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VOCALISMO TÓNICO
El latín clásico poseía 10 vocales: cinco largas Ī, Ē, Ā, Ō, Ū y cinco breves Ĭ, Ĕ, Ă, Ŏ, Ŭ. Esta diferencia
cuantitativa era fonológica, por lo que un cambio de cantidad suponía un cambio en el significado. En el
plano gramatical la oposición larga/breve servía para distinguir los tiempos verbales; en la declinación
permitía distinguir los casos o el número.
Además de estos diez fonemas vocálicos, el latín clásico poseía tres diptongos: AE (CAELU> cielo), OE
(POENA > pena), AU (TAURU > toro).
El latín vulgar olvidó la diferenciación cuantitativa (cantidad) a favor de la cualitativa (timbre), y así el
sistema vocálico se redujo a 7 vocales.
En castellano el sistema vocálico quedó reducido a 5 vocales. La Ĕ tónica y la Ŏ tónica diptongaron en /ié/ y
/ué/ respectivamente (BĔNE > bien, BŎNA > buena).
Clásico Ī Ĭ Ē OE Ĕ AE Ā Ă Ŏ Ō Ŭ AU Ū
Vulgar ị ẹ ę a ǫ ọ ụ
Castell. i e ie a ue o u
Ejemplos:
a) En la terminación –ĔLLU > ant. –iello > -illo: CASTĔLLU > castiello > castillo
c) En casos en los que /e/ queda entre una vocal alta o extrema y una media: MĔU > mieo > mío)
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El diptongo /ué/ puede reducirse a /e/: FLŎCCU > flueco > fleco
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Las vocales, como cualquier otro fonema, pueden tener una evolución espontánea (como hemos visto) y otra
condicionada, es decir, determinada por los sonidos circundantes (entre ellos, la influencia más perturbadora
es la de la yod y, en menor medida, la del wau).
La yod es un elemento palatal, margen silábico (es decir, una /i/ en diptongo), que puede inferir diversas
modificaciones en las vocales y consonantes contiguas.
El wau es un elemento velar, margen silábico (es decir, una /u/ en diptongo), que puede inferir diversas
modificaciones en la vocal contigua.
Este elemento palatal vocálico (la yod) inflexiona la vocal tónica, es decir, la cierra un grado (en el caso
de la Ĕ y la Ŏ, impide la diptongación), de manera que:
Ĕ breve tónica no diptonga, sino que > /e/ LĔCTU > lecho
Ŏ breve tónica no diptonga, sino que > /o/ ŎCTO > ocho
Los únicos fonemas que no se ven afectados son /i/ y /u/, ya que no hay ningún sonido más cerrado que ellos
mismos.
Cuanto mayor ha sido su permanencia mayor ha sido su influjo sobre las vocales: la yod 1ª sólo palatalizó las
consonantes, pero no inflexionó ninguna vocal; la yod 4ª duró más tiempo y, por tanto, ejerció su influencia
sobre todas las vocales.
LA YOD
La yod es la i semivocálica /i̯ / o semiconsonántica /j/ surgida en el latín vulgar. Su aparición, que influye
sobre los fonemas vocálicos y también sobre los consonánticos ayudando a la creación de una serie de
sonidos desconocidos en el latín (por ejemplo, las consonantes palatales), se produce en cuatros contornos
determinados:
3. Por metátesis:
MONETARIU > [monetái̯ ro] > [monedéi̯ ro] > /monedéro/ monedero
YOD 1ª
YOD 2ª
YOD 3ª
YOD 4ª
Síncopas:
EL WAU
El wau es un elemento velar, margen silábico (es decir, una /u/ en diptongo), que puede inferir diversas
modificaciones en la vocal contigua. El wau, al igual que la yod, puede ser un elemento semivocálico [au̯ ] o
semiconsonántico [wa], pero su influjo no es tan extenso como el de la yod, pues no afecta a todas las
vocales y no tiene efectos sobre las consonantes. Tiene cuatro orígenes posibles:
4. De la diptongación románica: VĂRĬŎLA /waríola/ > [βarjóla] > [βai̯ róla] > /beruéla/ > viruela
Los dos primeros orígenes ofrecen un diptongo /au/ que a través de un estadio intermedio /ou/, que se
mantiene en gallego y portugués, acaba monoptongando en /o/ (/au/ > /ou/ > /o/); monoptongación que se
podría explicar de igual manera que la de /ai/ > /ei/ > /e/, es decir, por la tendencia a confluir en una abertura
media.
