SAVATER, Fernando, La tarea del héroe, op.cit,

pág. 76. pág. 113.

75
LA ALBOLAFIA: REVISTA DE HUMANIDADES Y CULTURA MARTA NOGUEROLES JOVÉ

querer y poder”67 porque cuando vence- a la fatalidad o al azar. Ahora bien, la


mos, estamos reconociendo nuestra in- acción humana y su voluntad transfor-
dependencia de lo necesario y nuestro madora se encuentran con la resistencia
parentesco con los dioses. Pese a todo, la que ofrece la realidad, porque las cosas
actividad victoriosa, no es incompatible que pueblan el mundo “insisten en per-
con “la lúcida visión de nuestra condición manecer idénticas a sí mismas”72 y el
menesterosa”68. hombre, para probar que él no es una
cosa, se ve forzado a hacerle fuerza al
3.- LOS FUNDAMENTOS DE LA ÉTICA mundo, a deshacer las cosas: “somos lo que
TRÁGICA no deja en paz a las cosas”73. De ahí que
la esencia de la acción sea trágica. Pero
La ética trágica savateriana tiene tres veamos esta cuestión con un poco más de
fundamentos principales: la acción, la detalle:
voluntad y el reconocimiento en el otro.
Lo que hacemos “se instala frente a
La reflexión ética debe partir siempre nosotros como un producto”74 mientras
de la acción humana69 por lo cual el pri- que lo que somos “se subleva contra todo
mer fundamento de la ética trágica no producto”75. Este producto es identidad
puede ser otro que la acción. Nuestro consigo mismo, es cosa. El hombre va
autor ─al igual que el antropólogo Ar- trazando su camino a través de estas
nold Gehlen─ define al hombre como el identidades, que son su obstáculo. Pero
ser que actúa, de ahí que la ética sea “un ocurre que estas identidades nunca le
intento racional de dar un sentido totali- satisfacen, le son siempre imperfectas e
zador a las acciones humanas”70. Hasta tal insuficientes: “ninguna identidad le basta al
punto es importante la acción en el pen- yo, porque ama más su posibilidad que sus pro-
samiento savateriano que sin acción no ductos”76. Es decir, en las obras lo posible
puede haber ética. adopta el rostro de lo necesario y esto
choca con nuestra subjetividad que es
Para Savater “la acción debe ser con- libertad y posibilidad. En este sentido
siderada libre sin remedio, porque en caso nuestro egoísmo77 se propone una identi-
contrario no sería acción sino pasividad”71, de- dad ideal y perfecta, pero se siente desga-
cir, pues, que el hombre es activo es decir rrado entre el ansia de alcanzarla y su
que el hombre es libre y que, en conse- pasión por conservar abierta la posibili-
cuencia, no está absolutamente sometido dad, es decir, la libertad. Efectivamente,
el egoísmo no puede renunciar al cum-
plimiento de la perfección pero tampoco
67 Ibídem.
68 Ibídem, pág. 114.
69Al hablar de la tragedia hemos visto como para 72 SAVATER, Fernando, Invitación a la ética, op.cit,
Aristóteles tragedia y acción van íntimamente pág. 16.
unidas. No es de extrañar, pues, que una ética 73 Ibídem, pág. 16.

como la savateriana, que parte de la visión trágica 74 Ibídem, pág. 17.

de la realidad, tenga a la acción humana como su 75 Ibídem.

principio fundamental. 76 Ibídem, pág. 19.


70 SAVATER, Fernando, Shopenhauer, la abolición 77 Por egoísmo Savater entiende el quererse del

del egoísmo, Barcelona, Montesinos, 1986, pág. 11. querer, el amor del yo por lo posible. Es decir, el
71 SAVATER, Fernando, La tarea del héroe, op.cit, egoísmo es la fe de la subjetividad en su propia
pág. 58. infinitud.

