Sie sind auf Seite 1von 30

Uno

EL DEPARTAMENTO DE MAMÁ UNOS SEGUNDOS VACÍO. ELLA APARECE DESDE EL


DORMITORIO CRUZANDO HACIA LA COCINA CON EL VESTIDO A MEDIO PRENDER,
EL CABELLO A MEDIO PEINAR, LA CASA A MEDIO ARREGLAR. CHANCLETEA
NERVIOSA.

MAMÁ: Se me pasan los zapallitos. LA ESCENA A SOLAS OTRA VEZ. REAPARECE


MAMÁ CON LA MISMA ACTITUD PRESUROSA, CRUZANDO LA ESCENA AHORA HACIA
EL BAÑO.¿Dónde puse el peine que tenía en la mano? REAPARECE CON ROSTRO
PREOCUPADO. ¿Y las medias nuevas? ¡A que no se secaron!... ENTRA OTRA VEZ AL
BAÑO Y REGRESA ENSEGUIDA CON UNAS MEDIBACHAS EN LAS MANOS. Que gran
invento, el náilon! Veinte años atrás me las tenía que poner mojadas. SE SIENTA CON
IDEA DE PONERSE LAS MEDIAS, PERO SE DETIENE A MITAD DE CAMINO. ¿El horno
lo apagué?... SALE CORRIENDO HACIA LA COCINA, DE DONDE REGRESA CON UN
GRAN PEINE ARQUEADO POR LA ACCIÓN DEL CALOR. ¡Ya sabía yo que el peine
estaba en algún lado! LO OBSERVA. ¡Lo que es capaz de hacer una horneadita! TRATA
DE PEINARSE CON EL PEINE TORCIDO. ¡Un peine de hace veinte años hubiese
aguantado el horno!... ¡Uno a uno con el progreso!... DEJA EL PEINE SOBRE LA MESA Y
SE INSPECCIONA LA AXILA CON UNA MANO. ¡Qué manera de transpirar! Los nervios.
El vestido me lo tendría que haber puesto después... CONTROLA LA OTRA AXILA. Y no
me depilé. ¡Me depilo ahora! MARCA MUTIS HACIA EL BAÑO, PERO SE DETIENE. ¡No!
Después me queda ardiendo por media hora y tengo que andar con los brazos abiertos
como si fuera la paloma de la paz... IMITA A LA PALOMA. SE RETOCA EL PEINADO.
¡Mire que pelo! ¡Y la chica esa que no viene! ¿Se habrá acordado de traer el spray?...
OBSERVA LA HORA EN UN RELOJ DESPERTADOR. Ya tendría que estar aquí. ¿Y si me
pongo la peluca? SALE DECIDIDA HACIA EL DORMITORIO. VUELVE CON UNA PELUCA
DE CABELLO CORTO EN LAS MANOS. COMIENZA A CALZÁRSELA. PERO SE
ARREPIENTE. No, la otra vez me dijo que le gustaba mi pelo, con lo que quiso decirme
que le gustaba con peluca... ¿Me puse peluca alguna vez para salir con él? DEJA LA
PELUCA SOBRE LA MESA Y SE SIENTA DESALENTADA. ¡Hoy que debería lucir
espléndida... la mona Chita es una reina al lado mío! SE OYE EL TIMBRE Y MAMÁ SALE
CORRIENDO HACIA LA PUERTA. LA ABRE Y APARECE BEBA, SU HIJA, UNA
MUCHACHA DE UNOS 18 O 20 AÑOS. ¡Beba, mirá qué hora de llegar!
BEBA: Yo también tengo una casa que atender.
MAMÁ: Pero te lo había pedido por favor. ¿Cuándo te molesto por favores yo?
BEBA: Tranquila, que hay tiempo para todo.
MAMÁ: Tranquila me dice. ¡Si estoy hecha una seda!
BEBA: CON DESCONFIANZA GRACIOSA. ¡Erminda... que somos pocas y nos
conocemos!
MAMÁ: Bueno, tanto como una seda, no... ¡pero como gobelino estoy bárbara!... A que tu
marido puso rostro de arcada.
BEBA: No dijo ni pío.
MAMÁ: Sí, engañame. Lo estoy viendo: desde hace un rato que lo tengo dibujado. Me
parece que no es ningún crimen que la noche de un sábado la use para mí...
BEBA: Nadie dijo nada. ¿Querés que te peine primero?
MAMÁ: Es la primera vez en dos años que no salen un sábado por mi culpa...
BEBA: Dale, cortala.
MAMÁ: Es que yo lo conozco. El sábado pasado, porque llegué diez minutos tarde, hay
que ver la cara que me puso. Hasta trató mal a la nenita: la dejó llorando...
BEBA: TOMANDO LAS MEDIAS DE LA MESA. Es que llegábamos tarde al cine...
MAMÁ: ¿Pero qué culpa tenía la nena?... Después no había forma de consolarla. ¿Por
qué se llega tarde al cine hay que maltratar a los hijos?...
1
BEBA: Estas medias están mojadas.
MAMÁ: Hace un momento estaban secas.
BEBA: ADMONITORIA. ¿Cuánto hace que las lavaste?
MAMÁ: Hubieses llegado a tiempo y las hubiera tenido lavadas con tiempo de sobra para
que estén secas.
BEBA: ¿No tenés otras para ponerte?
MAMÁ: Sí, pero esas son las nuevas.
BEBA: Pero es que no te las podés poner mojadas.
MAMÁ: QUITÁNDOSELAS. Son las nuevas. No lo voy a recibir con las medias rotas...
BEBA: ¡Qué desordenada sos!
MAMÁ: Ya salió la maestra.
BEBA: Nada de maestra. ¡Hace cinco días que sabés que ese hombre iba a venir a cenar
a esta casa!
MAMÁ: ¿Y con eso qué?... También supe nueve meses antes que vos ibas a nacer... y
justo me pescaste un día que tenía visitas en casa, a comer un asadito...
BEBA: ¿Y qué pasó?
MAMÁ: Cesárea. ¿No sabés que naciste con cesárea?
BEBA: Con el asado, pregunto.
MAMÁ: ¡Ah! Tu padre me internó y se volvió tan campante a atender a los invitados...
¡Qué sangre de pato tenía ese hombre! ¡Es algo que siempre le envidié!
BEBA: SONRIENDO. Vení que te peino. MAMÁ SE SIENTA Y BEBA TOMA EL PEINE
TORCIDO. ¿A este peine qué le pasó?
MAMÁ: HACIENDOSE LA TONTA. No sé. ¿Qué raro, no?
BEBA: Está achicharrado.
MAMÁ: No importa; agarremos otro. Tengo varios.
BEBA: ¡A que lo dejaste sobre la cocina!
MAMÁ: ¿Pero a quién se le ocurre? ¿Cómo voy a dejar el...? PAUSA. Arriba de la cocina,
no: adentro del horno.
BEBA: Vos no perdés la cabeza porque por una concesión divina la llevás pegada a los
hombros...
MAMÁ: Por eso los hombros los cuido tanto. Nunca cargué bolsas, por ejemplo. ¿Me
trajiste el spray?
BEBA: ¿Qué spray? ¿Tenía que traerlo?
MAMÁ: Pero Beba, por favor: te pedí que no te olvidaras.
BEBA: A mi no me pediste nada.
MAMÁ: ¿Cómo que no?... Cuando hablamos por teléfono te dije que... CALLA. Perdoná,
no te dije nada. Pensé decírtelo, pero... Qué cabeza, ¡Es que tuve un día!
BEBA: Bueno, no importa: nos vamos a arreglar sin el spray. LA PEINA.
MAMÁ: Anduve como una loca todo el tiempo. Estando en todo sin estar en nada.
Limpiando, haciendo las compras, encerando... ¿Quedaron bien los pisos?... NO
ESPERA RESPUESTA. Compré champán. ¿Está mal que haya comprado champán?
BEBA: No, ¿por qué?
MAMÁ: Digo, a lo mejor ya no se usa. Todos los días salen leyes nuevas. No hagas esto,
hacé lo otro. A lo mejor es una costumbre que se perdió. Y encima, el drama de cocinar.
BEBA: ¿Drama? ¡Si cocinaste toda la vida!
MAMÁ: ¿Y si no le gusta mi comida? ¿Pensaste en eso?
BEBA: No habrás hecho una comida rara, ¿no?
MAMÁ: ¿A qué llamás rara, vos?
BEBA: Que te hayas puesto a experimentar, por ejemplo. ¿Hiciste alguna comida que
nunca habías cocinado antes?... UNA PAUSA. MAMÁ SE INCORPORA CON UNA CARA
DE CÓMICO PESAR.
MAMÁ: ¡Sí, nena, sí!... ¡Quería hacer un plato distinto, impactante, original! ¿Hice mal?
¡Seguro que hice mal! ¿Y ahora qué hago? ¿Voy a la rotisería?...
2
BEBA: ¡Calma, esperá! ¿Qué cocinaste?
MAMÁ: Carré de cerdo a la naranja. La receta de la Petrona. En el libro sale con foto y
todo. Una foto hermosa, para enmarcarla. Pero en la mesa no puedo poner la foto. ¿Y si
la pongo? ¿Qué gusto tendrá?... Además, de entrante, los zapallitos de siempre. Le doy
los zapallitos, nada más.
BEBA: Tranquila, mujer: no es grave.
MAMÁ: ¿No es grave? ¿Seguro? ¿Querés probarlo?
BEBA: Es un plato bastante seguro, no hace falta. Con que no se pase, es suficiente. Por
las dudas, en todo caso, servile dos veces los zapallitos, que esos seguro te salen
bárbaros siempre...
MAMÁ: Claro, tenés razón. Vos no los pruebes, así estoy segura que puedo darle doble
ración.
BEBA: Bueno. Vení que te cierro el vestido. MAMÁ LE OFRECE LA ESPALDA. ¿Vino?
MAMÁ: ¿Eh, cómo? ¿Ya vino?... No, todavía no.
BEBA: Digo si compraste vino.
MAMÁ: Ay, nena, que susto. Sí, compré cuatro. Del fino. Botellas chicas.
BEBA: ¿Tinto o blanco?
MAMÁ: ¿Eso qué importa? Es vino.
BEBA: Con esa comida va vino blanco.
MAMÁ: No sé si es blanco. Tipo sauternes, dice en las etiquetas. ¿Sauternes es blanco?
BEBA: Se dice sotern. Por lo menos, aprendé a pronunciarlo: sotern.
MAMÁ: No, esa es otra marca.
BEBA: Sotern no es ninguna marca. Es la calidad del vino.
MAMÁ: ¿Y es buena?
BEBA: ¿Qué?
MAMÁ: La calidad.
BEBA: No sé. Depende de la marca. ¿Qué marca compraste?
MAMÁ: Pero hija: ¿a vos quién te entiende?... No dijiste que sauternes o choter o como
diablos se llame es la calidad? ¿Y ahora me salís con la marca?
BEBA: Dije calidad por condición, por paladar, por el sabor.
MAMÁ: ¿Por el sabor? Hasta que las botellas no se abran, eso no se puede saber. ¡Uy,
las medias! SE SIENTA PARA CALZÁRSELAS.
BEBA: Están mojadas, mamá.
MAMÁ: ¿Y con eso que hay? Aparte de vos y de mí, nadie se va a enterar. El no va a
venir a tocarme las piernas. Y si me toca, le doy un cachetazo que lo tumbo.
BEBA: Es que te van a molestar; sobre todo en el calce.
MAMÁ: DEJA LAS MEDIAS Y SE PASEA NERVIOSA, MOSTRANDO SUS PIERNAS.
¿Cómo estoy sin medias?... ¿Se nota mucho?
BEBA: Aunque se notase; estás en tu casa. No es obligatorio que te pongas medias.
MAMÁ: De acuerdo: medias no. Pero zapatos sí. Digo, así en chancletas no queda bien.
VA AL DORMITORIO Y SIGUE HABLANDO DESDE AHÍ. Me pongo los azules. Van bien
con este vestido. No me dijiste que te parece el vestido. Es ideal para zapatos azules.
REAPARECE RENGUEANDO; LLEVA UN ZAPATO ROJO PUESTO Y OTRO EN LAS
MANOS.
BEBA: ¡Pero te pusiste los rojos!
MAMÁ: Es que los azules no los encuentro. ¿Los rojos no van bien? ¿O son preferibles
las chancletas?
BEBA: Como novia sos un desastre. ¡Un desastre!
MAMÁ: Ayudame a dejar todo en orden, por favor. ¿Se dice soudé? No; vos dijiste sauté.
No, así tampoco. AHUECA LA VOZ IMITANDO A UNA SEÑORA FINA. Shouter: sirvanos
el shouter, mon cheri. SE DESANIMA. No podía haber agarrado otras botellas, ¿digo yo?
Mirá el vino que me vengo a traer con las dificultades que tengo yo para los idiomas!...
BEBA: No es tan difícil, vos te hacés un lío. Escuchá: sotern.
3
MAMÁ: Sor... der. Sor... ter. Shouter. PAUSA. ¿Y si tapo las botellas con una servilleta,
como hacen en los restaurantes finos?... O puedo ponerlo en un botellón también. Si él
no ve la marca, no tiene por qué sacar la conversación sobre el vino... Y si no hablamos
de vinos, yo no tengo que nombrar al sorfer. Y de última: a quién se le ocurre hablar de
vinos, habiendo temas mucho mucho más interesantes?... Pero no hay caso, hay que
saberlo: soude. No: so... tern.
BEBA: ¡Ahí está! ¡Ahí lo tenés!
MAMÁ: ¿Cuál? ¿Cómo? Cuando lo dije. Dejá, no me interrumpas: so... tern.
BEBA: ¡Eso es! ¡Muy bien!
MAMÁ: ¿En serio? ¿De verdad? ¿No me engañás? So... tern. Sotern. ¡Qué madre tenés!
¡Qué culta, qué...! Mirá que dominio de los idiomas: so... tern.
BEBA: Bueno, ya basta. A otra cosa. LE ALCANZA LA PELUCA. Tomá. Guardá la peluca
en su lugar.
MAMÁ: Ah, es verdad. VA HASTA LA PUERTA DEL DORMITORIO Y LA TIRA PARA
ADENTRO. Ya está.
BEBA: ¿Dónde la tiraste?
MAMÁ: No la tiré; la dejé sobre la cama.
BEBA: Pero mamá, por favor: no seas tan desprolija. Andá a guardarla. Sobre la cama
está tan mal como sobre la mesa. ¿Qué impresión le vas a dar a ese hombre?... Entra al
dormitorio, ve la peluca ahí, y qué puede pensar de vos.
MAMÁ: ¿Por qué va a entrar al dormitorio? ¿La primera vez que pisa esta casa y ya se va
a meter en el dormitorio?...
BEBA: Era un decir.
MAMÁ: ¿Pero vos quién te pensás que es tu madre?... Al dormitorio, jamás. Yo soy
moderna... pero todo tiene un límite. UNA PAUSA. ¿Está bien que entre al dormitorio?
¿Lo tengo que dejar? ¿Queda bien? ¿Ahora se usa?...
BEBA: ¿No voy a estar yo aquí, acaso?...
MAMÁ: Claro, que tonta, vas a estar vos... Yo pensé que...
BEBA: Andá a poner la peluca en su lugar, haceme el bien...
MAMÁ SALE OBEDIENTE. REGRESA CASI DE INMEDIATO, MIENTRAS BEBA HA IDO
ACOMODANDO EL DESORDEN.
MAMÁ: Hija: yo estaba pensando que... Decime la verdad, no me mientas: está bien, a
vos te parece bien que tu madre entre traiga deje entrar a otro hombre en esta casa?...
BEBA: Mamá, por favor.
MAMÁ: No, no. Decime si te parece mal. Es muy importante para mí.
BEBA: Por empezar... esta no es mi casa. En segundo lugar, es tu vida.
MAMÁ: Y a ver que piensa tu marido también. Que para colmo es un nariz fruncida. Te
mira desde la cima de la montaña: LO IMITA. “Señora, usted es dueña; pero lo que hace
está mal”.
BEBA: A veces hace bien en corregirte.
MAMÁ: No digo que no. Pero esta vuelta no opinó. ¿Qué piensa él?
BEBA: La mayor alegría que nos podrías dar es que hayas encontrado realmente un
compañero...
MAMÁ: Bueno, eso todavía no lo sé. Y él tampoco lo sabe, pobre ángel. Todavía no ha
dicho esta boca es mía. Ni si ni no. Vos decís compañero y yo me asusto. A lo mejor todo
esto no es otra cosa que una fantasía. Digamos que es un proyecto de compañero. Un
proyecto lejano.
BEBA: De acuerdo: entonces estamos contentos con tu proyecto lejano.
MAMÁ: ¿En serio? ¿De veras? Porque mirá que tu padre sigue presente en esta casa. Yo
todavía lo quiero, lo respeto, lo escucho. Vos dirás que estoy loca, pero hay días que lo
escucho, y le contesto. Nos ponemos a conversar. No me mires así, no estoy loca.
BEBA: Te estoy mirando como siempre. No te enjuicio.

