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Técnicas de estudio Lic.

María José Bianco

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APRENDIZAJE, ESTUDIO
Y TÉCNICAS DE ESTUDIO

El hombre es siempre el mismo,


pero no lo mismo (Goethe)

El ser humano es capaz de aprender a cada instante y en cualquier lugar: la calle, su casa, el teatro,
el cine, un museo, etc., es decir, en el diario contacto con las personas, la naturaleza y los objetos
que lo rodean. Sin embargo, el aprendizaje formal se relaciona y conecta con el estudio y sus
procesos; la examinación y el análisis del estudio no es un área de reciente interés, más bien desde
hace varias décadas atrás se ha intentado profundizar en él y todo lo que involucra, a fin de lograr
mejorar los niveles de rendimiento académico de las personas.
No obstante de ello, en la realidad se ha comprobado que en la mayoría de los casos los estudiantes
desconocen los conceptos y acciones básicas del proceso de estudio, así como los procedimientos
que pueden favorecer a mejorar su producción debido a que en ningún momento de la vida educativa
formal se le explica con detenimiento lo que es aprender, estudiar o cualquiera de los factores que
inciden en ello (Uriarte Mora 1988, 61). Por ello, es importante entender que todas las personas que
tienen como labor el estudio, sin importar edad ni nivel, están en posibilidad y deben aprender a
aprender.
Todo ser humano está en la posición de instruirse para estudiar cada vez mejor y contar con
herramientas cada vez más propicias y específicas para aprender de manera más dinámica,
ahorrando tiempo y energía, reteniendo de manera más significativa y sosteniendo el conocimiento
por lapsos más largos, lo que permite aplicar el saber adquirido de forma más práctica y precisa. Las
técnicas de estudio son esas herramientas, son múltiples métodos, recetas y normas formalmente
lógicas que facilitan la labor académica.
Sin embargo, no es posible pretender adentrarse en lo que son específicamente las técnicas de
estudio y su práctica, sin antes delimitar al estudio y sus implicaciones (Saa 2005). Por ello, en este
tema introductorio desarrollaremos nociones generales de aprendizaje y estudio, buscaremos
comprender éste como un proceso, describiendo sus factores básicos, su necesidad y sentido, así
como valorando la importancia y el privilegio de poder ser estudiantes universitarios. Finalmente,
trataremos de acercarnos al concepto de técnicas de estudio, entendiéndolas como herramientas que
ayudan a la labor académica, ayudan a mejorar el rendimiento de los estudiantes y a hacer sostenible
el conocimiento para que sea aplicado en la solución de los problemas reales.

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Tema Nº 1: Aprendizaje, estudio y técnicas de estudio Lic. María José Bianco