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LA ALBOLAFIA: REVISTA DE HUMANIDADES Y CULTURA MARTA NOGUEROLES JOVÉ

puede dejar de sentir la identidad perfecta De este modo, mientras la ética tradi-
como una amenaza de cosificación. Y en cional se apoya en la pregunta ¿qué debo
esto consiste, según Savater, la raíz trágica hacer? Savater considera indispensable
de lo humano. “retrotraer la cuestión a «qué quiero
ser?»”81. De ahí que solo existan dos pre-
Acabamos de ver cómo el hombre es guntas que interesen de verdad a la re-
un ser activo, un ser que actúa. Teniendo flexión ética: la primera, ¿qué quieren los
en cuenta que “el sujeto que afirma la hombres?; y, la segunda, ¿cómo pueden actuar
acción como principio es fundamental- de acuerdo con su querer? Para responder a la
mente deseante”78 el segundo fundamen- primera Savater se apoya en el conatus de
to de la ética trágica no puede ser otro Spinoza:
que la voluntad.
“Lo que todo ente quiere, lo sabemos
Es decir, el hombre activo es el hom- desde el propio Spinoza, es perseverar en
bre que quiere y la acción se funda en el su ser y aumentar al máximo su perfec-
querer humano porque, como asegura ción y eficacia”82.
Savater,
Esta cuestión, aplicada a la ética, signi-
“fuera de ese querer no podemos hallar fica que lo primero que el hombre quiere
más que fundamentos heterónomos para es perseverar en el ser de lo humano, o lo
la opción moral, trascendencia o revela- que es lo mismo, el hombre quiere no ser
ción, lo que Spinoza llamaría supersticio- cosa, no ser un objeto. Lo que de verdad
nes”79. quiere el hombre es ser sujeto y “lo pro-
pio de los sujetos es abrirse y buscar en la
Al afirmar que la acción se funda en el asimilación de lo no idéntico la propia y
querer o, lo que es igual, al afirmar que el móvil identidad”83.
sujeto consiste en su querer, Savater está
afirmando que el querer es anterior al ser. La segunda gran pregunta de la ética la
En la misma línea que algunos autores responde Savater con la idea del recono-
como Schelling, Schopenhauer, Nietzs- cimiento84, que como ya hemos dicho, es
che, Stirner, Kierkegaard, Otto Rank, etc., el tercer fundamento de la ética trágica. Si
asegura que el núcleo de la subjetividad recordamos, lo que el hombre quiere es
no es el «cogito ergo sum» cartesiano sino el reconocerse como no-cosa, quiere un re-
«volo ergo sum»: conocimiento de su abierta totalidad
creadora, pero para alcanzar este recono-
“Quiero luego soy porque no quiero pri- cimiento necesita:
mordialmente más que ser y soy mi querer
y soy lo que quiero; consisto en mi que-
“proponerse como objeto otra apetencia
rer”80. infinita, es decir, otro querer, otra no-

81 SAVATER, Fernando, El contenido de la felicidad,


78 SAVATER, Fernando, Invitación a la ética, op.cit, op.cit, pág. 30.
pág. 23. 82 SAVATER, Fernando, Invitación a la ética, op.cit,
79 SAVATER, Fernando, El contenido de la felicidad, pág. 28.
op.cit, pág. 28. 83 SAVATER, Fernando, El contenido de la felicidad,
80 SAVATER, Fernando, Invitación a la ética, op.cit, op.cit, pág. 31.
pág. 24. 84 Esta idea es de clara inspiración hegeliana.

