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Jazz en Colombia: El encuentro de dos culturas

Valerie Álvarez Sánchez

Resumen

De Colombia se ha resaltado su variedad de géneros musicales que incluyen la cumbia, el


bambuco, el pasillo, el fandango, el porro, el bullerengue, entre muchos otros. Estos en su
mayoría, han surgido de las mezclas de diferentes culturas debido al contexto histórico que
corresponde a este país. El jazz formó parte de estas fusiones y se pueden hallar varios de sus
elementos estéticos en la música colombiana del siglo pasado y el presente, hecho evidenciado
por la cantidad de textos, partituras y grabaciones donde se puede observar la influencia directa
del jazz en algunos de los principales músicos colombianos como Lucho Bermúdez.

Palabras Claves

Jazz, música colombiana, sincretismo, banda.

Introducción

El jazz es un género musical nacido en Estados Unidos durante el siglo XIX, que surgió
de la afluencia cultural presente en Nueva Orleans en la época, conformada principalmente por
esclavos afroamericanos, minorías criollas, americanos de ascendencia europea y algunos
refugiados provenientes del Caribe. A pesar de las diferentes facetas que ha experimentado el
jazz a lo largo de su historia, se podrían definir tres características fundamentales que lo
distinguen de los demás géneros: la riqueza armónica, el carácter improvisacional y el uso de
ritmos africanos complejos. Son estos elementos los que han hecho del jazz uno de los géneros
musicales más versátiles y cambiantes. Lo anterior se puede evidenciar por la cantidad de
fusiones con otros estilos que existen hoy en día: jazz rock, latin jazz, jazz funk, por nombrar
algunos.

La diversidad y singularidad de este género permitieron que tuviera una gran acogida, no
solo dentro de los Estados Unidos, sino también en el resto del mundo. Este éxito internacional
del jazz se hace visible a través de sus influencias musicales, que se pueden percibir en distintos
estilos tanto tradicionales (e.g. bossa nova brasileño, son cubano, milonga argentina y uruguaya),
como contemporáneos (e.g. R&B, hip hop, pop). La música colombiana no se encuentra exenta
de este impacto, teniendo en cuenta que durante la primera mitad del siglo XX y gracias a la
influencia norteamericana, comenzaron a surgir las primeras orquestas de jazz en Colombia.
Además, se puede observar que la música colombiana y el jazz tienen un aspecto en común: el
aporte musical proveniente de África, lo cual facilitó el sincretismo entre estas dos culturas. Este
desarrollo inicial del género dejó sus huellas en las sonoridades de la Costa Atlántica (como el
fandango y el porro) y de la región Andina (bambuco y pasillo) que se hacen notorios al estudiar
los elementos musicales que los conforman. Con este texto se busca analizar algunas de estas
características e indagar acerca de su recorrido desde Nueva Orleans hasta Colombia, con un
énfasis en los géneros tradicionales de este último.

1. La voz de un pueblo oprimido

Para hablar de los comienzos del jazz, se hace necesario hablar en primer lugar, acerca
del contexto sociocultural que envolvió a Nueva Orleans en el siglo XIX. El suceso más
relevante y notorio, fue también el más terrible: la esclavitud del pueblo afrodescendiente (que
ya venía ocurriendo desde la colonización de América en el siglo XVI). Este hecho no era
concerniente a Nueva Orleans únicamente, sino a todo el continente americano. Entonces, ¿qué
la distinguió del resto de colonias, para que el jazz surgiera allí y no en ningún otro lugar? Parte
de la respuesta se encuentra al observar que este territorio fue en un inicio una colonia española,
que posteriormente pasó a ser francesa y por último, estadounidense. Allí también llegaban
personas de origen diverso, provenientes de México, Cuba, Alemania, Italia e incluso Irlanda
(Gioia, 2011:6). Esto permite explicar la variedad cultural y la diversidad de influencias
musicales que caracterizaron al jazz desde sus inicios.

Por otra parte, Nueva Orleans se diferenció de las demás colonias en que allí las leyes que
regían a los esclavos no eran tan severas y en algunos casos, hasta los protegían. Un ejemplo de
esto es la censura de las expresiones culturales de los afroamericanos. Mientras que, como afirma
Elmer González: en la mayoría de colonias "al sur de los Estados Unidos, se les prohibió el uso
del tambor" a los esclavos (1995:5), en Nueva Orleans se les permitía tanto el uso de

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instrumentos, como los encuentros que se llevaban a cabo en la famosa Plaza Congo1. Cabe
señalar que, a los negros también se les obligaba a asistir a las misas cada domingo y participar
de las actividades religiosas, incluyendo el canto de los salmos. Los esclavos comenzaron a
apropiarse de esta música europea y a "jugar" con los fraseos y las entonaciones. En
consecuencia, surgió un elemento musical característico del jazz y es la improvisación melódica.

