Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
II. Definiciones
1) en el momento:
a) la prostitución
b) la adicción sexual,
c) el sexo grupal:
*Trío,
*Gang Bang,
*Orgías
*Poliamoría
2) en el tiempo
a) Matrimonio abierto,
c) Otras: BDSM
B) La actividad sucesiva:
a) La prostitución:
Es una actividad que exige como condiciones: una entrega sexo corporal
como contraprestación lucrosa (determinada tarifa), con múltiples clientes, sin
selección previa, ni interés erótico o amoroso personal. Dicha actividad admite
prostitutas y prostitutos.
b) La adicción sexual
Es una forma erótica en por la cual algunas personas dedican mucho
tiempo a complacer sus necesidades o fantasías sexuales con distintas partenaire
sexuales como una practica adictiva en un intento de “medicar” sus sentimientos o
sus preocupaciones, sin lograr poder calmar su ansiedad con la ejecución de la
conducta erótica.
c) El sexo grupal
Es una actividad erótica en donde varias personas (más de dos) tienen
relaciones sexuales entre ellos al mismo tiempo.
Habitualmente este tipo de encuentros se realiza entre personas de
diferente sexo, sin embargo hay excepciones.
En el sexo que se practica en grupo la actividad erótica un participante no
la realiza con su pareja oficial exclusivamente , sino que hace fundamentalmente
con la participación de otros más. Aquí las combinaciones son múltiples:
a) un hombre, con dos mujeres, una mujer con dos hombres (Bivirismo)
b) el experimentar un orgasmo o disfrutar eróticamente viendo a su pareja
tener sexo (Alopelia),
c) aquellos quienes disfrutan siendo observados teniéndolo sexo con una
pareja que no es la propia (Agrexofilia)
d) el ver a su pareja realizando el coito con otra (Candalagnia)
e) el imaginarse a la pareja con otra persona en la intimidad (Alorgasmia)
a) los voyeristas escoptofílicos o sea las personas que les gusta mirar en la
intimidad a otros, pero sin ser observados.
a) El trío
Admite cualquier combinación de las que sean posibles: una pareja casada con
un amante de alguno de los miembros de la pareja; tres personas que acuerdan
tener esa experiencia, etcétera.
Esto es pues, el sexo grupal que involucra a sólo tres participantes por lo que
normalmente no se considera una orgía.
Algunos dicen que para que se pueda llamar orgía, el grupo debe ser de por lo
menos 5 personas, incluyendo al menos a 2 de cada sexo (o sea 2+3)
c) Las Orgías
Es una actividad sexual en grupo en el cual están presentes cuatro o más
participantes que puede ser heterosexual, gay o bisexual, sobre todo en lo que a
bisexualidad femenina se refiere.
El concepto de orgía en la cultura occidental conlleva la idea extravagancia o
desenfreno, (“cama redonda, partuza o fiestita”). Suele estar acompañada por el
consumo de alcohol y drogas con palimpsesto o avergonzamiento posterior al
encuentro o luego de «dormir la mona».
El término proviene del latin orgĭa, y éste del griego ωργια, orgía, fiestas del
dios Dionisios o Baco, esta imagen grabada en época de la Grecia antigua, en un
vaso) es una actividad sexual en grupo. También se denomina así a una práctica
sin ningún tipo de restricciones (por ejemplo, una «orgía de destrucción»).
En la participación en una orgía, las dificultades prácticas (pero que también
contribuyen al placer sexual) incluyen vencer la vergüenza inicial, aprender a
ubicarse entre tantos brazos y piernas, imaginar qué posición funcionará y con
qué complejidad y vencer los celos (en caso de que se encuentre presente una
persona ligada afectivamente).
d) La poliamoría
Es un neologismo que significa tener mas de una relación íntima, simultánea,
amorosa y sexual, duradera, (no casual) con el pleno consentimiento y
conocimiento de todas las personas involucradas. Es decir, se debe mantener
lazos afectivos con más de una persona simultáneamente.
