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UNIVERSIDAD PRIVADA

ANTENOR ORREGO

ASIGNATURA:
SOCIOLOGIA JURIDICA
PROFESOR:
FERNANDEZ ATHO, PAOLA
TEMA:
MITOS Y PARADIGMAS DE LA PRISION EMPRESA
ALUMNOS:
 BRICEÑO MIRANDA, LISBET ARLET JKLMLK
 CASTAÑEDA JHONSON, KARLA VALERIA IJA
 PARIMANGO CHAVEZ, GIOVANA MELISSA J
 TELLO ALCANTARA, LUCIANITA ANTUANEE

SEMESTRE ACADEMICO
2018-10

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INDICE: PGN

INTRODUCCION………………………………………………………………………………………………………………… 03

1. MITOS Y PARADIGMAS DE LA PRISIÓN EMPRESA…………………………………………………. 04

1.1 EN LOS PUEBLOS PRIMITIVOS…………………………………………………………………………………….. 06

1.2 HISTORIA DEL INSTITUTO NACIONAL PENITENCIARIO…………………………………………………. 08

1.3 LA EVOLUCION……………………………………………………………………………………………………………. 11

1.4 EL CONTRATO……………………………………………………………………………………………………………… 14

2. PROBLEMÁTICA CARCELARÍA EN EL PERÚ……………………………………………………………… 18

2.1. ANTECEDENTES DE LA PROBLEMÁTICA CARCELARIA………………………………………………..... 18

2.2. SISTEMA PENITENCIARIO EN EL PERÚ…………………………………………………………………………....19

2.3. SITUACIÓN PENITENCIARIA EN EL PERÚ………………………………………………………………………….20

2.4. PROBLEMATICAS QUE SE PRESENTAN…………………………………………………………………………….21

2.5. LA PROBLEMÁTICA PENITENCIARIA DESDE EL PUNTO DE VISTA CRIMINOLOGICO………… 24

CONCLUSIONES……………………………………………………………………………………………………………….25

BIBLIOGRAFIA………………………………………………………………………………………………………………….26

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INTRODUCCION

Nadie es ajeno a la realidad penitenciaria de nuestro país; así, entre


otros aspectos, se ha criticado el hacinamiento, las pésimas
condiciones de salud bajo la cual se encuentran los recluidos en las
cárceles, la deficiente infraestructura y condiciones de seguridad al
interior de las mismas. Por estas razones, desde hace algunos años
se viene discutiendo sobre los posibles beneficios que podría traer
consigo la privatización de los centros penitenciarios.

En el presente informe, nosotras sostenemos los beneficios que


puede traer consigo la privatización de los centros penitenciarios,
desde un enfoque sociológico y económico.

También hablaremos sobre la evolución que han tenido nuestros


centros penitenciarios a lo largo del tiempo.

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MITOS Y PARADIGMAS DE LA PRISIÓN EMPRESA

Me han solicitado escribir un artículo donde exponga mi opinión a favor de la


conveniencia de concesionar los penales en el Perú, con el fin de confrontarla
con una posición contraria por parte de aquellos que no entienden que el proceso
de concesión por privatización es beneficioso desde todos los enfoques, sobre
todo desde una perspectiva social.

Como todos sabemos, el Estado se reserva para sí una serie de actividades


porque considera que es el único que las puede llevar a cabo. Sin embargo,
debemos empezar a desmitificar que existen actividades que deban ser
brindadas exclusivamente por lo que llamamos Estado.

Pretendo argumentar a través de este artículo que los paradigmas que sobre el
particular existen son eso, simples tabúes o actitudes de conveniencia de los que
manejan la cosa pública para permitir un status quo que facilite el que ellos sigan
medrando y entorpeciendo el desarrollo nacional, y señalo entorpeciendo porque
al querer o al persistir en que sea el Estado el que administre las actividades mal
llamadas públicas se genera un proteccionismo improductivo y
contraproducente. Debemos empezar a nombrar a las actividades denominadas
públicas como de servicio a la comunidad y encomendárselas a aquellos que
puedan gestionarlas con mayor eficiencia. Con frecuencia el mal llamado sector
privado es satanizado porque lo acusan de perseguir un afán de lucro sin
entender que el lucro es algo que no es perjudicial ni dañino, siempre que se
realice de una manera justa y equitativa en función de los intereses nacionales.
Porque es ahí donde el Estado debe encargarse de construir convenios y
contratos que sean realmente equitativos para ambas partes, y ejercer con
honestidad una función de control y ser justo a la hora de otorgar los recursos o
las actividades que son de beneficio para toda la ciudadanía.

En el tema específico de las prisiones hay que tomar en cuenta qué pasa en el
Perú con el manejo de las mismas, sin soslayar quién es el que está más
capacitado para ocuparse de administrar esta actividad.

El Estado debe cumplir el papel de supervisor ya que las condiciones que reúne
resultan más favorables para ejercer una labor de observación y control que

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ayude a mejorar el desempeño, en vez de una labor de ejecución. En el caso de
los penales, la experiencia peruana, como muchas otras, ha demostrado la
incompetencia del Estado para ejercer la administración y solucionar los
problemas de hacinamiento, delincuencia, corrupción, reinserción y
envilecimiento de la familia en el proceso de reforma y administración carcelaria.