4
MAMÁ: De cualquier manera ya está dicho. Converso a solas con tu padre. ¿Está mal
eso? ¿Tengo los cables pelados?
BEBA: Muchas veces yo también hablo a solas. Pero vos tenés que terminar con eso. Por
eso hacés muy bien en traer a alguien con quien conversar... en serio. Escuchar
realmente otra voz contestándote.
MAMÁ: Si es que me contesta.
BEBA: ¿Y por qué no te va a contestar?
MAMÁ: Porque es un poco cerradito.
BEBA: ¿Es cortón? ¿Es tímido?
MAMÁ: No, es polaco.
BEBA: LUEGO DE UNA RISOTADA. No me habías dicho nada.
MAMÁ: SONRIENDO TAMBIÉN. Pensé decírtelo... pero me dio vergüenza.
BEBA: ¿Vergüenza por qué, mujer?... UN TEMOR. O es que... Tiene algún defecto
físico?... ¿Le falta algo?
MAMÁ: No, nada de eso: está enterito. Me dio no sé contarte que era polaco. Casi lo
conozco al bajar del barco. Hace ocho meses que está aquí.
BEBA: ¿No habla nada de castellano?
MAMÁ: No. Pero se hace entender.
BEBA: LUEGO DE REÍR OTRA VEZ. ¿Y cómo... y cómo...? TORNA A REÍR.
MAMÁ: ¿Y cómo qué?
BEBA: ¿Cómo se entienden?... ¿Cómo sabés que estás de novia?...
MAMÁ: Esas cosas siempre se saben.
BEBA: ¿Pero cómo te las hizo saber? Contame. ¿Te metió mano?
MAMÁ: ¿Qué estás diciendo?
BEBA: Vamos, contame: ¿es fogoso?
MAMÁ: Esas cosas no se preguntan.
BEBA: Se buena, contestame. ¿Es fogoso?
MAMÁ: DESPUÉS DE UNA PAUSA RUBOROSA. Si yo lo hubiese dejado... ya estaríamos
en otra etapa.
BEBA: ¿Qué otra etapa?
MAMÁ: No pienso seguir hablando del tema.
BEBA: ¿La etapa del frenesí? ¿Del sexo?... ¿No querés hacer el amor? ¿Tenés miedo?...
¿Él te lo pidió?
MAMÁ: Mirá que sos metida.
BEBA: Vamos, estamos en la década de los ochenta. Hay ciertos pudores que ya no
tienen sentido...
MAMÁ: No me agrada pregonar algunas intimidades. Pero claro, estamos en una época
que... Hasta las revistas se meten con las... Yo sé que hay madres que... SE ANIMA.
Mirá, te voy a decir la verdad: para fogoso... tu padre.
BEBA: DIVERTIDA CON LA IDEA. ¡No! ¿Papá?... ¡No lo puedo creer! ¡Eso sí que es un
notición! ¡Nunca se me hubiese ocurrido! ¡Papá fogoso! ¿Y vos?...
MAMÁ: Siempre dispuesto. A cualquier hora, en cualquier lugar. Era un macho cabrío
ese hombre.
BEBA: ¿Y vos?...
MAMÁ: Una vez quiso hacerlo en la terraza. En la casa de Colegiales, ¿te acordás que
tenía una azotea tan linda?... Yo estaba desprevenida, tendiendo la ropa, y él vino por
detrás. Cómo estaba ese hombre, ¡Dios bendito! Insistió, rogó, lloró... pero no se lo
permití; ¡faltaba más! En la azotea, entre la ropa mojada, de apuro... ¿Qué necesidad
había? Sobre todo, habiendo lugares más cómodos y menos ventilados. Toda la vida fue
muy ardiente ese hombre.
BEBA: ¿Y vos?

5
MAMÁ: ¿Y yo qué? ¡Terminá con la preguntita! ¿Qué querés saber? Qué insistencia... Lo
único que puedo decirte es que ese hombre, desde su tumba, no tendrá nada que
reprocharme. Cada vez que buscó la mujer en mí... la encontró.
BEBA: ¡Bien! APLAUDE. ¡Esas son madres! Y ahora, señoras y señores, transmitimos las
últimas noticias. Comunicado urgente: ¡mamí tiene sexo! Sí, oyeron bien: mami tiene
sexo.
MAMÁ: Shh, ¿qué hacés? ¡Callate! ¡Qué van a oír los vecinos! No te cuento más nada.
BEBA: No, dale, contá. Te prometo que no hago más escándalo.
MAMÁ: Había veces que yo lo trataba mal, pobre hombre. Es que era un incordio. No
está bien sentirse siempre dispuesto. ¡No somos animales! Me caía mal, y se lo
reprochaba... ¡Qué cargo de conciencia sentía después!
BEBA: ¿Pero qué te hacía?
MAMÁ: Las mañanas.
BEBA: ¿Qué pasaba con las mañanas?
MAMÁ: Despertaba siempre... con ganas. No, no tengo que contártelo. Hago mal.
Ensucio su memoria.
BEBA: Vamos, no seas tonta. Me estás descubriendo a un papá que me gusta.
MAMÁ: El se despertaba siempre... “así”. Yo habría los ojos sintiendo sus caricias,
apremiada por su provocación... ¡Ay, cómo me sacaba de quicio recibirlo de esa manera!
BEBA: ¿Por qué, qué tiene? ¡Es lindo! ¡Es una hermosa manera de despertar!
MAMÁ: Sí, claro... eso lo supe después. Cuando me faltaron esas caricias. ¡Las cosas que
llegué a decirle por esos despertares! ¡Siempre terminaba pidiéndome disculpas!...
SUSPIRA. ¡Qué es lo que no daría ahora por una mañana de ésas!... UN SILENCIO. ¿Qué
hora es?
BEBA: Debe estar por llegar.
MAMÁ: Tengo miedo, nena. ¿Y si lo que estoy sintiendo ahora no son más que...? Puedo
llegar a extrañar a tu padre, quiero decir. ¿Y si comparo?... No he conocido a otro
hombre en mi vida. ¿Lo entendés? ¿Cómo se hace, por dónde se empieza?... Porque a lo
mejor la parte más linda y divertida de mi vida ya pasó. ¿Y si no puedo hacer feliz a éste
hombre?
BEBA: Son demasiadas preguntas.
MAMÁ: Puede ser, pero es que estoy empezando a sentir lástima de mí. A mis años,
tratando de... con un animal en celo.
BEBA: Es un síntoma clásico, mami. A todas nos pasa lo mismo cuando empezamos
una relación...
MAMÁ: Ya sé, a mí también me pasó. Pero ahí está la cosa: ya me pasó. Tuve mi
oportunidad. A consecuencia de lo cual, hay un pasado. Un pasado que lleva el nombre
de tu padre y da vueltas por estas piezas sin que yo tenga necesidad de convocarlo ni...
Vos decía que es un síntoma clásico: de acuerdo. ¿Tengo derecho? Porque este hombre
que llega a mi vida... este hombre que llega a mi vida... NO PUEDE SEGUIR: ESTÁ
EMOCIONADA.
BEBA: Él también tendrá sus dudas.
MAMÁ: Quiero decir que no sé si está bien presentarme ante él con un fantasma que
camina a mi lado... SE OYE EL TIMBRE DEL PORTERO ELÉCTRICO.
BEBA: El portero eléctrico. Es él.
MAMÁ: No tengo fuerzas. No tengo ganas. No puedo recibirlo. Estoy vacía.
BEBA: Tenés que recibirlo.
MAMÁ: Beba, por favor, ayudame. Te juro que no puedo.
BEBA: Enfrentá los hechos. Si tenés malos presentimientos, el primero en conocerlos
debe ser ese hombre. Decíselo, contáselo.
MAMÁ: No entiende el castellano.
BEBA: Hacete entender de cualquier manera, como hasta ahora. VUELVE A SONAR
INSISTENTEMENTE EL TIMBRE.
6
MAMÁ: CASI UNA SÚPLICA. Ojalá se vaya. Ojalá piense que no estoy y se vaya. Es mejor
para él, no quiero hacerle un mal. ¿Qué futuro tengo yo?... Tiene que entenderlo. Yo soy
toda pasado, toda pasado. Beba, por favor: atendelo vos. Decile que no estoy.
BEBA: No le digo nada.
MAMÁ: No esto no puede salir nada bueno. Estoy arrepentida, creeme. Me hice
ilusiones, se las hizo él... pero esto no va, no va... Andá abajo, decile una mentira
piadosa. O decile como estoy. Que yo estoy... vos sabés cómo estoy.
BEBA: FIRME: No entiende el castellano.
MAMÁ ENTIENDE QUE ES EN VANO RESISTIRSE. SALE LENTAMENTE HACIA LA
COCINA. ALLÍ SE LA OYE HABLAR.
MAMÁ: ¿Hola, Hugo?... Le abro. Adelante. ¿Ya abrió? MAMÁ REGRESA LENTAMENTE.
Souter. ¿Cómo era? Dejá, no me ayudes. BUSCA. So... tern.
BEBA: Eso.
MAMÁ: VA REPITIENDO CADA VEZ MÁS ORGULLOSA Y EN TODOS LOS TONOS.
Sotern. Sotern. Sotern. Sotern.
BEBA: ¡Bien! ¡Esa es mi mamá! SONRÍEN LAS DOS. SE OYEN GOLPES EN LA PUERTA.

Apagón

Dos

LA ACCIÓN NUEVAMENTE EN EL DEPARTAMENTO DE MAMÁ, PERO DOS AÑOS


ANTES. EN MEDIO DE ESCENA ESTÁ JULIO, UN JOVEN VEINTEAÑERO, INCÓMODO,
ENFURRUÑADO, MOLESTO. ES ALTIVO Y PETULANTE. TIENE UN VASO DE
VERMOUTH EN LAS MANOS. DESDE LA COCINA INGRESAN MAMÁ Y BEBA,
TRAYENDO PLATOS CON UNA PICADA SUMARIA: ACEITUNAS, PAPITAS FRITAS,
QUESO CORTADO, JAMÓN.

MAMÁ: Ay, no me diga que ya se tomó el vermouth.


BEBA: Qué importa: le servimos otro. Picá algo, Julio.
JULIO: Ahora no tengo ganas.
MAMÁ: ¿Dijo no tengo ganas? ¿Cómo “no tengo ganas”? Todo cortadito, todo recién
comprado.
JULIO: A lo mejor después.
BEBA: TRATANDO DE PONERLE UNA PAPITA EN LA BOCA. Mirá qué rica.
MAMÁ: Quesito fontina, aceitunitas. Todo fresquísimo. Mire que salamín, mire.
JULIO: MASTICANDO DE MALA GANA. Muy rico, pero ahora no. Ahora no tengo ganas.
BEBA: Hace diez minutos dijiste que sí y salí corriendo a comprar.
MAMÁ: Claro; ¿entonces para qué fue? Obligalo Beba, vamos.
JULIO: Diez minutos no. Tardaste por lo menos media hora.
BEBA: ¿Y en media hora se te va el apetito? Tuve que esperar, había mucha gente.
MAMÁ: Los hombres son todos iguales. Las veces que tu padre me hizo comprar salamín
inútilmente.
JULIO: ¿Por qué arman tanto escándalo?...Me tomé dos vermús y se me fueron las
ganas. Eso es todo.
MAMÁ: ¿Dos vermús? TOMA LA BOTELLA Y CONTROLA. Fueron más de dos vermús.
JULIO: No me diga que marca las botellas...
BEBA: ¿En serio te tomaste más de dos vermús?
JULIO: ¿Qué tiene de malo?
MAMÁ: Y lo dice tan suelto de cuerpo.
JULIO: ¿Por qué no me mandan preso?... Me miran como a un delincuente. Soy un
depravado que se tomó dos vermús. “Delincuente juvenil se toma dos vermús mientras