Es una palabra híbrida: del griego poli, muchos y del latín amor.
Este término ya se conocía desde los años 20 del siglo pasado y se lo empleó
para denominar la tradición de muchas etnias y culturas en las que prevalecías
estas conductas.
De manera tal que, el individuo que se considera a sí mismo emocionalmente
capaz de tales relaciones se define a sí mismo como poliamoroso.
En algunos círculos se utiliza el término poliamor para referirse a la práctica de
la poliamoría. Por lo tanto, este término no intenta aplicarse a meras relaciones
sexuales casuales, orgías anónimas, pernoctas, amoríos, prostitución, monogamia
seriada, u otras definiciones populares como el intercambio de pareja (“swinging”
en inglés).
Además el término pretende incluir heterosexuales homosexuales y bisexuales,
etc., y no intenta particularmente excluir a los adeptos al intercambio de pareja, sí
estos se acogen a las condiciones que el término exige para incluirse en él. Es
decir, hasta donde sabemos, el intercambio de pareja específicamente no
involucra “engaño”, pero ciertamente no implica enamoramiento con sus
relaciones externas.
Sin embargo, al hablar con algunos activistas de esta corriente hemos sabido
que muchos de los intercambiadores de pareja pueden llegar a involucrarse
estrecha y afectivamente con sus múltiples coparticipes, y llegar a ser amigos y
amantes regulares. Así, las diferencias entre intercambio de pareja y poliamoría
sigue siendo un tema abierto de debate e interpretación.
Como podemos observar los valores que aquí se discuten son ideales.
La mayoría de los monógamos definen fidelidad como el compromiso a un sólo
amor exclusivo, absteniéndose de tener algún otra relación sexual o de pareja
durante dicho compromiso.
A diferencia, la mayoría de los poliamorosos definen fidelidad como el ser
honesto y cercano con sus amores respecto a sus relaciones adhiriéndose a los
compromisos establecidos con éstos.
Por lo tanto, no existe un “modelo estándar” de relación poliamorosa, los
participantes de una relación pueden tener diferentes ideas acerca de cómo la
relación debe funcionar. Así, si no se definen las ideas, las expectativas fallidas
pueden ser extremadamente dañinas a la relación. Por esta razón, muchos
poliamorosos se abocan explícitamente a decidir con todos los involucrados las
reglas básicas de la relación.
A diferencia de otras formas de relaciones negociadas (por ej.: acuerdo
prenupcial) los poliamorosos comúnmente toman la negociación como un proceso
continuo a lo largo de la vida de la relación, donde la confianza reemplaza a las
prohibiciones posesiones, como por ejemplo: “tú eres mío/a” (marco de propiedad
y control).
Los poliamorosos distinguen “ al amor de su amor” , y siguen el viejo dicho:
“Si amas algo, déjalo libre, si regresa es tuyo, sí no, nunca lo fue”.
a) El matrimonio abierto
1. Algunas relaciones afectivas ponen restricciones estrictas en sus partes (por ej.:
polifidelidad); tales relaciones son poliamorosas, pero no son abiertas.
2. Algunas relaciones permiten sexo fuera de la relación primaria, pero no, amor o
romance; tales relaciones son abiertas pero no poliamorosas
3. Algunos poliamorosos no ven dicotomías entre “relacionados y no relacionados”
entre “amores y no amores”; sin estas divisiones, parece no haber caso para
clasificar las relaciones como abiertas o cerradas.
Por lo tanto en una relación abierta (unión libre) no existe vínculo matrimonial
a diferencia del matrimonio abierto (open marriage) donde ambas partes acuerdan
tener permiso para tener relaciones sexuales fuera del matrimonio, sin considerar
esto como una infidelidad sexual.
La palabra swinger tiene sus orígenes a fines de los años sesenta y principio
de los setenta y se hizo popular por una película americana dirigida en 1969 por
Paul Mazursky “ Bob & Carol & Ted & Alice”.
