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Golpeando puertas para construir el Centro de Salud.

Relevamiento socio-sanitario y recorrida barrial.

Caracterización del proyecto de intervención comunitaria

Localización:
Centro de Salud Nº 8 de la Municipalidad de San Martín. (Av. Campos y calle
Corrientes) Barrio FONAVI. San Andrés. Partido de San Martín.

Población Beneficiaria:
Todos los habitantes del barrio (FONAVI), sin distinción de sexo ni edad,
comprendido en los monoblock (aproximadamente 971 personas), con sus
respectivos/as delegados/as y administradores/as por bloque.

Fecha de inicio:
Mayo de 2015 (se interrumpe diciembre de 2016)

Equipo Responsable:
El proyecto está a cargo de los agentes del Servicio de Salud: Enfermera, y
Médico Clínico.

Introducción

Este trabajo se presenta a modo de balance y proyección de un proyecto de


intervención comunitaria que encaramos desde el Centro de salud n°8 de San Martín,
a partir de la estrategia comunitaria de visitas domiciliarias, cuyo objetivo fundamental
es promover un proceso de participación e involucramiento del barrio en torno a la
prevención y promoción de la salud como derecho colectivo. Tiene a su vez la
intención de aportar bases de discusión teórica-práctica sobre el rol social y las
estrategias de intervención comunitaria que deben desplegar las unidades de atención
primaria de la salud.
Nos encontrábamos con una problemática concreta y acuciante como era la
desvinculación del Centro con la comunidad, en los términos más generales y
abstractos, y la de los trabajadores de la salud con los vecinos, en su dimensión más
personal e inmediata. Luego del traslado de la mayor parte del equipo de salud hacia
otro Centro de la zona, hacia el año 2013, el CAPS n°8 había devenido en un espacio
completamente ajeno para las más de 970 personas circundantes que viven en las
Torres del barrio FONAVI. El desafío era, entonces, territorializar el centro de salud, y
volver a delinear sus pautas de trabajo a partir de las demandas y la participación de la
comunidad.
Salir de recorrida barrial a ‘golpear puertas’, cuando el Centro de salud estaba
reducido ‘puertas adentro’ de sus consultorios, fue la iniciativa que nos permitió tener
un primer diagnóstico de la situación y seguir trazando las siguientes estrategias de
intervención. De esta manera, las visitas domiciliarias fueron la estrategia fundamental
a partir de la cual nos dispusimos a desarrollar una “improvisación planificada” 1, que
fuera resolviendo procesualmente las líneas de trabajo en conjunto con las demandas
de la comunidad.
En ese sentido, si bien el primer paso que consideramos necesario para
cualquier diagnóstico inicial consistía en un relevamiento socio-sanitario de la
población, este momento pasó rápidamente a ser una herramienta más en el contexto
de la estrategia comunitaria de la salud, y no la meta final en sí misma. Por detrás de
las encuestas estaba el despliegue de las visitas domiciliarias, que fueron desde un
principio el objetivo estratégico que forma parte de nuestro enfoque del modelo de
salud, comunitario y participativo. La dimensión de lo domiciliario, es decir, del vínculo
cara a cara y del trabajo sobre la cotidianeidad, son premisas fundamentales del
modelo de salud al que aspiramos y que defendemos. La táctica comunitaria permite
la puesta en contexto social de los procesos de salud-atención-enfermedad de los
sujetos y las unidades domésticas, superando abordajes unidimensionales centrados
en el nivel de lo biológico y lo individual.
Ahora bien, este trabajo es el resultado de un primer acercamiento a la
comunidad y un diagnóstico, y de una serie de reflexiones sobre la misma práctica y
trabajo del equipo de salud. Pero no puede ser considerado como la conclusión de un
proyecto, estrictamente programado.
Por consiguiente, está formulado en dos registros temporales, que se
relacionan con las fases del proyecto de intervención comunitaria. Por un lado, el
momento de reflexividad y balance de lo hecho hasta ahora. En segunda instancia, la
continuidad del proyecto, en la proyección de las líneas a seguir de aquí en más.

● Contexto y antecedentes del problema.

El Centro de Atención Primaria de la Salud n°8 de San Martín estuvo


parcialmente cerrado durante dos años -2013 y 2014- (con irregular y escasa atención).
Los pacientes en su mayoría provenían de la villa La Rana, ubicada en las
inmediaciones. Los aproximadamente 971 vecinos que viven en las torres edilicias que
rodean al CAPS desconocían hasta ese momento los beneficios de la atención pública
debido a que, en su mayoría, cuentan con obra social o prepagas.
El CAPS 8 ocupa un departamento de uso común que fue cedido por los
vecinos de las torres, de acuerdo a lo dispuesto por el reglamento del consorcio. Años
atrás, el Director del centro (en el año 2013) había solicitado ocupar otros dos
departamentos de uso común que se encuentran hoy en día inhabitados, frente a la
problemática de que los trabajadores de la salud se desempeñaban en espacios muy
reducidos. Se realizó en ese entonces una asamblea con los habitantes de las torres
para presentar y evaluar la propuesta, pero dicho pedido no fue bien considerado.
Muchos vecinos arguyeron su desacuerdo por el motivo de que no eran ellos mismos
quienes harían uso de esos espacios, en calidad de servicios públicos del Centro de
salud, sino más bien personas de otras zonas que concurrían en ese entonces hasta allí
para recibir atención médica. Lamentablemente, el hecho de que la propuesta no
fuera aceptada hizo al traslado del personal hasta el Centro de Salud n° 11, de Santa
Ana, quedando de esa manera una posta de salud.