7
la dueña de casa se ocupa de las tareas del hogar. Se está sobre sus pasos, porque fue
descubierto de inmediato: botellas marcadas lo señalan como culpable”...
MAMÁ: Perdóneme, pero es que a mi tres vermús me parecen muchos. Cuestión de
educación, ¿comprende?
JULIO: ¡No eran tres! ¡Yo dije dos vermús!
MAMÁ: Bueno, serán dos... pero bien cargaditos.
BEBA: A mí también me parecen muchos.
JULIO: Ahí salió la otra.
MAMÁ: Sí Beba, en vez de ir a la despensa, va hasta el supermercado que queda a cinco
cuadras... usted ya está del otro lado.
JULIO: ¿De qué otro lado?... DA UN SALTO PAYASESCO. ¿De este otro lado?
MAMÁ: La bebida es un vicio terrible.
JULIO: ¿Me está acusando de vicioso?... ¿Insinúa que soy un borracho?
MAMÁ: Hablaba de los bebedores en general.
BEBA: Cuidado con lo que decís, mamá.
MAMÁ: No lo estoy acusando. Pero el que toma con el estómago vacío, se emborracha
enseguida. Con estómago lleno, se soporta mucho mejor.
JULIO: Ahora no me cambie de conversación. Antes dijo que yo parecía un alcohólico
redomado. Y tiene razón. Voy camino al delirium tremens, a la cirrosis... Míreme los
ojos; fíjese como tiemblan mis manos, huela que aliento...
MAMÁ: ¡Qué hombre más loco!
JULIO: Esa es la razón por la que su hija gusta de mí. Le encanta que sea un borracho.
Eso me da un barniz especial. Mi aliento la enloquece, la llena de lujuria.
BEBA: Me parece que se te va la mano. Cortala.
MAMÁ: Dejalo, se divierte. Me está cachando. Cree que no me doy cuenta.
JULIO: Y guardo trucos en mi manga. ¿Sabe cuál es la trampa para beber mucha
cerveza sin hincharse?... Antes de empezar, una copita de aceite de ricino... Entonces la
cerveza pasa, no se estaciona. A cada rato hay que ir a visitar a mister Mingi.
MAMÁ: ¿Mister qué?...
BEBA: Nada, no le hagas caso.
JULIO: Mister Mingi, su alteza el mingitorio, el cuarto de baño, donde se hacen esas
cosas feas pero necesarias... Hay que explicarle todo a usted.
MAMÁ: Todo no: para algunas cosas soy bastante rápida.
JULIO: Para controlar botellas y sintonizar borrachines, por ejemplo.
MAMÁ: Para darme cuenta si me están cachando, como Ud. Ahora. Lo conozco cuando
hace chistes.
JULIO: ¿Le hice muchos chistes a usted?... Habla como si hace mucho que nos
conociéramos. Y recién hace... CONTROLA SU RELOJ. Apenas una hora que tengo el
gusto.
MAMÁ: OFRECIENDOLE LA PAZ, CON UN PLATO. Un quesito cortadito. ¿Salamín?
JULIO: Dije que no. Es sorda esta mujer.
BEBA: Dejalo, mamá; que haga lo que quiera. COME ELLA.
MAMÁ: Con lo que cuesta el salamín hoy en día.
JULIO: ¿Yo le pedí salamín? ¿Aquí quién pidió salamín?
BEBA: Lo del salamín se me ocurrió a mí.
MAMÁ: ¿Qué buena idea tuviste!
JULIO: Entonces comételo vos.
BEBA: Eh, cuidado con el tonito.
JULIO: Porque en resumidas cuentas, me vine a meter en un tubo que no sé donde
termina. No hice más que llegar hace una hora y ustedes empezaron a hablar y a decidir
por mí. Querés esto, tomá esto otro, sentate ahí, andá para allá, hablale bajito, esperame
un poco, decí que sí, callarse... ¡Eh, la vaca! ¡Es mucho para una sola hora!
MAMÁ: Tomó, eh. No puede negar que ha tomado.
8
BEBA: ¿Ahora te quejás porque te reciben bien?
MAMÁ: Tu padre era igual.
JULIO: ¡Quinta vez que nombra al finado en una hora!
MAMÁ: ¿Quinta ya?... ¿Es mucho o poco?
JULIO: Yo tomo nota, computo, sumo. Atención cuando haga la cuenta.
MAMÁ: Es increíble como me recuerda a tu padre.
JULIO: ¿Otra vez?
MAMÁ: Jamás reconocía nada. Las cosas buenas nunca las mencionaba. Pero las malas,
no había que insistirle nada para que las hiciera notar. Había que atenderlo como si esto
fuese un hotel. La sirvienta y la cocinera corriendo todo el tiempo detrás suyo...
JULIO: No era ningún tonto el finado, le voy a decir...
BEBA: Julio; estás hablando de mi padre.
MAMÁ: ¿Por qué será que los hombres nunca reconocen lo bueno?... ¿Qué pierden,
dónde está el deshonor de sentirse agradecidos?...
JULIO: ¿Usted quiere que le reconozca lo bueno?... Yo sé donde está lo bueno. ¿Quiere
que le diga qué es lo bueno de esta casa?...
MAMÁ: ASUSTADA. No lo tome a mal.
BEBA: No tenés que ofenderte. Lo dijo sin intención.
MAMÁ: MARCA MUTIS. ¡Ay, los zapallitos se me van a pasar!
JULIO: INTERCEPTÁNDOLA. No, usted no se va. Primero le tengo que contestar.
MAMÁ: UN ÚLTIMO INTENTO. Se me van a quemar.
BEBA: ¿Por qué te enojás?
JULIO: No me enojo. Sólo quiero decirle que es lo bueno de esta casa. Atención,
concentradas, lo que voy a decir es algo agudo... Lo bueno de esta casa es... algo que ya
caso ni pertenece a esta casa.
MAMÁ: Es tan agudo que casi no se entiende.
JULIO: SEÑALA A BEBA. ¡Ahí la tiene!
BEBA: ¿Yo que tengo que ver?...
JULIO: Lo mejor de esta casa es su hija. Y se la llevan.
MAMÁ: Mire con lo que me sale. Yo también estoy orgulloso de ella.
JULIO: TOMANDO A BEBA Y ENFRENTÁNDOLA A SU MADRE. No entendió. Hablamos
de cosas distintas, de orgullos distintos... Esto es lo bueno, lo mejor.
BEBA: Soltame, no soy un juguete.
JULIO: ACARICIA EL ROSTRO DE BEBA. Yo hablo de esta perfección, no sé si me capta.
MAMÁ: Qué carita, eh. Disculpe, pero hablamos de lo mismo.
BEBA: Me parece que aquí te estás divirtiendo únicamente vos.
JULIO: No hablamos de lo mismo. Yo hablo de esta perfección, de esta belleza que se
puede usar... ¿entiende? Usted la mira, la contempla: yo la uso. LE FRUNCE LOS
LABIOS Y LA BESA.
BEBA: SEPARÁNDOSE. Me hacés doler.
MAMÁ: Es lógico que sea así. Soy la madre. Yo la miro de otra manera.
JULIO: Déjeme terminar, todavía me falta. Esto es lo bueno, mire TOMA
LASCIVAMENTE UN SENO DE BEBA. Mire qué pechos.
BEBA: DÁNDOLE UN GOLPE EN LA MANO. ¡Julio!
MAMÁ: SONRIENDO. Ya le he visto hacerse mujer. No olvide que esas... en fin, que ese
cuerpo ha crecido ante mis ojos.
JULIO: Usted la cuidó, le dio vitaminas, la educó bien... Fantástico. Pero usted se
imaginaba que iba a venir un desgraciado a llevársela...
BEBA: Esto es muy desagradable. La bebida te hizo mal, realmente.
JULIO TOMA NUEVAMENTE A BEBA, LA HACE GIRAR Y LA FUERZA A MOSTRAR SUS
POSADERAS. LA TOQUETEA.
JULIO: Lo que ha costado criar ese culito, ¿no es verdad?...
BEBA: APARTANDOSE ENOJADA. ¡Andate de aquí!
9
MAMÁ: Dejalo, son chistes.
JULIO: ¿Y las piernas? INTENTA LEVANTAR LAS POLLERAS. ¿Vio que piernas?
BEBA: ¿¡Julio, estás loco?!...
JULIO: ¿Y el ombligo? ¡Qué ombligo, señora!
BEBA: ¿Pero qué te pasa hoy?...
JULIO: ¿Y la pelvis?... ¡La perfección de esa pelvis!... A BEBA. Vení, mostrale la pelvis a
tu mamá.
BEBA: ¡Esto ya es el colmo! ¡Andate, por favor!
JULIO: ¡Una obra de arte! ¿Qué tiene de malo mostrar una obra de arte a la mamá? A
MAMÁ. ¿No es cierto que a usted le gustaría ver la pelvis de su hija? No sabe como es
ahora; hace mucho que no la ve: desde la época de los pañales, ¡a lo mejor!...
MAMÁ: ¡Qué humor tan hermoso tiene la juventud de hoy en día!...
BEBA: Perdoname, mami: te juro que nunca lo vi así.
MAMÁ: Ponete contenta, hija. Diste con un hombre con humor. No sabés lo que vas a
agradecerlo toda la vida.
JULIO: Me inclino reverente ante la autora de una maravilla; SE ARRODILLA ANTE
MAMÁ. Nos vamos a llenar de oro, señora, le juro. La vamos a presentar en cuanta
Expopelvis se haga en el mundo. Vamos a ser famosos y ricos.
MAMÁ: SONRIENDO FORZADA. Qué gracioso.
JULIO: ¿Cómo gracioso? Yo hablo en serio. Acabo de señalarle seriamente todo lo bueno
que tiene esta casa.
MAMÁ: Usted porque no conoció la casa que teníamos en Colegiales. ¡Esa sí que era
linda!
JULIO: No estoy hablando de esos valores.
BEBA: ¡Basta! ¡Cortala, Julio! VOCIFERANTE. ¿Qué buscás? ¿Qué pretendés?... ¿Hasta
dónde pensás llevar adelante esta situación?... ¡Terminala, carajo!
MAMÁ: ASUSTADA POR EL TONO. ¡Los zapallitos! ¡Se me queman los zapallitos! HACE
MUTIS CORRIENDO.
BEBA: LUEGO DE UN SILENCIO, RENCOROSA. Me habías prometido hacer llevaderas
las cosas... Ibas a facilitar todo. Te advertí que mamá no soporta las situaciones de
violencia... ¡Pero carajo, es justamente lo que hiciste todo el tiempo!...
JULIO: ¿Por qué se hace la imbécil?
BEBA: Es su forma de ser. Ya lo sabías, yo te lo dije. ¿Viniste a cambiarla?... ¡No! Dejala
como está; ¡ya es tarde para cambios!
JULIO: A que la cambio. Si yo me propongo, la cambio.
BEBA: Aquí el que tiene que cambiar sos vos. Cambiás... o te vas con la música a otra
parte. Vos sabés que necesitamos su ayuda. Que hay que arreglarse con ella de
cualquier manera. Lo sabés, ¿no?
JULIO: Sí.
BEBA: ¿Y entonces?
JULIO: Me jode.
BEBA: Te felicito.
JULIO: ¿Por qué; no me puede joder?... ¿Hay una ley que lo impide? ¿No puedo
rebelarme ante ese destino cruel?
BEBA: Podés; pudiste. Ahora ya pasó la rebelión, estamos en otro horario. Prometeme
que vas a tratar de llevarte bien con ella. LO ABRAZA, LE DA PEQUEÑOS BESOS. Dale,
prometelo.
JULIO: Habría que empezar todo de nuevo...
BEBA: Perfecto, intentalo. ¿Qué cuesta empezar de nuevo? Apenas hace una hora que la
conocés: no es mucho lo que hay que rever... REGRESA MAMÁ, RESTREGÁNDOSE LAS
MANOS.
MAMÁ: Un segundo que me demoraba, y encontraba todo hecho carbón.
JULIO: DANDO UN SALTO. ¡Alto! ¡Deténgase!
10
MAMÁ: ¡Ay, me asustó! ¿Qué ocurre?
JULIO: Hay que empezar todo de nuevo.
MAMÁ: ¿Cómo?
JULIO: Desde el principio; como si no nos conociésemos todavía.
MAMÁ: Eso es imposible, ya nos conocemos. Hay cosas que no pueden volverse atrás.
JULIO: Es una orden de su hija. Ella dijo que había que comenzar todo de vuelta.
BEBA: Yo dije otra cosa; no te pongas a enredar todo de vuelta.
JULIO: A ver, veamos un poco. Hagamos de cuenta que recién llego. ¿Entiende?... Salgo,
ustedes me abren, yo entro: presentaciones, etc, etc. Todo lo que pasó hace rato VA
DECIDIDO A LA PUERTA Y LA ABRE.
BEBA: Estos son inventos suyos, mamá. Lo que yo dije es otra cosa.
JULIO: ¿Y, qué hacemos? No perdamos tiempo.
MAMÁ: ¡Ay, qué envidia me da el humor de este hombre!
JULIO: Vamos, vengan aquí. Hay que repetir todo textualmente, igual que cuando yo
llegué.
MAMÁ: ¿Cómo que hay que repetir? ¿Usted no dijo que empezábamos todo de nuevo?
Bueno, si empezamos, no hay nada que repetir. Explíqueme, no entiendo.
BEBA: ¡Qué mente más retorcida, Señor! ¿Por qué tenés que complicar todo?...
JULIO: Repetiremos todo tal como pasó hace una hora. Usted trata de hacer como antes;
Beba y yo lo mismo. Es como una representación: como hacen los actores. Sólo que aquí
nos estamos representando nosotros mismos. No es tan difícil: es cuestión de
concentrarse.
MAMÁ: ¿También hay que repetir las mismas palabras?... ¿Cómo hago para
acordármelas?...
JULIO: Pruebe, a ver qué sale.
MAMÁ: Puede ser divertido. ¡Qué buena idea tuviste, Beba!
BEBA: La idea es de él, yo no tengo nada que ver con esto.
JULIO: Déjela, señora: no tiene sentido del humor como nosotros. EJECUTIVO. ¡Vamos,
empecemos! Colaborá, Beba; no seas plomo.
POR TODA RESPUESTA, BEBA CIERRA LA PUERTA DE UN PORTAZO, DEJANDO A
JULIO FUERA DEL DEPARTAMENTO.
MAMÁ: ¡Un momento: no empecemos todavía! ¡La picada! ¡Hay que sacarla de aquí!
¿Cuándo él llegó no la habíamos comprado, te acordás?... ABRE LA PUERTA Y
CONSULTA CON JULIO. ¿Qué hacemos con la picada?
JULIO: Déjela donde está; no molesta. Hagamos de cuenta que ya estaba ahí.
MAMÁ: Pero no es la verdad. Cuando usted llegó no la teníamos.
JULIO: ¡Estamos en la ficción! Imagina que ya está comprada y listo. Haga funcionar esa
cabeza. Vamos, arranquemos de una vez. JULIO CIERRA LA PUERTA Y QUEDA
AFUERA. MAMÁ ESTÁ MUY NERVIOSA Y BEBA DISTANTE, ENOJADA. SE OYEN UNOS
GOLPES. MAMÁ ABRE. JULIO “INTERPRETA” AL RECIÉN LLEGADO. PERO MAMÁ Y
BEBA NO LO SECUNDAN. ¿Y? ¿Qué pasa? ¡Hablen! ¡No se queden ahí como imbéciles!
MAMÁ: Un momento: usted no dijo eso cuando llegó.
JULIO: Claro que no: lo estoy diciendo ahora. Porque no actuaron como correspondía. La
que habló primero antes fue Beba. Concentración, che. SALE Y CIERRA LA PUERTA.
GOLPEA DE INMEDIATO. MAMÁ AMAGA ABRIR, PERO BEBA SE LO IMPIDE.
BEBA: La primera vez abrí yo. LO HACE, DÁNDOLE UN RÁPIDO BESO A JULIO,
COMENZANDO A “ACTUAR”. ¡Hola, cómo te va! Julio: te presento a mamá.
MAMÁ: PRINCIPIANDO A TENTARSE. Yo, yo, a mí, no sé si... RÍE.
JULIO: SERIO, FEROZ. ¡Vamos, no jodamos!
MAMÁ: RECOMPONIÉNDOSE ASUSTADA, “ACTUANDO” CADA VEZ CON MÁS
DESENVOLTURA. Encantada de conocerlo, joven. Aunque usted ya es casi de la familia
para mí. Mi hija me habló tanto de usted, que ya casi no tiene secretos para mí. Esta es

