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EL PROCESO.
a. CARACTERÍSTICAS DEL QUE OBSERVA. La observación clínica es
importante especialmente en el primer encuentro con el paciente.
Eventualmente tenemos algunos datos a partir de su ficha clínica o escolar, los
que pueden ser fundamentales como información sobre el caso, pero tener
información sobre alguien no implica conocerlo y eso es lo que debemos lograr
con nuestros pacientes. La observación clínica nos ayudará a cumplir ese
propósito. Por lo tanto es importante que Ud. recuerde que en la observación
se debe poner atención a diferentes aspectos, no sólo a los aspectos
lingüísticos y comunicativos.
Para llevar a cabo una buena observación clínica se requiere de ciertas
condiciones por parte de quién la realiza:
1. Ser un observador preparado técnicamente, lo que implica poseer
conocimientos disciplinarios acerca de los problemas fonoaudiológicos que la
población puede presentar, sus principales características, las variables
relacionadas, etc. Ello nos permite tener herramientas para identificar posibles
síntomas a partir de lo que nosotros observamos en él. Es por ende, una
mirada activa e informada.
2. Ser un interlocutor con cualidades de comunicador eficiente, lo anterior
implica: Escuchar activamente
Interpretar el lenguaje corporal
Apoyar con calidez
Preguntar con interés
Mantener la confianza
Generar empatía
3. Un esquema mental organizado. Lo anterior se relaciona con el modo de
pensar, con la estructura cognitiva que generamos en la medida que vamos
observando al paciente en su conjunto y aquello que vemos se nos construye
como un significado; es decir ser capaces de analizar y sintetizar lo que el
paciente nos muestra y nos cuenta para configurar mentalmente nuestra
hipótesis diagnóstica e incluso un eventual pronóstico.
Si bien es cierto, estas características forman parte de las competencias propias de un
terapeuta en todo momento, se vuelven fundamentales cuando se trata de observar a
los pacientes y sus familiares que lo acompañan en el proceso terapéutico.
EL PROCESO.
LO QUE SE OBSERVA: La observación clínica pone en juego nuestras capacidades
de análisis y síntesis, pues a medida que transcurre el encuentro con el paciente
debemos ser capaces de construir un panorama acerca de cuál es su actitud, cómo se
comporta, cómo es su competencia comunicativa, como se relaciona con el o los
familiares que lo acompañan, cuáles son sus principales síntomas, cómo es su actitud
hacia nosotros, etc. Debido a esto es que es importante considerar tanto aspectos
globales en la observación como los relacionados con la conducta lingüística
propiamente tal.
De este modo es posible proponer algunas categorías que permitan orientar la
observación.
Conducta general del niño/niña. Esto apunta a los rasgos de conducta
adaptativa del menor, es decir a cómo Ud. lo observa durante la sesión o a cuál
es su rasgo característico (recuerde que los niños pueden manifestar diferentes
conductas según sea el momento y la actividad): ansioso, hiperactivo,
tranquilo, desatento, oposicionista, hosco, tímido, interesado, atento, cariñoso,
indiferente, agresivo, colaborador, etc.
Conducta motriz. Apunta a observar si el niño/niña manifiesta una conducta
motriz adecuada durante la sesión; si es excesivamente inquieto, por el
contrario muy quieto, torpe en los movimientos gruesos de extremidades y
tronco, para adoptar posturas e imitar movimientos, incoordinación de
movimientos finos con los dedos, mímica facial, presencia de estereotipias
motoras, etc.
Aspectos pragmáticos y conductas no verbales. Apunta a los aspectos de
interacción verbal: habla espontáneamente, inicia diálogo, responde preguntas,
hace preguntas, es flexible a las peticiones del adulto, discurso coherente y
ajustado, etc; interés por el juego interactivo: se motiva con los elementos de
juego, los organiza, juega solo o con el adulto, introduce ficción, persevera en
un juego o parte de él, etc.
Aspectos no verbales: gestos en general, miradas, contacto corporal,
manifestación de emociones, etc.