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identidad que no sea lo que es y sea lo que sos ante algo que no tiene nuestra escala
no es, como yo mismo”85. ni se mide por nuestros propósitos, algo
que juntamente nos acoge y requiere
Efectivamente, el hombre necesita ser nuestra protección, algo de lo que nos
reconocido por otro sujeto, al que, a su viene un vigor incorruptible y también la
vez, reconozca como tal. El reconoci- certeza de nuestra fragilidad esencial, aza-
miento es así la posibilidad de una rela- rosa y aniquilable”89.
ción recíproca y reversible. Pero para que
2.- La relación con el otro en el enfrentamien-
pueda darse hace falta instituir una co-
to, es decir, el reconocimiento del otro y
munidad social en la cual “la voluntad de
no en el otro. Se trata de una relación vio-
reconocimiento y la autodeterminación
lenta y su ámbito es la política. Este re-
humanas hayan encontrado una adecuada
conocimiento del otro se puede dar, o
institucionalización”86. Savater define el
bien de arriba abajo, es decir “reconoci-
reconocimiento siguiendo, en este caso, a
miento de la sumisión del otro, de su
Kant:
derrota y de las posibilidades instrumen-
“consiste en tratar a los otros seres racio- tales de su bajeza como herramienta ani-
nales como fines en sí mismos, con el re- mada”90; o bien de abajo arriba: “recono-
sultado de poder considerarme yo mismo cimiento del valor del otro, de su fuerza y
también fin, no instrumento, no cosa”87. su dominio, de su derecho incontestable a
ser obedecido y a imponer las normas”91.
Existen, según nuestro autor, varios En ambos casos, se trata de un recono-
planos de reconocimiento, o lo que es lo cimiento jerárquico en el que la desigual-
mismo, existen tres tipos de relación con dad es de rigor y la reciprocidad de pres-
el otro o con lo otro, que están graduados taciones asimétrica. Así pues este tipo de
según “una creciente reciprocidad y una reconocimiento no responde a la confir-
mayor igualación de los sujetos relaciona- mación del yo como totalidad abierta.
dos”88:
3. El reconocimiento en el otro y no solo del otro.
1.- La relación con lo absolutamente otro, es Este es el plano auténticamente ético,
decir, con dios, la tempestad o la fiera. pues es el único que responde a lo que el
Esta es una relación de desigualdad, pues hombre realmente quiere ya que consiste
se da con aquello que está en otro plano en un tipo de relación que confirma al
del ser. La forma de relación que se gene- otro como no-cosa. Este tipo de recono-
ra es la piedad y su ámbito es la religión. cimiento es igualitario92 de ahí que no
Sobre la piedad apunta nuestro autor: consideremos al otro

“Por la piedad nos inclinamos tembloro- “como algo acotado, clasificado, dado de
una vez por todas y apto solamente para
85 SAVATER, Fernando, La tarea del héroe, op.cit,
determinado uso, sino como una disponi-
pág. 80.
86 SAVATER, Fernando, Invitación a la ética, op.cit, 89 Ibídem, pág. 32
pág. 31. 90 Ibídem, pág. 33
87 SAVATER, Fernando, El contenido de la felicidad, 91 Ibídem.

op.cit., pág. 32. 92 Pero, como dice Savater, ”en el sentido negati-
88 SAVATER, Fernando, Invitación a la ética, op.cit, vo de no admitir ninguna limitación originaria
pág.32. “natural”(La tarea del héroe, pág. 86)

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bilidad sin medida, como una capacidad Si recordamos, el contenido específico


creadora que transgrede y metamorfosea del querer humano es el reconocimiento en el
toda forma, con sublime espontaneidad y otro, pues gracias a este reconocimiento el
más allá de todo cálculo: la aceptación de hombre confirma su alma, confirma su
su libertad respecto a mí proporciona una
no instrumentalidad. Este querer no es un
base inatacable de mi propia libertad”93.
querer entre otros sino que constituye la
entraña misma del querer del hombre y
Este tipo de relación con el otro nace,
de él proviene toda la cultura humana. La
como apunta Savater, de un egoísmo
voluntad de valor no es otra cosa que “la
lúcido y consecuente. Lo que reconozco
posibilidad subjetiva de realizar cada cual
en el otro es su humanidad y la forma de
ese querer en el ámbito de las relaciones
relación ya no es el enfrentamiento sino
con los otros hombres”95.
la comunicación racional, que es el tipo
de comunicación que adopta la relación
Como apunta Savater, la voluntad de
ética:
valor es universal, aunque es cierto que se
desarrolla de forma distinta dependiendo
“Mantener una relación ética con los
otros es estar siempre dispuesto a conce- de las culturas y según los individuos,
derles la palabra y a poner en palabras lo dado que existen muchos factores que
que exigimos de ellos, lo que les ofrece- influyen en ella tales como la educación,
mos o lo que les reprochamos”94. la coerción social, los mitos aceptados
por cada comunidad, el carácter de cada
En resumen, el reconocimiento en el cual, etc. La voluntad de valor viene a
otro constituye la base de la comunidad significar, pues, el descubrimiento de la
pues, como señala Savater, para que este Ley y ésta, a su vez, es el descubrimiento
reconocimiento sea de verdad ético tiene de la libertad puesto que es la posibilidad
que pertenecer al orden de la acción y del descubrimiento del Bien y del Mal.
funcionar como cooperación y solidari- Efectivamente, cuando el hombre se nie-
dad. De este modo la máxima pretensión ga a doblegarse a la necesidad para asumir
del proyecto ético savateriano sería la su propia Ley96 está ejerciendo la «volun-
sustitución del reconocimiento del otro por tad moral» o «voluntad de valor». Y quien
el reconocimiento en el otro. asume su propia ley no es otro que el
héroe. Así pues, frente a la formalidad del
4.- LA VOLUNTAD DE VALOR COMO ORI- imperativo categórico nuestro autor pre-
GEN DEL DEBER MORAL fiere la conducta heroica porque “es en el
héroe donde la vocación ética se regene-
Para Savater el punto de origen de la ra, en el héroe que es la virtud en mar-
razón moral es la voluntad de valor. Con cha”97.
esta afirmación resuelve uno de los pro-
blemas éticos más debatidos, es decir, la En resumen, se podría decir que la vo-
cuestión de si los imperativos morales luntad de valor consiste en “rechazar la
son hipotéticos o categóricos. 95 Ibídem, pág. 56.
96 Savater señala que la voluntad de valor es lo que
93La tarea del héroe, pág. 85. Kant denominó buena voluntad.
94SAVATER, Fernando, Invitación a la ética, op.cit, 97SAVATER, Fernando, Invitación a la ética, op.cit,

