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El diccionario de la Real Academia Española da una etimología más elaborada pero
que da como conclusión el mismo origen: “esclavo, va. -Del b. lat. sclavus, éste del griego
bizantino σκλάβος, der. regres. de σκλαβηνός, propiamente, 'eslavo', y este del eslavo
slovĕninŭ, nombre que se daba a sí mismo el pueblo eslavo, que fue víctima de la esclavitud
en el Oriente medieval” – Nota del traductor.
latina que tenga una consonancia lo bastante cercana. Resumiendo,
encontraron la palabra “TRIPALIUM” y concluyeron entonces que el
trabajo, para los pueblos antiguos, era una tortura.
En primer lugar, es evidente que toda palabra larga es una
palabra compuesta. La primera dificultad consiste en
descomponerla en el lugar adecuado. Se puede cortar la palabra
TRABAJO en TRA.BAJO o T.RABAJO. Vamos a ver que es la segunda
proposición la correcta. Estudiemos primero las silabas finales
RA.BAJO.
Cuando se analizan numerosas lenguas, nos damos cuenta de
que las vocales son muy sensibles a los cambios, pero que las
consonantes se transforman muy poco y siempre de la misma
manera. De tal manera que, para simplificar, yo diría que lo que
nos interesa en RABAJO son las consonantes, es decir las letras R y B.
Ahora bien, la R con frecuencia se transforma fonéticamente en L2,
de la misma manera que B y V son intercambiables. Por tanto, este
conjunto de letras RB, que yo llamo un radical, se puede encontrar
bajo las formas LV, LB o RB. En alemán y en ruso, que son lenguas
indoeuropeas, “trabajo” se dice ARBEIT en la primera, y RABOT en la
segunda. Primera constatación: las palabras que designan el trabajo
en alemán y en ruso utilizan el mismo radical de base RB.
En italiano decimos LAVORO y en latín LABOR; por tanto, en dos
lenguas itálicas la palabra “trabajo” se construye sobre el radical
LB/ LV el cual, como he dicho antes, es equivalente al radical RB. En
las palabras francesas LARBIN (criado, sirviente, persona dedicada a
los trabajos hogareños), CORVEE (faena), TURBIN (tajo)…
encontramos siempre el radical RB, que la traza indeleble de una
palabra antigua relativa al trabajo.
Regresemos a la palabra TRABAJO, que habíamos descompuesto
en T-RABAJO. La T inicial es un prefijo indoeuropeo que significa
exclusión. Por tanto, aquellos que trabajan están excluidos del
RABAJO, de la LABOR en el sentido noble del término. El TRABAJO
vendría a ser entonces la actividad de los siervos, en oposición a
las otras actividades consideradas como más nobles.
Hablaré de ello en un libro futuro sobre la vida de nuestros
lejanos ancestros, descifrada gracias a una etimología
completamente renovada.
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El razonamiento original del autor, que se basa sobre la palabra francesa TRAVAIL,
agrega que la letra V, de la porción RAVAIL, con frecuencia se transforma fonéticamente en
B.
Procedimiento n° 2 : Consiste, para la etimología oficial, en
tomar la traducción latina de la palabra francesa o una
palabra latina con un sentido muy cercano y decretar que
hubo, bien sea una transformación fonética, bien sea un fuerte
alteración de la palabra latina. He aquí algunos ejemplos entre
miles de otros.
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Ambas palabras tienen el significado de «codicia» en español.
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Tiene el mismo significado de «primo» en español.
WATER, en el ruso VODA, y en el francés GOUTTE (gota), OUTRE (ultra,
además), MOITE (húmedo)…
MANGER (comer): se dice que viene del latín MANDUCARE
(mascar). Sí, pero hay poca semejanza entre la palabra francesa y
la palabra latina. En realidad esta palabra deriva con mayor
seguridad de un radical indoeuropeo, MS:
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El diccionario de la Real Academia recoge también este origen de la palabra española
CAMBIAR, como proveniente del “galo-latino cambiāre”.
(lluvia); en griego, REON (líquido). La toponimia nos da las
palabras RIN, RHONE, GARONNE. Todo eso fluye naturalmente, ¿no es
cierto?
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En español hemos conservado también la palabra forestal definida como adjetivo
relativo a los bosques (nota del traductor).
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El diccionario de la Real Academia Española reporta la misma etimología (nota del
traductor).
palabra MÊME, le inventaron un superlativo a fin de introducir una
M adicional. Los etimologistas oficiales dejan al lector el cuidado
de deducir que la palabra METIPSIMUS se transformó en MÊME.
La imaginación de los etimologistas es pletórica, pero se le ven
las costuras.
Espero que estos ejemplos les hayan convencido de que la
etimología oficial es totalmente fantasiosa, y espero también
haberles abierto otras perspectivas más fructíferas y más
racionales.
Lo que ciertos etimologistas muestran como una prueba que
el francés sí viene del latín reposa de hecho sobre este
postulado. No, la etimología, bien concebida, muestra, al
contrario, que el francés no viene del latín. Era nuestra quinta
prueba.