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La madre triste, un poema para las mamás

Duerme, duerme, dueño mío,


sin zozobra, sin temor,
aunque no se duerma mi alma,
aunque no descanse yo.
Duerme, duerme y en la noche
seas tú menos rumor
que la hoja de la hierba,
que la seda del vellón.
Duerma en ti la carne mía,
mi zozobra, mi temblor.
En ti ciérrense mis ojos:
¡duerma en ti mi corazón!

Apegado a mí, un poema para las mamás

Velloncito de mi carne,
que en mi entraña yo tejí,
velloncito friolento,
¡duérmete apegado a mí!
La perdiz duerme en el trébol
escuchándole latir:
no te turben mis alientos,
¡duérmete apegado a mí!
Hierbecita temblorosa
asombrada de vivir,
no te sueltes de mi pecho:
¡duérmete apegado a mí!
Yo que todo lo he perdido
ahora tiemblo de dormir.
No resbales de mi brazo:
¡duérmete apegado a mí!
Caricias. Poema para las mamás
Madre, madre, tú me besas,


 pero yo te beso más,
 y el enjambre de mis besos


no te deja ni mirar...

Si la abeja se entra al lirio,


no se siente su aletear.


Cuando escondes a tu hijito


ni se le oye respirar...

Yo te miro, yo te miro


sin cansarme de mirar,


y qué lindo niño veo


a tus ojos asomar...


El estanque copia todo


 lo que tú mirando estás;


 pero tú en las niñas tienes


 a tu hijo y nada más.

Los ojitos que me diste


me los tengo de gastar


 en seguirte por los valles,


por el cielo y por el mar...

Mamá. Poema para las mamás

Estaba oscuro...
Solo el rayo de la luz de tus ojos.
Me enseñaste a respirar
y tus entrañas acariciaban mi frágil cuerpo.
Soñaba con colores
y te imaginaba hermosa,
fueron nueve meses en un mundo rosa.
Crecí de a poco con tu calor
me alimentaba con tus caricias
y frases de amor.
El momento llegaba
iba a conocerte,
estaba muy protegida
con miedo de perderte...
Se hizo la luz
una mañana de febrero,
mamá ahí estabas tú
tan maravillosa y tan dulce
como te había imaginado.
Aprendí con el correr del tiempo
y en mis andanzas peligrosas
de cada uno de tus consejos
valorados en cada acto
de mis diecinueve años,
y soñando cada vez
que me encuentro lejos,
con tus palabras
que envuelven mis vivencias
y acobardan los miedos
de mi juventud.

Obrerito, un poema para las mamás

Madre, cuando sea grande,


¡ay..., qué mozo el que tendrás!
Te levantaré en mis brazos,
como el zonda al herbazal.
O te acostaré en las parvas
o te cargaré hasta el mar
o te subiré las cuestas
o te dejaré al umbral.
¿Y qué casal ha de hacerte
tu niñito, tu titán,
y qué sombra tan amante
sus aleros van a dar?
Yo te regaré una huerta
y tu falda he de cansar
con las frutas y las frutas
que son mil y que son más.
O mejor te haré tapices
con la juncia de trenzar;
o mejor tendré un molino
que te hable haciendo el pan.
Cuenta, cuenta las ventanas
y las puertas del casal;
cuenta, cuenta maravillas
si las puedes tú contar...

Acróstico “Amor de Madre”


A ma con ternura, ama con dolor,
M adre tierna y pura madre de mi amor.
O ye mi plegaria escúchala señor,
R esguarda a las madres dentro de tu amor.
D ale más fuerza para que nos
E ntiendan a nosotros sus hijos, porque nuestra…
M adre es
Á ngel de amor, que vive junto a nosotros,
D ádiva de dicha, que alegra nuestro existir,
R efugio de ternura, que nos arrullas hasta ti,
E ncanto de mujer, regalo de Dios en nuestro vivir.

Acróstico “Madre”
M adre primera palabra que dije cuando crecía
A migas por siempre tu y yo
D ebemos querernos mucho
R equisito de ti
E spere que crezca para verte mejor.

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