pág. 36. pág. 60.

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imagen de un mundo que es irremedia- mente ético es la pretensión de armonizar


blemente lo que es”98, o lo que es lo todo lo que para el hombre vale”102. La
mismo, en no dejarse llevar por las leyes ética es así un esfuerzo creador que con-
tanto físicas como psíquicas, económicas, siste en “poetizar la vida, y transformarla
etc. De ahí que para Savater la indiferen- en obra de arte, en artificio”103.
cia99 sea la postura más opuesta que existe
al punto de vista ético, pues la voluntad Sin embargo, como afirma Savater, la
de valor reclama, precisamente, lo contra- armonización ética nunca se verá del todo
rio, es decir, la diferencia. En definitiva, realizada, de ahí la condición trágica del
cabe decir que para la voluntad de valor hombre. En este sentido el proyecto ético
no todo vale. Como precisa Savater, lo que savateriano pretende “llegar a saber lo
vale para el hombre es aquello que quiere. que el hombre quiere para en tal querer
Y aquello que el hombre quiere es, en enraizar su posibilidad”104. Es decir, el
primer lugar, ser; en, segundo lugar, re- hombre, podrá llegar a saber aproxima-
afirmarse en el ser y, finalmente, ser una damente lo que quiere, pero lo que nunca
totalidad abierta a lo posible. En este podrá saber del todo es lo que puede.
sentido lo valioso para el hombre sería Esto que el hombre quiere es “ser lo que
aquello “que preserva su vida, aumenta su no es y no ser lo que es”105, de ahí que
capacidad de acción y le confirma en su nunca se pueda saber del todo lo que
condición racional y libre”100. Mientras puede. La ética savateriana es así una ética
que lo que no vale para el hombre es pasional o apasionada.
aquello que no nos vale, es decir, lo que
nos hace perder. Pero ocurre que, a ve- Para dar una solución al conflicto en-
ces, esos tres niveles del querer entran en tre la homogeneidad del valor y la dispa-
conflicto y se vuelven unos contra otros. ridad de normas morales Savater distin-
Dicho de otra manera: gue, en primer lugar, entre valores e in-
tereses y, en segundo lugar, entre princi-
“por afán de conservar el ser se olvidará la pios y normas. Los intereses son la exa-
exigencia de autodeterminación y recono- cerbación de uno de los rasgos los valores
cimiento interpersonal de lo posible, por y en este sentido son excluyentes y siem-
pasión de ser más llegará renunciarse a pre nos privan de algo: “Lo malo de los
ser…”101. intereses no consiste tanto en lo que
quieren como en lo que renuncian a que-
Para Savater el ideal ético consiste, pre- rer”106.
cisamente, en intentar articular y reconci-
liar esos tres niveles del querer porque, En cuanto a la segunda distinción, Sa-
como nos dice, no existen los valores vater afirma que una educación moral que
propiamente éticos sino que “lo propia- pretenda ser autónoma y no autoritaria
deberá asentar bien los principios, es de-
98 Ibídem, pág. 62.
cir, deberá estar “más atenta al espíritu de
99 En este sentido la melancolía sería lo más
opuesto a la moral pues consiste en desertar del 102 Ibídem.
querer y del hacer. 103 Ibídem.
100 SAVATER, Fernando, Invitación a la ética, op.cit, 104 Ibídem, pág. 65.