1
Para cuando el médico clínico arribó al Centro de Salud, a principios del año
2015, el equipo de trabajadores estaba apenas compuesto por una enfermera que
desempeñaba sus labores de mañana hasta el mediodía y una médica pediatra que
trabajaba un día a la semana. El Centro de Salud estaba de alguna manera
inmovilizado, frente a la poca vinculación con los vecinos aledaños de las torres, y a
consecuencia de la desarticulación del trabajo que venía realizando con los pobladores
que se acercaban desde la Villa La Rana, después del traslado de personal que se había
producido en 2013. Hasta ese momento, el que ahora se constituye como Centro de
Salud funcionaba como una posta, con dependencia directa de la dirección del CAPS
n°11. Es recién para el año 2016 que pasa a conformarse como tal, con la
incorporación de una Directora Médica Pediatra. En el transcurso de ese año, se
incorporan también al equipo de trabajo una empleada administrativa y una médica
generalista.
Como puede deducirse, el escenario (para Mayo de 2015) era el de un Centro
de Salud subutilizado, que había pasado de tener determinada dinámica a partir de la
demanda de los pobladores que se acercaban de Villa La Rana, al aislamiento con la
comunidad. Escaso de recursos materiales y humanos, y sin un plan de trabajo, el CAPS
funcionaba sin una estrategia comunitaria clara, sin conocimiento alguno del estado de
situación de la población que le rodeaba, atendiendo casos aislados a demanda sin
ninguna continuidad en el abordaje clínico de los pacientes.

• Fundamentación.

Como se desprende del desarrollo anterior que hemos presentado, nos


encontramos con un pasado reciente que determinó que la gente se fuera alejando y
desvinculando del Centro de Salud n°8. La mayor parte del personal fue trasladado
abruptamente a otro centro de salud (el Nº11 Santa Ana), y aun así, antes de que eso
sucediera, la unidad sanitaria no recibía a la población inmediatamente colindante a
ella.
El fundamento último, de este proyecto de intervención comunitaria que
empezamos a delinear en el año 2015, se relaciona con poder generar una apropiación
del Centro de Salud por parte de la comunidad para poder empezar a trabajar, a partir
de esa instancia, en un modelo de salud comunitario y activo. Dinamizar un modelo
participativo de salud, que parta de las configuraciones problemáticas del territorio, y
que tenga a la promoción y la prevención de la salud como sus ejes protagónicos.
Desde el horizonte de un modelo de salud comunitario y participativo, que
apueste a la búsqueda de respuesta colectiva de las problemáticas socio-sanitarias que
vulnerabilizan a los sectores más desfavorecidos en la estructura social.
Esta circunstancia de absoluto desconocimiento mutuo representaba una
contradicción en sí misma. No puede concebirse un centro de salud de atención
primaria si no existen situaciones y demandas sociales primarias sobre las que trabajar;
si no hay lazos y responsabilidades colectivas sobre las que avanzar; si el centro de
salud, en otras palabras, no se territorializa, componiéndose de y en la participación de
la comunidad.
Por otro lado, la experiencia de las visitas domiciliarias como parte de este
proceso de “territorialización” del acceso al derecho de la salud, supone a su vez una
fuente de conocimientos y aprendizajes necesarios para volver a reflexionar y
problematizar las prácticas del mismo equipo de trabajadores.
Desde nuestra perspectiva, entendemos que toda forma de ejercer la medicina
implica una práctica con contenido político y un posicionamiento en torno a las formas
pedagógicas de la enseñanza-aprendizaje en las formas del cuidado y la atención de la
salud y la enfermedad. De acuerdo con esto, ‘golpeando puertas’ también fue
concebido como un proceso de formación que iba desde la comunidad hacia el equipo
de trabajadores de la salud: convertirse en agentes promotores de la salud es parte de
una ejercicio creativo de trabajo social que se constituye en el terreno, en la práctica y
en la constante interactividad con la gente y sus problemas reales.

