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UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA

DEPARTAMENTO DE SOCIOLOGÍA

Teoría Sociológica Karl Marx; Luz Teresa Gómez de Mantilla.


Presentado por: Andrés Ramírez Gamboa / Ana María Páez Rangel
_________________________________________________________________________

“A estos me dirijo; que los viejos - los viejos de


corazón y de espíritu, entiéndase bien - no se molesten
en leer lo que no ha de afectarles en nada.
Supongo que tenéis diez y ocho o veinte años, habéis
terminado vuestro estudio o aprendizaje y entráis
en el gran mundo; supongo también que vuestra inteligencia
se ha purgado de las imbecilidades con que han
pretendido atrofiarla y obscurecerla vuestros maestros,
y que hacéis oídos de mercader a los continuos sofismas
de los partidarios del oscurantismo; en una palabra, que
no sois de esos desdichados engendros de una sociedad
decadente que sólo procuran por la buena forma de sus
pantalones, lucir su figura de monos sabios en los paseos,
sin haber gustado en la vida más que la copa de la
dicha, obtenida a cualquier precio ... Todo al contrario
de esto, os juzgo de entendimiento recto, y, sobre todo,
dotados de gran corazón.”1

1
Kropotkine, P. (s.f.). Palabras de un rebelde. Barcelona: Centro Editorial Presa. Pag 41

1
Introducción.

¿Por qué dirigirse a los jóvenes?, ¿Qué motiva a Kropotkine a escribir para los
jóvenes de la sociedad?, es necesario reconocer que en los jóvenes se encuentra el espíritu
de transformación, que su energía característica es inherente a su edad, que su mente aún
sin corromper está ávida siempre de transformaciones, aquellas que reclaman a gritos
quienes por tantos años se han encontrado sometidos, son los jóvenes quienes están
llamados a izar las banderas del cambio. Kropotkine escribía en el siglo XIX, en medio de
un capitalismo emergente que aún no mostraba todo su potencial y sus alcances, sin
embargo, las palabras que dedica a los jóvenes, como llamamiento, aplican hoy en día a
perfecta cabalidad. ¿Por qué? Es esta la cuestión a la que trataremos de responder en las
páginas siguientes, haciendo un esfuerzo por exhibir dos aspectos importantes en el
análisis del capitalismo la ideología y el trabajo enajenado, presente desde los días de
Kropotkine, que, pese a guardar diferencias con la teoría marxista (pues era anarquista,
adscrito a la corriente de Mijaíl Bakunin) ya identificaba la necesidad de salvar a la
juventud de caer en las garras tentadoras y astutas del capitalismo.

Realidad material determinante de la ideología.

Para la comprensión de conformación ideológica de los jóvenes en pleno siglo


XXI es necesario retornar a los primeros modos de producción de los hombres para sí
mismos, como para el intercambio. En un principio los modos de producir estaban ligados
a la cosmovisión ontológica que determinaba la organización de formas de vida desde la
representación simbólica de unión entre espiritualidad y las formas de trabajo, en donde la
conciencia se mantenía oculta. Sin embargo, Marx en compañía de Engels expone que
cuando la forma de trabajo se separa del mundo espiritual, acontecen una serie de sucesos
desastrosos que terminan rebajando el espíritu de los hombres, al de una mercancía, para
acercarnos a la actualidad tomamos a Robert Dufour con el arte de reducir cabezas, puesto
que nos presenta la realidad contemporánea de las ideologías dominantes, desde su
argumento de la decadencia del sujeto crítico y sujeto neurótico, característicos de la
modernidad, para llegar una sociedad esquizoide, donde los sujetos se vuelven críticos y
maleables por esas fuerzas “naturales”, los procesos de la posmodernidad van de la mano
de la articulación de un sistema capitalista y librecambista, y con la búsqueda de

2
“autonomía” del sujeto. Entonces cabría analizar si lo que en nuestro caso denominamos
como la “ideología del mercado” que hoy se nos impone, realmente provee al joven la
emancipación, de aquello que parecía obstaculizar su libre actuar.

Consideramos pertinente argumentar a través del panorama histórico de los


sujetos en su desarrollo propio por medio de los modos de producción, el reconocimiento
de la conciencia y la conformación ideológica, además reconocer cómo los sujetos a lo
largo de las múltiples divisiones sociales se van perdiendo de esencia espiritual, se
encuentran enajenados. Argumento que desarrolla Marx junto con Engels en la ideología
alemana y Marx por su lado en los manuscritos filosóficos; justamente estos modos de
producción inmediata, de consumo propio e intercambio permiten la conformación de
comunidades posteriormente también ciudades, en donde las decisiones de organización ya
no están ligadas al cosmos y permiten el desarrollo de conocimiento de donde parten las
formas ideológicas, en palabras propias y desde la mirada historicista:

“Esta concepción de la historia consiste, pues, en exponer el proceso


real de producción, partiendo para ello de la producción material de la
vida inmediata, y en concebir la forma de intercambio correspondiente a
este modo de producción y engendrada por él, es decir, la sociedad civil
en sus diferentes fases, como el fundamento de toda la historia,
presentándola en su acción en cuanto Estado y explicando en base a ella
todos los diversos productos teóricos y formas de la conciencia, la
religión, la filosofía, la moral, etc., así como estudiando a partir de esas
premisas su proceso de nacimiento, lo que, naturalmente, permitirá
exponer las cosas en su totalidad”2

Veremos que, ya que Marx se apropia del materialismo histórico, para dar
cuenta que la ideología no es simplemente las ideas y valores construidos conjuntamente
por una sociedad, sino que parte del hecho de la producción inmediata del sujeto
enfrentado a la naturaleza y de las formas de intercambio que cada vez se amplían más, y
dada la división social necesariamente llevan a la imposición naturalizada de los intereses
de la clase dominante al común de sujetos. En un primer momento el intercambio era entre

2 Karl Marx & Friedrich Engels. (1970). La ideología alemana. Barcelona: EDICIONES GRIJALBO, S. A.

3
los sujetos de una comunidad, estaba limitado a la capacidad de fuerza de trabajo y a las
necesidades inmediatas propias, solamente después de suplir esas necesidades propias
existía un excedente para el intercambio. Lo anterior hoy en día se encuentra volcado, ya
que el obrero apenas y cumple su necesidad propia, teniendo en cuenta que ni siquiera lo
que produce le pertenece, mientras que satisface las necesidades de quien posee los medios
de producción en el que él trabaja y es que estas formas de expropiación del trabajo han
perdurado por siglos ya que se sustentan en una ideología dominante.

Así que es necesario explicar los procesos de formación de la ideología y por


qué esta llega a implantarse como la dominante, pues bien, como ya se dijo, es desde las
formas de intercambio donde existe ya la secularización de la acción, pero ¿Qué es la
ideología?, nos acogemos a la definición que provee Luz Teresa Gómez en La sociología
en el capital de Karl Marx, donde aparece como:

“la ideología como cosmovisión -como el conjunto de representaciones


que de manera coherente construyen a los hombres como individuos, y al
capitalista y al obrero como clase- se constituye también en fuerza real,
capaz de reproducir el capitalismo por el efectivo camino del
pensamiento, y de hacer aparecer como naturales las condiciones de
producción que en realidad son producto de un largo proceso
histórico”3

Para Marx y Engels la conformación de clases parte del proceso secular de la


conciencia, es decir de la separación de las formas de trabajo antes unido con las
representaciones espirituales, que se da desde la división entre la ciudad y el campo, hecho
determinante para la oposición de los intereses de un grupo frente a otro, es la
conformación de las primeras clases, en donde la ciudad adquiere un papel decisivo pues
exige más formas de organización. Así las primeras formas de clase se sustentaban en:

“Se manifiesta aquí por vez primera la separación de la población en


dos grandes clases, basada en la división del trabajo y en los
3
Mantilla, L. T. (2014). La sociología en el Capital de Karl Marx. Bogotá D.C.: Universidad
Nacional de Colombia. Facultad de ciencias humanas. Departamento de sociología. Pág. 486