Está demostrado estadísticamente en el Perú que el manejo de la situación


carcelaria no es solo por falta de recursos sino por falta de gerencia y esta falta
de gerencia se da en todos los niveles de la administración carcelaria. Cuando
no hay capacidad de gestión no hay eficiencia en el manejo administrativo, y las
consecuencias saltan a la vista, las estamos viviendo día a día con el incremento
de la delincuencia y la inseguridad, porque las prisiones, en su gran mayoría, se
han convertido en universidades del delito. La realidad al interior de las mismas
es crítica: celdas atestadas, organizaciones delictivas constituidas en el interior
de los penales, complicidad y cobertura en muchos casos del personal de
vigilancia y, por, sobre todo, la cruda situación con la que se enfrentará el interno
al terminar su condena: sin dinero, sin trabajo ni posibilidad de conseguirlo, en
muchos casos abandonado por su familia, sin vivienda, etcétera.

Imagínese que el colegio San Agustín o la Universidad Católica, hoy en manos


privadas, caigan en administración del Estado: ¿cuántos meses de vida le echa
para que la infraestructura, su mantenimiento y su staff de profesores, entre
otros, se deteriore? Ustedes pueden recordar otros ejemplos del caos de la
Administración Pública.

En el tema específico de los penales, las estadísticas nos demuestran un nivel


de reincidencia muy alto, fruto, casualmente, de las condiciones bajo las cuales
se administran los penales en el Perú. Es por todos conocido que el Estado ha
colapsado en todos los aspectos para solucionar esta problemática.

El centro penitenciario de Piedras Gordas es el claro ejemplo de que no es


cuestión de capacidad de albergue o infraestructura nueva, ya que vemos hoy
día horrorizados cómo se planean secuestros en los penales de máxima
seguridad, permitiendo el ingreso de cámaras de televisión, celulares, etcétera.
Todo ello no hace sino evidenciar la realidad de nuestro argumento: que se
requiere entregar con urgencia al sector privado calificado la administración de

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los penales. El caso de Piedras Gordas demuestra lo patético de la situación,
puesto que tiene capacidad para 1000 presos y hoy tiene aproximadamente 400
y, aún así, adolece de los problemas referidos de inseguridad y Stephen G.
Breyer anarquía, donde se pretende controlar el uso de celulares poniendo
bloqueadores para celulares, lo que demuestra que en la puerta principal no hay
ningún control. Si esto sucede en un penal subutilizado y nuevo como Piedras
Gordas, imagínense lo que está pasando en penales como Lurigancho, Sarita
Colonia, Castro Castro y otros.

Lamentablemente, en esta publicación no puedo mostrar el material gráfico que


permitiría visualizar el caos en el que se encuentra la administración
penitenciaria en el Perú. Sin embargo, esta tribuna sí me permite presentar los
argumentos que muestran la urgencia y la importancia en encarar la
problemática carcelaria de una manera distinta, y esta única manera es la
concesión y privatización de los penales en el Perú.

Los establecimientos penitenciarios, como lugares donde retener o custodiar a


personas culpables de algún delito, siempre han existido. Lo que ha ido
cambiando a través del tiempo es el concepto que se ha tenido de estos lugares.
Así, el concepto ha ido pasando de una estancia, que era el paso previo para la
pena capital, al concepto de prisiones modernas. Lo que ha permanecido
constante es la necesidad de la sociedad de resguardarse de personas que
violan las normas de convivencia, recurriendo a la retención de las mismas.

 EN LOS PUEBLOS PRIMITIVOS

En épocas primitivas la pena tomaba la forma de venganza, de violencia por


violencia, y como no existía una organización política que concentrase el poder
y fijase los límites de esa reacción, la venganza se convertía en una reacción
directa, desproporcionada, inhumana, ilimitada y que trascendía al autor de la
conducta lesiva.

Luego tenemos a la Venganza Divina, donde es posible que existan ya las


primeras cárceles, entendidas éstas como lugares donde esperaban los
delincuentes para ser sentenciados, o sea, sólo servían de lugares de resguardo
o contención para evitar posibles fugas. En esta época existía autoridad y esta
persona dotada de facultades políticas y religiosas, era el que administraba
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justicia, siendo el fin de la pena "aplacar la ira que sienten los dioses cuando la
majestad de los mismos es lesionando con actos delictivos” La Pena Privativa
de Libertad entendida como pena (tal como se concibe hoy) fue desconocida,
por eso es que las penas eran severas, existiendo gran desproporción entre el
daño causado y la sanción.

En la Cultura China, la cárcel era el lugar donde se infligía penas torturantes


mientras esperaban la pena de muerte.

En la Cultura Egipcia, existió la misma connotación religiosa de las penas, pero


además, se sentenciaba a los delincuentes a trabajos pesados. En conclusión,
desde los orígenes del hombre hasta las formas incipientes de organización
social, no existió la cárcel entendida como el lugar donde se ejecutaban las
sanciones. En la segunda etapa, cuando existe una organización sobre la base
de la primacía del elemento religioso, es posible la existencia "de la cárcel" en
forma incipiente.

