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en la Constitución boliviana
Naturaleza jurídica, oralidad y subsidiariedad
de acuerdo a las modulaciones
de la jurisprudencia constitucional
Alan E. Vargas Lima
I. Nota preliminar
1
Siguiendo el criterio del jurista Rivera Santivañez, se debe precisar que la Acción de Libertad, es
un proceso constitucional de naturaleza tutelar, que tiene la finalidad de brindar una protección inmedia-
ta y efectiva a los derechos fundamentales a la vida y a la libertad física, en los casos en que sean ilegal
o indebidamente restringidos, suprimidos o amenazados de restricción o supresión por actos u omisiones
ilegales o indebidas de las autoridades públicas o particulares. En otras palabras, se trata de una acción
tutelar extraordinaria, porque es única en su género y no forma parte de los recursos ordinarios previstos
en la legislación procesal del Estado. Asimismo, es un proceso constitucional porque, de un lado, tiene
su origen en las normas de la Constitución, y de otro, porque es una acción jurisdiccional creada para
resolver un conflicto o controversia constitucional que se genera con la violación de los derechos funda-
mentales a la vida y a la libertad física. Cfr. Rivera Santivañez, José Antonio, Jurisdicción Constitucional.
Procesos Constitucionales en Bolivia, 3ª ed. actualizada con la Constitución y la Ley Nº27, Bolivia, Grupo
Editorial KIPUS, 2011, p. 320.
El art. 18.I de la Constitución abrogada, establecía que: “Toda persona que cre-
yere estar indebida o ilegalmente perseguida, detenida, procesada o presa podrá
ocurrir, por sí o por cualquiera a su nombre, con poder notarial o sin él, ante la
Corte Superior del Distrito o ante cualquier juez de Partido, a elección suya, en de-
manda de que se guarden las formalidades legales…”.
2
Cfr. Sentencia Constitucional Nº0044/2010-R, de 20 de abril de 2010.
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Al respecto, es pertinente señalar que la ausencia de formalidades en su presentación, no signifi-
ca que la parte accionante esté absuelta de acompañar la prueba suficiente y necesaria que acredite la
verosimilitud de sus denuncias, al tener por su cuenta la carga de demostrar la existencia del o los actos
lesivos que hubieran restringido sus derechos o garantías; requiriendo la jurisdicción constitucional de
certidumbre para resolver el asunto compulsando los hechos impugnados en función a los elementos
probatorios que los respalden. En ese marco, la Sentencia Constitucional 0320/2010-R, de 15 de junio,
precisó: “…la naturaleza de aplicación del principio de informalismo en esta acción tutelar, responde a
efectivizar la acción de defensa en forma oportuna y eficaz en atención a los derechos fundamentales
protegidos, vida y libertad, prescindiendo de formalidades procesales referidas a necesaria presentación
escrita, por el agraviado o con mandato expreso, con precisión del derecho conculcado, su relación con
los hechos y todos aquellos elementos de derecho que hacen a un medio o recurso de defensa; no obs-
tante ello no implica que puede prescindirse la presentación de prueba mínima que acredite los hechos
denunciados, en razón a que al sustanciar y resolver la acción tutelar, la jurisdicción constitucional re-
quiere de certidumbre sobre la vulneración del o los derechos invocados para tutelar y protegerlos,
compulsando los hechos denunciados con los elementos probatorios que generen convicción del acto
ilegal u omisión indebida, caso contrario se ve impedida de otorgar la tutela solicitada. En ese sentido se
pronunció la jurisprudencia constitucional señalando: ‘Si bien es cierto que el art. 90.II de la LTC, deter-
mina que el hábeas corpus no requiere mayores formalidades para ser interpuesto, no es menos eviden-
te que la parte recurrente debe acompañar la prueba suficiente y necesaria que acredite la veracidad de
las acusaciones que formula, a objeto de lograr sus pretensiones, puesto que corre por su cuenta la carga
de demostrar la existencia del o los actos lesivos que estima hayan restringido sus derechos…”.
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Este acápite, y los subtítulos siguientes, se basan en los fundamentos jurídicos de la Sentencia
Constitucional Plurinacional Nº0032/2012, de 16 de marzo de 2012.
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Toda persona que considere que su vida está en peligro, que es ilegalmente perseguida,
o que es indebidamente procesada o privada de libertad personal, podrá interponer ac-
ción de libertad y acudir, de manera oral o escrita, por sí o por cualquiera a su nombre
y sin ninguna formalidad procesal, ante cualquier juez o tribunal competente en materia
penal, y solicitará que se guarde tutela a su vida, cese la persecución indebida, se resta-
blezcan las formalidades legales o se restituya su derecho a la libertad.
5
Esta sentencia constitucional, también trata sobre el principio de celeridad que rige en la solicitud
de cesación a la detención preventiva, y los “actos dilatorios” en el trámite de la cesación de la detención
preventiva.
