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SEA UN GANADOR

Ganadores No Son Aquellos Que Nunca Fracasan


Sino Aquellos Que Nunca Se Rinden.

Edwin Louis Cole


CONTENIDOS

Parte I: La Crisis de la Adversidad

1 Dios Abrirá un Camino

2 Dios Será Fiel con Usted

3 Dios le Hablará

4 Dios Restaurará Todo

Parte II: La Crisis del Cambio

5 El Patrón de Dios para el Cambio

6 Pasos para Entrar y Salir

7 La Crisis de la Edad Mediana

8 El Camino a la Victoria

Parte III: Manteniendo la Vida Victoriosa

9 Cómo Pasar del Fracaso al Éxito

10 El Poder de su Confesión de Fe

11 Hablando las Palabras de Dios


RECONOCIMIENTOS

Quiero reconocer los esfuerzos de mi hija, Joann Webster, quien no solamente me


ayudó a escribir este libro, sino que enfrentó el desafío de asegurar que lo hiciera. Sus
esfuerzos infatigables lo hicieron posible.
PARTE I
LA CRISIS DE LA ADVERSIDAD
Capítulo 1
DIOS ABRIRA UN CAMINO

Generalmente la crisis es la razón detrás de los sentimientos de querer darse por


vencido. En tiempos de crisis podemos ser tentados a "desecharlo todo," "olvidarlo,"
"dejarlo." Dejar las cosas y darse por vencido durante una crisis es una de las decisiones
más desmoralizadoras que podemos hacer. Sin embargo, enfrentar la crisis, luego vencerla,
puede conducirnos a nuestro éxito más grande.

La crisis es el resultado natural del cambio que a su vez es algo de lo cual siempre
podemos estar seguros. El mundo está en un estado constante de flujo. Las vidas de las
personas cambian, los climas de negocios fluctúan, los poderes mundiales se realinean, la
historia continúa. La tierra y nuestro medio ambiente evolucionan constantemente. La crisis
ocasiona y proviene del cambio. La crisis incluye cosas tales como cambios de empleo,
conflictos familiares y presiones sociales. Tanto el cambio como la crisis son normales en la
vida.

Las crisis que enfrentamos individual y corporativamente pueden conducirnos a una


vida mejor o degenerar. El resultado no radica en la naturaleza del conflicto sino en qué
hacemos con la crisis. La agonía del fracaso y los pensamientos atormentadores de darse
por vencido son sentimientos compartidos tanto por "ganadores" como por "perdedores."
Lo que las personas hacen con la situación es lo que separa a los ganadores de los
perdedores. "Ganadores no son aquellos que nunca fracasan, sino aquellos que nunca se
rinden."1

Los psicólogos populares de hoy predican que las personas pueden controlar el
resultado de sus crisis. "Hágase cargo de su destino" es su grito de batalla. En sus teorías,
dan a los seres humanos la responsabilidad dual de hacerse cargo de la crisis y de controlar
el resultado.

Tienen razón a medias. En realidad, Dios nos da a cada uno de nosotros la


responsabilidad de conducirnos a través de los tiempos de cambio y de crisis de una manera
consistente con su Palabra y carácter. Pero él controla el resultado por nosotros. Nosotros
hacemos nuestra parte; él hace su parte. La diferencia entre lo que el mundo predica y lo
que Dios enseña es sutil, pero eternamente significativa.

Este libro ofrece tres herramientas poderosas que equilibran nuestra responsabilidad
con la divinidad de Dios: dos para ayudarnos a atravesar cualquier cambio o crisis; una para
ayudarnos a mantener la victoria que obtenemos. Tome estas verdades, aplíquelas a su vida
y en vez de vivir sólo de crisis en crisis usted comenzará a vivir de acuerdo a la Palabra de
Dios, "de gloria en gloria."2

Nunca sabemos cuándo vendrá una crisis. Alguien dijo una vez, "O usted está en
una crisis, o a punto de ser enfrentado con una." Tales son las subidas y bajadas normales
de la vida.

La crisis es común en la vida.

La crisis es normal a la vida.

Nadie puede vivir en esta vida sin crisis.

Ahora que entendemos esto, veamos qué puede hacerse al respecto, cómo
manejarla, dónde podemos encontrar ayuda en medio de ella y cómo podemos volverla un
factor positivo, en vez de negativo, en la vida.

La tensión que acompaña la crisis es el factor que la hace parecer tan insoportable.
Un deseo común de escape en las personas es querer retornar a los tiempos antiguos, más
simples o a los días más tempranos, menos apremiantes de sus vidas.

Sin embargo, nuestros ancestros y antepasados no experimentaron menos tensión


porque sus vidas eran menos sofisticadas o porque sus modos de comunicación los
separaban de los métodos modernos y el ritmo vertiginoso de nuestro mundo con el "fax" y
el "módem."

Adán y Eva, como lo registra la Escritura, huyeron de su negativa a la autoridad de


Dios e intentaron esconderse de Dios. Su pecado produjo la tensión de la culpa, el temor y
del esconderse.

Los hombres y mujeres, pioneros, que fundaron los Estados Unidos, vivieron en
privaciones mientras navegaron los mares, sufrieron aprehensión, peligro, temor y ansiedad
constantes mientras avanzaban desde el Este hacia el Oeste fundando la nación. Además, al
cuidado y sustento de la familia, tenían la presión adicional de forjar una nueva nación
económica, social y políticamente.
La historia recuenta las odiseas de la partida Donner, que trató de alcanzar
California desde el Este. Estando en camino fueron enfrentados por el clima inclemente de
las Rocallosas. Atrapados por el invierno en las montañas casi infranqueables que tenían
que escalar, incapaces de continuar hasta que el tiempo cambiara, los sobrevivientes
recurrieron al canibalismo.

¡Eso es tensión! Eso es vivir en crisis.

Ya que la tensión acompaña a la crisis, la tensión es común para la vida como lo es


la crisis. Una cantidad apropiada de tensión, que es presión emocional, mental e inclusive
física, es algo que debe aceptarse e incluso utilizarse lo más que sea posible para un bien
positivo.

Es necesaria una cierta cantidad de tensión para afinar una guitarra o un piano, un
negocio e incluso una persona. Las personas no están exentas. Es necesaria para una vida
saludable. La buena salud requiere algo de tensión.

La presión que no se utiliza apropiadamente, sin embargo, puede convertirse en la


fuente del desastre al romper la cuerda musical, causar un colapso mental y algunas veces
destruir a la persona así como un negocio.

La tensión puede provenir de una variedad de fuentes, sean internas o externas, por
dentro o por fuera.

El Apóstol Pablo soportó penurias al navegar hacia Roma a bordo de un barco de


prisioneros. Le dijo al capitán que el barco estaría en peligro de desastre si dejaba el puerto
porque el Señor le había advertido de una tormenta que se aproximaba. Sin creer en la
palabra del Señor y escuchando otro consejo, el capitán ordenó a la tripulación navegar con
Pablo y otros prisioneros a bordo.

Cuando la tormenta llegó, el barco fue sacudido por varios días en los mares
profundos y los marineros y pasajeros temieron por sus vidas ante la ferocidad de la
tormenta. El constante, tenaz ventarrón ocasionó aprehensión, ansiedad y alarma sobre su
destino.

Aunque Pablo fue víctima de la decisión de otra persona, tenía un ancla en su


creencia. Estaba fuerte en la oración mientras que los demás estaban debilitados por el
pánico. El capeó la tormenta hincado sobre sus rodillas. Aunque tenía que someterse a la
decisión equivocada de otra persona, Pablo no se desalentó y finalmente escuchó al Señor
decirle que si todos permanecían en el barco, serían salvados. Cuando Pablo dio al capitán
la instrucción del Señor, esta vez sí escuchó y finalmente todos llegaron a salvo a tierra.3
El capitán actuó en fe sobre su confianza en la palabra de Pablo. Pablo actuó en fe
sobre su confianza en la Palabra de Dios.

Podemos encontrar personas cuyos errores nos traen penurias o pérdidas, pero
nosotros, como Pablo, también tenemos un ancla para nuestra alma -- nuestra fe en Cristo.
Como el capitán, podemos perder algunos barcos en nuestras vidas, pero si Dios está con
nosotros en medio de la tormenta, no tenemos perder nuestras vidas por el barco.

Cuando alcanzamos el final de nuestras posibilidades y pensamos que en nosotros


ya no hay nada para enfrentar las circunstancias de la vida; cuando no podemos ver nada
más que pueda hacerse para terminar la crisis; cuando no hay comprensión de qué hacer o a
dónde ir; cuando nuestro barco de finanzas, matrimonio, negocio o ministerio se está
descendiendo y parece que se va a hundir; cuando nos parece que estamos solos, desnudos,
despojados de todo; la buena noticia es -- ¡Dios es fiel!4
Dios dice que es fiel con sus hijos incluso cuando ellos parecen estar totalmente
vacíos de fe. Incluso cuando nuestras oraciones suenan vacías y parecen rebotar en el techo
sobre nosotros, él es fiel a nosotros. Nosotros y Dios tenemos una perspectiva diferente de
nuestras vidas. Nosotros miramos nuestra vida como un tapiz que en nuestro lado está lleno
de enredos y marañas, pero él la ve desde su perspectiva, el otro lado, que es el producto
finamente acabado.