pág. 65. 105 Ibídem, pág. 66.


101 Ibídem, pág. 64. 106 Ibídem, pág. 67.

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la Ley que a su letra”107. Los principios no todos los valores pueden darse juntos
morales son “la formulación del conteni- y siempre debemos elegir entre valores
do más general de la voluntad de va- que apreciamos por separado, de modo
lor”108, es decir, expresan lo que el hom- que “nuestra opción llevará así siempre el
bre quiere de la forma más amplia posible estigma de la alternativa omitida”112. Sava-
y Savater los resume así: ter añade, ─siguiendo en este caso la ley
de la compensación de Jung─ si no será el
“Respeto a la vida humana, considerar mal el que alimenta y fortifica al bien. El
siempre al ser racional como fin y nunca mal sería así “lo que da espesor y sombra
como medio, no identificar al hombre con al ideal ético, que sin él se desvanecería de
una sola de sus obras o actitudes, enten-
pura platitud”113 y la transgresión de la
der la relación social como colaboración
norma lo que “levanta acta de la existen-
creadora y protección mutua, no negarse
nunca a la reciprocidad de la comunica- cia de la ley y la defiende contra un cum-
ción con el otro, etc…”109. plimiento demasiado mecánico, «natural»,
que la disolviese en necesidad y coacción
En definitiva, los valores del hombre irresistible”114. De ahí que afirme nuestro
provienen de sus anhelos y se fundan en autor que del mal es de donde surge “la
sus apetitos, así, la gran pretensión del misión de confirmar lo humano”115.
ideal ético será la de “conciliar y estructu-
rar lo que vale para los diversos apeti- 6.- EL MÁS ALLÁ DE LA ÉTICA TRÁGICA
tos”110.
La ética tiene un límite, “la ética no lo
5.- EL MAL DESDE LA ÉTICA TRÁGICA puede todo, no lo penetra todo, quizá ni
siquiera aspire de veras a todo”116, de
La ética trágica no concibe el mal co- modo que existe un más allá de la ética,
mo algo subsistente por sí mismo y que abarca el humor, el amor, lo sagrado
opuesto al bien, tampoco concibe la exis- y la muerte.
tencia del malo, sino de lo malo. Lo malo
es “aquello que va contra el ideal éti- En su obra de juventud, La filosofía ta-
co”111. El malo es el que degrada el ideal chada, Savater ya se había planteado la
ético. Sin embargo, como afirma nuestro necesidad del humor en la tarea filosófica,
autor, no se puede identificar a nadie por como forma de enfrentarse al dogmatis-
uno o varios de sus actos. mo reinante. En Invitación a la ética retoma
de nuevo este concepto destacando esta
En cuanto a la existencia del mal, Sa- vez la necesidad del humor en la ética,
vater sigue el dictamen spinozista y decla- pues considera que uno de los peligros de
ra que el mal en sí mismo no existe. El esta disciplina es el de que se toma a sí
mal, dice, tiene que ver con la «incompa- misma demasiado en serio. Ahora bien, la
tibilidad de ciertas alternativas», es decir, risa que defiende Savater no es ni una risa

107 Ibídem, pág. 68. 112 Ibídem, pág. 89.


108 Ibídem. 113 Ibídem, pág. 92.
109 Ibídem. 114 Ibídem.
110 Ibídem, pág. 69. 115 Ibídem, pág. 93.
111 Ibídem, pág. 88. 116 Invitación a la ética, pág. 107.

