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EL APORTE DE LA INTELIGENCIA CRIMINAL A LA SEGURIDAD PÚBLICA

por Enrique Galessio

Introducción.

La inteligencia criminal buscará satisfacer las necesidades de información


exigidas por la actividad de policía de seguridad (preventiva) y policía judicial
(represiva), a fin de programar y desarrollar acciones coordinadas para reducir las
facilidades aprovechadas por los delincuentes para cometer hechos ilícitos, y
además, proceder a la reunión de información, análisis y difusión de inteligencia
sobre el crimen organizado. Es decir, la Inteligencia Criminal tiene dos niveles de
actuación: estratégico y táctico. El primero orienta la prevención, y el segundo, se
aboca a la investigación de la delincuencia organizada. i

Para fundamentar la afirmación anterior, debemos comenzar por conocer la


relación existente entre los delitos que se denuncian anualmente en nuestro país y
la cantidad de sentencias dictadas sobre causas penales en idéntico lapso,
abarcando todas las jurisdicciones, tanto federal como provinciales, cuya
evolución, según estadísticas oficiales, son las que se consignan en el cuadro
siguiente:

SITUACIÓN AÑO 2003 AÑO 2004 AÑO 2005 AÑO 2006 AÑO 2007
Delitos 1.270.725 1.243.827 1.206.946 1.224.293 1.218.243
Sentencias 33.083 33.940 32.965 32.654 29.804
emitidas
Condenados 17.978 21.341 20.431 20.537 20.196
Procesados 32.547 32.199 31.913 29.052 29.972
Otros 1.473 932 3.079 4.411 2.289
Total 51.998 54.472 55.423 54.000 52.457
detenidos
Datos de la Dirección Nacional de Política Criminal del Min. Just. Seg. y Der Hum. de la Nación.

Como podemos apreciar, hay una enorme diferencia entre los delitos
cometidos y las sentencias emitidas por causas penales en todos los tribunales del
país. En opinión de algunos analistas y lo reflejado por las encuestas de
victimización, los delitos denunciados constituyen solamente el 30% de los que
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realmente se han cometido. Es decir, la “cifra negra del delito” es elevada porque
los damnificados, por distintos motivos, no denuncian, especialmente los hechos
menos graves de carácter patrimonial, otros por razones de pudor son ocultados
por sus víctimas, también los cometidos en el seno familiar, etc. No sucede lo
mismo con los homicidios, robos de automotores, piratería del asfalto, porque en
estos casos, casi la totalidad de los hechos son denunciados. El homicidio por
razones obvias y los otros porque media el cobro del seguro respectivo.

Las estadísticas demuestran que el 80% de los delitos investigados


concluyen como NN, es decir, autores no identificados. Por ello es necesario
prestarles atención y someterlos a estudio para elaborar las estrategias de
seguridad de carácter preventivo, para lo cual es necesario que la inteligencia
criminal siga permanentemente su evolución a través de la confección del mapa
del delito, porque al lograrse efectividad en la implementación de las medidas
adoptadas, el accionar delictivo muta, debido a que los delincuentes introducen
variaciones a su actividad, modificando el lugar, la oportunidad, la modalidad o el
tipo de delito, resultando imprescindible tener información actualizada sobre
dichas mutaciones para otorgarle eficiencia al dispositivo preventivo.

Partiendo de ciertos hechos sin esclarecer, o de las relaciones que ellos


tienen con procesos abiertos o finalizados, y también, analizando e integrando los
datos acumulados recogidos en las diferentes investigaciones, se pueden
establecer indicios que permiten detectar la existencia de organizaciones
criminales, las que una vez identificadas se convertirán en el objetivo de la
investigación de la inteligencia criminal.

Compartiendo lo expresado por el Doctor José Manuel Ugarte,

Antecedentes.

Las actividades de inteligencia militar y policial recoge sus antecedentes


desde comienzos de nuestra etapa independiente como Nación, en cambio, la
Secretaría de Inteligencia tiene una vida mucho más corta, fue creada en el año
1946 por Decreto Ejecutivo 337/46, bajo la denominación de Coordinación de
Informaciones de Estado (CIDE), concebida como una agencia de inteligencia
nacional, manejada por civiles y que pudiera proveer inteligencia al gobierno
nacional en los campos internos y externos.

En 1956, a través del decreto presidencial número 776/56, el organismo


pasa a denominarse Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE).

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En las vísperas de la Guerra Fría, la SIDE inició la vigilancia estricta de
funcionarios y embajadores extranjeros, a la vez, que todas las sedes diplomáticas
de los países del llamado “campo socialista” fueron colocadas bajo la mira de los
servicios de inteligencia y seguridad nacionales.