En la Edad Antigua, la prisión tenía el concepto de lugar de custodia y tormento;


esta definición la encontramos en los pueblos y civilizaciones más antiguas:
China, Egipto, Israel, Persia y Babilonia. Es decir, un mero lugar de almacenaje
de sujetos a la espera de su juicio pero que era acompañado de torturas, las
cuales eran aprovechadas para averiguar, en la mayor parte de las ocasiones,
los sucesos criminales.

En la Edad Media, la prisión tiene todavía un eminente carácter asegurativo, al


objeto de que los reos fueran sometidos con posterioridad a los más terribles
tormentos demandados por un pueblo ávido de distracciones (penas mutilantes):
amputaciones de brazos, piernas, ojos, lengua, quema de carne, entre otros; y
la muerte constituye la distracción favorita de las multitudes. La noción de libertad
y respeto a la individualidad humana no existían y las gentes quedaban al arbitrio
y merced de los detenedores del poder, quienes, a su vez, se debatían en la
inestabilidad reinante.

En la Edad Moderna aparecieron las casas de corrección (House of Correction),


que eran edificios dedicados a albergar mendigos, vagos, prostitutas y jóvenes
rebeldes con el fin de procurar en ellos su corrección.

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En esta época el trabajo productivo apareció como núcleo central de la ejecución
y el medio idóneo de alcanzar las finalidades pretendidas, que en este caso no
fueron tan sólo la explotación de la mano de obra de los penados, sino también
su reforma o corrección. Se puede decir que nace el antecesor de la cárcel
moderna

 Historia del Instituto Nacional Penitenciario

1924

Los antecedentes históricos del INPE relatan que por fin, el artículo 26 del Código
Penal de 1924, recoge la opinión de los entendidos en la materia al establecer la
creación de la Inspección General de Prisiones. Esta institución se encargaría a
partir de esa fecha de la dirección de todos los establecimientos carcelarios del
país, siendo su primer director (Inspector General) el doctor Augusto Llontop.

1927

Tres años después, el 12 de febrero de 1927, el Decreto Supremo Nº 70 crea la


Escuela de Vigilancia, dando paso al funcionamiento del Servicio de
Identificación Dactiloscópica como órgano de la Inspección General de
Prisiones, y la publicación del Boletín de Criminología, revista que dejó de
circular el año 1992.

1928

El 26 de marzo de 1928, el Dr. Bernardino León y León asume la dirección de la


Inspección General de Prisioneros. Se pone en marcha grandes reformas al
sistema penitenciario, como, por ejemplo, el cambio de nombre por el de
Dirección General de Prisiones. El 14 de enero de 1929 se dicta el Reglamento
de Clasificación de Conducta de los Penados; y en febrero se da a conocer el
Reglamento del Instituto de Criminología.

1944

Los años subsiguientes evidenciaron un abandono del tema penitenciario, hasta


que el 16 de agosto de 1937, mediante D.S. Nº 97 se dicta un nuevo reglamento
de penitenciaría de Lima. Siete años después, el 2 de junio de 1944, se abre la
Escuela de Vigilantes que funcionó hasta mediados de diciembre de 1945.

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1946

Los vaivenes del sistema penitenciario son de conocimiento del entonces


presidente de la República Luis Bustamante y Rivero, quien el 12 de marzo de
1946 ordena el funcionamiento de la Escuela de Personal Auxiliar de los
Establecimientos Penales y de Tutela, institución que tuvo vigencia hasta
diciembre de 1948. La administración Bustamante reorganiza los servicios
médicos en los establecimientos penales y de tutela, elabora la ficha psico-física
de reclusos y tutelados, crea el servicio social para esos centros, e inicia las
investigaciones de las condiciones antropológicas y sociales de la penitenciaría,
entre otras medidas. Pero, muchas de esas disposiciones quedaron truncas,
como consecuencia del golpe de estado.

1951 - 1968

En 1951 se crea la colonia penal agrícola El Sepa. Años después, el primer


gobierno del presidente Fernando Belaunde Terry construye el Centro
Penitenciario de Lurigancho, en Lima, e inicia la construcción del Centro
Penitenciario de Ica (Cachiche) y la cárcel de Quenqoro, en el Cusco. Por
Resolución Suprema Nº 211 del 13 de mayo de 1965, se establecen los estatutos
para la creación del Centro de Capacitación Penitenciaria, que funcionó hasta
setiembre de 1968.Luego, el gobierno del General Juan Velasco Alvarado, dicta
dispositivos legales referentes al derecho penitenciario peruano, y por Decreto
Ley 17519 establece que la Dirección General de Establecimientos Penales
forme parte de la estructura del Ministerio del Interior.

1979

Durante ese mismo gobierno se crea el Centro de Formación y Capacitación


Penitenciaria (CEFOCAP), con la finalidad de formar agentes penitenciarios.
Sería después el siguiente gobierno militar, esta vez el de Francisco Morales
Bermúdez que, de conformidad con lo establecido en la Constitución de 1979,
reapertura el Ministerio de Justicia, incluyendo en su estructura a la Dirección
General de Establecimientos Penales.

En el segundo gobierno del arquitecto Fernando Belaunde Terry, a través de la


Ley Orgánica del Ministerio de Justicia, se incluye a la Dirección General de

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Establecimientos Penales y Readaptación Social como uno de los órganos del
sector Justicia.

