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Para poder entender el significado del término poder público, se hace necesario, en primer lugar,
conocer su origen etimológico:
-La palabra poder derivar del latín, concretamente del vulgar “posere” y este de “posse”, que es
equivalente a “amo”.
-Público, por su parte, emana del latín “publicus” y la misma a su vez es fruto de la evolución de
“populicus”.
La noción de poder público abarca a todos los poderes que son propios del Estado. Cabe recordar
que el Estado ejerce el poder legislativo (crea y modifica leyes), el poder judicial (aplica dichas
normativas) y el poder ejecutivo (desarrolla políticas de gobierno) a través de diversas
instituciones.
Es habitual que la expresión de poderes públicos se asocie a los organismos estatales que
disponen del monopolio de la acción violenta: es decir, que pueden obligar a hacer algo a los
ciudadanos o reprimirlos mediante el uso de la fuerza, siempre bajo los parámetros establecidos
por las leyes. La Policía, la Gendarmería y la Prefectura, entre otras entidades, componen los
poderes públicos de acuerdo a esta acepción.
En algunos países, la noción de poder público se vuelve concreta a través de ciertas instituciones.
En Venezuela, el Poder Legislativo, el Poder Judicial, el Poder Ejecutivo, el Poder Electoral y el
Poder Moral forman lo que se denomina como Poder Público Nacional. En estos casos, los
conceptos se escriben con mayúsculas iniciales ya que hacen mención a organismos específicos.
Cada uno de esos citados poderes tienen encomendadas unas misiones y funciones claramente
delimitadas:
-El Poder Ejecutivo, es el que llevan a cabo tanto el Presidente de la República de Venezuela como
el resto de los ministros que le acompañan en el equipo de gobierno.
-El Poder Judicial, como su propio nombre indica, se encarga de velar por lo que es la
administración de la justicia que emana del pueblo y que se imparte en nombre de la República.
En concreto, este es llevado a cabo por el Tribunal Supremo de Justicia así como por los demás
tribunales que se encuentren debajo del mismo, según la organización establecida.
-El Poder Legislativo, que es desarrollado por la Asamblea Nacional.
-El Poder Electoral, por su parte, se halla en manos del Consejo Nacional Electoral (CNE) y su
función principal es la de velar porque en los distintos procesos electorales exista absoluta
imparcialidad a la hora de que se dé el voto.
-El Poder Moral. Este es conocido también como Poder Ciudadano y está llevado a cabo por el
Consejo Moral Republicano. Esta entidad se encuentra conformada por el Fiscal General de la
República Bolivariana de Venezuela, el Defensor del Pueblo y el Ministro General de la República.
Poder público
En toda sociedad se conforman grupos que, de una u otra manera crean un centro de poder que
irradia su acción en diversas direcciones como: religión, economía, cultura, incluso la moda. La
sociedad es una verdadera “constelación de poderes”. Pero esa cantidad de poderes se concentra
en una unidad organizada y permite el armónico desenvolvimiento de los distintos estratos de la
sociedad, lo que conduce a la integración del poder político.
El poder nace como una necesidad de asegurar la convivencia humana, por lo tanto, si no hay
orden y autoridad, se destruye la posibilidad de convivir y de interactuar en una sociedad capaz de
alcanzar la categoría de Estado.
En general, poder público (aunque se suele usar en plural: "poderes públicos") significa conjunto
de órganos e instituciones del Estado. Estas instituciones se agrupan entorno a tres diferentes
poderes: poder legislativo, ejecutivo y judicial.
Separación de poderes
La teoría de la separación de poderes fue común a diversos pensadores del siglo XVIII que la
enunciaron durante la Ilustración, como Alexander Hamilton, John Locke, Jean-Jacques Rousseau y
Montesquieu, aunque con diferentes matices entre los autores y a partir del antecedente en la
Grecia clásica de Aristóteles y su obra Política.
Según la visión ilustrada, el Estado existe con la finalidad de proteger al hombre de otros hombres.
El hombre, entonces, sacrifica una completa libertad por la seguridad de no ser afectado en su
derecho a la vida, la integridad, la libertad y la propiedad. De este modo es como otorga
legitimidad al poder público y a sus insituciones.
Sin embargo, en ocasiones el hombre se encuentra protegido contra otros hombres, más no
contra el propio Estado, el cual podría oprimirlo impunemente mediante las facultades coercitivas
que le ha otorgado la propia colectividad.
Al momento de su formulación clásica, las funciones del Estado consideradas como necesarias
para la protección del ciudadano eran fundamentalmente las de dar las Leyes (poder legislativo),
la de poner en práctica éstas leyes en forma general (poder ejecutivo) y más particularmente, con
la finalidad de resolver conflictos y la administración del aparato de gobierno (poder judicial),
funciones que durante el Antiguo Régimen eran monopolizadas en la sola entidad de la monarquía
absolutista a la cual se le atribuía la práctica del despotismo.
Se denomina poder legislativo a una de las tres facultades y funciones primordiales del estado
(junto con el poder ejecutivo y el judicial), que consiste en la aprobación de normas con rango de
ley. Es una de las tres ramas en que tradicionalmente se divide el poder de un Estado.
En una democracia, el poder legislativo elabora y modifica las leyes existentes de acuerdo con la
opinión de los ciudadanos. Su función específica es la aprobación de las leyes y, generalmente,
está a cargo de un cuerpo deliberativo (congreso, parlamento o asamblea de representantes).
El poder ejecutivo es una de las tres facultades y funciones primordiales del Estado (junto con la
legislativa y la judicial) consiste en dictar y hacer cumplir las leyes que suele aprobar el gobierno o
el propio jefe del Estado.
Según la doctrina de la separación de poderes, redactar las leyes es tarea del poder legislativo,
interpretarlas y normatizarlas es tarea del poder ejecutivo, y hacerlas cumplir es tarea del poder
judicial. En la práctica, sin embargo, esta separación no suele ser absoluta. El jefe de gobierno es la
figura visible y de mayor peso del poder ejecutivo.
El Poder Judicial es aquel poder del Estado que, de conformidad al ordenamiento jurídico, es el
encargado de administrar justicia en la sociedad, mediante la aplicación de las normas jurídicas,
en la resolución de conflictos. Por "Poder", en el sentido de poder público, se entiende a la
organización, institución o conjunto de órganos del Estado, que en el caso del Poder Judicial son
los órganos judiciales o jurisdiccionales: juzgados y tribunales, que ejercen la
potestad jurisdiccional, que suele gozar de imparcialidad y autonomía.