A partir del golpe de estado del año 1976 la SIDE se transformó en una
suerte de policía secreta que enfocó sus tareas de vigilancia en partidos políticos,
entidades religiosas, sindicatos, organizaciones guerrilleras y todo aquel individuo
que pudiera ser catalogado como subversivo. Cabe aclarar, que sus actividades
tuvieron menor protagonismo que el asumido por los servicios de inteligencia de
las fuerzas armadas.

A partir de los atentados terroristas perpetrados en nuestro país en la


década del 90, los que fueron atribuidos al fundamentalismo islámico, la SIDE,
además de las investigaciones realizadas en la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires, comenzó a concentrarse en la zona de la Triple Frontera, que la Argentina
comparte con el Brasil y Paraguay.

Actualmente, en cuanto a su organización, la Secretaría de inteligencia es


la mayor agencia de inteligencia de la Argentina, y reporta directamente al
Presidente de la Nación. También asiste en materia de investigaciones criminales,
toda vez que la Justicia así lo requiere.

Pero retrocediendo a los primeros tiempos de la restauración democrática


en nuestro país en el año 1983, uno de los objetivos que se impuso el Gobierno
Nacional, acompañado por las restantes fuerzas políticas, fue reemplazar la
doctrina de la seguridad nacional instituida normativamente en el año 1966,
después del golpe de estado autodenominado “revolución argentina”, mediante la
sanción de la Ley 16.970, la cual establecía el “Sistema Nacional de Planeamiento
y Acción para la Seguridad”. Dicha ley fue acompañada por varias normas
complementarias, las cuales dieron sustento a la llamada doctrina de la seguridad
nacional, destinada al control político y social interno. Se había abandonado el
concepto de la defensa de las fronteras geográficas reemplazándosela por las
ideológicas que atravesaban la sociedad argentina.

Al asumir las fuerzas armadas el control interno, con fines operacionales, se


dividió al país en zonas, subzonas y áreas, quedando las policías y fuerzas de
seguridad subordinadas a los mandos militares respectivos.

La inteligencia policial, de seguridad y militar tuvo participación activa en la


represión interna, creándose un sistema estructurado y coordinado de inteligencia

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que trabajaba sobre los factores políticos, económicos, psicosociales y militares,
es decir, no había aspectos de la vida nacional que no fueran de su competencia.

La tarea prioritaria que se impone el Gobierno Nacional en 1983, fue


desmilitarizar la seguridad interior, comenzando por sacar a las fuerzas policiales y
de seguridad de la dependencia militar, transfiriendo dicha responsabilidad al
ámbito político.

Esta tarea, aunque importante, resultaba insuficiente para establecer una


nueva relación cívico-militar y subordinar las fuerzas armadas al poder político.
Dentro del entramado de normas, relaciones de poder y hábitos que dificultaban
avanzar en esta cuestión, se percibía un núcleo duro a abordar, constituido por los
diferentes servicios de inteligencia a los cuales era necesario reestructurar,
reorientar, supervisar y legalizar.

Un paso importante dado en esta dirección comenzó con la Ley 23.554 de


Defensa Nacional, sancionada el 13 de abril de 1988, en cuyo Artículo 15
establece lo siguiente: “El organismo de mayor nivel de inteligencia proporcionará
la información y la inteligencia necesarios a nivel de la estrategia nacional de la
defensa”.

“La producción de inteligencia en el nivel estratégico militar estará a cargo del


organismo de inteligencia que se integrará con los organismos de inteligencia de
las Fuerzas Armadas y que dependerá en forma directa e inmediata del ministro
de Defensa”.

“Las cuestiones relativas a la política interna del país no podrán constituir en


ningún caso hipótesis de trabajo de organismos de inteligencia militares”.

Este fue el primer paso destinado a fijar el ámbito de competencia de los


organismos de inteligencia de las fuerzas armadas, pero quedaba todavía la
regularización del funcionamiento del sistema de seguridad interior de la
República, lo que se logra, en el año 1991, con la promulgación de la Ley 24.059
de Seguridad Interior, que establece las bases jurídicas, orgánicas y funcionales
del sistema de planificación, coordinación, control y apoyo del esfuerzo nacional
de policía tendiente a garantizar la seguridad interior; definiéndola a ésta como: “ la
situación de hecho basada en el derecho en la cual se encuentran resguardadas
la libertad, la vida y el patrimonio de los habitantes, sus derechos y garantías y la
plena vigencia de las instituciones del sistema representativo, republicano y
federal que establece la Constitución Nacional”.