1985

El 06 de marzo de 1985, por Decreto Legislativo Nº 330 se promulga el Código


de Ejecución Penal, dando origen así al INSTITUTO NACIONAL
PENITENCIARIO y por Decreto Supremo Nº 012 del 12 de junio del mismo año
se aprueba su reglamentación, definiéndolo como el organismo público
descentralizado, rector del Sistema Penitenciario Nacional integrante del Sector
Justicia.

Los establecimientos penitenciarios, como lugares donde retener o custodiar a


personas culpables de algún delito, siempre han existido. Lo que ha ido
cambiando a través del tiempo es el concepto que se ha tenido de estos lugares.
Así, el concepto ha ido pasando de una estancia, que era el paso previo para la
pena capital, al concepto de prisiones modernas. Lo que ha permanecido
constante es la necesidad de la sociedad de resguardarse de personas que
violan las normas de convivencia, recurriendo a la retención de las mismas.

En la Edad Antigua, la prisión tenía el concepto de lugar de custodia y tormento;


esta definición la encontramos en los pueblos y civilizaciones más antiguas:
China, Egipto, Israel, Persia y Babilonia.

Es decir, un mero lugar de almacenaje de sujetos a la espera de su juicio pero


que era acompañado de torturas, las cuales eran aprovechadas para averiguar,
en la mayor parte de las ocasiones, los sucesos criminales.

En la Edad Media, la prisión tiene todavía un eminente carácter asegurativo, al


objeto de que los reos fueran sometidos con posterioridad a los más terribles
tormentos demandados por un pueblo ávido de distracciones (penas mutilantes):
amputaciones de brazos, piernas, ojos, lengua, quema de carne, entre otros; y
la muerte constituye la distracción favorita de las multitudes. La noción de libertad
y respeto a la individualidad humana no existían y las gentes quedaban al arbitrio
y merced de los detenedores del poder, quienes, a su vez, se debatían en la
inestabilidad reinante.

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En la Edad Moderna aparecieron las casas de corrección (House of Correction),
que eran edificios dedicados a albergar mendigos, vagos, prostitutas y jóvenes
rebeldes con el fin de procurar en ellos su corrección.

En esta época el trabajo productivo apareció como núcleo central de la ejecución


y el medio idóneo de alcanzar las finalidades pretendidas, que en este caso no
fueron tan sólo la explotación de la mano de obra de los penados, sino también
su reforma o corrección. Se puede decir que nace el antecesor de la cárcel
moderna.

 LA EVOLUCION:

Resumiendo, Elías Neuman1 divide la evolución de las cárceles en cuatro


períodos:

a) Período anterior a la sanción privativa de libertad: En el que el encierro


era un medio para asegurar la presencia de la persona (reo) al acto del juicio.

b) Período de explotación: El Estado advierte que el condenado constituye un


apreciable valor económico en trabajos forzados, la privación de libertad es un
medio de asegurar su utilización en trabajos penosos.

c) Período correccionalista y moralizador:

Encarnado por las instituciones del siglo XVIII y principios del siglo XIX.

d) Período de readaptación o resocialización: Sobre la base de la


individualización penal, el tratamiento penitenciario y pos penitenciario.

Con lo anterior he querido ilustrar el proceso evolutivo de la razón de ser de las


prisiones y la importancia que hoy en día tiene en la comunidad la reinserción,
rehabilitación y renovación de los internos.

Desde el punto de vista de la propiedad de la empresa, existen tres tipos:


empresa privada, empresa pública y empresa mixta.

a) La propiedad de la empresa privada está en manos de particulares, ya sean


personas naturales o también otras empresas, igualmente privadas.

b) Las empresas públicas son aquellas en las que la propiedad pertenece al


Estado. También se puede dar el caso de que puede ser de régimen privado, es

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decir, que se regula por la Ley General de Sociedades. Esto se hace con el fin
de dar autonomía económica y de gestión a dichas empresas.

c) Finalmente, las empresas mixtas son aquellas en las que la propiedad está
compartida entre el Estado y los particulares, teniendo ambos representación en
el Directorio.

La tendencia mundial, en lo referente a la participación del Estado en la vida


empresarial, es que cumpla el papel de regulador más no de gestor y/o
administrador. En ese sentido, el Estado se desprende de la función de
administrador a través de dos opciones: la privatización y la concesión.

La privatización consiste en vender la propiedad de una empresa pública al


sector privado y se utiliza para las actividades económicas que se consideran
propias de la actividad privada. En cambio, existen otras actividades que son
propias de los servicios que debe dar el Estado a la sociedad.

En estos casos y con el fin de mejorar la calidad de los mismos, el Estado


concede su administración al sector privado, asumiendo un rol regulador. A esta
modalidad se le denomina concesión.

Entonces, la concesión es un acto administrativo por medio del cual la


Administración Pública concede una condición o poder jurídico para ejercer
ciertas prerrogativas públicas con determinadas obligaciones y derechos. La
concesión administrativa se considera un procedimiento en donde se hace
entrega a los particulares de ciertas actividades de la explotación de bienes o
servicios que el Estado no está en condiciones de desarrollar, ya sea por su
incapacidad económica y/o técnica, o porque su misma organización no le
permite desarrollarla, o porque simplemente así lo estima útil o conveniente para
optimizar los servicios que debe prestar a la sociedad.