El caso de VĬDŬA > viuda y el cuarto origen, VĂRĬŎLA > viruela, es decir, de la diptongación románica,
dan como resultado la inflexión del sonido vocálico de la sílaba anterior, aunque es tardía, puesto que se
da a finales de la Edad Media y principios de los Siglos de Oro.
El wau, que se perdía en el mismo latín, desaparece ante una consonante velar:
AUSCŬLTĀRE > /askoltáre/ (lat. vulgar) > /askutʃár/ ascuchar (med.) > /escutʃár/ escuchar (el cambio /a-/
> /e-/, según Pidal, se debe a la confusión con el prefijo EX-; aunque según Lloyd se debe a la analogía con
las muchas voces que presentan una /e-/ protética y que comenzaban por el grupo /sk/: SCALA > escala,
SCHOLA > escuela, SCOPA > escoba…).
Puesto que esta semiconsonante [w] que surgió de la ruptura de hiatos en posición posconsonántica (cons. +
U + vocal) no se consonantizó como en el caso de yod, por lo general se perdió: FĔBRŬĀRĬU /februáriu/ >
[febrwárjo] > [febráiro] > /febrero/ febrero.
Las oclusivas sordas intervocálicas no sonorizan cuando van precedidas de wau: AUCA > oca (excepto
PAUPĔRE > pobre).
1. Se trata de un elemento palatal que, cuando influye, tiende a cerrar la vocal influida. Hay que pensar que
el elemento palatal no se produce en su mismo origen etimológico, sino en su evolución posterior. Es decir,
en /kt/ no hay ningún elemento palatal: se trata de una secuencia formada por consonante velar + consonante
dental; la palatalalización aparece en las etapas siguientes, cuando /k/ adelanta su lugar de articulación y /t/
lo retrasa, hasta convertirse en /tʃ/.
2. Es necesario conocer la cantidad vocálica y saber la evolución normal: si, por ejemplo, sabemos que /ó/
breve tónica > /ué/ y nos encontramos el caso de FŎRTIA > fuerza, hay que desechar el influjo de la yod, ya
que ha sido su evolución normal. Si, por el contrario, nos encontramos con FŎLIA > hoja, hay que pensar
que la yod ha inflexionado la vocal tónica.
La /ĕ/ tónica y la /ŏ/ tónica dan como resultado /ié/ y /ué/ respectivamente. A este resultado se llama
diptongación.
El español es la única lengua románica en la que /ĕ/ y /ŏ/ diptongan en cualquier posición (en sílaba abierta y
en sílaba cerrada).
Diptongación de /ŏ/
• “En el periodo primitivo el diptongo se hallaba en un estado de gran vacilación”: /ŏ/ como uo, ua,
ue, oa, oe, tanto en León (uorto < h ŏ r t u) como en Castilla (nuera, fuero) o Aragón (fuoros,
soelto).
• En Castilla, desde el siglo X, se fija ya el diptongo ue, adelantándose por su tendencia innovadora a
las demás regiones.
• En León y Aragón, persiste la vacilación hasta el siglo XIII.
§ El diptongo /ué/ puede monoptongar en /e/ cuando está en contacto con labial /p,m,b,f,v/ + líquida
/l,r,r̄ /: FLOCCU > flueco > fleco; FRONTE > fruente > frente.
§ Pidal cree que una nasal + consonante también propicia la monoptongación (/ué/ > /e/), pero hay
formas contrarias a esta afirmación: FONTE > fuente; PONTE > puente.
Diptongación de /ĕ/
• En Castilla solo se conoce la forma ié: castiello. En el siglo X se produce una lucha por la forma
culta sin diptongo, e.
• En León, Navarra y Aragón se conocen dos formas: ié, iá: tierras; niata.
Particularidades:
§ En la terminación –ELLU > iello > illo: CASTELLU > castiello > castillo.