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Esa misma Ley, en el Artículo 16, creaba la Dirección de inteligencia
Interior, órgano a través del cual el Ministro del Interior ejercería la dirección
funcional y coordinación de la actividad de los órganos de información e
inteligencia de la Policía Federal Argentina; como también de los pertenecientes a
la Gendarmería Nacional y la Prefectura Naval Argentina, en estos últimos casos
exclusivamente a los efectos concernientes a la seguridad interior y de los
existentes a nivel provincial de acuerdo a los convenios que se celebraran. Debía
estar integrada por personal superior de Policía Federal Argentina, Gendarmería
Nacional, Prefectura Naval Argentina, policías provinciales, y los funcionarios que
fueran necesarios.

Luego de 18 años de restauración del sistema democrático, el 6 de


diciembre de 2001, se promulga la Ley 25.520 de Inteligencia Nacional, con la
finalidad de establecer las bases jurídicas, orgánicas y funcionales del Sistema de
Inteligencia de la Nación, encabezado por la Secretaría de Inteligencia.

En su artículo 2, la Ley define conceptos que actualmente se encuentran


vigentes. Ellos son:

1. Inteligencia Nacional es la actividad consistente en la obtención, reunión,


sistematización y análisis de la información específica referida a los hechos,
amenazas, riesgos y conflictos que afecten la seguridad exterior e interior
de la Nación.
2. Contrainteligencia es la actividad propia del campo de la inteligencia que
se realiza con el propósito de evitar actividades de inteligencia de actores
que representen amenazas o riesgos para la seguridad del Estado
Nacional.
3. Inteligencia Criminal es la parte de la Inteligencia referida a las
actividades criminales específicas que, por su naturaleza, magnitud,
consecuencias previsibles, peligrosidad o modalidades, afecten la libertad,
la vida, el patrimonio de los habitantes, sus derechos y garantías y las
instituciones del sistema representativo, republicano y federal que establece
la Constitución Nacional.
4. Inteligencia Estratégica Militar es la parte de la Inteligencia referida al
conocimiento de las capacidades y debilidades del potencial militar de los
países que interesen desde el punto de vista de la defensa nacional, así
como el ambiente geográfico de las áreas estratégicas operacionales
determinadas por el planeamiento estratégico militar.
5. Sistema de Inteligencia Nacional al conjunto de relaciones funcionales de
los organismos de inteligencia del Estado Nacional, dirigido por la

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Secretaría de Inteligencia a los efectos de contribuir a la toma de decisiones
en materia de seguridad exterior e interior de la Nación.

También en la norma se incorporan previsiones para resguardar las garantías


constitucionales de los habitantes, estableciendo además, el control parlamentario
sobre los organismos de inteligencia.

La inteligencia criminal.

La definición que le otorga la Ley a la inteligencia criminal resulta ambigua e


incompleta a los fines de la seguridad pública, porque no contempla la realización
de estudios para orientar las actividades de prevención del delito, que como se
dijo precedentemente, tiene mutación constante y tampoco establece una
distinción clara entre las investigaciones policiales y la inteligencia criminal. Por el
enunciado pareciera que se trata de la misma actividad. ii

Para orientar las tareas de prevención, se confecciona el llamado mapa del


delito, con señalamiento de lugar, hora, tipo de delito y modalidad empleada;
insumo básico para que sea tratado en las reuniones con los mandos policiales
jurisdiccionales, a fin de introducir modificaciones al dispositivo vigente de
prevención del delito.

En el año 1998 la Policía de la Provincia de Buenos Aires atravesaba una


profunda crisis estructural y funcional, motivo por la cual el Gobernador dispuso su
intervención, incluyendo en la medida a la Dirección de Inteligencia, la que estaba
seriamente cuestionada por su actuación en la represión ilegal durante el “Proceso
de Reorganización Nacional”. Dicho organismo no había cambiado en la
tradicional concepción de la inteligencia y aún continuaba utilizando los mismos
factores de trabajo del pasado (político, económico, psicosocial y militar),
contraviniendo el concepto de seguridad interior establecido por la Ley 23.554.

En tales circunstancias, el Ministro de Seguridad y Justicia de la Provincia


decide reestructurar con sentido moderno y democrático el servicio de inteligencia
policial, fijándole una nueva estructura orgánica, equipamiento, despliegue,
doctrina de empleo, selección y capacitación de sus integrantes. Para que no
quedaran dudas que comenzaba una etapa fundacional del organismo, se le
modificó hasta el nombre, el que pasó a llamarse Dirección General de Evaluación
de la Información para la Prevención del Delito.

