Sie sind auf Seite 1von 3

La Fitoterapia estudia la utilización de las plantas medicinales y sus derivados

con finalidad terapéutica, ya sea para prevenir, para aliviar o para curar las
enfermedades.

¿En qué se basa la Fitoterapia?


La fitoterapia se basa en el uso de las plantas medicinales en forma de
infusiones, decocciones, maceraciones, cataplasmas, inhalaciones, aceites
esenciales… Podemos tratar el desequilibrio de salud teniendo en cuenta el
global de signos y síntomas que se manifiestan en el cuerpo de una persona
enferma o podemos únicamente trabajar sobre los síntomas.

Como las plantas medicinales no son sólo un principio activo sino el conjunto de
ella, eso hace que sean de una gran efectividad y que a dosis adecuadas (y
bien prescritas) no tengan, normalmente, efectos secundarios. Precisamente
para evitarlos siempre será muy importante conocer si la persona toma
medicamentos así como su historial médico.

¿En qué nos puede ayudar?


Los tratamientos con fitoterapia nos pueden ayudar en, prácticamente,
cualquier enfermedad. Aunque también puede trabajar sobre los síntomas
(puede bajar una fiebre, cortar una diarrea, etc.) normalmente se utilizan con
una visión más holística.

El médico o persona especialista en fitoterapia siempre tratará de buscar la


causa y dar el remedio adecuado.

Los campos, pues, en los que nos puede ayudar la fitoterapia son inabarcables:
Problemas digestivos, respiratorios, osteoarticulares, alergias, sistema inmune,
sistema nervioso, circulatorio, cardiovascular, ginecológico, etc.

Origen e Historia de la fitoterapia


Todos los pueblos y civilizaciones han utilizado el entorno natural como fuente
de remedios curativos para combatir las enfermedades.
El uso de la fitoterapia es casi tan antiguo como el hombre. Ya podemos ver
tratados de plantas medicinales en culturas tan antiguas como la China,
Ayurvédica, Sumeria y Egipcia.

Milenios más tarde vemos culturas como Grecia y luego Roma publican decenas
de libros sobre la fitoterapia. La cultura árabe y los monasterios darán, unos
pocos siglos después, un nuevo empuje al estudio del uso de las plantas
medicinales.

Aunque estas culturas se encargaron de recopilar estos conocimientos,


traducirlos y divulgarlos a otros países lo cierto es que, prácticamente, en cada
pueblo del planeta había personas que conocían el uso de las plantas
medicinales de su zona ya que no había otro modo de curarse. La tradición
oral, de padres a hijos ha mantenido el uso de esta terapia hasta hoy en día.

En Alemania, la herborista Hildegarda de Bingen (1098-1179), en sus


enseñanzas por primera vez aparecieron los nombres locales junto a las
denominaciones latinas de las plantas medicinales.
Paracelso (1493-1541), creador de la teoría de las Signaturas, predijo el
descubrimiento de ingredientes activos en las plantas y percibió la enfermedad
como un factor externo.

Los boticarios en el siglo XVII obtuvieron permiso real para ejercer y aconsejar
en el campo de la medicina pero únicamente se les permitía cobrar los
remedios.

Hoy en día
En los últimos siglos el avance en los medios de transporte (barcos más
rápidos, trenes, aviones, etc.) y el mayor intercambio cultural y comercial han
favorecido un mayor conocimiento de las plantas medicinales de otras zonas del
mundo.

Los especialistas en fitoterapia pueden, por ello, tener a su alcances plantas


medicinales de casi cualquier rincón del planeta.

Loa avances tecnológicos en los laboratorios también han ayudado a saber


cuales son los principios activos de las plantas. Esto ha confirmado, casi
siempre, que las pretendidas virtudes que se le atribuían a determinada
planta… eran ciertas.

Hoy en día la fitoterapia nos ofrece disfrutar de las plantas medicinales en


muchos formatos (infusiones, cápsulas, gotas, etc.)

La mejor manera de usar las plantas medicinales es en crudo, frescas.

Es muy recomendable tener nuestro huerto medicinal en casa, incluso


en macetas, por ejemplo: albahaca, romero, tomillo, orégano, menta
(piperita, poleo, hierbabuena), perejil, cilantro, salvia, etc. Son fáciles
de cultivar.

Pero también las podemos usar secas.

Las podemos añadir en la comida y en la bebida caliente o fría.

* Algunas maneras de usarlas son:

– Macerado: Se puede preparar con agua fría, en este caso


necesitará un reposo mínimo de 6 horas. En agua caliente; hervir agua
en una olla de acero inoxidable o cerámica, apagar el fuego, añadir
una o varias plantas (flores, hojas, frutos, raíces), tapar y dejar reposar
un mínimo de 2 horas. Se puede ingerir o añadir a un
baño Hidroterapia
– Infusión: Es la forma más conocida. Hervir agua, añadir la planta,
tapar y dejar reposar un mínimo de 2 minutos en el caso de los tés
hasta un máximo de 10 minutos para otras hierbas.
– Tisana: Es igual que la infusión pero se deja reposar más tiempo
entre 15 y 25 minutos.
– Decocción: En agua fría añadir las hierbas y se lleva a ebullición a
fuego lento, dejar reposar unos 15 minutos, colar y tomar.
– Hidroalcohol:
· Con hierbas frescas: Tintura Madre
· Con hierbas secas: Extracto
Una forma sencilla y muy antigua de preparar un hidroalcohol casero
es el Vino Medicinal, consiste en añadir las plantas frescas en vino,
blanco, tinto o dulce, tapar con un corcho y dejar macerar un mínimo
de 48 horas.

Das könnte Ihnen auch gefallen