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EL CONTINENTE VACiO La conquista del Nuevo Mundo y la conciencia moderna por EDUARDO SUBIRATS LALOGICA DELA COLONTZACION 8 Ja sujeci6n politica; * ‘ad instruendum... in fide catholica et bonis moribus imbuendwn...”, 1 principio civilizador, o sea transformador de las formas de vida bajo el nuevo orden, subsiguiente al vasallaje y la conversién.!? principio de vasallaje o sujecién por medio de la violencia y Ia guerra, de ta persecucién, la tortura y el castigo; principio de subjetivacién, inmediata- mente después. por medio del bautismo compulsorio y masivo, mediante el nuevo nombre y la nueva ley que el baulismo significan; principio de indoctrinacién y propaganda, de ensefianza y vigilancia persuasivas, 0 sea de educacin formativa, como momento supremo que confiere valores, significados, contenidos nuevos a un proceso al mismo tiempo destructivo y abstracto, brutal y sublime de sujecién y subjetivacién, de destruccin y aculturaci6n: tales son los momentos del discurso teolégico de Ja colo- nizacién americana. Tl, LA CONQUISTA, UN LIBRO DE CABALLERIAS. 1. El héroe cristiano Cuando Hernan Cortés consumaba la conquista de Tenochtitlan, la masacre + de sus habitantes y su destruccién fisica, habfa alcanzado, sin embargo, al menos cuatro objetivos en el orden de la Gloria, De acuerdo con su propia Tepresentacién en sus Cartas de relacién, cumpli6 con el ideal del héroe militar clésico, Muchas de sus formulaciones, la misma estructura literaria de su narracién y algunos de los valores militares que esgrimia se remontan ala Guerra de las Galias.® La voluntad siempre pacificadora y siempre liberadora que exhibié a lo largo de sus cartas al emperador son viejos © Motivos literarios de las crdnicas medievales espafiolas.2! Por otra parte, © Cortés se estilizaba como representante de Ja virtud aristocrdtico-militar | gtiega: no Je afectaba el temor; tampoco le movia Ia codicia o Ia pasion _ Sunguinaria; sus empresas siempre persiguicron el universal objetivo de un 2! Bula del 4 de mayo de 1543, en: Coleccién de bulas, breves y otros documentos relativos a ta _'slesa de Amira y Filipinas, op. ett pp. 13 ¥58- " ae Ebethard Straub, Das Bellum lustim des Hemdn Cortés in Mexico, Colonia y Viena, 1926, cap. 1 HEL concspta de “pacificar” y “iberar de tiranos” es wili2ado en Ta Cronica de tos Seflores Reyes. Gwatens Don Daas baie ray Conia Ad de Heras dal Stiga a yleeivaa a | Wlctrae sostenidas en Galicia en la década de Jas ochenta, Cf, Crénicas de los Reyes de Castilla, ©. eel ed), Maki 1953, 1.3, pp: 356-357- : 4 pa TALOGICA DELA COLON, imperio cristiano; bajo su signo mantuvo siempre la impasibilidad de. sy go_ absoluto e idéntico. Pero Cortés reunié también, en tercer lugar, 108 rasyog iiticos del antiguo héroe fundador de cultura: a medida que avanzaba en g tiempo y el espacio disponia las nuevas fronteras geogrifico-politicas, eon, strufa ciudades y creaba un orden social allf donde s6lo debfa de reinar g demonio y la barb: Foment6, en fin, la paz y la justicia e impulsg 1. construccién econdmica de la nueva naci6n espafiola, Por tiltimo, Cortés se erigié a sf mismo como vivo emblema histérico de un cristianismo reden_ tor: Ia salvacién de millones de almas por el signo de la cruz es el mAs alto designio que legitima el cardcter divino de su empresa.” Este momento heroico es de radical importancia. Define o més bien tingue la crOnica cristiana de Indias en su aspecto épico. La construccién del sujeto heroico es elevada a motivo central. Su necesaria sintesis de las virtudes clisicas de la areté militar y las virtudes medievales del cruzado constituye por sf misma una instancia legitimadora de la compleja y delica. da estructura de la conquista americana. Eso sin dejar de lado el hecho de que las Cartas de relacion de Cortés expongan también, junto