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LA ALBOLAFIA: REVISTA DE HUMANIDADES Y CULTURA MARTA NOGUEROLES JOVÉ

censora, ni burlona ni paternalista sino, habrá espíritus paradójicos, inventivos y


por el contrario, es la risa recomendada saltarines, y espíritus pontificales, especu-
por Zaratrusta a los hombres superiores, lativos y edificantes. O quizá sea el mismo
espíritu quién tiene los dos usos, el
“la que explota jubilosa ante la aniquila- humorístico, por el que avecina ideas pero
ción efectiva de los límites, la risa pene- dejando bien claro que son incompatibles,
trada por la divinidad del azar en que se y el pontifical, por el que teje redes más o
anegan todas las «verdades necesarias», la menos ilusorias para transitar por encima
que celebra constatar que todo se desfon- del vacío”121.
da y a la vez todo se sostiene, que nada
sirve de cimiento a lo que no necesita En conclusión, la ética, en su misma
apoyarse en nada…”117. raíz, es paradójica y humorística y el
humor es el que constata que “el ideal
Esta especie de risa catártica, como ético permanece perpetuamente abier-
observa Savater siguiendo el dictamen de to”122. Sólo reconociendo esta condición
Nietzsche118, surge del sufrimiento huma- paradójica, la ética puede ser tomada en
no, del desgarramiento trágico “que sepa- serio.
ra a nuestro querer de las obras que reali-
za”119. Pero la risa surge también de la El amor también pertenece al más allá
paradoja. Veamos qué significa esto: de la ética. Como nos dice Savater, en los
cualquier elaboración del pensamiento es ámbitos hostiles, próximos a la violencia,
paradójica. En la paradoja aparece la el ideal ético es imprescindible pero allí
“chispa jocosa” de que dos ideas deben ir donde el amor se impone la ética resulta
juntas a pesar de su incompatibilidad. completamente inútil. En otras palabras,
Una vez que la facultad paradójica –el todo aquello que se propone la virtud
espíritu– ha descubierto que existe una como el valor, la generosidad, la justicia,
evidencia misteriosa que junta dos ideas etc, el amor lo consigue sin ningún es-
incompatibles, aparece el entendimiento fuerzo, por eso el amor “escapa al ámbito
especulativo que, a su vez, “trata de anu- de la moral, lo trasciende y lo aniquila”123.
lar la incompatibilidad tendiendo un A pesar de todo “la ética es insustituible,
puente entre ambas”120. Al salto en el no puede ser suplantada del todo por el
vacío, sin puentes, es a lo que Savater amor”124. Esto es así porque, en primer
llama «humor», mientras que los puentes lugar, el amor no tiene Ley, pues llega y
especulativos entre ideas acaban con la se va cuando quiere. En segundo lugar,
facultad humorística. Con estas palabras porque el amor no es obligatoriamente
lo defiende: recíproco, de ahí que la desdicha forme
parte de la entraña secreta del amor. Por
“Es preciso, pues elegir entre saltar y el contrario, la ética siempre exige reci-
hacer puentes, entre inventar y especular: procidad y trata de vencer la desdicha por
medio de la voluntad de valor. Y por
117 Ibídem, pág. 111. último porque como añade nuestro autor:
118 «El animal de la tierra que sufre más fue el que
inventó la risa» (La voluntad de poder), frase citada
por Savater en Invitación a la ética, pág. 111. 121 Ibídem, pág. 113.
119 SAVATER, Fernando, Invitación a la ética, pág. 122 Ibídem, pág. 114.
111. 123 Ibídem, pág. 118.
120 Ibídem, pág. 113. 124 Ibídem, pág. 121.

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“El reconocimiento que el amor aporta 7.- LAS DERIVACIONES POLÍTICAS DE LA