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cional, está el deber de garantizar a todo hombre o mujer el ejercicio de sus derechos, lo
cual sólo es posible si se le da las garantías para ello, y precisamente la acción de libertad,
es esa garantía de su eficacia, de ahí porque tiene un trámite rápido y oportuno; para
contar también con una decisión de la autoridad competente, juez o tribunal de garantías,
en el menor tiempo posible, a ello obedece la celeridad de sus plazos como también la
no exigencia de formalismos procesales. […]
Es decir, que la Acción de Libertad, también puede ser presentada oralmente; empe-
ro, ello no significa que no se deba tener un registro de dicha actuación oral, pues si bien
prima la oralidad por encima de la escritura, se debe tener en cuenta la necesidad pro-
cesal de registrar el acto ilegal denunciado; es decir, qué y a quién o a qué autoridades
—así no se conozca el nombre— pero se identifique el o los hechos y las circunstancias
del acto acusado de ilegal, por el que se solicita la tutela a sus derechos.
En síntesis si se registra la denuncia o demanda oral, esta actuación servirá de instru-
mento procesal para: 1) El accionante, a objeto de que sea escuchado debidamente en
lo que pretende hacer valer dentro de la acción tutelar; 2) El accionado o demandado, a
objeto de que preste su informe y asuma defensa, dado que la otorgación de tutela ge-
nera responsabilidad civil y penal, inclusive; y, 3) Para el juez o tribunal de garantías, a
objeto de que falle con certeza y objetividad, pues en base al registro de la denuncia
efectuada en la acción de libertad, que bien puede o no, ser ampliada en audiencia,
analizará el fondo de la problemática constitucional a dilucidar, como también verificará
si amerita o no exigir cierta presentación de prueba a personas o instituciones que tengan
la información pertinente y que le dé mayores luces en un plano de objetividad y celeri-
dad, pero sobre todo de justicia; pues debe tenerse en cuenta que el art. 115.II de la CPE,
establece que “El Estado garantiza el derecho al debido proceso, a la defensa y a una
justicia plural, pronta, oportuna, gratuita, transparente y sin dilaciones”; debido proceso
que también es aplicable al ámbito procesal constitucional.
En consecuencia, tratándose de la presentación oral de la acción de libertad, el pro-
cedimiento a seguir es el siguiente:
El secretario o actuario del juzgado o tribunal donde se sorteó la acción de libertad,
deberá sentar en acta la demanda verbal de la acción de libertad, haciendo una
relación del lugar, hechos, fechas, nombres, cargos, derechos lesionados, petitorio
y demás datos que pudiere dar y/o identificar en ese momento. No obstante, en
caso de que el accionante no proporcione los datos necesarios, debe labrarse el acta
con los datos que se tengan, así sean mínimos.
A cuyo efecto anualmente, se abrirá un “Libro de presentación oral de Acción de
Libertad“, y que en cada acta constará el lugar, fecha y hora, como también el
nombre y la firma del presentante, si lo hace por sí, o por otro con o sin mandato.
Asimismo, a momento de la citación a la persona, autoridad o funcionario deman-
dado, se le entregará una copia del acta; o, en su defecto se le hará constar que la
acción tutelar fue presentada en forma oral, cuyo registro cursa en el respectivo
Libro del juzgado o tribunal de garantías.
Se deja expresa constancia, que el presente procedimiento, no tiene por finalidad
entorpecer el trámite o dilatar el mismo, al contrario, responde a la necesidad procesal
de regular aspectos que conlleven a una mejor compresión y solución de la problemática
planteada que debe ser resuelta en el sentido constitucional, dado que al ser la acción de
libertad un medio de defensa de derechos fundamentales, el juzgador constitucional debe
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materializar la acción de la justicia pero sin vulnerar a su vez —en ese cometido— otros
derechos también fundamentales. Por lo precedentemente señalado, el caso se encuen-
tra dentro de las previsiones y alcances de la acción de libertad, por lo que el Tribunal
de garantías al haber declarado procedente la tutela solicitada, ha efectuado una adecuada
compulsa de los antecedentes procesales y aplicado debidamente los alcances de esta
acción tutelar.
6
Esta sentencia vonstitucional también trata sobre la excepcional aplicación del principio de subsi-
diariedad en Acciones de Libertad, de acuerdo a la línea jurisprudencial conformada por las SSCC
0160/2005-R de 23 de febrero, 0181/2005-R de 3 de marzo, 0008/2010-R de 6 de abril, y 0080/2010-R
de 3 de mayo.
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Cfr. Sentencia Constitucional Nº1739/2011-R, de 7 de noviembre de 2011.
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Cfr. Sentencia Constitucional Plurinacional Nº0533/2014, de 10 de marzo de 2014.
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El principio de certeza o de verdad material, ha sido desarrollado por la jurisprudencia constitu-
cional, en cuanto a su importancia en el ámbito tutelar; así por ejemplo, la Sentencia Constitucional
Nº1298/2011-R, de 26 de septiembre de 2011, expresó lo siguiente: “III.2. Sobre el principio de certeza
o verdad en la otorgación de la tutela. Sobre este entendido la SC 0161/2010-R de 17 de mayo, estableció
lo siguiente: “En cuanto a la forma de presentación de esta acción tutelar, el art. 125 de la CPE, establece
que: ‘…puede ser de manera oral o escrita, por sí o por cualquiera a su nombre y sin ninguna formalidad
procesal…’; a su vez el art. 90.II de la Ley del Tribunal Constitucional (LTC), señala que esta acción de
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defensa no requiere la observancia de requisitos formales y en caso que exista algún defecto u omisión
de requisitos de contenido o especificación de derechos, estas omisiones deben ser superadas por el juez
o tribunal que conozca el recurso y que actúa en el caso concreto como juez o tribunal de garantías
constitucionales. Empero, siempre partiendo de un equilibrio, debe tenerse en cuenta que dicha autoridad
o tribunal de garantías está supeditada al principio de certeza o de verdad material, lo cual implica que
para conceder o denegar la tutela, debe partir de la revisión y análisis de los aspectos fácticos, en base a
las pruebas objetivas, para luego establecer la norma constitucional, legal o jurisprudencia aplicable, y en
definitiva llegar a una determinación no sólo correcta sino justa”.