Mientras que existe el estereotipo donde sexo es lo que las mujeres tienen y lo
que los hombres quieren, la realidad es que muchas mujeres solteras tienen
deseos sexuales que satisfacen en los clubes de intercambio de pareja.
A diferencia de una “pareja liberal” que no necesita del consenso del otro, para
decidir tomar una decisión con libertad absoluta en el plano sexual en forma
arbitraria, los swingers practican el sexo con otras personas con consenso de su
propia pareja, ya que ello puede generar la posibilidad del enfriamiento de la
intimidad de la pareja que es uno de esos riesgos, y los celos por pensar que la
pareja no le cuenta todo lo que hizo al salir con otro sin su compañía.
El acordar con una pareja la elección de otra es parte del juego, hay piel con
una persona cuando se establece cercanía con ella, ahí los swingers encuentran
el encanto en el juego cómplice con la pareja que les resulta tan excitante como
el sexo mismo.
Mientras que el sexo swinger es simple, sólo genital: se elige la pareja que
mas gusta, se conversa lo suficiente para conocerse elementalmente... y a la
cama, sin otros compromisos ni asuntos pendientes, sin otras cargas ni otros
valores; el sexo matrimonial por lo contrario, es complejo lugar seguro, de valores
afectivos y de compromiso, costumbres, y la fuerte intimidad que la convivencia
genera. Pero también estos factores pueden afectar la sexualidad de la pareja, las
tensiones de la vida cotidiana, la falta de tranquilidad cuando hay hijos y muchos
otros aspectos más intervienen en la libre expresión de la sexualidad en pareja.
Los swingers pasan fugazmente por la cama de los otros, no se quedan en ella
ni buscan más atención que la genital en ese momento concreto. Si esto se
respeta (y la mayoría de los swingers lo hacen), no hay otras historias que
lamentar. Cuando, por el contrario, se aferran a otra pareja o a un solo o sola en el
caso de los tríos, la cuestión comienza a tener sus riesgos.
Por lo tanto, los swingers buscan una alternativa a la llamada infidelidad, que
es saber lo que desea su pareja y vivirlo en conjunto es mejor que ocultarlo,
mentir o realizar sin su saber o conocer. La pareja swinger ejerce una sexualidad
honesta pues de manera compartida amplían sus experiencias sexuales sin
engaño ni secretos.
Un swinger me dijo: “ahora tengo de que hablar con mi pareja” “¿Qué sería de
mi relación de pareja si no fuera swinger?”: nada.
En Europa, los clubes externos son raros. Existen tres formatos estándar: el
bar / club nocturno, usualmente pequeño, ubicados en los centros de las ciudades,
y enfocado alrededor de la pista de baile; el formato de Spa en ambiente nudista,
con piscinas, piscinas de hidromasaje, saunas, cuartos de vapor; y el formato de
club de campo, fuera de las ciudades, que incluyen elementos de los dos
anteriores, ofrece además amplias áreas recreativas y usualmente los alimentos
se sirven a manera de buffet.
Por último debemos hacer una somera reflexión clínica psiquiátrico-sexológica
en función de nuestra experiencia de personas entrevistadas en nuestra práctica
medica.
Como grupo familiar los lazos de pertenencia son muy débiles, lo cuál puede
propiciar inseguridad o inestabilidad emocional, oculta a través de una aparente
seguridad en el compartir a la propia pareja. Presentan cierta agresión u hostilidad
hacia el sexo contrario también de forma inconsciente y bajo compromiso hacia las
actividades de su propia familia o pareja.
c) Otras: B.D.S.M.
Los instrumentos de azote clásicos en este último tipo de práctica son los
floggers o gatos de cola, la paleta, la canne o vara fina y flexible de fresno o
similar, la fusta y el látigo, entre otros. Y también un sinfín de instrumentos
diseñados en principio con otro propósito, como cepillos de ropa, zapatillas, etc.