Dios nunca falla.

Dios nunca se rinde.

Dios nunca termina algo en lo negativo.

¡Dios es fiel!

Recuerde

La crisis es generalmente la razón detrás de los sentimientos de querer darse por
vencido.

La crisis es el resultado natural del cambio.

Las crisis que enfrentamos individual y corporativamente pueden conducirnos a


una vida mejor.
La crisis es normal en la vida.

La cantidad apropiada de tensión puede ser utilizada para motivarnos de maneras
positivas.
Capítulo 2
DIOS SERA FIEL CON USTED

En vista de que Dios creó el universo con sus palabras, él tiene el poder de detenerlo
instantáneamente con otra palabra. Si él puede crear o detener nuestro universo entero con
una palabra, cuánto más puede él vencer cualquier situación problemática en nuestras vidas.

Aquellos que han experimentado una relación personal con Dios en Cristo por el
arrepentimiento y la fe, que han aprendido a confiar en Cristo como Señor y Salvador,
pueden comprender la fidelidad de Dios, pueden beneficiarse de ella y entender la
capacidad que él tiene. La Escritura dice que los hombres saben que hay un Dios a través de
la ley natural.1 La consciencia del hombre, su deseo por la eternidad y su capacidad para la
soledad, afirman el hecho de que internamente todas las personas tienen un deseo natural de
Dios donde hay eternidad y unidad con él.

Una pregunta común entre los no creyentes es, "¿Si existe un Dios, por qué él
permite la guerra, los defectos congénitos, la enfermedad, etc.?" Ya que en su corazón
saben que Dios debe existir, lo que realmente están preguntando es, "¿Por qué Dios no
utiliza su poder para detener o cambiar las cosas?"

Los cristianos, sin embargo, creen que Dios tiene el poder de hacer todo. Muy a
menudo tienen dudas, no sobre la capacidad de Dios sino sobre su fidelidad. Su pregunta no
es, "¿Puede hacerlo?" sino "¿Lo hará por mí?" En el estado débil de su fe, se preguntan
"¿Obrará a favor mío?"

Aunque muchos creyentes creen que Dios es capaz, encuentran difícil aceptar que él
es fiel y que él actuará a favor de ellos. A diferencia de un incrédulo, nosotros creemos.
Pero como el incrédulo, ¡a menudo no creemos que él obrará por nosotros! Cuando no
confiamos que Dios obra a favor nuestro, encontramos difícil obedecerlo.

La Escritura declara que Dios es tanto fiel como capaz.2 Debemos creer que Dios es
fiel para ayudarnos.
La razón para las guerras, los defectos congénitos, la enfermedad y otros problemas
que plagan la humanidad es que el pecado los ha causado. No existían hasta que el pecado
vino al mundo. Debido a lo que el pecado, el egoísmo y Satanás han hecho a la sociedad
humana y al planeta, Dios hace por el hombre lo que el hombre no puede hacer por sí
mismo.

A través de Cristo, Dios provee una solución para los males del mundo. La victoria
de los redimidos no es que transforman el mundo, sino que vencen al mundo por el poder
transformador del Espíritu de Dios en ellos. A través de Cristo, su Espíritu nos resucita de
la muerte en transgresiones y pecados y nos eleva a un ámbito de fe por encima del sistema
del mundo y su iniquidad.

Las personas transponen los males de la sociedad provenientes del yo y de Satanás


hacia Dios. Nuestro problema no es que Dios es infiel, sino que el hombre es infiel. La
transposición es un error común en el hombre. Un error típico es que los escritores
transpongan las palabras cuando están escribiendo, lo cual altera el significado, transpone la
teoría y la práctica. Tales transposiciones cambian unite por untie. Uno de los principios del
Reino de Dios es "...encarga a hombres fieles, que sean idóneos para enseñar también a
otros.3" Demasiado frecuentemente este principio es transpuesto en la práctica al encargar a
hombres idóneos y luego tratar de volverlos fieles. Al obrar así, no sólo pervertimos el
significado, sino que frustramos la verdad.

En la transposición tratamos de encontrar hombres con capacidad y luego volverlos


fieles. Esto lo hacen las mujeres en el matrimonio, los hombres en los negocios, los
predicadores en el ministerio, todos con resultados trágicos. Es imprudente confiar en un
hombre infiel, indiferentemente de su talento o habilidad. Su talento no puede compensar
su falta de carácter.

El carácter sustenta al talento.

La capacidad se construye sobre el talento y la práctica, pero el carácter se


construye sobre la piedra angular de la fidelidad.

A todo nuestro alrededor vemos los escombros de vidas, instituciones y negocios


ocasionados por hombres talentosos, "idóneos," pero infieles. Por otra parte, todo lo que
tiene valor ha sido construido a través del fiel esfuerzo de alguien.

La Escritura lo expresa de esta manera: "Ahora bien, se requiere de los


administradores, que cada uno sea hallado fiel."4
Los hombres fieles son el fundamento de la Iglesia, la nación y el mundo. Dios
encarga el liderazgo de su Iglesia a hombres fieles.

Fidelidad significa estar "firme en adherencia a las promesas o en la observancia del


deber." También significa, "veraz a los hechos, a la norma o a un original." Fidelidad es
sinónimo de palabras como leal, constante, firme, invariable y resoluto. Implica una
adherencia inmutable; resistencia firme a la tentación de traicionar; firmeza emocional:
fortaleza y resolución; impenetrabilidad a las influencias que puedan debilitarla; constante
y determinado en amor, obediencia o convicción; y una determinación de adherirse a una
causa o propósito.5

La fidelidad es una marca de la madurez.

La constancia, la lealtad y la fortaleza son su evidencia.

Dios requiere que los hombres sean fieles.

El principio escritural de la promoción establece que los hombres deben ser "fieles
en lo poco" antes de ser promovidos a lugares de autoridad que son más grandes. 6 El
principio básico es:

Promociona sólo lo que está probado.

Mi pregunta es esta: Si Dios requiere que los hombres sean fieles, ¿qué hay con
respecto a Dios?

En un mundo estropeado por los errores, fallas, transposición, donde frecuentemente


se ignora a un hombre fiel y el talentoso, aunque infiel, es alabado y aplaudido, tendemos a
olvidar que hay un orden superior, una fidelidad más allá de nuestras experiencias humanas.
Es simple: "Dios es fiel."7
Todas las cualidades de la fidelidad se encuentran en su mismo Ser. Dios no actúa o
se siente fiel. El simplemente es fiel.

Dios, en su carácter fiel manifiesta, revela y demuestra su fidelidad en relación con


el hombre.

Cuando un hombre es fiel, es responsable por todo lo que se le encomienda. Porque


Dios es fiel, se puede confiar en que él será responsable por todos nosotros que somos sus
hijos. Jesús dijo que no perdería a ninguno que se le hubiera entregado a él. 8 Ese es su
testimonio de fidelidad, que él está dispuesto a ser responsable de nosotros.
Dios es Inmutable y Digno de Confianza

Dios sustenta "todas las cosas con la palabra de su poder" y Jesús es esa Palabra de
su poder.9 Así como Dios es fiel para sustentar la "ley de la gravedad," Dios es fiel para
amarnos y cuidarnos como lo prometió. Su fidelidad es fundamento para nuestra confianza.

Dios no cambia en su naturaleza misma.10 Aunque el mundo cambia


constantemente, Dios nunca cambia, vacila o varía. Cuando estamos en los momentos de
prueba, volátiles, difíciles que el sufrimiento, la adversidad, la tensión y la crisis producen,
es natural que pensemos que todo a nuestro alrededor se está desplomando y que pronto
todo estará perdido. El fracaso es un resultado común del esfuerzo.

Dios continúa sustentándolo a usted y al universo. Y Dios siempre lo hará. El nunca


vacila.

Cualquiera sea la causa de su crisis -- pérdida del empleo, tensiones matrimoniales,


frustración de la mediana edad, persecución religiosa o social -- usted debe recordar que
aunque las apariencias externas y las emociones internas cambien, no todo ha cambiado.

Dios es el mismo. ¡Dios es fiel a su Palabra y a usted!

La Escritura dice que Dios no tiene "mudanza" ni "sombra de variación." 11 El nunca


se adormece, duerme, olvida,12 falta, tropieza, reniega o se arrepiente. 13 El no es hombre
para que mienta.14
Todo en la vida humana varía. El clima, las configuraciones de la tierra, las
entidades políticas, las ideologías y las filosofías, la medicina y su práctica, los mercados
de valores y las personas, todo cambia. Ha sido dicho, "Todos hablan sobre el clima, pero
nadie hace algo al respecto."15 Tan frecuentemente como el clima cambia, también pueden
cambiar nuestras emociones, circunstancias, experiencias y relaciones. Varían de un
momento a otro -- pero Dios nunca varía.16
Dios nunca varía.

En tiempos de crisis cuando somos abatidos por la ansiedad, una mentalidad


deprimida, cargados con preocupaciones, empapados de presiones, nuestra más grande
esperanza y consuelo es saber que Dios es fiel. Si Palabra es nuestra Roca, 17 nuestro
fundamento para la fe.

