Sie sind auf Seite 1von 3

Control limitado de la burocracia

Hay un control que los Congresos ejercen sobre los cuerpos burocráticos. Una de estas fallas es
cuando, el Parlamento influye en la administración pública con la intención de garantizar que sus
intereses y preferencias sean considerados en la toma de decisiones. Es decir, el modelo de
separación de poderes no asegura que el Parlamento deba renunciar a controlar activamente la
burocracia. Siguiente a eso, en el caso de nuestro país podemos ver una serie de mecanismos
informales a través de los cuales el Congreso de la República influye sobre la burocracia y el
proceso de las políticas.

Los líderes políticos, como el presidente de turno o electo, tiene como responsabilidad el delegar
autoridad sobre los burócratas una vez que ya están instalados en el poder. El ejercer un control
político por parte de los funcionarios les permite influir en la toma de decisiones, teniendo como
resultado que en dicho país se implementen las políticas que son de su particular interés.

De acuerdo a la Constitución del 93’ el Presidente del Perú posee un poder importante en su
relación con el Congreso gracias a sus facultades constitucionales. Entre estas, el legislar por
decreto en materias específicas como: económicas, financieras y cual quiera que sea de interés
público como bien lo indica el artículo 118 de la Constitución. Y que el veto presidencial es débil ya
que se necesitaría los dos tercios del cuerpo total del congreso para que se lleve a cabo. En
síntesis, la Constitución le otorga al ejecutivo una posición fuerte frente al parlamento.

Es de esperarse que toda autoridad con un poder importante haga manifestación de este y que la
mala práctica en la toma de decisiones sea más cercana a sus preferencias ya que el presidente de
la república es quien refleja ese poder en su desempeño político. Debido a la cantidad de decretos
legislativos y de urgencia emitidos, es el Ejecutivo que tiene mayor intervención en las labores
legislativas que el propio Parlamento.

Teniendo como resultado según la Oficina de Gestión de la Información y Estadística en el 2013


que desde el gobierno de Fernando Belaúnde 1980 hasta el término del segundo gobierno de Alan
García 2011, los decretos de urgencia emitidos por los presidentes de turno durante esos años
multiplican hasta por 4 veces a los que fueron emitidos por el legislativo llegando a conformar un
42% del total como bien se observa en el siguiente gráfico:
Bien se sabe que los decretos legislativos se emiten con previo debate y sustentación en el
Congreso y por un tiempo determinado, en cambio los de urgencia son emitidos sin necesidad de
delegación o autorización. Esto determina una evidente contradicción respecto a los dos poderes
del estado. Que muy a pesar de las facultades importantes que tiene el parlamento por derecho,
se ve limitado: uno, por el poder ejecutivo en un choque de intereses sobreponiéndose uno al otro
y dos, intereses dentro del mismo grupo parlamentario que desacelera la promulgación de leyes,
procesos y demás actividades correspondientes al Congreso de la República y que son de
importancia nacional.

Otra actividad que influye directamente en la burocracia, son los procesos informales en las
políticas públicas. Existen reglas que los burócratas practican durante su proceso de toma de
decisiones en gestión, y lo que parece ser no más que un secreto a voces. Las prácticas no éticas
de negociación directa por parte de los funcionarios estatales mediante acuerdos o proyectos de
su interés son mayormente ejercidas por congresistas del partido del gobierno o de la oposición
en mayoría.

Existen dos mecanismos informales donde se observa la influencia sobre la burocracia.

Primero es el injerto de terceros por recomendación y sin filtro alguno con el fin de ocupar
puestos dentro de la administración pública. Esto puede esconder dos razones, una, esconde una
motivación clientelar y otra, el ingreso directo de personas capacitadas.
El segundo, son las reuniones informales entre miembros del gobierno ya sean ministros, alcaldes,
asesores, regidores, etc. Que no están en una agenda formal y no son de conocimiento público;
que tiene como fin generar presión sobre un sector o hecho en particular o conseguir la viabilidad
de algún proyecto para obtener algún beneficio propio.

Entonces, el control parlamentario es un actor fundamental para la articulación de una economía


provechosa y también de una democracia.

Das könnte Ihnen auch gefallen