1.1 APRENDIZAJE Y ESTUDIO


Aprender puede ser el resultado de un conjunto de procesos que pueden ocurrir en cualquier lugar.
Podemos aprender tanto en la calle como en una institución de educación formal; en cualquier
momento podemos adquirir conocimientos, asimilarlos y grabarlos para utilizarlos a lo largo de
nuestra vida, aún sin necesidad de haberlos estudiado, pues la acción de aprendizaje se produce
muchas veces de un modo automático y espontáneo, inconscientemente o por imitación: aprendemos
a caminar y a hablar, aprendemos a manejar bicicleta, aprendemos a diferenciar los colores,
aprendemos a escribir, etc.
El experto español en metodología de estudio Bernabé Tierno recuerda que el aprendizaje es definido
de manera general como “el proceso mediante el cual el individuo modifica su conducta como
consecuencia de la experiencia y el ejercicio.” Este cambio le permite al ser humano responder más
eficazmente a las exigencias del medio, al poder afrontar situaciones de modo diferente a como las
afrontó en el pasado (2007, 17). Indica, también, que existen tres niveles de aprendizaje:
a. Informativo, el más básico, el de acervo cultural general;
b. De instrucción, que configura el aprendizaje en una doble dimensión: Estructuralmente,
organizando los contenidos de la mente de manera orgánica, lógica y coherente, y
Dinámicamente, una estructura abierta que permite al sujeto continuar incrementando su
experiencia con nuevos conocimientos; y
c. De educación, por el que el individuo busca el fin que le es propicio: su formación integral y su
propio perfeccionamiento, lo que se logra a través del estudio de áreas específicas (2007 17-20).
Este último aprendizaje, el de educación, que se vincula de manera más directa con el proceso de
estudio, tiene tres características fundamentales:
 La singularidad: porque requiere un esfuerzo personal que nadie puede hacer por otra
persona. Cada ser humano tiene un ritmo particular de aprendizaje según criterios, formas
únicas, motivaciones, intereses. Cada sujeto debe desarrollar y ejercitar de manera individual,
personal y específica el proceso de estudio, pues el verdadero aprendizaje pasa,
necesariamente, por la individualización.
 La modificación que supone en el comportamiento: modifica positivamente el
comportamiento de las personas; cada nueva situación a afrontar, cada problema que se debe
resolver, supone vencer un obstáculo y alcanzar una nueva meta o logro que proporciona
satisfacción al sujeto.
 Propicia la interacción del sujeto con el medio: su entorno o ámbito vital, para un
desarrollo integral (Tierno 2007, 127).
Al estudiar se emplean las aptitudes, los deseos, el interés, la voluntad de adquirir nuevos
conocimientos, comprenderlos, almacenarlos convenientemente, relacionarlos con los ya
preexistentes y utilizarlos en el momento adecuado. Por eso, el estudio puede ser entendido como un
trabajo profesional, porque requiere conocer los procesos intrincados del aprendizaje, y como un arte,
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al entenderse como el dominio de una serie de destrezas, habilidades y técnicas que se aprenden
con el ejercicio continuo y perseverante.
Concebiremos al estudio, entonces, como la concentración de todos los recursos personales en la
captación y asimilación de datos, relaciones y técnicas conducentes al dominio de un problema;
ejecutando la mente de forma voluntaria con el fin de investigar, comprender o aprender algo que nos
permitirá, en el futuro, resolver situaciones de mejor manera.

1.2 NECESIDAD Y SENTIDO DEL ESTUDIO


¿Por qué estudias? ¿Por qué estudiamos? Múltiples son las respuestas a estas interrogantes:
estudio porque mis padres quieren que estudie, estudio porque la sociedad lo exige, estudio para
tener ingresos, estudio para obtener un título, etc. Todas son válidas, pero es necesario entender al
estudio como algo más profundo.
Para García Carbonell (2007, 48-49) se estudia para tener dentro de uno “mecanismos de oposición
válidos para captar la realidad en su punto, vez a vez.” Esos mecanismos de oposición, adquiridos
mediante el estudio desde la infancia, consisten en técnicas, formas de clasificación de organización
y abstracción. En síntesis, dice, estudiamos porque a través de ello adquirimos “recursos valiosos por
los cuales podemos reflejar las infinitas magnitudes del Universo entero entre los escasos límites de
una página, para luego, “someterlo a consideración, por medio de una escala reducida, cómoda y
manejable.” Concluye expresando que es por esta afirmación que se vincula el estudio con la vida de
todos los días, pues será la preparación –sumada con la habilidad, la sensatez y el tacto con el que
actúan quienes han logrado vincular armoniosamente los estudios con la realidad– la que nos
permitirá, llegados al final de una carrera o de estudios indispensables, “valorar los sucesos e
interpretar los fenómenos que, de algún modo, afecten nuestro rumbo o nuestras decisiones. He ahí,
entonces, la necesidad y el sentido del estudio.” Así, estudiamos, más allá de aspectos
personalísimos y vocacionales, para estar preparados a enfrentar y resolver de la mejor manera
posible situaciones problemáticas, personales o profesionales.
Estudiar es una opción de superación personal, una actividad que se caracteriza por ser:
a. Constante: persistente, el estudio debe ser una práctica cotidiana no algo extraordinaria;
b. Organizada: con compromiso y disciplinada, lo que requiere cumplir en tiempo y forma con las
actividades asumidas y requeridas. Se deben jerarquizar las acciones, poniendo en lugar elevado
los que implican responsabilidades; y
c. Intencional: El estudio puede ser un fin en sí mismo, pero es mucho más útil cuando es un medio
para alcanzar otras metas. Independientemente del motivo, para estudiar es básico querer
hacerlo.
La ausencia de cualquiera de estos factores alterará los resultados del proceso de estudio.
El estudio permite asimilar e interiorizar conocimientos, pero también permite reflexionar y cuestionar,
descubrir y adquirir nuevos alternativas para interactuar con la realidad, desarrollar habilidades y
solucionar problemas, así como para reaccionar de la mejor manera a las transformaciones que
surgen de la dinámica del mundo. La finalidad del estudio es descubrir la verdad, la verdad de la vida,
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Tema Nº 1: Aprendizaje, estudio y técnicas de estudio Lic. María José Bianco

de las cosas, del mundo y de la sociedad que nos rodea. A medida que se va descubriendo esa
verdad se va potenciando la inteligencia, desarrollando habilidades, destrezas y capacidades. Con
todas las potencialidades fortalecidas se puede transformar la realidad que nos circunda; allí la gran
razón del estudio.

