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TRASTORNOS NEUROCOGNITIVOS.
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ACTUALIZACIÓN EN LOS CRITERIOS DIAGNÓSTICOS DE
LOS TRASTORNOS NEUROCOGNITIVOS.
HERNÁNDEZ, A. Y COL.
topic of importance over the population are the se designaban todo tipo de patologías mentales
causes, consequences and presence of neurocog- (López-Álvarez y col, 2015). Pero al presentarse
nitive disorders, despite the fact that these condi- el advenimiento de especialidades médicas como
tions are given a lower importance when they are la Neurología o la Psiquiatría, se favorece el de-
compared to other degenerative diseases such as sarrollo de taxonomías para poder identificar
cardiovascular or neoplastic diseases. However los TNC sobre otras patologías mentales (García-
there are studies that concludes that the num- Maldonado y col, 2011).
ber of adults over 65 years old will get above the
28 million people by the year 2050 leading to a Sin embargo, a pesar de que las clasificaciones
concern for the proper prevention, diagnosis and son de las principales actividades en cualquier
treatment of chronic diseases associated with doctrina científica, el realizarlas correctamente
aging. Also demonstrating that the prevalence es un ejercicio sumamente complicado, ya que
of neurocognitive disorders grows exponentially consiste en ordenar individuos o conceptos en
over the adult population that is between 65 and grupos homogéneos en función de que compar-
85 years old; so the impact of these diseases will tan determinadas características semejantes (Del
be exponentially more serious regarding the eco- Barrio, 2009); es conveniente recordar que hasta
nomic and social systems. Because of this, the ar- hace algunos años se empezaron a sistematizar
ticle provides an update on the diagnostic criteria correctamente los criterios diagnósticos especí-
of the Neurocognitive Disorders based on the cli- ficos con respecto a las enfermedades mentales,
nical classifications set by the DSM-5, which can por lo que a lo largo de los años se desarrollaron
help not only the General Practitioner but also to diversas clasificaciones para estas enfermedades
the physicians who specialized on the Neurologi- (García, 2011).
cal or the Psychiatric doctrines, who are seeking
the correct use of a common language. Similarly, Es entonces, que la primera clasificación que
we establish a reflection on the importance of the surgió fue en la antigua Grecia en el siglo IV an-
correct recognition of the diagnostic criteria over tes de Cristo (a.C.), donde Hipócrates inició con
the use of genetic biomarkers or the use of auxi- la descripción y distinción entre “manía” y “me-
liary diagnostic test. lancolía” (García-Maldonado y col, 2011); no
Key Words: obstante, estos conceptos eran insuficientes para
Dementia, DSM-5, Neurocognitive Disorders, definir completamente los trastornos mentales
Neurology, Psychiatry. por lo que Philip Barrough (1583 d.C) introdu-
ce la tercer categoría de “demencia” (Dm) con
lo cual se empezó a definir los padecimientos
l. Antecedentes históricos sobre los siste- neurocognitivos y es en el año de 1899 donde el
mas de clasificación. Doctor Emil Kraepelin acuñe este término en la
Desde etapas tempranas en el desarrollo de la publicación del primer compendio de trastornos
medicina como ciencia, un tema de gran interés psiquiátricos (Kraepelin, 1883).
han sido la frecuencia, los síntomas y la evolución
de los trastornos mentales sobre la población; Posteriormente en año de 1917 se intenta es-
en particular de los Trastornos Neurocogniti- tablecer la primera nomenclatura universal por
vos (TNC) siendo la demencia una de las enfer- parte de la Asociación Americana de Psicología
medades mentales más estudiadas y con la cual Médica (AMPA) liderada por el Doctor Salmon,
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seguido por la clasificación Americana que ini- ción de los 65 a los 85 años, duplicándose cada 5
ció sus registros después de la Segunda Guerra a 6 años y estabilizándose a partir de los 85-90
Mundial debido a los trastornos psiquiátricos de años (Plassman y col, 2007). Un estudio pobla-
los soldados afectados (García-Maldonado y col, cional realizado en México, indicó una frecuen-
2011). cia en los adultos mayores de 8.6% y 8.5%, para
las áreas urbana y rural respectivamente, (Libre
Finalmente en el año de 1952 la American y col, 2008) y en un reporte realizado en el año
Psychiatric Association (López-Pousa, Lombar- 2007 se determinó que de una población de adul-
dia, 2014) (Spitzer y col, 1994) (Haynes, O’Brien, tos mayores, 7% tuvo deterioro cognitivo y 3.3%
1988), inicia la publicación de la Primera Edición dependencia funcional (Mejía y col, 2007).