11
su casa y que la disfrute con salud. HAY UNA PAUSA. JULIO Y BEBA LA MIRAN
ASOMBRADOS. ¿Qué pasa? ¿Lo hice mal?...
JULIO: ¡Al contrario! ¡Estuvo perfecta! Dijo textualmente lo mismo que antes.
MAMÁ: Ah, muchas gracias.
JULIO: A BEBA. ¿La oíste? Dijo las mismas boludeces. ¡Fue genial!
BEBA: ¿Seguimos o no?...
JULIO: Sí, sí: sigamos. ACTUANDO. El gusto es mío, señora.
MAMÁ: DÁNDOLE PASO. Adelante, póngase cómodo. JULIO ENTRA Y SE SIENTA
INCÓMODO FRENTE A LA MESA SERVIDA. LA ACTUACIÓN ES FORZADA, DURA. Eso,
muy bien. En un momento cenamos. Ya tengo todo a punto, porque lo esperaba un
poquitito antes...
JULIO: CONSULTA SU RELOJ. Perdóneme, pero yo vine a la hora que me dijo su hija.
MAMÁ: Qué tonta, hice mal en decírselo; no lo tenga en cuenta. Es que me pongo tonta
con los horarios, es un complejo de reloj el que tengo. Las discusiones que he tenido por
esa causa con mi hija y con mi marido, porque ellos no son puntuales. Como será, que...
JULIO: CORTÁNDOLA. ¡Calma, calma! Usted no habló tanto, se le va la mano. Deje que
hable un poco su hija también. A BEBA. ¿No es cierto que ella no había hablado
tanto?...
BEBA: Sí que habló.
MAMÁ: Sí que hablé.
BEBA: Estoy segurísima que yo todavía no había hablado.
MAMÁ: ¿Vio? Entonces déjeme, que todavía me falta un poco. SE REARMA. Mi marido
ya no me da disgustos porque ha muerto, pobre; no sé si le habrá dicho Beba. Una
muerte natural; quiero decir, de ninguna enfermedad contagiosa ni hereditaria. Es una
familia fuerte la nuestra: nos morimos de viejos, nomás. Aunque mi marido era joven
todavía, eso sí: un poquito enclenque, tal vez. Pero Beba salió a mí, que soy un roble.
Somos la síntesis de la salud.
JULIO: Usted, de síntesis, nada. ¡Qué manera de hablar! A BEBA. Ahora estoy
segurísimo: se pasó. Antes no habló, no dijo todo eso.
MAMÁ: ¿Un aperitivo, alguna picadita para hacer boca?...
JULIO: Nada de aperitivo. Deje el aperitivo de lado.
BEBA: Pero Julio: estamos actuando. Antes, cuando ella te ofreció un vermú, vos
aceptaste...
JULIO: Ah, es cierto. Me confundí. ACTUANDO. Muchas gracias, señora; muy amable.
MAMÁ: ¿Muchas gracias por qué?
JULIO: Por el aperitivo que me ofreció.
MAMÁ: Ah, pero usted antes dijo: “un poquitito, nada más; no tengo costumbre”.
JULIO: ¿Ahora viene a decirme qué tengo que decir? Usted ocúpese de lo suyo. UN
SILENCIO. Un poquitito, nada más; no tengo costumbre. SE PRODUCE UN SILENCIO.
NADIE INTERVIENE.
BEBA: ¿Qué venía ahora?...
JULIO: Ah, no sé. Cada uno que se acuerde de lo suyo.
MAMÁ: APUNTANDO COMO EN EL TEATRO. Ustedes hablaban de un tal Marcelo...
BEBA: ¡Ah, sí!... ¿Lo encontraste a Marcelo? Anduvo todo el día tratando de pescarte.
JULIO: DE MALA GANA. Sí, lo encontré.
BEBA: Es bastante pesado. Cuando tiene problemas se pone duro tratarlo...
JULIO: Bueno, está bien; ahora no importa lo de Marcelo. Pasémoslo por alto.
MAMÁ: No, no pasen nada por alto, que yo me pierdo.
JULIO: Lo siento, pero la salteamos. Siga usted.
MAMÁ: ¿Y yo qué digo?... LO PIENSA, RECUERDA. ¡Ah; sí! Me dijo Beba que usted es
bancario. Lo felicito: trabajo más seguro que ese no hay. Tiene empleo para toda la vida.
Porque bancos siempre habrá. Un país puede sufrir epidemias, guerras, terremotos; se

12
puede caer todo, menos los bancos. Como las farmacias, los hospitales o el servicio
fúnebre, es un mal necesario.
JULIO: Será una idea fija, pero para mí está hablando más que antes.
BEBA: Esta vez yo también sentí lo mismo.
MAMÁ: No cambié una sola palabra.
JULIO: ¿Y entonces cómo puede ser? Somos dos contra una: tenemos razón nosotros.
Usted alarga.
BEBA: ¿Sabés qué debe pasar?... Como es una repetición, nosotros ya sabemos lo que
dijo, no es ninguna novedad. Entonces estamos todo el tiempo esperando que termine de
hablar de una vez por todas... Yo no sé como harán los actores en el teatro...
MAMÁ: Esperan a que llegue su parte, como están haciendo ustedes. Bueno, yo sigo
ACTÚA. Además, qué lindo trabajo, qué limpito; siempre de saco y corbata, con
refrigeración en verano y calefacción en invierno...
JULIO: No soy bancario, señora.
MAMÁ: Antes no me contestó eso.
JULIO: Se lo digo ahora. A BEBA. ¿Vos le dijiste que yo era bancario?
MAMÁ: ¿Pero qué hacen? ¡Mezclan el pasado y el presente y me hago un lío!
BEBA: De vos sabe todo lo que tiene que saber.
JULIO: ¿De dónde sacó eso de bancario? Yo soy auxiliar en una financiera.
MAMÁ: Es lo mismo.
JULIO: ¡No, no es lo mismo!
MAMÁ: Las financieras y los bancos andan todos con la plata, guardan la plata,
invierten la plata, hacen trabajar la plata... nos quitan la plata... Es lo mismo. La plata
siempre la tienen ellos. Así que lo felicito: en mejor lugar no podía estar. BRINDA. Salud.
JULIO: IDEM. A la suya. CHOCANDO LA COPA CON BEBA. Tu vieja es más plomo de lo
que me imaginaba... Qué manera de decir gansadas, Dios te libre.
MAMÁ: Qué remedio me quedaba; ustedes no abrían la boca.
JULIO: Porque estábamos cortados.
MAMÁ: Es lo que yo me imaginaba. Yo ya sé lo que significa llegar a una casa a proponer
algo y que los demás finjan no saber nada.
JULIO: ¿Usted sabía algo? ¿Qué sabía?
BEBA: No sabías ni sabés nada. Dejá eso bien en claro.
MAMÁ: Bueno, pero una huele cosas.
JULIO: ¿Y usted qué huele?...
MAMÁ: ¿Qué se puede oler cuando un muchacho joven visita a la madre de una
chica?... ¡Pero tenemos que continuar con la repetición! Ahora empezamos a hablar en
presente: volvamos al pasado. Si no, me hago un lío. Recordemos lo que pasó antes.
Vamos, es divertido. HAY UN SILENCIO. SE MIRAN DUDANDO.
JULIO: ¿Cómo seguía?... ¿Qué pasó después?
MAMÁ: ¡Ah, es cierto! Yo me iba a la cocina y ustedes se quedaban conversando a solas.
MARCA EL MUTIS.
JULIO: ¿Adónde va? Usted se queda.
MAMÁ: ¿Cómo me voy a quedar?... La otra vez ustedes se quedaron a solas. Yo no tengo
nada que hacer aquí. VUELVE A INTENTAR LA SALIDA.
JULIO: ¡Quédese, le digo!
MAMÁ: ¿Pero para qué?
BEBA: ¡Quedate; dale el gusto! ¡Si no, no terminamos más!
MAMÁ: Aquí hay algo que funciona mal. ¿Cómo voy a escuchar ahora una conversación
si antes no lo hice?...
JULIO: Señora, a ver si lo entiende de una vez; estamos haciendo todo esto para tener
una buena relación. Quédese y escuche. Algunas trasgresiones tenemos que cometer,
para divertirnos un poco más... Bueno, continuemos A BEBA Ella sale y nosotros nos
quedamos a solas. AL OÍRLO, MAMÁ INTENTA SALIR. ¿Adónde va?
13
MAMÁ: Acaba de decir que yo me iba...
JULIO: ¡Antes! ¡Me refería a antes! Ahora se queda. A BEBA. A ver, hilvanemos un poco
los hechos... ACTUANDO. Tu vieja habla de una manera que... ¿Ella sabe algo? ¿Vos le
adelantaste algún dato?...
BEBA: Me dijiste que el tema ese era cosa tuya.
JULIO: Sí, sí: es lo mejor. Yo voy a elegir la mejor forma de contarle todo sin herirla
inútilmente. PAUSA. Entonces, no le dijiste nada.
BEBA: Ya te dije que no.
JULIO: Algo podías haberle adelantado. Me largás todo el fardo a mí.
BEBA: Vos me lo pediste; yo te lo prometí.
JULIO: Las mujeres nunca cumplen las promesas. Yo me vengo a encontrar justo con la
excepción a la regla. Por tu culpa ahora tengo que decirle todo de golpe.
BEBA: ¿Ahora me venís con dudas? Un poco tarde para escrúpulos.
JULIO: No son escrúpulos. Es que me parece media turula.
MAMÁ: RÍE. Está bromeando. No dijo eso; no pudo decirlo. Acaba de conocerme.
JULIO: Le agarré miedo, no sé. ¿Comprenderá que en este caso, lo mejor es seguir
adelante con el embarazo?
MAMÁ: ¿Qué embarazo?...
BEBA: Mamá es una mujer moderna. Puede entender todo. Todo lo que sea normal.
JULIO: ¿Querés una cosa más normal que un embarazo?... Tomá un hombre y una
mujer, metelos en una cama, preferentemente desnudos y dejalos hacer...
BEBA: Sin ironías, Julio.
MAMÁ: DIGNA. Una madre siempre entiende eso.
JULIO: Shh, silencio; usted no está.
MAMÁ: ¿Cómo puede decir que no estoy?...
JULIO: A BEBA, INSISTENTE. Ella tiene que aceptarlo. Así todo va a ser más fácil.
BEBA: Fácil para vos. Porque la que carga con todo soy yo. Dar la cara, parir, negociar...
MAMÁ: ¿Ahora están hablando en presente o en pasado? ¿Cuándo dijeron eso?
JULIO: Esto lo decidimos por tu conveniencia. La que quería venir a vivir a la casa de tu
madre, sos vos.
BEBA: ¡Porque tus padres se borraron! Nos dieron la espalda.
MAMÁ: No puede ser que hayan hablado tanto. Esto es de ahora. Tiempo presente.
BEBA: No, mamá: esto es de antes.
MAMÁ: SONRIENDO CONFUNDIDA. No sé, me pareció...
JULIO: Parece como si vos me acusaras de algo.
MAMÁ: Yo jamás me hubiese atrevido a hablar así en una...
JULIO: Y aquí no hay culpables. Habíamos quedado en eso.
MAMÁ: Son otros tiempos, ya sé, pero...
BEBA: No es una acusación, es una pregunta. ¿Por qué te ensañás tanto con mamá?...
Yo te he visto en tu casa. Ahí, las opiniones te las guardás.
MAMÁ: Es mucha conversación. Yo fui a la cocina, abrí el horno y volví. No pudieron
hablar tanto.
BEBA: ¿Por qué no fuiste a decir a tu casa que nos quedábamos con el embarazo?
JULIO: La que dijo nos quedamos con el chico fuiste vos.
BEBA: ¡Si no lo querías me lo hubieses informado!
JULIO: No se me antojó.
BEBA: No se te antojó; bárbaro. Y aquí estamos porque no se te antojó.
JULIO: Aquí estamos, dice. Como si fuese una fatalidad, un cataclismo. Y no: es apenas
un chico que va a nacer.
MAMÁ: Por mi no hay inconvenientes. Hay dos dormitorios. No tienen que pedirme
permiso. Es tu cuarto, hija: arréglense como puedan. Pueden quedarse todo el tiempo
que quieran. Eso sí: cuando nazca el chico van a estar incómodos.
JULIO: Usted mejor no opine. Este es un problema nuestro. Usted no estuvo ni está.
14
MAMÁ: ¡Sí que estoy! ¿No me ve?
JULIO: Y le adelanto que en cuanto nazca el chico, no voy a permitir que las abuelas
anden cerca. Las abuelas malcrían a los chicos.
MAMÁ: Está bien, no se haga problemas, no se lo voy a tocar. Lo que siento es no tener
un vestido nuevo para el casamiento... ¿Para cuándo tienen fecha?... HAY UN SILENCIO.
¿Para cuándo es la boda?...
BEBA: No va a haber boda, mamá. No nos casamos.
MAMÁ: SONRÍE CONFUSA. ¿Eso lo dijiste antes o lo decías ahora? ¿Pasado o
presente?...
BEBA: Presente, presente. Y él no influyó para nada. Fue una decisión mía.
MAMÁ: Mirá si tu padre te oyese.
JULIO: Son otros tiempos, señora.
MAMÁ: ¡Qué ceremonia la nuestra! La iglesia llena como un huevo. Mi madre lloraba; mi
suegro tenía una pierna enyesada, y estuvo todo el tiempo saltando en una pata delante
del cura. Hacía así DA SALTITOS con el yeso en el aire mientras pedía por lo bajo:
“¡apúrese, padre, que me voy en banda!”...
BEBA: Es una atadura menos, ¿comprendés?... Hoy en día es muy común: hay muchos
que no se casan legalmente. No me gustan las cadenas, viste. Quiero estar libre cuando
lo crea conveniente.
JULIO: Y yo también.
MAMÁ: Al chico, si pasa algo así, pueden dejarlo aquí. Si tienen un pequeño disgusto, se
queda conmigo hasta que se solucione...
JULIO: Ya le dije que el chico no corre para las abuelas.
MAMÁ: En caso de separación, quise decir.
JULIO: Tampoco. Se va con uno de nosotros. Las abuelas arruinan a los chicos.
MAMÁ: ¿A usted lo arruinó alguna abuela?...
BEBA: El se crió con toda la parentela encima.
MAMÁ: Ahí tiene: y sin embargo salió un hombre de bien, un bancario. ¿Qué mal le han
hecho las abuelas?...
JULIO: No quiero entrar en detalles... Pero mi familia es toda una... No me haga hablar.
Cuando tuvieron que apoyar a un hijo, cuando tuvieron que jugarse por él...
MAMÁ: ¿Cuándo voy a tener el gusto de conocer a sus padres, Julio?
JULIO: NO LE RESPONDE. Lo importante es organizarse. Los horarios. ¿Cómo son los
horarios de esta casa?... Convivir no es un chiste. ¿Usted a qué hora se levanta, por
ejemplo?...
MAMÁ: Soy madrugadora. A eso de las seis ya estoy desayunando.
JULIO: ¿A las seis va a andar jorobando la paciencia por ahí?... ¡Qué porvenir!...
MAMÁ: SONRIENDO DE COMPROMISO. Pero para la organización interna es lo mejor.
Por el baño. Así no nos molestamos: cuando se levantan tienen el baño libre.
JULIO: El baño libre y la casa llena. Usted por todos lados. ¿No es mejor que se quede
en la cama hasta más tarde?
MAMÁ: No; en la cama yo me aburro.
JULIO: Es tonta, no me digas.
BEBA: ¡Oíme, estás insoportable! ¿Qué pretendés: cambiarle la vida y que se adapte ipso
pucho?... Esto para ella es un mundo. Dale tiempo a que se haga a la idea.
JULIO: No tiene que hacerse a la idea de nada. Ya sabe todo; se lo dije todo, vinimos de
frente, sin tapujos. ¿A qué tiene que adaptarse? Lo que pasa que es lenta, media media
media... A que no entendió nada. ¿Qué te jugás? ¿Usted entendió que su hija está
embarazada, que nosotros nos juntamos sin casorio y que nos venimos a vivir aquí?...
¿Lo entiende bien claro eso?...
MAMÁ: La ropa de cama vos sabés donde encontrarla, nena. Separemos las toallas. Creo
que va a alcanzar... Un juego para ustedes y otro para mí.
JULIO: No me contesta.
15
BEBA: Dejala. A lo mejor no quiere hablar del asunto.
JULIO: Preguntáselo.
BEBA: Mamá: ¿vos no querés hablar de lo nuestro por ahora?...
MAMÁ: Yo quiero que sigamos jugando como antes. A la repetición. Era muy divertido.
Empezábamos a tener una buena relación. Pero hace un rato que estamos perdidos.
Todo lo que están diciendo es nuevo, inventado ahora. Tiempo presente. Y entonces
nadie se divierte. Si empezamos todo de nuevo, a lo mejor yo entiendo lo que es broma y
lo que es en serio; cuando es pasado y cuando es presente...
JULIO: ¿Viste que no entendió nada?...
BEBA: ¡Bueno, está bien; terminala!... Me hubiera gustado saber lo que pasaba en tu
casa con este planteo... Dejala tranquila; ya se va a enchufar ella solita.
MAMÁ: ¿Ven? De esto no se habló antes. Esto es de ahora, tiempo presente.
JULIO: Tranquila estuvo siempre. Si es lela.
BEBA: ¡Basta!...
MAMÁ: ¿Y si empezamos otra vez?... NO HAY RESPUESTA. ELLA ACOMODA “EL
DECORADO” CORRIENDO OBJETOS. Usted vuelva a salir, Julio. Llama, le abrimos, y
comenzamos desde el principio otra vez. Pero representemos lo que ocurrió realmente. A
no inventar, que me pierdo. EMPUJA A JULIO HACIA LA PUERTA. ABRE. Eso mismo,
muy bien. Con entusiasmo, con humor. Háganme el favor: siempre con humor. CIERRA
LA PUERTA. JULIO QUEDA AFUERA. Beba; vos preparate para abrir cuando el golpee;
GRITÁNDOLE A JULIO. Adelante Julio: ¡llame! ¡Vamos, golpee; lo estamos esperando!...
A BEBA. ¡Siempre con humor, hija! HACIA FUERA. Usted también: siempre con
humor!...
EMPIEZAN A OÍRSE LOS GOLPES. LAS MUJERES DUDAN. LOS GOLPES ARRECIAN.