Para prevenir que una rama del poder se convirtiera en suprema, y para inducirlas a cooperar, los
sistemas de gobierno que emplean la separación de poderes se crean típicamente con un sistema
de "checks and balances" (controles y contrapesos) que se refiere a varias reglas de
procedimiento que permiten a una de las ramas limitar a otra.
El poder público constituye una capacidad jurídica legítima que poseen los tres poderes políticos
del Estado para ejercer en forma eficaz, mediante la coactividad, las acciones y los cometidos que
les son conferidos por la Constitución o Ley fundamental de un Estado.
Poder político
El poder político es una consecuencia lógica del ejercicio de las funciones por parte de las personas
que ocupan un cargo representativo dentro de un sistema de gobierno en un país.
El poder político es legitimo cuando es elegido conforme a las leyes del país (Constitución). En
países democráticos tiene como sustento la legitimidad otorgada por el pueblo por medio del voto
popular (Elecciones). El poder político es abusivo cuando se excede en el ejercicio de sus
funciones, avanzado en materias que está dentro del ámbito de los otros poderes. (Intromisión de
poderes). El poder político es ilegitimo cuando utiliza mecanismos no autorizados por la leyes y se
adueña del poder gubernamental (Ejecutivo-legislativo) sin tener la legitimidad del pueblo,
otorgada por el voto popular.
La coacción: Es el medio utilizado para que terceros sigan una determinada conducta. Es lo que se
conoce como coacción. Puede ser física o psíquica.
La coerción: La coacción dio paso a la coerción que es la situación donde el tercero realiza el
mandato debido a la amenaza del uso de la violencia, es decir, la potencialidad del uso de esa
violencia. Se excluye así el papel totalmente activo (ordenar y hacer cumplir) reservando a la
autoridad un papel parcialmente activo (sólo ordenar). La coacción se fundamentaba en el temor
de un daño seguro en el caso de incumplir lo ordenado. El Derecho y los sistemas legales, en
general, se sustentan en la amenaza de la sanción más que en la utilización de la propia violencia.
Así, la persona no actúa de la manera prohibida por conocer las consecuencias negativas que le
impondría el ordenamiento jurídico. De esta vertiente del poder se desarrolló lo que
posteriormente se conocieron como delitos contra la autoridad, es decir, desafiar al poder. Este
poder según los Anarquistas clásicos hace que se ponga en perspectiva la libertad del individuo,
dando como fin la dominación de este a través de reglas coactivas "derecho" las cuales en vez de
ordenar subordinan.
El Estado es el único titular de la violencia legítima, y en un Estado de Derecho, tal violencia está
completamente reglada mediante normas que contienen prohibiciones, con sanciones en el
supuesto de que sean incumplidas. Así, para que una norma sea considerada legal, ha de ir
acompañada de un poder coercitivo, y en caso de incumplimiento, éste tendrá que suponer una
medida coactiva.
La forma por excelencia de coacción legal es el código penal, que establece una serie de
comportamientos que traerán como consecuencia la imposición de una pena.
PRINCIPIO DE LEGALIDAD
De manera sucinta puede señalarse entonces respecto del principio de legalidad, que éste implica
el sometimiento pleno de la Administración Pública al Ordenamiento jurídico, y al control judicial,
de manera que no haya exclusión a ese control.
La Constitución, en su parte orgánica, establece cuales son los poderes públicos, y asimismo
establece las competencias propias a cada uno de ellos. De allí pues, que el Estado venezolano a
través de su Carta Fundamental plasma el Principio de la Separación de los Poderes.
Lo antes señalado encuentra su base constitucional en el artículo 136, el cual dispone: “(…) Cada
una de las ramas de Poder Público tiene sus funciones propias… “.
Algunos autores concuerdan en afirmar que fue Otto Mayer el primero que tuvo ocasión de
abundar en la importancia que para el derecho administrativo posee el principio bajo análisis,
según el citado autor, los pilares que lo sustentan son la idea de la moderación en el ejercicio del
poder y de la separación de los poderes. Así, Mayer exaltaba la concepción estática de la división
de poderes. Su función era la de disciplinar la actuación administrativa siguiendo el modelo, en lo
posible, de las formas de actuaciones judiciales.
De todo lo anterior se tiene que en razón del principio de separación de poderes en Francia, fue
que se fortaleció la administración y permitió el surgimiento del derecho administrativo.
Finalmente, puede decirse en relación con este principio que el mismo es un elemento
característico y fundamental en los Estados de Derecho. Se refiere a la independencia que debe
mantener cada uno de los poderes, como garantía del respeto debido a los derechos individuales y
públicos.
El principio de cooperación, como también se le conoce, entre los diferentes órganos de poder
público tiene como finalidad la consecución de los fines Estado, lo cual se traduce en la
consecución del bien general o colectivo.
Este principio goza de rango Constitucional encontrándose consagrado en el último aparte del
artículo 136 que dispone: “Cada una de las ramas del Poder Público tiene sus funciones propias,
pero los órganos a los que incumbe su ejercicio colaborarán entre sí en la realización de los fines
del Estado”.
El autor Moya Millán, explica este principio exponiendo las siguientes consideraciones: Dado el
sistema flexible de separación orgánica de poderes que la nueva Constitución establece en su
artículo 136, conforme al cual todos los órganos del Poder Público colaborarán entre sí en la
realización de los fines del Estado y el ejercicio de las funciones propias de los órganos de cada una
de las ramas del Poder Público (Legislativo, Ejecutivo, Judicial, Ciudadano y Electoral) no es
exclusivo ni excluyente, pudiendo excepcionalmente haber, en dicho ejercicio, intercambio de
funciones entre las distintas ramas del Poder Público. Hay sin embargo funciones que se ejercen
por cada una de ellas en forma privativa, y en estos casos no puede haber interferencia, ya que
habría entonces usurpación. De allí que la incompetencia de orden constitucional o legal, sea uno
de los vicios que afecta la validez de los actos emanados del Poder Público, por cuyo motivo la
función pública debe desplegarse dentro de los limites o prescripciones, formas y procedimientos
señalados en la Constitución y en las leyes, en la oportunidad y para los fines previstos en las
mismas.
Puede puntualizarse sobre este principio, que si bien es cierto la Constitución de 1999 consagra
una división de funciones que corresponden a cada rama del Poder Público, tanto en sentido
vertical como horizontal, se acepta la especialidad de la tarea asignada a cada una de ellas,
también es cierto que se establece un régimen de colaboración entre los órganos que van a
desarrollarlas para la mejor consecución de los fines generales del Estado.