§ En la secuencia ies: VESPERA > viespera > víspera.
§ En casos de /ié + vocal media (e,o)/: MEU > mieo > mío.
§ Otros casos.
Explica la diptongación del francés y el provenzal por la influencia de los hablantes germanos de origen
franco, burgundio y longobardo, ya que para estos la vocal de sílaba libre era larga y la sílaba cerrada era
breve, por lo que la primera diptongó al producirse una bimatización de la vocal. Dámaso Aloso objetó esta
teoría porque no explicaba, entre otras cosas, la diptongación española y rumana.
Explica, para el ámbito iberorrománico, que la diptongación se debe a una metafonía que se generaliza a
todas las posiciones por analogía. Esta teoría tiene muchos puntos flojos de difícil explicación.
Se basa en el deseo de no confundir la articulación de /ę, / con la de /ẹ, ọ/. Se refiere a casos como: ŬRSU >
oso; ŎSSU (lat. vg.) > hueso, que pudieron haberse hecho similares, incluso confundirse. El castellano es la
primera lengua románica que consolida la diptongación.
Straka dice que la diptongación se debe a la ineptitud de los órganos articulatorios para
mantener en una
vocal larga el mismo grado de abertura durante toda su tensión.
En Castellano es la única lengua románica donde /ié/, /ué/ están en sílaba tónica y átona.
CRONOLOGÍA DE LA DIPTONGACIÓN
Straka demuestra que la diptongación de /e/ se realizó en la Romania hacia la mitad del siglo III y la
diptongación de /o/ a principios del IV. De ahí que separada la Dacia del resto del Imperio en el año 271, no
culminase la diptongación de /o/.
En castellano, se ha documentado que aparece /ué/ en 824, /ié/ en 804, pero pudieron aparecer antes sin estar
registradas.
García de Diego distingue dos posibles contextos en el desarrollo de las átonas iniciales:
Las iniciales no silábicas en español se conservan, por lo general. Ejemplos: FĪLARE > hilar; SĒCŪRU >
seguro; CĂBĂLLU > caballo
Cuando aparece una oclusiva + vocal + líquida > se pierde la átona: VIRILIAS > brilla
Las átonas iniciales pueden sufrir inflexiones debidas a la yod o al wau u otros cambios por otras razones:
/e/
a. La /e/ > /i/ por inflexión de la yod: RĒNĬŌNE > riñón; GĔNĔSTA> hiniesta
b. La /e/ > /i/ por wau (inicial o secundario): CĒRĔŎLA > ciruela
c. La /e/ > /a/ por asimilación de una /á/ en la sílaba siguiente: BĬLĂNCĬA > balanza
d. La /e/ > /a/ por la acción vibrante que provoca su abertura: VĔRVACTU > barbecho
/a/
a. La /a/ puede cerrarse en /e/ debido a la yod, por metátesis (BĀSĬĀRE > [baifisáre] > besar), o por
vocalización de una velar agrupada (LĂCTŪCA > [laifitúca] > lechuga; MĂX ĬLLA > [maifiʃiéøa ]
> mejilla)
b. El diptongo /au/, por disimilación, perdió la /u/ en el latín vulgar (primario, 1º): AUGUSTUS >
agosto; puede cerrarse en /e/ (secundario, 2º): AUSCULTARE > ascuchar (med.) > escuchar
c. Se producen casos de /a/ > /e/ por influencia de la vibrante /r/: RĂNCŌRE > ant. rancor > rencor
/o/
a. La /o/ puede cerrarse en /u/ por influencia de la yod: CŎGNATU > cuñado
b. La /o/ puede cerrarse en /u/ por inestabilidad propia de las átonas: IŎCARE > jugar
c. Por asimilación y disimilación puede darse que /o/ > /a/ o /o/ > /e/: NŎVACŬLA > navaja,
ROTŌNDU > redondo
En posición inicial absoluta o silábica, la conservación, pérdida o conversión en otro sonido vocálico no se
reduce a unas reglas. Según García de Diego, su conservación depende de dos cosas:
/i/
/e/
− Se conserva, aunque posteriormente pueda desarrollar una nasal /n/ o /m/: ĔXĀMEN > ejambre
(med.) > enjambre. También si es prefijo es-/des-; o puede convertirse en /a/: ĒNĔCARE > anegar.