a esos momentos arcaizantes de 1a glorificacién del cruzado, la representacién moderna de la subjetividad vinica y autosuticiente, y sobre todo, autoconsti- tuida como obra de arte. Las Cartas de relacion son precisamente esta obra de arte. Este sujeto tnico y artisticamente forjado, sustancial y ejemplar, que en sus propios actos y en sus principios entrafia el orden puro de un nuevo mundo, traza una linea divisoria en la continuidad formal y simbéli- ca entre la cr6nica de Indias y las crénicas medievales. Pero el aspecto cen- tral de las Cartas de Cortés, su principio legitimador a la vez de su persona ~ y de la conquista como proceso politico-militar, es el relato épico y heroico. Es como si la derivacién “degenerada” de la crénica medieval, es decir, el libro de caballerfas,?> adquiriese ahora, por medio de la prosa de Hernén Cortés, y en el contacto con las reales maravillas del Nuevo Mundo, una _ nueva vitalidad, Enel Poema de mio Cid y otras crénicas medievales, como la Najerense 0 el Liber Regum, las caracteristicas épicas y heroicas se conjugaban con el re- lato del linaje de reyes, es decir, aquella sucesién discursiva que encerraba el ciclo l6gico de un poder homogéneo y continuo a lo largo del tiempo* La Hernén Cortés, Cartas de relacién, México, 1988. CE, por ejemplo, p. 266, acerca def sentido uni versal de su empresa. Asimismo, p. 273, sobre el sentido pacificador y civilizador de la conqaista mex cana, *® De scuerdo con la definicién de “tibro de caballerias” de Menndez Pelayo, Marcelino Menénle2 Pelayo, Ortgenes de la novela, Obras completas, Madcid, 1943, volt, pp. 200 y 88: &: * Brian Powell, En: Brian Powell, Epic and cronicie, The “Poema de mio Cid” and the "Crénict de veinte reyes”, Londres, 1983, pp. 28 y ss, LA LOGICA DE LA COLONIZACION 65 crénica testimonial del Nuevo Mundo tuvo que reinventar este discurso, que ahora atravesaba el proceso traumatic de ta violencia y Ja ruptura de la conquista, como el ritual de un nuevo comienzo. Tuvo que refundir viejos principios trascendentes, Ya no era el linaje lo que directamente legitimaba al héroe, excepto el momento negativo de a limpieza de sangre y el princi- pio de la honra a ella ligada. Era el propio valor lo que elevaba a la altura moral de héroe al sujeto narrativo de la conquista. Esa identidad heroica se dilata a alturas fantésticas, a lo prodigioso y lo quimérico, lo mismo que en un libro de caballerfas. El relato de Cortés reactualizaba asi la novela de caballerias en la época de su decadencia como género, precisamente en la misma medida en que le otorgaba la dimensién testimonial y realista de unos anales de la conquista, Gémara ilustr6 con detalles preciosos y precisos fo que constituye, sin embargo, su quimera metaffsica: la estilizacién heroica de Cortés contra el fondo sangriento de destruccién y violencia. Semejante ideal se afianzaba. sobre sélidos cimientos: los limpios cuatro linajes, todos ellos “muy anti- guos, nobles y honrados” distinguen el nacimiento del héroe. Su “poca hacienda, empero mucha honra” enfatizan el mismo fundamento racista. Las circunstancias extraordinarias de su nacimiento y su tierna infancia, presidida por una muerte simbélicamente realzada (al igual que en el ritual biogréfico de iniciacién mistica representado por la Vida de Teresa de Avila), y su subsiguiente curacién milagrosa y renacimiento sobrenatural bajo los auspicios del fundador de la Iglesia romana, sellan un significado providencial al desarrollo de su biografia. El talle clésico de sus virtudes caballerescas, forjadas a un tiempo en el valor de fas armas y el aprendizaje de las letras, y coronado por un fervor cristiano sin tacha, el favor divino de sus empresas militares e incluso una serie de intervenciones milagrosas de lo sobrenatural que anunciaron la victoria final de su Guerra Santa, cierran