Es necesario para que los órganos de la administración pública puedan lograr el cumplimiento de
sus fines, deben estar coordinados funcionalmente bajo el principio de una unidad orgánica.
Del texto del citado artículo Constitucional, se otorga a los Tribunales con competencia en lo
contencioso administrativo un conjunto de atribuciones que permiten que los justiciables puedan
accionar contra la Administración Pública a fin de solicitar el restablecimiento de situaciones
jurídicas subjetivas lesionadas por la actividad de dicha Administración incluidas vías de hecho o
actuaciones materiales, de allí que dicho precepto constitucional señala como potestades de los
órganos judiciales con competencia en lo contencioso-administrativo no sólo la posibilidad de
anular actos administrativos, de condenar al pago de sumas de dinero por concepto de
indemnización de daños y perjuicios y conocer de las reclamaciones relativas a la prestación de los
servicios públicos prestados mediante gestión directa o indirecta, sino también el poder de
restablecer las situaciones jurídicas subjetivas lesionadas por la actividad material o jurídica de los
órganos y entes que integran la Administración Pública.
La Exposición de Motivos de la carta Fundamental señala que expresamente se establece bajo una
perspectiva de derecho público moderna la obligación directa del Estado de responder
patrimonialmente por los daños que sufran los particulares en cualquiera de sus bienes y
derechos, siempre que la lesión sea imputable al funcionamiento normal o anormal, de los
servicios públicos y por cualesquiera actividades públicas, administrativas, judiciales, legislativas,
ciudadanas o electorales, de los entes públicos o incluso de personas privadas en ejercicio de tales
funciones.
Los artículos constitucionales 25, 29, 30, 46 numeral 4, 49 numeral 8, 115, 139, 140, 141, 199, 216,
222, 232, 244, 255, 259, 281, y 285 configuran el régimen básico de responsabilidad integral del
Estado venezolano, el cual abarca todos los daños ocasionados por cualesquiera sea la actividad
derivada del ejercicio del Poder Público, ya que el constituyente no limitó en su normativa la
responsabilidad del Estado.
Por último, se debe distinguir que existen dos formas de vinculación de la responsabilidad pública
con el Estado de Derecho: a) La Responsabilidad Extracontractual, que basta con que exista una
relación de causa a efecto entre el daño sufrido y la actividad realizada, aunque ésta haya sido
correcta. No existe relación jurídica contractual entre la Administración y el derecho subjetivo
lesionado; 2) Contractual, los daños se derivan de una actuación positiva (hacer) o negativa
(omisión o no hacer) de la Administración proveniente de una relación jurídica contractual.
LA SEPARACIÓN ORGÁNICA (HORIZONTAL) DEL PODER PÚBLICO Y
EL CARÁCTER ÍNTERORGÁNICO DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
Publicado: noviembre 17, 2014 en ADMINISTRATIVO
Etiquetas:#ADMINISTRATIVO, #CONSTITUCIONALES, #ESTADAL, #MUNICIPAL, #NACIONAL,
#PODERES, #PRINCIPIOS
La Constitución de 1999, en efecto, adoptó un novedoso sistema de separación orgánica del Poder
Público Nacional, al hacerlo entre cinco Poderes, agregando a los tradicionales Poderes Legislativo,
Ejecutivo y Judicial, dos nuevos, los Poderes Ciudadano y Electoral.
Por tanto, en el nivel nacional se distinguen cinco ramas del Poder Público: el Poder Legislativo
Nacional, el Poder Ejecutivo Nacional, el Poder Judicial, el Poder Ciudadano y el Poder Electoral,
correspondiendo su ejercicio a cinco complejos orgánicos diferenciados y separados. Estos son,
respectivamente, la Asamblea Nacional; el Presidente, sus Ministros y el resto de los órganos del
denominado “Ejecutivo Nacional”; el Tribunal Supremo de Justicia y los demás tribunales de la
República, así como la Dirección Ejecutiva de la Magistratura y los otros órganos de gobierno y
administración del Poder Judicial; el Ministerio Público o Fiscalía General de la República, la
Contraloría General de la República y la Defensoría del Pueblo; y el Consejo Nacional Electoral, sus
Comisiones y Juntas. Estos cinco conjuntos orgánicos se encuentran separados, son autónomos e
independientes entre sí, y cada uno de ellos tiene sus competencias constitucionales y legales
específicas. En esta forma, la otrora clásica división del poder en la ramas Legislativa, Ejecutiva y
Judicial, se había roto en el constitucionalismo moderno desde el Siglo XX, de manera que en
general, el Poder Público se ejerce, además de por los órganos que componen las tres clásicas
ramas, por otra serie de órganos que progresivamente han sido constitucionalizados y dotados de
autonomía funcional, y que en el caso de Venezuela, ahora han sido erigidos en ramas formales
del Poder Público.
Es el caso del Poder Ciudadano, que integra los ya clásicos órganos constitucionales de control
(art. 273), como la Contraloría General de la República (art. 267); el Ministerio Público: (art. 284) y
la Defensoría del Pueblo (art. 280); del Poder Electoral, que ejerce el Consejo Nacional Electoral
(art. 293). En la Constitución de 1999, en todo caso, se eliminó el Consejo de la Judicatura, que
también era un órgano constitucional con autonomía funcional, atribuyéndose ahora las funciones
de gobierno y administración de la rama judicial al Tribunal Supremo de Justicia (art. 267). Pero el
principio de la separación orgánica de poderes en forma horizontal, no sólo se ha establecido en el
nivel nacional, sino también en los niveles estadales y municipales. En los Estados de la
Federación, en efecto, como se ha dicho, se distinguen básicamente dos complejos orgánicos que
ejercen respectivamente, el Poder Legislativo y el Poder Ejecutivo, conformados por los Consejos
Legislativos de los Estados y por sus Gobernadores (Arts. 160 y 162), por lo que la Administración
Pública estadal está integrada, en principio, en las Gobernaciones de Estado. En los Estados,
además, hay que indicar que la Constitución ha previsto la existencia de unos órganos con
autonomía orgánica y funcional (Art. 163), que ejercen el Poder Estadal aún cuando la
Constitución no los califique como tal Poder, que son las Contralorías estadales. Esos órganos de
control, sin duda, también forman parte de la Administración Pública estadal, aún cuando por
supuesto, no forman parte de la Administración Pública Central de los Estados la cual depende de
las Gobernaciones estadales. Además, en el nivel municipal, la Constitución también ha
establecido un sistema de separación orgánica de poderes, distinguiéndose dos complejos
orgánicos que ejercen los Poderes Legislativo y Ejecutivo locales, conformados, respectivamente,
por los Concejos Municipales, como órganos colegiados que ejercen la función normativa
(legislativa) a nivel local; y los Alcaldes, a quienes corresponden las actividades de gobierno y
administración municipal (Arts. 174 y 175)16. A nivel municipal, por tanto, la Administración
Pública central como complejo orgánico depende de los Alcaldes. Pero debe indicarse, que
también 15 Conforme lo ha señalado la sentencia No. 3098 de la Sala Constitucional (Caso: nulidad
artículos Ley Orgánica de la Justicia de Paz) de 13-12-2004, la “redistribución orgánica del Poder
Público” que establece la Constitución obedece, “según la Exposición de Motivos de la
Constitución de 1999, a la necesidad de otorgar independencia y autonomía funcional a los
órganos que están encargados de desarrollar determinadas competencias, especialmente las de
ejecución de “procesos electorales, así como el de la función contralora y la defensa de los
derechos humanos”. Véase en gaceta Oficial No. 38.120 de 02-02-2005.