− Pero por lo general se produce su aféresis (pérdida): HĒMĬCRĀNĬA > migraña
/a/
/o/
Las vocales átonas interiores, tanto protónicas como postónicas, tienen a perderse, con la excepción de /a/.
Estas síncopas se encuentran ya en diversas etapas del latín.
• Es anterior la pérdida de la vocal protónica a la monoptongación /ai/ > /e/: MAI(O)RĪNU > merino.
VOCALES PROTÓNICAS
b. Si hay más de una vocal protónica interna, se pierda la más cercana al acento: RĔCŬPĔRĀRE >
recobrar. INGENERARE > engendrar
/i/
/e/
/a/
/o/
/u/
Resumen: pérdida: /e/, /o/, /u/; conservación: /a/; conservación por influencia de la palabra primitiva: /i/, /u/.
VOCALES POSTÓNICAS
Por influencia culta pueden mantenerse: CALICE > cáliz; ARBORE > árbol; ORDINE > orden.
/e/
/a/
/o/
OCLUSIVAS
/k- + a,o,u/ > /k-/: CAPRA > cabra; CORVU > cuervo; CUNEA > cuña. A veces, /k-/ > /g-/: cattus > gattus.
/k- + e,i/, se palataliza primero en [t’], luego se convierte en /ts/, y después en /ϴ/ o /s/, según zonas: CĬRCA
/kírka:/ > /tsérca/ > /ϴérka/ cerca.
FRICATIVAS
/v/ Hasta el siglo XVI fue en la mayor parte de la Península /v/, articulada como [v]. Luego pasó a /b/, con
sus dos alófonos oclusivo y fricativo: VINU > vino; VACCA > vaca; VOTA > boda…
/f-/ > /h/ > ø: FOLIA > hoja.
/f-/ se conserva ante /ue/ y, a veces, ante /ie/: FORTE > fuerte; FERU > fieron.
Tiene excepciones que no tienen una explicación regular o sistemática. Puede dar lugar a /x/: SUCU > jugo o
a /θ/,/s/: SOCCU > zueco.
/i- consonántica/ se conserva como prepalatal: JACET > yace. Ante /e/, se pierde: JENUARIU > enero.
NASALES
Se conservaron:
/m-/ > /m-/: MANU > mano.
LATERAL
Se conserva:
/l-/ > /l-/: LUPU > lobo.
VIBRANTE
Ocurre una palatalización de los grupos iniciales /pl-/, /kl-/: PLUVIA > lluvia; CLAVE > llave.
/bl-/ > /bl-/: BLANDU > blando.
/gl-/ > /λ/ o /l/: GLANDE > llande; GLANDE > lande. También se conserva por cultismo: GLANDE >
glande.
/fl-/ > /λ/ o /l/: FLAMMA > llama; FLACCIDU > lacio. También se conserva el grupo FLAMMA > flama.
Según García de Diego, se palatalizan en Burgos, Santander y Asturias. Se conservan desde la Rioja Alta
hasta el Mediterráneo y en la mitad meridional de España.
Según Pidal, “la l se palatalizó… pero la oclusiva se perdió”, pero no fue así: la palatalización de /l/ se
produjo precisamente por estar precedida de la oclusiva. En posición inicial, se palatalizan primero con /l/ y
después son embebidas en la palatal; es decir, > /λ/: PLORARE > llorar; CLAMARE > llamar; FLAMMA >
llama.
Si el compuesto no se siente como tal, se sonoriza como si fuese intervocálica. A veces hay dos
soluciones para un mismo étimo: REFUSARE > rebusar y rehusar.
b. No se sonoriza la consonante sorda situada inmediatamente después de un diptongo con wau final
(au): AUCA > oca; CAUCA > coca.
/-k- + e,i/ > [ts] (palatalización) > [k´] > [ds] > [ts] > /ϴ/ o /s/, según zonas: PLACERE > /pladsér/ plazer >
/plaϴér/ placer.
/-b-/ > /-β-/ > /b/, realizada en español como [b] o [β] según contorno. En general, se conserva: NUBE >
nube.
