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LA TERRIBLE MUERTE DE JESÚS DE NAZARET,

HACE 1984 AÑOS

La terrible muerte de Jesús de Nazaret. (Año 1-33 era cristiana)

1.- SUFRIMIENTO PREVIO.


En una angustia humana inenarrable al saber que sería preso y en estrés de
muerte, los Evangelios narran que Jesús comenzó a sudar sangre cuando
estaba orando en el monte de los Olivos, No es muy común pero puede darse
cuando hay un alto grado de sufrimiento psicológico.
Médicamente lo que sucede es que la ansiedad severa provoca la secreción de
químicos que rompen los vasos capilares en las glándulas sudoríficas.

Jesús en casa de Anás, por José de Madrazo. 1803. Museo del Prado.

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2.- JESÚS CON ANÁS Y CAIFÁS
Ser apaleado y vejado por fanáticos, como le sucedió a Jesús en casa de
Caifás, habría inquietado fuertemente también a la persona más valiente, los
soldados romanos le colocaron una corona de espinas sádicamente, eso llevó
a Jesús ahí mismo al borde de la muerte; se podría comparar como si se
aplicara sobre la carne un atizador de hierro candente.

3.- UNA VEZ DADA LA ORDEN MALDITA POR PONCIO PILATOS; el


desprecio, la humillación y las burlas, cargando su propia cruz por casi dos
kilómetros, la multitud le escupía el rostro y le tiraba piedras (la cruz pesaba
cerca de 30 kilos, tan solo en la parte horizontal.

Bajo brutales azotes (39) latigazos con tiras de cuero trenzado con bolas de
metal y huesos afilados; al golpear la piel esos metales y huesos cortaban la
carne severamente moretones y contusiones al principio, aparte de la
lapidación con piedras, con el látigo se abría la carne en surcos profundos
abriendo heridas dentro de las mismas heridas en hombros, espalda, los
glúteos, las piernas en jirones temblorosos de carne viva y sangrante, el
sufrimiento era indescriptible. La espalda no tuvo parte sana era un despojo
sangrante terrible, desde ahí su tórax y los pulmones sufrieron grandes
daños....

CUBIERTO DE SANGRE Y VÓMITOS JESÚS FUE CONDUCIDO A UN


MARTIRIO QUE HABÍA SIDO MAQUINADO EXCLUSIVAMENTE PARA ÉL.

La ultrajada víctima ya estaba pronto a morir cuando sus torturadores lo


clavaron en la cruz. Los romanos usaron gruesos clavos de hierro de 12
centímetros de largo, que al ser clavados en los talones rompieron
dolorosamente muchos nervios. “Jesús sufrió los dolores más terribles que
conoce la humanidad”, “Con el más mínimo movimiento en la cruz el dolor se

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extendía por todo el cuerpo como un golpe de corriente. Sólo después de un
sufrimiento eterno le llegó la muerte liberadora”.

Una vez que la persona cuelga en posición vertical, la crucifixión es una muerte
lenta y agonizante por asfixia. La razón es que la presión ejercida en los
músculos pone el pecho en la posición de inhalación, para poder exhalar,
Jesús debía apoyarse en sus pies (fijos con clavos al madero) para que la
tensión de los músculos aliviase por un momento; al hacerlo, el clavo
desgarraba el pie hasta quedar finalmente incrustado en los huesos tarsianos.

Después de exhalar, tenía que relajarse y descender para inhalar otra


bocanada de aire. Nuevamente se empujaba hacia arriba para exhalar
raspando su espalda ensangrentada contra la madera áspera de la cruz.

JESÚS AGUANTÓ ESA SITUACIÓN POR POCO MÁS DE 3 HORAS.


El dolor era tan insoportable que literalmente no existían palabras para
describirlo. Se tuvo que inventar una nueva palabra llamada "excruciante" (que
significa "de la cruz") para describir semejante dolor.

Para acelerar la muerte, los soldados quebraban las piernas de los


crucificados, utilizando para ello una lanza romana para despedazar los huesos
de la parte inferior de las piernas. Eso evitaba que la persona empujara hacia
arriba con las piernas para poder respirar así que la muerte les seguía en
cuestión de minutos.

Pero en el caso de Jesús no se las quebraron como sí ocurrió con los otros
crucificados (que estaban solo amarrados a la cruz), al ocurrir su inconcebible
grito parecido a silbido... -Elí, Elí, ¿lama sabactani?
"Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado" (Mateo, 27: 46 y
Marcos, 15: 34).

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"Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu" para luego morir de un paro
cardíaco en terribles convulsiones.

Para confirmar la muerte de Jesús un soldado le clavó la lanza en su costado


derecho. La lanza atravesó el pulmón derecho y penetró el corazón. Por lo
tanto, cuando se sacó la lanza, salió fluido claro, como el agua, seguido de un
gran volumen de sangre, tal como lo describe Juan, uno de los testigos
oculares, en su Evangelio.

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