Conforme lo ha señalado la sentencia No. 3098 de la Sala Constitucional (Caso: nulidad artículos
Ley Orgánica de la Justicia de Paz) de 13-12-2004, la Constitución de 1999 “precisó el ámbito de
competencias tradicionales entre el Poder Legislativo –Concejo Municipal- y el Poder Ejecutivo –
Alcalde- en el nivel municipal, y afianzó considerablemente la diferenciación funcional que, entre
ambos poderes existía en la legislación preconstitucional, concretamente en la Ley Orgánica de
Régimen Municipal”. Véase en Gaceta Oficial No. 38.120 de 02-02- 2005. En el nivel de los
Municipios, la Constitución establece las Contralorías municipales, como órganos de control,
vigilancia y fiscalización, que por ello gozan de autonomía funcional (Art. 176). Esos órganos de
control también forman parte de la Administración Pública municipal, aún cuando por supuesto,
no forman parte de la Administración Pública Central de los Municipios la cual depende de las
Alcaldías.
La separación orgánica de poderes, sin embargo, no origina un solo grupo de órganos que
conforman la Administración Pública y que serían los que ejercen el Poder Ejecutivo, La
Administración Pública, en Venezuela, en realidad, tiene en la Constitución de 1999, un carácter
inter orgánico, en el sentido de que, como complejo orgánico, no sólo está conformada por
órganos que ejercen el Poder Ejecutivo, sino por órganos que ejercen los demás Poderes del
Estado. Hay ciertamente una Administración Pública que se configura organizativamente hablando
en el “Ejecutivo Nacional” (Administración Pública Central), pero la misma no agota dicho
complejo orgánico en el Estado venezolano.
En cada uno de estos tres niveles políticos existe una “Administración Pública central” (nacional,
estadal y municipal), que ejerce el Poder Ejecutivo, siendo ésta, el instrumento por excelencia de
la acción política del Estado. Como instrumento, está compuesto por un conjunto de órganos e
instituciones que le sirven para el desarrollo de sus funciones y el logro de los fines que tiene
constitucionalmente prescritos.
Poder Ejecutivo en los tres niveles político-territoriales o los que gozan de autonomía fundamental
en virtud de disposiciones constitucionales, monopolizan, orgánicamente, a la Administración
Pública del Estado.
Las diversas ramas de los Poderes del Estado en sus diversos niveles tienen su propia
Administración Pública. Así, en el nivel nacional (Poder Nacional), hay una separación clara entre
cinco grupo de órganos de la República: los órganos legislativos (Asamblea Nacional), los órganos
ejecutivos (Presidente de la República, Ministerios, etc.), los órganos judiciales (Tribunal Supremo
de Justicia, Tribunales), los órganos de control (Fiscalía General de la República, Contraloría
General de la República, Defensoría del Pueblo), y los órganos electorales (Consejo Nacional
Electoral); y cada uno de estos órganos tiene su propia Administración Pública: la Administración
de las Cámaras Legislativas; la Administración de la justicia (Dirección Ejecutiva de la
Magistratura); la Administración Pública de los órganos de control, la Administración Electoral, y la
Administración Pública central que en principio corresponde a los órganos que ejercen el Poder
Ejecutivo. En consecuencia, puede decirse que el ámbito propio de la organización administrativa
nacional está en los órganos ejecutivos, en la “Administración Pública Nacional” (central o
descentralizada) cuyos órganos ejercen el Poder Ejecutivo Nacional, en cuyo vértice está el
Presidente de la República.
Por su parte, en el nivel estadal (Poder de los Estados), hay una clara y precisa separación entre
tres grupos de órganos en cada Estado: los órganos legislativos (Consejos Legislativos), los órganos
ejecutivos (Gobernadores y sus dependencias administrativas), y los órganos de control
(Contraloría estadal); y cada uno de estos órganos tiene su propia administración: la
administración de las Asambleas Legislativas, la “Administración Pública central” que en principio
corresponde a los órganos que ejercen el Poder Ejecutivo, y la Administración contralora. Así,
puede decirse que el ámbito propio de la organización administrativa estadal
está en los órganos ejecutivos, en esa “Administración Pública Estadal” (central o descentralizada)
cuyos órganos ejercen el Poder Ejecutivo de los Estados, en cuyo vértice están los Gobernadores.
Por último, en el nivel municipal (Poder Municipal), también hay una clara y neta separación legal
entre tres grupos de órganos en cada municipio: los órganos legislativos
(Concejos Municipales), los órganos ejecutivos (Alcaldes y sus dependencias administrativas), y los
órganos de control (Contralorías municipales); y cada uno de esos órganos tiene su propia
administración: la administración de los Concejos Municipales como órganos colegiados, la
“Administración Pública central” que en principio corresponde a los órganos que ejercen el Poder
Ejecutivo municipal y la Administración contralora. Así puede decirse que el ámbito propio de la
organización administrativa municipal está en los órganos ejecutivos, en esa “Administración
Pública Municipal” (central o descentralizada) cuyos órganos ejercen el Poder Ejecutivo Municipal,
en cuyo vértice están los Alcaldes. Por tanto, la Organización Administrativa del Estado no se
agota, por ejemplo, a nivel nacional, en el ámbito de la “Administración Pública Nacional central”
que ejerce el Poder Ejecutivo, pues existen órganos administrativos que derivan de la nueva
separación orgánica de poderes que ha establecido la Constitución de 1999, regularizando así la
existencia de órganos del Estado con autonomía funcional que en la Constitución de 1961 existían
(Consejo de la Judicatura, Contraloría general de la República, Fiscalía General de la República) y
que no encuadraban en la clásica trilogía de poderes: legislativos, ejecutivos y judiciales, ni dentro
de los órganos que ejercían el Poder Legislativo, ni dentro de los órganos que ejercían el Poder
Ejecutivo, ni dentro de los órganos que ejercían el Poder Judicial, y que sin embargo, formaban
parte de la organización administrativa de la Administración del Estado, y en general, de lo que
siempre se ha conocido como Administración Pública Nacional.