• Marco teórico

Salud según el Doctor Floreal Ferrara es la capacidad individual y social de


modificar las condiciones que limitan la vida, definición a la cual adherimos.
Toda acción social que se desenvuelve en torno a los procesos de producción y
reproducción de la vida, o bien al cuidado y la atención de la salud, implica a una serie
de prácticas sociales, culturales e incluso económicas, porque se relacionan
directamente con las condiciones materiales de vida de los sujetos. En virtud de ello,
las acciones institucionalizadas que se elaboran desde los ámbitos organizacionales
implican relaciones políticas. Por ende, “Hacer medicina” no es un acto técnico neutral
Nosotros/as como trabajadores/as de la salud, hemos elegido venir a llenar de
contenido estos espacios de atención primaria de la salud porque consideramos que
en la dimensión de lo comunitario y lo preventivo está la clave para construir
relaciones políticas basadas en la equidad, la participación colectiva, y la prevención-
promoción del bienestar. Siendo los Centros de Atención Primaria de la salud, hoy por
hoy, una lógica alternativa y contra-hegemónica dentro de las políticas de salud a nivel
macro-estatal.
Pero las formas, o los caminos para propiciar un modelo de salud comunitario y
participativo no están dados ni definidos de antemano. ¿Qué rol cumple el personal de
salud en la comunidad y cómo debe desarrollarlo? Esto es importante determinarlo, ya
que debería ser quien ayude a organizar y generar los estímulos de participación para
lograr las transformaciones de fondo.
La falta de involucramiento y conocimiento del medio tropieza con la
disyuntiva sobre el rol del personal de salud, con respecto a si debe permanecer en su
espacio habitual o salir hacia la comunidad detectando las necesidades y generando
los vínculos que faciliten el proceso de transferencia de conocimientos en la atención-
salud-enfermedad.
Esto, no ocurriría por la acumulación de conocimientos por parte del
profesional a través de los largos años de estudio en sus currículas universitarias. La
clave está en la posibilidad que le otorga la práctica territorial para visualizar las
problemáticas (los motivos de consulta), que en apariencia son individuales o
domésticas, pero en la realidad, resultan ser manifestaciones particulares de
problemas colectivos, tales como las epidemias de diabetes, hipertensión, depresión.
Estas son enfermedades crónicas no transmisibles con un origen social (estructural)
que impacta en las familias y tienen expresiones en el nivel individual a través de
patologías concretas.
Venimos de una medicina médico-hegemónica, donde el profesional de la salud
está en el centro de la atención y él es el núcleo disciplinar de las respuestas y
estrategias de atención y prevención. Aquello se manifiesta en un sistema de salud
compartimentado de consultas individuales, acotadas a sólo 15 minutos, que deben
satisfacer al paciente que encuentra en el fármaco la supuesta solución al motivo de su
consulta. Un modelo orientado a la medicalización de la enfermedad, que descuida el
trabajo social sobre la prevención y la promoción de la salud. Quince minutos en los
cuales apenas se puede saludar y preguntar el motivo de la consulta, convirtiendo a los
pacientes en sujetos impersonales y abstractos.
Unido esto a la creencia por parte de la población de que el médico “ultra
especialista”, apoyado en la sofisticada tecnología de los aparatos apropiados, debe
resolver problemas puntuales, como si pudieran. Así, el problema se atomiza en
subdimensiones, que pierden relación con la circunstancia social integral que las
genera, derivándose el paciente al especialista de rodilla ante un dolor de esa
articulación, el especialista de diabetes cuando se supone estar frente a esa patología,
etc. Se sacrifica el abordaje integral de la persona que implica también, a lo
comunitario.
Consultas de 20 minutos o más según la necesidad, sumado a un volumen de
pacientes por jornada acorde, permiten hacer menor uso de métodos
complementarios, a resolver las consultas con menor cantidad de fármacos y a que el
profesional no sufra desgaste teniendo tiempo para reflexionar sobre su propia
práctica para, día a día, mejorarla utilizando tácticas comunitarias de intervención
extra muro.
El personal médico tristemente está formado por un plan de estudios
empaquetado, que produce un médico acrítico, biologicista, centrado en la terapéutica
medicamentosa sin trabajar sobre las y el origen de la problemática individual y social.
Pero aun así, quienes creemos en la Salud Pública y en la estrategia de APS, seguimos
dando la batalla en la trinchera de los Centros de Salud para empoderarnos junto al
pueblo, buscando transformar los modos de vida y las condiciones socioestructurales
que generan la vulnerabilización y degradamiento de nuestra salud colectiva.
Pronto será el día en que las Facultades de Medicina se pinten de pueblo y
abran sus puertas, rompiendo con los cupos y los planes de estudio que poco tienen
que ver con nuestras grandes necesidades.
Estamos intentando justificar otro modelo de salud pública: comunitaria, que
implique procesos de trabajo que incluyan dinámicas de organización e intervención
comunitaria, protagonizadas por la misma población. Entendiendo a la salud-atención
y enfermedad de forma amplia, para superar las perspectivas biologicistas e
individualistas que parten del "paciente", y pasar a un abordaje centrado en las
condiciones colectivas de vida.
El desafío de las tácticas comunitarias y la fundamentación teórica de este
trabajo, fue desarrollar una perspectiva holista de la salud, alejándonos de un modelo
de atención basado en la biomedicina. La biomedicina, como hemos ya desarrollado,
suele interpretar a las enfermedades crónicas y sus tratamientos en el nivel de lo
bioquímico, descuidando las particularidades y singularidades de quienes se
encuentran enfermos y poniendo énfasis en la enfermedad y no en la persona como
sujeto colectivo (medio, familia, sistema cultural, modos de vivenciar esa enfermedad).
Por ello, consideramos que es fundamental que desde la Unidad Sanitaria se
habilite un espacio de encuentro con otros, de construcción conjunta, y de
revalorización de los saberes que cada uno ya posee, para superar este recorte
hegemónico que opera desde el saber-poder de la medicina académica.
El abordaje domiciliario, cara a cara, permite entonces una articulación y
potenciación de saberes populares que superan los meramente científicos
disciplinares.
El ejercicio y puesta en marcha de prácticas vinculadas con modos de vida poco
saludables, a lo largo de las trayectorias biográficas de las personas, van facilitando la
aparición de enfermedades crónicas no transmisibles tales como diabetes e
hipertensión, así como se puede registrar una mayor prevalencia de enfermedades
tales como cáncer y depresión.
La Visita Domiciliaria es una herramienta fundamental de la táctica comunitaria
para comprender al paciente en el contexto de su organización socio-familiar, ver el
entorno socio-ambiental donde se desarrolla el fenómeno salud-enfermedad, y tener
un marco de interpretación más amplio de su historia clínica. Avanzar en la semiología
de la vivienda mejora la atención y abordaje clínico, porque la unidad doméstica
representa el espacio cotidiano. En este aspecto, consideramos que la dimensión
preventiva del trabajo comunitario no puede escindirse de su despliegue territorial.
Este extrañamiento mutuo entre la comunidad y el equipo de trabajadores de salud
que nos atravesaba inicialmente representaba un obstáculo que era necesario superar.
La perspectiva al Derecho a la Salud debiera alejarse de términos tales como
“oferta y demanda”, los cuales se vinculan hoy en día con las lógicas del mercado.
Entender a la Salud como un bien de consumo, como una mercancía más, es
desentenderse de la misma como un Derecho y nos hace funcional al Capitalismo,
sistema social que actualmente enferma a nuestras comunidades. Este sistema
económico coloca al Derecho como una “prestación”, es decir algo que se presta y por
lo tanto debe devolverse con un pago. “La Salud no constituye un fin en sí mismo,
para el individuo ni para la sociedad, sino una condición de vida plena, y no se puede
vivir plenamente si el trabajo es una carga, si la casa es una cueva y si la Salud es una
prestación más del trabajador” R. Carrillo.

• (Objetivos principales):

1era etapa

- Mejorar las condiciones de accesibilidad de la población al centro de salud,


difundiendo información sobre su trabajo y generando lazos de confianza
con la comunidad.
- Conocer el estado de situación de la población objetivo a partir de un
relevamiento sociosanitario.

2da etapa
- Promover un proceso de intervención y participación comunitario en torno
a las prácticas de promoción y prevención de la salud, entendida como
derecho.
• (Objetivos específicos):

a) conocer la composición socio-demográfica de la población de las Torres (edades,


nivel de escolaridad, enfermedades prevalentes, número de habitantes por
departamento y totalidad, años viviendo; condiciones habitacionales y de salubridad);
b) pesquisa de hipertensos nuevos y sin control;
c) promoción sobre enfermedades prevalentes (diabetes, hipertensión);
d) difundir los servicios que brinda el centro de salud a los vecinos;
e) proponer la elección de delegados de salud por torre;
f) semiología de casas (dónde conservan los medicamentos, entre otras cuestiones
preventivas del domicilio –condiciones de habitabilidad de las viviendas y del
vecindario-).