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Entre los medios que necesitaba para cumplir con su nueva misión, se
incorporó un software destinado a la elaboración del mapa provincial del delito,
con precisiones que abarcaban toda la Provincia, registrándose las
particularidades de los diferentes partidos, incluyéndose mayores detalles sobre
las zonas de responsabilidad de las comisarías y otros lugares específicos donde
se detectaban variaciones en las condiciones de seguridad. En las reuniones
periódicas con los mandos policiales, el Ministro de Seguridad acompañado por
los subsecretarios que le dependían, analizaba las causas de los nuevos hechos
registrados y se adoptaban las medidas de prevención a aplicar.

Para que el sistema de inteligencia pudiera cumplir con el cometido


asignado, se le modificó el despliegue territorial y se coordinó la reunión de
información con las policías de seguridad e investigaciones que dependían de la
autoridad ministerial.

La integralidad de la transformación de la inteligencia policial obligó a


cambiar a todos los miembros de la antigua dirección, seleccionándose
especialmente a las personas que integrarían la nueva estructura, quienes
tuvieron que aprobar las exigencias del primer curso de inteligencia criminal,
donde se los formó en la nueva doctrina y metodología que debían aplicar en la
producción de la inteligencia criminal.

La metodología a emplear en la inteligencia criminal.

La primer pregunta a la cual debemos responder es porqué en inteligencia


se utiliza como método de trabajo el correspondiente a las ciencias sociales. La
respuesta es porque el delito, ya se lo interprete como una conducta desviada,
anomia, acción antijurídica, etc. es un fenómeno que se produce en el seno de la
sociedad e involucra a personas y sus interrelaciones.

La inteligencia no es una ciencia, se trata de una disciplina que emplea el


método científico sustentado en hipótesis y que para poder avanzar en su
cometido debe recurrir al auxilio de ciencias como la criminología, diferentes
ramas del derecho, penología, criminalista, sociología, psicología, etc., necesarias
para estudiar la naturaleza, extensión y causas del crimen; características de los
delincuentes y de las organizaciones criminales, operatividad de las prisiones y
otras instituciones carcelarias; índices de reincidencia y sus causas y la
prevención del delito en general..

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El método es una cuestión central en las actividades de inteligencia porque
se contrapone a la suerte y al azar. El método es ante todo un orden manifestado
en un conjunto de reglas. Se podría alegar que si la suerte y el azar conducen al
mismo fin propuesto, el método no es necesario, pero se debe observar que: 1) Ni
la suerte ni el azar suelen conducir al fin propuesto; 2) Un método adecuado no es
sólo un camino, sino un camino que puede abrir otros, de modo que, o se alcanza
el fin propuesto más plenamente que por medio del azar y la suerte, o se alcanzan
inclusive otros fines que no se habían precisado (otros conocimientos u otro tipo
de conocimiento de los que no se tenía idea o se tenía una idea sumamente
vaga); 3) Hay en todo método algo común: la posibilidad que sea usado y aplicado
por cualquiera. Es cierto que el método puede ser usado mejor o peor, pero ello
tiene poco que ver con el método mismo. En otros términos, no hay métodos
individuales; los que se llaman tales son simplemente costumbres o
procedimientos.iii

Al método empleado en inteligencia puede describírselo como una serie de


actividades o procedimientos operativos que emplean la INDUCCIÓN porque parte
de datos hasta llegar a la construcción de una HIPÓTESIS o una variedad de
hipótesis alternas que deben ser probadas. Esto generalmente requiere más
recolección, evaluación y cotejo antes que se pueda considerar que los datos
APOYAN suficientemente la hipótesis como para tomar una decisión, o que lo
refutan hasta el punto de considerar que continuar persiguiendo el asunto sería
contraproducente.

En el momento en que se propone una hipótesis, para quien la formula se


halla en “estado de problema”: se ignora su valor de verdad, es decir, no está
verificada ni refutada. Pese a que ésta se encuentra en estado de problema,
supone que ella es verdadera.

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ESQUEMA METODOLÓGICO A APLICAR EN LAS
INVESTIGACIONES QUE REALIZA LA INTELIGENCIA CRIMINAL

UNIVERSO DE INTERPRETACIÓ RECHAZO


DATOS N DE LOS DATOS DE
HIPÓTESIS

Detección
RAZONAMIENTO
problema LOGICO ACEPTACIÓN
seguridad REFINAMIENT
O DE

RECOLECCIÓN CONCENTRADA ELABORACIÓN


CONCLUSIÓ
DE HIPOTESIS

REGISTRO DE LOS DATOS PREDICCIÓN

PRUEBA DE HIPOTESIS

ESTIMACIÓN
EVALUACIÓN DE
LOS DATOS

Análisis de los datos

INTEGRACIÓN Y COTEJO DE LOS DATOS

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Las investigaciones exitosas y los análisis de inteligencia, requieren la
habilidad de almacenar y recuperar de manera efectiva los volúmenes de datos
diversos recopilados a medida que la recolección avanza. Es necesario contar con
una base de datos suficientemente sofisticada para la captura, el control y el
análisis de datos provenientes de múltiples fuentes, que al mismo tiempo brinde
un entorno seguro. Un formato visual intuitivo debe permitir comenzar rápidamente
y brindar acceso directo a la funcionalidad de la base de datos.