10
Rivera Santivañez, José Antonio Jurisdicción Constitucional. Procesos Constitucionales en Bolivia,
op. cit., p. 319.
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La garantía jurisdiccional del hábeas corpus fue consagrada por el art. 18 de la Constitu-
ción Política del Estado abrogada (CPEabrg), actualmente, la Constitución Política del
Estado vigente también la contempla pero con la denominación de acción de libertad
(arts. 125 al 127 de la CPE); sin embargo, no se trata de un simple cambio de nomencla-
tura, sino de una precisión conceptual, pues conforme a la teoría del Derecho Procesal
Constitucional, sustituir la denominación de “recurso”, por la de “acción” —además de
adecuar la legislación boliviana a la evolución de la doctrina de la materia— implica re-
conocer a esta garantía como “la facultad de demandar la protección de un derecho ante
los órganos jurisdiccionales” o sea “poner en marcha el aparato del Estado para la pro-
tección de un derecho conculcado”, en contraposición a la denominación de “recurso”
que implicaba considerarla como la simple impugnación o reclamación que, concedida
por ley, efectúa quien se considera perjudicado o agraviado por la providencia de un juez
o tribunal para que el superior la reforme o revoque y que por ello supone la existencia
previa de un litigio (García Belaunde, Domingo, El hábeas corpus en el Perú. Universidad
Mayor de San Marcos, 1979, p. 108).
podrá plantearse por escrito o por vía oral (según el procedimiento detallado ante-
riormente), prescindiendo de toda formalidad procesal; aunque ha restringido la
competencia de las autoridades judiciales para conocer y sustanciar la acción tutelar,
ya que solamente asigna la competencia a los jueces y tribunales en materia penal.
De otro lado, el nuevo texto constitucional fortalece el carácter sumario de la
acción tutelar, al disponer que la audiencia debe ser señalada inmediatamente a
la presentación de la Acción de Libertad, misma que deberá realizarse dentro de las
veinticuatro horas siguientes a la presentación de la acción, y no podrá suspenderse
por razón alguna, debiendo dictarse sentencia en la misma audiencia; el art. 62.IV de
la Ley Nº 027 del Tribunal Constitucional Plurinacional, prevé que “No podrán decre-
tarse en su desarrollo recesos o cuartos intermedios hasta dictarse la correspondien-
te resolución”; dada la finalidad de la Acción de Libertad, la norma prevista por el
art. 68.4) de la Ley Nº 027, determina que podrá realizarse la audiencia pública en
días sábados, domingos o feriados, en cuyo caso será competente el Juez de Instruc-
ción Penal Cautelar de turno.
Finalmente, se ha introducido el principio de la inmediación, toda vez que, por
mandato del nuevo texto constitucional, la autoridad judicial competente, una vez
admitida la acción y señalada la audiencia, debe disponer que el accionante sea
conducido a su presencia o acudir al lugar de la detención, para aquellos casos en
los que la Acción de Libertad tenga su origen en la detención o apresamiento ilegal,
para comprobar las condiciones en las que se encuentra privada de libertad la víc-
tima, especialmente cuando existe denuncia de torturas, tratos crueles, inhumanos
o degradantes, o si se ha vulnerado el derecho a la integridad física o existe amena-
za a su vida.
De lo expresado, se puede concluir que la Constitución vigente, amplía no sólo
su ámbito de protección, sino que acentúa sus características fundamentales de in-
formalismo e inmediación, con la finalidad de dar una efectiva protección no sólo a
quienes se encuentran privados de libertad, sino también a quienes consideren que
su libertad física o personal y su propia vida esté amenazada.11 Al respecto, el Tri-
bunal Constitucional, en su SC 0102/2010-R de 10 de mayo, ha señalado lo siguien-
te: “[…] Cabe hacer hincapié, que el Constituyente ha previsto la exención de toda
formalidad en su interposición, así como la rapidez en su trámite que es sumarísimo
y su efecto inmediato, pudiendo ser preventivo, correctivo o reparador”.
11
Cfr. Rivera Santivañez, José Antonio, “El Recurso de Hábeas Corpus en Bolivia”, en Memorias del
VII Encuentro Iberoamericano de Derecho Procesal Constitucional, t., II, mayo de 2011, República Domini-
cana, pp. 167 y 168.
12
Cfr. Sentencia Constitucional Nº0044/2010-R, de 20 de abril de 2010.
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Al presente, se advierte que dicha cláusula abierta de “otras violaciones que tengan relación con
la libertad personal”, no se encuentra prevista entre las normas del Código Procesal Constitucional.