4
instrumentos de producción. La ciudad es ya obra de la concentración de
la población, de los instrumentos de producción, del capital, del disfrute
y de las necesidades, al paso que el campo sirve de exponente
cabalmente al hecho contrario, al aislamiento y la soledad”4

Como bien se consideró atrás, la división del campo y la ciudad aparece como
la primera gran división pero no como la única, ya que como veremos, las posteriores
divisiones particularmente cuando se da la división en la producción del trabajo, llevan a
elsujeto a un estado de enajenación. No obstante, lo que aquí nos interesa ver no es las
divisiones subsiguientes como tal, sino como los procesos de división, demarcan
firmemente las posiciones de clase y cómo enseguida los marcos de acción de quien
domina, exige el involucramiento de las clases subyugadas a los intereses dominantes, por
ende una reacción conjunta de quienes se encuentran oprimidos. Las formas de vida
necesariamente se organizan arbitrariamente para el común de acuerdo a las formas de
producción, de quien posea el capital, a través del siguiente apartado, lo anterior se ve de
forma clara:

“En la Edad Media, los vecinos de cada ciudad veíanse obligados a


agruparse en contra de la nobleza rural, para defender su pellejo; la
expansión del comercio y el desarrollo de las comunicaciones empujaron
a cada ciudad a conocer a otras, que habían hecho valer los mismos
intereses, en lucha contra la misma antítesis. De las muchas vecindades
locales de las diferentes ciudades fue surgiendo así, paulatinamente, la
clase burguesa. Las condiciones de vida de los diferentes burgueses o
vecinos de los burgos o ciudades, empujadas por la reacción contra las
relaciones existentes o por el tipo de trabajo que ello imponía,
convertirse al mismo tiempo en condiciones comunes a todos ellos e
independientes de cada individuo. Los vecinos de las ciudades habían
ido creando estas condiciones al separarse de las agrupaciones feudales,
a la vez que fueron creados por aquéllas, por cuanto se hallaban
condicionadas por su oposición al feudalismo, con el que se habían
encontrado. Al entrar en contacto unas ciudades con otras, estas

4Karl Marx & Friedrich Engels. (1970). La ideología alemana. Barcelona: EDICIONES GRIJALBO, S. A.
Pág 56

5
condiciones comunes se desarrollaron hasta convertirse en condiciones
de clase”5

Con la aparición de la manufactura, los procesos de división entre producción y


trabajo se exacerbaron, esto de la mano con el intercambio comercial, precedido por el
descubrimiento y colonización de América, que permitía la entrada de grandes capitales y
materias primas. Se requería la absorción de inmensas cantidades de campesinos para
convertirlos en una masa gigantesca de fuerza de trabajo, dedicados a un trabajo monótono
y repetitivo que acaba con su espíritu, pero esto no tenía mayor importancia, ya que la
ideología dominante enmarca estos procesos de forma naturalizada para los trabajadores, es
decir que si bien encontraban sus condiciones desfavorables, todo hacía parte del “orden
natural” de organización social y ya que no poseía capital debía exponerse a los formas de
producción.

Lo cierto es que la ideología sobre la que se sustenta el capitalismo, gracias a


las formas de intercambio universalizadas, acaba con las otras formas de conocimiento,
imponiéndose y organizando las formas de vida del común, forma de imposición que
afectó gravemente las cosmovisiones, que quienes no entraban en el marco ideológico.
Marx en compañía de Engels nos presentan como la universalización del capitalismo junto
con la ideología base, organiza todo el conjunto social a su modo, así:

“Por medio de la competencia universal, obligó a todos los individuos a


poner en tensión sus energías hasta el máximo. Destruyó donde le fue
posible la ideología, la religión, la moral, etc., y, donde no pudo hacerlo,
la convirtió en una mentira palpable. Creó por vez primera la historia
universal, haciendo que toda nación civilizada y todo individuo, dentro
de ella, dependiera del mundo entero para la satisfacción de las
necesidades y acabando con el exclusivismo natural y primitivo de
naciones aisladas, que hasta entonces existía. Colocó la ciencia de la
naturaleza bajo la férula del capital y arranco a la división del trabajo la
última apariencia de un régimen natural. Acabó, en términos generales,
con todo lo natural, en la medida en que es posible hacerlo dentro del

5 Ibíd., Pág. 60

6
trabajo, y redujo todas las relaciones naturales a relaciones basadas en
el dinero”6

Con lo anterior se puede evidenciar de forma implícita, lo que Marx y Engels


en la Ideología alemana asocian a la falsa conciencia, puesto que cada “clase social”
cuenta con un desarrollo y apropiación de los modos de producción diferentes y si bien
para Marx justamente estas contradicciones de clase son derivadas de la división del
trabajo y la propiedad privada y se deben abolir, su importancia recae en que:

“Las diferentes fases de desarrollo de la división del trabajo son otras


tantas formas distintas de la propiedad; o, dicho, en otros términos, cada
etapa de la división del trabajo determina también las relaciones de los
individuos entre sí, en lo tocante al material, el instrumento y el producto
del trabajo”7

Lo que sucede en el marco del capitalismo es que se impone una forma de vida
que permita el desarrollo de las fuerzas capitales, es decir a través de la producción y el
consumo, bien lo dice que aparece como “una mentira palpable”, ya que como veremos se
disfrazan los intereses del común, pero realmente no se satisfacen las necesidades del
común, entonces se vive de acuerdo a los intereses de un pequeño grupo dominante que
acumula capital infinitamente y finalmente lleva a enmarcar cada vez más aguda la
desigualdad socioeconómica.

Lo interesante también está en observar cómo con el advenimiento del


neoliberalismo los discursos sobre los que se sustenta el sistema tratan de clasificar y
subdividir de forma más particular las necesidades y aspiraciones de cada individuo, lo que
implica a reflexionar lo anterior ¿realmente suple las necesidades de todo el común?, en
realidad no es así, actualmente la estructura social es jerarquizada y desigual. Lo que hace
nuevamente la ideología es reproducir el sistema capitalista con un discurso de “identidad
propia”. Encontramos así en la población multiples grupos sociales que buscan cumplir sus
deseos a través del mercado, que siempre tiene un objeto incluso para las excentricidades.
Veremos posteriormente la ideología dominante contemporánea con el discurso de

6 Ibíd., Pág. 69
7 Ibíd., Pág 20

7
progreso junto con el sentido del individuo emprendedor que determinan unas lógicas de
consumo exacerbado, lo cierto es que las lógicas no son casuales, no podemos dejar de
lado para el análisis del siglo XXI las transformaciones cibernéticas, que reconfiguran las
dinámicas de relacionamiento tanto de forma positiva y negativa.

“El consumo cultural se vuelve ficción también en su pretensión


globalizadora que sin embargo choca con el peso de las particularidades
locales y la permanencia de determinaciones estructurales a las
condiciones de existencia de los sujetos. Ficción, finalmente, al hacer de
lo virtual-tecnológico, en sentido restringido y “posibilidad de ser” en
sentido amplio-, el sabor de una época que multiplica los estilos, las
representaciones y las puestas en escena de las identidades. 8

Reconociendo todos los procesos anteriores, se podrá dimensionar de forma


más completa la ideología en la cual ineludiblemente los jóvenes del siglo XXI se
encuentran inmersos “la ideología del mercado”, no generalizando, ya que como también
se verá brevemente, existen comunidades de jóvenes que a través del mundo cibernético
crean redes de concientización y difunden información crítica. No obstante, notando que es
una considerable cantidad que a través del tiempo profundiza y naturaliza esa pérdida de
ser sujeto, precisamente porque no reconocen la esencia en su realidad inmediata, esto más
adelante, será dilucidado con ayuda de SlavojZizek y Robert Dufour. Solo dejamos sentado
que no podemos dejar un lado el desarrollo histórico de los medios de producción en medio
de los cuales se dan las contradicciones fundamentales, puesto que se pierde de vista la
subyugación del común a un sistema inherentemente desigual que lleva imponiendo las
formas de vida para su reproducción hace ya siglos.