Apagón

Tres

AL VOLVER LA LUZ ESTAMOS EN LA ÉPOCA ACTUAL, UN MES ANTES. SIGUEN


OYÉNDOSE LOS GOLPES. APARECE MAMÁ DESDE EL INTERIOR CON UN BATÓN DE
ENTRECASA. ABRE Y APARECE HUGO, UN HOMBRE DE UNOS 45 O 50 AÑOS, DE
COMPLEXIÓN FUERTE. VISTE ROPA DE TRABAJO. ES DE ORIGEN ALEMÁN.

MAMÁ: ¿Qué desea?... HUGO NO LE RESPONDE, PERO SE NOTA QUE ESPERA SER
RECONOCIDO. Nos conocemos, ¿verdad? NO LE RESPONDE. A lo mejor me equivoco.
¿En qué puedo serle útil?... Si usted no me habla, yo... ¡Ahora me acuerdo! Usted
trabaja aquí al aldo, en la obra en construcción. No lo saqué enseguida porque siempre
lo veo con ropa de trabajo... Usted fue el que me llevó por delante con la carretilla. ¿Se
acuerda? El martes pasado; o el jueves, o el miércoles, no me acuerdo. Me dejó el
moretón, el raspón, un... MUESTRA SU PIERNA. ¡Mire, mire lo que me hizo! ¿Quedará la
marca?... DE PRONTO ADVIERTE QUE LA MIRADA DE HUGO ES DISTINTA Y SE
CUBRE DE INMEDIATO. ¿Qué quiere aquí? ¿Qué busca?... No me pida perdón porque
no hace falta. HUGO NO HABLA. HAY MUCHA TENSIÓN. ¿Le pasa algo?... Usted no se
siente bien. Está pálido. Y esa mirada, que... ¡Pase, pase, por favor! Siéntese. HUGO
ENTRA, PERO NO SE SIENTA. Tome asiento, que le doy un coñac, así recupera el... VA
HACIA EL ARMARIO Y SACA BOTELLA Y VASO. CUANDO GIRA, TODAVÍA LO VE
PARADO AL LADO DE LA SILLA. Siéntese, por favor, no haga cumplidos, que usted está
con un con la tiene un... No se sienta. No entiende... Sentarse. Silla. Asiento. Banco.
Sofá. GOLPEA EL ASIENTO CON LA PALMA DE UNA MANO. Aquí, hombre; ¡vamos! ¡Qué
cabeza dura! HUGO SE SIENTA Y ELLA SIRVE LA COPITA Y SE LA ENTREGA. HUGO
SE LA TOMA DE UN TRAGO Y SE LA OFRECE PIDIENDO MÁS. ¿Otra más?... Bueno,
está bien; cada uno conoce su organismo. SIRVE OTRA COPA. Aquí tiene. HUGO
16
VUELVE A BEBER DE UN TRAGO LA COPITA Y PIDE MÁS. ¡Ah, no; ya va a ser
mucho!... Bueno, puede ser: es grandote. Tiene un cuerpazo que una copita de esta ni le
llena una muela. LLENA LA COPITA NUEVAMENTE. ¡Bueno, la última, eh!... Yo con
mucho menos ya estoy borracha. Una botella de coñac me dura años... ENTREGA LA
COPITA Y HUGO SE LA TOMA DE UN SORBO. VUELVE A PEDIR MÁS. ¡Epa; no, basta,
señor! ¡Esto es remedio, una medicina! No estamos de fiesta: ¿qué se pensó?... Ya le
volvieron los colores. Ya está mejor. HUGO INSISTE CON GESTO TORVO, MOVIENDO
EL PUÑO CON LA COPA. No, mi amigo: de la medicina a la juerga hay un solo sorbo.
¡Usted ya está bien! HUGO INSISTE. ¡Ay, me da pena, pobre hombre! LE SIRVE Y HUGO
SE LO BEBE. ELLA SALE CORRIENDO A GUARDAR LA BOTELLA. Ahora haga otra cosa
para recuperarse. Gimnasia, o marcha, o aspire hondo... Eso, aspire hondo. Haga así.
ASPIRA DOS VECES. Oiga, no me haga hablar tanto. ¿Qué le pasa a usted? ¿Otra vez se
siente mal?... ¿Tiene fiebre? INSTINTIVAMENTE LE PONE UNA MANO EN LA FRENTE.
Me parece que... EL LE TOMA LA MANO Y SE LA BESA. MAMÁ DA UN RESPINGO
ASUSTADA; HUGO NO LA SUELTA. ¿Eh, qué hace? ¡Suélteme! FORCEJEA. ¡Mire que
grito! ¡Va a pasar un mal momento! ¡Llamo a la policía! GRITA. ¡Policía! ¡Socorro! ¡Aquí!...
HUGO LA SUELTA. ELLA SE ALEJA DE ÉLO. ¿Pero usted quién es? ¿Qué busca?...
¡Hable! ¿Por qué no habla?... SILENCIO. ¿Será mudo?... ¿O será un...? ¡Váyase de aquí!
¡Vamos! ¡Afuera! ¡Salir! ¡Calle! ¡Escalera! ¡Ascensor!... NUEVO SILENCIO. HUGO LA
MIRA IMPASIBLE. No hay caso, es sordo. ¡Sordo y mudo! ¡Sordomudo!... ¡Claro, ahora
caigo! ¡Cuando me atropelló con la carretilla tampoco me habló! ¡Es sordomudo!... ¿Y
qué quiere aquí? ¿Qué se hace en estos casos?... INDICANDO LA PUERTA. ¡Salir! ¡Abur!
¡Rajar!... ¡No hay caso! ¿Cómo se habla con un sordomudo?... HUGO SE ACERCA
AMENAZANTE. ELLA RETROCEDE, SE ESCONDE DETRÁS DE ALGÚN MUEBLE. ¡Me
quiere tocar, me quiere agarrar, me quiere...! ¡Este busca otra cosa! ¡Es un sátiro! ¡Un
sátiro sordomudo! ¡Qué combinación!... ¡Hay que tener puntería! ¡Se pierde un sátiro
sordomudo y me lo ligo yo!... SE VA A LA PUERTA. SE QUEDA ALLÍ, PROTEGIÉNDOSE.
HUGO LA MIRA IMPASIBLE. ¡Me voy a la calle! ¡Usted no me agarra! ¡Mejor vaya usted a
la calle!... ¡Buscar chica por ahí!... ¡Yo, vieja: no servir!... ¡Chica joven contenta con
sátiro! ¡Yo no! ¡Yo ser como hermana! ¡Yo, hermana!... HUGO ENTIENDE LA EVIDENCIA
DE LOS GESTOS. MARCA EL MUTIS CABIZBAJO, AVERGONZADO. ¡Pobre hombre; la
cara que puso! ¡Me da lástima! ¡No es un sátiro! ¡Los sátiros no aflojan, no se van! ¡Se
quedan todo lo que haga falta!... LLAMANDO. ¡Señor! ¡Señor! ¡Venga, vuelva!... HUGO
VUELVE SORPRENDIDO. Vea, señor; a lo mejor aquí hay un error. Un malentendido.
Usted no es quien parece, ni yo soy lo que busca. Todo equivocado, ¿entiende? ¡Todo e-
qui-vo-ca-do! No se vaya así. Yo no estoy enojada. Seamos amigos. LE TIENDE LA
MANO. A-mi-gos. HUGO MALENTIENDE LA OFERTA Y CIERRA LA PUERTA DE UN
GOLPE. ¡No, no cierre! ¡Yo le ofrecí la mano, únicamente!... ¡Es inútil, lo lleva en la
sangre! SE PRODUCE UNA CACERÍA; EL JUEGO ENTRE EL GATO Y EL RATÓN.
FINALMENTE HUGO CONSIGUE “PESCARLA”. ¡Ay, socorro! ¡Auxilio...! ¡Señor, por favor:
ya soy abuela!... ¿Quién se puede entusiasmar con una abuela?... ¡Suélteme, por
favor!... SE RESITE HASTA QUE SE CONSIDERA VENCIDA. ¡Bueno, está bien! ¡Haga lo
que quiera!... ¡Pero no me lastime, por favor! ¡No me lastime!... ABRE LOS BRAZOS Y SE
ENTREGA MELODRAMÁTICAMENTE. CONTRARIAMENTE A LO SUPUESTO, ESTA
ACTITUD VIOLENTA A HUGO, PERO EN OTRO SENTIDO.
HUGO: EN ALEMÁN, DESPECTIVAMENTE. Sträube dich doch, trottel!... Gob dich doch
nich einfacht so hin, du idiot!... RESISTETE TARADA! ¡NO TE ENTREGUES SIN
LUCHAR, IDIOTA!.
MAMÁ: SORPRENDIDA. ¿Cómo, qué dijo?... ¡Entonces no es sordomudo! ¡Es polaco!
HUGO ENOJADO, VA HACIA LA PUERTA Y LA ABRE.
HUGO: Halte mir keine grossen reden!... Du causselet zu viel! NO ME HAGAS
DISCURSOS! ¡CHARLAS DEMASIADO! SE VA.

17
MAMÁ: ¿Pero qué hace?... ¡Ahora qué sé que es polaco, se va?... ¡Quédese, venga:
hablando se entiende la gente!... SE ASOMA, NADIE A LA VISTA. Se ofendió. ¡Es que son
muy moralistas los polacos! ¡Y a hora que tienen un Papa, mucho más!... LLAMANDO.
¡Caballero! ¡Señor! ¡Señor polaco!... ¿Cómo se dirá en polaco señor polaco?... ¡No tengo
costumbre de hablar con sátiros polacos! SE TAPA LA BOCA. ¡Ya tuve que decirle sátiro
otra vez!... CIERRA LA PUERTA, DESANIMADA. Un sátiro polaco: mucho para una
abuela. Hay que buscar para encontrar algo así. Y buscar bien. PAUSA. ¿Qué buscaba
este hombre? Vamos a ver. ¿Lo que yo pensé?... Entonces por qué se fue justo cuando
tenía lo que buscaba?...No, quería otra cosa. PAUSA. ¿Y yo qué quería?... ¿A mí me
interesaba lo que él me proponía?... ¿Qué es lo que quería yo?... ESTA TURBADA. ¿Yo
tenía intención de...? UN ESCALOFRÍO. VA HACIA LA PUERTA. LA ABRE, MIRA HACIA
FUERA. ¡No; yo me lo imaginé! Aquí no entró nadie. CIERRA LA PUERTA; MIRA AL
VACÍO. No pudo entrar nadie. SE BUSCA LA HERIDA EN LA PIERNA. Hum, ya ni se
nota la marca.

Apagón

Cuatro

AL DARSE LA LUZ LA ESCENA ES LA MISMA QUE AL FINAL DEL PRIMER CUADRO.

MAMÁ: REPITIENDO CON ORGULLO. Sotern. Sotern. Sotern.