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La protección del derecho a la vida e integridad personal, por otra parte, está tam-
bién prevista en las legislaciones de otros países, como en Costa Rica donde a través
del hábeas corpus se protegen los derechos a la libertad e integridad personal; en el
Perú, donde se protege la libertad personal y otros derechos conexos, así como la
integridad y la prohibición de desaparición forzada, último supuesto que se vincula
con el derecho a la vida. Algo similar sucede en Argentina, donde el hábeas corpus
protege la libertad física, el agravamiento ilegítimo de las condiciones de detención
y la desaparición forzada de personas, y en Ecuador, donde se protege el derecho a
la libertad, a la vida y la integridad física de las persona privadas de libertad.
De este breve repaso a la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos y de la legislación comparada, se puede observar que la protección al
derecho a la vida vía hábeas corpus, en el caso boliviano, Acción de Libertad, está
íntimamente vinculada con el derecho a la libertad personal.
Cabe resaltar que la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, protegió el derecho
a la vida a través del recurso de hábeas corpus, por conexitud con el derecho a la liber-
tad de locomoción, en las SSCC 470/2004-R, 651/2004-R, entre otras.
Por último, se debe hacer referencia al hábeas corpus traslativo o de pronto des-
pacho, a través del cual, lo que se busca es acelerar los trámites judiciales o admi-
nistrativos cuando existen dilaciones indebidas, para resolver la situación jurídica de
la persona que se encuentra privada de libertad.
Este tipo de hábeas corpus, implícito en el art. 125 de la CPE, emergía directamen-
te del art. 89 de la Ley del Tribunal Constitucional, cuando establecía que, también
procede el hábeas corpus cuando se aleguen: “…otras violaciones que tengan relación
con la libertad personal en cualquiera de sus formas, y los hechos fueron conexos con
el acto motivante del recurso, por constituir su causa o finalidad…”, e implícitamen-
te fue reconocido por la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, cuando tuteló los
supuestos de demora en la celebración de la audiencia de medidas cautelares (SSCC
1109/2004-R, 1921/2004-R), o cuando existieron notificaciones ilegales con las re-
soluciones de medidas cautelares que lesionan el derecho a la defensa, concreta-
mente el derecho a recurrir, impidiendo que el tribunal superior revise la resolución
del inferior (SC 826/2004-R), o en los casos en que se ha demorado la efectividad de
la libertad, pese a que el imputado ha cumplido con las medidas sustitutivas impues-
tas (SSCC 1477/2004-R, 046/2007-R, entre otras).
14
Cfr. Sentencia Constitucional Plurinacional Nº0112/2012, de 27 de abril de 2012. Esta Sentencia,
también desarrolla con bastante amplitud, las siguientes temáticas: “Las consecuencias del nuevo mode-
lo de Estado Constitucional de Derecho, Plurinacional e intercultural asumido en la Constitución de 2009
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“[…] cabe señalar que, la acción de libertad ha sido instituida por el art. 125 de la
CPE, que tiene por finalidad la protección de los derechos a la vida y a la libertad
cuando la persona creyera estar ilegalmente perseguida, indebidamente procesada
o privada de su libertad, o considere que su vida está en peligro”.
De la citada jurisprudencia, tenemos entonces que los derechos protegidos por
esta acción tutelar son la libertad y el derecho a la vida. Aparte de ello, la jurispru-
dencia constitucional a través de la SC 0011/2010-R de 6 de abril, establece que:
La acción de libertad, es una acción jurisdiccional de defensa que tiene por finalidad
proteger y/o restablecer el derecho a la libertad física o humana, y también el derecho a
la vida, si es que se halla en peligro a raíz de la supresión o restricción a la libertad per-
sonal, sea disponiendo el cese de la persecución indebida, el restablecimiento de las
formalidades legales y/o la remisión del caso al juez competente, la restitución del dere-
cho a la libertad física, o la protección de la vida misma, motivo por el cual se constituye
en una acción tutelar preventiva, correctiva y reparadora de trascendental importancia
que garantiza como su nombre lo indica, la libertad, derecho consagrado por los arts. 22
y 23.I de la CPE.
En ese entendido,
…la nueva Constitución Política del Estado es más amplia en cuanto a su ámbito de
protección, pues se extiende al derecho a la vida, la libertad física o personal, el debido
proceso, en lo que se refiere al procesamiento indebido y la libertad de locomoción, ésta
última dada la íntima relación que existe con el derecho a la libertad física…”, SC
0023/2010-R de 13 de abril.
Existen diversos criterios de como poder activar esta acción tutelar y en qué
momentos procesales puede ser interpuesta, ya que la naturaleza del derecho pro-
tegido, la libertad, y ahora el derecho a la vida, hace necesario que se establezcan
distintos tipos de situaciones en las que estos derechos puedan ser objeto de me-
noscabo o totalmente vulnerados, por lo que la jurisdicción constitucional, dentro de
su tarea interpretativa, tiene la obligación de materializar lo establecido por la Cons-
titución Política del Estado, es así que la SC 0604/2011-R, citando a la SC 0044/2010-
R, estableció lo siguiente:
[…] el ámbito de protección del hábeas corpus, ahora acción de libertad, alcanza a los
supuestos en que:
a. El acto ilegal provoca la restricción del derecho a la libertad física (hábeas corpus
reparador);
b. El acto ilegal amenaza o perturba al derecho a la libertad física personal (hábeas
corpus restringido y preventivo);
c. Se agravan las condiciones de la libertad (hábeas corpus correctivo):
d. Existe amenaza al derecho a la vida, vinculada al derecho a la libertad (hábeas
corpus instructivo), y
e. Existe una dilación indebida para resolver la situación jurídica de una persona res-
pecto a su derecho a la libertad física o personal (hábeas corpus traslativo o de pronto
despacho).