no es estrictamente del otro ni en el otro, ÉTICA TRÁGICA
pues ni se preocupa por situarlo en la es-
cala jerárquica de lo social ni tampoco es Nuestro autor asegura que el ideal éti-
recíproco ni igualitario; es anulación de la co es intrínsecamente social, es decir, no
otredad misma, consideración del otro es que haya una ética social sino que toda
como si ya no lo fuese, como si nada –ni
ética es social. Por eso la ética nunca
yo mismo siquiera– existiese en el mundo
puede permanecer neutral ante la política
salvo él…como si nada existiese o pudiera
existir así. Más que un saber del otro, el a no ser “que se haya convertido en el
amor nos da su sabor”125. más estéril ejercicio académico o en em-
palagosa vaguedad clerical”130. Esto no
En sus primeras obras Savater le daba significa que la ética sea una prolongación
a lo sagrado una dimensión política pues de la política ─tal como sostenía Aristóte-
concebía este concepto como aquella les─ o que tenga que desembocar en ella,
energía impecable que se enfrenta al reino sino que es más correcto decir que la
de la muerte y de la necesidad, “como el ética131 “parte de algo anterior al juego
mayor proyecto político de los hom- político, lo traspasa acompañándole y va
bres”126. En Invitación a la ética hace hinca- más allá, hacia lo no cumplido”132.
pié en la importancia de este concepto
para el proyecto moral, al que define co- Como apunta el profesor Abellán133,
mo “aquello de lo que brota la imagina- La tarea del héroe es, en cierto modo, una
ción creadora y en lo que la libertad se fundamentación filosófica de la democra-
funda”127 . cia134. Efectivamente, para Savater la de-
mocracia135 constituye la principal tarea
Para nuestro autor el ideal ético es una heroica: “la realización ético-política más
clara propuesta contra la muerte. Mien- inequívocamente heroica que se han pro-
tras el mundo de la política está fundado puesto los hombres”136 y, como tal, pro-
en la administración de la muerte “la ética clama su confianza en lo sobresaliente,
parte de la inmortalidad como premisa y admira y reconoce la excelencia.
no recurre a la muerte para apuntalar la
vida”128. De ahí que su mayor propósito 130 SAVATER, Fernando, La tarea del héroe, pág.
sea el de lograr que la implantación de la 146.
131 Si recordamos, la máxima pretensión de la
muerte en la vida se sustituya por el
ética, para Savater, es el reconocimiento en el
“asentimiento de la vida por encima y otro, mientras que la política lo que instituye es el
contra la necesidad de la muerte”129. reconocimiento del otro.
132 SAVATER, Fernando, La tarea del héroe, op.cit,

pág. 146.
133 Abellán, José Luis, “Una ética trágico-heroica”

en ABC (25/9/1982)
134 Aunque añade, ─tan crítico como siempre con

el pensamiento de Savater─ que la democracia


125 Ibídem, pág. 122. planteada por nuestro autor se parece, por fortu-
126 SAVATER, Fernando, La piedad apasionada, na, muy poco a la que en aquellos momentos
op.cit, pág. 21. (1982) había en España.
127 SAVATER, Fernando, Invitación a la ética, op.cit, 135 Democracia y heroísmo, como apunta Savater,

pág. 130. coinciden en la búsqueda de autonomía.