oramentalmente el perfil del nuevo sujeto ejemplar?5 También Sahagtn glorific6, en su Historia general, el ideal heroic del “nobilisimo capitin D. Hernando Cortés”, s6lo comparable con lo que “hacfa en tiempos pasados el Cid Ruiz Dfaz”, Y en su narracién de 1a conquista de México tampoco dudé en mencionar la directa interven- cién divina que “por cuyos medios {Hernando Cortés} hizo muchos mila- 25 Francisco Lopez de Gémara, Lat conguista de México, Madrid, 1987, pp. 38 y s. Acerca de i tervencién mitagrosa en fa guerra contra indios, cf. pp. 73 y s. Sobre el carter enballeresco de ta leyen- dda de Cortés son elocuentes tas siguientes palabras: eles hombres, aborreci- © dos de Dios, amigos det diablo, con pocas.armas y no buen uso de Ja guerra; si hubiéremos de pelear, las ‘manos de cada uno de nosotros han de mostrar con obras y por la propia espada el valor de su ininios y ast, } > aunque ipuramos qvedarenios vencedores, pues habrentos cumplido con la mision.."(p. 214). LALAGICA DELA COL Om, 66 6 esta ea Al igual que en el Poema de inj, 1 Cid era j ervicio al rey, kt honta debida al fing Le rot as victorias, el nombre de Cristo y g ven fos elementos primordiales gute: otorgaban-un Sig: mismo oro constituyes También en las Cartas de relacién de niticado heroica al Hie Ce i. ta destruccién de folos y temply Cortés 0 en las erdnicas de sts sot Sid de: Tos taeoqniias pa gentiles significaba, al igual sie glorioso de su victoria: “desfizo el Cig Cid, wa coronacicn ot dell yslesias a honera de Dios ede to a a ev el modelo medieval, Cortés se distinguia a s aan tar eo eee astucia del estiateua valli Sitio tambie mismo no ssto por el coraje y Ia astucia del estratega reli a ani 0 por la flexibilidad y wemnplacicad bajo la que se representaba y adornal a ¢ legislador y juez.” * = Bees paced de la crénica de Gémara Io constituyeron las “oraciones” de Cortés a sus soldados. Sabemos que estas arengas le fueron dictadas a Gémara por el propio Cortés. No son, por consiguiente, testimox nios simples de un hecho histérico cumplido, Poseen més bien el rango de tuna autorrepresentaci6n. De acuerdo con ella, Ja codicia de riquezas y la glo- ria militar se armonizaban idealmente con ta obediencia y servicio a ta corona y, al mismo tiempo, con et significado apostdlico de fa conquista: “... nto sdlo ganaremos para nuestro Emperador y rey natural rica tierra, grandes reinos, infinitos vasallos, sino también para nosotros mismos muchas riquezas, oro, plata, perlas y otros habere: y aparte de esto, fa mayor honra y prez que hasta nuestros tiempos, no digo nuestra nacién, sino ninguna otra gan6... ademas de todo esto, estamos obligados a ensalzar Y ensanchar nuestra santa fe catdlica com comenzamos y como buenos Cristianos, desarraigando ta idolatrfa,..29 Lee quien ensalz6, en sus Cartas de relucién; ta imag: y croica de 1a conquista espafola, Las tareas det caballero cristiano medieval, aguellas je one chaniee es ‘a8 que, por ejemplo, cons igné Ramén Lull en st temporal, ta defensa ane smealtdot entre el poder divina y el podet Por encima de fa fuerea.- fe contra el infiel, las virtudes éticas, el coraje nee 4 “parecen y reaparecen hasta la saciedad en ef tel gros en In conquista de La comparacién con el 7 agudeza mi Cid, la proeza y agud a je y las honras proporcronadas p' 8 nan onc atl Mao gun, Misi, 1809 BR Bios Powell. Enie anid eramicte The "PF | © LALOGICA DE LA COLONIZACION a * to de sus aventuras americanas.