El cimiento de un rascacielos es lo que sostiene la superestructura en tormentas,


terremotos e incluso ataques con bombas. La superestructura no se mantiene unida por sí
misma, simplemente descansa sobre el cimiento. El cimiento permite al edificio pararse
firme.

Jesús es el cimiento de la vida.

El es la Roca, la Palabra, el Fiel.

Dios Lo Hará

"Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que
riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que
come,

"Así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo
que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié."18

Dios y su Palabra permanecen sin cambio indiferentemente de nosotros, quiénes o


qué somos, o cómo reaccionamos a la crisis. Cualquiera sea nuestro estado o condición,
circunstancia o ambiente, Dios y su Palabra son todavía los mismos. Dios es verdadero a sí
mismo y a su naturaleza justa.

Debido a que Dios es fiel a su Palabra, su Palabra producirá los resultados de sus
promesas. Cuando aplicamos la Palabra a nuestras vidas, podemos esperar los resultados
de sus promesas. Las promesas de Dios son dignas de confianza. Su Palabra es verdadera y
fiel.

Confiar en aquello que no es verdad es confiar en una mentira. Podemos darnos


totalmente a Jesús y descansar completamente en su Palabra porque él es la Verdad. Jesús
es la Verdad total, por lo tanto él es totalmente digno de confianza.

En los estertores de la crisis no es poco común que nuestros pensamientos giran sólo
alrededor de nuestro problema. Días y noches son consumidos con "nuestra situación." A
veces, cuando pensamos que estamos preocupándonos por nosotros en realidad estamos
preocupándonos por Dios.

Nuestras preocupaciones tienen muchas formas: "¿Me ayudará Dios en esta


situación?" "Me rindo. No puedo hacer nada salvo orar." "He orado y no puedo ver la
diferencia."

Las preocupaciones se centran en uno mismo. La fe se centra en Dios.


No debemos pensar en nuestra actitud egocéntrica que después de sustentar el
universo entero por su Palabra, Dios nos abandonará.

Consumidos por la preocupación, miramos a las cosas desde una perspectiva


puramente terrenal y natural. No nos damos cuenta de que cuando dudamos del resultado
después de ponerlo en las manos de Dios, estamos echando una sombra de duda en el
mismo carácter de Dios. En esencia estamos pensando que Dios no tiene un carácter lo
suficientemente bueno como para cumplir su Palabra y mantener su cuidado vigilante.

Debemos darnos cuenta de que nuestra perspectiva no es la de Dios. La nuestra está


basada en lo que vemos naturalmente. No entendemos como Dios entiende, 19 y esa es la
razón por la que debemos actuar por fe.

"Porque por fe andamos, no por vista."20


Necesitamos recibir la perspectiva de Dios. Cuando empezamos a separarnos de
nuestros propios pensamientos, percepciones, imágenes y temores para enfocarnos en la
Palabra de Dios, comenzamos a ver desde su perspectiva celestial y no desde nuestra visión
limitada, terrenal. Es por eso que leer la Palabra de Dios es tan vital.

Debemos leer y alimentarnos de su Palabra.

Hágalo en los tiempos de contentamiento y alivio para prepararse para los tiempos
de adversidad.

Un verso en Proverbios dice, "Eres de baja calidad si no puedes soportar la presión


de la adversidad."21
La capacidad de resistir la adversidad proviene de la fe. La fe proviene del estudio
de la Palabra de Dios y de desarrollar un carácter con semejanza a Cristo.

Es esencial que entre los tiempos de crisis, así como en ellos, nos enseñemos a hacer
de la Palabra de Dios nuestro fundamento de la fe.

Cuando una persona se arrepiente y recibe a Jesucristo como su Señor, el Espíritu


trae la naturaleza de Dios dentro de la vida a través del poder de Dios que vive en la
persona. La misma vida de Cristo comienza a habitar en la persona. A medida que el nuevo
creyente pasa tiempo en la Palabra de Dios, aprende lo que Dios ha revelado de sí, el
ingreso de los pensamientos de Dios es el resultado de una nueva vida, llena con el carácter
mismo de Dios.
El Espíritu de santidad producirá solamente lo que es santo. Mientras nos
embebemos del Espíritu de Dios, comenzamos a tomar decisiones no basadas en la
obligación hacia las leyes de Dios, sino emanadas del flujo del Espíritu de Dios desde las
más profundas a las más externas áreas de la vida.

Cuando el creyente encuentra la adversidad, el Espíritu de Dios no se aleja, sino


continúa obrando fielmente en su interior para el máximo bien de la persona. En todas las
situaciones negativas, independientemente de la naturaleza o la fuente, Dios en su fidelidad
nunca deja de obrar por nuestro bien. Como el Apóstol Pablo nos recuerda, "...sabemos que
si amamos a Dios y nos adaptamos a sus planes, todo cuanto nos sucede ha de ser para el
bien nuestro."22
Usted puede confiar en Dios.

Usted puede confiar en que Dios hace lo correcto.

Usted puede confiar en que Dios hace lo correcto todo el tiempo.

Usted puede confiar en la Palabra de Dios.

Usted puede confiar en que Dios es fiel a usted.

¡Usted no necesita preocuparse por Dios!

Dios No Lo Rechazará

"Palabra fiel es esta: Si somos muertos con él, también viviremos con él; Si
sufrimos, también reinaremos con él... si fuéremos infieles, él permanece fiel; él no puede
negarse a sí mismo."23
La paráfrasis del último verso de este pasaje dice:

"Si en nuestra debilidad faltamos a la fe, El se mantiene fiel a nosotros y nos ayuda;
no puede abandonarnos porque somos partes de El mismo."24
Y la Biblia Amplificada lo traduce:

"Si somos infieles (no creemos y somos falsos con él), él permanece verdadero [fiel
a su Palabra y a su carácter justo], porque él no puede negarse a sí mismo.25
Dios siempre obra por nuestro bien.
En medio de nuestra crisis más grande, su Gloria Trascendente es tomar lo buscaba
nuestro mal y darle la vuelta y hacer que obre para nuestro bien. Puede que no veamos
ningún bien en lo que está sucediendo, pero Dios nunca deja de obrar por nuestro bien. Su
Espíritu no ha partido de nosotros, él no nos ha rechazado, él no ha retirado su rostro de
nosotros.

"El permanece fiel" y "él no puede negarse a sí mismo." Si el Espíritu de Dios está
en nosotros por la gracia salvadora a través de Jesucristo; y su naturaleza y justicia han sido
impartidas a nosotros por la fe; y si estamos identificados con él por la Palabra, la sangre y
el Espíritu -- cuando atravesemos tiempos de prueba, Dios no nos negará porque para que él
hiciera eso tendría que negarse a sí mismo.

Dios no va a negarnos porque negarnos sería negarse a sí mismo.

Dios es la fuente de la salvación de la muerte para la vida eterna y él es la fuente de


la salvación de nuestros problemas para la "vida abundante" que Jesús nos prometió.

Dios es la Fuente del Éxito

La Biblia dice, "Por su propia necedad el hombre puede echar a perder sus
oportunidades y luego echarle la culpa al Señor."26 Esto significa que algunos hombres
cometen errores, crean sus propias tragedias por su propia necedad, y luego culpan a Dios
de los resultados de sus propios fracasos y pérdidas.

Dios no es un chivo expiatorio por el fracaso.

Dios es la fuente de nuestros éxitos.

Hacer de Dios el chivo expiatorio por nuestros fracasos es eliminar su capacidad


de ser la fuente de nuestras soluciones.

Dios nunca fracasa.

Acusar a Dios de fracasar es acusarlo de no ser Dios.


El Rey David en el Antiguo Testamento experimentó la peor derrota de su vida
cuando acampó en Siclag con su banda de hombres armados antes de ascender al trono de
Israel. Mientras él y sus hombres estaban fuera del campamento, vinieron invasores y se
llevaron sus bienes y sus familias. Cuando los hombres retornaron, estaban enojados al
punto de la rebelión. Hablaron de apedrear a David. Veremos la respuesta de David en el
Capítulo 4, pero considere la respuesta de los hombres.

Ellos siguieron a David porque creían que él era el ungido por Dios para ser rey y
estaban seguros de servir en su reino cuando eventualmente ascendiera el trono. Aspiraban
a altas posiciones militares e incluso políticas. Sabían que la mano de Dios estaba sobre
David, y que al seguir a David, en un sentido estaban siguiendo a Dios. Es por eso que
fueron atraídos a David -- él era el hombre de Dios. Pero en la crisis hablaron de matarlo.

Hablaron de matar a aquél que sabían escuchaba a Dios, aquél que estaba siendo
guiado por Dios a pesar de sus errores. Al pensar de esta manera, fueron tentados a cortar
toda su esperanza para la victoria. Sólo Dios respondiendo las oraciones de David evitó que
cometieran ese error. Al seguir a David a través de la crisis, recapturaron sus familias,
recuperaron sus pérdidas, y además ganaron como algo extra el botín de sus enemigos que
fueron destruidos.

En un momento de tensión extrema, lamentando su pérdida y su estado, inundados


por las emociones que experimentaban, escuchando las quejas de los demás y la creciente
acusación contra el liderazgo de David, casi lo perdieron todo. En su disposición de confiar
en David, de "seguir al líder" o, como la tripulación de Pablo, de "quedarse en el barco," no
sólo experimentaron el milagro y la prosperidad de Dios, sino cumplieron sus metas y
alcanzaron sus sueños.27

Satanás es un acusador,28 engañador, tentador y mentiroso.

