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-¡Ayúdame a mirar!
Compartimos entre los 3:
¿Qué actitudes juegan en este niño? ¿Qué me sugiere el relato?
El Deseo
Amedeo Cencini
Para hablar del mundo del deseo es necesario un tipo de discurso -de
palabras- que nos ayuden a comprender la dinámica de la persona (como se
mueve; que la mueve a hacer lo que hace, etc) desde en una nueva clave, la de
la intención. Es decir, debemos dejarnos llevar por aquel significado que
esconde toda actividad humana.
Una primera afirmación aquí: toda acción humana esconde un deseo,
que debería ser comprendido desde la dinámica profunda de la persona misma.
San Agustín comprendía a la persona humana sobre todo, como un
“animal deseante”; de ahí que se opondrá a todo lo que pueda disminuir la
intensidad del desear humano: la apatía, la constante tranquilidad del ánimo, la
impasibilidad, etc…
La pasividad, según el pensamiento de Agustín, es contraría al lenguaje
del deseo porque impide todo tipo de crecimiento en la vida. La pasividad es
ausencia de toda dialéctica, es decir, es la falta de desafíos profundos en la
vida. Es la ausencia de toda tensión que conduzca al crecimiento. La pasividad
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Centro de formación intercongregacional Emaús – Formación humana
La Palabra nos dice que a la raíz de todos los deseos del hombre se
esconde un único, verdadero y profundo deseo humano: Dios; y ver su rostro.
Dice el salmo: “Como anhela la cierva las corrientes de agua, así anhela mi
alma en pos de ti, mi Dios” (sal 42,2). Ustedes pueden leer también: Sal 63, 2-3;
119,20; 123,2; 130,6; Is 26, 8; Ap 22,20. El hombre de la Biblia entonces, está
imbuido de este solo deseo: “…Que yo te conozca… Déjame ver, por favor, tu
gloria” (Ex 33, 13.18).
Y Dios responde a este deseo, viene al encuentro del hombre que le
busca, pero al mismo tiempo deja entender que este deseo, por su propia
naturaleza, es imposible satisfacer por el hombre en esta tierra. Es un
deseo profundo y radical, universal e imposible de extirpar, pero también
insaciable y nunca saciado.
Si es verdad que el deseo de Dios y ver su rostro es el único deseo innato
y radical del hombre, la Palabra conoce también que el corazón de este hombre
está atravesado y poblado por aspiraciones y seducciones de muy diferente
signo.
La Biblia, registra todas esas deformaciones de un único deseo: es
una historia de deseos que son muy diferentes del deseo divino y que,
atrayendo el corazón, se ubican cada vez más en el centro de la vida y la
dominan.
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Vislumbra un
Objetivo
Algo verdadero en sí mismo. /
Algo verdadero para la propia vida.
El deseo se cumple, no cuando el objeto es
poseído sino cuando se decide tender hacia el objeto concentrando la energía.
El deseo auténtico lleva a la decisión. Deseo que no lleva a la decisión es
ficción engañosa. Esta es una señal creíble y eficaz.
PRETENDE
SER ATENDIDO Y apenas lo es, se da cuenta de que el objeto
(La tensión se halla que lo puede satisfacer es más.
satisfecha)
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Naturaleza contradictoria del Deseo
“Señal de la dimensión trascendente del hombre”
CONDICIONES
Condición de partida para desear es la capacidad de captar las cosas y
darles sentido –o de descubrir su aun ínfima verdad-.
Existe otra condición – durante el recorrido del Deseo: la capacidad de
renuncia.
Muchos parten con deseos y aspiraciones de un cierto nivel; pero luego no
soportan la inevitable renuncia a los bienes inferiores o aquel determinando
período necesario de abstinencia y ayuno, soledad y desierto… Y prefieren
volver.
Otra condición: paciencia y constancia en esperar el cumplimiento del
deseo: vuelven útil y precioso el tiempo de espera durante el cual está en
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infunde valor para sostener la espera del cumplimiento del deseo… mantiene la
tensión alta.
No es la voluntad, sino el deseo el que sugiere la acción. “…lo que no
atrae no puede volverse meta estable de una vida”.