Ante todo, por supuesto, están los órganos de los diversos niveles del Poder Público (Nacional,
Estadal y Municipal) que ejercen el Poder Ejecutivo. En consecuencia, las normas que contiene la
sección se aplican a todas las “Administraciones Públicas” ejecutivas de la República
(administración pública nacional), de los Estados (administración pública estadal), de los
Municipios (administración pública municipal) y de las otras entidades políticas territoriales que
establece el artículo 16 de la Constitución, entre las cuales se destacan los Distritos
Metropolitanos cuyos órganos ejercen el Poder Municipal.
Pero la Administración Pública del Estado venezolano, en los tres niveles territoriales de
distribución vertical del Poder Público, no se agota en los órganos y entes de la Administración
Pública ejecutiva (que ejercen el Poder Ejecutivo), pues también comprende los otros órganos de
los Poderes Públicos que desarrollan las funciones del Estado de carácter sublegal. En tal sentido,
en el nivel nacional, los órganos que ejercen el Poder Ciudadano (Fiscalía General de la República,
Contraloría General de la República y Defensoría del Pueblo) y el Poder Electoral (Consejo Nacional
Electoral), sin la menor duda, son órganos que integran la Administración Pública del Estado,
organizados con autonomía funcional respecto de los órganos que ejercen otros poderes del
Estado. En cuanto a los órganos que ejercen el Poder Judicial, los que conforman la Dirección
Ejecutiva de la Magistratura mediante la cual el Tribunal Supremo de Justicia ejerce la dirección,
gobierno y administración del Poder Judicial, también son parte de la Administración Pública del
Estado.
Igualmente, también puede considerarse que son órganos de la Administración Pública Nacional,
la Dirección Ejecutiva de la Magistratura del Tribunal Supremo de Justicia. Todos esos órganos
conforman la Administración Pública Nacional, aún cuando por supuesto, no la Administración
Pública Central cuyos órganos son los que ejercen el Poder Ejecutivo Nacional. Para desarrollar los
principios constitucionales relativos a la Administración Pública, en todo caso, se ha dictado la Ley
Orgánica de la Administración Pública, cuyas disposiciones son básicamente “aplicables a la
Administración Pública Nacional” (art. 2). La Ley, sin embargo, no define qué ha de entenderse por
ello; pero de su normativa se deduce que abarca la Administración Pública que conforman los
órganos que ejercen el Poder Ejecutivo Nacional y aquéllos que conforman la Administración
Pública Nacional descentralizada sometida al control de aquél, con forma de derecho público.
En cuanto a la Administración Pública que conforman los demás órganos del Poder Público
Nacional, es decir, los que a nivel nacional ejercen el Poder Judicial, el Poder Ciudadano y el Poder
Electoral, las disposiciones de la Ley Orgánica sólo se les aplican “supletoriamente” (art. 2). En
cuanto a los órganos que ejercen el Poder Legislativo, respecto de las funciones administrativas
que realicen, conforme al artículo 2 de la Ley Orgánica, también se les podrán aplicar sus
disposiciones supletoriamente.
En relación con los órganos de los Poderes Públicos que derivan de la distribución territorial del
Poder Público, conforme al artículo 2 de la LOAP “los principios y normas (de la Ley Orgánica) que
se refieran en general a la Administración Pública, o expresamente a los Estados, Distritos
Metropolitanos y Municipios, serán de obligatoria observancia por éstos, quienes desarrollarán los
mismos dentro del ámbito de sus respectivas competencias”.
Poder Tributario
1.-Concepto:
Se define el poder tributario del Estado como la jurisdicción y coacción que entrega el estado en
materia tributaria para modificar o suprimir en virtud de una ley para responder a las obligaciones
tributarias.
tasas, como también deberes y prohibiciones de naturaleza tributaria; es, en otras palabras, el
poder general del Estado aplicado a un sector determinado de la actividad estatal: la Imposición”
(F., Pedro, Principios de Derecho Tributario, Edeval, Valparaíso, 1975, pág.28)
fuente: http://www.carballada.com/wordpress/wp-content/uploads/mazo-1.jpg
que por ella se manifiesta la soberanía del pueblo sobre dos aspectos: el
b) Es irrenunciable. El estado no puede negarse a este poder y esta obligado a su renuncia según la
ley actual a menos que se dicten leyes que lo indique.
d) Es imprescriptible. Si el Estado no ejerce este poder, no significa que éste deje de existir. Dicho
de otro modo, este poder no se extingue por el paso del tiempo. Lo anterior no significa que no
sea prescriptible el derecho que tiene el Estado de exigir el cumplimiento de una obligación que
nace y se impone en virtud de este poder. En efecto, si el Estado no requiere el cumplimiento de
esta obligación dentro del plazo que el mismo marco legal le señale, se extinguirá por prescripción
su derecho.(2)
Uno de los temas más interesantes en el estudio de las Finanzas Públicas, es el que se relaciona
con la creación de tributos por parte del Estado, especialmente cuando éste adopta para su
gobierno la forma representativa federal, como en el caso de Venezuela. Abordar el tema no
resulta tarea fácil si se toma en cuente la diversidad de opiniones y posiciones doctrinales sobre
dos términos que para unos tienen diferentes significados y para otros significado equivalente,
como son poder tributario y potestad tributaria. Es por ello, que iniciaremos nuestro análisis con la
posición que, sobre el particular, han adoptado especialistas extranjeros y nacionales, para luego
establecer la diferencia entre lo que, igualmente, ha sido motivo de discusión no pacífica, la
potestad tributaria originaria y la derivada.
Entre los autores extranjeros hemos escogido tres, por la claridad de sus conceptos y la
trascendencia de sus obras; ellos son: los argentinos HÈCTOR VILLEGAS y CARLOS M. GIULANI
FONROUGE y el español FERNANDO SAINZ DE BUJANDA, cuyas posiciones pasamos a describir a
continuación, en un esfuerzo de apretada síntesis.
Para VIILEGAS, el estudio de los términos poder tributario y potestad tributaria, debe iniciarse
aclarando el concepto de soberanía. Apunta el autor, que para la ciencia política la soberanía
significa “estar por encima de todo y de todos”. La soberanía reside en el pueblo y de ella emana,
entre otros múltiples poderes y facultades, el poder tributario, que se define como “la facultad o la
posibilidad jurídica del Estado de exigir contribuciones a las personas sometidas a su soberanía” .