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16
Cfr. Sentencia Constitucional Plurinacional Nº2468/2012, de 22 de noviembre de 2012. Esta
Sentencia, también realiza precisiones importantes sobre el contenido esencial mínimo del derecho a la
vida, a protegerse y promoverse por el Estado y las autoridades públicas.
La acción de libertad en la Constitución boliviana • 269
B. La Persecución ilegal
El Tribunal Constitucional, en su SC 419/00-R de 2 de mayo, ha definido la per-
secución ilegal como:
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Cfr. Rivera Santivañez, José Antonio, El Recurso de Hábeas Corpus en Bolivia, op. cit., p. 172.
17
19
Cfr. Sentencia Constitucional Plurinacional Nº0797/2013, de 11 de junio de 2013.
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hostigamiento a una persona con el fin de privarle de su libertad sin motivo legal o
por orden de una autoridad no competente, y 2) la emisión de una orden de deten-
ción, captura o aprehensión al margen de lo previsto por ley”.
Ahora bien, existen supuestos en los cuales posteriormente a esta persecución,
ya no se está privando la libertad de la persona que solicita la tutela; sin embargo,
ese aspecto no puede representar per se la imposibilidad del ejercicio de la acción
constitucional, pues la acción de libertad, tiene distintas modalidades entre ellas se
encuentra la modalidad innovativa. La misma tradicionalmente procede a efectos
de tutelar una detención cuando ésta ya ha cesado a efectos de no dejar en impuni-
dad el actuar lesivo de quienes han lesionado el derecho a la libertad.
Este instituto, en el desarrollo jurisprudencial constitucional en nuestro país,
tiene un muy importante antecedente en lo sostenido por la SC 0327/2004-R de 10
de marzo, que aunque no menciona de forma expresa este tipo del entonces habeas
corpus, lo identifica en su esencialidad cuando señala que:
Del análisis de los debates parlamentarios desarrollados en el proceso de sanción de la
ley aludida, se extrae que la ratio legis del precepto aludido está en la necesidad de que
el instituto jurídico en examen brinde protección en aquellos supuestos en los que ‘…
una autoridad legal arbitrariamente detiene a una persona sin que haya existido causa
que lo justifique y tenemos centenares de casos, finalmente la ponen en libertad se aca-
bó el tema, no hay protección, no hay tutela de los derechos humanos, les digo verda-
deramente, no avanzar en el texto en la forma como está propuesta supone volver al
viejo judicialismo para eso no cambiamos nada […] yo puedo demandar a una autoridad
que me ha detenido ocho días y después me ha puesto en libertad […] ya estoy en liber-
tad y quiero plantear el recurso de hábeas corpus para que la autoridad que ha cometido
semejante abuso, que me ha privado de derechos de alimentar a mi familia, de ver a mis
hijos, de cumplir con mi trabajo de manera arbitraria, ilegal e inconstitucional debe ser
sancionada y el recurso de hábeas corpus declarado procedente […] (Cfr. Redactor, Tomo
IV, noviembre de 1997, H. Cámara de Diputados) […].
Consiguientemente, del contenido de los preceptos aludidos y los debates parlamen-
tarios glosados, se extrae de manera clara y precisa que la voluntad del legislador es que
las lesiones al derecho a la libertad encuentren protección dentro del ámbito del hábeas
corpus, declarando su procedencia en los casos en que se constate la existencia de una
ilegal privación de libertad, no obstante haber cesado la detención antes de la interposi-
ción del recurso…
20
“Tanto el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos como la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, reconocen en sus arts. 5 y 29, respectivamente, el principio pro homine como
criterio de interpretación de las normas sobre Derechos Humanos. En virtud a este principio, el juzgador
debe aplicar aquellas normas que resulten más favorables para la persona, para su libertad y sus derechos,
cuando es el Estado, a través de sus autoridades o servidores públicos, quienes los lesionan. Este princi-
pio también implica que las normas sobre Derechos Humanos deben ser interpretadas en el sentido que
más favorezca a la persona, vinculándose, en consecuencia, con el principio de interpretación progresiva
de los derechos, en virtud del cual entre varios entendimientos posibles, debe optarse por aquél que li-
mite en menor medida el derecho o garantía que se denuncia como vulnerado, es decir, se debe elegir
la interpretación más extensiva en cuanto al reconocimiento de derechos y una interpretación más res-
tringida cuando se establezcan límites al ejercicio de los mismos. El principio pro homine, por otra parte,
La acción de libertad en la Constitución boliviana • 275
está reconocido en los arts. 13.IV y 256 de la CPE, normas que expresamente prevén que se debe adop-
tar la interpretación más favorable para los derechos humanos”. Sentencia Constitucional Nº0006/2010-
R, de 6 de abril de 2010.
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Para la restricción del derecho a la libertad física como medida cautelar de carác-
ter personal, el Código de Procedimiento Penal ha previsto requisitos y condiciones,
a objeto de evitar que la medida se convierta en una condena anticipada; de mane-
ra que la detención preventiva debe aplicarse restringidamente como una medida
excepcional última para garantizar la concurrencia del imputado a la sustanciación
del proceso penal. La norma prevista por art. 7 del Código de Procedimiento dispo-
ne expresamente que “la aplicación de medidas cautelares [...] será excepcional”;
en coherencia con dicha norma el art. 221 del mismo Código dispone que: “la liber-
tad personal y los demás derechos y garantías [...] sólo podrán ser restringidos
cuando sea indispensable para asegurar la averiguación de la verdad, el desarrollo
del proceso y la aplicación de la Ley”.