BEBA: ¡Bien! ¡Esa es mi mamá! GOLPES EN LA PUERTA.
MAMÁ: Ahí está. Es él.
BEBA: Sí. Andá a abrirle.
MAMÁ: No, abrile vos.
BEBA: Pero mamá...
MAMÁ: Por cábala, sé buena. A vos te fue tan bien cuando hiciste entrar a Julio.
NUEVOS GOLPES. MAMÁ VA A LA COCINA, RECOMPONIÉNDOSE LA ROPA Y EL
PELO. BEBA ABRE. APARECE HUGO, INTIMIDADO AL ENCONTRARSE CON ALGUIEN
A QUIEN NO CONOCE.
HUGO: CREYENDO ESTAR EN UN ERROR. ¡Elminda?...
BEBA: Só, sí, es aquí: adelante. Soy la hija de Erminda. Encantada de conocerlo. HUGO
PARECE NO ENTENDERLA. Yo hija de Erminda. Hija. Ella mamá.
HUGO: HIPNOTIZADO POR LA BELLEZA DE BEBA. ¿Elminda?
BEBA: Le dije que sí. Adelante. LE HACE SEÑAS EVIDENTES. No se quede ahí. HUGO
ENTRA UNOS PASOS, OBSERVANDO TODO. NO INTENTA CAER SIMPÁTICO NI
FUERZA UNA SONRISA. Tome asiento, enseguida viene. HUGO LA MIRA. Asiento,
sentarse. ÉL LA MIRA INMÓVIL. Ufa, que duro es. Un idioma; habría que decírselo en
otro idioma. Sit-aun. Sit-aun. ¿Se dirá así?... REGRESA MAMÁ, FINGIENDO UNA
DESENVOLTURA PROPIA DE LAS DIVAS DEL CINE AMERICANO DEL 40, TIPO GREER
GARSON. LUCE MUY IMPOSTADA.
MAMÁ: ¡Hugo, qué sorpresa! ¿Usted por aquí?... Bueno, lo estaba esperando, ¿Hace
mucho que llegó? Sí, ya oí el timbre. ¿Quiere sentarse? No, mejor está parado. Mejor que
lo salude: cómo le va, es un gusto, esta es su casa. LE PONE UNA MANO PARA QUE EL
LA BESE, PERO HUGO NO LO HACE Y ELLA LA BAJA DISIMULADAMENTE
DESAIRADA. En Polonia no deben conocer el besamanos. ¿Ya se presentaron?... Ella es
Beba, mi hija, yo le hablé mucho de ella, ¿se acuerda?... ¿Qué le parece? ¿Vio que
mayorcita, qué linda planta?,,, Es que yo no represento la edad que tengo. Siempre me
dan menos. ¿Usted cuantos me da, a ver?... HUGO NO RESPONDE. No me da nada.
BEBA: Decile que se siente. Que se ponga cómodo; que se quite el saco.
MAMÁ: No, el saco dejáselo. No es fino un hombre cenando en camisa. A HUGO. ¿Nos
sentamos ya mismo a comer? Tengo todo a punto. VA HACIA LA MESA.
18
BEBA: No te entiende.
MAMÁ: ¿Cómo que no entiende? Vas a ver que sí. LO TOMA DE UN BRAZO Y LO HACE
SENTAR A LA MESA. ¿Viste como entendió?... HUGO MIRA INSITENTEMENTE A BEBA,
SIN QUITARLE LOS OJOS DE ENCIMA. MAMÁ NO LO ADVIERTE. BEBA ESTÁ CADA
VEZ MÁS INCÓMODA. Primero hay unos zapallitos que a la familia siempre le han caído
bien. Después me tiene que dar su dictamen. Y el plato fuerte... una sorpresa, no le digo
qué es. ¿Me deja conservar el secreto? Sí, me deja: gracias. Después el postre y todo
regadito con bon vin. ¿Sabe cómo se llama?... EQUIVOCÁNDOSE CON GANAS. El
sorder. BEBA LE DICE QUE NO CON LA CABEZA. ¿Conoce el vino sorder? Es un vino
fino. ¿Hay vinos en Polonia?... Ay, nena, ahora que lo pienso: ¿si no toma vino?... No
tengo otra cosa para darle. Cerveza o una gaseosa. ¿Voy a comprar?... BEBA, EN LUGAR
DE RESPONDERLE, LE PIDE QUE SE ACERQUE CON UN PEQUEÑO GESTO: MAMÁ LE
OBEDECE. ¿Qué pasa?
BEBA: TRATANDO DE DISIMULAR. Le pasa algo.
MAMÁ: ¿A quién?
BEBA: A él. Algo le pasa: miralo bien.
MAMÁ: ¿Qué le va a pasar? Es tímido. Es polaco. Los polacos son así.
BEBA: Vos miralo bien y te vas a dar cuenta. MAMÁ LO HACE.
MAMÁ: Ya está; ya lo miré. ¿Y ahora?
BEBA: Seguí mirándolo. Vas a ver lo que hace ahora. SE MUEVE DE UN LADO AL
OTRO. HUGO NO DEJA DE MIRARLA. ¿Viste? ¿Lo viste?
MAMÁ: Caminaste para allá y después para aquí.
BEBA: ¡A él; miralo a él!
MAMÁ: A él ya lo vi antes. ¿Qué me querés explicar, Beba? Apurate que tengo que servir
la mesa.
BEBA: Que me mira todo el tiempo.
MAMÁ: ¿A quién?
BEBA: A mí.
MAMÁ: Siempre no.
BEBA: Todo el tiempo, te juro.
MAMÁ: ¿Y eso que tiene de malo?
BEBA: La forma como me mira. No me gusta nada. Mirale los ojos.
MAMÁ: HACIÉNDOLO. Son grises.
BEBA: En profundidad, digo.
MAMÁ: No soy oculista.
BEBA: La mirada, no los ojos. Mirale la mirada.
MAMÁ: No seas tan fantasiosa. Es una mirada sana, de extranjero. Y ya sabés como son
los extranjeros.
BEBA: ¿Cómo son?
MAMÁ: Y... de otro país. Los extranjeros tienen países con formas de ser y de mirar muy
distintas. O al revés, no sé; ya me hice lío. Porque el asunto es no hacerse líos. Así que
sé buena, atendelo mientras yo traigo la comida...
BEBA: No, dejá que voy a traerla yo. BEBA MARCA EL MUTIS, PERO HUGO, DE UN
RÁPIDO SALTO, LA TOMA DE UNA MUÑECA. NO HAY VIOLENCIA EXPLÍCITA, PERO LA
PRESIÓN PROVOCA DOLORES EN BEBA. ¡Ay! ¿Pero qué hace?... ¡Suélteme! ¡Mamá:
decile que me suelte!...
MAMÁ: Pero hija, está saludándote.
BEBA: Es que duele.
MAMÁ: Claro, es albañil. A mí también me hace doler cuando me saluda.
BEBA: ¡Es que no me está saludando!
MAMÁ: Los extranjeros son complicados para todo. Pero no hay que hacérselo notar.
SONRIENDO DE COMPROMISO. Muy gracioso, Hugo. Me hace reír mucho.
BEBA: ¡Decile que me suelte!... Señor, por favor, me duele.
19
MAMÁ: Es una broma.
BEBA: ¡Suélteme, bestia, suélteme! ¡Me duele, carajo!
MAMÁ: ¡Beba, cuidado con esa boca! ¡Mirá si te entiende!
BEBA: ¡Es lo que quiero! ¡Que me entienda! LE DA GOLPES EN EL ANTEBRAZO.
MAMÁ: Esperá que yo se lo pida. Hugo, don Hugo, Mister Hugo... ¿Cómo se dirá Hugo en
Polaco?... Hougou: mi hija no tiene sentido del humor. Pero si usted quiere seguir con el
chiste, mejor agárrela del otro brazo, porque ése ya le duele mucho...
HUGO: A BEBA, HILVANANDO DIFICULTOSAMENTE. Usted... yo. Buenos días.
BEBA: ¿Cómo? ¿Qué dijo?...
MAMÁ: Viste que era un saludo.
BEBA: Dijo “buenos días”.
MAMÁ: Por eso, está clarísimo.
BEBA: ¡Clarísimo un corno, ahora es de noche!
MAMÁ: Ahí está la gracia. Es un saludo con chiste. Todo junto. Los extranjeros siempre
mezclan las cosas.
BEBA: No, está queriendo decir otra cosa.
MAMÁ: ¿Qué novelera que sos! HUGO LLEVA LA MANO DE BEBA A SU BOCA Y LA
BESA.
HUGO: Usted... yo. Buenos días. Elminda no.
MAMÁ: Mirá que galante: como los caballeros de antes. Así da gusto ver tratar a las
mujeres.
HUGO SUELTA A BEBA. ESTA SE RESTREGA LA MUÑECA DOLORIDA Y SE APARTA
UN TANTO.
BEBA: ¿Por qué repite siempre lo mismo? ¿Qué quiere decir?
MAMÁ: Es un saludo; un saludo especial para vos. ¿No viste que dijo “Elminda no”?
Siempre hace lo mismo. A mí también me saludó así la primera vez. No, la primera vez
me tiró una carretilla encima... La segunda vez me hizo la misma historieta. Así que todo
está claro ya. Siéntese a la mesa, por favor... HUGO LO HACE SIN QUE SE LE INSISTA.
¡Mirá qué maravilla, como me entendió!
BEBA: ¿Por qué dirá siempre “buenos días”?...
MAMÁ: ¡Ufa, Beba, terminala! ¡Imaginate que no es vida si me lo paso preguntándome
por qué dijo esto o por qué dijo esto otro! ¡Es polaco y basta! A los polacos no los
entiende ni su madre. Yo quiero ser una novia, no una traductora. Así que sentate y
dejame tranquila. MAMÁ SALE HACIA LA COCINA. CON TEMOR, BEBA SE SIENTA A LA
MESA. HUGO VUELVE A TOMARLE LA MUÑECA.
BEBA: ¡Ay!...
HUGO: DULCEMENTE. No dolor. HAY UNA PAUSA TENSA. BEBA LO MIRA
ATERRORIZADA. Sie sind das ebenbild von Magdalena. USTED ES EL VIVO RETRATO
DE MAGDALENA.
HUGO: No le entiendo, no sé lo que dice.
HUGO: Und ich konnte nie die Magdalena vergessen. YO JAMÁS PUDE OLVIDAR A
MAGDALENA.
BEBA: No siga, no le entiendo.
HUGO: Est ist als ob sie auferstaden wäre. Sie sind Magdalena. ES COMO SI HUBIESE
RESUCITADO AHORA; PORQUE USTED ES MAGDALENA.
REGRESA MAMÁ CON UNA FUENTADA DE ZAPALLITOS RELLENOS.
MAMÁ: Ah, pero qué bien; ya se hicieron amigos. Cuánto me alegro. Los oí conversar.
¿De qué hablaban?
BEBA: ¡Mira qué pregunta! Hablaba él. Nombró varias veces a una tal Magdalena.
MAMÁ: Será la madre. Los extranjeros siempre extrañan a las madres.
BEBA: ¿Vos qué sabés de él, mamá? ¿Tus charlas con él... siempre son así?...
MAMÁ: No, a veces no habla nada. La que hablo soy yo. SIRVE A HUGO.
HUGO: DE MAL MODO. Halten sie endlich die schnanze!... ¡CÁLLESE LA BOCA!
20
MAMÁ: ¡Está bien, no le pongo más! CONTINÚA SIRVIENDO.
BEBA: Mamá, no quisiera asustarte, pero... MIRA A HUGO QUE SE HA PUESTO A
COMER. Aquí está ocurriendo algo raro.
MAMÁ: ¿Otra vez con lo mismo?
BEBA: Disculpame, pero lo voy a llamar a Julio para que venga.
MAMÁ: ¿No, no hagas eso! ¿Para qué lo vas a llamar?
BEBA: Quiero que venga. Por las dudas.
MAMÁ: ¿Por las dudas qué? Mirá que me ofendo.
BEBA: Estoy preocupada, mamá. ¿A vos te parece normal lo que estuvo pasando aquí?...
MAMÁ: ¿Qué tiene de malo? ¿Qué pasó? ¡Este hombre entró, saludó, hizo una broma y
ahora se sentó a comer!... ¿Dónde está lo anormal, cuál es el problema? ¡La anormal sos
vos, que le dijiste bestia, carajo y qué se yo qué más! ¡La primera vez desde que estoy
viuda que me fijo en un hombre... y vos empezás a ver cosas raras! Lo que pasa es que
estás celosa, reconocelo.
BEBA: Eso no es lo que pasó... Y yo no me siento así.
MAMÁ: ¡Desde que llegó no hiciste otra cosa que buscarle el lado malo! ¡Que te mira, que
te hace doler, que no habla castellano! ¿Qué tiene de malo que no hable castellano? ¡Hay
millones de personas en el mundo que no hablan castellano y por eso no son anormales,
ni locos, ni raros!... Te lo pido por favor, hija: no me arruines la noche. No llames a tu
marido. No me embarres. Me costó dos años armar una buena relación con él... y ahora
me vas a echar todo abajo con apenas una telefoneada... HAY UN SILENCIO. LAS DOS
MUJERES SE VUELVEN A HUGO, QUIEN SIGUE COMIENDO CON MUCHO APETITO,
DESENTENDIDO DE ELLAS. Miralo. ¿Qué le ves de malo? Los raros no comen así. Un
hombre con ese aptito no puede ser anormal... Panza llena, corazón contento. Es bueno,
creeme, ¡es bueno!... LA LUZ DESCIENDE LENTAMENTE.

Apagón

Cinco

NO BIEN SE DIERON LAS LUCES, JULIO APARECE EN PIYAMA POR SU DORMITORIO.


MIRA INQUIETO DE UN LADO AL OTRO. VA HACIA LA COCINA. LUEGO AL
DORMITORIO DE MAMÁ. FINALMENTE AL BAÑO.

JULIO: GOLPEANDO LA PUERTA. ¿Beba, sos vos?