1.3 EL ESTUDIO EN LA UNIVERSIDAD


La complejidad de nuestra sociedad no asegura que todos los miembros que forman parte de ella
puedan acceder al estudio. Muchos, por razones de necesidad, de posibilidad o de fuerza, no pueden
contemplar de manera inmediata el perfeccionamiento intelectual y deben dedicar su tiempo a cubrir
necesidades más urgentes.
La universidad fue durante años una meta inalcanzable para muchos. Actualmente las cosas son
diferentes, son cada vez más las personas que pueden acceder a ella. Este aumento en la posibilidad
de acceso a la educación superior y el incremento de la población estudiantil en las universidades ha
generado muchos aspectos positivos, pero también algunos negativos, como por ejemplo que en la
actualidad tener una profesión no sea algo tan meritorio como lo fue en años pasados o el hecho que
la masificación en algunas carreras repercute en los espacios laborales dejando profesionales sin
opción de conseguir trabajo o, si lo han hecho, muchas veces no es en la especialidad estudiada. Sin
embargo, la universidad tiene su razón de ser y la seguirá teniendo “en la medida que profesores y
estudiantes sigan esforzándose por dotar a esta gran escuela de las características de universalidad,
de desarrollo y de investigación” (Tierno 2007, 289).
Sin embargo, muchas veces los estudiantes universitarios de nuestro medio no comprenden,
disfrutan ni se comprometen con el privilegio de serlo, y por ello ni siquiera toman conciencia de la
responsabilidad que eso significa y que la sociedad les exige, lo que repercute en su rendimiento y
productividad, restringiendo la calidad y cantidad de los conocimientos que son necesarios para
garantizar la culminación exitosa de las carreras y el normal ejercicio de la profesión. La falta de una
adecuada orientación profesional; el subdesarrollo del espíritu investigativo; la desorientación en
cuanto a métodos, técnicas y hábitos de estudio; la deficiente preparación básica (primaria y
secundaria); la ausencia de objetivos instruccionales acordes con las necesidades del estudiante y de
la sociedad en la que se desenvuelve; la falta de capacidad para atender y escuchar; la marcada
tendencia a minimizar el esfuerzo intelectual; la ausencia de capacidad analítica para enfrentar la vida
académica, son algunos de los reflejos de lo antes mencionado (Torres Muñoz 1990, 268-272).
Siempre ha sido un tema controversial si realmente es necesario tener un título universitario, o nada
más responde a exigencias legales o sociales al momento de ocupar un lugar de trabajo; así como si
en verdad es necesario adquirir las competencias y conocimientos en la academia o ya en la
experiencia de trabajo. Tratando de contestar estos cuestionamientos, podemos reconocer algunas
como ventajas de terminar los estudios universitarios, las siguientes: los profesionales tienen más
posibilidades de obtener mejores remuneraciones; cada vez más empleos requieren títulos
universitarios, las carreras que más demanda laboral tienen en la actualidad suponen una formación
universitaria; en la universidad se aprenden valiosas habilidades interpersonales, gracias a la
interactuación con los compañeros y profesores, a la posibilidad de integrar organizaciones