Del poder tributario surge, en primer lugar, la potestad tributaria, que es la facultad de dictar
normas jurídicas de las cuales nace para ciertos individuos la obligación de pagar tributos, esto es,
la “facultad estatal de crear, modificar o suprimir unilateralmente tributos”, lo cual, traducido al
campo jurídico, implica la posibilidad de dictar normas generadoras de contribuciones que las
personas deben entregar coactivamente, para atender las necesidades públicas. Desde este punto
de vista, si la potestad tributaria viene atribuida por ley, será posterior, lógica y cronológicamente,
al poder tributario que se fundamenta en la soberanía. Queda claro, entonces, que la potestad
tributaria se ejerce a través de los órganos legislativos y sobre la base de leyes formales que
contendrán los elementos del tributo y de la obligación tributaria.
PALACIOS MÁRQUEZ, por su parte, considera que el poder tributario es la facultad para la creación
o modificación de tributos, mientras que potestad tributaria se refiere a la reglamentación de las
leyes tributarias y al desarrollo de la actividad administrativa, que se concreta en el mandamiento
general y abstracto contenido en la norma jurídica.
Otro autor para el cual existe diferencia entre poder y potestad tributaria, es RACHADELL, quien
apunta lo siguiente:
[…] En nuestras clases de finanzas públicas siempre hemos insistido en establecer la distinción
entre el poder tributario y la potestad tributaria. El primero se refiere a la facultad de los entes
públicos territoriales de crear tributos, es decir, de elevar determinados hechos a la condición de
objetos de imposición y de regular los elementos del tributo que se crea, todo ello mediante la
promulgación de un acto de rango legal. La potestad tributaria, o mejor, las potestades tributarias,
en cambio, alude a las facultades y deberes que la ley asigna a la Administración –no
necesariamente a los entes públicos territoriales- para recaudar los tributos, tales como la
realización de fiscalizaciones o la determinación de la obligación tributaria. Como puede verse,
ambas figuras operan en planos distintos: el poder tributario, en al ámbito nacional, tiene como
límites la Constitución y se identificará con el poder de legislar; la potestad tributaria se refiere a
competencias de la Administración legalmente conferidas, se traduce en actos de ejecución de la
ley y tiene una jerarquía similar a la de las potestades sancionatoria, revocatoria, anulatoria,
convalidatoria o expropiatoria. De esta manera, el concepto de potestades administrativas,
incluidas las tributarias, englobaría fenómenos de similar rango y características y podría ser
objeto de un tratamiento unitario […] .
Sobre la base de las posiciones doctrinarias antes explicadas se concluye, que existe consenso al
considerar al poder tributario como facultad del Estado para exigir unilateralmente determinados
tributos, con fundamento en la soberanía y ejercida mediante ley. No existe unidad de criterio
para diferenciar poder tributario y potestad tributaria. Para VILLEGAS, la potestad tributaria es
cronológicamente posterior al poder tributario, como facultad de dictar normas jurídicas de las
cuales nacen los tributos. Para el resto de los autores, con variante de palabras, la potestad
tributaria alude a las facultades y deberes que la Ley asigna a la Administración para recaudar los
tributos.
Concepto
Ossorio (2006), define Poder como la Facultad para hacer o abstenerse o para mandar algo.
Potestad. Imperio.
Torres (2005) explica que “Potestad Tributaria”, “Potestad Impositiva”, “Soberanía Tributaria”
“Poder Fiscal”, “Poder de Imposición”, “Poder Tributario”, todas ellas han sido expresiones que los
distintos autores han utilizado, para aludir al poder del Estado en ejercicio del cual aquél crea
tributos, esto es, prestaciones obligatorias que le son exigidas a los particulares en virtud de una
ley y cuya recaudación se destina a la satisfacción de los fines del propio Estado.
Concepto
Potestad según Ossorio (2006), es Dominio, Poder, jurisdicción o facultad que se tiene sobre una
cosa.
Por otra parte, Moya (2009) señala que la potestad tributaria o poder tributario es la facultad que
tiene el Estado de crear unilateralmente tributos, cuyo pago será exigido a las personas sometidas
a su competencia tributaria espacial. Esto, en otras palabras, importa el poder coactivo estatal de
compeler a las personas para que le entreguen una porción de sus rentas o patrimonios, cuyo
destino es el de cubrir las erogaciones que implica el cumplimiento de su finalidad de atender las
necesidades públicas.
Para Villegas (2002) es la facultad que tiene el Estado de crear, modificar o suprimir
unilateralmente tributos. La creación obliga al pago por las personas sometidas a su competencia.
Implica, por tanto, la facultad de generar normas mediante las cuales el Estado puede compeler a
las personas para que le entreguen una porción de sus rentas o patrimonios para atender las
necesidades públicas.
Indica Moya, que los caracteres esenciales de la potestad tributaria son las siguientes:
1. Abstracto: Para que exista un verdadero poder tributario, es necesario que el mandato del
Estado se materialice en un sujeto y se haga efectivo mediante un acto de la administración. Alessi
(citado en Moya) considera que puede hablarse de poder tributario abstracto y poder tributario
concreto, siendo este, complementario del abstracto.
La Potestad Tributaria, al igual que las leyes, es abstracta, pero se deben aplicar en concreto.
2. Permanente: La potestad tributaria perdura con el transcurso del tiempo y no se extingue. Sólo
se extinguirá cuando perezca el Estado. Siempre que exista, ineludiblemente habrá poder de
gravar.
A quien le pertenece
De todo lo anteriormente expuesto, se deriva que la tendencia es a utilizar los términos “Poder
Tributario” y Potestad Tributaria” como sinónimos, para significar el mismo concepto, en este
sentido puede concretarse que en uno y otro caso se refiere a la facultad o posibilidad jurídica del
Estado de exigir contribuciones con respecto a personas o bienes que se hallan en su jurisdicción.
Moya (2009), asevera que el sujeto activo de Poder Tributario es el ente público con capacidad
para crear normas jurídicas tributarias, llámese Asamblea Nacional, Consejo Legislativo Regional o
Cámara Municipal, quienes actúan como órganos legisladores en su respectivo ámbito territorial.
Se tiene, pues, que el Poder Tributario o Potestad Tributaria a Nivel Nacional le pertenece a la
Asamblea Nacional.