Satanás acusa a Dios ante los hombres y a los hombres ante Dios.

Con su naturaleza engañosa basa sus mentiras en verdades a medias.

Eva fue seducida de esta manera en Edén. Job sufrió el engaño de Satanás.

La voz de Satanás le dirá que Dios es infiel, que Dios es la fuente de sus problemas.
Usted podría ser tentado a enojarse contra Dios y a creer que es Dios quien lo ha asolado y
que ahora va a abandonarlo a su propio desastre. Satanás es un mentiroso, y el padre de las
mentiras.29 Es la intención de Satanás convencerlo de que Dios no está obrando para su
máximo bien, para robar su fe, romper su relación con Dios y destruir su vida.
Satanás intentará que usted culpe o maldiga a Dios y al hacerlo cortar su única
fuente de escape, avenida de victoria y camino hacia el éxito. No sea engañado.

Es absolutamente necio acusar a Dios de ser la fuente de su dolor, daño y fracaso.


Dios es la fuente de su éxito -- no de su fracaso.

Dios es el génesis de toda cosa buena en su vida.

El patriarca José, cuando era un muchacho joven, tuvo un sueño que enfureció a sus
hermanos con celos. Ellos lo vendieron como esclavo a traición. Años después, cuando
experimentaron una hambruna severa, acudieron a Egipto por comida. Allí encontraron a
José libre, a salvo y seguro en una posición de segunda persona en el gobierno sobre el
país. Sacudidos y temerosos de él debido a su fechoría cometida años atrás, trataron de
hacer enmiendas. Para calmarlos, José pronunció la frase clave: "Ustedes quisieron
hacérmelo para mal, pero Dios quiso hacérmelo para bien."30
Otros pueden querer hacerle mal, pero cuando se someta a Dios, su Gloria
Trascendente le dará la vuelta para bien.

Antes de seguir adelante, hagamos una pausa aquí y consideremos nuestras propias
vidas -- su vida. ¿Está en posición para que Dios sea fiel a usted? ¿Es usted su hijo? ¿Ha
recibido vida en su espíritu a través del poder de resurrección de Jesucristo? ¿Está usted
identificado con él por su Palabra, sangre y la habitación de su Espíritu?

Si usted se da cuenta de que esto es lo que necesita y que todavía no lo conoce, ore y
pídale que lo perdone y ayude.

Mientras hace a Jesús el Señor de su vida, por fe, Dios utilizará sus recursos en
beneficio de usted -- su Gloria Trascendente, para tomar las cosas destinadas para el mal y
hacer que obren para el bien.

Recuerde

El carácter sustenta el talento.

La fidelidad es marca de madurez.

Promueva sólo lo que está probado.


Se puede confiar totalmente en Dios.

Dios nunca varía.

Dios es fiel incluso cuando somos infieles.

La preocupación se centra en uno mismo; la fe se centra en Dios.

Debemos leer y alimentarnos de la Palabra de Dios.

El fracaso puede ser la matriz del éxito.

La confianza se extiende hasta el límite de la verdad; Jesús es la Verdad completa,


así que se puede confiar en él completamente.

Necesitamos la perspectiva de Dios.

El ingreso de la Palabra de Dios es el resultado de una vida cambiada.

Dios siempre está obrando por nuestro bien máximo.

Dios es la fuente de nuestro éxito, el génesis de toda cosa buena.

Dios toma lo que fue destinado para mal y lo hace obrar para nuestro bien.
Capítulo 3
DIOS LE HABLARA

Elías era un hombre. Un verdadero hombre. Hombre de Dios. Aspero,


individualista, valiente, un líder y un solitario. Pero ser líder puede ser una vida solitaria.

También era profeta. Un hombre de convicción.

Junto con Moisés, él fue y es uno de los más grandes profetas de Dios, único en el
Reino de Dios. Su espíritu iba a ser el precursor de Cristo, y fue encontrado en el mensaje
de Juan el Bautista.

En ocasiones sufrió la persecución, traición y negación, pero nunca perdió su


preocupación por el honor de Dios y, a pesar de la oposición del pueblo a su mensaje,
mostró gran compasión por los demás.

Habiendo sufrido la persecución religiosa, el rechazo personal, una acusación falsa


por la sequía ambiental y la hambruna, no era extraño para la adversidad y a la tensión que
ella trae. Pero Elías tenía una fuente de fortaleza que pocos conocen -- él era un hombre que
podía mover el brazo de Dios en oración.

Oró para que no lloviera, y no llovió por tres años y medio; luego cuando oró
nuevamente, la lluvia comenzó.1 El movió el brazo de Dios a través de oraciones cuyo autor
era Dios mismo. Dios mostró su gloria a través de la vida de Elías.

Elías no sólo era un hombre de oración, sino que era la respuesta del hombre a la
oración.

Elías trajo gloria a Dios por su obediencia, su dependencia de Dios y su disposición


a perder su vida por Dios. En sus momentos de prueba, Elías mostró su carácter.
El enfrentó tiempos de adversidad con autocontrol, pero en una ocasión
experimentó una crisis que casi tomó su vida, y en ella conoció las cinco tentaciones tan
comunes en una crisis. Estas son:

La depresión.

La desesperación.

La resignación.

El fracaso.

La inferioridad.

La Biblia nos dice que Elías "era un hombre sujeto a pasiones semejantes a las
nuestras."2 El era tan humano como cualquiera de nosotros, enfrentó sus tentación con los
mismos conflictos que experimentamos y en la desesperación fue llevado al borde el
fracaso.

Cuando leemos el relato de sus conflictos, tentaciones y pruebas encontramos que


su más grande crisis no vino de enemigos externos o de las circunstancias formidables que
enfrentaba, sino del interior de su propia alma en su tiempo de soledad.

La más grande batalla de Elías vino inmediatamente después que logró su más
grande victoria. El rey David se rindió a la tentación el día después de una de sus más
grandes victorias. El Señor Jesucristo fue atacado por Satanás en una batalla de tentación
inmediatamente después de haber sido bautizado con el Espíritu Santo en el río Jordán.

Hay un patrón y principio que sigue a las grandes victorias en la Escritura y en la


historia, hasta el tiempo presente:

El día después de la batalla es más importante que la víspera.

La noche antes de la batalla está llena de la actividad de la preparación; planes que


revisar, personal que debe practicar, reconsideraciones mentales, correcciones a ser hechas,
armas que revisarse y todo a ser preparado. Luego se libra la batalla y después viene el
aflojamiento mental, emocional y físico.

Es el día después, cuando estamos agotados, desarmados y relajados que nos


hacemos más vulnerables. Nuestra vigilancia ha disminuido, no estamos en guardia como
antes y podemos estar descuidados.
Noé experimentó esto después de trabajar por más de un siglo preparándose para el
diluvio sobre la tierra, rescatando a su familia en el arca y venciendo a la humanidad
incrédula que quedó afuera del arca por la destrucción del diluvio. Noé confió en Dios
implícitamente y fue salvado por la fe.

Sin embargo, después de alcanzar una tierra alta se relajó, plantó una viña y bebió
del vino -- emborrachándose. En su indiscreción uno de sus hijos por cuya salvación había
trabajado por tanto tiempo y tan duramente, trajo una maldición sobre sí. En el momento
del mayor triunfo de Noé, experimentó su peor derrota.3

Elías Cree las Malas Noticias

El camino de Elías a la victoria y la subsiguiente crisis comenzó cuando Dios lo


dirigió a orar pidiendo una sequía en la tierra. Una sequía que produciría la hambruna era la
manera de Dios de tener la atención de Israel. Las circunstancias son una de las vías en que
Dios trata con su pueblo y el empobrecimiento financiero es una circunstancia crucial en
cualquier vida.

Acab, el rey que gobernaba a Israel en ese tiempo, era malvado y estaba inspirado a
la maldad por su maligna esposa, Jezabel. Ella defendió y extendió la adoración del dios
falso Baal. Aunque Acab rechazó al Señor Dios, cuando vino la sequía supo que sólo Elías
tenía el conocimiento de Dios que podría prevenir o terminar esa calamidad sobre la tierra.

Partidas de búsqueda descubrieron a Elías y arreglaron una confrontación entre el


rey y el profeta. Arrogantemente Acab demandó de Elías, "¿Eres tú el que está perturbando
a Israel?"4

"¿Qué quieres decir, soy yo quien está perturbando a Israel?" preguntó Elías con
incredulidad. "Tú eres el que está causando todo el problema. Tú eres quien violó el
mandamiento de Dios de no tener dioses delante de él, y trajiste todos los ídolos. ¡Tú eres el
problema, no yo! Yo sólo estoy tratando de traer la solución."5

La perspectiva de Acab era típicamente humana. El sólo veía la sequía -- las


consecuencias de su pecado -- y no la fuente del problema -- ¡el mismo pecado!