La doctrina jurídica contemporánea considera la concesión como un acto mixto,


compuesto de varios elementos, consistentes en un acto sistematizado, un acto
condición y un contrato.

De los elementos anteriores el más importante es el contractual, ya que es el


que contiene la protección de los intereses y la garantía de la inversión del

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particular al que se le otorga la concesión, sin olvidar también que el gobierno
establece las condiciones de dicha concesión.

Cada caso concreto regula en forma especial la concesión que se pretende


otorgar de manera que el elemento regulatorio de las concesiones fija las normas
a las que deberá sujetarse el concesionario y establece la organización y
funcionamiento de la misma.

Por lo anterior, el régimen legal garantizará al poder público ejercer sin tropiezos
el control que le corresponde sobre la concesión y al particular le garantiza la
explotación de la misma. Por lo tanto, el concesionario viene a ser un colaborador
del poder público con relación al servicio concesionado.

El particular, estimulado por el espíritu de lucro, da una eficaz atención a los


servicios públicos concesionados y el Estado, a su vez, estimula el fomento a la
riqueza, crea nuevos empleos y recibe importantes cantidades por concepto de
impuestos.

La concesión de un servicio público es un contrato por el que el Estado


encomienda a una persona, física o jurídica, privada o pública, la organización y
la prestación de un servicio público por un determinado lapso. El concesionario
actúa por su propia cuenta y riesgo, la labor se retribuye con el precio pagado
por los usuarios, con subvenciones y garantías otorgadas por el Estado o con
ambos medios a la vez. La delegación convencional de atribuciones no significa
un traspaso definitivo de las mismas, ya que la asignación de atribuciones se
efectúa a una persona determinada, que actuará bajo el severo y constante
control de la autoridad concedente, y únicamente por el plazo que se haya
convenido. En consecuencia, la concesión no acarrea la delegación de
facultades de un poder público, sino que se transfieren, temporalmente, ciertas
atribuciones para la prestación de un servicio público.

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 EL CONTRATO

El contrato correspondiente contendrá como mínimo lo siguiente:

- La autorización del presupuesto para cubrir el compromiso derivado del


contrato.

- La indicación del procedimiento conforme al cual se llevó a cabo la adjudicación


del contrato.

- El precio unitario y el importe a pagar por los bienes y servicios.

- La fecha, lugar y hora de entrega.

- Porcentaje, número y fechas de las exhibiciones y amortizaciones de los


anticipos que se otorguen.

- Forma y términos para garantizar los anti-cipos y el cumplimiento del contrato.

- Plazo y condiciones de pago del precio de los bienes y servicios.

- Precisión de si el precio es fijo o sujeto a ajustes y, en este último caso, la


fórmula o condición en que se hará y calculará el ajuste.

- Penas convencionales por atraso en la entrega de los bienes y servicios, por


causas imputables a los proveedores.

- La descripción pormenorizada de los bienes o servicios objeto del contrato,


incluyendo, en su caso, la marca y el modelo de los bienes.

- Salvo que exista impedimento, la estipulación de que los derechos de autor u


otros derechos exclusivos que se deriven de los servicios de consultorías,
asesorías, estudios e investigaciones contratados, invariablemente se
constituirán a favor del Estado o de la entidad, según corresponda.

- Las garantías que se generan de los contratos se constituyen a favor del


Estado.

Las dependencias y entidades que intervengan en los contratos pueden


rescindirlos por incumplimiento del proveedor, con la debida notificación fundada
y motivada. Además que podrán dar por terminado el contrato anticipadamente
cuando se pueda ocasionar algún daño o perjuicio al Estado.

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Por su parte, los particulares, en caso de que sean las dependencias o entidades
las que incurran en incumplimiento, recibirán la indemnización correspondiente
pactada en los contratos, dándoles seguridad jurídica a los concesionarios con
relación a sus inversores. El derecho del concesionario sobre los bienes
afectados a la concesión no tiene una duración indefinida, sino que, por virtud
del llamado derecho de reversión, pasan al Estado al término del contrato.

El concesionario está obligado a mantener en buen estado los bienes durante el


plazo de la concesión, llegándose a autorizar al Gobierno para intervenir a la
empresa si durante la última parte de la vigencia de la concesión el concesionario
no mantiene los bienes en buen estado. De todo lo anterior se desprende que
las concesiones que otorga el Estado a los particulares se encuentran protegidas
por leyes específicas, que no permiten a los concesionarios salirse de los
esquemas de los contratos que celebran y lo que la propia ley estipula al respecto
para la explotación de la concesión.

Las licitaciones no son sencillas y son muchos los requisitos que hay que cumplir.
Por lo tanto, el esquema de la concesión podría ser más explotado por el Estado
permitiendo a los particulares la injerencia en actividades donde el Estado estime
necesaria su participación, y que permita atender otras áreas y aplicar en
beneficio de otros programas sociales los recursos no utilizados en los servicios
concesionados a los particulares.

Los tres tipos de concesión que existen son:

a) Concesión total: Es el desarrollo llave en mano completa a través del sector


privado. En este enfoque la única responsabilidad del Gobierno es de supervisar
el contrato con el inversor privado. Además, el Gobierno provee Stephen G.
Breyer el terreno y le infraestructura, y el consorcio privado diseña, financia,
invierte y maneja todos los servicios concesionados.

b) Semi-concesión: Tiene el mismo enfoque que el modelo de concesión a


excepción que el Gobierno guarda para sí la ejecución de algunos servicios. Este
enfoque requiere una interacción diaria continua entre inversor promotor y el
Gobierno para coordinar servicios y responsabilidades.