BEBA: FUERA. ¿Sí, qué querés?
JULIO: ¿La viste a tu vieja? ¿Sabés dónde está?
BEBA: ¡No! ¡Desde que me levanté no la vi!...
ENTUSIASMADO, RESTREGÁNDOSE LAS MANOS, JULIO CORRE A PONER EL
TOCADISCOS. SE ESCUCHA UNA MÚSICA. ENTRA A SU DORMITORIO, VUELVE A
SALIR. VUELVE A GOLPEAR EN LA PUERTA DEL BAÑO.
JULIO: ¡Dale, Beba, apurate!... APARECE BEBA EN SALTO DE CAMA.
BEBA: ¡Está bien! ¡Ahí tenés el baño! ¡Andás de apuro!
JULIO: TOMÁNDOLA DE UNA MANO. Sí, vení. INTENTA LLEVARLA HASTA EL
DORMITORIO.
BEBA: RESISTIÉNDOSE. ¿Qué pasa? ¿Qué querés?
JULIO: ¡Tu vieja se fue! ¡Nos dio un franquito!... ¡Vení, vamos a la cama!
BEBA: SOLTÁNDOSE. No, no; dejá, no quiero.
JULIO: ¿Cómo que no querés? ¡Te digo que no está, se fue! ¡Lo hizo a propósito porque
sabe que si está en casa, no lo hacemos! INTENTA TOMARLA DE NUEVO. ¡Vamos!
BEBA: APARTÁNDOSE. No, te dije. A lo mejor vuelve enseguida.
JULIO: No importa; nosotros también vamos a hacer enseguida.
BEBA: ¿Y si nos pesca?
21
JULIO: ¡Estamos en nuestro dormitorio! Ahí podemos hacer lo que nos parece.
BEBA: Yo grito mucho. ¡Se oye! Si ella está aquí oye todo.
JULIO: ¿No lo podés hacer en silencio, aunque sea por una vez?... Andá, sé buena,
intentalo. Ponete una mordaza, o mordé la almohada... ¡hacé algo porque yo voy a
reventar!
BEBA: Si no grito, no es lo mismo. Si me reprimo no disfruto.
JULIO: De acuerdo, pero así no podemos seguir. Una vez a la semana a mí no me
alcanza. Va contra las reglas de la salud. Somos dos volcanes a punto de estallar... A ver
decime que no. LA TOMA, LA ABRAZA.
BEBA: ¡Soltame que grito, Julio!
JULIO: Pongo la música fuerte, ¡cómo no se me ocurrió!...
CORRE A LEVANTAR EL VOLUMEN DE LA MÚSICA. DESDE AHORA APENAS SE LOS
OIRÁ. TODO ES PRESUROSO, CON ANSIAS. JULIO SE QUITA LOS PANTALONES Y
QUEDA EN CALZONCILLOS. ELLA SE DEJA QUITAR EL SALTO DE CAMA, AL TIEMPO
QUE VAN RODANDO POR EL SUELO.
BEBA: ¡Vamos a la cama, que es más cómodo!
JULIO: ¡No, aquí!... ¡No puedo esperar más!...
VAN DESAPARECIENDO DETRÁS DE UN SOFÁ, DONDE SE LOS PRESIENTE
MANIOBRAR; BEBA LANZA SUS GRITOS DE GOCE.
BEBA: ¡Ay! ¡Ay! ¡Oh! ¡Ah! ¡Jaum! ¡Ay, qué lindo! ¡Ay, qué hermoso!...
EL GRITERIO ES INFERNAL, PORQUE JULIO TAMBIÉN LE RESPONDE. EN ESE
MOMENTO SE ABRE LA PUERTA Y APARECE MAMÁ. NO PUEDE EVITAR VERLOS EN
EL SUELO, PERO INTENTA DISIMULARLO.
MAMÁ: DISIMULANDO. Como una paloma quisiera volar... Andar por los aires, saltar y
brincar...
JULIO Y BEBA LA ADVIERTEN Y SE INCORPORAN LO MÁS RÁPIDAMENTE QUE
PUEDEN, VISTIÉNDOSE DE APURO. JULIO SE CUBRE DETRÁS DEL SOFÁ. MAMÁ LES
DA LA ESPALDA TODO LO QUE PUEDE.
JULIO: ¡Esto está muy mal, señora! ¡Nunca se lo voy a perdonar!
MAMÁ: ¿El qué, hijo?
JULIO: ¡No me llame hijo!... ¡Se va y vuelve enseguida!
MAMÁ: No le entiendo.
JULIO: No se haga la tonta, como siempre. Denos una oportunidad, ¡pero una
oportunidad en serio! ¡Usted sabe que necesitamos un desahogo! ¡Somos jóvenes y la
sangre nos hierve!... TERMINA DE CALZARSE LOS PANTALONES. ¡Piense un poco en su
hija!
BEBA: ¡A mí no me pongas de escudo! SALE ENOJADA.
MAMÁ: DÁNDOLE LA PUNTA DE UNA SÁBANA QUE HA TRAÍDO. Tome, ayúdeme a
doblar.
JULIO: TOMÁNDOLO INCONCIENTEMENTE. Usted tiene que entenderlo.
MAMÁ: No sé lo que me quiere decir.
JULIO: Que usted nos deja libres únicamente el sábado a la tarde, y eso no alcanza.
Salga un poco más. ¿No tiene algún pariente que pueda visitar?... Se queda todo el
tiempo en casa, y no puede ser. ¿Usted tiene inconvenientes en darnos un poco de
libertad?
MAMÁ: Así no.
JULIO: ¿Cómo?
MAMÁ: La sábana. Dóblela mejor, hijo.
JULIO: No me llame hijo. Una pareja necesita espacio, tiempo, desarrollo para
explayarse en sus necesidades físicas... Una pareja tiene que buscar ser una pareja. La
mujer sin amor físico, es una mujer triste, usted debe saberlo. ¡Piense en su hija!
MAMÁ: Dele aire.
JULIO: ¡Sexo le tengo que dar!
22
MAMÁ: Que le de aire a la sábana, hombre. LA AGITAN PARA ESTIRARLA BIEN.
JULIO: Desde que vine a vivir aquí, no pudimos hacer nada. Su hija se niega. Dos
semanas de tortura; tengo dolor aquí, aquí y acá. SE SEÑALA PARTES DEL CUERPO. Y
todo por lo mismo. Por falta de lo mismo. ¿Entiende?...
MAMÁ: DÁNDOLE LA PUNTA DE OTRA SÁBANA. ¿Yo qué tengo que ver con eso?...
JULIO: Vea, si esto no se arregla, me llevo a su hija a vivir a un hotel.
MAMÁ: Para ahí no.
JULIO: Para donde sea, pero me la llevo.
MAMÁ: Digo que doble la sábana para el otro lado.
JULIO: Tómelo como una emergencia. Es una obligación higiénica. Y lo arreglamos... o
nos vamos de aquí.
MAMÁ: Pongamos un horario.
JULIO: ¡Esas cosas no se pueden hacer contra reloj!
MAMÁ: Así cada uno sabe a qué hora le corresponde usar el baño.
JULIO: ¿Quién habló del baño?...
MAMÁ: Usted recién dijo algo de la higiene.
JULIO: ¡De la higiene sexual!
MAMÁ: Con Beba siempre nos arreglamos. Pero claro, ahora somos tres, y un baño solo
es poco.
JULIO: ¡Yo no hablo del baño! REAPARECE BEBA.
BEBA: ¿Qué pasa? ¿Por qué gritás?
JULIO: Porque confunde todo. Le hablo de una cosa y ella me sale con otra.
MAMÁ: Es cuestión de organizarse. Yo me levanto temprano todos los días. Lo uso de 7 a
8. ¿Está bien así?
BEBA: ¿De qué habla?
JULIO: ¡Del baño! Yo dije “higiene sexual” y ella entendió baño. ¡Es de locos!
MAMÁ: Los sábados tengo clase de ikebana, así que lo pueden usar toda la tarde.
JULIO: ¡Qué hermosas son las tardes del sábado adentro de un baño!...
BEBA: Dejala hablar.
MAMÁ: El domingo nunca estoy en casa. También está libre. El único problema son las
noches... Pero no tengo solución. Ahí vamos a tropezarnos siempre... GUARDA LAS
SÁBANAS, SE OCUPA DE OTROS MENESTERES.
JULIO: ¿Cuándo la va a terminar?...
BEBA: Dejala, nos está dando los días en que tenemos vía libre...
JULIO: ¿Por qué no lo dice directamente?
BEBA: Vos nunca la vas a entender a mamá.
MAMÁ: Ya nos iremos arreglando sobre la marcha, no sé.
BEBA: Sí, quedate tranquila.
MAMÁ: TOMANDO SU CARTERA Y ABRIGO. Bueno, y ahora tengo que salir. Voy a ver a
Carmen Rojo, que está internada. Un día se quedó dura de la columna y no tuvo más
arreglo. Hace mucho que no voy a verla. Menos mal que ahora tengo un poco de
tiempo... Hasta luego. MAMÁ SALE.
JULIO: ¡Qué piantada! Mirá, ahora sale corriendo, para darnos cancha. Y se inventa eso
de la mujer internada. ¿Por qué no dice me voy y listo?... ¿Qué problema tiene en hablar
derechamente, en llamar a las cosas por su nombre?...
BEBA: Ella lo siente así.
JULIO: ¡En fin, cada loco con su tema! Vení, vamos a seguirla. INDICA EL
DORMITORIO.
BEBA: No, ahora no tengo ganas.
JULIO: ¿Cómo? Beba: Que no tengo ganas. ¿Vos no querés que se llamen a las cosas por
su nombre?... ¡No tengo ganas! SALE HACIA LA COCINA. JULIO QUEDA
DESCONCERTADO Y CON BRONCA.

23
Apagón

Seis

MAMÁ, BEBA Y HUGO ESTÁN SENTADOS A LA MESA. EL ÚNICO QUE SIGUE


COMIENDO ES HUGO. BEBA LO OBSERVA PREOCUPADA. HUGO LEVANTA UNA
BOTELLA POR SOBRE SU CABEZA, RECLAMANDO OBVIAMENTE MÁS.

BEBA: Quiere más vino.


MAMÁ: INCORPORÁNDOSE. Parece que le gustó el sorder.
BEBA: Me imagino que no vas a traerle más.
MAMÁ: ¿Por qué no?
BEBA: Se tomó tres botellas ya. Quiere emborracharse. HUGO LA MIRA.
MAMÁ: ¡Cómo te miró! Seguro que entendió lo que dijiste. SUAVIZANDO. Lo felicito,
Hugo. Con comensales así, da gusto ser cocinera. Voy a traerle más vino... MARCA
MUTIS.
BEBA: Vení, no seas cabezona. Te digo que... ¡Ay! AL VERLA LEVANTARSE, HUGO SALE
CORRIENDO HACIA LA PUERTA DE CALLE Y SE DETIENE AHÍ COMO UN
CANCERBERO.
MAMÁ: ¿Qué pasa?
BEBA: Me asustó. ¿Lo viste? Salió corriendo hacia la puerta de calle. ¿Qué hace ahí?...
SONRIENDO FORZADA. Ay, qué risa. La verdad que estuvo genial, Hugo. Es un
actorazo. OFRECIÉNDOLE LA BOTELLA. ¿La destapa usted?
BEBA: Está cuidando la puerta. Se puso ahí para que nadie salga. Para que no salga yo.
MAMÁ: ¿Otra vez? ¡Ya me tenés harta! ¿Pero quién te sentís, el centro del mundo?
BEBA: Creeme. Yo me levanté y él salió corriendo para ahí.
MAMÁ: ¡A él no le importa nada de vos! ¡Me vino a visitar a mí: es mi invitado.! ¡Me
querés hacer trabajar la cabeza con fantochadas! ¡Basta!
BEBA: ¿Querés que te demuestre que está ahí por mí?...
MAMÁ: Reconocelo: te cayó torcido y punto.
BEBA: Hagamos la prueba, dale.
MAMÁ: Soy una mujer grande, sé discernir. Capto, me entero. Yo también sé separar el
bien del mal.
BEBA: Te juro que no tengo nada contra él. A priori, quiero decir. Pero hace cosas
extrañas...
MAMÁ: Cada cual tiene sus... sus... sus... El hace eso, y yo pongo peines en el horno.
¿Quién es más raro de los dos? A ver, decímelo. ¿Con cual de los dos te quedás?...
BEBA: Mirá como nos mira, la cara que pone.
MAMÁ: Está serio, es un hombre serio. Y los hombres serios, cuando están serios, se
ponen serios, con cara seria. Y más estando de guardia delante de una puerta. ¿Los
granaderos que están en la puerta de la Casa Rosada se ríen? ¡No, nadie se ríe en la
Casa Rosada!
BEBA: Te estoy advirtiendo sobre un peligro real que vos no querés ver. Mirá, ahora
fijate bien. Prestá mucha atención. VA HACIA LA PUERTA Y SE PARA ANTE HUGO.
Permiso, quiero salir. ¿Me deja pasar, por favor?... HUGO NO SE MUEVE. Que me deje
pasar, le digo.
MAMÁ: Qué graciosa. Sabés que no te entiende.
BEBA: Entiende cuando a él se le ocurre. TRATANDO DE TOMAR LA PUERTA. ¡Hágase a
un lado; déjeme pasar!... HUGO LA APARTA DE UN EMPUJÓN. ¡Ay!... A MAMÁ. Viste,
viste. ¡Te dije que era peligroso!
MAMÁ: ¿Peligroso porque te empujó? ¡Vos te lo llevaste por delante!...