A su vez, las llamadas "work songs" o canciones de trabajo fueron la manifestación más
pura del dolor sufrido por el pueblo afroamericano y se consideran precursoras directas del blues
y el jazz. Las danzas colectivas, los cánticos espirituales y las canciones de trabajo fueron las
tradiciones que definieron las que luego serían las principales características del jazz.

2. El “swing” latino

A medida que la popularidad del jazz crecía y se iba expandiendo en los Estados Unidos,
comenzó a ser acogido por los músicos blancos; fue entonces cuando nacieron el formato Big
Band y el "swing", los cuales impulsaron la comercialización del género y con esta, su difusión
internacional. Al mismo tiempo, "la rumba, el son cubano y el mambo lograban establecer su
popularidad en el espectro musical de las Américas" (González, 1995:5), y los estilos latinos (en
particular los cubanos) comenzaron a adoptar recursos estéticos propios del jazz norteamericano.
Esta fusión musical facilitó la entrada de las influencias jazzísticas al sur del continente en las
décadas posteriores.

En los años veinte ya existían bandas de jazz en algunos países latinos como: Panamá,
Cuba, Puerto Rico, Argentina, México, República Dominicana y Venezuela (Muñoz, 2007:27)
fundadas por músicos norteamericanos, o en otros casos como el de Cuba, músicos nativos que
habían regresado de los Estados Unidos a sus países de origen y llevaron consigo el formato
característico de las Big Band. La llegada de la cultura bandística a Latinoamérica permitió que
Colombia también fuese partícipe del fenómeno de crecimiento del jazz. Dado que en la música
de la costa caribe colombiana había una fuerte influencia de los ritmos africanos heredados desde

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La Plaza Congo (Congo Square, en inglés) se popularizó por los bailes y reuniones musicales que
realizaban allí los esclavos negros hasta mediados del siglo XX.

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la época colonial, al igual que en el jazz (que en esencia es una música negra), el sincretismo
entre ambas culturas musicales se dio de forma natural, facilitando la integración de elementos
estilísticos entre ellas.

3. Barranquilla, puerto sonoro

A pesar del vacío bibliográfico existente respecto a la llegada del género a Colombia,
todos los datos recopilados apuntan a que la primera orquesta jazz que se presentó en Colombia
fue la Panamá Jazz Band en Barranquilla en 1921 que incluía en su repertorio estilos como el
charleston, el fox trot y el jazz (González, 2007:45). Posteriormente, surgieron las primeras
orquestas colombianas en la costa atlántica, entre ellas la reconocida Jazz Band Lorduy de
Cartagena.

Para mediados del siglo, las bandas de "swing" ya habían proliferado dentro del país y fue
en este contexto que se introdujo Lucho Bermúdez, compositor cartagenero, quien fue quizá uno
de los personajes que más aportó a la incorporación del jazz en la música colombiana. Acerca de
Bermúdez, según Enrique Muñoz: "la influencia que recibe de la música de Estados Unidos es
evidente, especialmente del lenguaje orquestal de las big bands de la era swing" e incluso
"retoma compases de 'Ritmo Fascinante' en la introducción del porro 'San Fernando' (1948)"
(2007:65). Muchos otros ejemplos como este se retomarán en el capítulo siguiente para
evidenciar los elementos jazzísticos que se encuentran en diferentes composiciones colombianas.

Años después, en 1961 se grabó el álbum Luis Rovira Sexteto que, según Jaime Andrés
Monsalve, “puede rotularse como la primera grabación de jazz en nuestro país [Colombia]”
(2010:31) y en la cual participó el guitarrista colombiano León Cardona. De Luis Rovira,
clarinetista español que se basó en Cali y luego en Bogotá, cabe destacar su contribución
significativa al jazz colombiano dado que “trajo a Colombia lecciones de swing y be-bop;
transitó por el porro y la gaita, y cuando la juventud bogotana lo pidió, se hizo pionero del twist”
(Monsalve, 2010:37).

Por otro lado, se encuentra Pacho Galán, músico atlanticense que se considera como una
de las figuras notables para el jazz en Colombia por sus composiciones y arreglos con sonidos

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inconfundiblemente norteamericanos. Galán propuso innovar el folclor colombiano con su
“merecumbé” que inspiró al mismo Lucho Bermúdez para idear otras fusiones como la
“patacumbia” y el “tumbasón” (Muñoz, 2007:71). Además de estos tres personajes se podrían
nombrar a muchos otros músicos y compositores que cumplieron un rol importante en la
introducción del jazz a los géneros colombianos, sin embargo para muchos estos fueron los más
influyentes y su legado ha permanecido hasta el día de hoy.

