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Para los objetivos planteados analizaremos cuatro textos claves para comprender la
dinámica de los cambios en las corrientes antes mencionadas. Dos de estos textos dan
cuenta de los códigos en los que se inscriben sus propias tradiciones, estos son: Prólogo a
Cromwell de Victor Hugo, que expone los principios románticos y Proemio a la comedia
humana de Honore Balzac, que expone las primeras bases de la tradición realista. Los otros
dos textos están relacionados con la recepción que ambas corrientes tuvieron en un
contexto específico y distinto al de donde surgieron, en este caso ambos textos proceden de
autores españoles, estos son: El romanticismo y los románticos de Ramón de Mesoneros
Romanos y Literatura. Rápida ojeada sobre la historia e índole de la nuestra. Su estado
actual. Su porvenir. Profesión de fe de Mariano José de Larra.
Entendemos que en una tradición literaria las prácticas que le conciernen no solo se
limitan al hecho artístico concreto, como pueden ser la producción de obras estéticas y
objetos culturales, sino que se relacionan también con prácticas sociales, políticas, éticas y
religiosas. La tradición romántica, por ejemplo, conlleva —además de un modo especial de
percibir y producir la literatura—, un modo de ver el mundo, digamos, a través de un
paradigma romántico, el cual condiciona los hábitos y las perspectivas del sujeto
influenciado por esta tradición.
Analizando el Prólogo a Cromwell podemos observar que Victor Hugo está
construyendo un discurso que servirá como un manifiesto romántico, pues en él se plantean
los principios del movimiento con que el autor se identifica. Resalta en este texto su
explícita oposición a la tradición del Neoclasicismo. Esta posición es tan radical que
podríamos decir que los principios del Romanticismo son la negación de los principios
neoclásicos y que surgen como un intento de subvertirlos y superarlos.
Este carácter novedoso está ligado a una nueva forma de ver el mundo, el
Cristianismo es considerado como el agente promotor de una nueva sensibilidad y portador
de una verdad trascendente, la cual, unida a la nueva sensibilidad, necesita ser expresada en
nuevas formas artísticas. Por ello, la aparición del drama es superación y conciliación de los
géneros tradicionales (tragedia y comedia), pues consolida como legítimamente artístico
aquello que la tradición anterior despreciaba: “La poesía nacida del cristianismo, la poesía
de nuestro tiempo es, pues, el drama; el carácter del drama es lo real; lo real resulta de la
combinación perfectamente natural de dos tipos, lo sublime y lo grotesco, que se cruzan en
el drama como se cruzan la vida y la creación. Ya que la poesía verdadera, la poesía
completa está en la armonía de los contrarios” (46).
El sobrino no trabaja, no se asea, viste ropa de épocas pasadas, desea con gran ansia
alcanzar la inmortalidad a través de la carrera de poeta y se pasa las horas meditando en
soledad sobre la naturaleza de los sentimientos, la muerte y demás extravagancias. Una de
sus mayores hazañas es la de crear un drama, el cual es intento de concentrar todos los
principios románticos: “… aplicado al ojo izquierdo al catalejo romántico, que todo lo
abulta, que todo lo descompone, inflamóse al fin su fosfórica fantasía y compuso un drama”
(100). Vale decir que el drama viola de manera extrema los tres principios de las unidades
aristotélicas (de acción, de tiempo y de lugar) los cuales era los pilares del quehacer
literario neoclásico, y exagera de manera ridícula todos los principios fundados por el
Romanticismo.
Así, el pequeño drama del sobrino romántico, después de un idilio frustrado con la
hija de un respetable vecino, concluye con su transformación, gracias al servicio militar al
que es enviado, en un hombre serio y formal, alejado de toda la fantasía negativa que el
Romanticismo le había insuflado: “… el placer que me causaría, al contemplarle robusto y
alegre, la charretera a la derecha y una cruz en el lado izquierdo, cantando perpetuamente
zorcicos y rondeñas, y por toda biblioteca en la maleta la Ordenanza militar y la Guía del
oficial en campaña” (108). El romanticismo para Mesoneros, por lo tanto, es un producto
ambiguo, negativo para el orden social como para la productividad.
El siguiente texto a analizar es el Proemio a la comedia humana de Honoré Balzac,
en el cual desarrolla las ideas, el plan y el origen de su ambicioso proyecto. Este prólogo es
de gran importancia, pues resume de manera general los principios del realismo literario y
sus diferencias con la tradición romántica.
El proyecto de Balzac tiene como base un gran cambio de paradigma con respecto al
romanticismo. El autor no es ya el genio creador, iluminado por la divinidad, o el mediador
de lo sublime; para Balzac, influenciado por los importantes trabajos biológico-científicos
de Buffon, Bonnet, Lebniz y otros, el escritor es principalmente un observador y un analista
de la sociedad que le rodea: “… y siempre existirán especies sociales como existen especies
zoológicas. Y si Buffon llevó a cabo una obra magnifica al tratar de representar en un libro
el conjunto de la zoología, ¿no habría otra obra que hacer de ese estilo con respecto a la
sociedad?” (4). La conciencia que se tiene del autor se ha deslizado desde la idea de un
creador autosuficiente y por encima de la realidad objetiva, hacia un autor dependiente de
la realidad social, la cual es objeto de su quehacer literario; es decir, el autor es un
mediador entre la sociedad y la literatura, su escribano.
La tesis de Larra es que a pesar de la influencia que las grandes corrientes literarias
extrajeras (Romanticismo y Realismo), el espíritu español ha sabido mantenerse,
conservando la esencia de su tradición en contra de los imitadores y de la alienación. La
causa de esto parece encontrarse en un elemento que ambas corrientes extranjeras resaltan:
la religión: “La España estaba más lejana del foco de las ideas nuevas; las que en otros
países caducaban ya eran nuevas todavía para ella, porque recién salía de la larga
dominación musulmana, veía todavía en el catolicismo el paladium que la había salvado”
(78).
Bibliografía.
1843 DE LARRA, Mariano José. Literatura. Rápida ojeada sobre la historia e índole de
la nuestra. Su estado actual. Su porvenir. Profesión de fe.