Sin embargo, lo que en su inicio fue una definición creada para deslindar el
campo del sadomasoquismo consensuado del de los malos tratos (sobre el que la
sociedad mantiene una severa prevención), fue desarrollando en algunos
pequeños grupos modelos de intransigencia muy alejados del propósito inicial y de
la metodología de sus creadores.
Desde los años noventa surge un nuevo concepto, el R.A.C.K, que reúne en
torno a su definición un elevado número de activistas.
Más que una diferencia semántica o de concepto, los partidarios del RACSA
tratan de modernizar una definición (la del SSC) que se concibió
fundamentalmente para trazar una línea divisoria con los malos tratos de género,
pero que sus mismos impulsores han tenido que reconocer, una y otra vez, que su
propósito original estaba siendo defraudado y prostituido por el uso intolerante,
extremista y poco inteligente por parte de algunos grupos marginales dentro de la
comunidad BDSM.
En estas actividades sexuales que pueden conllevar algún tipo de riesgo para
la integridad de los participantes tiene gran importancia el concepto de palabra
de seguridad.
Dado que muchas de las situaciones durante una sesión contienen elementos
de fantasía y/o rol, y que en algunos de ellos se escenifica la "protesta" del
participante sumiso, fue necesario crear un sistema de comunicación que le
permitiera a éste dejar claro el momento en que su protesta era real y equivalía al
deseo de no continuar. Y era preciso que el Dominante pudiera percibir
nítidamente este deseo y diferenciarlo de la escenificación del "¡no, no más!" que
podía ser parte del juego sexual pactado.
La solución, fue la denominada Palabra de Seguridad. Puede ser una palabra
de rápida dicción y sonora (“stop”, “alto”), una que sea significativa para quien la
debe recordar (por ejemplo el nombre de una persona familiar), etc.
La palabra-código (también así llamada) es usada por la parte sumisa para
indicar de forma rápida que el grado, las circunstancias o la actividad que se está
desarrollando, no es de su gusto y que desea parar.
La ética del BDSM prefija que en todo momento la parte dominante respetará
dicha manifestación e interrumpirá la actividad.
La palabra de seguridad no debe contener sonidos fonéticamente tenues, para
evitar su mala audición con música ambiental. Tampoco debe contener la vocal “i”,
ya que esta es difícil de entender si la voz está tomada.
La palabra de seguridad es el medio a utilizar en casos de verdadera urgencia,
o cuando se quiere interrumpir la sesión por alguna razón.
Dentro de la comunidad BDSM, existen otras formas minoritarias de
contemplar el empleo de la palabra de seguridad, especialmente para los
practicantes del metaconsenso. Para ellos, la parte pasiva o sumisa cede
voluntaria y consensuadamente la completa responsabilidad sobre el desarrollo de
la sesión a la parte activa o dominante.
En esos casos es la parte activa la que decide si interrumpir o no la sesión, lo
que presupone (además del previo consenso) un elevado grado de confianza y
conocimiento entre ambas partes.
En el BDSM se identifican dos roles: dominante (también usado el término top,
o activo ) y sumiso (también bottom o pasivo).
El dominante es el que disfruta de estas prácticas manteniendo la iniciativa y el
control de la acción, mientras que la parte sumisa obtiene placer al entregarse en
manos del dominante, para que sea éste quien le dirija.
Además, algunas personas gustan de ejercer ambos roles, dependiendo del
momento o de la persona con la que actúe. En ese caso se habla de un activista
switch, término inglés con el que se designa aquello capaz de conmutar o invertir
una acción o un fenómeno.
Al igual que el consenso sexual permite distinguir con claridad cuando dos
personas están haciendo el amor y cuando, al faltar este, se produce una
violación, de igual manera comparar una sesión BDSM (pese a la apariencia de
violencia verbal o física) con una situación de malos tratos, sería como pretender
comparar la noche de amor de una pareja con el delito de una violación.
El consenso puede revestir múltiples formas. Por ejemplo, mediante la
escenificación de una negociación previa a la sesión, en la que se establece el
cómo, el cuando y el grado de las actividades a realizar, la palabra de seguridad a
emplear, etc. Pero también puede adoptar la forma de acuerdo menos elaborado,
cuando existe amplia confianza por ambas partes. En todo caso, siempre su
existencia es básica para que la actividad a desarrollar esté encuadrada en lo que
se denomina BDSM.