Torres (2005), la define como la facultad de derecho que tiene el sujeto activo de ejecutar los
mandatos legales y compeler al contribuyente a pagar y realizar todos los actos instrumentales
tendientes al cobro.
A quien le pertenece
16. El régimen y administración de las minas e hidrocarburos, el régimen de las tierras baldías, y la
conservación, fomento y aprovechamiento de los bosques, suelos, aguas y otras riquezas naturales
del país.
33. Toda otra materia que la presente Constitución atribuya al Poder Público Nacional, o que le
corresponda por su índole o naturaleza.
De igual forma, es necesario traer a colación los Artículos 311 y 313 de la Carta Magna, los cuales
son del tenor siguiente:
Artículo 311. La gestión fiscal estará regida y será ejecutada con base en principios de eficiencia,
solvencia, transparencia, responsabilidad y equilibrio fiscal. Esta se equilibrará en el marco
plurianual del presupuesto, de manera que los ingresos ordinarios deben ser suficientes para
cubrir los gastos ordinarios.
El Ejecutivo Nacional presentará a la Asamblea Nacional, para su sanción legal un marco plurianual
para la formulación presupuestaria que establezca los límites máximos de gasto y endeudamiento
que hayan de contemplarse en los presupuestos nacionales. La ley establecerá las características
de este marco, los requisitos para su modificación y los términos de su cumplimiento.
El ingreso que se genere por la explotación de la riqueza del subsuelo y los minerales, en general,
propenderá a financiar la inversión real productiva, la educación y la salud.
Artículo 313. La administración económica y financiera del Estado se regirá por un presupuesto
aprobado anualmente por ley. El Ejecutivo Nacional presentará a la Asamblea Nacional, en la
oportunidad que señale la ley orgánica, el proyecto de Ley de Presupuesto. Si el Poder Ejecutivo,
por cualquier causa, no hubiese presentado a la Asamblea Nacional el proyecto de ley de
presupuesto dentro del plazo establecido legalmente, o el mismo fuere rechazado por ésta,
seguirá vigente el presupuesto del ejercicio fiscal en curso.
La Asamblea Nacional podrá alterar las partidas presupuestarias, pero no autorizará medidas que
conduzcan a la disminución de los ingresos públicos ni gastos que excedan el monto de las
estimaciones de ingresos del proyecto de Ley de Presupuesto.
Con la presentación del marco plurianual del presupuesto, la ley especial de endeudamiento y el
presupuesto anual, el Ejecutivo Nacional hará explícitos los objetivos de largo plazo para la política
fiscal, y explicar cómo dichos objetivos serán logrados, de acuerdo con los principios de
responsabilidad y equilibrio fiscal.
Los artículos citados se refieren a que el Régimen Presupuestario está regido por la máxima
de que los ingresos ordinarios, (impuestos de aduanas, sobre la renta, del IVA, regalía petrolera,
entre otros), deben ser suficientes para cubrir los gastos ordinarios (mantenimiento de la
Administración, reparaciones ordinarias, etc.
No obstante, como señala el Constitucionalista Juan Garay, esa máxima establecida en el artículo
311, rara vez es cumplida y por lo tanto el artículo siguiente, 312, fija los límites del
endeudamiento público previendo una ley especial que autorice la deuda pública. Esta debe ser
autorizada por la Asamblea.
El Artículo 313 citado, se refiere al Presupuesto nacional. Si no es aprobado por la Asamblea,
seguirá vigente el presupuesto del ejercicio en curso, es decir, que será reconducido.
Las obras públicas y las políticas macroeconómicas, financieras y fiscales de la Republica. También
tendrán en su potestad la legislación en materia de sanidad, vivienda, seguridad alimentaría,
ambiente, turismo y ordenación del territorio. El régimen general de los servicios públicos
domiciliarios. La legislación en materia de derechos, deberes y garantías constitucionales.
Está formada por la Asamblea Nacional la cual está integrada por diputados elegidos en cada
entidad Federal elegirá tres diputados. Los pueblos indígenas de la República Bolivariana de
Venezuela elegirán tres diputados de acuerdo con lo establecido en la ley.
Decretar amnistías.
Autorizar la salida del Presidente de la República del territorio nacional por cinco días.
A partir del Capítulo II del Poder Ejecutivo Nacional sección primera del Presidente o Presidenta de
la Republica: es el Máximo órgano del poder Ejecutivo y cumple funciones de Jefe de Estado, Jefe
de Gobierno, Comandante en Jefe de la Fuerza Armada Nacional, primer representante al exterior
y jefe de la Administración Pública Nacional.
Es Elegido a su Cargo por un período de 6 años; aparte, puede ser reelegido, de inmediato y por
una sola vez, para un período adicional, en Elecciones Generales, Universales, Secretas y Directas:
se requiere ser venezolano por nacimiento, sin otra nacionalidad. Ser mayor de 30 años y de
estado seglar.
Dirigir las relaciones exteriores de la República y celebrar y ratificar los tratados, convenios
o acuerdos internacionales.
Dirigir la Fuerza Armada Nacional en su carácter de Comandante en Jefe ejercer la
suprema autoridad jerárquica de ella y fijar su contingente.
Es ejercido por el Tribunal Supremo de Justicia y otros tribunales que se subdividen en Tribunales
de Jurisdicción ordinaria: Las Cortes de Apelaciones, Tribunales Superiores, Tribunales de Primera
Instancia y Tribunales de Municipio, y especial como la Corte Marcial, esto se fundamenta en la
Constitución de la República, en la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia y en la Ley
Orgánica del Poder Judicial.
Este se ejerce por el Consejo Moral Republicano integrado por el defensor del pueblo, el fiscal
general y el contralor de la Republica.
El Consejo Moral Republicano tiene las siguientes competencias: Prevenir, investigar y sancionar
los hechos que atenten contra la ética pública y la moral administrativa. Velar por la buena gestión
y la legalidad en el uso del patrimonio público. Velar por el cumplimiento de los principios
constitucionales del debido proceso y de la legalidad, en toda la actividad administrativa del
Estado. Promover la educación como proceso creador de la ciudadanía, así como las actividades
pedagógicas dirigidas al conocimiento y estudio de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, al amor a la patria, a las virtudes cívicas y democráticas, a los valores trascendentales
de la República, y a la observancia y respeto de los derechos humanos. Y Promover la solidaridad,
la libertad, la democracia, la responsabilidad social y el trabajo.
3. Ejercer la representación oficial del Consejo Moral Republicano y del Poder Ciudadano.
5. Presentar a la Asamblea Nacional un informe anual del Consejo Moral Republicano y todos los
demás informes que le sean solicitados por ese órgano legislativo.