Metodología de trabajo

Consideramos la metodología de trabajo en un sentido inmediatamente


práctico, como el conjunto de instrumentos, herramientas y perspectivas con las que
tradujimos nuestra intervención comunitaria; con la que la llevamos a cabo y la
pusimos en el cuerpo.
Nuestra guía teórico-metodológica fue la perspectiva procesual de la
investigación-acción participativa (Ander-Egg; 2003), por la cual el fundamento del
mismo proceso de indagación teórica sobre el objeto de estudio es la reformulación
constante de su intervención. Este paradigma está en estrecha conexión lógica con el
modelo de salud comunitario y participativo, que tiene como premisa fundamental la
transdisciplinariedad de los saberes con los que pensar y problematizar a los procesos
de salud, atención y enfermedad.
De este modo, el equipo de salud buscó trabajar de manera interdisciplinaria y
con planificación colectiva buscando a su vez, la participación comunitaria. Involucrar a
los distintos saberes disciplinares de cada trabajador, reconociendo el rol y la
importancia que tienen dentro de la comunidad para el cuidado de la salud.
Partimos de que el paradigma de la salud comunitaria se entiende
necesariamente de manera procesual, e implica una reflexividad permanente sobre la
marcha del mismo proceso de participación e intervención. De esta forma, la
formación requerida por parte del equipo de salud es permanente, así como la
actividad de relevamiento sociosanitario debe renovarse y estar dispuesta a ampliar las
perspectivas de acuerdo a las coyunturas de la comunidad.
La perspectiva de la participación comunitaria, como premisa fundamental de
un modelo de salud colectiva y territorializada, busca las formas de la articulación
intraterritorial entre las distintas organizaciones, instituciones y actores del espacio
social. De ahí que, al tiempo en que se trabajaba con los vecinos de las torres, el
Centro estableció contacto con el Colegio de la zona, generando ciertas
responsabilidades y referencias colectivas barriales.
En este sentido, lo que desarrollamos en esta breve exposición no es la síntesis
de un proyecto terminado, ni la anticipación de un programa de acciones ya
delimitado y definido de antemano. Apenas podemos considerarlo como parte de una
etapa que, no obstante, no puede ni debe ordenarse estrictamente en términos
cronológicos y acumulativos. Porque el proyecto de intervención está en proceso y
tiene como premisa fundamental la improvisación planificada a partir de las demandas
emergentes de la comunidad, de los aportes y la participación de los vecinos y las
vecinas.
Para el relevamiento y diagnóstico socio-demográfico y socio-sanitario de
los/las vecinas, se recurrió al recurso de encuestas, cuyo modelo se adjunta en los
anexos del documento. Las encuestas fueron realizadas en principio en el ámbito
domiciliario de las personas, lo que permitió complementar y contextualizar la
información recabada en el marco de los indicios semiológicos que aportaba la
observación de las características de la vivienda.
Hubo una segunda instancia de encuestas emergentes, que fueron realizadas
en el ámbito del Centro de Salud, a partir del acercamiento voluntario de los
pobladores de las Torres al consultorio motivados por la difusión generada por
aquellos que comenzaron inicialmente a atenderse impulsados por las visitas al
domicilio.

Balance del proyecto en curso.

Aquí nos remitiremos, fundamentalmente, al desenvolvimiento cualitativo de la


intervención, en relación a cómo el CAPS se dio estrategias buscando interpelar e
implicar a la comunidad para que ésta se hiciera partícipe en la resolución de sus
propias problemáticas. Esto supone tanto un ejercicio de reflexividad sobre el rol de
los trabajadores de salud, las propias prácticas y estrategias que nos fuimos dando, así
como de las formas en que fueron cambiando las representaciones, los sentidos y las
prácticas de los vecinos frente a su condición de salud-enfermedad y al Centro de
salud.
Organizamos lo que fue la intervención comunitaria en dos momentos,
advirtiendo que esta disposición es más a fines de su presentación didáctica que de un
orden lógico y cronológico estricto en que se hayan dado los distintos momentos.
Partiremos de sistematizar la experiencia y los aprendizajes de la recorrida
barrial por los domicilios y el relevamiento socio-sanitario, cuando el Centro de salud
fue “de ida” a generar un primer acercamiento e involucramiento de la comunidad. En
segunda instancia, nos centraremos en la “vuelta” desde el barrio hacia el centro de
salud, cuando éste empezó a poblarse por los vecinos que empezaron a acudir a él.
También, las formas en que debimos adecuarnos como equipo de trabajo a las nuevas
condiciones, y las estrategias que nos dimos una vez dado a conocer el espacio para
que la comunidad se lo apropiara participativamente.

De ida a la comunidad. Recorrida barrial y relevamiento sociosanitario.