La ideología como deformación de la realidad

En este apartado del texto se busca hacer un paralelo entre Zizek en su texto El
sublime objeto de la ideología y su planteamiento de la falsa conciencia, ya que
encontramos en este punto una contradicción fundamental, que Marx también dilucida en
La ideología alemana, se trata pues de la contradicción entre esencia y apariencia. Partimos

8 Ortíz, R. R. (2000). Cibercultura: metáforas, practicas sociales y colectivas en red. Nomadas - La


singuralidad de lo juvenil , 8-20. Pág 10

8
de un planteamiento esencial en Zizek, expone que el momento en el que los objetos son
sustraídos de sus características esenciales, pueden seguir siendo identificados como
objetos es decir que mantienen una esencia propia, a esto lo denomina -objeto real-,
mientras que estas construcciones del pensamiento a través de la abstracción para conocer
el objeto se trata de -objeto del conocimiento- por lo tanto la apariencia. Desde su
perspectiva anti descriptivista, dice:

“El problema central de cualquier perspectiva anti descriptivista es


determinar qué es lo que, en el objeto, más allá de sus rasgos
descriptivos, constituye su identidad, es decir, qué es lo que constituye el
correlativo objetivo del "designante rígido.””9

Ahora teniendo la posición de Zizek frente a la esencia y apariencia, nos


proponemos a hacer un somero recorrido de las fases más importantes de producción de
conciencia, como primeramente se dijo en el apartado anterior, la conciencia se encontraba
secularizada, en palabras de Marx una “conciencia gregaria”, los actos cotidianos y en
general las formas de vida individual y comunal giraban en torno a las representaciones
espirituales circundantes, entonces el proceso por medio del cual la conciencia sale a la luz,
Marx y Engels lo elucidan así:

“Este comienzo es algo tan animal como la propia vida social en esta
fase: es, simplemente, una conciencia gregaria y, en este punto, el
hombre sólo se distingue del carnero por cuanto su conciencia sustituye
al instinto o es el suyo un instinto consciente. Esta conciencia gregaria o
tribal se desarrolla y perfecciona después, al aumentar la producción, al
acrecentarse las necesidades y al multiplicarse la población, que es el
factor sobre que descansan los dos anteriores”10

9
Slavoj, Z. (2003 ). El sublime objeto de la ideología. Argentina: Siglo XXI editores Argentina S.A. Pág.
134

10
Karl Marx & Friedrich Engels. (1970). La ideología alemana. Barcelona: EDICIONES GRIJALBO, S. A.
Pág. 20

9
El momento en el que se posibilita la ruptura entre la conciencia práctica e
ideológica, la conciencia ya secularizada se refleja en el pensamiento, esto es consecuencia
de que se acrecientan los intercambios materiales que desencadenan en relaciones sociales
dando lugar a la división social del trabajo, esto último inevitablemente lleva a la
construcción de ideas y representaciones de acuerdo a unos intereses comunes en la forma
jerárquica que va tomando esta división del trabajo, puesto que los intereses no tendrían
cabida, si no existiera la propiedad privada.

El caso es que los modos de producción determinan la elaboración de


conciencia, recordando que el desarrollo de la conciencia no es algo fortuito ni dado, sino
que no hay que perder de vista el materialismo histórico, es decir que ha sido un proceso
donde se juntan los alcances previos, para generar formas de producción más avanzadas y
este avance ha encaminado al hombre a una enajenación. En la actualidad el avance de
estos modos ha llevado a una formación socioeconómica universal y compleja sustentada
en una base ideológica de apariencia, que no retoma el proceso histórico y en donde el
sujeto del común se halla parado en una conciencia falsa, que determina las formas de
organización de su vida, sin que estas determinaciones sean en esencia las exigencias del
común, ya que de hecho es todo lo contrario. Zizek retoma el papel que tiene la ideología
como representación de la realidad, y si bien se apoya en el planteamiento de la falsa
conciencia de Marx, tiene un elemento nuevo, y es el hecho que la ideología no permite a
sus participantes reconocer la esencia, por el simple hecho de que sus participantes se
encuentran inmersos en el proceso de intercambio y hace parte de un fuerte constructo
cultural del pensamiento. Lo anterior en palabras propias y concretas, Zizek lo expone así:

“Ésta es probablemente la dimensión fundamental de la "ideología": la


ideología no es simplemente una "falsa conciencia", una representación,
ilusoria de la realidad, es más bien esta realidad a la que se ha de
concebir "ideológica" – la “ideología” es una realidad social cuya
existencia implica el no conocimiento de sus participantes en lo que se
refiere a su esencia-, es decir, la efectividad social, cuya misma
reproducción implica que los individuos “no sepan lo que están
haciendo”. “ideológica” no es la falsa conciencia de un ser (social) sino

10
este ser en la medida que está soportado por la “falsa conciencia” 11
Pág 46

De esta forma propone la evidente contraposición de la abstracción frente la


realidad, problema que se presenta claramente en la conciencia, abstracción tomada como
la apariencia, frente a la realidad entendida como la esencia, pero ¿qué es esencia en
Zizek?

“Para decirlo de manera más simple, 'sustancia' es la esencia en la


medida en que se refleja en el mundo de la apariencia, en la objetividad
fenoménica, y 'sujeto' es la sustancia en la medida en que está dividido y
tiene una vivencia de sí mismo como de un ente ajeno, positivamente
dado.” 165.

Es decir que existe una esencia de la realidad que no es reconocible para


quienes participan de ella y Zizek argumenta que al llegarse a reconocer la esencia de la
realidad social el principio de sus contradicciones, implicaría necesariamente que se
disolviera, hipótesis que desarrolla a través de múltiples ejemplos, entre los que se podría
resaltar su planteamiento referente a la ideología de la libertad en diferentes escenarios. Es
decir y haciendo un paralelo a la situación contemporánea que tiene como base ideológica
justamente la libertad de la individualidad, nos damos cuenta cómo aunque uno cuenta con
la libre elección de actividades y objetos para cumplir con las necesidades y deseos
propios, existe una lógica detrás de estos intercambios que nos pone en un marco de
sometimiento a un sistema, que crea estas necesidades a través de una estrategia discursiva
y pragmática como lo veremos con los procesos publicitarios, en donde surge el
cuestionamiento de reconocer hasta qué punto somos libres y autónomos en nuestras
decisiones.

Por su parte Marx plantea cómo esta falsa conciencia se derrumba, al concebir
la idea de la extinción de las clases, así:

11
Slavoj, Z. (2003 ). El sublime objeto de la ideología. Argentina: Siglo XXI editores Argentina S.A. Pág.
46

11
“Toda esta apariencia según la cual la dominación de un determinada
clase no es más que la dominación de ciertas ideas, se esfuma,
naturalmente, de por sí, tan pronto como la dominación de clases en
general deja de ser la forma de organización de la sociedad; tan pronto
como, por consiguiente, ya no es necesario presentar un interés
particular como lo general o hacer ver que es "lo general" lo
dominante”12

La Ideología dominante como determinante de las formas de vida común de los


jóvenes en el siglo XXI.