También existen fórmulas de consenso global, especialmente en parejas que
se conocen o se relacionan habitualmente. En estos casos, no siempre se da una
negociación previa antes de cada sesión, sino que a menudo se establecen
pactos más abiertos y a más largo plazo.
Por otra parte el metaconsenso es una forma específica de consenso, propia
de algunas relaciones BDSM muy avanzadas en el mutuo conocimiento y donde
se producen situaciones de profunda confianza entre la parte sumisa y la parte
dominante, además de suponer una amplia experiencia por parte de este último.
En dichas relaciones la parte sumisa manifiesta explícitamente que no desea
asumir la responsabilidad de interrumpir la sesión en el caso de sentir que ésta
supera sus límites o su capacidad, sino que desea que sea el dominante quien
tome esa responsabilidad y decida en todo momento al respecto.
Esto implica, por ejemplo, que la parte sumisa asume de forma responsable,
consensuada y sensata, su deseo de que, en caso de rogar dar por finalizada una
actividad concreta (o la sesión en su conjunto), sea el dominante quien decida
aceptar o no esa petición.
A raíz de generalizarse el concepto SSC, el metaconsenso pasó a estar en
desuso. Ofrece la "ventaja", para la parte sumisa, de no tener que preocuparse por
el desarrollo de la sesión, ya que será el mismo dominante el que la interrumpa si
cree que está siendo demasiada intensa, sin necesidad de esperar que aquella lo
manifieste.
Esto es especialmente importante en los casos en donde la parte sumisa se
encuentra en un estado cercano al éxtasis, el llamado sub-space que puede
sobrevenir frecuentemente durante una sesión. Tal situación conlleva también el
peligro de que bajo cierta condiciones extremas se produzca “algún accidente”
sobre todo cuando se busca el orgasmo por ahorcadura y donde el deceso de la
“víctima” ha traído mas de un problema médico legal.
Algo que sorprende al estudiar la evolución del BDSM es su diversidad.
Aunque históricamente sus raíces surgen del movimiento sadomasoquista de
género homosexual, cuando se desarrolla verdaderamente como aglutinador, a
partir de 1992, lo hace agrupando una amplia diversidad de prácticas, aficiones e
identidades sexuales, hasta el punto de que esa misma diversidad le confiere uno
de sus aspectos más sobresalientes.
Actualmente, el BDSM aglutina como subcultura a individuos estrictamente
heterosexuales, a homosexuales de ambos sexos y a bisexuales.
En cuanto a las prácticas, van desde la mujer que le gusta usar zapatos de
tacón de aguja como elemento fetichista, constituyendo esto su única aportación
no-convencional, hasta el masoquista de alto grado que vincula dolor y placer.
Por otra parte el concepto de juego es muy usual en una parte importante
de la comunidad BDSM. Se trata de personas que consideran las prácticas
relacionadas con su afición como algo de contenido, forma y fondo
eminentemente lúdico-sexual, escénico.
De todos modos algunas de las prácticas más comunes pueden ser, sin
olvidar las limitaciones antes mencionadas:
En el BDSM, junto con el uso de símbolos externos como collares, anillos, etc.,
se da con cierta frecuencia la utilización de adornos de modificación corporal
suave, como tatuajes, marcas, piercings, etc.
El tatuaje suele ser muy frecuente en las mujeres que adoptan el rol sumiso,
bien en forma de símbolos étnicos inconcretos, bien con figuraciones de su
estatus como sumisa: cadenas, esposas, el nombre de su dominante, etc.
Lo habitual suele ser el símbolo del nombre de la persona dominante, sea este
una abreviatura, un ideograma o cualquier otro elemento simbólico. La ceremonia
del marcado puede revestir una singular importancia y acompañarse de una fiesta
entre los miembros de la comunidad relacionados con la pareja de “contrayentes”.