Conducta lingüística. Se refiere a los niveles fonético-fonológico,
morfosintáctico y semántico tanto a nivel expresivo como comprensivo. En la
observación clínica es complejo separar los niveles, lo que ocurre realmente es
que el terapeuta analiza simultáneamente el lenguaje oral que el paciente
formula y cómo lo procesa cuando es él quien está
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expresándose
oralmente. Toma en consideración aquellos aspectos que le parecen
relevantes, por ejemplo: lo más evidente es un problema de expresión y
específicamente de habla (fluidez o articulación de algunos sonidos); lo
relevante es la falta de iniciativa e interés comunicativos y lenguaje
estereotipado, o problemas de malos hábitos orales y alteraciones en la
resonancia del habla, entre otros. De este modo en la observación clínica lo
que el terapeuta hace es centrarse en aquellas características lingüísticas más
importantes para desde allí efectuar un plan de evaluación más específica y
orientado a las necesidades del paciente.
De todo lo anterior se extrae información fundamental por lo que se aconseja llevar
un registro de la observación efectuada (notas informales, uso de una pauta de
observación, registros audiovisuales, etc.). Esta estrategia permitirá además
realizar comparaciones en el transcurso del proceso de intervención que puedan
ser útiles en la apreciación más natural de los cambios que el paciente evidencie
con la terapia.
Anamnesis
Algunos autores como Rodriguez & Rodriguez, han distinguido etapas básicas
que componen la Anamnesis:
1. Preparación
2. Recepción
3. Desarrollo
4. Resolutiva
Podemos agregar:
3) Anamnesis próxima.
"La madre señala que el niño comenzó alrededor de los 24 meses con conductas de
aislamiento, no compartía con otros niños, etc.”
“El paciente presentó hace aproximadamente una semana pérdida súbita o abrupta de
la voz...”
4) Antecedentes.
a. Antecedentes familiares.
b. Antecedentes personales
c. Antecedentes mórbidos.
Enfermedades importantes
Hábitos.
Entre los hábitos que podemos investigar según la patología están:
Actualmente contamos con numerosos estudios en los que se observa cómo el trato
humano recibido por parte del personal sanitario, destacándose la empatía, la
información transmitida de forma comprensible y el tiempo que dedica en profesional a
la relación personal con la persona a la que atiende, así como la posibilidad de ésta
para expresarse, son los principales factores que influyen en la satisfacción con la
atención recibida (Bensing, Schreurs y De Rijt; Harrison; Rodríguez y Mira; citados en
Pons), así como el hecho de que se tengan en cuenta los intereses y las expectativas
de la persona.
Otros estudios demuestran que para los receptores de los cuidados "la voluntad de
escuchar y explicar" es uno de los atributos esenciales que debe poseer un profesional
de la salud. Por tanto, de poco servirá que seamos muy hábiles en el desarrollo de
determinadas técnicas si después somos incapaces de establecer una comunicación
efectiva.5 Calero hace referencia a este tema poniendo de relieve que hacer
Enfermería es algo que va más allá de la pura técnica. La tecnología no es más que
un apoyo para nuestro trabajo diario.
La vivencia ante una situación concreta de salud o enfermedad es única para cada
persona, por lo que siempre deberemos tener en cuenta sus creencias, valores y
costumbres. El cuidado implica respeto y comprensión por el otro y esto puede
conseguirse, en parte, a través de la empatía y la escucha activa. Al escuchar
transmitimos al otro nuestra disponibilidad, siempre y cuando lo hagamos en el sentido
de escuchar para comprender y no para responder. Escuchar implica prestar atención
y demostrar que se hace. La empatía nos permite ponernos en el lugar del otro con la
finalidad de comprender los sentimientos y situaciones de esta persona.
En primer lugar, es fundamental que la acogida sea cordial. Esto se puede hacer de
varias formas, bien presentándonos y dando la mano, o simplemente sonriendo y
mirando con atención a la persona que estamos recibiendo y referirnos a ella por su
nombre, es decir, empleando lo que llamamos marcadores de cordialidad. A lo largo
del proceso de acogida emplearemos también las calidades de superficie, que son
entre otras: la calidez, el respeto y la cordialidad, además de las calidades profundas
que serían la empatía, la contención emocional y la asertividad.