de los Manuales de Diagnóstico y Estadísticas de
Trastornos Mentales (DSM 1sted., 1952), editán- La Asociación Mundial de Alzheimer emitió
dose a lo largo de las décadas sus posteriores edi- en su informe del año 2009, la creciente preva-
ciones siendo la cuarta edición la que definió las lencia de los TNC en los países de bajos recursos
Dm y las clasificó en base a sus etiologías (DSM y la incidencia proyectada para los próximos 30
4thed, 1994), precisándose como tal las caracte- años. Se estima que el número de pacientes con
rísticas clínicas de los TNC hasta la quinta edi- enfermedades neurodegenerativas puede llegar
ción del DSM (DSM-5thed, 2013). a triplicar su situación actual (Vicario, 2013). To-
mando como base esta información, podríamos
ll. Prevalencia de los Trastornos estimar a priori, una frecuencia de TNC en Mé-
Neurocognitivos. xico de 30 por cada 100 adultos mayores. Esti-
Es ampliamente aceptado que los TNC, conjun- mándose que a partir del inicio del año 2014 van
tamente con otras enfermedades degenerativas, a existir más de 860,000 personas afectadas en
son el principal contribuyente de discapacidad y México, considerando un posible aproximado de
dependencia entre la población de adultos mayo- 3.5 millones de adultos mayores afectados por
res; sin embargo estos padecimientos reciben una estas patologías (Gutiérrez-Robledo y col, 2015).
menor prioridad comparado a otras patologías
degenerativas como las enfermedades cardiovas- lll. Costos de los Trastornos Neurocogniti-
culares o neoplásicas, que tienen un mayor impac- vos a nivel mundial.
to en la mortalidad (Libre-Rodríguez y col, 2014). Correlacionado con lo anterior, es un hecho im-
portante que los individuos afectados con TNC
Sumado al aumento que existe en la población son consumidores constantes de los servicios de
de adultos mayores, la prevención, diagnóstico y salud (Ruiz de Sánchez y col, 2010), relacionán-
tratamiento de enfermedades crónicas asociadas dose fundamentalmente con los cuidados infor-
al envejecimiento obtienen una importante jerar- males que padece la persona afectada, así como
quía. En México, el número de adultos mayores los costos derivados de los cuidados sociales, tra-
de 65 años en el año 2010, fue de más de 7 mi- tamientos y cuidados médicos (Libre-Rodríguez,
llones, esperando que llegue por encima de los 2014).
28 millones de personas para el año 2050 (Ham
Chande, 2011) (INEGI, 2011). Estipulándose que el impacto económico que
representa el gasto por los TNC que se deriva del
Se ha demostrado también que la prevalencia cuidado de las personas afectadas en el continen-
de los TNC crece exponencialmente en la transi- te americano es de aproximadamente 236 billo-
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Atención Compleja. · Tiene importantes dificultades · Tarda más tiempo que antes en
en entornos con múltiples hacer las tareas normales.
estímulos; cualquier cosa que
suceda en su entorno le distrae
fácilmente, siendo incapaz de · Empieza a encontrar errores en
atender a menos que los impulsos las tareas rutinarias, descubre
de entrada sean limitados y que el trabajo necesita más
simplificados. comprobaciones que antes
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· Memoria Reciente.
· Necesita recuerdos ocasionales
· Memoria a muy o repasos para reconocer los
largo plazo. · No es capaz de seguir una lista personajes de la película o una
breve de artículos para comprar novela.
· Aprendizaje o de planes para el día. Necesita
implícito. recordatorios frecuentes que
le orienten en la tarea que está · Ocasionalmente puede repetirse
haciendo. durante unas semanas con la
misma persona. Se olvida de qué
facturas están ya pagadas.
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· Intenciones y comportamientos
sin tener en cuenta a la familia ni
a los amigos.