Con el paso de las décadas, el jazz siguió difundiéndose por Colombia y logró una
aceptación tal, que se empezaron a realizar festivales de jazz en diferentes ciudades del país. Jazz
al Parque en Bogotá; Festival Internacional de Jazz en Medellín; Barranquijazz en Barranquilla;
AJazzGo en el Pacífico y el Festival de Jazz de Manizales (Muñoz, 2007:139). Estos festivales le
propiciaron al jazz espacios para darse a conocer y representaron un paso grande para su
desarrollo como género.

4. Del folclor y sus fusiones

Con lo expuesto anteriormente, se busca argumentar que el jazz ha pasado por Colombia
y ha dejado sus huellas en la música tradicional colombiana. A continuación, se expondrán
varios ejemplos de composiciones que evidencian estos rastros, recalcando aquellos elementos
estéticos que fueron tomados directamente del jazz.

En primer lugar y retomando los años cincuenta, se encuentra “Maqueteando” un porro-


jazz compuesto por Lucho Bermúdez y tiene la particularidad de intercalar el swing en medio de
sus frases. Otra obra de Bermúdez que se considera como una de las que más connotaciones
jazzísticas tiene, es “Aguardiente” que tiene un ritmo sincopado propio del mambo, cortes
intermedios de swing y secciones de improvisación en solo. (Muñoz, 2007:69).

En 1981, Francisco Zumaqué grabó el álbum “Macumbia” (Muñoz, 2007:182) que


además es considerado uno de los primeros discos de jazz como tal, donde se hallan fusiones con
la cumbia, el porro y demás ritmos caribeños. De igual manera, Antonio María Peñaloza en
varias de sus composiciones, como “La Megatónica” presenta una cumbia con melodías de
trompeta improvisadas sobre una base armónica compleja.

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Uno de los mayores exponentes colombianos del jazz en el exterior es Edy Martínez, que
se destacó principalmente en el latin jazz y la salsa fusión. Temas como “Manuela Sí” y
“Tambores de la U” reflejan las influencias del ambiente salsero neoyorquino en el cual se formó
musicalmente, sin perder sus raíces colombianas, claro está (Muñoz, 2007:183-185). Por otra
parte, la obra de Antonio Arnedo se fundamenta primordialmente en ritmos folclóricos
colombianos como la cumbia, el pasillo y el bambuco, añadiendo solos instrumentales con
influencias del bebop, evidenciado en las piezas “La Chiva” y “Andanzas” del disco “Travesías”
(Muñoz, 2007:186). También se encuentra a Álvaro Cárdenas Jr., quien asume un jazz más
similar al bebop y lo incorpora en su música haciendo un acercamiento al latin bop. Un ejemplo
es el arreglo de jazz colombiano de “El Toro Negro”, donde juega con bases rítmicas del caribe
colombiano (Muñoz, 2007:194).

Llegando al siglo XXI, se destacan artistas como El Quinteto Puerto Candelaria, Juan
Carlos Quintero, Francisco Dávila y Kalamary Big Band (Muñoz, 2007: 198-205) que continúan
produciendo jazz en el contexto colombiano, algunos optando por las fusiones folclóricas,
mientras otros han adoptado un sonido más similar al estadounidense.

Conclusiones

En Colombia, el jazz ha tenido un desarrollo notable que se ha reflejado en su música


desde los años veinte hasta el día de hoy. Gracias a la similitud de contextos de Nueva Orleans y
Colombia, en particular la costa caribeña, se facilitó la mezcla de sus sonidos y los músicos
colombianos acogieron rápidamente este estilo buscando incorporarla dentro de sus tradiciones
propias.

A pesar de que hoy en día el jazz no tiene una aceptación popular tan grande como la de
antes, sigue teniendo una audiencia considerable y sus influencias han permanecido en ciudades
como Bogotá, Medellín, Barranquilla y Manizales con la realización de festivales enfocados
únicamente en el jazz.

En conclusión, la música colombiana es inmensamente diversa y rica en aportes de


distintas culturas, entre ellas el jazz, el cual tuvo un papel relevante en el desarrollo de géneros

6
como la cumbia, el porro, el bambuco, el fandango y demás. Por ello, se hace necesario referirse
al jazz para hablar de la evolución de la música colombiana a lo largo de los años y percibir en
ella los elementos característicos del género tan innovador y valioso que es el jazz.

Referencias

Gioia, T. (2011). The History of Jazz. 2da ed. New York: Oxford University Press.

González, E. (1995). Jazz latino: nuestro aporte al mundo del jazz. 91.9: La Revista que Suena,
volumen 07, 4-8.

Monsalve, J.A. (2010). Luis Rovira y el primer disco de jazz en Colombia. El Malpensante,
volumen 113, 31-43.

Muñoz Vélez, E.L. (2007). Jazz en Colombia: Desde los alegres años 20 hasta nuestros días.
Barranquilla:La Iguana Ciega.

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