Nuestro problema inicial había sido, como ya hemos mencionado


reiteradamente, el problema de la accesibilidad de la comunidad al centro, en
términos de información y utilización del mismo. Era necesario primeramente un
reconocimiento mutuo y un primer relevamiento sociosanitario de la población para
poder empezar a tender estrategias tendientes a la promoción y prevención de la
salud, en la búsqueda por fortalecer un modelo de atención participativo.
En este sentido, fue necesario en primera instancia salir a recorrer la
cotidianeidad, los ámbitos ordinarios de la vida de la gente y sus entornos. Nuestra
primera iniciativa fueron entonces las visitas domiciliarias, a partir de las cuales
pudimos realizar un primer relevamiento de las situaciones de morbi-mortalidad
predominantes que nos permitió pensar en estrategias de interpelación frente a los
vecinos.
Pero no sólo eso: la visita domiciliaria, además de una herramienta para el
diagnóstico y el encuadre flexible del problema con el que iríamos a trabajar, fue
también la estrategia para empezar a generar en la comunidad el reconocimiento
mutuo y la confianza entre los trabajadores de salud y los vecinos. Además de la
encuesta con la que pudimos empezar a sistematizar cierto cuadro epidemiológico de
la población, las visitas implicaban construir territorio, ser parte de él, generar
condiciones de accesibilidad al Centro de Salud dándolo a conocer y legitimando su
papel.
Al principio costaba que los y las vecinos/as abrieran las puertas. Con el tiempo
se fue generando confianza, lo que es fundamental para todo trabajo de intervención
comunitaria que aspire a la participación. En el transcurso de los meses, la recepción
fue siendo cada vez mejor hasta el punto tal que se perfilaron algunos referentes que
estarían de allí en más en contacto fluido con el Centro para poder coordinar
actividades y estrategias, como convocatoria a charlas, etc.
Recorrimos, en la primera etapa que se desplegó en el transcurso de los
primeros meses del año 2015, 10% de 352 departamentos, distribuidos en 11 de las 22
torres.
En las salidas, se trataba de ir en forma correctamente identificados con
respecto al lugar de trabajo al cual pertenecíamos. Íbamos equipados con tensiómetro,
estetoscopios, alguna medicación como Enalapril, biosensor de glucemia capilar,
encuestas, recetarios.
Se visitaba puerta a puerta, encuestando a quien aceptara responder, visitando
una torre por jornada. En esa misma oportunidad, se explicaba lo que el Centro de
Salud brindaba y, finalmente, se hacía la encuesta y la de vulnerabilidad del municipio.
El planteo general se basaba en sugerirles que elijan un delegado por torre para
poder organizarse de modo de estar comunicados y hacer llegar las inquietudes que
surgieran. Se pedía que fuera alguien representativo y aceptado por ellos.
Asimismo, se comenzó tratando de que la población supiera que los días
martes se atendía demanda durante una hora y luego, de 9 a 11 hs, se salía a relevar la
zona. En caso de que la demanda fuera mayor, se postergaba hasta el día siguiente.
Habiendo constatado las complicaciones predominantes (hipertensión,
diabetes, cáncer de mama), que aparecían en la referencia de los/as mismos/a vecinos
respecto a su condición de salud-enfermedad, nos propusimos dejar que, a partir del
contacto ya establecido, ellos/as mismos/as se acercaran al Centro de salud cuando así
lo conviniesen.
En cada entrevista, se tomaba la presión y medía la glucemia de todos los
presentes en el departamento, lo que luego registrábamos junto a las encuestas. Esto
nos permitía entonces contrastar y reflexionar sobre las representaciones y
concepciones que los vecinos tenían respecto de las condiciones de su salud, con
respecto a la identificación –muchos pacientes hipertensos realizaban consultas
frecuentes en sus prepagas pero de todas formas presentaban registros elevados de
tensión arterial-.
De esta manera, el relevamiento socio-sanitario fue más que la referencia
cuantitativa de los datos de las encuestas. La modalidad particular en que las llevamos
a cabo, a través de un vínculo directo cara a cara con las personas y, en la mayoría de
los casos, en el contexto de sus viviendas y su entorno socio-ambiental, nos
permitieron llevar a cabo un abordaje más integral de la información a través del
registro cualitativo de las observaciones y los diálogos. Las encuestas domiciliarias
implican el acercamiento y la referencialidad de las condiciones de vida, habitacionales
y socioambientales de la población, que aportan datos para complejizar la etiología y
los condicionantes de los factores de riesgo.
Las encuestas fueron pensadas no sólo como un vector de información
cuantitativa, sino fundamentalmente como la herramienta para un abordaje
cualitativo de los procesos de la salud-enfermedad. Fundamentalmente, porque estas
fueron llevadas a cabo a través de la táctica de la recorrida barrial, que implicaron por
sí misma una primera observación participante en el campo y el acercamiento informal
con los vecinos. A través de ellas indagamos, además de los indicadores ‘objetivos’ de
la morbimortalidad de la población, las prácticas de cuidado, las representaciones y las
experiencias de organización de las personas y la comunidad en torno a los procesos
de atención-salud y enfermedad que los sensibilizan de alguna u otra manera.
Las encuestas se convierten así en un medio para poder contextualizar y
complejizar el análisis y la perspectiva de los problemas sociosanitarios que son
percibidos por la comunidad, en torno a qué acciones o respuestas ensayan ante ellos,
y poder hacer una lectura de las potencialidades y los límites para seguir formulando
las estrategias de intervención comunitaria. Por ejemplo, una enfermedad prevalente
que pueda suponer un problema epidemiológico desde la perspectiva de los
trabajadores de la salud quizá no sea percibido como un problema colectivo por parte
de los mismos pobladores, como de alguna manera sucedió con la hipertensión, frente
a la cual muchos vecinos la desconocían en sí mismos. O bien, otro problema de salud
colectiva no reconocido desde el Centro de salud, como por ejemplo los siniestros de
tránsito que suelen ocurrir en las proximidades de la zona de las torres, pueden
constituir una preocupación generalizada de los pobladores a partir del cual empezar a
trabajar la participación y organización colectiva.
Volviendo a los resultados de las encuestas, en la primera etapa de recorridas
domiciliarias pudimos relevar el 10% de la población de las torres. En cada salida
recorríamos una torre.
En ese primer acercamiento, fueron 42 familias, de las cuales sólo siete
realizaban habitualmente consultas en el CAPS, las que abrieron sus puertas,
presentando un promedio de 2.59 personas por departamento (109 el N total de
personas, 52 varones y 58 mujeres).
Hasta noviembre de 2016 son 79 familias encuestadas 22,4%, es decir que el
total actual visitado parte de completada la primer ronda de visitas a 11 torres y con la
segunda ronda de visitas (8 salidas de una hora en 8 torres más) sumado a que una
cantidad de pacientes fueron encuestados en el consultorio.
Durante dos semanas estuvo rotando una estudiante del último año de la
carrera quien participó de una evaluación posterior a la salida en terreno y, dentro del
rico debate, se pudo reformular la encuesta gracias a sus aportes y reflexiones. Es decir
que la presencia de estudiantes en los espacios asistenciales, tanto en tareas extra-
muro (comunitarias) como asistencial, la misma (la asistencia) representa un aporte
valioso a la labor de los CAPS.
En la segunda etapa de las recorridas barriales, desarrolladas hacia fines de
2015 y los primeros meses de 2016, llegamos a relevar, extrapolando los datos, que
existen un total de 472 varones y 499 mujeres, de las cuales 35 mujeres tienen cáncer
de mamas, quizás unos 50 adultos padecen de diabetes; 272 hipertensos (entre ellos
44 no saben aún que sufren la patología).
El 29% del recorte de esta muestra no realizó alguna clase de estudios
secundarios, y el 75% no superó el nivel de la secundaria (desagregándose dentro de
este porcentaje un 16 % con primaria incompleta y un 28% con secundaria
incompleta). Sólo de 5-4% cursaron estudios universitarios, el 8 -7%- tienen estudios
superiores incompletos y el 13 -12%- estudios terciarios.
Vale resaltar que se atendieron dos Urgencias Hipertensivas con éxito. Los
pacientes fueron orientados todos en las actividades actuales del centro de salud
(Enfermería, Pediatría, Clínica, Medicina General y Habito Saludable). El 9,5% de las
familias se verían beneficiadas con la reapertura de una guardería jardín (para
menores de cinco años).