*° Cortés se estilizaba como el siervo leal: © “por cobrar nombre de servidor de vuestra majestad y de su imperial y real corona, me he puesto a tantos y tan grandes peligros...”; se enaltecia como yar6n cristiano: “... por haber en tanta cantidad por estas partes dilatado el patrimonio y sefiorfo real... quitando tantas idolatrias y ofensas como en ellas a nuestro Creador se han hecho...”; y Cortés se presentaba, sobre todo, como fealizador del ideal medieval del orbe cristiano: “En respuesta de lo que aquellos mensajeros me preguntaron acerca de la causa de mi ida a aquella tierra, les dije... que por que yo traje mandado de vuestra majestad que viese y visitase toda la tierra, sin dejar cosa alguna, e hiciese en ella pueblos cristianos para que les hiciesen entender a orden que habjan de tener, asi para la conservacién de sus personas y haciendas, como para la salvacién de sus almas...” 3! Las virtudes heroicas del guerrero eran la condicién necesaria, por dere- cho natural y divino, de la legitimidad de su guerra de ocupacién y de exter- - minio, contra aquellos que este mismo principio heroico debfa necesaria~ | mente de estigmatizar como lo radicalmente negativo: estado de naturaleza y de gentilidad, barbarie y pecado, en fin, el indio. Como escribfa Juan Ginés © de Sepiilveda, en sus didlogos De justis belli causis, una réplica al principio © fiberal de la Reforma protestante y su critica del genocidio americano: “La guerra justa no solo exige justas causas para emprenderse, sino legitima autoridad y recto dnimo en quien la haga, y recta manera de hacerla.” ** ‘También Bernal Diaz del Castillo describié 1a epopeya fundacional de Nueva Espaiia como un libro de caballerfas. Es célebre el pasaje de su © Historia Verdadera en el que traza el paralelismo: “nos quedamos admira- dos y decfamos que parescfa a las cosas de encantamiento que cuentan en el libro de Amadis...”, escribfa a este respecto.? Lo maravilloso se confundia con lo terrible, y fa astucia y 1a virtud guerreras prestaban sus signos a una destruccién de Tenochtitlan literariamente reatzada como la “Destruccién La intrincada tensi6n que envolvfa la atmésfera aventurera de Jerusalén”. 39 Rafnon Lull, Obres completes, Barcelona, 1956, pp. 529-32. 3! Heman Cortés, Cartas de relacién, op. cits Pp. 280 y 266, Be 2 Jyan Ginds de Seplveda, Tratado sobre las justas causas de la guerra contra [os indios, México, So 1987p. 78 7+) 8 Bernal Diaz det Castillo, 1 Bp IT8 ys £5 5° La sustituei6n de Jerusalém por Tenoct 4 Ja istérico-tertria Higada a 1a mitologta det Historia verdadera de la conquista de la Nueva Expafa, Madsid, 1985 Jittan posee otra importante dimensiGn significativa adermss Tibro de cabalterias y del héroe cruzado. Se trata de ts | 6 "> iesienson del indi amercano con et judo, fae refer: Acosta en so storia aia y mana. 325° de tas Indiag (niésico, 1985. pu 325); Esta. connotacion ex significative en cuanto a ta fegitimacion dot 5° ¢xterminig mnive de tos indios, elewados, al igual que Tos judios, pueblo condenado por el Dios LALOGICA DE LA COLONTACION 8 del acecho, acoso, conquista ¥ derribo de la mera cue sagrada es relata- te ae Historia verdadera como wn ttual viaje al Genk, | En el conquistado centro simbélico, Ja recién creado repres | a fa que trocar necesariamente sus Signos Por los signos Jel infierno cristiano, Solo asi se justificaba su apropiacin olen dioses monstruosos, “mezquitas” en Jas que se celebraban sacrificios humanos, Costumbres bérbaras que el espafiol demoniz6 de inmediato. La radical ceafiwza de 10 desconocido y lo imaginado legitimaba Ta guerra dere. figién, y la destruccién que el conguistador sembraba a su paso fundia sus multicolores signos con el éxtasis de la gloria y Ia salvacién. ‘La concepeién virtuosa y heroica del conquistador como caballero andante, sujeto civilizador, salvador mesidnico, y del proceso efectivo de Ja conquista militar y la destruccién del indio como guerra de salvacién respondfa también a una perspectiva medieval en cuanto a la forma literaria en que se le dio expresi6n: la crénica. La crénica de Indias aparecia, sobre todo en este primer momento de la conquista americana, como Ia forma li- teraria encargada de prestar una legitimacién trascendente a sus