En el contexto referido, la norma prevista por el art. 233 del Código de Proce-
dimiento Penal exige la concurrencia de los requisitos para la aplicación de la deten-
ción preventiva: 1) la existencia de elementos de convicción suficientes para sostener
que el imputado es, con probabilidad, autor o partícipe de un hecho punible; y 2) la
existencia de elementos de convicción suficientes de que el imputado no se some-
terá al proceso u obstaculizará la averiguación de la verdad.
Conforme a la norma procesal referida, en los demás supuestos no comprendi-
dos en los nombrados requisitos no procede la aplicación de la detención preventiva;
ello supone que la restricción de la libertad física, en el proceso penal, se aplica no
en función a la gravedad del delito sino a la concurrencia de los requisitos previstos
por Ley.
En coherencia con lo previsto por las normas procesales citadas, las normas
previstas por el art. 232 del Código de Procedimiento Penal, definen los supuestos
jurídicos en los que, a pesar de concurrir los requisitos previstos por el art. 233 ci-
tado, no procede la aplicación de la detención preventiva; esos supuestos jurídicos
son: 1) En los delitos de acción privada; 2) En aquellos que no tengan prevista pena
privativa de libertad; y, 3) En los delitos (de acción pública) sancionados con pena
privativa de libertad cuyo máximo legal sea inferior a tres años.
Al respecto, el Tribunal Constitucional, en su SC 1068/2001-R, de 4 de octubre,
ha establecido la siguiente jurisprudencia:
[…] no es por la gravedad del delito que se aplica la medida cautelar de carácter personal,
sino por la concurrencia de los requisitos establecidos por el art. 233 del Código de Pro-
cedimiento Penal”. Posteriormente, en su SC 1187/2001-R de 14 de noviembre, definien-
do los alcances de los requisitos previstos por el art. 233 del Código de Procedimiento
Penal, ha señalado que “Los requisitos detallados son aplicables para todos los casos, sin
que exista excepción o salvedad alguna respecto a la gravedad del delito u otras circuns-
tancias que la Ley no refiere”. Finalmente, en su SC 1101/2002-R, de 13 de septiembre,
ha definido que: “[…] no se podrá imponer ni aplicar dicha medida exponiendo otros
motivos que no sean los exigidos por el procedimiento, aunque el tribunal o juez los
considere de gravedad o relevantes, dado que al hacerlo se vulneraría el principio de
legalidad y se estaría abriendo una senda amplía hacía una posible arbitrariedad.21
21
Cfr. Rivera Santivañez, José Antonio, El Recurso de Hábeas Corpus en Bolivia, op. cit., pp. 173-176.
La acción de libertad en la Constitución boliviana • 277
Penal, “la fianza tendrá por exclusiva finalidad asegurar que el imputado cumplirá
las obligaciones que se le impongan y las órdenes del Juez o Tribunal”, lo que supo-
ne que la fianza no tiene por objeto el resarcimiento de los daños civiles emergentes
del proceso; por lo tanto, resulta irrazonable que la autoridad judicial fije una fianza
económica en un monto elevado, lo que podría dar lugar a que la misma sea inal-
canzable para el imputado o procesado; por ello la norma prevista por el art. 241
segundo párrafo del citado Código, dispone que “la fianza económica se fijará te-
niendo en cuenta la situación patrimonial del imputado, en ningún caso se fijará una
fianza económica de imposible cumplimiento”.
Entonces, si a pesar de lo previsto por las normas citadas, la autoridad judicial
fija una fianza económica en un monto muy elevado, que debido a la situación pa-
trimonial del imputado, se hace de imposible incumplimiento, esa decisión será
calificada de indebida, por lo que la prisión preventiva, originalmente legal, se con-
vertirá en indebida, porque al calificar la fianza en un monto de imposible cumpli-
miento, el Juez, estará inviabilizando el beneficio otorgado al imputado, por lo
mismo estará haciendo que la restricción se convierta en indebida.
Al respecto, el Tribunal Constitucional, en su SC 408/01-R de 8 de mayo, determi-
nó que el Juez de la causa al haber fijado una fianza económica en un monto elevado,
sin tomar en cuenta la situación patrimonial del imputado, ha convertido la detención
preventiva en indebida; a ese efecto expresó como argumento lo siguiente:
[…] la fianza económica se fijará teniendo en cuenta la situación patrimonial del impu-
tado […] en el presente caso no se ha aplicado esta norma (art. 241 del CPP) por cuanto
se ha fijado al recurrente una fianza económica de imposible cumplimiento puesto que
no se ha considerado su ‘situación patrimonial’, no obstante haber acreditado que como
Regente de un establecimiento fiscal percibe mensualmente un salario de Bs. 230. —as-
pectos que no fueron considerados por la autoridad judicial recurrida
22
Cfr. Rivera Santivañez, José Antonio, El Recurso de Hábeas Corpus en Bolivia, pp. 177-182.