La información es la clave para llevar adelante un caso. Por eso, el software


de análisis visual de funcionamiento interno debe estar diseñado para ayudar a
beneficiarse de su información durante el ciclo de operaciones de inteligencia.
Como requisito se requiere que:

 Logre un acceso más fácil a más información con productos que ayuden a
capturar inteligencia.
 Transforme datos en conocimiento con potentes herramientas analíticas.
 Encuentre lo que necesita más rápido, a pedido, con sólidas capacidades
de búsqueda.
 Aproveche aun más los resultados de análisis con características de
visualización e intercambio de información.
 Haga que la información clave se pueda administrar mediante sistemas de
gestión e integración de datos fáciles de usar.

La potencia de las herramientas de análisis incorporadas a la Dirección


General de Análisis de la Información para la Prevención del Delito de la Policía de
la Provincia de Buenos Aires, a partir del año 2004, reunían las condiciones
mencionadas precedentemente, permitiendo descubrir más fácilmente
tendencias, patrones y relaciones delictivas ocultas entre los volúmenes de datos,
aunque se necesitaran analizar datos complejos, compartir resultados, organizar
datos de casos e interceptar fuentes de información existentes.

Se trató de un avance técnico sin precedentes en el organismo, cuya


incorporación permitió superar la etapa inicial de diseño del mapa del delito y el
análisis de sus causas, para pasar a colaborar en las investigaciones más
complejas que se llevaron a cabo en esa época.

Analizando el contenido de la base de datos se detectan problemas sin


resolver, demandando que dicho problema sea claramente identificado y
perfectamente enunciado. Es necesaria una breve y precisa enunciación del
problema al que se le debe dar una solución. Tiene que cubrir todos sus aspectos
importantes. Cuando éste sea complejo, se indicará su alcance y podrá volcarse

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en distintos párrafos. Se lo tiene que analizar cuidadosamente, a fin de tener la
seguridad que se ha interpretado perfectamente lo que se desea.

El paso siguiente es la reunión de datos, que constituye la etapa de la


acumulación concentrada de información por todos los mecanismos de reunión
posibles, utilizando medios abiertos o encubiertos, para lo cual deberá elaborarse
un plan de reunión que contendrá, además de los interrogantes fundamentales
que surgen del problema, los indicios que señalen la presencia de determinados
hechos o actividades ilícitas o de encubrimiento, los medios de reunión que serán
empleados y la fecha en que deben estar satisfechos los requerimientos.

El proceso de la información es la etapa del Ciclo de Inteligencia que


sigue a la reunión de información, en la cual se transforma la información en
inteligencia. Comprende seis pasos:

1. Registro
2. Valorización
3. Análisis
4. Integración
5. Interpretación
6. Hipótesis.

El registro: consiste en darle a la información forma escrita, cuando


originariamente no presenta esa forma, en graficar el material reunido, incorporarle
fotografías, agruparlo por asuntos afines, para facilitar su estudio y comparación.

La valorización: es el examen a que se somete la información para


determinar su pertinencia y establecer su calificación según el grado de
confiabilidad de la fuente de información y del medio de reunión y el grado de
exactitud de su contenido.

El análisis: es el estudio de la información ya valorizada y descompuesta


en sus partes constitutivas para determinar y separar los aspectos de importancia
para futuras operaciones policiales. Requerirá buen criterio y un profundo
conocimiento de los principios fundamentales de las operaciones policiales, de las
características de los diferentes escenarios y de la situación de los protagonistas
de interés, incluyendo su modus operandi. El análisis consistirá en un verdadero
estudio de detalle. Las dificultades en su realización se verán incrementadas en la

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medida que aumenta el volumen de la información disponible. Puede requerirse el
empleo de numerosas personas para efectuar el trabajo de análisis..

La integración: es la comparación y combinación de las partes


constitutivas de la información descompuesta en el análisis, con la información
afín disponible, para conformar un panorama lógico o formular hipótesis sobre las
actividades de la organización delictiva o de la influencia de los diferentes
escenarios de interés sobre la misión de la policía.

La interpretación: mediante ella se determinará el significado de la


información de acuerdo con la información e inteligencia disponible y se
establecerán las conclusiones con respecto al significado probable de la
información valorizada; es decir, se apreciará el significado de la nueva
información a la luz de lo que previamente se conoce.