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· Presencia de un deterioro sustancial del rendi- · Dificultad en el razonamiento para realizar ta-
miento cognitivo, preferentemente documentado reas complejas, acompañado de un pobre juicio.
por un test neuropsicológico estandarizado o por
otra evaluación clínica cuantitativa. · Dificultades en las habilidades visoespaciales,
incluyendo dificultad para reconocer rostros u
objetos comunes.
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El déficit cognitivo no debe de tener como etiología El déficit cognitivo es detectado y diagnosticado por
otro trastorno mental (Ejemplo: Trastorno Depresivo medio de la combinación del previo interrogatorio
Mayor o Esquizofrenia). con el paciente, examen neurológico o por medio
de la realización de pruebas neurofisiológicas. Estas
mismas pruebas deben realizarse cuando la historia
clínica no provee la suficiente información para
realizar un correcto diagnóstico.
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Los déficits cognitivos no interfieren en la capacidad Preservación de las habilidades funcionales, sin
de independencia en las actividades cotidianas (Por acompañarse de la presencia o sintomatología de la
ejemplo conserva las actividades instrumentales Demencia.
complejas de la vida diaria, como pagar facturas o
seguir los tratamientos, pero necesita hacer un mayor
esfuerzo, o recurrir a estrategias de compensación o
de adaptación).
Los déficits cognitivos no ocurren exclusivamente en Descartar cualquier tipo de afección vascular,
el contexto de un síndrome confusional. traumática o médica que expliquen o que tengan
alguna correlación con el trastorno cognitivo.
Los déficits cognitivos no se explican mejor por otro Examinar que no sea explicada la patología por
trastorno mental (p. ej., trastorno depresivo mayor, ninguna otra patología neurodegenerativa.
esquizofrenia).
Fuente Bibliográfica: (DSM-5thed, 2013) (Albert, DeKosky, Dickson, y Dubois, 2011)
lV. Uso de biomarcadores sobre la identi- sición de la proteína Tau en los ovillos neurofibri-
ficación clínica. lares (Albert y col, 2011), muestran una sensibili-
Hay que esclarecer una cuestión importante: ¿Es dad del 95% y una especificidad del 83% para su
útil el uso de criterios clínicos como única refe- diagnóstico (García-Ribas y col, 2004).
rencia para el diagnóstico de los TNC? Hay que
reconocer que los criterios clínicos para cual- Sin embargo, existen diversos reportes que
quier condición médica están constantemente testifican que el uso de biomarcadores está po-
sujetos a revisiones o críticas (Solomon y col, bremente comprendido actualmente y a pesar de
2014) llegando a presentar no sólo una ausencia que la capacidad de los biomarcadores como mé-
de objetividad (Fagan, y Perrin, 2012), sino que todos coadyuvantes al diagnóstico, es muy ele-
además por sí solos son insuficientes para llegar vada para la detección de los TNC, el establecer
a un diagnóstico acertado. su gravedad o incluso seguir su progresión (Ca-
rrasco M.M. 2009), no se ven superados con una
Un abordaje desde la perspectiva neurológica completa evaluación clínica dirigida a resaltar la
ha demostrado la existencia de una base genética búsqueda o ausencia de los criterios clínicos (Al-
en los TNC (Buiza-Navarret y col, 2007), llevando bert y col, 2011) (Fagan, y Perrin, 2012).
al uso reciente de biomarcadores neuropatoló-
gicos para la identificación de patologías neuro- V. Propuesta y Conclusiones.
degenerativas como posibles etiologías (Albert y Se ha fundamentado a través de varios reportes
col, 2011). que al establecerse una detección temprana de
los TNC favorece el poder realizar intervenciones
Reportes recientes han demostrado que cier- que detengan o retarden la aparición del proceso
tos biomarcadores reflejan directamente patolo- patológico e igualmente a futuro, auxiliar en la
gías específicas como en el caso de la Enfermedad disminución de sus costos que produce la aten-
de Alzheimer dónde se identifican marcadores ción médica de estas patologías e igualmente las
como la proteína β-Amiloide 42 (Aβ42) y la pro- alteraciones sociales y familiares que conllevan
teína Tau (García-Ribas y col, 2004), que al estar (Montañéz, y Matallana, 2010).
presentes en plaquetas, en conjunto con la depo-
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