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HUANCAS: PUEBLO DE CERAMISTAS EN CHACHAPOYAS

Localización

En la actualidad Huancas se ubica al Norte de la ciudad de Chachapoyas, a


unos diez kilómetros de distancia y tiene una altura de 2558 metros sobre el nivel
del mar. Ocupa el extremo norte de la provincia de Chachapoyas, en la región
peruana de Amazonas-Perú. Si uno observa el mapa del distrito advierte que
adquiere, más o menos, la forma de un gran triángulo marginado por la cuenca de
los ríos Sonche y Utcubamba, siendo estrecho hacia el norte y ancho hacia el límite
con los terrenos de la ciudad de Chachapoyas. De esta ciudad se asciende
levemente con dirección al norte, por una carretera que cruza sin mucha dificultad
por chácras y campos eriazos de tono rojizo. Esa carretera conduce al pueblo pero
se extiende aún mas, casi hasta el borde de un abismático cañón formado por el rio
Sonche.

Hacia el sector central de la Plaza principal de Huancas se han erigido varias


esculturas de piedra. Una de ellas muestra, sobre un pedestal, la imagen de un
personaje cuyo epígrafe reza “Juan Runachawa, cacique de Huancas”, que en
opinión de algunos pobladores actuales representa a uno de los últimos curacas
que defendió sus territorios. Otras tres esculturas representan a dos alfareras
locales que acompañan a un niño que también soporta una olla. Con estos íconos
significan una las principales actividades laborales del pueblo que está referido a la
tradicional manufactura de la cerámica. La iglesia del pueblo se ubica en el jirón
Blas Valera y queda a una media cuadra de la Plaza principal. Es decir ya no se
encuentra en la Plaza principal del pueblo, como lo estuvo originalmente, sino a un
lado, debido al remodelamiento del perfil urbano realizado en tiempos pasados. A
unas escasas cuadras del núcleo central urbano, dos o tres, se distribuyen los
terrenos de cultivo con algunas viviendas dispersas de sus propietarios, dándole al
pueblo de Huancas un carácter rural predominante
Población

Sus pobladores son fundamentalmente agricultores, pero las mujeres se dedican a


la fabricación de vasijas de barro con materiales de la propia localidad. La población
alcanza los 805 habitantes según del censo del año 2005 lo cual arroja una densidad
de 16.5 habs/ km2. Ella se compone por los propios habitantes locales que
conforman una comunidad campesina, quienes, en buena parte, deben ser
descendientes de los ancestrales grupos de mitimaes Huancas trasladados del
Valle del Mantaro en tiempos incaicos, desde el actual departamento de Junín. A
ello se agregan algunos funcionarios y profesores que, por lo general, proceden de
la vecina ciudad de Chachapoyas. La población reside en casas hechas de adobes
con cubiertas de teja en cuyo interior se distribuyen varias habitaciones que les
sirven de dormitorio, cocina y depósito, además de un patio o una parcela aledaña.
Es en esta parcela donde, por lo común, procesan la fabricación de los utensilios de
barro, debido a lo cual la denominan “cusana”.

Especialización y género

Aparte de algunos funcionarios y empleados que laboran en la posta médica o en


el centro educativo no existen otros especialistas en el lugar, como carpinteros,
sastres, zapateros, peluqueros o mecánicos, por ejemplo. Por ello, en el caso de
requerir de estos servicios, tienen que necesariamente acudir a la ciudad de
Chachapoyas. Un aspecto interesante en la vida del pueblo de Huancas, en cuanto
a la especialización y género es el relacionado a la fabricación de la cerámica, pues
son las mujeres quienes se dedican a esa actividad artesanal, en su condición de
especialistas bajo cuya responsabilidad se encuentra dicha actividad laboral. De
esa manera se observa una clara división de género en este aspecto, pues los
varones en ningún caso fabrican ollas. A lo más, los hombres, pueden ayudar, en
algunas ocasiones para la extracción de la arcilla de las canteras locales. Pero en
realidad la especialización alfarera corresponde únicamente a las mujeres.