Previamente se comentó cómo la ideología dominante determina las formas de


vida, sin embargo, para comprender la profundidad y la importancia de estas, es necesario
retomar a Marx en la ideología alemana con su planteamiento, así:

“Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada


época; o, dicho en otros términos, la clase que ejerce el poder material
dominante en la sociedad es, al mismo tiempo, su poder espiritual
dominante. La clase que tiene a su disposición los medios para la
producción material dispone con ello, al mismo tiempo, de los medios
para la producción espiritual, lo que hace que se le sometan, al propio
tiempo por término medio, las ideas de quienes carecen de los medios
necesarios para producir espiritualmente. Las ideas dominantes no son
otra cosa que la expresión ideal de las relaciones materiales dominantes,
las mismas relaciones materiales concebidas como ideas; por tanto, las
relaciones que hacen parte de una determinada clase, la clase
dominante, son también las que confieren el papel dominante a sus ideas.
Los individuos que forman la clase dominante tienen también, entre otras
cosas, la conciencia de ello y piensan a tono con ello; por eso, cuanto
dominan como clase y en cuanto determinan todo el ámbito de una época
histórica, se comprende de suyo que lo hagan en toda su extensión y,

12
Karl Marx & Friedrich Engels. (1970). La ideología alemana. Barcelona: EDICIONES GRIJALBO, S. A
Pág 53.

12
por tanto, entre otras cosas, también como pensadores, como
productores de ideas, que regulen la producción y distribución de las
ideas de su tiempo; y que sus ideas sean, por ello mismo, las ideas
dominantes de la época.” 13

Tomando como referencia el artículo Cibercultura: metáforas, prácticas


sociales y colectivos en red de Rocío Rueda, podemos dar cuenta que los procesos actuales
en las formas que se relacionan la juventud de forma ideológica no solamente están ligados
a los procesos simbólicos y materiales, sino que desde la década de los 90 los avances
tecnológicos son determinantes para observar las configuraciones juveniles, así lo describe
cuando dice:

“Es decir, en la cibercultura, además de sistemas materiales y


simbólicos, están integrados agentes y prácticas culturales,
interacciones y comunicaciones, colectivos, instituciones y sistemas
organizativos, una multiplicidad de contenidos y representaciones
simbólicas junto con valores, significados, interpretaciones,
legitimaciones, etc.”14

Podemos decir así que si bien existe una ideología dominante que articula las
formas de interacción, consumo, creación entre otras formas de relacionamiento social.
Debido a la multiplicidad de información que transita por las redes, se estructuran
posiciones diferentes que se contraponen a los mecanismos circundantes para la
reproducción de la ideología y generan un tipo de resistencia “epistemológica”, ya se ve
hoy en nuestra realidad inmediata la generación de debates constantes frente a la ideología
occidental capitalista y se exige un reconocimiento espacial de cosmovisiones. Las redes
sociales aparecen como la herramienta en la que los jóvenes creamos relacionamiento
interpersonal y así mismo como lo reconocemos hoy se nos presentan múltiples eventos,
formaciones académicas, momentos de recreación que permiten hacer cuestionamientos
frente a las formas de poder y la ideología predominante, en palabras propias de Rocío:

13 Ibíd., Pág. 41
14 Ortíz, R. R. (2000). Cibercultura: metáforas, practicas sociales y colectivas en red. Nomadas - La
singuralidad de lo juvenil , 8-20.Pág. 3

13
“Representa un golpe a la episteme, a la razón moderna y a sus modelos
universales y eurocéntricos de conocimiento científico y, en
consecuencia, es una posibilidad de renovación de sus campos de saber
y poder puesto que atañe a diferentes niveles ontológicos,
epistemológicos y metodológicos de producción de conocimientos (...)
entre unos saberes locales y una acción política que no pasa –
exclusivamente– por las instituciones tradicionales, ni por sus
estrategias, programas y políticas de acción, sino por una comunicación
en red, por dispositivos digitales y móviles, blogs, y, en general, por los
espacios de interacción en Internet” 15

Ya vimos cómo la ideología dominante puede tener contraposiciones que se


articulan a través del mundo cibernético, la ilimitada información de conocimiento
multicultural, permite a algunos jóvenes apropiarse de visiones que no entran en la
ideología general. Pero también es importante ver el otro lado de la cara, es decir qué
ocurre con los jóvenes que frente a tanta información se encuentran desorientados, y por lo
tanto no tienen una posición crítica, sino una asociación de todo con todo y se encuentran
en una ideología naturalizada. Para desglosar la desorientación que tenemos los jóvenes
actualmente retomaremos el planteamiento de Dany Dufour, en El arte de reducir cabezas
cuando expone “El gran sujeto” que se constituye en la posmodernidad.

“Lo posmoderno correspondería, pues, a la ausencia, radicalmente


nueva en la historia, de grandes Sujetos. Con todo, uno podría
preguntarse si, en nuestros tiempos neoliberales, “el Mercado” no está
en pleno proceso de constituirse en un nuevo gran Sujeto. Lo cierto es
que el relato que glorifica la mercancía probablemente es hoy el relato
dominante.” 16

Brevemente hablaremos de la transición del sujeto moderno al sujeto


posmoderno. Dufour tiene como planteamiento central, la decadencia del sujeto crítico

15 Ibíd., Pág 3
16

Robert, D. D. (2007). El arte de reducir cabezas. Sobre la servidumbre del hombre liberado en la era del
capitalismo total. Buenos aires , Editorial
Pág 87

14
kantiano y el sujeto neurótico freudiano dominantes del pensamiento establecido en la
modernidad hacia lo que él llama el sujeto “esquizoide” de la posmodernidad acrítico y por
lo tanto maleable para la reproducción de la ideología de quienes poseen las formas de
producir capital más avanzadas. Ahora lo característico de la modernidad en principio para
Dufour es la existencia de múltiples metarrelatos, que, al enfrentarse al sujeto, este asume
una posición crítica de decisión de uno estos metarrelatos como base de muchas de las
acciones cotidianas y así mismo el carácter impositivo y restrictivo termina generando una
sociedad neurótica con sentimiento de culpa.

La transición hacia la posmodernidad argumenta el autor, es consecuencia de


la caída de los metarrelatos por la falta de representación que encuentran los sujetos en la
vida material inmediata el gran Sujeto sobre el que se construyen los metarrelatos parecen
decaer y el problema se encuentra en que es la pérdida de la concepción simbólica de un
Otro, determinante para caracterizar el ser propio:

“Antes, el sujeto era sujeto con referencia a tal Dios, o tal tierra o tal
sangre. Lo que le confería su ser de sujeto era un ser exterior a él. Con
la democracia, está heteroautoreferencia se transformó en una
autorreferencia. El sujeto mismo se ha convertido en su propio origen.
No obstante, esta referencia a uno mismo plantea muchos problemas.
¡Probablemente más de los que resuelve! Tal vez para el hombre fuera
doloroso descubrir que sólo podía ser sujeto, estando sujeto a una
ficción, pero probablemente sea más penoso aún encontrarse sin ficción:
el riesgo que se corre es el de dejar de ser sujeto.” 17

Como el autor nos presenta la realidad evidente que hoy se vive en torno al
exceso de producción de mercancías, hace parte de una ideología basada en el discurso de
la libertad, la subjetividad; que encuentra provechoso las crisis de la estructura simbólica
de los objetos, otra forma de análisis es denotar que la dinámicas y lógicas implementadas
por el capitalismo termina llevando de forma inevitable a que los objetos pierdan el valor
simbólico y posean un valor de mera mercancía, ahora teniendo en cuenta que la ideología
dominante se articula para determinar las formas de vida del común nos encontramos

17 Ibíd., Pág. 83

15
permeados de esta concepción ideológica de consumo particular e intersubjetivo para
llegar a la felicidad y de un progreso material constante como medio para lograrlo.

El avance tecnológico en ese sentido también se configura como una


herramienta de reproducción de la ideología dominante, la publicidad es un fuerte
mecanismo que cotidianidad pasa desapercibido, pero que invade la cultura y empujando a
los jóvenes a la búsqueda y satisfacción de sus deseos más recónditos a través del consumo
de mercancías, el proceso de individuación se exacerba con el advenimiento del
neoliberalismo y la implementación del libre mercado e intercambio.

Reconociendo múltiples propagandas publicitarias cercanas a nuestra realidad,


damos cuenta de la utilización del pronombre personal, del intento de personificar, resulta
ser una sobreidentificación a través de los nombres a los objetos -mercancías- viendo
como la satisfacción propia y única y al objeto entendido como un medio inmediato de
felicidad, si bien los ejemplos fotográficos son reducidos, resultan representativos frente a
lo que queremos dar cuenta.

