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Una primera etapa del análisis trata sobre los antecedentes históricos
más relevantes a los que ya se ha hecho referencia. El segundo
punto del análisis tiene que ver con el ideario liberal, y con él se
pretende establecer cuales eran las ideas reformistas de un partido
que, habiendo llegado al poder limpiamente, era aun bastante tímido
en las acciones, pero audaz en las palabras. El choque que hubo
entre López y su partido a raíz de las reformas implica a su vez un
análisis separado del pensamiento personal de López sobre el
cambio político, para ver en qué medida este excedió al ideario o
aquellos se arrepintieron de sus postulados ideológicos. En un
capítulo posterior se estudian las reformas que López logró imponer
en el campo constitucional, que supusieron un cambio político
sustancial, aunque solo en términos formales. Así, en un análisis
separado, se procura establecer cual fue el verdadero alcance de
cada una de las reformas de López, tanto en el plano legislativo
como administrativo. En un último estudio, se intenta dar cuenta
separadamente del papel jugado por los diferentes actores políticos
que se involucraron en el proceso de cambio y marcha atrás del
cambio. Esto supone analizar el papel protagonista del Estado, y la
oposición del partido conservador, la Iglesia y el ejército y los
grupos económicos. Importa igualmente el papel primero de
oposición y luego de apoyo ciego a López que tuvieron los
sindicatos, el partido comunista y en general el llamado Frente
Popular; para explicar por último como el golpe de gracia vino
definitivamente del propio partido liberal.
La reforma tributaria era otra de las ideas básicas para hacer posible
que el Estado se convirtiera tanto en interventor y participante de la
economía, como en prestador de servicios públicos. La clave para
hacer posible la modernización en todos los campos, pero sobre todo
en lo referente a la educación, la salud y la agricultura era
refinanciar los organismos públicos encargados de llevarlas a cabo,
cuyos presupuestos eran absurdos y casi solo alcanzaban para pagar
los salarios. La solución no podía ser otra que los impuestos directos,
que en 1934 constituían solo el 15% de la renta nacional, mientras
que los indirectos eran el 61%; lo cual constituía una tremenda
inequidad para López, quien creía que los más beneficiados debían
aportar más). Esto dio lugar a una gran respuesta de los propietarios,
que incluso se asociaron en defensa de lo que consideraban una
socialización que ya había fracasado en los países europeos, creando
la Asociación Patriótica Económica Nacional (APEN), cuyas
actividades de bloqueo no fueron despreciables, como se expondrá
más adelante.
3. LA REFORMA CONSTITUCIONAL.
Con base en el Estado de sitio que se decretó al sur del país, con
motivo de la guerra con Perú (comenzada en 1933 a raíz de un
conflicto fronterizo), López elaboró dos decretos de orden fiscal. El
uno iba dirigido al pago del gasto militar; pero el segundo
modificaba el impuesto a la renta aumentándolo. La mayoría
conservadora de la Corte lo declaró inconstitucional, diciendo que
ya no había guerra en el sur. Hubo que ir entonces al Congreso,
donde la mayoría era liberal. Así, la ley 78 del 35 aumentó las
tarifas para las rentas altas y creó un impuesto de patrimonio, aparte
del de la renta. La novedad fue el carácter progresivo de estas rentas
altas, que iban del 8 al 17%. En 1936, se aumentaron la tarifas de los
impuestos por donaciones y sucesiones testamentarias y no
testamentarias. Como se menciona en otro capítulo, se enfatizó el
impuesto directo en beneficio de los consumidores, para dotar al
Estado de los medios necesarios para realizar su labor interventora.
Además, se establecieron controles para evitar la evasión.
Ante los ataques que recibió, López se defendió nuevamente a
través de la radio, dando cifras sorprendentes sobre la diferencia en
la tributación de las grandes compañías, sobre todo las
transnacionales, antes y después de la reforma fiscal. Estas solas
cifras demostraron el éxito de la reforma. Con la ayuda de Jorge
Soto del Corral, López logró duplicar en 1935 lo recaudado por
impuesto sobre la renta, en 1936 logró triplicar esta última cifra, y
así, mientras que en 1934 se obtenían 2 millones de pesos, en 1938
se obtuvieron 18 millones; lo que significaba ya el 21% de lo
recaudado, habiendo sido en 1934 menos del 5%.
Gómez era un ingeniero de origen humilde que desde muy joven fue
apoyado por los jesuítas, llegando a convertirse en líder indiscutido
de los conservadores durante el gobierno de Olaya. Se apoyó en
parte en la alianza con López para eliminar políticamente al
presidente conservador Marco Fidel Suárez. Durante el gobierno de
Olaya coincidió en Europa con López como embajador en Londres y
él en Berlín. Pero regresó a hacerse cargo de la dirección del partido,
y se dedicó a hacer una oposición política cerrada a Olaya, buscando
con ésto y con la polarización política que propugnaba, afianzar su
posición en el partido. Curiosamente los ataques a López tardaron
un tiempo, bien por la estrategia mencionada, o por la amistad
también señalada entre los líderes, pues aunque la posición de
Gómez no era invulnerable, éste era suficientemente poderoso para
vetar candidatos; por lo que favorecía a su amigo López. De
cualquier manera, esa oposición amistosa, que al parecer aun existía
al momento de tomar posesión López, se trocó en oposición radical
y desbordó las relaciones personales más adelante. En cuanto al
tratado, logró mantenerse el empate gracias a diversas argucias
políticas, hasta que se terminó el tiempo de sesiones del Congreso.
En la siguientes sesiones los conservadores se abstuvieron y la
mayoría liberal lo aprobó sin problemas.
La gota que colmó el vaso, fue la reforma tributaria, que dio lugar a
la Acción Patriótica Económica Nacional (APEN), surgida del
sindicato, pero ya con intenciones políticas concretas. Con el audaz
y algo irónico llamado de "propietarios de todo el país, uníos", la
APEN se propuso echar atrás el sistema tributario y procurar
reconciliar el trabajo y el capital, quitando el obstáculo de los
"politiqueros". López le había explicado al país por radio como los
capitalistas no tributaban casi nada, ni aun para pagar la pasada
guerra, mientras que el pueblo había participado activamente en la
misma arriesgando su propia vida. Los de la APEN se lanzaron al
ataque utilizando el mismo medio. En 1935, recogieron apoyos entre
los caficultores o latifundistas de influencia liberal para emprender,
en la tradición de los anteriores sindicatos de propietarios, una
atronadora campaña contra el énfasis dado por el gobierno a la
revolución social. En mayo de ese año, sus menos de mil votos
precipitaron la desintegración del "club", pues no alcanzaban para
tener un diputado.
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