Enfermedades detectadas
300

250

200

150

100

50

0
2da etapa de
relevamiento (22,4%
de la población)

Hipertensión Diabetes Cáncer de mama

De estos datos podemos realizar algunas observaciones importantes en


relación a enfermedades y situaciones de vulnerabilización de la salud que se
presentan a la población.
Como se puede observar de estos datos presentados, la mayoría de los vecinos
tiene complicaciones de hipertensión. Desde el centro de salud contamos con los
recursos tecnológicos y de conocimiento para atender este tipo de patología. La
ventaja diferencial de los centros de salud de atención primaria frente a los otros
formatos de atención con los que cuentan los vecinos, además de su condición de
servicio público, tiene que ver con un seguimiento más cotidiano, cercano, y por tanto,
preventivo de la enfermedad. La táctica comunitaria permite un trabajo cotidiano y
personalizado sobre las prácticas de salud, los modos de vida que propician y
recrudecen la enfermedad.
Fue a condición de la “territorialización” del CAPS que pudimos resolver dos
situaciones de emergencias hipertensivas y mejorar, con el tiempo, los niveles
generales de hipertensión en la población.
La hipertensión se muestra como un fenómeno social, extendido, que tiene
factores multicausales relacionados a los modos de vida en estrecha relación con el
sistema de relaciones sociales y económicas vigente. La enfermedad puede ser un
espacio de organización y politización en que se encuentren y se reconozcan los
vecinos, dentro de una problemática común que los atraviesa como clase social.
Otro de los emergentes que se mostró con un preocupante nivel de incidencia
en la población femenina fue el cáncer de mama. En tiempos en donde pareciera ser
una de las enfermedades sobre las que se promueve un trabajo importante de
concientización para su alerta y detección temprana, no obstante, poco se trabaja con
respecto al origen de la patología, su creciente incidencia. En relación a esto, sería
relevante retomar los números que arrojan las encuestas para poder contrastarlos con
las tablas estadísticas nacionales y provinciales para abrir vías de análisis posibles en
torno a la etiología de la enfermedad, y seguir trabajando en el mejoramiento de las
condiciones de salud a pesar de ella.

De vuelta: construyendo al Centro de Salud desde la comunidad.