Para Acab, el culpable era Elías porque había orado para que hubiese sequía. Al
culpar al profeta de Dios, Acab en realidad estaba culpando a Dios por el estado de la
nación.
Este tipo de confrontación es similar a las crisis continuas en las naciones del
mundo en la actualidad. Aquellos que han traído la destrucción y el caos en nuestra
sociedad con sus filosofías y hechos impíos se levantan en acusación contra los agentes de
Dios por tratar de corregir lo malo. No es de extrañar que los justos sufran cuando los
malvados gobiernan.6
La Palabra de Dios declara que él "desprecia a los que dicen que lo malo es bueno, y
lo bueno malo."7

La perversión en la sociedad está en su peor estado cuando aquellos que aman el


mal hallan faltas en aquellos que aman la verdad y protegen a los perpetradores del error, el
pecado y la maldad condenando a aquellos que luchan por la verdad, la justicia y los
principios piadosos.

Acab afirmó su inocencia con respecto a la sequía, se negó a aceptar la verdad de las
declaraciones de Elías y cerró su mente a cualquier pensamiento de que pudiera haber
alguna verdad en las palabras de Elías. El conflicto ocasionó que Elías lanzara un desafío
para determinar quién era el Dios verdadero -- Baal el ídolo o Jehová el Señor Dios.

Elías sabía que Jezabel y Acab mantenían a los 450 profetas de Baal en Israel,
pagándoles de las "planillas de sueldos del estado," para costear la práctica de su religión
falsa. Enfurecidos con Elías, motivados por su orgullo y arrogancia, Jezabel y Acab
comisionaron a su grupo completo de profetas falsos a la prueba con Elías sobre el Monte
Carmelo. Sabiendo en su corazón que el poder de Dios estaba en la vida de Elías, Acab no
obstante envió a sus profetas al monte esperando que pudieran vencer al profeta de Dios.

La nación de Israel esperó el resultado, porque el honor de Jehová Dios estaba en


juego.

Elías y los profetas de Baal prepararon altares y acordaron orar. El dios que
respondiera con fuego sería reconocido como el único Dios verdadero. A partir de la lógica
enloquecida de los profetas de Baal, de cortar un árbol y usar la mitad para un ídolo y la
otra como leña, crearon un dios de su imaginación. 8 Engañados y burlados, no pudieron
reconocer su estupidez, aunque los profetas de Dios trataron de decirles cuán absurda era su
adoración.

Al crear dioses a partir de sus imaginaciones e iniciando ceremonias igualmente


imaginativas y ritos "sagrados," los falsos profetas en realidad son adoradores de ellos
mismos. Siguen la misma perversión que causó la expulsión de Lucifer del cielo y
finalmente que fuera conocido como Satanás -- la adoración del yo.
A pesar de todos los intentos y llamados a su dios, Baal, no sucedió nada. Elías
comenzó a ridiculizar sus esfuerzos patéticos e impotentes con todo su delirio y canto.

Cuando llegó el momento para que Elías probara quién era su Dios, era la ora de
oración para los israelitas, una hora habitual de poder en sus vidas. Para demostrar su fe en
Dios ante la gente y los profetas de Baal, pidió que el sacrificio fuera regado con agua hasta
que la zanja que lo rodeaba estuvo llena. No habría posibilidad para manipular los
resultados.

Cuando Elías oró, del cielo vino fuego tan intenso en calor y luz que consumió no
sólo el sacrificio sino el agua que lo rodeaba, las mismas piedras del altar e incluso quemó
la tierra donde había sido levantado. Elías supo por experiencia que "nuestro Dios es fuego
consumidor."9

Mientras el fuego caía, los gritos de alabanza por la presencia de Dios se elevaron
desde el pueblo. Clamaron al unísono, "¡Jehová es el Dios!" 10 Elías aprovechó el momento
y ordenó a la gente que estaba del lado del Señor deshacerse de los falsos profetas de Baal,
así que el pueblo destruyó los ídolos, los altares y a los profetas. Habría victoria en el valle
porque hubo victoria en la montaña.

Elías avisó a Acab que iba a orar por lluvia y le avisó que abandonara
inmediatamente el Monte Carmelo. Después de que Elías oró siete veces, una nube del
tamaño de la mano de un hombre apareció por el lado del mar e inmediatamente se hizo
una tormenta que trajo "una gran lluvia."11
De regreso en su palacio, Acab relató cómo todos los profetas de Baal habían sido
muertos por causa de Elías. Al contarlo de este modo hizo que Elías fuera el culpable a los
ojos de Jezabel. La cobardía de Acab en presencia de su esposa era causada por la violencia
depravada de la naturaleza de ella. El se acobardó ante la idea de convertirse en el objeto de
su ira y conociendo el infame deseo de venganza de su esposa, pintó un cuadro que la
enfureció tanto que buscó matar a Elías. Esto aseguraría lo que Acab quería pero lo libraría
de las consecuencias de hacerlo él mismo. La maldad y la cobardía están relacionadas.

Jezabel amenazó con matar a Elías. Ella envió un mensajero para decir a Elías que
"tendría su cabeza" a la misma hora al día siguiente.12

Su amenaza de matar a Elías vino cuando él estaba exhausto en cuerpo y espíritu


por los esfuerzos y luchas intensas en la batalla contra los enemigos suyos y del Señor. En
su condición cansada y debilitada, el gran profeta, el hombre de Dios que recién había
ganado una victoria poderosa en frente de una nación entera, cayó presa de un súbito temor
y una desesperación sobrecogedora.
El estaba descubriendo la verdad de que si Satanás no puede ganar ventaja por la
tentación, tratará de vencer por la acusación. Cuando Satanás no pudo vencer a Elías por la
tentación ni por la acusación, intentó la intimidación. Elías estaba sufriendo estas tres cosas
del espíritu anticristo de Jezabel -- el "espíritu del destructor." Este mismo espíritu estaba
en la esposa de Potifar cuando trató de seducir y tentar a José en una época anterior. 13 Para
evitar que José se elevara a la grandeza que Dios tenía preparada para él, el destructor trató
de destruirlo. Fracasó.

El espíritu del anticristo es el espíritu de Satanás, uno que se opone a Dios y a todo
lo que es santo. Es un espíritu que intenta ensuciar a los que son puros, volver cobardes a
aquellos que muestran valentía, hacer que se inclinen o dobleguen aquellos que toman una
posición firme por Dios.

Es un espíritu que el Espíritu de Dios vence.

Las Cinco Tentaciones

De la prueba poderosa y victoriosa y de la conquista del Monte Carmelo, Elías


corrió para escapar de la amenaza de una sola mujer. Corrió figurativa y literalmente.

Físicamente agotado por la huida de cerca de 96 kilómetros desde el Monte


Carmelo, gastado en su espíritu por el conflicto contra el mal que estaba en el profeta y la
profetisa, finalmente se sentó debajo de un enebro para descansar y buscar alivio. La gloria
de la revelación sobre el Monte Carmelo se había ido. Los gritos y voces de la multitud que
había permanecido con él estaban ausentes. Detrás de él quedaba el gozo de la batalla
ganada contra todas las fuerzas malignas en Israel. Abatido y cansado, cayó en la tentación.

"Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres," 14
clamó a Dios.

En ese solo clamor demostró que estaba enfrentando las cinco tentaciones de la
depresión, la desesperación, la resignación, el fracaso y la inferioridad.

Estaba físicamente agotado, emocionalmente vacío, mentalmente deprimido,


espiritualmente desesperado -- su deseo de luchar se había extinguido -- estaba listo para
darse por vencido y abandonar todo. Pero Dios era fiel.

Como el mensajero de Dios, su agente moral en el mundo, Elías había recibido u


poderoso don profético, e independientemente de sus rasgos emocionales, Dios no iba a
revocar ese don. Todo el mundo identificaba a Elías con Dios, como un profeta que realizó
proezas en su Nombre. Que Dios negara a Elías habría sido negarse a sí mismo.

Según la Biblia, los dones y llamamientos de Dios son "irrevocables." 15 La Biblia al


Día lo expresa de esta manera: "Dios jamás retira sus dádivas ni sus reclamos, ni se retracta
de sus promesas."16
Dios no se dio por vencido con Elías incluso cuando Elías quiso darse por vencido
con él mismo.

Dios no dejó solo a Elías.

A pesar de la condición deprimida de Elías, de su voluntad vacilante y su moral


destrozada, Dios no desamparó a Elías. Ni tampoco Dios nos negará o desamparará en
nuestras debilidades. Dios no nos negará, porque él no se negará a sí mismo. ¡Piense en
ello!

Dios es fiel.

A su Palabra, a su carácter, a nosotros.

Dios hizo tres cosas con Elías.

Dios lo alimentó.

Dios le dio descanso.

Dios le dio tranquilidad.

Para recuperarse Elías necesitaba tres cosas: descanso, dieta y calma.

En días de intensidad y de crisis, cuando la vida se vuelve demasiado subjetiva, la


perspectiva demasiado confusa, el pensamiento demasiado incoherente y la necesidad de
saber y comprender demasiado difícil, Dios "proveerá una vía de escape." Es un escape de
nosotros mismos para ir hacia Dios.

Una atmósfera apacible crea un espíritu meditativo.

Incluso Jesús "se apartó" por un tiempo.17 Cuando usted piensa en el ministerio que
Jesús tenía -- la unción que llevaba, las demandas que las personas ponían sobre él, la
persecución en contra suya, el desafío a su carácter -- usted comienza a darse cuenta de la
enormidad de la presión bajo la cual se encontraba.
El tomo tiempo para estar a solas con el Padre.