24
BEBA: ¿Pero será posible que no lo quieras ver?... ACOMETE OTRA VEZ CONTRA LA
PUERTA. HUGO LA TOMA, HAY UN FORCEJEO. MAMÁ TRATA DE INTERPONERSE.
¡Suélteme, bestia! ¡Déjeme pasar!
MAMÁ: ¡Beba, por favor! ¡No lo provoques así! ENTRAN EN UNA LUCHA CONFUSA,
RIDÍCULA, CUANDO SE OYE EL TIMBRE DEL PORTERO ELÉCTRICO. MAMÁ TRATA
DE IR HACIA LA COCINA. HUGO LA TOMA TAMBIÉN A ELLA. ¡A mí no Hugo! ¡Yo no
hice nada! ¡Voy a atender el portero eléctrico, nada más! HUGO MEDITA UN MOMENTO
Y LUEGO LA SUELTA ELLA SALE Y SE LA OYYE HABLAR FUERA. ¿Si? ¿Quién es?...
¿Cómo dice?... ¿Ah, es usted?... Adelante, suba, está abierto... REGRESA MAMÁ
FURIOSA.
HUGO: SORDAMENTE A BEBA. Usted... yo. Buenos días.
BEBA: ¡Volvió a decirme lo de los buenos días!
MAMÁ: ¡No tenés derecho a hacerme esto! ¡Te pedí por favor que no lo hicieses!
BEBA: ¿De qué hablás?
MAMÁ: ¡Lo llamaste a Julio!... ¡Lo hiciste venir por esa estúpida fantasía tuya!
BEBA: ¿El que llamaba era Julio?...
MAMÁ: ¡Vos lo sabés muy bien!
BEBA: ¡Yo no lo llamé, mamá! ¡Si no salí de aquí en todo el tiempo!... SE OYEN GOLPES
EN LA PUERTA. HUGO SUELTA A BEBA Y DE UN SALTO SE COLOCA DETRÁS DE LA
PUERTA, CON UN PUÑO EN ALTO, AMENAZANTE. ¡Cuidado, Julio, no entres! ¡Hay un
loco detrás de la puerta!...
MAMÁ: ¡Callate! ¡No digas eso!
JULIO: FUERA. ¿Pasa algo ahí?...
BEBA: ¡Cuidado que hay un loco!
MAMÁ DESESPERADA, LE DA UN CACHETAZA A SU HIJA. LOS GOLPES SIGUEN.
BEBA, DOLORIDA SALE CORRIENDO PARA EL DORMITORIO. MAMÁ LA SIGUE.
MAMÁ: SALIENDO. ¡Perdoname, nena; no quise pegarte!... MUTIS DETRÁS DE BEBA.
HUGO ABRE LA PUERTA Y SE DISPONE A PEGAR AL INTRUSO. PERO SE DETIENE AL
VER QUE JULIO VIENE CON UNA BEBITA EN BRAZOS Y CON UN BOLSÓN. LOS
HOMBRES SE MIRAN. HUGO BAJA EL BRAZO. JULIO ENTRA, MIRANDO HACIA
TODAS PARTES.
JULIO: ¿Estaban discutiendo, no es cierto?... ¡Qué velocidad! Recién entra a la casa y ya
anda a las patadas!... Soy Julio, el yerno de la señora... LE TIENDE LA MANO, QUE
HUGO NO TOMA. Tiene razón de estar enojado. No hay derecho. No es mala la mujer,
pero hay que frenarla de entrada, como hice yo... Domesticada, la señora es potable.
REAPARECEN BEBA Y MAMÁ, EN ESE ORDEN.
BEBA: ¡Trajiste a la nena!
MAMÁ: ¡Angelito de Dios, por la calle a esta hora!...
JULIO: ¿Tenían quilombo, verdad?
MAMÁ: ¿Quién dijo?
JULIO: Oí los gritos, señora. Y encima le veo la cara al señor y no hace falta adivinar
nada.
BEBA: Lo que pasó es que...
MAMÁ: CORTÁNDOLA. No pasó nada.
JULIO: ¿No pasó nada?... Este hombre parece muy caliente.
MAMÁ: Aquí no pasó nada, y menos sexualmente.
JULIO: La culpa es suya por meternos siempre en el medio. ¿Para qué hizo venir a su
hija?... El hombre está enojado. A lo mejor pensaba estar a solas con usted... y no.
Mamá no está sola. Está con la nena.
MAMÁ: A BEBA. A lo mejor tiene razón, y estaba así por eso.
JULIO: No le quepa duda, mujer. A HUGO. Perdone que me meta en sus cosas, señor...
pero lo comprendo. Es una mujer grande, si necesita un hombre, que lo agarre y chau.
La cama es una cosa buena y hay que usarla. A BEBA. Vení, vámonos.
25
BEBA: No, no vamos a poder.
JULIO: ¿Cómo?
MAMÁ: No le haga caso. Pueden irse sin problemas.
BEBA: Sin problemas, no sé.
JULIO: Déjenos libres, señora. No necesita nuestra autorización para sacarse los gustos.
BEBA: Lo que ocurre no es eso. Mirá, mamá trajo a este hombre y...
MAMÁ: ¡Cuidadito con lo que vas a decir! ¡Empezaste mal! ¿Yo traje a este hombre?...
¡Vino solo!
BEBA: ¡Dejame contarle!
MAMÁ: ¡No, no le cuentes nada! A JULIO. Deme la nena. LA TOMA. Vení, Beba;
acompañame.
BEBA: Pero yo...
MAMÁ: ¡Acompañame, por favor! ¡Te necesito!
DE MALA GANA BEBA ACOMPAÑA A SU MADRE, SALIENDO LAS DOS HACIA EL
DORMITORIO.
JULIO: Qué mujer. Y para esto me tuvo todo el día frente al televisor... HUGO VA HASTA
LA PUERTA DEL DORMITORIO Y CONTROLA LO QUE OCURRE DENTRO. Ojo, eso sí: a
lo mejor lo tiene un año dando vueltas antes de... Póngase firme, hágame caso. HUGO
VA HASTA LA PUERTA DE CALLE Y LA CIERRA DE UN PORTAZO. ¡Eso, muy bien! Un
portazo bien dado, a veces ayuda mucho. Pero repítalo delante de ella. Dele, abra la
puerta antes de que vuelva... HUGO NO SE MUEVE. ¿No me oye? ¡Abra!... COMO HUGO
NO LE HACE CASO, LA ABRE ÉL. HUGO LO TOMA COMO PROVOCACIÓN Y VUELVE A
CERRARLA DE UN PORTAZO. ¡Ahora no, hombre! ¡Cuando vuelva ella! El portazo
cuando ella lo pueda ver. ABRE LA PUERTA OTRA VEZ. HUGO LA VUELVE A CERRAR.
Pero carajo, ¿es sordo usted? ¿No me entiende?... VUELVE A INTENTAR ABRIRLA, PERO
HUGO SE LO IMPIDE. ¡Ah, ahora comprendo! ¡No quiere dar el portazo! Bueno, entonces
busquemos otra cosa para golpear. ¿Qué puede ser? MIRA EN DERREDOR. ¡Una silla!
TOMA UNA SILLA. Mire, fíjese cómo hago. GOLPEA LA SILLA CONTRA EL SUELO Y
PONE CARA DE HÉROE DE WESTERN. ¿Vio?... ¿Impresiona, no es cierto?... ¿Quiere
que lo repita?... LEVANTA NUEVAMENTE LA SILLA. ¡Así, mire! LA GOLPEA CONTRA EL
SUELO. HUGO CREE QUE SE TRATA DE UNA PROVOCACIÓN Y BUSCA ALGO CON
QUE PROTEGERSE: TOMA UNA LÁMPARA. ¡No! ¡La lámpara no! ¡Una silla! ¡Agarre una
silla! LE QUITA LA LÁMPARA. ¡Deje, no golpee nada!... Póngase serio y listo. Cara de
malo; ponga cara de malo. Así, mire. HACE UN VISAJE DE MALO DE PELÍCULA. HUGO
CREE QUE LO ESTÁ MIRANDO Y LO TOMA DE LAS ROPAS Y LO ZAMARREA. ¿Eh, qué
hace? ¡Suelte! ¡La ropa! ¡Me arruina la ropa! EN ESE MOMENTO REGRESAN BEBA Y
MAMÁ.
BEBA: ¡Julio! ¿Qué te hacen?...
JULIO: ¡Suelte, le digo! ¡Suelte! CONSIGUE LIBERARSE.
MAMÁ: ¿Qué pasó?...
BEBA: ¿Te lastimó? ¿Cómo te sentís?...
JULIO: ¡Es loco este tipo!...
MAMÁ: No, es raro, nada más.
JULIO: ¿Raro?...
BEBA: Estuvo haciendo cosas extrañas todo el tiempo.
JULIO: ¿Es de “esos”?
MAMÁ: ¿Esos? ¿Quiénes son esos?...
JULIO: ¡Qué puntería la suya, señora!... Tanto dar vueltas, y cuando se decide, pesca a
uno de esos...
BEBA: ¿Qué querés decir?... ¿Qué entendiste?
JULIO: ¿Por qué no lo rajaron cuando se dieron cuenta?... ¿Para qué quiere en su casa
un tipo así?... SE OYE EL BERRIDO DE LA BEBITA, LLORANDO.
MAMÁ: ¡La nena está llorando!... HACE MUTIS.
26
BEBA: ¡Dejá que la atiendo yo! MUTIS. LOS HOMBRES NUEVAMENTE SOLOS.
JULIO: ¿Por qué no se va?... ¿Qué tiene que hacer aquí? ¡Ya le descubrieron el juego! La
señora ya sabe que usted no funciona. Váyase y no la jorobe más, hágame caso... HUGO
ESTÁ DE ESPALDAS, BEBIENDO UN VASO DE VINO. JULIO LE TOCA LA ESPALDA. EL
OTRO GIRA VIOLENTO. JULIO DA UNA ESPANTADA, ASUSTADO. ¡Está bien, está bien!
¡Haga lo que quiera!... REGRESAN MAMÁ Y BEBA. MAMÁ TRAE A LA BEBITA EN
BRAZOS.
MAMÁ: ¿Otra vez?... ¿Qué pasa ahora?...
JULIO: ¡Es que el marica éste es un rayeta!...
MAMÁ: ¿Cómo le dice eso?...
JULIO: Ahora no se haga la estrecha, que usted fue la primera en incendiarlo. Dijo que
era raro.
MAMÁ: ¡Pero raro es raro! ¡No por lo otro que usted dice!...
JULIO: ¡Oiga señora: póngase de acuerdo!... ¡Dígale que se vaya y terminemos con esta
historieta!... JULIO VA A INTENTAR ABRIR LA PUERTA, PERO HUGO LE DA UN
EMPELLÓN.
BEBA: ¡Cuidado!
HUGO: VOCIFERANDO. Nür ich diese tür auf!... ¡SOLAMENTE YO ABRO ESA PUERTA!
JULIO: ¡A la mierda! ¿Qué dijo?
MAMÁ: ¡No sabe! ¡Es polaco y no habla el castellano!...
JULIO: ¡Marica y polaco!...
BEBA: ¡Está atacado con esa puerta! ¡Ahora no quiere dejarlo tampoco a Julio!
JULIO: Dígale que se vaya, señora.
MAMÁ: Yo no quiero que se vaya.
BEBA: ¿Todavía no tuviste bastante?...
JULIO: Vamos, anímese: con la nena en brazos no le va a hacer nada. MAMÁ SE TOMA
SU TIEMPO HASTA QUE SE ANIMA A ACERCARSE A HUGO.
MAMÁ: ¿La vio bien a mi nietita, Hugo?... Nació aquí. Bueno, aquí no. En el sanatorio.
Pero casi nace aquí. Cuando Beba se quiso acordar ya tenía la dilatación y todo en
orden. Hubo que salir corriendo. Subimos a un taxi y ahí le hicimos un desastre, pobre
taxista. Ella rompió la bolsa, y...
BEBA: Pero mamá, ¿qué le estás contando?...
MAMÁ: ¡Déjenme ablandarlo un poco antes!
JULIO: ¡Vaya al grano! ¡No se demore!
BEBA: ¡Apurate, que voy a explotar de los nervios!...
MAMÁ: ¿Este, como era?... ¿Hugo, Huguito: me deja abrir un poquito la puerta para que
se ventile la casa?...
JULIO: ¡Así no! ¡Echelo, empújelo!
MAMÁ: ¿Yo lo hago a mi manera! ¡Dejen de criticar!... ¡Porque agarro y no hago nada! SE
SEPARA DE HUGO. JULIO LA EMPUJA DE VUELTA, HACIA EL POLACO. ¡Vuelva para
allá! MAMÁ SE LLEVA POR DELANTE A HUGO.
BEBA: ¡Cuidado con la nena!... HUGO, ENFURECIDO, VA HACIA JULIO Y LO TOMA EN
UN ABRAZO DE OSO. LO AGITA COMO UN PELELE. CAEN AL SUELO: HUGO
MONTADO SOBRE JULIO. ¡Pegale, Julio, pegale!
MAMÁ: ¡Callate, vos no te metas!...
BEBA: ¡Fuerza! ¡Vamos! ¡Dale que lo tenés! ¡Pegale, matalo!... JULIO QUEDA QUIETO
EN EL SUELO. HUGO SE LEVANTA, VENCEDOR. VA HACIA BEBA, Y LA TOMA DE UN
BRAZO. ELLA NO SE RESISTE.
HUGO: DULCEMENTE. Aber sie tot sie sind Magdalena. ERES HERMOSA COMO
MAGDALENA.
HUGO CONDUCE SUAVEMENTE A BEBA HACIA EL DORMITORIO DE MAMÁ. LA
MUCHACHA SE DEJA LLEVAR.

27
MAMÁ: ACUNANDO FUERTEMENTE A LA NIÑA. Duérmase mi niña, duérmase mi sol...
VA HACIA LA PUERTA DEL DORMITORIO. Beba, mirá que está todo muy desordenado...
Duérmase mi niña, duérmase mi sol... Julio, ¿no quiere comer algo? VUELVE A LA
PUERTA DEL DORMITORIO. Hugo: se lo digo de buenas maneras. Váyase de mi casa; mi
hija le tiene antipatía. Ahí está, ya se lo dije. Usted le cayó mal. A JULIO, QUE ESTÁ
REINCORPORÁNDOSE LENTAMENTE. Ya se lo dije: cumplí con mi palabra...
NERVIOSA, AGITA MUCHO AL BEBÉ. Duérmase mi niña, duérmase mi sol...
JULIO: La mueve mucho. La va a desconyuntar... Mire como la sacude.
MAMÁ: No la sacudo, la acuno.
JULIO: Lo que sea. La chica no tiene costumbre. Duerme sin necesidad de que la
acunen. Así es como se malcrían los chicos.
MAMÁ: Está bien; agárrela usted. LE PASA LA NIÑA. SE OYEN GEMIDOS CLARAMENTE
SEXUALES DE BEBA, PROVENIENTES DEL DORMITORIO. LOS DOS TRATAN DE
OCULTAR LA IMPRESIÓN. JULIO SACUDE A LA NIÑA MÁS QUE ANTES MAMÁ. Ahora
la está sacudiendo usted.
JULIO: Para no cortarle de golpe la acunada. A ver si recibe un shock. NUEVOS
GEMIDOS. NUEVO BRINCO DISIMULADO DE LOS DOS. MAMÁ COMIENZA A
RECOGER LA MESA.
MAMÁ: ¿Me ayuda?... Dígale a Hugo que se vaya.
JULIO: Ahora no puedo. Le corto el movimiento a la nena.
MAMÁ: Vaya con la nena en movimiento.
JULIO: Enseguida. Ni bien se duerma. SIN ADVERTIRLO, MAMÁ SE HA QUEDADO CON
UN CUCHILLO EN LAS MANOS, QUE LO USA PARA AMENAZAR A JULIO.
MAMÁ: Vaya ahora mismo.
JULIO: MIRANDO CON TEMOR EL CUCHILLO. ¿Le parece?
MAMÁ: ¡Vaya, le digo!
JULIO SE CORRE HASTA LA PUERTA DEL DORMITORIO, SEGUIDO POR MAMÁ. SE
OYEN GEMIDOS DE ADENTRO.
JULIO: GRITANDO HACIA ADENTRO. ¡Beba!... Tu mamá dice que... Dice que hay que...
MAMÁ: ¡Adentro!... ¡Vaya adentro!...
JULIO: Pero es que...
MAMÁ: ¡La nena lo protege! ¡No tenga miedo! AMENAZA CLAVARLO.
JULIO: METIÉNDOSE. ¡Permiso! ¿Se puede?... Entro con la nena, para... DESAPARECE
EN EL INTERIOR. MAMÁ QUEDA MUY NERVIOSA A LA ESPECTATIVA. DE PRONTO,
APARECE HUGO CON LA ROPA DESACOMODADA. SU ACTITUD ES AVERGONZADA,
TEMEROSA. MAMÁ DA UN PASO ATRÁS, PERO NO DEJA DE “APUNTAR” CON EL
CUCHILLO.
HUGO: AVERGONZADO. Ich... ich wolte keinem was antun!... Ich habe mich benommen
wie ein... wie ein; Pardón! YO... YO NO QUISE HACERLE MAL A NADIE. ME HE
PORTADO COMO UN, COMO UN... ¡PERDÓN!
HUGO SALE CORRIENDO HACIA LA CALLE, DEJANDO LA PUERTA ABIERTA AL SALIR.
MAMÁ, VA HASTA LA MESA Y TIRA EL CUCHILLO, COMO ASQUEADA. QUEDA
MIRÁNDOLO, RESTREGÁNDOSE LAS MANOS. LUEGO VA A LA PUERTA Y LA CIERRA
VIOLENTAMENTE. REGRESA JULIO.
JULIO: Eh, qué portazo. Va a despertar a la nena.
MAMÁ: ¿Se durmió?
JULIO: Sí, la acosté en su cama.
MAMÁ LLEVA PARTE DE LOS PLATOS HACIA LA COCINA. REAPARECE BEBA CON EL
VESTIDO HECHO JIRONES, UN SENO CASI AL DESCUBIERTO. LA BLUSA FUE
DESGARRADA Y LE FALTAN BOTONES. ELLA TRATA DE FINGIR QUE SU PRESENCIA
ES IRREPROCHABLE.
BEBA: Menos mal que viniste a buscarme.
JULIO: No fui a buscarte. Entré para acostar a la nena.
28
BEBA: Aquí, digo. A la casa de mamá.
JULIO: Ah.
BEBA: Así nos volvemos juntos en un taxi.
JULIO: Taxi, taxi... ¿Vos te pensás que la guita la encuentro tirada en la vereda?...
APARECE MAMÁ DESDE LA COCINA.
MAMÁ: ¿Un vinito, Julio? Es buenísimo: el sorder. ¿Conoce el vino sorder?
JULIO: ¿Sorder? No. ¿Es una marca nueva?
MAMÁ: ¿Quiere o no?...
JULIO: No, gracias.
BEBA: Nos vamos, mami.
MAMÁ: La nena recién se durmió.
JULIO: La llevamos dormida.
MAMÁ: ¿No pueden quedarse un ratito más?...
BEBA: No, ya es tarde.
SE OYEN UNOS FUERTES GOLPES EN LA PUERTA. TODOS MIRAN HACIA ELLA, PERO
NADIE DEMUESTRA OÍRLOS.
JULIO: No, esperá un cachito. ¿Qué apuro hay?... Voy a tomar ese vinito antes. ¿Cómo
dijo que se llamaba?...
MAMÁ: SIRVIÉNDOLE UN VASO. ¡Ay, que suerte, así liquidamos toda la bebida!...
BEBA: ¿Te dio mucho trabajo la nena en casa?...
JULIO: ¡No! Me dejó tranquilo todo el tiempo. Hasta vi una película en la tele.
MAMÁ: ¿Era buena?
JULIO: ¡Buenísima! De Paul Newman. VUELVEN A OÍRSE LOS GOLPES EN LA PUERTA.
BEBA: ¿Qué es eso?
MAMÁ: ¿Eso qué?
BEBA: Como unos golpes. Alguien golpea.
MAMÁ: Yo no oigo nada. ¿Usted oye algo, Julio?
JULIO: Paul Newman era un indio. Medio indio, bah: un bastardo. Pero cojonudo. No se
quedaba callado nunca. Prepotente como él solo. Estaba orgulloso de ser mestizo.
Porque los indios mezcla son los peores.
BEBA: ¿Dónde tenés el costurero?...
MAMÁ: ¿Para qué lo querés?...
BEBA: Quería darle una puntadita a la blusa. LA TOCA.
MAMÁ: INTERESÁNDOSE. A ver, dejame mirar.
JULIO: Un día fue al saloon. Saluda a todo el mundo. Jelóu, Joe; Javaiú, Doc. Todos le
contestan, menos tres basuras que están a un costado.
Mamá: Un poquito arrugada, nada más.
BEBA: ¿Arrugada?... Está para la basura.
MAMÁ: Como se ve que vos nunca fuiste pobre.
JULIO: Indio de mierda, dicen por lo bajo. ¡A Paul Newman! ¿Cómo le van a decir indio
de mierda a Paul Newman?... Se arma un quilombo bárbaro: piña va y piña viene. Hasta
que viene el sheriff y van todos en cana...
BEBA: ¿Aquí está rota, no ves?...
MAMÁ: Sacátela que te la arreglo en dos minutos... LOS GOLPES EN LA PUERTA SE
REPITEN.
JULIO: Pero lo tienen que soltar enseguida. Porque Paul Newman es hijo de un rico
terrateniente...
BEBA: No, mejor dejá. Prestame un tapado cuando me vaya y listo.
JULIO: Pero al salir lo está esperando un hermano mayor, que no lo quiere nada...
MAMÁ: ¿No querés que te la cosa?
BEBA: No vale la pena.
JULIO: El hermano le tira un tiro, y Paul Newman cae al suelo...
MAMÁ: Pero no vayas a tirarla. Mirá que tiene arreglo.
29
SIGUEN SONANDO LOS GOLPES. JULIO CONTINÚA CONTANDO LA PELÍCULA. LA
NENA COMIENZA A LLORAR. MAMÁ Y BEBA CONTINÚAN CONVERSANDO CAE
LENTAMENTE EL

Telón

30

Das könnte Ihnen auch gefallen