El elemento crítico del análisis es la aplicación de la LÓGICA INDUCTIVA


para formular inferencias sobre las operaciones criminales, los individuos clave
involucrados, el método de operación y el alcance de la organización criminal y su
influencia. La lógica inductiva es el proceso mental de razonamiento empleado
para inferir el significado de datos y detalles específicos. El análisis requiere ir
más allá de los hechos. La evaluación y la lógica se combinan para evaluar la
verdad mediante la interpretación de la información que con frecuencia está
incompleta y que cambia constantemente; por lo tanto, frente a la incertidumbre,
se formulan INFERENCIAS.

La llamada lógica inductiva resulta útil porque ayuda a lograr la verdad, o


bien, aunque no permitan arribar a la verdad, posibilitan obtener números
probabilísticos a partir de las premisas. Estos números indican que hay una
determinada probabilidad, por ejemplo, de que acontezca cierto evento o que
acaezca cierto estado de cosas.

Cabe aclarar qué se entiende por el término INFERENCIA, el cual en su


definición clásica significa una operación lógica que se refiere a proposiciones
admitidas como verdaderas (las premisas) y que concluye en la verdad de una
nueva proposición en virtud de su vinculación con las primeras. Por esto la
inferencia se reduce a menudo a la deducción necesaria en la que la verdad de las
premisas asegura totalmente la verdad de la conclusión. 

La hipótesis es una suposición o un supuesto con miras a explicar algo.


Referida a la ciencia es una generalización o enunciado general que en principio
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supone una interpretación de determinados hechos y que adoptamos
transitoriamente como verdadera mientras la sometemos a confirmación o
refutación. Se puede elaborar más de una hipótesis para explicar el mismo
conjunto de datos. La hipótesis tiene dos funciones:

1) Proveer una orientación que pueda concentrar el foco de las tareas de


recolección subsiguientes.
2) Existe solamente para ser confirmada o refutada mediante pruebas.

Una hipótesis representa un elemento fundamental en el proceso de


investigación. Luego de formular un problema, el investigador enuncia la hipótesis,
que orientará el proceso y permitirá llegar a conclusiones concretas del proyecto
que recién comienza.
Toda hipótesis constituye, un juicio o proposición, una afirmación o una
negación de algo. Sin embargo, es un juicio de carácter especial. Las hipótesis
son proposiciones provisionales y exploratorias y, por tanto, su valor de veracidad
o falsedad depende críticamente de las pruebas empíricas disponibles.
La hipótesis de investigación es el elemento que condiciona el diseño de la
investigación y responde provisionalmente al problema, verdadero motor de la
investigación. La hipótesis en la inteligencia criminal es una aseveración que debe
validarse. Una hipótesis explícita es la guía de la investigación, puesto que
establece los límites, enfoca el problema y ayuda a organizar el pensamiento. Se
establece una hipótesis cuando el conocimiento existente en el área permite
formular predicciones razonables acerca de la relación de dos o más elementos o
variables. Una hipótesis indica el tipo de relación que se espera encontrar.

La hipótesis o cualquier suposición, consiste en dos partes, la teoría misma y el


grado de certeza con el que se ha formulado la misma. Típicamente la hipótesis
nos habla sobre por los menos seis aspectos de una situación:

 ¿Quién? Individuo o individuos claves.


 ¿Qué? Actividades criminales.
 ¿Cómo? Método de operaciones.
 ¿Dónde? Alcance geográfico.
 ¿Cuándo? Hora o fechas.
 ¿Por qué? Motivo.

El grado de certeza se expresa en términos de probabilidad, parecido al


pronóstico del tiempo: “La probabilidad de lluvia hoy es del 70%”. El grado de

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certeza se basa en la información que ha sido recibida y la opinión de los analistas
sobre el grado de probabilidad que la suposición sea verdadera.

Para la comprobación de la Hipótesis es necesario someterla al proceso de


contrastación, que comprende un conjunto de operaciones por medio de las
cuales se pone a prueba una hipótesis. Sus posibles resultados son la
confirmación, o refutación.

La verificación (del latín verificare, presentar como verdadero), es una


comprobación de la verdad de una hipótesis empírica. En un sentido amplio,
consiste en el proceso de buscar pruebas en que apoyar la verdad de una
hipótesis.

La refutación constituye uno de los dos posibles resultados, junto con la


verificación o confirmación, en la contrastación de hipótesis. Una hipótesis es
refutada o negada cuando es incompatible o contradictoria con los hechos. Es lo
contrario de verificación.