hazafias de guerra y vasallaje. Su herofsmo, aun cuando adoptara elementos cldsicos y renacentistas, se distingue claramente de la figura subjetiva del narrador en lo que constituye el género propiamente moderno del libro de viajes, a menudo dotado de un sentido critico hacia la propia realidad europea y contra la brutalidad de las formas espafiolas de dominacién, Tal sucede en los viajes de Benzoni, 0 incluso el de Von Staden, Pero as{ como los valores ejemplares de! nuevo ero tire ae eene Teco Jardin trascendente de las cruzadas git ualehean eraeeesl cis aera ane ten eens aclsnak Eel Gillen waleote Can intake eee Herionllia Ge le atone ue oui dele ete Cone es Wertaa debita'e Alfunes: va ‘om eae Came sesetty nobleza de los godos et como fueron viniends de tiem or ar oe la eon eestor despues dobranda fx iste Tra en tietra:., Et como objetivo final - in moral Y Su cardcter ejemy et crénica aspiraba a un valor al paraiso americano ten 35 5 Pero no era menos fun- iplar. Precisamente en este mismo tiempo educador y 5 robles en fa Ila Expat i Pahl tneeea alt <¥ anise petite Dok, qe ‘ LA LOGICA DE LA COLONZZACION 6 decisivamente universal. En la misma crénica de Alfonso X se decia a este propésito: “..Conviene esto leer, ca S ver, por las quales te aprovecharas et en las cosas arduas ensennando te faras; ca sgaberas qualquier cosa si es acepta Ia tat o si es ynepta, vayas ante al fin, 0 el fin a las muy buenas cosas te mueva, por el qual fuyendo de las cossas peores tomaras las mejores.” * EI mismo motivo de ejemplaridad moral y trascendencia perduré en las crénicas cristianas de Indias practicamenté hasta mediados del siglo xvi. S6lo con Las Casas, y gracias al doble rigor de su denuncia de la violencia conquistadora, y de su documentacién analitica, se da comienzo real al sentido moderno de Ia crénica como recon- struccién eritica de un acontecimiento real. Y s6lo con Garcilaso, la crénica de Indias abandoné una intencién testimonial, para abrazar el nuevo signifi- cado de una restauracién hermenéutica de la cultura destruida por el con- quistador. El concepto de caballero andante y héroe medieval no se contradice con el retrato humanista y moderno que Cortés asimismo representé. Esta dimensi6n renacentista y humanista forma parte de la propia mitologfa que el héroe esgrimié en sus cartas. El Cortés-César es un mito clasico, cierta- mente. Pertenece a la cosmogonia renacentista del héroe militar como con- ciencia virtuosa; los tratados de Castiglione y Maquiavelo, o la escultura de Donatello. Todo ello se encuentra también, sin lugar a dudas, en las Cartas de relacién. Y, en no menor medida, en la mitologfa histérica del héroe ejemplar del sueiio espafiol de América. Existen modernas reformula- ciones. Es el caso Todorov. Los franceses aman las poderosas escenas ar- caizantes del pasado espafiol, para estilizar sobre su oscuro fondo los es pectéculos edificantes de su guillotina como verdadero comienzo de la modernidad. Esta dimension humanista, tan real ¢ indiscutible por lo demés, no sola- mente se entrecruza con aquel principio arcaico del herofsmo cristiano de caballeros y cruzados, Ia concepciGn beligerante de la guerra espafiola de Reconquista y el mito de Santiago Matamoros. También se funde con el relato de la crueldad que abre el concepto de Guerra Justa contra indios. Las encarnizadas matanzas a lo largo de la conquista de Nueva Espafia:man- tienen precisamente el crescendo de una prodigiosa tensién emocional en las ‘cr6nicas ejemplares, como la de Bernal Diaz del Castillo, hasta Iegar alas Uiltimas escenas de la destruccién de Tenochtitlan, donde, en un postrer éxta- Sis de sangre y fuego, las muertes ya no pueden contarse, Los relatos de tor turas, violacionés, sacrificios, profanaciones del orden corporal del conquis- 8 thia,

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