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DIARIO

9-2-2018
1) En la Metafísica se lee: La experiencia se genera en los
hombres a partir de la memoria, lo cual me da a
entender que de no haber recuerdos tampoco habría eso
que llamamos “experiencia”. Los recuerdos parecen
esenciales a la especie humana, tanto más cuanto el
presente está decididamente marcado por el pasado, y
hasta tal vez determinado. Esto último yo no lo creo, pero
puede ser: sólo lo absurdo es imposible, y un universo
determinista no parece absurdo. Pero prescindamos de ello
por el momento.

En efecto, a partir de la memoria se genera la experiencia.


Yo no tengo recuerdo de haber jugado nunca la defensa
Caro Kan en competiciones oficiales, de lo que se sigue que
carezco de experiencia en ella y por ello los errores
estarán, si es que la juego, a la orden del día. Tampoco
cuento con experiencia en materias de mayor relevancia.
Pero ustedes ya me conocen: no puedo evitar mostrar mi
religiosidad, y les confieso que creo haber hecho
experiencia de Dios a lo largo de mi vida.

Sobre todo, a Dios le conozco a través de sensaciones:


“Todos los hombres por naturaleza desean saber. Señal
de ello es el amor a las sensaciones” dice el Estagirita.
“Amadas por sí mismas, incluso al margen de su
utilidad”, ellas nos brindan “conocimiento”: nos dicen que
es frío lo que es frío, aunque no nos dicen nunca el por
qué lo es. Son el modo por excelencia de conocimiento,
remata Aristóteles. Pues bien, yo he tenido y tengo
sensaciones de Dios: cuando rezo, cuando voy misa,
cuando me confieso o comulgo, etc. Pero ojo con esto: yo
solamente puedo tener sensaciones de Dios en la medida
en que escucho a alguien que declara “ahora está
actuando Dios”, porque si no me dicen que la Biblia está
inspirada para mí no pasa de ser un libro viejo. Y lo mismo
vale para todo lo demás. Si nadie me dice que mi vida es
obra de Dios entonces nunca lo sabría, ni sabría que
Cristo está en la eucaristía ni cosa alguna. Por
consiguiente, para saber que hago sensación de Dios
necesito escuchar, y para escuchar es imprescindible
recordar lo escuchado. Así, multitud de recuerdos de un
mismo asunto acaban por constituir la fuerza de una
única experiencia. Sí, yo creo que tengo sensaciones de
Dios, y como ellas son válidas como fuentes de
conocimiento, puedo decir que conozco a Dios… aunque
no haya visto su presencia a través de “sensaciones
visuales”.

Resumiendo:
- Las sensaciones nos dan conocimiento: nos dicen que
es cálido lo que es en efecto cálido, que es frío lo que es
frío, etc. Aunque no nos dicen el porqué de ello.
- Sin memoria no hay experiencia, vale decir, si no hay
recuerdos sobre un mismo asunto tampoco hay fuerza
de una única experiencia.

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