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estudiantiles, como las sociedades científicas, lo que vuelve a los estudiantes más innovadores,
creativos y seguros, mejores y más hábiles comunicadores; la universidad permite explorar otros
posibles rumbos profesionales, porque amplía las perspectivas de prácticas profesionales,
vocacionales, de voluntariado, etc.; la universidad es una gran fuente de contactos profesionales, los
años de vida universitaria generan contacto con mentores y posibles empleadores; quien tiene un
título universitario tiene más posibilidad, capacitación y competencia para ser productivo en su vida
diaria y en su trabajo, pues en cuanto se acabe una carrera se tendrá la posibilidad de incrementar
aún más las posibilidades estudiando un curso o un posgrado.
Para los principiantes universitarios, el ingreso a ella es entrar en un mundo desconocido en el que,
definitivamente, tendrán que participar de forma activa si quieren conseguir lo que desean. La
universidad permite un enorme abanico de posibilidades para ello ya que, aparte de una titulación,
permite una formación intelectual de gran calidad para afrontar con mayores posibilidades las
contingencias que se enfrenten en el mundo laboral. Por ello, la universidad es la culminación, no
única ni definitiva, de un proceso formativo que permitirá al sujeto seguir abierto a los cambios que se
produzcan a su alrededor, dotándolo de un significado constructivo, en tanto y cuanto haya sido
correcta la elección del área y carrera de estudio. La clave para aprovechar el periodo de formación
universitaria “está en mantener siempre un alto nivel de curiosidad, una gran capacidad para
interesarse por los (…) más diversos temas, escuchando las diversas opiniones existentes para, a
partir de la reflexión y crítica” conformar una opinión propia con base en hechos y demostraciones
(Tierno 2007, 290).

1.4 RECONOCIMIENTO DE AFICIONES Y VOCACIÓN


Muchos estudiantes corrientes, sin responsabilidad con su formación profesional, sólo ven la
culminación de una carrera como único objetivo del proceso de estudio universitario, por eso
pretenden llegar a la meta por los medios que más se acomoden a su pereza mental y a la tendencia
general a minimizar el esfuerzo intelectual. Copiar en los exámenes, ser perezosos a la hora de tomar
apuntes, usar la astucia dialéctica con los profesores, esquivar los trabajos de prácticas, presentar
como propios trabajos ajenos, memorizar mecánicamente para salir del paso, frecuentar las aulas
solo en época de exámenes, etc., aún a sabiendas de que obrar en tal forma está en desacuerdo con
la ética, son algunas de las características de esos estudiantes no comprometidos.
Muchos de estos problemas se presentan por la desvalorización del beneficio de ser universitarios así
como de la necesidad de esforzarse para lograr una formación integral, pero también porque una
carrera profesional muy pocas veces se estudia después de haber hecho un análisis de la situación
real en cuanto a vocación, limitaciones, objetivos, posibilidades, etc. Quizás esta sea una de las
principales causas de los fracasos durante el estudio y después en el ejercicio profesional (Torres
Muñoz 1990, 268).
Por eso, a la hora de elegir una carrera universitaria para estudiar es fundamental aprender a
conocerse uno mismo, así como no compararse jamás con los otros. Cada sujeto tiene una dotación
de aptitudes y cualidades básicas y únicas impresas en su constitución, que lo hacen apto para el
estudio de determinadas ramas y artes del saber. Estas cualidades particulares están en cada

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Tema Nº 1: Aprendizaje, estudio y técnicas de estudio Lic. María José Bianco

persona desde la infancia por las aficiones que convocan la atención, mismas que, antes o después,
señalarán la verdadera vocación.
Roberto García Carbonell (2007, 63-65), tomando como referencia a Huarte (1977), indica que
“estudiando la orientación vocacional desde el punto de vista fisiológico” se pueden distinguir “tres
tendencias claramente diferenciadas de individuos”:
a. Memorísticos: los que tienen gran capacidad para aprender usando la memoria. Abordan la
información a estudiar haciéndose cargo del mensaje con la mayoría de palabras que el autor de
la misma emplea para la comunicación. Al estudiar hacen lo mismo, reteniendo los contenidos sin
necesidad de “reelaborar, sintetizar o resumir el texto”.
Las profesiones que estén en línea con esta tendencia natural, vale decir, que requieren la
memorización de importantes caudales de teoría, serán las más indicadas y constituirán la mejor
oferta para estos sujetos.
b. Semánticos: los que se ensimisman en la penetración de todas las cosas. “Tienden a sentirse
cómodos razonando, infiriendo, juzgando, eligiendo.” Suelen ser tardíos en la mayor parte de las
discusiones porque requieren la maduración de las ideas, para ellos es posible cambiar de forma
inmediata las palabras y expresarse con lenguaje propio a la hora de transmitir lo asimilado.
Estas personas necesitan tiempo y método para aprovechar mejor sus estudios, una vez que
encuentran esta tendencia natural (de razonamiento y ponderación) no tienen problemas. En
ellos la memoria no tiene un rol sobresaliente, aunque esto no implica que tengan mala memoria;
no pueden ni deben prescindir de los resúmenes y síntesis en las tareas de estudio.
c. Imaginativos: predispuestos para el arte en sus diversas manifestaciones. Son sujetos rápidos
para discurrir; ingeniosos y divertidos; hábiles, dispuestos y negociadores. Sin embargo, les
cuesta estudiar y asimilar, por su tendencia natural “a la dispersión y el ensueño.”
Su talento tiene aplicación en aquellas artes para las cuales tales valores sean requeridos, pero
una disciplina más o menos rigurosa permitirá que saquen adelante obligaciones propias de la
“formación básica, media y de otros estudios que necesitan ser asimilados para completar su
preparación.”
Esta tipificación no es limitante ni excluyente, ya que lo natural puede enriquecerse con el cultivo de
la experiencia y formación, sobre todo, si se encuentra el ideal de realización en la vida: la vocación.
Por eso, a la hora de elegir un programa de formación profesional es importante ver la forma en que
cada uno aprovecha las aptitudes; ver cómo se aprende será útil al propio destino. Sin embargo, no
hay que dejar de tener en cuenta que, muchas veces, interesarse verdaderamente en algo y
dedicarse a ello permite descubrir lo que realmente se quiere.