Si Jesús y Elías lo necesitaron -- piense en cuánto más nosotros.

Elías necesitaba escuchar a Dios. Para poder hacerlo necesitaba estar en una
condición espiritual adecuada de manera que pudiera escuchar esa "voz apacible."18

Dios esperó para hablar hasta que Elías estuvo listo para oír.

Prepárese a Escuchar a Dios

Sumiéndose en la autocompasión, consumido con su situación, con sus


pensamientos dirigiéndose sólo hacia su interior, las percepciones de Elías se hicieron
borrosas. Su percepción estaba basada en el engaño. Viendo solamente sus circunstancias,
estaba hundiéndose en el mar de la autocompasión -- de manera no diferente a Pedro que
comenzó a hundirse en un mar de agua cuando retiró su vista de Jesús.

Dios sabía que había setecientos que no habían doblado las rodillas en adoración a
Baal, aunque Elías se sentía solo y aislado. Sin embargo, una vez que hubo descansado y se
hubo restablecido, Elías comenzó otro viaje a otro monte, donde escucharía la voz de Dios.

Dios habló a Elías en un "susurro suave." 19 En la quietud volvió a poseer su alma,


escuchó a Dios y se preparó para recibir la nueva revelación que cambiaría y multiplicaría
su ministerio.

Dios hará lo mismo por nosotros ahora.

El arte básico de la comunicación es la capacidad de escuchar.

No fue hasta que Elías dejó de lamentarse por él mismo, que descansó en su mente y
espíritu, que Dios le habló. No hubiera sido útil a Dios que tratara de hablar a Elías
mientras él todavía estaba hablando, porque Elías no habría sido capaz de escuchar lo que
le estaba diciendo. Cuando Elías estuvo listo para escuchar, Dios habló. La Palabra de Dios
trajo vida y salud, permitiendo a Elías levantarse y continuar en el ministerio.

Lo hermoso de la relación entre Dios y Elías no estaba sólo en la disposición de


Elías de identificarse con Dios, sino en la disposición de Dios de identificarse con Elías --
tanto en el monte como bajo el enebro. Simplemente Dios no iba a dejar solo a su profeta.
Bajo la dirección de Dios, Elías dejó el monte y encontró a Eliseo, lo entrenó y
enseñó en los caminos de la fe y eventualmente dejó el manto del ministerio con él. Las
mareas espirituales en Israel cambiaron y Acab y Jezabel sufrieron las muertes deshonrosas
que merecían. Elías, el hombre que una vez deseó morir bajo un enebro, terminó su vida sin
probar la muerte sobre esta tierra.

Por el contrario, cuando los propósitos de Dios para Elías se hubieron logrado, Elías
intercambió su enebro por un carro de fuego, que lo condujo al cielo.20
El punto crucial para Elías fue aquél en medio de su soledad, enfrentando sus
tentaciones más grandes, Elías pudo escucharla voz de Dios. Una vez que la escuchó, la
obedeció. El camino hacia la liberación comienza cuando Dios nos alcanza y continúa
cuando nosotros lo obedecemos. Que alcancemos un punto crucial de recuperación o no en
nuestras vidas cuando Dios nos alcanza depende de nuestra obediencia su Palabra.

El poder de Dios es liberado en nuestras vidas en la medida de nuestra obediencia


y no más.

La obediencia no está basada en la emoción, sino en la fe. La fe es siempre el


elemento clave en la obediencia.

Cuando Elías obedeció la Palabra de Dios, sus emociones cambiaron.

El principio es: Las emociones siguen a las acciones.

Justicia significa: "posición correcta" ante Dios. No hay una cualidad emocional en
la justicia. Es un estado del ser. Sin embargo, cuando la justicia de Cristo es impartida, el
resultado es la paz y el gozo, los cuales tienen poderosas cualidades emocionales en sí
mismos.

Como la justicia, la obediencia y la fe no tienen cualidades emocionales, pero tienen


la capacidad de cambiar las emociones de una persona.

En otras palabras, para cambiar sus emociones, cambie sus acciones.

La obediencia es un acto de fe. La fe es creencia en acción. La creencia no es fe


hasta que se actúa sobre ella.

La fe es como el viento -- ella no puede ser vista, sólo sus resultados.

La obediencia es el método de protección de Dios para nuestras vidas.


Vivir dentro de su voluntad, Palabra, y camino es una vida de fe obediente.

Cuando Elías actuó obedientemente sobre lo que Dios le dijo, su futuro se volvió
seguro.

La "Gloria Trascendente" de Dios tomará lo que fue destinado para el mal y lo hará
obrar para nuestro bien último. Dios tomará nuestros tiempos más difíciles y los hará obrar
para nuestro bien final cuando estén comprometidos y sometidos a él.

El "bien final" de Dios para nuestras vidas es la "semejanza a Cristo."

Viviéndolo

En un artículo para una revista mencioné a Elías y a su árbol de enebro. Un hombre


que lo leyó me escribió para decirme que de repente se había dado cuenta de que había
estado sentado bajo su propio enebro por ocho meses desde que su esposa murió. Otro me
escribió y me contó que había estado luchando con sus cinco tentaciones por tres meses
desde que fue despedido de su empleo.

Para un hombre el rechazo es la cosa más difícil de aceptar en la vida.

No fue sólo la amenaza del daño físico de Jezabel lo que hizo correr Elías, sino
también el rechazo que sintió. El rechazo causa abatimiento.

Bajo su enebro, enfrentando sus cinco tentaciones, Elías finalmente se dio cuenta de
que Dios no lo había rechazado, sólo los enemigos de Dios. Dios no había dejado de obrar
por el bien de Elías nunca.

¡Dios nunca deja de obrar por su bien!

Dios sacó a Israel de Egipto para introducirlos a Canaán. Dios sólo lo saca a usted
para introducirlo. De lo menor a lo mayor. La crisis es sólo el medio del intercambio.

En Oklahoma City, conocí a un hombre que me contó su propia experiencia


personal.

Jerry era un misionero -- casado, con dos hijos -- y en el medio de una crisis severa
en su vida. Su esposa le había dicho que su amor por él se había desvanecido. No podían
comunicarse apropiada o civilizadamente. Finalmente él admitió ante sí mismo que
permanecía juntos sólo por el bien de los niños y del ministerio, pero su matrimonio estaba
básicamente muerto.

El estaba sumiéndose en sus cinco tentaciones.

La elección ante él era vivir la mentira de un matrimonio sin amor o perder su


familia y ministerio. Sabiendo los cambios traumáticos y dramáticos que cualquier elección
le impondría, buscó a Dios fervientemente.

Una noche mientras leía su Biblia a una hora avanzada, Jerry sintió la "voz
apacible" del Señor en el mandato escritural de "amad a vuestras mujeres." 21 Jerry discutió
con la voz, afirmando que había intentado ser un esposo amoroso. Sólo para tener una
segunda impresión de esa "voz apacible" diciendo, "Tú no la has amado como te dije que la
amaras."

Por varios días Jerry sopesó aquellas palabras.

Dándose cuenta eventualmente que era el Espíritu de Dios, comenzó a meditar en lo


que aquello significaba. "Amarla como Cristo amó a la Iglesia" fue otra palabra de la Biblia
que cobró vida en su espíritu.22 Jerry decidió que significara lo que fuera, él se esforzaría en
hacerlo.

Su primera oportunidad llegó dos semanas después.

Cada noche, a la media noche, su nuevo niño lloraba para recibir su comida de la
noche. Usualmente Jerry fingía estar dormido mientras su esposa se levantaba para
satisfacer las necesidades del bebé. Esta noche, sin embargo, Jerry tuvo un pensamiento
súbito que atravesó su mente mientras giraba su cuerpo para tratar de dormir. Actuó
rápidamente, levantándose para decirle a su esposa que volviera a dormir, que él se
encargaría del bebé.

Mientras alimentaba al niño, una nueva emoción se apoderó de Jerry y un aprecio


nuevo por la madre y el niño surgió en él.

Comenzó a aprender que el amor es el deseo de beneficiar a otros incluso a


expensas de uno mismo, porque el amor desea dar. El amor se centra en la voluntad, no en
las emociones.

A medida que Jerry continuó buscando otras maneras de ayudar a su esposa,


haciendo lo que él consideraba que era "amoroso," empezó a descubrir que se estaba
enamorando por nuevamente.
La esposa de Jerry notó su comportamiento cambiado inmediatamente y se puso a
pensar en ello. A medida que continuaba e incluso aumentaba, ella a cambio comenzó a
responder con actos de amor. En un período de meses, Jerry y su esposa experimentaron
una transformación maravillosa en su relación.

Jerry observó cuando Dios habló.

Dios nunca dejó de obrar a favor de ellos.

La familia de Jerry recibió el beneficio, Jerry tuvo la bendición.

Jerry o Elías -- el principio es el mismo.

Recuerde

El día después de la batalla es más importante que la víspera.

Si Satanás no puede vencer a una persona por la tentación, intentará la acusación, o
la intimidación.

Las cinco tentaciones durante la crisis son: depresión, desesperación, resignación,


fracaso e inferioridad.