Ilustración 1. Collage de publicidad. Fuente Autores. Imágenes tomadas de Google.

16
Ilustración 1. Collage de publicidad. Fuente Autores. Imágenes tomadas de Google.

Quedan cuestionamientos frente a si en realidad las formas libertad y


autonomía que reconocemos propias, hacen parte de un entramado de intereses que
reconocen a los sujetos como mercancías para la reproducción y multiplicación del capital,
ya que si la autonomía implica autodeterminación y el sujeto se mantiene en contradicción
con su propia determinación como sujeto en la medida en que va perdiendo su ser sujeto,
merece una explicación más detallada que cómo del sujeto desarrolla la enajenación y cuál
es el panorama de los jóvenes en el siglo XXI frente a este extrañamiento propio.

El trabajo para el hombre, ¿Una actividad extraña?

Las formas de producción y de propiedad que surgen con el tiempo, que


caracterizan a una época particular, se van sobreponiendo a las formas anteriores y
posicionan a un sector de la sociedad sobre otro con base en las relaciones de producción
dominantes. De esta manera, la formación socioeconómica, generada por la imbricación en
los modos de producción, moldea y jerarquiza la organización de los individuos a partir de
la realidad material con la que se encuentran y así mismo, la manera como están
organizados determina la forma de vida que corresponde a cada individuo en la sociedad.

17
De esta forma, el estadio de desarrollo superior hasta ahora conocido, el
capitalismo, cobija dentro de sí la división de la sociedad en dos clases: quienes ostentan
los medios de producción y una gran masa relegada de individuos, caracterizados por la
desposesión, condenados a ser dueños exclusivamente de su obligación de trabajar. Pero el
trabajo que realizan no significa para ellos el disfrute y aprovechamiento de sus
capacidades, es un trabajo preconcebido por la clase poseedora en donde las actividades a
realizar están diseñadas en función de una mayor producción. Se ha dividido el trabajo en
pequeñas actividades que distancian aún más al sujeto del producto realizado, lo reducen a
ser simplemente un eslabón en la cadena productiva.

“Con esta división del trabajo, de una parte, y con la acumulación de


capitales, de la otra, el obrero se hace cada vez más dependiente
exclusivamente del trabajo, y de un trabajo muy determinado, unilateral
y maquinal. Y así, del mismo modo que se ve rebajado en lo espiritual y
en lo corporal a la condición de máquina, y de hombre queda reducido a
una actividad abstracta y un vientre. Se va haciendo cada vez más
dependiente de todas las fluctuaciones del precio de mercado, del empleo
de los capitales y del humor de los ricos”18

En lo anterior señala Marx aspectos de vital importancia, por una parte, la creciente
dependencia de la masa relegada al “humor de los ricos”, esto es, queda supeditado a sus
decisiones y sus caprichos, además, a las relaciones que sostienen entre diferentes
individuos de la clase dueña de los medios de producción y que determina los precios de
los productos en el mercado, hecho que condiciona también la forma en la que el obrero se
involucra con el mercado. Por otra parte, ya en las primeras páginas de sus manuscritos
económicos y filosóficos, anticipa Marx que dado que su trabajo no les pertenece, se
despojan los obreros así mismo de su realización espiritual, puesto que en la actividad
humana por excelencia, la producción de los medios de vida, no encuentran más que
esclavitud. Sin embargo, nos proponemos llegar nuevamente sobre este punto luego de
recorrer un camino ciertamente más extenso pero que permitirá dilucidar mejor tal
concepción. Suficiente es por lo pronto, para empezar la ruta, acercarnos a la separación
del obrero con el producto de su trabajo:
18
Marx, K. (1968). Manuscritos económicos y filosóficos. México D.F: Grijalbo S.A. pag. 18

18
“El obrero deposita su vida en el objeto; pero, una vez creado éste, el
obrero ya no se pertenece a sí mismo, sino que pertenece al objeto. Por
tanto, cuanto mayor sea esta actividad, más carente de objeto será el
obrero. Lo que es el producto de su trabajo no lo es él. Por consiguiente,
cuanto mayor sea este producto menos será él mismo. La enajenación
del obrero en su producto no sólo significa que su trabajo se convierte en
un objeto, en una existencia externa, sino que esta se halla fuera de él,
es independiente de él y ajena a él y representa frente a él un poder
propio y sustantivo, que la vida que el obrero ha infundido al objeto se
enfrenta a él como algo extraño y hostil.”19

El resultado del trabajo del obrero, el producto, no es un objeto que identifique al


obrero que lo realiza, no reafirma la condición de vida del obrero, de vida humana, pues
como se había advertido antes, realiza su trabajo por coacción, obligado como única vía
disponible para alcanzar sus medios de sustento. Entonces, el objeto creado no responde a
una objetivación de sí mismo, sólo corresponde a una objetivación del tiempo que dedicó a
su manufactura. Posteriormente indica Marx que:

“(...) la enajenación no se manifiesta solamente en el resultado [el


producto] sino también en el acto de la producción, en la misma
actividad productiva. ¿Cómo podría el obrero enfrentarse al producto de
su actividad como algo extraño, si no se enajenase a sí mismo ya en el
acto de la producción? El producto no es, después de todo, más que el
resumen de la actividad, de la producción. Por tanto, si el producto de
trabajo es la enajenación, la producción misma tiene que ser
necesariamente la enajenación activa, la enajenación de la actividad, la
actividad de la enajenación. La enajenación del objeto de trabajo resume
simplemente la enajenación, el extrañamiento inherente a la actividad
del trabajo mismo.”20

19
Ibid., 75 – 76
20Ibid., 77 – 78

19
Así entonces, podemos afirmar que el producto es, en últimas, la consecuencia del
trabajo enajenado, la expresión objetivada del distanciamiento que existe entre el obrero y
el acto de la producción. Empero, hasta este punto sólo hemos exhibido, a través de las
palabras del mismo Marx, dos aspectos del trabajo enajenado, nos resta una tercera
determinación de él, que servirá para consolidar la condición de extrañamiento de los
individuos de su principal actividad vital y por lo tanto, de su propio ser.

Un género naturalmente social

Para incorporar el tercer aspecto mediante el cual se establece el distanciamiento


entre el hombre y su actividad vital, el trabajo, es necesario remontarnos a la naturaleza
del hombre mismo. El ser humano, en su existencia física, está compuesto por relaciones
determinantes que se dan, en primer lugar, con la naturaleza; es este el medio que le
proporciona el sustento de su existencia material y, en segundo lugar, con los demás
hombres, esto es, con el género de los hombres. Empezaremos por abordar esta segunda
relación, que lleva implícita la anterior y permite dilucidarla de mejor manera. A lo largo
de las palabras de Marx en sus diferentes escritos se encuentra expresada esta relación
natural con los hombres, de esta manera nos lo recuerda la socióloga Luz Teresa Gómez de
Mantilla:

“El hombre en cuanto hombre es un ser de relaciones, y Marx lo


confirma permanentemente. La condición individual es solo un momento
para reforzar en la teoría y en la práctica el elemento de la esencia
humana: su carácter genérico y social.”21

Es el hombre, en primera medida, un ser de naturaleza social, que manifiesta esta


naturaleza en su relación inmediata con los demás hombres, pero particularmente con la
mujer, ser con quien se establece la relación más natural y próxima que puede albergar el
hombre. En esta relación expresa toda la condición del hombre como tal, la forma en que
se concibe a sí mismo, la forma de la conciencia que tiene como ser individual y social,
Marx lo establece de la siguiente forma:

21
Mantilla, L. T. (2014). La sociología en el Capital de Karl Marx. Bogotá D.C.: Universidad Nacional de
Colombia. Facultad de ciencias humanas. Departamento de sociología. Pag 512.