1.5 GUÍAS Y RECURSOS MENTALES INDISPENSABLES PARA EL ESTUDIO


Clarificar la vocación de forma temprana es de inmenso beneficio, pero no es frecuente en la mayoría
de las personas, pues son múltiples y distintas las especialidades del saber útiles para la realización
del ideal y su asentamiento.

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Una vez reconocida la vocación es importante afianzar ésta y el interés con estímulos mentales cada
día –afirma García Carbonell–, apoyar la acción en el entusiasmo de hacer lo que se debe porque se
quiere, porque es útil (2007, 66). Estos estímulos, según el mismo autor (66-73) son:
a. Interés y motivación: el interés no está en nosotros per se o, dicho de otra forma, el interés es
algo que nos es ajeno, pues no todo lo que se debe aprender nos interesa. Por ello es necesario
aprender a interesarse o a descubrir el interés que tienen las cosas y los temas.
Está comprobado que la principal causa de fracaso en el estudio no es la falta de inteligencia
sino la falta de motivación, que se pone de manifiesto a través del desinterés que muestra el
estudiante, la apatía, el aplazamiento de las tareas para último momento, la escasa participación
en la dinámica de las clases, etc.
¿Cómo lograr interés y motivación? Valorando el todo de las cosas a partir del atractivo singular
que pueda tener para nosotros. Es decir, rescatando la simpleza, para que cuando deba verse el
todo complejo no resulte abrumador. Asimismo, rescatando el valor que tiene la educación para
el futuro.
b. Propósito claramente determinado: saber para qué se estudia un determinado tema, por qué
es necesario aprenderlo y dominarlo y cuál es el procedimiento más idóneo para ello, permitirá
definir el propósito y el tiempo que se dedicará a él.
c. Imagen mental: conviene que ésta nos reproduzca con la mayor precisión posible el futuro que
perseguimos, lo que además de contribuir a lograrlo con ayuda de las ideas-fuerza, aumentará
en el sujeto la avidez por hacerlo realidad, reforzando la voluntad y llevando a cumplir los más
firmes propósitos.
d. Control mental: indispensable en la actualidad, cuando la sociedad en la que vivimos nos
agobian con estímulos y excitaciones de todo tipo –aún falsas– que fuerzan a pensar todo el día,
generando una hiperactividad mental en torno a asuntos y preocupaciones intrascendentes que,
dispersan y debilitan las reservas de energía. Hay que evitar pensar por pensar y suprimir toda
causa de pensamiento que pueda crear estados de fatiga extrema.
e. Higiene mental: dejando de lado preocupación, ansiedad y miedo, sentimientos que no son
compatibles con las obligaciones del estudio. Saber controlar estos sentimientos incompatibles
es fundamental para el proceso de estudio.
f. Uso propicio de la memoria: haciéndola trabajar sin agobios y equívocos. La salud de la
memoria depende de la salud del cuerpo, de la mente y del buen uso que podamos hacer de ella.
g. Aprendizaje activo: aquel en el que interactúan diversas modalidades de trabajos y recursos
que coadyuvan y facilitan la comprensión y asimilación de los temas, así como a afianzarlos en la
memoria. Aprender activamente es usar todos los recursos que se tienen como sujetos
pensantes para el aprovechamiento de la información y el estudio fructífero, es usar herramientas
de estudio eficaces, lo que se logra a través del dominio y aplicación de las técnicas de estudio.
h. Métodos y técnicas de estudio apropiadas: a mayor edad y práctica más método para el
estudio, lo que permite que esta tarea se facilite y con ello se encuentre la manera más
conveniente para cada especialidad.
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Tema Nº 1: Aprendizaje, estudio y técnicas de estudio Lic. María José Bianco