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c) Arrendamiento con opción de compra: El sector privado sirve de agente del
Gobierno para diseñar, construir y financiar el servicio según especificaciones
establecidas en la petición de licitación pública. El Gobierno paga un
arrendamiento anual por el servicio, pero asume todas las responsabilidades
operativas y de mantenimiento.

El tema del tratamiento penitenciario no puede verse al margen de la sociedad


puesto que la administración penitenciaria hace frente a un problema que, en
esencia, representa la fase final de la problemática criminal. El número de
internos recluidos en las cárceles del país responde a decisiones del Poder
Judicial; sin embargo, los factores criminógenos no emergen del Poder Judicial;
el comportamiento criminal se da en una realidad social concreta, por ello es que
el problema penitenciario requiere de una tratamiento integral, teniendo en
cuenta el entorno social donde se genera la delincuencia.

Tampoco la problemática penitenciaria en el Perú debe ser vista únicamente


como un problema de sobrepoblación y hacinamiento, aunque éste sea el
aspecto más relevante del problema, puesto que ello nos llevaría a una inmediata
respuesta: construcción de más establecimientos penales.

Dentro de este contexto, se puede afirmar que el Estado, como ente protector de
la sociedad, no está cumpliendo a cabalidad sus funciones, entre otras razones
por:

- Malas políticas de Estado para el tema carcelario.

- Incapacidad y falta de preparación de los encargados del sistema carcelario.

- Las prisiones no son prioritarias para el Gobierno.

- Presupuestos insuficientes.

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PROBLEMÁTICA CARCELARÍA EN EL PERÚ

1. ANTECEDENTES DE LA PROBLEMÁTICA CARCELARIA

Los establecimientos penitenciarios, como lugares donde retener o custodiar a


personas culpables de algún delito, siempre han existido. Con el paso de la
Ilustración se da Revolución Francesa, donde se da el “contrato social “con Rusof
que menciona esta consiste el tránsito de un estado natural a un estado de
organizado, renunciar ciertos derechos para el bienestar de la comunidad. Otro
pensamiento que surge es el Disciplinarismo que se da con la revolución
industrial, en la cual se produce la migración de grandes masa quienes no se
adaptan a la organización de la metrópolis, surge nuevas formas de criminalidad
y frente a ello se impone nuevas disciplinas. A las personas que no se adaptaban
se les llamaba salvajez, inadaptados, y aun inadaptado se mandaba al
PANÓPTICO, igualmente surge la obra de Jhon Haward denominado la prisión
de Inglaterra, establecía que a los internados se tenía que observar
constantemente.

El panóptico consistía en celdas celulares, era exclusivamente un cuarto para


una sola persona, quien da el modelo a conocer de arquitectura fue Jeremías
Delta, que consistía en una infraestructura carcelaria que era el mejor modelo
para la resocialización. Forma de arquitectura para los inadaptados frente a
conductas desadaptadas.

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2. SISTEMA PENITENCIARIO EN EL PERÚ:

Conforme a lo establecido por Lamas Puccio citado por Silfredo Hugo Vizardo
en el Perú como en muchos países del mundo la prisión ha sido nada más que
un archivo de o depósito de delincuentes.

Lejos de proteger los intereses de la sociedad, se tiene un régimen penitenciario


que no hace más que relegar a ciertos miembros de la sociedad, consignándoles
a una especie de olvido, promueve activamente la delincuencia y destruye. Por
ello, como bien lo dijo Julio Altmann citado por Solís Espinoza A.,“la práctica
meramente represiva solo conduce al deterioro físico, moral y psíquico de los
reclusos”.

La prisión no debe ser una exclusivo negativa al recluso de la sociedad, sino una
corrección positiva de sus tendencias antisociales, Lamas Puccio menciona que
“para poder reformar al delincuente, es preciso, primero cambiar el régimen
penitenciario”. Antes de iniciar reformas, es necesario con las reformas de
actitudes hacia el delincuente y su tratamiento. Hay los que se oponen a toda
humanización de la pena en base a la creencia de que le tratamiento suave al
delincuente estimula la criminalidad. Su actitud bien comprensible, tiene su
fundamento en una mal entendido acerca de las finalidades de cualquier reforma.
Ellos creen que la humanización de la pena se motiva principalmente en el
interés del delincuente y naturalmente, la incongruencia de tratar con toda
benevolencia y consideración a alguien que es culpable de herir los intereses de
la colectividad. En realidad el tratamiento, aparentemente benigna del
malhechor, sino en favor de la sociedad en general, de la cual el desadaptado,
necesariamente es parte.