20
“La relación directa, natural y necesaria entre dos seres humanos es la
relación entre el hombre y la mujer. Esta relación natural entre los
sexos lleva implícita directamente la relación entre el hombre y la
naturaleza; es, directamente su propia determinación natural. En esta
relación se manifiesta, por tanto, de un modo sensible, reducido a un
hecho palpable, hasta qué punto la esencia humana se ha convertido en
la naturaleza del hombre, o la naturaleza en la esencia humana.
Partiendo de esta relación se puede juzgar, pues, todo el grado de
cultura a que el hombre ha llegado. Del carácter de esta relación se
desprende hasta qué punto el hombre ha llegado a ser y a concebirse
como un ser genérico, un hombre; la relación entre hombre y mujer es la
relación más natural entre dos seres humanos. Y en ella se manifiesta,
asimismo, en qué medida la actitud natural del hombre se ha hecho
humana se ha convertido para él en esencia natural, en qué medida su
naturaleza humana ha pasado a ser su propia naturaleza”22

De la misma forma en que el hombre se relaciona con los demás hombres, va a


establecer el modo de vinculación con la naturaleza, la que le provee el soporte de su
existencia física. La actividad vital del hombre, el trabajo, mediante el cual adquiere de la
naturaleza, transformándola, sus medios de vida, confirma el hecho innegable de que
naturaleza y hombre son uno solo, que el hombre como hombre es un ser universal y está
vinculado con la naturaleza en tanto precisa de ella para su existencia: “Será en el trabajo
donde el hombre, en primera instancia, encontrará sus posibilidades de supervivencia
como individuo; y, en segundo lugar, donde podrá desplegar su realización humana como
ser genérico.”23. Con este pasaje de Luz Teresa Gómez, podemos concluir, (a pesar de
haberlo incluido prematuramente) que la actividad vital del hombre es su trabajo, pues a
través de él preserva su existencia física;

22
Marx, K. (1968). Manuscritos económicos y filosóficos. México D.F: Grijalbo S.A. Pags 113 – 114.
23
Mantilla, L. T. (2014). La sociología en el Capital de Karl Marx. Bogotá D.C.: Universidad Nacional de
Colombia. Facultad de ciencias humanas. Departamento de sociología. Pag 513.

21
“La vida genérica, tanto en el hombre como en el animal, consiste
físicamente, de una parte, en que el hombre (como el animal) vive de la
naturaleza inorgánica, cuanto más universal sea el hombre, como el
animal, tanto más universal será el campo de la naturaleza inorgánica
de la que vive. Del mismo modo que las plantas, los animales, los
minerales, el aire, la luz, etc., son, teóricamente, una parte de la
conciencia humana, en parte como objetos de la conciencia natural y en
parte como objetos del arte – su naturaleza orgánica espiritual, sus
medios espirituales de vida, que el hombre tiene que encargarse de
preparar para disfrutarlos y asimilarlos –, constituyen también,
prácticamente, una parte de la vida y de la actividad del hombre.
Físicamente, el hombre sólo vive de estos productos naturales, ya se
presenten bajo la forma de alimento o de vestido, calefacción, vivienda,
etc. La universalidad del hombre se revela de un modo practico
precisamente en la universalidad que hace de toda la naturaleza su
cuerpo inorgánico, en cuanto es tanto 1) un medio de vida como 2) la
materia, el objeto y el instrumento de su actividad vital.”24

Sin embargo, el recorrido hasta ahora hecho debe introducirse en el marco de


análisis del estadio capitalista, en donde, como se esclareció previamente, el trabajo ha
dejado de pertenecer al conjunto de los obreros, ha sido enajenado. En ellos el trabajo es
algo extraño y, por tanto, también su naturaleza ha pasado a ser del todo extraña, se han
transformado las relaciones entre los hombres, incluida su relación más natural, su relación
con la mujer; de igual forma, ya no observa en la naturaleza una parte de su cuerpo, ya no
es más su cuerpo inorgánico, se convierte en solo un medio para la satisfacción de
determinadas necesidades. Entonces continúa Marx:

“El trabajo enajenado, 1) por cuanto enajena al hombre de la


naturaleza, y 2) porque se enajena a sí mismo, su propia función activa,
la actividad vital, enajena al hombre el género; hace que su vida
genérica se convierta en medio de la vida individual. En primer lugar,
enajena la vida genérica y la vida individual y, en segundo lugar,
24
Marx, K. (1968). Manuscritos económicos y filosóficos. México D.F: Grijalbo S.A. Pags 79 – 80.

22
convierte ésta, en su abstracción, en fin de aquella, también bajo su
forma abstracta y enajenada”25

Para, finalmente, poder dar forma al camino que decidimos emprender para
comprender la enajenación del hombre, es un imperativo vislumbrar cómo se caracteriza
género del hombre, qué lo distingue de los animales y de la naturaleza misma. Al situarnos
sobre la característica fundamental del género, aquel del que se ha desprendido, podremos
asumir completamente, la inmensa magnitud de la afectación que tiene sobre el ser
humano. Exposición que dejó consignada en las páginas de sus manuscritos Marx, de la
siguiente forma:

“El animal forma una unidad inmediata con su actividad vital. No se


distingue de ella es ella. El hombre hace de su misma actividad vital el
objeto de su voluntad y de su conciencia. Desarrolla una actividad vital
consciente. No es una esfera determinada con la que se funda
directamente. La actividad vital consciente distingue al hombre
directamente de la actividad vital de los animales. Y ello es precisamente
lo que hace de él un ser genérico. O bien sólo es un ser consciente, es
decir, que tiene como objeto su propia vida, precisamente porque es un
ser genérico. Solamente por ello es su actividad una actividad libre. El
trabajo enajenado invierte los términos de la relación, en cuanto que el
hombre, precisamente porque es un ser consciente, hace de su actividad
vital, de su esencia, simplemente un medio para su existencia.”26

De lo anterior podemos señalar que, para el hombre, su actividad vital, es una


actividad consciente, por esto se distingue de los animales, en tanto que ellos no
reconocen, no tienen conciencia de la actividad que realizan, en su actividad se unifican
con la naturaleza. Sin embargo, tanto para el hombre como para los animales, su actividad
vital es una actividad libre, apunta Marx:

“(…) el trabajo, la actividad vital, la vida productiva misma, se presenta


ante el hombre como un medio para la satisfacción de una necesidad, de

25
Ibid., 80
26
Ibid., 81

23
la necesidad de conservación de la existencia física. Pero la vida
productiva es la vida de la especie. Es la vida engendradora de vida. El
tipo de actividad vital lleva en sí todo el carácter de una species, su
carácter genérico, y la actividad libre y consciente es el carácter
genérico del hombre. La vida misma aparece solamente como medio de
vida.”27

Así las cosas, la actividad propia del género humano, que le ha sido arrebatada, es
la forma mediante la cual se separa a la clase obrera de su ser genérico. Su conciencia
sobre la actividad vital es otorgada a quien ahora es el dueño de la actividad, la clase
burguesa, que luego se encargaría de situar en el obrero su propia conciencia, ejerciendo
en el obrero la función de una falsa conciencia, de la cual no podrá liberarse hasta llegar a
un estado de cosas que le permita encontrar la autoconciencia, haciendo parte de su clase,
del proletariado, de acuerdo con Marx, el camino para llegar a este punto deberá ser la
revolución.