1.6 APRENDIZAJE ACTIVO Y TÉCNICAS DE ESTUDIO


Estudiar es “un intento sistemático de comprender, asimilar, fijar y recordar los contenidos objeto del
aprendizaje valiéndose de unas técnicas adecuadas”, es “una actitud de la mente, de la voluntad
decidida a aprender de manera inteligente, decidiendo metas, seleccionando métodos, recogiendo
información pertinente, solucionando problemas, sopesando opiniones y analizando y criticando ideas
como las de los demás.” Si estudiar es la actividad habitual del estudiante “es absurdo que al
estudiante no se le enseñen las técnicas de trabajo intelectual que le capaciten para una más fácil,
inteligente, rápida y profunda comprensión, asimilación, fijación y utilización de los conocimientos que
precisa” (Tierno 2007, 20-21).
Para lograr el éxito académico son necesarias 3 cosas: poder, querer y saber estudiar, y saber
estudiar implica, necesariamente, estudiar usando técnicas de estudio. Estudiar con aplicación de
técnicas de estudio es mejor porque permite conocer, dominar y aplicar un método adecuado, saber
cómo hacer una buena organización y planificación del proceso, descubrir los contenidos
fundamentales y secundarios de una temática, mejorar la expresión oral y escrita, controlar mejor los
procesos de evaluación, etc.
Las técnicas de estudio son aquellas estrategias y procedimientos que ayudan a desarrollar las
habilidades que un estudiante necesita para mejorar su actividad y que pocas veces forma parte de la
educación escolar. Son un conjunto de herramientas fundamentalmente lógicas para hacer efectivo el
aprendizaje, que ayudan a mejorar el rendimiento y facilitan el proceso de memorización y estudio.
Son técnicas discretas que pueden ser aprendidas y aplicadas a todos o casi todos los campos de
estudio, adaptándose a cada área y, por supuesto, a cada persona. Con el nombre de técnicas de
estudio, se identifican una serie de estrategias y procedimientos de carácter cognitivo y metacognitivo
vinculados al aprendizaje.
No hay técnica de estudio perfecta; una técnica es una herramienta concreta y, antes de aplicarla, se
necesita identificar la habilidad cognitiva a desarrollar y muchos otros factores individuales. Por eso,
las técnicas de estudio no deben confundirse con recetas mágicas y de igual aplicación y resultados
para todas las personas. Estudiar mediante técnicas de estudio es aprender de forma inteligente y
programada, empleando fórmulas de trabajo intelectual actualizadas y contrastadas científicamente
que permiten la aplicación práctica del conocimiento; es decir, no sirve de nada conocer las técnicas
de estudio si no se aplican ni se usan siguiendo y adaptando los ritmos del estudio.
Entender y valorar la utilidad de las técnicas de estudio tiene relación con la comprensión que el
estudio no es una simple acción, es un proceso que se sigue con el fin de incorporar nuevos
conocimientos al intelecto. Como todo proceso, tiene objetivos y etapas que deben seguirse para la
obtención del conocimiento, no sólo por éste en sí mismo o para someterse a una evaluación sino
para aplicar dichos conocimientos en la práctica, en la resolución de problemas específicos. Entender
el estudio como un proceso en el que deben cumplirse el orden de los ciclos que lo componen,
previene al sujeto convertir su mente en almacenes de ideas que no guardan relación entre sí.
Felipe Uriarte Mora (1988, 62-63) reconoce dentro del proceso de estudio cinco etapas bien definidas
para la concreción de aprendizaje: 1) Aprehensión o captación de datos; 2) Retención; 3) Evocación;
4) Elaboración e integración de conceptos; y 5) Aplicación e integración a la solución de problemas
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nuevos. De las etapas anteriormente enumeradas, será la asociación y el empleo de conceptos