Parte del objetivo inicial con el que habíamos salido a recorrer las torres fue
cumplido: El CAPS empezó a ser habitado por la comunidad. La referencia con respecto
a la salita fue cambiando, por más que los vecinos cuentan con obra social o prepagas.
Por cada salida a las torres, se iba generando una demanda en el Centro que requería
de jornadas de trabajo en el espacio intramuro, e iba retrasando y obstaculizando
nuevas recorridas. Antes, el centro de salud era la referencia en última instancia para
la consulta, y ahora éste se perfila como la primera alternativa.
Ahora, el desafío era poder aprovechar la potencialidad de esa referencia para
generar y promover procesos de organización colectiva en torno a la promoción y
prevención de la salud. De hecho, uno y otro objetivo empezaron a verse en coalición,
frente a los limitantes que se nos fueron planteando en términos de recursos humanos
para seguir sosteniendo el recorrido domiciliario cuando el Centro de salud empezó a
verse concurrido masivamente por la demanda de los mismos vecinos. Muchas veces
hubo que suspender la salida por esta concurrencia numerosa que originaron las
visitas anteriores, lo cual permitió inferir que el camino era correcto: la gente
necesitaba ganar confianza con el Centro para empezar a interactuar e interpelar con
él.
Frente a esta nueva situación, había que rever y repensar las tácticas iniciales
que nos habíamos planteado, fundamentalmente para aprovechar la potencialidad de
un proceso incipiente que ya se había comenzado a generar.
Por otra parte, nuestra intención no era descentralizar la atención hacia los
domicilios, sino más bien facilitar la accesibilidad al centro y convocar a los vecinos a su
uso y participación. Las recorridas barriales tenían un objetivo estratégico de
diagnóstico, promoción y generación de lazos de confianza, pero no fueron pensadas
para que los ámbitos domésticos se convirtiesen en el espacio de la atención y
prevención de la salud-enfermedad.
Justamente, nuestra perspectiva parte de generar marcos de referencia
colectivos que saquen a la enfermedad de sus ámbitos “privados” y lo lleven a una
dimensión pública y colectiva del problema. Lo que no es excluyente, por supuesto, de
conectar lo personal y particular de las situaciones individuales con las
condicionalidades sociales y estructurales de la realidad. El Centro de salud parte de la
premisa de que lo personal es político, y se propone a trabajar en las fronteras donde
se interconectan las trayectorias personales o biográficas con la estructura social.
El recurso a lo domiciliario permite contemplar las situaciones particulares de la
vulnerabilidad. En ese sentido, fueron las excepciones las que los trabajadores de la
salud nos acercamos a las casas para realizar las consultas, en el caso de personas que
por dificultades motrices o ancianidad no podían dirigirse hasta él.
El espíritu de nuestro proyecto comunitario es entonces generar una
implicación de la comunidad, no como objeto de esa intervención, sino como sujeto
activo y participativo. Para ello, nos planteamos como táctica el poder empezar a
generar responsabilidades colectivas en la toma de tareas que correspondían a las
actividades del Centro de salud, como charlas y actividades de hábitos saludables, más
allá de los encuentros individuales de las consultas.
El objetivo estratégico de aquí en más supuso generar espacios de encuentro y
reflexión colectiva que permitan poner en contexto las enfermedades y problemáticas
socio-sanitarias que se habían relevado como parte de las encuestas y de las
referencias en primera persona. Empezar a canalizar y articular demandas para que se
expresen y potencien en cauces colectivos.
Una de esas salidas que planificamos fue organizar charlas mensuales en
relación a distintos temas-problemas de salud-enfermedad, con un trabajo de
convocatoria previo que pudiera garantizar un piso de 20 personas. Planificamos tres
charlas, (de dengue, cáncer de mama e hipertensión), de las cuales sólo pudimos llevar
a cabo las dos primeras. Aunque fueron pocas, la iniciativa generó procesos
interesantes de organización en algunas torres, en donde un vecino referente se
encargó de convocar y difundir la actividad, quedando en vinculación con el CAPS para
brindar información sobre la situación del barrio, etc. El Centro de Salud delegó tareas
y responsabilidades estratégicamente para propiciar la construcción de esas
referencias.
La iniciativa de las charlas asamblearias se inscribe en nuestra perspectiva
transdisciplinaria de la construcción de los saberes sobre el cuidado y la atención de la
salud y enfermedad. La promoción de la salud, por otra parte, necesita de espacios
donde se democratice la información y se complementan los saberes específicos con
los saberes inespecíficos. La información hace a la accesibilidad al derecho a la salud, y
a la generación de nuevas demandas.
Otra de las propuestas era trabajar problematizando, a partir del cuerpo, los
modos y ritmos de vida que hacen a la vulnerabilización de la salud colectiva. La
profesora de Danza del programa de Hábitos Saludables captó parte de la demanda
generada en torno a la necesidad de actividad física saludable y organizó una serie de
actividades semanales (baile, movimiento, actividad física, charlas, etc). Participaban
regularmente al menos diez personas.

Plan de trabajo y proyección

En esta primera recorrida sobre el área a intervenir se debería convocar a una


reunión con vecinos, a los efectos de realizar la devolución de los resultados parciales
del trabajo de intervención. Actividad donde los trabajadores del Centro de Salud
expongan sobre los objetivos de este proyecto y se escuchen las voces de delegados y
demás participantes a los fines de ampliar los alcances más allá de los propuestos
inicialmente.
Las sucesivas acciones a realizar, pendientes de ser planificadas, consistirán en
talleres referentes a la enfermedad; caminatas; charlas informativas (nutrición, etc.);
trabajos de articulación con el personal de salud que labora en la escuela lindante. Por
otra parte se articularán con cuestiones que tienen que ver con el cuidado de la salud y
la detección de otras patologías prevalentes (Pap, mamografías, etc.).
La promoción de la salud se potencia en la articulación y las redes comunitarias,
generando marcos de acuerdo institucionales que perduren el tiempo. Establecimos
para ello contacto con el colegio secundario de la zona, generando una mutual
referencialidad entre éste, el Centro de Salud y la población de las torres, y
programando acciones conjuntas. Iniciamos un curso de formación de promotores
juveniles. La meta es generar en un mediano plazo un saber comunitario que pueda
retrasmitirse.
En esta última etapa, entonces, la intención es invitar a participar a los jóvenes
estudiantes del colegio secundario lindante, que actualmente participan en un espacio
de taller formación de voluntarios promotores de la salud juveniles comunitarios. La
intervención de estos futuros promotores de salud juveniles permitirá potenciar y
retomar la estrategia de las recorridas barriales, y completar las encuestas en las tres
torres faltantes a visitar.
Finalizada cada etapa se realizará un balance conjunto para reformular las
actividades y completar los objetivos.
Con posterioridad al primer momento de la evaluación parcial, se plantea
realizar una asamblea con los participantes, a efectos de recibir las propuestas y
necesidades de la población beneficiaria y la evaluación que ellos hacen del accionar
del personal del Centro de Salud.