/-v-/ (/u/ consonántica = [w]) > /-β-/ > /b/, realizada en español como [b] o [β] según contorno. En general, se
conserva: NOVA > nueva.
Se pierde normalmente cuando está antes del acento: RADICE > raíz.
Se sonorizan /-f-/ > /v/ > /b/: PROFECTU > provecho; /-s-/ (sorda en latín) > /-z-/ > luego se ensordeció:
CASA > /káza/ > /kása/ casa.
/-i-/ o /i/ consonántica (=[j]) se conserva en español como palatal: MAIORE > mayor.
Nasales
Lateral
A veces /-l-/ > /-r-/: MESPILU > níspero; o /-l-/ > /-n-/: SUBTULU > sótano. Las dos soluciones tienen en
mismo lugar de articulación (alveolares).
Vibrante
CONSONANTES GEMINADAS
Las consonantes dobles o geminadas se simplificaron: CUPPA > copa; GUTTA > gota; BUCCA > boca;
ABBATE > abad; REDDERE > rendir.
No simplificaron ni /-ll-/ ni /-nn-/, pero palatalizaron:
García de Diego dice que, según la división silábica, hay distintas soluciones: PI-NNULA > péñola, PIN-
NULA > péndola.
/-rr-/ > /-r̄ / (reforzó su pronunciación): TERRA > tierra; CARRU > carro.
/-ss-/ > /-s-/ sorda (frente al resultado /-s-/ > /-z-/ sonora): MASSA > masa; PASSU > paso.
En algunos casos, no simplificó en /-s-/, sino que palatalizó en /ʃ/, para más tarde velarizar en /x/: VESSICA
> vejiga; RUSSU > rojo.
GRUPOS INTERIORES
Lo normal es que la primera consonante pertenezca a la sílaba anterior y la segunda a la siguiente y que, por
tanto, permanezcan como tales.
Fricativa + consonante
Cuando /sp, st, sk/ inicial de palabra, se añade una /e/: SPATULA > espalda.
En el caso de /-s + k + e,i/, /k + e,i/, se palataliza en /ts/ y la /-s/ latina desaparece; en los reajustes cambiará
su punto de articulación hasta el interdental fricativo sordo /ϴ/: MISCERE > meçer > mecer.
Consontante + /r/
En la secuencia /vocal + cons. sorda + r/, la consonante sorda sonoriza: CAPRA > cabra.
En la secuencia /vocal + cons. sonora + r/, la consonante sonora se conserva unas veces y se pierde otras:
FEBRE > fiebre; AGRU > ero.
Consonante + l
/l/ se comporta al igual que /r/, es decir, contribuye a sonorizar a la consonante sorda: DUPLARE > doblar.
Las sonoras se conservan.
/r/ + consonante
En general, se conserva el grupo: SERPENTE > serpiente; PORTA > puerta; PORCU > puerco; HERBA >
hierba; FORMICA > hormiga; CORNU > cuerno; VIRDE > verde; VIRGA > verga.
Excepciones:
/-rk + e,i/ > /rts/ > /rϴ/ o /rs/, según zonas: PORCILE > porcil; o > /tʃ/: MARCITARE > marchitar.
/-rg + e,i/ (palatalización) sigue la misma evolución de /g + e,i/: SPARGERE > esparzer > esparcir.
/l/ + consonante
Lateral + oclusiva sorda: vocaliza el fonema lateral en /u/: ALTARIU > [altái̯ ro] > [autéi̯ ro] > [otéi̯ ro] >
/otéro/ otero.
Si /l/ está precedido por /u/, puede dar lugar, o bien, a la palatalización de la consonante: MULTU > mucho:
o a su vocalización en /i/: MULTU > muy.
/lk + e,i/: la /k/ palataliza; la /l/ unas veces vocaliza, otras desaparece: CALCE > /káutse/ > /kóϴ/ coz;
FALCICŬLA > /oϴéxo/ hocejo.
/-ls-/ > [is] > [iʃ] > /ʃ/ > /x/: PULSARE > /puisáre/ > /puiʃár/ > /puxár/ pujar. Se ha conservado, entre otras,
en FALSU > falso.