aprehendidos elaborados e integrados en la solución de problemas nuevos lo que permitirá ver el
grado de asimilación de un contenido, pues el estudiante mecánico que sólo retiene conceptos y no
entiende la aplicación del conocimiento le será imposible resolver los desafíos, incluso de su campo
de especialización, ya que ¿de qué serviría tener una montaña de ladrillos, saber de qué están
hechos y para qué sirven si carecemos del talento para disponerlos y orientarlos de manera que
constituyan un todo capaz de servirnos de morada?
La praxis permanente de los conocimientos aprendidos, tarea difícil que requiere amplia dedicación
tanto del profesor como del estudiante, es el verdadero motivo y sentido de la auténtica educación.

BIBLIOGRAFÍA REFERENCIAL DEL TEMA 1

García Carbonell, Roberto. 2007. Aprender a aprender: Nuevo método de motivación, estudio,
atención-concentración y memoria. Madrid: EDAF.
Huarte de Sanjuán, Juan. 1977. Examen de ingenios para las ciencias. Madrid: Editora Nacional.
Micolini, Armando. 2006. Competencias para un estudio eficaz. 3 ed., Córdoba: Brujas.
Pauk, Walter. 2002. Estrategias de estudio. Madrid: Prentice Hall.
Saa Portillo, Vicmary. 2005. Técnicas de estudio. Disponible en http://www.ilustrados.com (20 de
mayo de 2005).
Salas Parrilla, Miguel. 2003. Técnicas de estudio para la secundaria y la universidad. Madrid: Alianza
Editorial.
Sejas Ledesma, Elizabeth. 1998. Técnicas de estudio e investigación. Cochabamba: Facultad de
Humanidades y Ciencias de la Educación-Universidad Mayor de San Simón.
Tierno Jiménez, Bernabé. 2007. Cómo estudiar con éxito. Buenos Aires: Grijalbo.
Torres Muñoz, Alicia. 1990. “Características del estudiante universitario”. En: Investigación y
desarrollo social (1, 4). Bogotá: sde.
Uriarte Mora, Felipe. 1988. Metodología de la investigación científica y técnicas de estudio. 3 ed.,
Lima: San Marcos.

APLICACIÓN PRÁCTICA DEL TEMA 1


(Voluntaria, no evaluable)

1. ¿Por qué todos estamos en condiciones de “aprender a aprender”? ¿Por qué esto es
importante?
2. Conceptualiza aprendizaje.
3. Según Tierno, ¿qué niveles de aprendizaje existen?
4. ¿Cuáles son las características del aprendizaje de educación? Describa brevemente a qué se
refiere cada una.

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5. Conceptualice estudio
6. ¿Por qué se caracteriza el estudio?
7. Partiendo de la lectura del subtema “El estudio en la Universidad”, reflexione al respecto y
haga un punteo de cuáles son las ventajas y beneficios a corto, mediano y largo plazo de ello.
Agregue en él valoraciones generales y/o personales que pueden no haber sido consideradas
en el tema.
8. Con base en el siguiente cuadro propuesto, distinga y caracterice cada una de las tendencias
de individuos que reconoce García Carbonell en su modelo clasificatorio.
Tendencia… Tendencia… Tendencia…
 …  …  …
 …  …  …
 …  …  …
Luego reflexione: ¿Por cree que esta tipificación no es limitante? ¿Con cuál(es) tendencia(s)
se identifica usted? ¿Por qué?
9. Haga un listado de los recursos y estímulos mentales que García Carbonell reconoce como
complementarios al proceso de estudio; explique cada uno usando sus propias palabras.
10. Conceptualice técnicas de estudio ¿Cuál es el fin último del estudio?
11. ¿Hay técnica de estudio perfecta? ¿Son las técnicas de estudio recetas mágicas?
12. ¿Por qué se dice que el estudio es un proceso? ¿Cuántas etapas reconoce Felipe Uriarte
Mora que deben seguirse en él? ¿Cuáles son y en qué orden las plantea?
13. Se afirma que las técnicas de estudio son una serie de “estrategias y procedimientos de
carácter cognitivo y metacognitivo vinculados al aprendizaje.” Investigue, ¿qué es la
metacognición? ¿A qué se refiere esta afirmación?

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