Enajenación contemporánea: mundo dinámico, consumidores dinámicos

En los dos subtítulos anteriores hemos procurado establecer, evocando las palabras
de Marx y apoyados en la guía de la socióloga Luz Teresa Gómez, el concepto del trabajo
enajenado, de vital importancia dentro del análisis de la sociedad que realizó Karl Marx.
Ahora bien, el filósofo alemán estableció sus resultados con base en la observación de la
sociedad de su época y las relaciones de producción que se configuraban de la mano del
capitalismo naciente. Nuestra tarea consiste ahora en hacer una revisión de sus resultados
situados en nuestra época, en la manera como jóvenes de distintas regiones del planeta, sin
hacer distinción de sexo, cultura, idioma, etc., se encuentran en la misma situación de
enajenación que los jóvenes hace más de un siglo, para ello, tomamos como punto de
partida, la premisa, adoptada de nuestra socióloga guia Luz Teresa Gómez, en la que se
expresa que hoy, tanto como en la época de Marx, gran parte de los hombres y las mujeres
continúan sometidos a la misma dinámica capitalista en la cual se evidencia igual la
enajenación y la dominación ideológica a través de la imposición de una falsa conciencia:

27
Ibid. 80 - 81

24
Marx veía cómo, en la sociedad de su tiempo, la necesidad de los
hombres de trabajar obedecía al mero ejercicio de la supervivencia. Su
actividad estaba limitada a reproducirse como hombre; como clase,
sumergía al hombre en un estrecho mundo en el que no lograba
acrecentar sus verdaderas capacidades. Así no podía desarrollar sus
facultades como ser humano. Para Marx el hombre del siglo XIX – y me
atrevo a decir que también el hombre de hoy – se encuentra envuelto aún
en una lógica de acumulación que lo enajena y le hace perder la
conciencia de sí mismo y de su verdadera esencia humana”28

Empero, para cumplir esta tarea no estamos solos, lo haremos apoyados en varios
autores que de una forma u otra han estado cerca de las tesis propuestas por Marx y que
siendo hijos de este tiempo han buscado en su consejo una forma de interpretar el actual
estado de cosas en la sociedad. Considerando la robustez en el conjunto de autores que se
han adscrito a Marx como guía para el análisis de la sociedad. Es preciso limitarnos a
involucrar los postulados teóricos de un reducido grupo cuyo mensaje consideramos de
gran importancia para incorporar en nuestro acercamiento a Marx. Así como SlavojZizek y
Robert Dufour, que ya han sido involucrados en el desarrollo de este trabajo, se consideran
también autores como Richard Sennett y Enrique Gil Calvo, a través de quienes podemos
detallar el comportamiento de la sociedad sumergida en las formas del capitalismo
contemporáneo.

Adentrarnos en las formas que reviste la enajenación en la actualidad implica


necesariamente reconocer las transformaciones que ha sufrido la sociedad desde la época
de Marx hasta la nuestra, así mismo, la reconfiguración que ha tenido el sistema capitalista
que durante más de una centuria ha sufrido un número considerable de crisis en las que
pareciera derrumbarse el sistema, pero a las que se ha sobrepuesto mediante un sinnúmero
de artimañas y mutaciones. Marx se encontró con una época en la que los principales
valores de la sociedad se presenciaban un profundo cambio como consecuencia de la
transición del sistema feudal al sistema capitalista, hoy en día, sociólogas como Carlota
Solé, entre otros muchos intelectuales, afirman que, con base en la masificación de las

28
Mantilla, L. T. (2014). La sociología en el Capital de Karl Marx. Bogotá D.C.: Universidad Nacional de
Colombia. Facultad de ciencias humanas. Departamento de sociología. Pags 518 – 519.

25
redes de comunicación, la informática y el avance tecnológico, la sociedad está siendo
convocada a un nuevo cambio, dando paso a lo que muchos denominan como la
postmodernidad. Así nos lo presenta Carlota Solé:

“La postmodernidad se rige como sobre-estructura que engloba los


nuevos valores culturales acordes a la nueva situación. El ultra
individualismo y el hedonismo hacen olvidar el papel del individuo en la
sociedad, lo social queda relegado a un segundo plano. (...) Así se
evidencia la correlación entre el nuevo orden social emergente, cuyo
exponente en la literatura sociológica y de ciencia política sería, la
sociedad neocorporativa; y la sobre-estructura posmoderna que se
manifiesta en la quiebra de los valores democráticos de solidaridad
humana, colectividad y esfuerzo común. La vuelta a valores
anteriormente adscritos a las sociedades precapitalistas, como las
creencias en la comunidad, la familia, la religión, el control social a
través de la moral, etc., reviven en una nueva forma cultural
neoconservadora, cuya válvula de escape parece ser el consumismo, la
adquisición de bienes y servicios no básicos ni indispensables para
cubrir las necesidades mínimas.” 29

Si bien hablar de posmodernidad es altamente complejo en tanto es este un concepto


complejo y muy debatido, que convoca al enfrentamiento de diferentes perspectivas
filosóficas y sociológicas, en su discusión misma alberga el eje temático al cual debemos
acudir para revisar el comportamiento de la sociedad actual y especialmente de aquellos
que han nacido en medio de este caos y transformación. El ritmo frenético que ha tomado
el avance de la tecnología y la informática desde mediados del siglo XX, como
consecuencia del avance de la razón instrumental que busca emplear los adelantos técnicos
y científicos en la cotidianidad de las personas, los ha sumergido asimismo en una
confusión y una crisis de identidad, de acuerdo con la socióloga española:

“El hombre posmoderno puede sentirse escindido entre la racionalidad,


el dominio de las nuevas tecnologías y concepciones científicas de la
29Solé, C. (1998). Modernidad y Modernización. Iztapalapa: Anthropos. Pags 213 – 214

26
segunda mitad del siglo XX, pensadas y elaboradas en virtud de su
potencial aplicabilidad más o menos inmediata, por un lado; y por otro,
el escepticismo ideológico y político ante la capacidad emancipadora de
la ciencia y las técnicas modernas, (…) La reacción ante esta evidencia
tomará, a nivel individual, visos de extremo narcisismo, hedonismo,
cinismo o nihilismo. Es fruto de la intuición de irrealidad del bienestar y
paz social garantizados por resultados de aplicación de la tecnología en
las sociedades industrializadas (capitalistas). Olvidados los ideales de la
ilustración sobre la igualdad, la libertad y la justicia, basados en el
poder de la razón, los ciudadanos de occidente dudan de la revolución
tecnológica y sus resultados positivos, pero no actúan para salir de su
duda.”30

Vale decir en este punto que Carlota Solé nos propone argumentos válidos para
considerar el desarrollo de los sujetos en la sociedad contemporánea, y que a nuestro
juicio, podría ella ser bien complementada con la argumentación de Zizek expuesta en la
primera parte de este documento, en donde se afirma que el efecto de los cambios abruptos
en los individuos y que tiene como consecuencia la creación de personalidades hedonistas
y narcisistas, entre otras, sitúa al mercado en la escena con un papel protagónico, pues los
individuos recurren a este para cumplir los deseos inherentes a sus nuevas personalidades,
volveremos sobre este punto nuevamente.

Todo el desarrollo científico - tecnológico ha impactado el sistema capitalista,


modificando la estructura y organización, aunque en él todavía subsiste la separación por
clases que observó Marx en su momento. Sin embargo, la organización del trabajo ha
cambiado, producto de la incorporación de nuevas máquinas y herramientas que procuran
hacer más eficiente el sistema productivo, situación que ha propiciado asimismo la
división del trabajo en proporciones inimaginables. Antaño, los obreros, siempre
enajenados, permanecían atados a un puesto la mayor parte de su vida, realizando una
tarea mecanizada que los limitaba, el avance en la informática y la inclusión de las nuevas
tecnologías ocurrían a paso lento, en general no habían transformaciones rápidas, esto
permitía al obrero, constreñido por la no realización intelectual y espiritual, condicionado

30
Ibid., 212 - 213

27
por la actividad poco incitante, a crear un carácter, una personalidad duradera que se
mantenía junto a él de la misma forma que él se mantenía ligado a su empleo. Esto no
sucede en la forma contemporánea del capitalismo, denominado por Richard Sennett en su
libro La corrosión del carácter como capitalismo flexible, en esta nueva concepción, el
desmesurado ritmo de avance de la tecnología promueve el cambio frecuente de actividad
para el obrero, que debe constantemente readaptarse a sus labores o sencillamente, cambiar
de empleo. Así lo expone Sennett:

“En el ámbito del trabajo, la carrera tradicional que avanza paso a


paso por los corredores de una o dos instituciones se está debilitando.
Lo mismo ocurre con el despliegue de un solo juego de cualificaciones a
lo largo de una vida de trabajo. Hoy, un joven americano con al menos
dos años de universidad puede esperar cambiar de trabajo al menos
once veces en el curso de su vida laboral, y cambiar su base de
cualificaciones al menos tres veces durante los cuarenta años de
trabajo”31