Por ropa de código suele entenderse en la escena BDSM aquella con la que a
la mayor parte de sus activistas les gusta identificarse. En determinadas fiestas y
reuniones puede pedirse a los asistentes que vengan vestidos de esa manera
(código estricto), aconsejarse el vestuario de código o indicarse que la asistencia
no obliga al código (código libre).
El tipo de ropa suele estar basado, para ellas, en el látex, el cuero y el vinilo,
como elementos básicos, y suele incluir a menudo elementos de connotaciones
abiertamente fetichistas: corsé, medias de rejilla y ligas, botas o zapatos de tacón
alto, etc.
Toda persona que se acerca al BDSM suele recorrer una serie de estadios o
niveles de aproximación social y de autoreconocimiento, que a menudo son
comunes e independientes del sexo, inclinación de rol o educación. En la literatura
especializada se habla en este sentido de los estadios de iniciación.
IV Referencias Bibliográficas
6. Bartomeu Domènech y Sibila Martí, Diccionario multilingüe de BDSM, Ed. Bellaterra, 2004..
7. Baldwin, Guy, The SM/Leather/Fetish Erotic Style: Issues, Commentaries and Advice
(Daedalus Publishing, 1993).
8. Brame, G.y otros, Different Loving. An exploration of the World of Sexual Dominance and
Submission New York: Villard Books, 1993.
9.Bruckner P., El nuevo desorden amoroso. Barcelona, Ed. Anagrama, 1979
14.David Stein, Safe Sane Consensual: The Evolution of a Shibboleth. Ed.pr., 1987
15.David Stein, Origins of Safe, sane, consensual, The leather History Group
18.Etxebarria y Nuñez, Lucía y Sonia. En brazos de la mujer fetiche, 2001, Ed. Booket
26. Grahamm Scott, G. (1991) Los atractivos de la dominación femenina Colección Master en
Sexualidad Humana, Madrid: Fundación Universidad y Empresa
27. Isabella L “La prostitución y la trata de blancas” Revista Todo es Historia Nº 223 Bs. As
Nov 1885
33.Pat Califa & Robin Sweeney, The Second Coming (Alyson Publishers, 1996,)
40. Romi Niveles de Prevención para el Bienestar Sexual Rev. Alcmeón 4:466-478 1991
41. Romi Reflexiones sobre la conducta sexual delictiva. Rev. Argentina de Psiquiatría
Forense Sexología y Praxis Año 2 Vol. 2 Nº 2 julio 1995 Pág. 117/130
43. Romi Las parafilias: Importancia médico legal Publicado en la Revista de Psiquiatría
Forense Sexología y Praxis de la AAP Año 3 Vol. 3 Nº 1 Pág. 96-111 marzo 1997.
44. Romi J C Ley 25087/99. Modificación de los delitos sexuales Publicado en la Revista de
Psiquiatría Forense, Sexología y Praxis de la AAP Año 7 Vol. 4 Nº 1 (12) Pág. 61-83 junio 2000
45. Romi J C Los delitos contra la integridad sexual. Consideraciones médico legales.
Publicado en “Cuadernos de Medicina Forense” del Cuerpo Médico Forense de la Corte Suprema
de Justicia. Año 1 Nº 1 junio 2002 En colaboración con los Dres Lorenzo García Samartino y Víctor
L Poggi
49.Sanchidrián, I. (IKARA). Apuntes para una Historia del Cine BDSM, Filmofilia, 1999
50.Samois collective: Coming to Power -- Escritos y grafismo de S/M lésbico (1981; edición
revisada por Alyson en 1982 y 1987).
52. Segú--Romi y colab. Conductas sexuales inadecuadas. Ed. Lunen Humanitas 1996
55.Tasso, Valerie, El Otro Lado del Sexo, Plaza & Janes, 2004
59.Wiseman, Jay, BDSM. Introducción a las técnicas y su significado, Ed. Bellaterra, 2004.