El arte básico de la comunicación es la capacidad de escuchar.

Dios nos lleva un lugar de obediencia antes de que hable.

El poder de Dios es liberado en la vida en la medida de la obediencia.

Las emociones siguen a las acciones.

Para cambiar sus emociones, cambie sus acciones.

La crisis es sólo el medio para el intercambio.

El amor es el deseo de beneficiar a otros incluso a expensas de uno mismo, porque
el amor desea dar.
Dios nunca deja de obrar por su bien.
Capítulo 4
DIOS RESTAURARA TODO

El Rey David de Israel aprendió por experiencia las "cinco tentaciones" que los
hombres enfrentan en la crisis.

Samuel el profeta ungió a David para ser rey después de que Saúl desobedeció a
Dios y se descalificó a sí mismo para esa posición, sin embargo, Saúl todavía estaba en el
trono.

El período después de su unción y previo a su ascenso al trono, fue un tiempo de


aprendizaje y prueba para David. Fue el tiempo de prueba de Dios para preparar a David
para un largo y próspero reinado. Saúl descubrió la elección de Dios a David para
sucederle, y en celo paranoico procuró matar a David. Evadiendo a Saúl y sus locos
intentos por matarlo, David y sus cuatrocientos hombres tomaron cualquier rumbo para
poder seguir vivos.

Mientras evitaba con éxito a Saúl, David se cansó. En un momento débil su fe en


Dios dio paso al temor de Saúl. David pensó que escaparía de los asesinos de Saúl
trasladándose a la tierra de los filisteos.

Mala idea. En un momento de debilidad, David tomó la decisión de buscar un


territorio neutral. Descubriría que en esta vida no hay territorio neutral. Su decisión vino
durante un tiempo de gran tensión, ansiedad por su familia y sus seguidores, cansancio y
probaría ser una "decisión degenerativa."

Las decisiones determinan el destino.

David descendería pronto al punto más bajo de su vida.

La decisión de David estuvo basada en la sabiduría humana, no en la promesa, la


revelación, ni la fe en Dios. Fue una decisión tomada mientras sufría frustración. (No es de
extrañar que siglos después otro profeta escribiría, "no os canséis de hace bien."1)
David transigió en su posición y al hacerlo comprometió a las personas que
dependían de él.

Una vez que David hubo transigido en un área de la vida, este líder íntegro y
piadoso comenzó a transigir en otras áreas. Pronto David mintió, cometió fraude y engañó
al filisteo que confió en él.

Aquis era un filisteo que vivía en Gat. David convenció a Aquis que estaba de su
parte y que le serviría. Aquis dio a David y a sus hombres el beneficio de su protección y
amistad. Pero David efectuó crueles incursiones contra otras ciudades filisteas, matando,
saqueando y luego informando a Aquis que las incursiones eran contra los enemigos de
Gat.2

La decisión de David lo alejó de la voluntad de Dios, pero no fuera del alcance de


Dios.

Dios es un Dios misericordioso.

Cuando David y sus hombres dejaron su hogar en Siclag un día para hacer nuevas
incursiones -- los enemigos invadieron a David. Tomaron las mejores posesiones de David
y sus hombres, raptaron a sus familias y destruyeron la ciudad. Cuando David y sus
hombres retornaron a casa sólo encontraron cenizas y escombros.

En su dolor e ira, los hombres de David se volvieron contra él con la idea de


asesinarlo en sus mentes. Ellos habían esperado ganarlo todo por seguirlo, pero en cambio
lo habían perdido todo.

En ese momento David enfrentó la realidad de su decisión equivocada y sus


consecuencias. Le había traído devastación y desolación, como todas las decisiones
degenerativas lo hacen. David se dio cuenta de que su única esperanza, su única salvación
estaba en buscar a Dios en total dependencia de su gracia, misericordia y favor.

La respuesta de David al desastre fue arrepentirse. Luego él "se animó y fortaleció


en el Señor su Dios."3 Es por eso que él era un hombre conforme al corazón de Dios. El
cometió errores -- grandes errores -- pero no buscó maneras de evitar la realidad. El
enfrentó sus errores en verdad.

El se animó recapitulando lo que Dios había hecho en su vida en otros momentos de


crisis cuando invocó a Dios, como cuando Goliat cayó ante sus piedras de fe. El recordó las
promesas, las Escrituras y revelaciones que Dios le había dado, y encontró fortaleza en
ellas.

Entonces oró.

Oración era lo que no había hecho cuando decidió ir a buscar terreno neutral para
escapar de Saúl.

La falta de oración a menudo es una forma de esconderse.

David buscó el consejo y guía de Dios. Preguntando a Dios si debía perseguir a la


tropa que había destruido su ciudad, preguntó si debía "alcanzarlos."4

Cuando David estuvo listo para escuchar, Dios habló.

Siendo instruido por el Señor que los siguiera y seguro de que alcanzaría a la tropa y
recuperaría todo, David condujo a sus hombres en persecución de los invasores. Como
resultado leemos que "David recuperó todo lo que los amalecitas habían tomado..."5

Cuando David se recuperó espiritualmente pudo recuperar todo materialmente.

Dios fue fiel.

Dios nunca abandonó a David.

Incluso cuando David estaba sufriendo las consecuencias de su transigencia, Dios


estaba poniendo en movimiento todos los elementos necesarios que allanarían el camino de
David hacia el trono. Mientras David estaba ocupado en recuperar su balance espiritual en
la batalla de su vida, el Rey Saúl había muerto en una batalla propia. Irónicamente, al
mismo tiempo que Saúl moría por una transigencia en la batalla para evitar un daño, David
se recuperaba de su transigencia para evitar el daño de parte de Saúl.

Dios fue fiel en conducir a David a través de sus cinco tentaciones, en perdonarlo,
en proveerle una salida y aún en ponerlo en el lugar que Dios había preparado para que
ocupar.

Espere -- Dios está obrando

El Rey David casi perdió la promesa de Dios, el trono de Israel y su lugar en el


linaje de Cristo por la impaciencia. Por su decisión de transigir y conformarse con lo
"bueno" casi perdió lo mejor de Dios.
La impaciencia es un vicio costoso.

La impaciencia es una faceta de la incredulidad.

La incredulidad es la base del pecado.

El "hijo pródigo" en la parábola de Jesús fue impaciente para ganar su herencia y


debido a que no era lo suficientemente maduro o responsable para hacerse cargo de ella, la
despilfarró.6

Los hombres pagan el costo más alto por la vida más baja.

Más hombres pierden las respuestas de Dios a las oraciones, el cumplimiento de


sueños y la realización de esperanzas por la impaciencia que por cualquier otra cosa.

No hay impaciencia en Dios.

Algunas personas no oran el tiempo suficiente, creen el tiempo suficiente, confían el


tiempo suficiente, resisten el tiempo suficiente o esperan el tiempo suficiente y pierden en
vez de ganar.

No puedo contar las veces que recibido una carta de algún hombre desesperado
pidiendo oración debido a alguna crisis, sólo para recibir pocos meses después una carta
jubilosa del mismo hombre diciendo, "¡No creerá lo que me sucedió!"

¡Sí! ¡Lo creeré!

"Es propio de los íntegros alabar al Señor,"7 es lo que dice la Escritura.

Los creyentes tienen el derecho de alabar a Dios en medio de la crisis y de la


tentación, porque en ese momento, por fe, saben que Dios está obrando por su bien.

Cuando parecía que toda la tripulación a bordo del barco con Pablo se perdería, en
medio de la tormenta, cuando todo parecía inútil, Pablo le dijo a la tripulación "os exhorto a
tener buen ánimo," que nadie se perdería.8

Cuando el barco se hundió y llegaron a tierra, Pablo y sus hombres fueron recibidos
por una cantidad de gente. Del fuego que fue encendido en la playa salió una serpiente
venenosa que mordió a Pablo.9 El simplemente la sacudió. Asombrados, los isleños
observaban para ver si Pablo se hincharía y moriría. Su naturaleza supersticiosa les hacía
pensar que él seguramente era un hombre malo para que una serpiente mortal lo mordiera.
Cuando nada sucedió, decidieron que debía ser un dios.10
Pablo no era Dios. Pablo confiaba en Dios.

Pablo entendía los propósitos de Dios, tenía la mente de Cristo y en medio de sus
más grandes pruebas y tentaciones, pudo consolar a una tripulación consumida por el
pánico o sacudir a una serpiente sobre el fuego. Pablo no temía ningún mal porque Dios
estaba con él.

Los propósitos de Dios van a servir a Dios y sólo a Dios.

Nosotros no somos los iniciadores de nuestra salvación, los originadores de la gracia


o los completadores de nuestras vidas -- somos su "hechura," 11 quienes estamos
identificados con él por la sangre de Cristo, nacidos de su Espíritu y su Palabra
incorruptible.

La voluntad de Dios es que los hombres sean salvos. No es su voluntad que ninguno
se pierda.12 El envió a su Hijo al mundo para redimir al mundo para que los hombres no
perezcan sino tengan vida eterna. 13 Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al
mundo, sino para que el mundo sea salvo a través de él.14

Si Dios fue tan lejos para librarnos del pecado, él seguramente llegará lejos para
librarnos de todas nuestras pruebas.