Nasal + consonante
Se conserva en:
Pero:
/-nk + e,i/ > /nts/ > /nϴ/ o /ns/: VINCERE > vençer > vencer.
/-ng + e,i/ > /ɲ/ o /dz/ (> /ϴ/): RINGERE > reñir; GINGIVA > enzía > encía.
Consonante + nasal
/-kt-/ > [i̯ t] > /tʃ/ (yod 4ª) FACTU > [fái̯ to] > /étʃo/ hecho
/-pt-/ por asimilación > /-t-/ SĔPTE > /siét:e/ > /siéte/ siete
/-ps-/ por asimilación > /-s-/ IPSE > esse > ese
/-ks-/ > [i̯ s] > > /ʃ/ > /x/ (yod 4ª) MATAXA /matáksa/ > [madai̯ ʃa] > /madéxa/ madeja
Por lo tanto, los cambios dependientes se pueden producir por diversos fenómenos:
1. Asimilación: es el fenómeno más importante y más frecuente de los cambios dependientes. Consiste
en que uno o más rasgos de un fonema (asimilado) se modifica y se hace más cercano a otro
(asimilador). Puede ser de dos clases:
• Recíproca o doble: cuando dos fonemas contiguos cambian uno o más de sus
rasgos y se funden en una pronunciación intermedia. Es el caso de las
monoptongaciones de /ai/ > /e/ y /au/ > /o/: TAURU> touro> toro; o de la
sonorización de las sordas intervocálicas: CŪPA /kú:pa/> /kúba/ cuba; TŌTU
/tó:tu/> /todo/ todo
b. Asimilación a distancia:
2. Disimilación: (es el cambio o pérdida de uno o más rasgos cuando el mismo rasgo es distintivo en
otro lugar dentro de la misma palabra).
a. Al cambio de un fonema por otro relacionado con él: ĂRBŎRE> árbol (cambio de la
segunda /r/ por /l/); BĀRCĬNŌNA> Barcelona (cambio de la primera /n/ por /l/);
PĔRĔGRĪNUS> PĔLĔGRĪNUS (lat.vg.) (cambio de la primera /r/ por /l/)
3. Metátesis: es la trasposición de sonidos. Suele afectar a los fonemas líquidos (/r/ y /l/). Puede
suponer:
4. Adición de fonemas: dependiendo del lugar en que se dé la inserción del fonema se llama: prótesis,
epéntesis o paragoge:
a. Prótesis: adición de un fonema vocálico al inicio de una palabra (sobre todo ocurre cuando la
palabra empieza grupo consonántico cuyo primer elemento es /s/: SCHŎLA> escuela;
SPĂTHA> espada; SPĪRĬTU> espíritu
c. Paragoge: adición de un fonema vocálico al final de una palabra: Cuchar (med.)> cuchara
5. Pérdida de fonemas: dependiendo del lugar en que se pierda el fonema se llama: aféresis, síncopa,
apócope y haplología. Si se pierde un fonema vocálico, siempre será vocal átona:
c. Apócope: pérdida de un fonema vocálico al final de una palabra: RĒTE> red; NŎCTE>
noche> noch (med.)
d. Haplología: pérdida de una sílaba antes o después de una sílaba similar o idéntica:
IDŎLŎLĀTRE> idólatra
CAMBIOS NO FONÉTICOS
Se deben a asociaciones de palabras parecidas, o que pertenecen a un mismo campo semántico o a la misma
categoría gramatical.
1. Analogía: suele darse entre palabras del mismo campo semántico y establece una correspondencia
entre significado y significante: SŎCRA> suegra (ya que Ŏ tónica> /ue/); NŬRA> nuera (y no nora,
que sería el resultado regular de la Ŭ tónica), por analogía con suegra; DĔXTĔRA> diestra (puesto
que Ĕ tónica> /ie/); SINĬSTRU> siniestro (y no sinestro, que hubiera sido el resultado regular de la Ĭ
tónica), por analogía con diestro.
2. Etimología popular: es la alteración de una palabra por supuesta derivación de otra, es decir, se
establece una relación entre ambas que no existe: Mandarina> mondarina (por infuencia de mondar);
Vagabundo> vagamundo