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las habilidades blandas

Nota de opinión
(Publicado en el Diario El Día de La Plata, página 10, 21 de Abril de 2018)
Por MARIO A. VESTFRID
@dialogandoconlamente
Con el comienzo del nuevo ciclo lectivo y como ha ocurrido en los últimos años, se
ha comenzado festejar el “Último Primer Día en las escuelas secundarias”. Esto
que parecería ser una situación aparentemente normal y de festejo se ha
transformado, por el contrario, en una modalidad que trae una serie de
inconvenientes para el resto de la comunidad y, fundamentalmente, para los
habitantes que viven cerca de dichos colegios, lo que ha dado lugar a múltiples
protestas, no solo por el horario y los ruidos molestos, sino también por el
entorpecimiento del tránsito. En su lugar, tendría que ser un día normal donde los
alumnos ingresen a las aulas para comenzar a conocer cuáles van a ser las tareas
habituales que van a desarrollar durante el ciclo lectivo con el objetivo de lograr
educarse adecuadamente.
La educación incluye en su formación dos tipos de habilidades. En primer lugar
debemos mencionar las habilidades o capacidades duras, las que son propias de
cada disciplina en particular. Estas habilidades incluyen las destrezas teóricas y
técnicas que se adquieren para desempeñar determinada tarea o función, las
cuales se logran durante la formación y capacitación correspondiente. Estas
habilidades son posibles de medirlas o cuantificarlas a través de lo que se
conocía, y aún se conoce, cómo el coeficiente intelectual y es la única que se
utilizaba antes de conocer la importancia que hoy tienen las emociones en el
proceso de aprendizaje.
Como lo expreso en el libro que he escrito (Dialogando con la mente- Una visión
desde la Neurociencia, 2017) “…Cada persona tiene un cerebro único e irrepetible
y su inteligencia es el resultado de la combinación de sus potencialidades
múltiples” y no solo de las habilidades duras o técnicas. “…Por lo tanto, cada
individuo tiene la posibilidad de fortalecer alguna más que otras y lograr de esta
manera desarrollar su capacidad intelectual o talento para tener éxito en la vida”.
En efecto, “…Este nuevo enfoque dio lugar a un cuestionamiento de los clásicos
test de inteligencia, ya que no consideraban una serie de otros aspectos entre los
que se destacan, como mencionamos, las emociones”.
La teoría de las inteligencias múltiples descriptas por Howard Gardner se basa en
los diferentes talentos de cada persona. En efecto, en la actualidad se considera
que prácticamente todas las disciplinas dependen, en mayor o menor grado, de la
influencia que tienen otras capacidades que se las conoce como las habilidades
blandas.
En el proceso educativo, y fundamentalmente, durante la capacitación profesional
se debe tener en cuenta junto a las habilidades duras, teóricas y técnicas, a las
blandas o de carácter social, por lo cual hoy en día se considera que ambas
juegan un rol fundamental en la formación de los recursos humanos. Por ejemplo,
en las entrevistas de trabajo los evaluadores realizan un exhaustivo análisis tanto
de las habilidades teóricas como de las sociales de los diferentes postulantes y en
muchas ocasiones la elección depende de estas últimas.
Según Marcos Singer, Ricardo Guzmán y Patricio Donoso (2009), las actividades
blandas incluyen a “…las habilidades no-cognitivas esenciales para
desempeñarse exitosamente en la profesión”, es decir, como debe actuar para
aplicar más efectivamente y con más éxito sus conocimientos teóricos.
Como se aprecia, las habilidades blandas son de carácter social, es decir, se trata
del conjunto de las capacidades y actitudes necesarias que nos permiten lograr
una adecuada interacción social de acuerdo a las circunstancias.
Las habilidades blandas están relacionadas con los factores emocionales de cada
persona, mientras que las habilidades duras con las racionales adquiridas por el
aprendizaje y esta es la razón por la cual debemos incluir en los planes de estudio,
entre otros aspectos, la educación emocional.
José Antonio Marina señala que “…Todo aprendizaje cambia el cerebro”, pero la
educación va mucho allá. En efecto, para Marina “…la educación lo hace de una
manera intencionada, dirigida, aprovechando conscientemente las posibilidades
que el mismo cerebro proporciona. Somos híbridos de naturaleza y cultura,
sistemas plásticos y autopoyéticos que van construyéndose a sí mismos”. En tal
sentido, la Neurociencia nos está ayudando a entender y comprender como
mejorar el proceso educativo, por lo cual los docentes deben capacitarse a tal
efecto.
Por su parte, el aporte de la educación emocional responde a las necesidades
sociales o habilidades blandas que no están cubiertas por las materias
académicas que forman el curriculum y su importancia está relacionada con el
manejo o gestión de las emociones. Teniendo en cuenta lo que ha ocurrido en
estos días, indudablemente nos está demostrando, que tanto los padres cómo los
docentes, no han logrado influir lo necesario y suficiente sobre los alumnos a
través de las habilidades blandas, para concientizar a los mismos sobre el
respecto que deben adquirir sobre sus semejantes, aprendiendo a gestionar
adecuadamente sus emociones.
En conclusión, es necesario no solo capacitar a los docentes y orientar a los
padres, sino que se debe incluir en los programas de contenidos de cada materia,
además de las capacidades o habilidades duras las blandas, ya que tienen tanto o
mayor posibilidad estas últimas en lograr constituir una sociedad más justa y
equitativa a través de la educación.

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