Por tal motivo, se requieren más datos, lo que demanda la elaboración y


ejecución de un plan de reunión adicional, para confirmar o rechazar la hipótesis, o
para seleccionar una alternativa de acción.

Una vez que la hipótesis elaborada es aceptada como verdadera, el


producto final será una conclusión, una predicción o una estimación. Estos
productos deben ser preparados para ser útiles en forma directa; tienen que estar
apoyados por la lógica y concebidos para un uso específico. En otras palabras, LA
CONCLUSIÓN, es una proposición final, a la que se llega después de la
consideración de la evidencia, de las discusiones o de las premisas. Es común su
presencia en trabajos investigativos o académicos. En el caso de la Inteligencia
criminal conduce a un posible proceso judicial o lazos directos con uno ya
existente; PREDICCIÓN: constituye una certera previsión, anticipado
señalamiento de lo que va a ocurrir. Así, el éxito o fracaso se mide por el acierto o
error que tengan sus predicciones. ESTIMACIÓN: tendencias/intenciones futuras
de los delincuentes.

El último paso del ciclo de la inteligencia es la diseminación de la


inteligencia terminada, que va del analista al consumidor, es el corolario de toda la
actividad desarrollada. Aún el análisis más sofisticado tiene poco valor a menos
que el contenido y la trascendencia de la inteligencia puedan ser presentados
eficazmente al consumidor. El proceso de diseminación puede ser escrito u oral.
Pero ya que la diseminación de inteligencia a menudo ocurre en el contexto de

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situaciones críticas que cambian rápidamente, un informe oral puede ser el
método más eficaz de diseminación.

La delincuencia organizada: objeto de investigación de la inteligencia


criminal.

La inteligencia criminal es una tarea que difiere de la investigación criminal,


porque ésta tiene por finalidad identificar al autor, cómplice y encubridores de un
hecho determinado, reunir las pruebas y elevar todos los antecedentes para la
realización del juicio pertinente. En cambio, la inteligencia criminal orienta su
actividad a la investigación de la delincuencia organizada aplicando las técnicas y
los procedimientos específicos de la actividad de inteligencia, adaptados, en este
caso, a una investigación judicial de una organización criminal compleja. El
proceso investigativo puede llegar a durar varios años, por el diseño de la
estructura delictiva, las personas involucradas, la naturaleza del accionar ilícito, las
medidas de contrainteligencia adoptadas por delincuentes, etc.

En la ciudad de Palermo (Italia), entre el 12 y 15 de diciembre de 2000, se


realizó una conferencia política de alto nivel donde se invitó a firmar la
“Convención de las Naciones Unidas Contra la Delincuencia Organizada
Trasnacional”, la que fue el fruto de varios períodos de sesiones donde
participaron especialistas en los distintos temas tratados.

Dicha Convención, en su Artículo 2, define que: “por grupo delictivo


organizado se entenderá un grupo estructurado de tres o más personas que exista
durante cierto tiempo y que actúe concertadamente con el propósito de cometer
uno o más delitos graves o delitos tipificados con arreglo a la presente
Convención con miras a obtener, directa o indirectamente, un beneficio económico
u otro beneficio de orden material”.

Constituye “delito grave” para la Convención la conducta que implique un


delito punible con una privación de la libertad máxima de al menos cuatro años o
con una pena más grave.

Define como “grupo estructurado” a aquel que no se ha formado


fortuitamente para la comisión inmediata de un delito y en el que no
necesariamente se haya asignado a sus miembros funciones formalmente
definidas ni haya continuidad en la condición de miembro o exista una estructura
desarrollada.

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La convención contiene definiciones sobre delitos transnacionales, que
permiten unificar criterios entre los Estados firmantes y propone la adaptación
legislativa interna a los parámetros establecidos en ella. Además, establece
mecanismos de cooperación entre los Estados parte, tanto en materia de
intercambio de información, traslado de detenidos, testigos, etc.

Al texto de dicha Convención se le adicionan dos protocolos


complementarios. Uno destinado a “Prevenir, reprimir y sancionar la trata de
personas, especialmente mujeres y niños”; y el otro, “Contra la fabricación y el
tráfico ilícito de armas de fuego, sus piezas y componentes y municiones”.

Debemos tener en cuenta que las características relevantes del crimen


organizado es la de poseer una organización compleja, con estructura
perfectamente definida, integrada por numerosas personas que asumen diferentes
roles, cuya existencia supera la vida de sus titulares. Se trata de una organización
perdurable, donde en ella hay jerarquías, distribución de tareas, disciplina interna,
medidas de seguridad, asesores económicos y financieros, grupos armados,
contactos empresariales, políticos, judiciales, policiales, de inteligencia, etc., y que
además, para el desarrollo de sus actividades delictivas se vincula con otras
organizaciones que cumplen distintas funciones ilícitas complementarias dentro de
un territorio en el cual conservan cierta exclusividad. Simultáneamente, suelen
mezclar las actividades ilícitas con otras que no lo son, las que sirven, en muchas
ocasiones, para encubrir el accionar ilegal.