La acción de libertad en la Constitución boliviana • 281
ante la jurisdicción constitucional a través del amparo constitucional, como medio idóneo
para precautelar las lesiones a la garantía del debido proceso; a no ser que se constate
que a consecuencia de las violaciones invocadas, se colocó al accionante en absoluto
estado de indefensión, lo que no le permitió impugnar los supuestos actos ilegales y que
recién tuvo conocimiento del proceso al momento de la persecución o la privación de la
libertad.
Un entendimiento contrario, determinaría que los jueces y tribunales de hábeas corpus,
hoy acción de libertad y el propio Tribunal Constitucional, asuman una atribución que el
orden constitucional no les otorga, posibilitando que toda reclamación por supuestas
lesiones al debido proceso, por quien se encuentre privado de libertad, prospere a través
de la acción de libertad, desnaturalizando la actuación de los jueces y tribunales ordina-
rios, que son los que tienen competencia, primariamente, para ejercer el control del
proceso, y sólo si la infracción no es reparada se abre la tutela constitucional, así también
lo ha establecido este Tribunal mediante las SSCC 0024/2001-R y 1865/2004-R, entre
otras, y recientemente en la presente gestión a partir de la SC 0008/2010-R.23
23
Cfr. José Antonio Rivera Santivañez. El Recurso de Hábeas Corpus en Bolivia, pp. 183-185.
24
Este acápite, y los subtítulos siguientes, se basan en los fundamentos jurídicos de la Sentencia
Constitucional Nº0160/2005-R, 23 de febrero de 2005, como línea fundante sobre la subsidiariedad.
La acción de libertad en la Constitución boliviana • 283
Como se puede apreciar, lo que persiguen los pactos internacionales sobre de-
rechos humanos, es garantizar la existencia de un recurso sumario, pronto y eficaz,
al que pueda acudir toda persona, para que ésta sin demora, decida sobre la lesión
a la libertad alegada, recurso que no necesariamente tiene que ser, el hábeas corpus.
Consiguientemente, como el ordenamiento jurídico no puede crear y activar
recursos simultáneos o alternativos con el mismo fin sin provocar disfunciones pro-
cesales no queridas por el orden constitucional, se debe concluir que el proceso
constitucional del hábeas corpus, únicamente se activa cuando los medios de defen-
sa existentes en el ordenamiento común, no sean los idóneos para reparar, de
manera urgente, pronta y eficaz, el derecho a libertad ilegalmente restringido. No
es posible acudir a este recurso, cuando el ordenamiento jurídico prevé medios de
impugnación específicos y aptos para restituir el derecho a la libertad, en forma
inmediata. Conforme a esto, solamente una vez agotado tal medio de defensa y ante
la persistencia de la lesión, se podrá acudir a la jurisdicción constitucional, invocan-
do la tutela que brinda el hábeas corpus.
este recurso, las actuaciones pertinentes deben ser remitidas ante la Corte Superior
de Justicia en el término de veinticuatro horas, debiendo el tribunal de apelación
resolver el recurso, sin más trámite y en audiencia dentro de los tres días siguientes
de recibidas las actuaciones.
No cabe duda que recurso de apelación aludido, dada su configuración procesal,
es un recurso idóneo e inmediato de defensa contra supuestas lesiones y restriccio-
nes al derecho a la libertad de los imputados, en el que el tribunal superior tiene la
oportunidad de corregir, en su caso, los errores del inferior invocados en el recurso.
Es idóneo, porque es el recurso adecuado, apropiado, establecido expresamente en
la ley para impugnar las medidas cautelares que vulneren el derecho a la libertad
del imputado, en ocasión de la aplicación de las medidas cautelares. Es inmediato,
porque el recurso es resuelto sin demora, dado que la ley establece un lapso breví-
simo para su resolución (tres días).
De lo expresado, se concluye que el Código de procedimiento penal, ha previs-
to un recurso expedito en resguardo del derecho a la libertad del imputado. En
consecuencia, ese es el recurso que debe utilizarse para impugnar los actos del juez
que se consideren lesivos al derecho aludido, y no acudir directamente o de manera
simultánea a la justicia constitucional a través del recurso de hábeas corpus, garantía
que podrá ser utilizada sólo cuando el tribunal superior en grado no haya reparado
las lesiones denunciadas.
Posteriormente, la SC 0008/2010-R de 6 de abril, considerando la vigencia del
nuevo modelo constitucional y la naturaleza de la acción de libertad, recogió, mo-
duló y complementó el entendimiento sentado en la SC 160/2005-R de 23 de febre-
ro, y en lo pertinente señaló que:
I. El recurso de hábeas corpus, ahora acción de libertad, es el medio idóneo y eficaz
para conocer y restituir cualquier tipo de lesión o vulneración que pueda atentar al dere-
cho a la vida, la libertad o constituir una persecución o procesamiento indebido que
atente o ponga en peligro el derecho a la libertad, cuando de acuerdo a las circunstancias
concretas, a pesar de existir mecanismos de protección específicos y establecidos por la
ley procesal vigente, éstos resulten ser evidentemente inoportunos o inconducentes, de
manera tal que esta acción de defensa, por la urgencia de la situación, se configura como
el medio más eficaz para restituir los derechos afectados; empero, en caso de existir
mecanismos procesales específicos de defensa que sean idóneos, eficientes y oportunos
para restituir el derecho a la libertad y a la persecución o procesamiento indebido, deben
ser utilizados previamente por el o los afectados; en estos casos por tanto, la acción de
libertad operará solamente en caso de no haberse restituido los derechos afectados a
pesar de haberse agotado estas vías específicas.