128 Ibídem, pág. 147. 136 SAVATER, Fernando, La tarea del héroe, op.cit,
129 Ibídem, pág. 148. pág. 125.

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Esta tarea heroica se caracteriza, sobre proclama la visión del resentido, es decir,
todo, por reivindicar la plenitud indivi- rechaza la admiración y el reconocimien-
dual pues, como señala nuestro autor: to de la excelencia.
“nunca han sido «las masas» (…) las que
han provocado los grandes vuelcos libe- Sin abandonar del todo la vena anties-
radores, sino personalidades distingui- tatal y revolucionaria de su etapa de ju-
das”137. ventud sostiene en La tarea del héroe que la
aspiración máxima de la ética no es otra
El anhelo heroico por la independen- que la revolución, entendida como “la
cia conlleva no sólo la oposición a cual- promesa triunfal del fin de lo político”140.
quier autoridad externa sino también la Si la política ─como ya hemos dicho re-
oposición a imponer la propia autoridad petidas veces─ se mueve en el ámbito del
─la tiranía nunca es un objetivo heroi- reconocimiento del otro, es decir, de la
co─. Este es el motivo por el cual el administración de la violencia, y la ética se
héroe busque siempre compañeros y no mueve en el plano del reconocimiento en
súbditos y que necesite: el otro, o lo que es lo mismo, de la co-
municación racional, la obligación de la
“hombres libres para ser reconocido, ética es oponerse a la violencia y a la des-
acompañado y desafiado por ello, de aquí igualdad de poder. Así pues, la principal
que su más sincera intervención política, tarea de la ética será la de acometer una
paternalista a veces e impaciente casi
Revolución con mayúscula, una revolu-
siempre, consista en propulsar a sus con-
ción antitotalitaria que sea capaz de tras-
ciudadanos a la libertad”138.
cender el orden de la política, aboliendo
Ciertamente, lo más hermoso para el el poder separado, para terminar con la
héroe es la libertad y el afán ingenuo por distinción entre gobernantes y goberna-
liberar a los demás. Por eso, como obser- dos. Pues hasta ahora ─tal como apunta-
va el filósofo vasco, no conviene que el ba también Savater en el Panfleto─ las
héroe tenga una longevidad excesiva pues revoluciones sólo han servido para refor-
podría provocar que la imagen liberadora zar más la autoridad y la separación del
del héroe quedase esclerotizada y que el poder.
Liberador Nacional llegase a convertirse
Esta revolución antitotalitaria se basa
“en intransigente autócrata en nombre de
en las ideas del comunismo libertario y se
la propia liberación que en su día distri-
funda, por tanto, en la creencia según la
buyó generosamente”139.
cual las instituciones sociales dependen
Esta que acabamos de describir es la únicamente de la voluntad de los hom-
democracia ideal, pero existe otra varie- bres. Savater la define así
dad de democracia, contra la que nuestro
“La abolición de la separación instituida
autor arremete, que es deudora de la
entre gobernantes y gobernados; a la au-
mentalidad servil y que, en vez de pro- togestión radical y paritaria de la sociedad
clamar la confianza en lo sobresaliente, por todos sus miembros; a la desaparición
de toda delegación permanente de las
137 Ibídem.
138 Ibídem, pág. 127.
139 Ibídem, pág. 128. 140 Ibídem, pág. 157.

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fuerzas propias individuales; a la organiza- rar “la cristalización política de la posibi-


ción desde debajo de la comunidad (prefi- lidad ética del hombre”144.
riendo la horizontalización del poder a su
verticalización) en federaciones de asam- Sin embargo, como advierte el filósofo
bleas de creadores, con cargos permanen- vasco, está claro que las democracias de
temente revocables y supresión de las dis- nuestros días no se acercan ni lo más
paridades en las retribuciones”141.
mínimo a este propósito revolucionario.
El problema radica en que el Estado, en
Esta propuesta revolucionaria preten-
cuanto representa la institucionalización
de ir más allá del marxismo142 y de su
de la separación entre gobernantes y go-
cumplimiento va a depender la libertad de
bernados, es incompatible con el ideal
los hombres. Por otra parte esta revolu-
ético de plena transparencia social, o lo
ción no pretende hacerse con el poder
que es lo mismo, hay una clara incompa-
sino llegar a instituir la decisión autóno-
tibilidad entre Estado y democracia. En
ma de cada cual, de forma que desaparez-
este sentido, la propuesta savateriana no
can los controles coercitivos sobre las
es otra que la de “propugnar la obligación
conductas individuales. Todo ello sin
de profundizar inacabablemente la demo-
olvidar que hay que luchar también con-
cracia”145.
tra la desigualdad económica pues esta es
la expresión más dolorosa de la división
del Poder. Para llevar a cabo esta revolu-
ción será imprescindible el arma de la
huelga pero siempre, puntualiza Savater,
que ésta no esté en manos de partidos o
sindicatos.

En resumen, la democracia es el pri-


mer proyecto revolucionario de una so-
ciedad realmente autónoma y, por tanto,
es un planteamiento de gran importancia
ética “no por sus resultados políticos, que
pueden ser incluso peores que los de una
autocracia o teocracia, sino por su con-
cepción del hombre como ser esencial-
mente autónomo”143. Efectivamente, no
hay ética sin autonomía, de ahí que la
democracia, como proyecto que aspira a
la autonomía humana, se pueda conside-

141 Ibídem, pág. 160.


142 Savater discrepa del marxismo en primer lugar,
en la visión del Estado como instrumento de
perpetuación del dominio económico y en segun-
do lugar en la cuestión de ls inevitabilidad de la
explotación en la sociedad industrial. 144 Ibídem.
143 Ibídem, pág. 181. 145 Ibídem, pág. 183.

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