Es decir, no se trata de una organización de carácter circunstancial


estructurada para cometer unos pocos hechos y que luego se disuelve, como
ocurre con la delincuencia común.

Generalmente las organizaciones criminales no pretenden asumir el rol del


estado para gobernar; lo que buscan es servirse del aparato estatal para su
beneficio, financiando campañas electorales, infiltrándolo o influyendo sobre sus
decisiones y actividades. Es tan importante la masa de dinero que mueven
anualmente, que ciertos estados débiles y otros no tanto, resultan muy vulnerables
a las maniobras del crimen organizado. Por ello, debido a los cuantiosos recursos
financieros de que disponen, el ingreso del dinero al circuito legal es una de las
actividades más importantes que deben encarar.

En países donde la economía “en negro” es una práctica extendida


adoptada como un modo habitual de actividad por no pocos agentes económicos,
como por ejemplo, trabajo, producción y comercio fuera de la economía formal,
evasión impositiva, adulteración de productos, subfacturación o sobrefacturación
conforme convenga, contrabando, contaminación del medio ambiente,
monopolización de mercados empleando métodos agresivos o ilegales, lavado del
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dinero proveniente de ilícitos, espionaje industrial o comercial, soborno a
funcionarios, etc., resultan comportamientos equivalentes a los de la delincuencia
organizada, situación que dificulta las tareas investigativas con objetivo centrado
en las organizaciones criminales, cuyas actividades delictivas se pierden en la
maraña generada por otros protagonistas que también poseen estructuras
poderosas.

Como dato adicional, podemos decir que las actividades de las


organizaciones criminales se ven facilitadas por la falta de regulaciones
adecuadas del mercado financiero internacional (bancarizado o no) y la existencia
de los “paraísos financieros”, que es donde se “lava” o se deposita el dinero que
genera el delito.

Toda organización criminal tiene en cuenta el mercado para hacer sus


inversiones y acometer actividades. Pretenderá suministrar todas las mercancías o
servicios, tanto ilegales como legales, que le resulten rentables por la demanda
del mercado, como sucede con las drogas ilegales, prostitución, pornografía
infantil, adulteración de marcas, tráfico de armas, contrabando, piratería,
migraciones ilegales, especies exóticas, salas de juego, obras de artes robadas o
adulteradas, actividades comerciales, obras públicas, etc.

Las “mafias”, además de poseer estructura sólida y extendida, maneja


enormes recursos económicos y financieros que le dan fortaleza y poder, pero es
allí, en el sistema económico-financiero donde radica su vulnerabilidad. Puede ser
abatido su principal dirigente o decomisársele importantes cantidades de
mercancías, pero la organización se repondrá y seguirá existiendo y operando. De
lo que no se repondrá es de la pérdida de su sistema económico-financiero,
porque sin dinero le resulta imposible sostener la organización, no se pueden
comprar voluntades, pierde poder y desaparece como tal.

Conclusiones.
La prevención del delito y la lucha contra la delincuencia organizada son las
dos responsabilidades básicas de la inteligencia criminal actual, la cual debe
diferenciarse de la investigación criminal encargada de reunir las pruebas sobre un
hecho concreto, descubrir a los autores, para su juzgamiento y sentencia.

El diseño de las estrategias de prevención demanda también análisis


pormenorizado de la situación, conceptos operacionales acertados y acciones
eficientes.

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Las investigaciones sobre la delincuencia organizada abarcan normalmente
mucho tiempo, los protagonistas de interés son múltiples y desarmar el entramado
de intereses y complicidades tiene elevada complejidad.

Un paso importante con este sentido comenzó a darse en la Policía de la


Provincia de Buenos Aires, en los lapsos 1998/99 y 2004/07, durante el proceso
de reestructuración de la inteligencia del mencionado Cuerpo.

18
i
UGARTE, José Manuel. “El modelo nacional de Inteligencia Inglés: lecciones útiles para la inteligencia criminal
latinoamericana”. http://www.aainteligencia.cl/?p=311
ii
UGARTE, José Manuel. “Análisis de la Ley de Inteligencia Nacional Argentina”.
http://www.fas.org/irp/world/argentina/ugarte_ley.htm
iii
FERRATER MORA J. Diccionario de Filosofía, pág. 2401, Editorial Ariel, Barcelona, 1999.

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