II. Asimismo, cuando exista privación efectiva de libertad, por ser esta una causal
grave, se entenderá que la vía procesal existente no es idónea, cuando se pruebe que
una vez activados estos mecanismos procesales, su resolución y efectiva protección serán
dilatadas, por ejemplo, por ser irrazonables los plazos de resolución; por existir excesiva
carga procesal para una rápida decisión o ejecución de la decisión o por no cumplirse
con los plazos para emisión de resoluciones establecidos por la ley.
III. En el caso de vulneración al derecho a la vida, protegido por la acción de libertad,
procederá esta acción de forma directa y sin necesidad de agotar otra vía.
La acción de libertad en la Constitución boliviana • 285
IV. En mérito a este entendimiento, se aclara que las subreglas que sobre la base de
la sentencia 0160/2005-R se desarrollaron a través de la SC 0181/2005-R y muchas otras
más, deben ser reconducidas a la modulación realizada en la presente Sentencia.
25
Cfr. Sentencia Constitucional Nº0080/2010-R, de 3 de mayo de 2010.
286 • Alan E. Vargas Lima
la autoridad judicial que conoce la causa en ese momento procesal, puesto que el
debido proceso es impugnable a través de la acción de libertad, sólo en los casos de
indefensión absoluta y manifiesta, o que dicho acto sea la causa directa de la priva-
ción, o restricción a la libertad física.
Tercer supuesto:
Si impugnada la resolución la misma es confirmada en apelación; empero, en
lugar de activar inmediatamente la acción libertad, decide voluntariamente, realizar
una nueva petición ante la autoridad ordinaria, tendiente a un nuevo análisis y re-
consideración de su situación jurídica, sea mediante una solicitud de modificación,
sustitución, cesación de detención preventiva, etc., y la misma está en trámite, en
esos casos, ya no es posible acudir a la jurisdicción constitucional impugnando la
primera o anterior resolución judicial, donde se emitió el auto de vista, inclusive; por
cuanto las partes de un proceso están impelidas de actuar con lealtad procesal, de
no ser así, se provocaría una duplicidad de resoluciones en ambas jurisdicciones, e
incidiría negativamente en el proceso penal de donde emerge la acción tutelar.
En lo atinente a este tercer supuesto, este entendimiento significa una modula-
ción al asumido en la Sentencia Constitucional Nº0010/2007-R de 8 de enero, cuan-
do manifestó que: “una vez pronunciada la resolución de apelación en contra de un
auto de medidas cautelares, el justiciable se encuentra habilitado para acudir a la
jurisdicción constitucional”, dado que ahora, dicho razonamiento se complementa
con el hecho de que el agraviado, debe activar inmediatamente la acción libertad,
empero, si en lugar de hacerlo, decide voluntariamente, realizar una nueva petición
ante la autoridad ordinaria, tendiente a un nuevo análisis y reconsideración de su
situación jurídica, como se tiene explicado precedentemente, en virtud al principio
de lealtad procesal y de equilibrio, ya no puede acudir a la jurisdicción constitucional
impugnando la resolución de apelación.
26
Cfr. Sentencia Constitucional Plurinacional Nº0185/2012, de 18 de mayo de 2012.
La acción de libertad en la Constitución boliviana • 287
En ese mismo orden, con relación específicamente a la presunta lesión del de-
recho a la libertad personal por causa de un indebida privación de libertad; es decir,
cuando la restricción se hubiera presuntamente operado al margen de los casos y
formas establecidas por ley y que, sin embargo, tal hecho se hubiera dado a conocer
al juez cautelar del inicio de la investigación y, en su caso, de la imputación, resulta
indispensable recordar que el art. 54.1 del CPP, establece que entre las competencias
del Juez de Instrucción en lo Penal, está el ejercer el control jurisdiccional de la inves-
tigación, lo que significa, que es la autoridad encargada de resguardar que la etapa
de investigación se realice conforme a procedimiento y en estricta observancia de
respeto a los derechos fundamentales y garantías constitucionales de las partes del
proceso —imputado, querellante y víctima—.
En ese contexto, corresponde al juez ejercer el control jurisdiccional de la inves-
tigación y, por lo mismo, que ésta se desarrolle de manera correcta e imparcial y no
en forma violatoria de derechos fundamentales o garantías constitucionales; es decir,
desde otra perspectiva, cualquier acto ilegal y/o arbitrario durante la investigación en
que incurriere el Ministerio Público como titular de la acción penal o la Policía Boli-
viana como coadyuvante, deberá ser denunciado ante el Juez de Instrucción en lo
Penal, que tenga a su cargo el control jurisdiccional de la investigación.
Entonces queda establecido —según señala la Sentencia Constitucional Plurina-
cional Nº0185/2012—, que cuando la Acción de Libertad esté fundada directamente
en la vulneración al derecho a la libertad personal por causa de haberse restringido
la misma al margen de los casos y formas establecidas por ley, y no esté vinculada
a un delito o no se hubiera dado aviso de la investigación, la acción es directa contra
las autoridades que violentaron la Constitución Política del Estado y la ley.
III. Conclusión