La humanización de la pena no tiene por finalidad la protección en exclusividad


de los delincuentes, sino de las condiciones morales y materiales de la sociedad.
Los perjuicios que en general a la colectividad cuando un desadaptado, después
de un encarcelamiento en condiciones precarias e infra humanas es devuelto
para reincorporarse a la vida libre son evidentes. Este sujeto es peligroso para
la comunidad más que nunca. Por ello se ha señalado continuamente, que la

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sociedad debe utilizar la reclusión más que para sancionar para corregir, y así
devolver a la vida libre, a un elemento útil que contribuirá próximamente para la
obtención del bienestar de la colectividad. Sin embargo, en concordancia con la
opinión mayoritaria, debemos anotar que todavía el divorcio entre los que señala
la ley, y su aplicación concreta, es muy notorio y abismal, lo que nos permite
afirmar que subsiste todavía en nuestra realidad un tradicional mal, que nos
muestra que tenemos un moderno sistema penitenciario formal, pero que no
cumple totalmente los fines seguidos por defecto en su aplicación objetiva.

3. SITUACIÓN PENITENCIARIA EN EL PERÚ:

Si bien el sistema penal adoptado en nuestro país ha evolucionado, los índices


de delincuencia no guardan una relación lógica con la política criminal; además
de no contar con centros penitenciarios eficientes con el personal idóneo y
mucho menos se han realizado estudios más eficientes para lidiar con la
problemática penitenciaria. Es más que evidente, que lejos de ser la alternativa
idónea de reinserción a la sociedad, las cárceles del país son en tal medida
aquella concepción que cala en la conciencia popular, de que estas son en
realidad “universidades del delito”. Es el caso de que “algunas personas
responsables de estos delitos, son detenidas y llevadas a una prisión donde
lamentablemente no existen apropiadas condiciones de vida y mecanismos para
ser rehabilitados y tratados adecuadamente; por el contrario egresan del penal
con mayores conocimientos y estrategias para delinquir y también con deterioro
en su salud integral”

Además, está también inmerso en este tema, la situación del personal


penitenciario quienes prestan servicio de seguridad, labores administrativas y de
tratamiento, entre los cuales no existen las condiciones adecuadas para su
desempeño como lo son el de tener sueldos y remuneraciones dignas, y de
capacitaciones para la labor que vienen desempeñando.

La realidad al interior de las cárceles es crítica: No nos sorprenda que exista


complicidad y cobertura en muchos casos del personal de vigilancia y, por sobre
todo, la cruda situación con la que se enfrentara el interno al terminar su

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condena: sin dinero, sin trabajo ni posibilidad de conseguirlo, en muchos casos
abandonado por su familia, sin vivienda, etc.

En tal sentido, ante la ausencia de un verdadero diagnóstico de la situación


penitenciaria, seguirá en tela de juicio el objeto de las mismas y acarreara
consigo la degradación de la persona, específicamente de los sectores más
pobres de la población, quienes ocuparan el espacio de las penitenciarías en
condiciones cada vez más inhumanas.

4. PROBLEMATICAS QUE SE PRESENTAN

El sistema carcelario peruano está constituido por tres factores concomitantes:


Hacinamiento, Falta de infraestructura adecuada y Exiguo presupuesto
destinado para esta área.

4.1. Infraestructura inadecuada Los establecimientos penitenciarios


presentan una antigüedad la mayoría, esta situación viene
produciendo hacinamiento carcelario ya que se torna deficiente e
insuficiente los recursos lo cual impide una eficiente clasificación de
los internos causando que la rehabilitación de estos sea imposible,
facilitando la aparición de corrupción, drogas y demás
comportamientos que solo agravan la situación tornándola caótica e
incontrolable. Otro de los más grandes problemas que se presenta es
la deficiencia de los servicios de salud que sería necesaria para una
atención adecuada e idónea de la población de internos. Alexander
Zumárraga, Sebastián Sotomayor y Giovanny Rivadeneira
mencionan que “La arquitectura penitenciaria debe responder a las
necesidades de las personas privadas de libertad y del personal
penitenciario, al estricto respeto de sus derechos y a los objetivos del
sistema penitenciario, un adecuado diseño de los espacios físicos
para cumplir estos fines es primordial en cuanto debe buscar el
equilibrio entre los niveles de seguridad requeridos para custodiar a
las personas sentenciadas y el respeto a los derechos humanos”.

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Una administración y una infraestructura penitenciaria basada en el
respeto y la garantía a los derechos humanos de las personas
privadas de libertad y de todos quienes tienen que ver con una prisión
no representa un enfoque “blando” o “liberal” de la gestión
penitenciaria, ni de la actitud estatal frente al delito. Por el contrario,
un contexto ético y justo es el mejor ambiente para proponer
rehabilitación y reinserción social a los seres humanos. Expertos en
gestión penitenciaria alrededor del mundo han llegado a la conclusión
de que las administraciones penitenciarias apegadas a los derechos
humanos son las que se pueden administrar con mayor facilidad y a
las que mejor responden los privados/as de libertad.

El gran reto histórico, político, social y humano es el de convertir a las


prisiones en verdaderos centros de educación, capacitación y
mejoramiento humano. El de transformarlos en espacios físicos y
sociales donde lo primordial no sea el cumplir un castigo sino el
construir colectivamente un porvenir

4.2. Hacinamiento carcelario

Small Arana G.menciona que “el hacinamiento es un germen de una


serie de problemas que se presentan al interior del establecimiento
penitenciario que afectan la seguridad no solo del interno sino del
propio recinto carcelario, cuando la población penal por falta de
control, convierte el penal en una tierra de nadie donde campea el
tráfico de drogas, tenencia de celulares, armas punzo cortantes y de
fuego”, si bien El Derecho penal se basa en el principio noveno del
título preliminar “La pena tiene función preventiva, protectora y
resocializadora. La prisionización estudiado por el sociólogo DONALD
CLEMMER, viene a ser la adaptación que sufren los internos a la
subcultura de la cárcel, este proceso de aceptación varía según los
individuos, sus propios valores, costumbres, personalidad, etc.