Reflexiones finales

Por lo general, se espera que en las reflexiones finales se aporten más


respuestas que interrogantes abiertos en relación al problema que hiló la exposición
del trabajo. Pero para una presentación cuyo espíritu reside en la intervención
comunitaria como proceso continuo de aprendizaje, nos resultó pertinente inaugurar
las conclusiones con una serie de preguntas, más que de soluciones conclusas.
Se nos ha enseñado desde la academia a anticiparnos con las baterías de los
instrumentos y las soluciones ya saldadas, olvidando la configuración compleja de los
problemas y necesidades sociosanitarios. Se trata de volver a la pedagogía de la
pregunta para volver a explorar las aristas, las formas creativas en que puede volver
sentir-pensarse una demanda social, y un horizonte del aprendizaje colectivo.
Esta es la guía teórica y epistemológica del proyecto de salud pública al que
aspiramos, a través del desarrollo de las capacidades comunitarias. Un proyecto
dispuesto a la pregunta constante, y a las respuestas mixtas que se vayan elaborando
colectivamente, en la dialéctica misma del hacer-pensar de los territorios, sus gentes y
la organización popular.
De esta forma, comenzaremos compartiendo las preguntas que fueron dando
torno al proyecto de intervención. No creemos propicio censurar ninguna de ellas sino
más bien seguir el camino formulándolas y tratando entre todos y todas de encontrar
sus mejores respuestas ¿Qué hacer ante la falta de consultas clínicas? ¿Es conveniente
dedicar horas laborales de un clínico y enfermera para realizar visitas domiciliarias
cuando en el centro de salud no queda personal? ¿Hubiera sido mejor iniciar las
encuestas en los asentamientos barriales más vulnerables? ¿Es propicio iniciar
intervenciones comunitarias en las proximidades del centro de salud? ¿Son los
trabajadores de la salud necesarios motores de la participación comunitaria? ¿Las
patologías de salud que se detectan en la consulta pueden explicarse por fenómenos
barriales? ¿Toda salida al barrio implica que se generen posteriormente mayor número
de consultas?
No es justo defender una intervención desde la perspectiva de los resultados.
Desde el posicionamiento político y epistemológico que proponemos en relación a los
procesos de salud-enfermedad y el modelo de salud pública, es necesario reemplazar
esa perspectiva de los ‘productos’ finales por la de los procesos y los problemas, como
una dimensión emergente que se van identificando colectivamente sobre la marcha de
la organización comunitaria; De esta manera, la justeza de nuestros actos no se mide
por lo aparentemente conseguido, porque el primer paso no es demostrativo de todo
el recorrido.
Uno de los objetivos fundamentales de las acciones planificadas desde el
centro salud tenía que ver con poder potenciar y generar la organización de los vecinos
en torno a los procesos de atención-salud-enfermedad. De manera que puedan
implicarse con el centro de salud generando demandas así direccionar su trabajo hacia
las necesidades y los problemas emergentes que fueran reconocidos colectivamente
por la comunidad.
Con respecto a esto último, si bien en los últimos meses se fue reactivando el
funcionamiento del CS con la presencia de nuevos trabajadores de salud, esto no
necesariamente implicaba una implicación y apropiación del mismo por parte de los
vecinos. La condición de lo comunitario no consiste simplemente en un despliegue de
acciones “desde” la salita “hacia” los vecinos o la comunidad, sino en un camino de
empoderamiento social que contribuya en el despliegue de demandas y de reflexión-
descubrimiento de las necesidades sociales de la comunidad hacia los centros de
atención primaria de la salud.
Es necesario un intercambio fluido entre la población para conocer sus
necesidades sentidas y nosotros poder transmitir con claridad las actividades y
servicios que brindamos. Tanto las campañas o posibles epidemias pueden ser
resueltas con mayor facilidad en la medida en que la población esté organizada. En ese
sentido, con este trabajo, tanto en la captación de pacientes como en los datos
obtenidos, podemos concluir que la Salud Pública tiene un rol protagónico en el
verdadero acceso al Derecho de la Salud de una población más allá de su nivel
económico (obras sociales, prepagas…)
Ese es parte fundamental del desafío con el que encaramos la estrategia de las
visitas domiciliarias y el acercamiento directo, cara a cara, del equipo de trabajadores
de la salud a los habitantes. Nos encontramos con la situación de un centro de salud
poco concurrido e interpelado, pero al que paulatinamente fueron acercándose cada
vez más vecinos, aún de manera dispersa y discontinua. Las visitas domiciliarias se
constituyeron entonces como un objetivo estratégico que nos permitiría construir el
horizonte mayor de un proceso de participación y organización comunitaria, hacia un
abordaje preventivo de la salud y desde la perspectiva de la educación popular.
Cabe preguntarse para volver a reflexionar y ensayar estrategias, si se están
cubriendo las necesidades de la población objeto del CS, si se pudo efectivamente
identificar e interpretar cuáles era y son esas necesidades concretas y por otra parte, si
esa población sabe o cuestiona para qué está el centro de salud.
Esta tarea, por otra parte, no puede ser emprendida si no es con una
contextualización integral de las condiciones de vida colectivas de la población. En ese
sentido, todo proyecto de salud comunitaria tiene como condición necesaria el trabajo
de un relevamiento socio-sanitario y socio-demográfico de la población.
Es interesante señalar que se comenzó el trabajo con el preconcepto de que la
diabetes sería la enfermedad prevalente más importante, y nos encontramos con que
en la población encuestada la HTA era en realidad la más difundida y no correctamente
controlada, al igual que nos llamó la atención la frecuencia del cáncer de mama. Esta
realidad nos inclina a modificar la encuesta inicial a efectos de ampliar los ítems de
atención y evaluación.

Bibliografía

- Ander Egg, Ezequiel- Repensando la Investigación-Acción Participativa; Ed. Lumen


Hvmanitas; Colección Política, servicios y trabajo social. 2003.

- Freire, Paulo. Pedagogía de la pregunta

• (Anexos)

Encuesta Inicial (de primera fase, hasta 10% de encuestados)

Depto. ………………………………………………………………………………………(N° habitaciones)…………..

Donde se atienden? ……………………………….Enfermedades-Remedios…………………………………

Habitantes ……………………………… (Edad)………Escolaridad……………TA………HGT……..


……………………………… (Edad)………Escolaridad……………TA………HGT……..

……………………………… (Edad)………Escolaridad……………TA………HGT……..

Qué conoce sobre la Diabetes? …………………………………………………………………………………….

Encuesta con primera reforma (de segunda fase, restante 20% de encuestados)

Depto. ……………………………………… tiempo de residencia ………………………(N° habitaciones)…………..

Dónde se atienden? ……………………………….Enfermedades-Remedios…………………………………

Habitantes ……………………………… (Edad)………Escolaridad……………TA………HGT……..

……………………………… (Edad)………Escolaridad……………TA………HGT……..

……………………………… (Edad)………Escolaridad……………TA………HGT……..

Cree necesario participar………………………………………………………………………………………………………………

● (Agradecimientos):
Marcela Carretero, Lucia Morales, Grizzell Laneri, Mariel Reichenbach, Mariel Spalletta,
Johanna Binelli, Silvia Lidestri, Ileana Cetrángolo, Cristina Nacimento, Mariana Nogar, Judith
Garzón, Adriana Gagliardi, Antonella Peluso, Esmeralda Barrera.

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