La Defensoría del Pueblo según la Constitución tiene como finalidad la promoción, vigilancia y
defensa de los derechos humanos en el país. La misma es dirigida por el Defensor del pueblo quien
se encarga de velar por el buen funcionamiento de la instancia. El defensor es elegido por una
comisión especial de diputados de la Asamblea Nacional por un período de 7 años.
1. Velar por el efectivo respeto y garantía de los derechos humanos consagrados en esta
Constitución y en los tratados, convenios y acuerdos internacionales sobre derechos humanos
ratificados por la República, investigando de oficio o a instancia de parte las denuncias que lleguen
a su conocimiento.
2. Velar por el correcto funcionamiento de los servicios públicos, amparar y proteger los derechos
e intereses legítimos, colectivos y difusos de las personas, contra las arbitrariedades, desviaciones
de poder y errores cometidos en la prestación de los mismos, interponiendo cuando fuere
procedente las acciones necesarias para exigir al Estado el resarcimiento a los administrados de los
daños y perjuicios que les sean ocasionado con motivo del funcionamiento de los servicios
públicos.
3. Interponer las acciones de inconstitucionalidad, amparo, habeas corpus, habeas data y las
demás acciones o recursos necesarios para ejercer las atribuciones señaladas en los ordinales
anteriores, cuando fuere procedente de conformidad con la ley.
4. Instar al Fiscal General de la República para que intente las acciones o recursos a que hubiere
lugar contra los funcionarios públicos o funcionarias públicas, responsables de la violación o
menoscabo de los derechos humanos.
5. Solicitar al Consejo Moral Republicano que adopte las medidas a que hubiere lugar respecto de
los funcionarios públicos o funcionarias públicas responsables por la violación o menoscabo de los
derechos humanos.
6. Solicitar ante el órgano competente la aplicación de los correctivos y las sanciones a que
hubiere lugar por la violación de los derechos del público consumidor y usuario, de conformidad
con la ley.
7. Presentar ante los órganos legislativos nacionales, estadales o municipales, proyectos de ley u
otras iniciativas para la protección progresiva de los derechos humanos.
8. Velar por los derechos de los pueblos indígenas y ejercer las acciones necesarias para su
garantía y efectiva protección.
Poder Electoral
El Poder Electoral dirige, organiza, y vigila todos los actos relativos a la elección de los cargos de
representación popular de los cargos públicos así como referendos y plebiscitos; pero se agrega
que podrá ejercer sus funciones en el ámbito de las organizaciones de la sociedad civil cuando así
lo requiera el interés publico y en los términos que determine la ley.
En otro orden de idea tenemos que se expresa esta nueva concepción a través de la
implementación de instituciones políticas como la elección de cargos públicos; el referendo, la
consulta popular, la revocatoria del mandato la iniciativa legislativa, constitucional y
constituyente, el cabildo abierto y las asambleas de los ciudadanos y ciudadanas, cuyas decisiones
revisten el carácter de vinculante entre otros. Son estos los novedosos medios que le garantizan al
pueblo la participación y protagonismo en el ejercicio de su soberanía.
Para poder optar al cargo de Gobernador de Estado se debe cumplir con los siguientes requisitos:
• Ser venezolano(a) por nacimiento o naturalización (los naturalizados deben demostrar que
residen por lo menos desde hace 15 años en el Estado).
• Mayor de 25 años.
• De estado seglar.
• Estar inscrito en el Registro Electoral Permanente.
1. Dictar su Constitución para organizar los poderes públicos, de conformidad con lo dispuesto en
esta Constitución.
11. Todo lo que no corresponda, de conformidad con esta Constitución, a la competencia nacional
o municipal.
El Poder Público Municipal o los Municipios son unidades políticas primarias que tienen
personalidad jurídica propia y autonomía. Se les considera primordial dentro de la organización
nacional. Está enmarcado dentro de lo que se denomina las Entidades Locales, constituidas por:
1. Los Municipios.
3. Las Parroquias.
El Municipio como figura jurídica y territorial, muy importante dentro del Estado, debe reunir una
serie de elementos para constituirse como tal:
4. Capacidad económica; capacidad para generar recursos propios para cubrir los gastos de
gobierno y administración, así como para prestar y satisfacer los servicios mínimos que requiere.
El Municipio debe ser dirigido por un funcionario público llamado Alcalde, y por un Concejo
Municipal. El Alcalde es un ciudadano que es elegido para dicho cargo por una mayoría relativa, en
votación universal, directa y secreta, tal como lo establece la Ley Orgánica del Sufragio. El Alcalde
es la máxima autoridad ejecutiva del Municipio, y para optar a éste cargo público se requiere:
2. Mayor de 25 años.
3. De estado seglar.
El Concejo Municipal es la rama legislativa o deliberante del Municipio, y tiene por objeto legislar
sobre las materias competencia del Municipio, así como ejercer control de la rama ejecutiva del
municipio. De tal forma que el Municipio es una especie de célula imprescindible dentro de la
conformación del Estado y del Gobierno, puesto que es de allí de donde se deriva lo que se conoce
como República, es decir, los Municipios son la base para la conformación del Estado y del
Gobierno.
2. Vialidad urbana; circulación y ordenación del tránsito de vehículos y personas en las vías
municipales; servicios de transporte público urbano de pasajeros y pasajeras.
CONCLUSIÓN
El Poder Público Nacional- Con la vigencia de la nueva Constitución Nacional de 1999, el Poder
Público se transformó del tradicional esquema de tres poderes, heredado de las ideas de Charles
Montesquieu (1689-1755) y Juan Jacobo Rousseau (1712-1778), a una estructura de cinco
poderes: Legislativo, Ejecutivo, Judicial, Ciudadano y Electoral.
La Asamblea Nacional Constituyente decretó un Régimen de Transición del Poder Público, para
realizar los cambios pertinentes de la pasada Constitución Nacional a la aprobada en referendo del
15 de diciembre de 1999. De esta manera, nombró una Comisión Legislativa Nacional, integrada
por 21 personas, que se encargarán de las funciones de la Asamblea Nacional, hasta tanto se elija
el nuevo cuerpo legislativo. Asimismo, designó a los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia,
el Fiscal General de la República, el Contralor General de la República y el Defensor del Pueblo.
La existencia de varios poderes evita la concentración excesiva del poder en una sola persona o
grupo. Esta es al menos en teoría, porque en la práctica las diversas ramas del poder no son
independientes entre sí sino relacionadas; por ejemplo, el Presidente tendrá dificultades para
gobernar sino goza del asentimiento de la Asamblea Nacional.