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4.3 La resocialización

La resocialización lo que busca es la voluntad de los internos a vivir


conforme a ley a fomentar el respeto de sí mismos y desarrollar el
sentido de responsabilidad.

“La privación de libertad no tiene un sentido si el Estado, a la vez que


ejerce su mayor poder sobre los ciudadanos (el de castigar), no
aprovecha el tiempo que un sujeto pasa en prisión para procurar que
colabore voluntariamente en transformar su comportamiento social en
el adecuado para la convivencia pacífica” DURKHEIM dijo que “la
criminalidad es un elemento integrante de una sociedad sana” dando
a entender que la sociedad es la que produce la criminalidad,
entonces primero debería resocializar a la sociedad porque no habría
ningún sentido hablar de resocialización de un delincuente cuando la
sociedad es quien produce la delincuencia. Como llegar a este fin, que
busca el Derecho Penal y la Constitución, si el tribunal constitucional
en el Exp. N° 0012-2010-PI/TC. Interpuesta por 5,000 ciudadanos
contra el artículo 2º y el primer párrafo del artículo 3º de la Ley N.º
28704, que establecen que el indulto, la conmutación de la pena, el
derecho de gracia y los beneficios penitenciarios de redención de la
pena por el trabajo y la educación, semi-libertad y liberación
condicional, no son aplicables a las personas que hayan sido
condenadas por la comisión del delito de violación sexual de menores
de edad. Dicho tribunal declara infundada, entonces se dar ama aun
una sobrepoblación

4.4. Exiguo Presupuesto

Small Arana, G., hace hincapié que “El presupuesto ha venido


disminuyendo anualmente, declarando así en emergencia el sistema
carcelario, existe una sobrepoblación carcelaria y el presupuesto para
el INPE se está reduciendo, quizás todo esto se da porque el estado
no quiere darse cuenta que la proporción presupuestal es inadecuada
para la cantidad de población de internos que existe”

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5. LA PROBLEMÁTICA PENITENCIARIA DESDE EL PUNTO DE VISTA
CRIMINOLOGICO

Factor desde el punto de vista criminológico es la Crisis interna de las


instituciones penitenciarias, marcada por recurrentes denuncias de corrupción y
abusos.

La necesidad de una política de seguridad ciudadana, esta no ha tomado en


cuenta hasta el momento la necesidad de incorporar plenamente en dicha
política al sistema penitenciario, olvidando la importancia que para la prevención
del crimen tienen el tratamiento y la recuperación de los internos.

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CONCLUSIONES

Se debe realizar una distinción entre las personas sentenciadas y las


procesadas, para que de esa manera no se vulnere el derecho de las personas
procesadas. Además de considerar más a las personas que están recluidas por
delitos menores que a las que están por delitos graves, ya que para las primeros
el objetivo de la resocialización se puede conseguir de una manera más rápida
y que a los otros, debido a que se va querer un mayor análisis para poder
ayudarnos a resocializarse. Con respecto al personal de los centros
penitenciarios, no solo debe hacerse una mejora en los salarios de estos, si no,
se debe crear anualmente estrategias que ayuden al buen funcionamiento de los
penales además de capacitarlos en las materias correspondientes que ayuden a
la mejora de los problemas de los centros penitenciarios. El urgente
reforzamiento o equipamiento de los sistemas de seguridad y control en todos
los Establecimientos Penitenciarios del País, dotándoles de equipos adecuados,
para el control de todo lo que ingresa a los centros penitenciarios. Se deben dar
mayores Oportunidades Laborales a los reclusos para que de esa manera
puedan generar ingresos económicos para que le sirva de soporte a ellos y sus
familias; además que dicha ocupación le va poder servir al momento de salir de
la cárcel. Pero dichos trabajos deben ser supervisados y con un equipo
especializado, incluyendo materiales que les sirvan de base a los reclusos; al
incrementar sus ingresos estos se reinvertirían, para poder pagar sus materiales
y traer mayores beneficios a los reclusos y ayudar a su rehabilitación.

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BIBLIOGRAFÍA

1. Hugo Vizardo S., “Derecho Penitenciario Peruano”, 2006.

2. Altmann citado por Solís Espinoza, A. “ Política Penal y Política


Penitenciaria”, Cuaderno N° 8, Departamento Académico de Derecho –
PUCP, Lima 2008, p.5

3. Comisión Episcopal de Acción Social, Informe sobre la situación


Penitenciaria, Edit. Roel, Lima, marzo de 2005, pág. 6

4. Bellido, Héctor – Mitos y Paradigmas de la Prisión Empresa, Articulo


inédito, Lima 2005,

5. Alexander Zumárraga, Sebastián Sotomayor y Giovanny Rivadeneira, “los


derechos humanos en la arquitectura penitenciaria”, editora; Carolina
Silva Portero, 2008, p.56

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