Pero este capitalismo flexible no impone sobre los jóvenes solamente la necesidad
de resiliencia laboral, si se nos permite la expresión, así mismo, se deben modificar
algunos aspectos de la personalidad para armonizar los intereses personales con el empleo
al que deban someterse, tanto así, que este pensamiento se ha interiorizado en la sociedad y
tal como el capitalismo avanza, los individuos tienen expectativas frecuentes de cambio. El
capitalismo flexible contempla un mercado individualizado (parafraseando así lo
consignado de Zizek más atrás en el documento) en el que este tiene respuestas
particulares para las diferentes personalidades que se van creando constantemente, Sennett
nos dice:

“La gente está ávida de cambio” afirma James Champy, el gurú de la


dirección de empresas, porque “el mercado puede llegar a ser
<orientado al consumidor> como nunca”. En esta visión, el mercado es
demasiado dinámico para permitir hacer las cosas del mismo modo año
tras año, o, simplemente, hacer la misma cosa. El economista Bennet
31
Sennett, R. (2000). La corrosión del carácter. Barcelona: Editorial Anagrama. Pag 20.

28
Harrison cree que la fuente de dicha avidez de cambio es el “capital
impaciente”, el deseo de un rendimiento rápido; por ejemplo, el tiempo
medio de mantenimiento de las acciones en las bolsas británica y
americana ha bajado en un 60% en los últimos 15 años. El mercado cree
que el rendimiento rápido se genera mejor si se instaura un rápido
cambio institucional.”32

Y este mercado particularizado abarrotado de productos de la más variada índole,


impresionan a todos los sujetos, quienes absortos por el fetichismo de las mercancías se
abalanzan sobre ellas con más fuerzas de las que emana su ser, agrega Gil Calvo: Y los
humanos siempre nos habríamos dejado deslumbrar por espejismos y prodigios, como
ingenuos salvajes que venden su alma por un puñado de baratijas y chucherías compradas
a precios de saldo”.33Y toda la conmoción que producen los cambios, el desarraigo frente
a la actividad vital del hombre, que continúa manifestándose hoy con mayor intensidad
que en el pasado hace pensar en un mundo frenético en el cual la estabilidad personal ya es
una virtud mandada a recoger, Gil Calvo en su libro: Nacidos para cambiar, citando a
Baudelaire arguye:

“Hace ciento y pico de años, la dialéctica básica de la modernidad, que


opone el cambio a la continuidad, estaba muy clara: las personas
seguían siendo constantes, mientras que a su alrededor todo variaba.
Bien, pues ahora ya no parece que pueda decirse lo mismo, pues hoy las
personas resultan tan mudables, inconstantes y variables como pueda
serlo el mundo a su alrededor: los empleos son precarios, las familias se
disuelven, los compromisos se rompen y la gente cambia sin cesar de
residencia, de trabajo, si es que esto puede concebirse siquiera”34

Por otra parte, no es el cambio en las condiciones del trabajo el único factor con
injerencia en el cambio de los individuos, si nos decidimos a coincidir con Carlota Solé en
la visión del cambio de época, dejando al margen la discusión de la transición a la
postmodernidad o cualquier otra conceptualización que tenga la etapa siguiente, sin duda

32
Ibid., 21
33
Gil C, E. (2001). Nacidos para cambiar. Bogota D.C.: Taurus. Pag 7
34
Ibid., 13

29
estamos evidenciando un cambio en el modo de producción que ahora está sentado
totalmente sobre la necesidad de avances tecnológicos e informáticos que reduzcan los
tiempos de producción. Marx nos señalaba que tales cambios no se dan solamente en el
campo económico, estos abarcan espacios mucho más amplios de la sociedad, Luz Teresa
Gómez nos dice:

“(...) Para Marx, los procesos de cambio en los modos de producción no


están determinados sólo por procesos económicos, sino que los procesos
de producción de la conciencia, de producción del pensamiento, de lo
simbólico, de la cultura, son insoslayables para estructurar la
concepción de la lucha de clases. Esta lucha encuentra un ineluctable
componente en la ideología.”35

Ya en las secciones anteriores se ha hablado de la ideología dominante, de las


connotaciones simbólicas y culturales que tienen sobre los individuos y en general sobre
las clases dominadas. Bástenos por agregar en este apartado otro aporte significativo
encontrado en las páginas escritas por Luz Teresa Gómez:

“En esa relación dialéctica entre procesos productivos y procesos


ideológicos, Marx reconoce también en la ideología un importante papel
propulsor de los procesos productivos. (...) La ideología se constituye en
una ilusión acerca del estado de cosas, pero una ilusión que tiene fuerza
material, consistencia, realidad, como podría esperarse sólo de la
naturaleza.”36

Finalmente, sujetos que están sumidos en una ideología de mercado, que los
impulsa a ser consumidores dinámicos, que no ofrece para ellos la certidumbre de una
actividad estable a partir de la cual puedan proyectarse, profesional y personalmente, sino
que los empuja hacia salidas que en el pasado se consideraron inviables, en dónde el
avance de la tecnología asombra hasta a los nacidos bajo su seno, como dice Gil Calvo:

35
Mantilla, L. T. (2014). La sociología en el Capital de Karl Marx. Bogotá D.C.: Universidad Nacional de
Colombia. Facultad de ciencias humanas. Departamento de sociología. Pag 517.
36
Ibid., 518

30
La metamorfosis digital convertirá las biografías en afortunados
laberintos de la felicidad, donde nómadas venturosos navegarán en
círculos virtuales vagando a placer por los meandros de su vida, sin otro
motor en su cuerpo ni más viento en sus velas que la búsqueda del
cambio constante y el aprendizaje continuo como nueva piedra
filosofal.”37

Finalmente, en este mundo de dinámico, de cambios abruptos, en donde los jóvenes


son consumidores antes que productores y para quienes su actividad vital no representa
nada porque incluso, en muchas ocasiones, la realizan sentados por largas horas frente a la
pantalla de un computador, reduciendo su esfuerzo físico considerablemente e
hipnotizándolos con la impactante belleza de imágenes en highdefinition y con millones de
colores que contrastan a velocidades indescriptibles, en este mundo y con este estado de
cosas, es totalmente válido afirmar que los hombres se encuentran aún más distanciados
que hace cien años de su ser genérico. El aumento en la individualización, la falsa
conciencia impuesta sobre ellos que hace de su actividad vital la némesis de su cuerpo
inorgánico y que auspiciado por el avance tecnología intensifica su daño en proporciones
que ya están mostrando la peor cara sobre su hogar, causando en éleste efecto devastador
que hoy presenciamos.

Para terminar…

A modo conclusión, podemos decir que las grandes transformaciones en el sentido


filosófico, espiritual y material a las que se enfrentan los jóvenes del siglo XXI, vienen de
un proceso “evolutivo” de las formas de división social, que terminan llevando al sujeto a
un estado de enajenación máxima donde no solamente se encuentra extrañado y
exteriorizado, sino como dimos cuenta a través de los autores contemporáneos, el
problema recae en la pérdida completa del “ser sujeto” debido a la decadencia del valor
simbólico y la pérdida de apropiación material de los objetos producidos. La autonomía y
libertad como discurso capitalista se desvanecen al momento de considerar cómo las
formas dominantes de ideología nos involucran de forma inconsciente a sus lógicas de
reproducción ideológica para el sustento social jerarquizado, que exigen un movimiento

37
Gil C, E. (2001). Nacidos para cambiar. Bogota D.C.: Taurus. Pag 20

31
dinámico e individualista en la sociedad, entonces las rápidas transformaciones en el
pensamiento exigen un acople material que es consumido de forma contradictoria en forma de
mercancía sin sentido.

BIBLIOGRAFÍA

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 Solé, C. (1998). Modernidad y Modernización. Iztapalapa: Anthropos.

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