Otra barrera a eliminar sería el empleo de términos ininteligibles por parte del receptor,
ya que nuestra función no consiste en impresionar con nuestra verborrea técnica a los
demás. Si lo que realmente nos interesa es llegar a la persona que estamos
atendiendo, nuestros esfuerzos deberían ir encaminados a hacernos entender, y esto
lo conseguiremos acercándonos a la realidad del otro, poniendo en común y
encontrando la manera de vincularnos, ya que en definitiva, eso es la comunicación.
Para finalizar me quedo con la frase de un proverbio árabe que dice quien no es capaz
de entender una mirada tampoco es capaz de comprender una larga explicación.
La Ficha Clínica constituye uno de los documentos más relevantes en salud. Es una
herramienta para la Gestión en Salud, de valor para el paciente, Equipos
Profesionales, Establecimientos De Salud, en actividades de Docencia, De Justicia, De
Estadística Y Epidemiología.
La Ficha Clínica debe constar dependiendo de las características del paciente:
Ambulatorio u
Hospitalizado con un mínimo de información:
Identificación del paciente
Anamnesis
Examen físico
Evolución clínica
Exámenes y procedimientos
Tratamiento e indicaciones
Una ficha clínica requiere de un manejo apropiado basado en normas y principios
legales y éticos que tienen relación tanto con los deberes como con los derechos del
paciente.
Es esencial que el manejo de una ficha clínica involucre:
1. Confidencialidad: El secreto médico, la confidencialidad e intimidad y la historia
clínica, son tres cuestiones que se implican recíprocamente y se relacionan. La
historia clínica es el soporte documental biográfico de la asistencia sanitaria
administrada a un paciente, por lo que es el documento más privado que existe
una persona.El problema médico-legal más importante que se plantea es el
quebrantamiento de la intimidad y confidencialidad del paciente y los
problemas vinculados a su acceso, favorecidos por el tratamiento informatizado
de los datos.
Rigor técnico de los registros: Los datos en ella contenida deben ser
realizados con criterios objetivos y científicos, debiendo ser respetuosa y sin
afirmaciones inadecuadas para el propio enfermo, otros profesional o bien
hacia la institución.
Así mismo, debe ser legible, única y estar debidamente identificada las fuentes
de información.
2. La Historia Clínica deberá ser elaborada con letra clara y legible, quien la utiliza
deberá conservar su estructura en forma ordenada, garantizando el resguardo y
permanencia de la documentación que la compone.
3. La exactitud y fidelidad de los datos contenidos en la Historia o Ficha Clínica son de
responsabilidad de las personas que los registran, por lo tanto es obligación de los
profesionales que realizan la prestación registrar la identificación del Servicio o Unidad
donde se otorgó la prestación, así como el nombre y firma del profesional tratante.
4. Los profesionales tratantes deberán informar a los pacientes, a sus representantes
legales o a los familiares de aquellos, sobre el diagnóstico y pronóstico probable de su
enfermedad, las medidas terapéuticas o médico - quirúrgicas que se les aplicaron y
los riesgos que éstas o su omisión conllevan, para permitir su decisión informada, así
como las acciones preventivas que correspondan al paciente o a su grupo familiar.
5. Frente a procedimientos o intervenciones quirúrgicas que requieran Consentimiento
Informado, debe quedar archivado en la Ficha Clínica el documento de aceptación, en
caso de negativa o rechazo a procedimientos diagnósticos o terapéuticos por parte del
paciente o sus representantes deberá dejarse debida constancia escrita en un
documento oficial del Servicio, en este caso en la Ficha Clínica.
6. El profesional de salud que confirma una patología con Garantía Explícita, deberá
informar al paciente dejando constancia de la entrega de la información en el
“Formulario de Constancia Información al Paciente GES” dejando archivada una copia
de dicho Formulario en la Ficha Clínica del paciente, según lo establece el Art. No 24,
Título II de la Ley No 19.966, referido a la obligación de los prestadores de
entregar información, respecto de la confirmación diagnóstica de alguno de los
problemas de salud contenidos en las Garantías Explícitas en Salud.