En efecto, los hombres al no participar junto a sus mujeres se dedican más bien a
las labores agrícolas fundamentalmente. Es importante señalar que la alfarería,
antes de la introducción de objetos de aluminio, se distribuía a nivel de toda la
región, y así eran frecuentes los viajes de las ceramistas a diversos pueblos donde
los vendían o intercambiaban con productos alimenticios. Modernamente, algunas
organizaciones no gubernamentales desarrollan sus actividades en el pueblo y han
instruido otras técnicas para la elaboración de los objetos con la finalidad de
hacerlos más comerciales orientados al turismo. Pese a ello, todavía se observa en
el mercado de la ciudad de Chachapoyas y en el mismo pueblo de Huancas la venta
y el uso de las vasijas tradicionales (Ugas, 200; Chirinos y otros, 2005).
La importancia de la producción alfarera de los Huancas de Chachapoyas
fue señalada por algunos autores, entre los cuales destaca la del arqueólogo
francés Henri Reichlen, quien hacia el año 1950 exploró la cuenca superior del valle
del Utucubamba y dejó importantes informaciones sobre la historia regional. Con
respecto a los Huancas expresó: “Todas las ollas utilizadas en el Utcubamba
provienen del pueblo de Wankas, instalado en un lugar precolombino, a varios
kilómetros de la ciudad de Chachapoyas. Esta industria constituye casi la única
ocupación de los habitantes del pueblo que aparecen como los más auténticos
descendientes de los antiguos “Chachapuya”. Es interesante notar que las ollas de
Wankas no tienen decoraciones de pintura ni las formas de la cerámica prehispánica
de la región de Luya, sino que fabrican vasijas utilitarias, adornadas bastante
groseramente de incisiones y piezas modeladas a mano y añadidas. Todo esto
queda en la tradición de la antigua cerámica de los pueblos semifortificados de la
cordillera de Puma-Urko y de la primera época de Kuélap” (Reichlen, 1950: 222).
Dato interesante pues Reichlen estudió por primera vez la alfarería procedente de
excavaciones que hizo en el sitio arqueológico de Kuélap y varios sitios de
Amazonas.

Con respecto a la presencia de la alfarería en el caso del Perú, se ha


informado que ella aparece hacia los 1800 años antes de Cristo y desde ese tiempo
fue alcanzando paulatinamente claros y altos niveles de desarrollo tecnológico y
cultural en las diferentes sociedades que florecieron antes de la presencia española.
Los pueblos prehispánicos andinos usaron la cerámica en abundancia, por cuanto
su adopción mejoró las condiciones en el procesamiento de los alimentos y aún más
su plasticidad les permitió registrar importante facetas de su historia y cultura. y es
asi como las poblaciones nativas del actual departamento de Amazonas dejaron
registrada en esa arcilla buena parte de sus conocimientos e ideología. La vajilla
de cerámica más antigua descubierta en este departamento es aquella denominada
Bagua (1200 años antes de Cristo), de la cual se han recuperado abundantes
muestras justamente en la parte inferior del valle del Utcubamba Otros tipos de
alfarería arqueológica de tiempos posteriores, incluso hasta la etapa incaica y
colonial hispánica se han identificado a todo lo largo de la cuenca del mismo valle
de Utcubamba. Desde aquellos tiempos hasta el presente, es Huancas,
practicamente una reserva donde todavía supervivie una comunidad de alfareros
contemporáneos. Esta actividad tradicional se trasmitió en forma oral de madres a
hijas y según lo recuerdan todos los pobladores eso fue asi porque siempre lo
oyeron de sus abuelas y abuelos.

Hasta hace unos quince años, todas las mujeres de Huancas se dedicaban a la
confección de vajilla doméstica pero actualmente solo se dedican un 40%. Este
fenómeno se debe a que ya no existe mucha demanda de los objetos de barro en
la región, lo que ocasiona un disminuido interés por parte de las mujeres jóvenes en
destinar su tiempo a dicha artesanía.

En cuanto a las canteras de donde se proveen de los materiales para la confección


de los objetos de arcilla, diremos que el principal centro de donde se abastecen es
el sitio denominado la Pampa o también la Greda, localizado en lugar casi próximo
a Huancurco, al cual acuden la mayoría de mujeres para extraer lo necesario para
sus labores artesanales. Pero también están los sitios como Mashquita, Tranquila
y Tamish de donde obtienen una arcilla rojiza. De igual manera el sitio llamado
Fabian donde existe una arcilla de color negro. Estos son lugares que ofrecen otras
alternativas de canteras que pueden utilizar las comuneras. El mordiente que
utilizan para mezclarlo con el barro es una piedra que se puede extraer de varios
sitios donde afloran masas rocosas para después moleralas y convertirlas en el
elemento fundamental, como antiplástico para darle dureza al cántaro o cualquier
otro tipo de recipiente. Los objetos que fabrican se denominan “chocho”” que es un
recipiente de boca ancha, la tinaja especialmente para conservar líquidos, el real
puyñu de dos asas es también para el mismo fin, igualmente el “medio puyuño”, el
“cashque” que puede servir para tostar o freir algún tipo de alimento.

Un dato interesan es la vinculación que siempre han mantenido con el pueblo de


Colcamar, localizado este en la margen izquierda del río Utcubamba, en la provincia
de Luya. Es de ese pueblo de donde extraen un ocre utilizado en la pintura de los
objetos para cuyo efecto deben viajar con sus ollas en busca de esa tierra amarilla
para intercambiarla o, también algunos pobladores de Colcamar viajan a Huancas
llevando el colorante para el mismo propósito del trueque.

El año 2002 a través del Fondo Italo Peruano, la ONG Promartur fundó un centro
artesanal para la elaboración de objetos de cerámica decorativos. Dieron a ese
centro el nombre de “Cusana” en alusión a los hornos que cada una de las
comuneras instala en sus patios un espacio para la quema de los objetos cerámicos.
La presencia de esta ONG ha influido para que actualmente no solo fabriquen vajilla
sino también muchos objetos de adorno para satisfacer la demanda turística

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