Incluso en este momento mientras usted lee esto, sin importar por lo que está
atravesando, cuáles puedan ser sus circunstancias, cómo está siendo tentado, la verdad es:
Dios no va a rechazarlo porque usted ha recibido la naturaleza de Dios por el nuevo
nacimiento. Rechazarlo a usted sería rechazarse a sí mismo. El no hará eso.

Dios está obrando por su bien.

Sólo porque usted no siente tener aún algo de fe eso hace que Dios esté muerto.

Usted puede sentirse caliente o frío, sentirse arriba o abajo, estar optimista o
pesimista, pero Dios nunca.

Dios será Dios sin importar qué haga usted.

Usted puede confiar en él. Usted puede alabarlo.


Su confianza durante la crisis, sea prueba o tentación, no está en sus capacidades,
talentos, emociones, circunstancias o incluso usted mismo -- su confianza está en el Dios
vivo.

En el momento de su necesidad, su confianza debe estar centrada sólo en Dios.

Dios fue fiel a Elías y a David.

Dios nunca los dejó ni los desamparó.

Dios no los negó en sus debilidades.

Dios los cuidó sobrenaturalmente.

Dios les habló.

Dios los renovó.

Dios los guardó.

Elías cambió un enebro por un carro de fuego.

David cambió Siclag por un trono.

Dios tomó sus debilidades y les dio su fortaleza.

Dios hará por usted lo que hizo por ellos.

Dios no lo dejará ni lo desamparará.

Dios no lo negará en su prueba o tentación.

Dios es fiel.

Oración

"Padre, en el Nombre de Jesús, vengo ante ti ahora mismo en medio de mi crisis. En


medio de mi necesidad, quiero ser honesto contigo. No siento nada. No percibo nada. No
puedo generar nada. Pero quiero que sepas, Señor, que creo que eres mi Dios. Creo que tu
Palabra es verdad. Y creo que ahora mismo estás obrando por mi bien. Gracias por ello.
"Gracias porque tú no me negarás porque no te negarás a ti mismo. Gracias por ser
quien eres y por quien yo soy en Cristo. Confío en ti total y completamente para que me
saques de esta situación hacia una nueva revelación, un ministerio más grande y una
bendición más grande de la que nunca he conocido en mi vida.

"Pongo mi confianza en ti, Señor. Amén."

Recuerde

Las decisiones determinan el destino.

Las decisiones tomadas bajo presión y temor son degenerativas.

Las decisiones pueden llevarnos fuera de la voluntad de Dios, pero no fuera del
alcance de Dios.

La falta de oración a menudo es una forma de esconderse.

Las personas pierden lo que Dios quiere por la impaciencia más que por cualquier
otra cosa.

Los propósitos de Dios servirán a Dios y sólo a él.

Dios fue muy lejos para salvarnos, así que también irá muy lejos para librarnos de
nuestras pruebas.

Dios hará por usted lo que ha hecho por otros; tomará sus debilidades y las
cambiará por sus fuerzas.
PARTE II
LA CRISIS DEL CAMBIO
Capítulo 5
EL PATRON DE
DIOS PARA EL CAMBIO

Todo lo que Dios hace está de acuerdo con un patrón y basado en un principio.
Cuando aprendemos sus patrones y basamos nuestra fe en sus principios, nuestras vidas se
vuelven productivas, maximizadas y exitosas. Pero si vivimos por personalidad, teorías y
circunstancia, nuestras vidas serán azarosas, confusas y conducidas por cada viento de
cambio. Una de las metas principales para cada cristiano verdadero es descubrir los
patrones y principios de Dios a través del estudio diligente y de la aplicación de su Palabra.

La Palabra de Dios contiene los principios sobre los cuales podemos basar las
decisiones y acciones para cada situación y problema en la vida. La Biblia es nuestra norma
de conducta absoluta. Si sólo queremos aprender cómo responder a ciertas circunstancias,
nunca aprenderemos lo suficiente como para cubrir cada situación que pueda surgir. Pero si
tomamos la determinación de aprender los patrones y principios de Dios para la vida, nos
equiparemos para manejar cada problema, sea grande o pequeño.

Ya hemos establecido que el cambio es normal en la vida. Uno de los patrones de


Dios para el cambio es el proceso de entrar y salir. En un sentido, hay sólo dos cosas que
usted y yo hacemos en la vida -- entrar y salir.

Entramos en la vida a través del nacimiento y la dejamos a través de la muerte.


Dejamos el vientre y entramos en la infancia; dejamos la infancia y entramos en la niñez;
dejamos la niñez y entramos en la adolescencia y así continúa a través de toda la vida.
Durante el curso de un día podemos dejar la casa, entrar a un automóvil, dejar el automóvil,
entrar a un restaurante; dejar el restaurante, entrar al automóvil nuevamente; etcétera.

A medida que progresamos a través de las etapas de la vida, dejamos el hogar,


entramos a la universidad; dejamos la universidad, entramos a la fuerza de trabajo; dejamos
el bachillerato, entramos al matrimonio; dejamos la tierra, entramos al cielo o al infierno.
Podemos dejar una ciudad por otra, un trabajo por otro, una iglesia por otra y,
desafortunadamente, un matrimonio por otro.
Cada cambio viene por la vía de la crisis, pequeña o grande. Cuanto mayor el grado
del cambio, mayor la crisis.

El cambio acompaña la crisis. El proceso de entrar y salir cambia nuestras vidas,


perturba nuestras rutinas y crea nuevas percepciones que pueden causar que sintamos
tensión.

El principio correspondiente al patrón de entrar y salir puede ser establecido así:


"Cómo sale determina cómo entra." Cómo dejamos una situación en la vida determinará
cómo entramos en la siguiente.

Llevamos al nuevo lugar, ciudad, relación, empleo, ministerio o escuela, lo que


hemos traído de la anterior. Lo que queda en nuestra mente y espíritu de lo anterior
determinará cómo entramos a lo nuevo. Si partimos con un espíritu herido, a menos que sea
sanado, entraremos con ese mismo espíritu. Si salimos con amargura, animosidad,
hostilidad, falta de perdón, derrota o fatalismo, llevaremos esas semillas al lugar donde
entramos. Eventualmente germinarán y producirán las mismas cosas que pensábamos estar
dejando atrás.

Desde el lado positivo, las semillas que llevamos para bien producirán bien
dondequiera que vayamos.

Roger y Marti, unos amigos míos, son fieles en su devoción a Dios. Con el grupo de
ayuda caritativa de su iglesia comenzaron a ir a un barrio marginal dos veces por mes para
llevar alimento y predicar el Evangelio. Este vecindario estaba en la lista de las "diez
peores" áreas problemáticas en los Estados Unidos. Sus primeros años allí fueron tiempos
difíciles de sembrar semilla buena mientras arriesgaban sus vidas en una guarida de
violencia, guerras entre pandillas, narcotraficantes y pobreza.

Año tras año continuaron llevando comida y predicando el Evangelio dos veces al
mes. Finalmente, suficientes personas habían escuchado la Palabra de Dios y pensaron que
deseaban formar allá una iglesia en la que se hablara el idioma local. La iglesia de Roger y
Marti proporcionó un pastor, y la pequeña comunidad comenzó. Roger y Marti continuaron
llevando comida y predicando el Evangelio para ayudar a la pequeña iglesia a sobrevivir.

Dándose cuenta lentamente que alguien se preocupaba por ellas, las personas del
vecindario comenzaron a preocuparse por ellos mismos. Pidieron y recibieron fondos del
gobierno para restaurar algunos de sus edificios. Los ciudadanos comenzaron a cobrar
orgullo por sus casas, trabajos y su apariencia personal. La pequeña iglesia creció. Roger y
Marti persistieron sin dejar de ir nunca al barrio el día domingo.
Han pasado siete años desde que Roger y Marti fueron llamados a ministrar en esa
área. Cuando comenzaron, se emocionaban cuando una, seis o diez personas respondían al
Evangelio. En la actualidad no es infrecuente que cincuenta, ochenta o cien personas
reciban salvación en un solo servicio. El área ya no está clasificada como un ghetto según
los estándares del gobierno. Y el departamento de policía local ha disuelto su unidad de
pandillas debido a la falta de actividad de pandillas en el área.

Las semillas de justicia producen el mismo efecto independientemente de dónde son


sembradas.

Es por eso que Dios trata con principios y causas de raíz. Las raíces producirán el
mismo fruto o resultado una y otra vez. Las circunstancias y el ambiente no son causas de
raíz. Las personas con las semillas de sus experiencias y creencias en sus espíritus sí lo son.

Cómo salimos de la niñez determina cómo entramos en la adolescencia.

Cómo salimos de la vida de solteros determina cómo entramos al matrimonio.

Cómo salimos de la escuela determina cómo entramos a la fuerza de trabajo.

Cómo salimos de una relación rota determina cómo entramos a la siguiente relación.

Cómo salimos de nuestro lugar de devoción determina cómo entramos a nuestro


lugar de ministerio.

Saliendo para Entrar

El Apóstol Pablo enseñó que las tentaciones y pruebas son "comunes al hombre"
pero que cuando vienen, Dios "dará la salida." 1 El patrón de salida de Dios nunca está
basado en una salida de, sino en una salida hacia.

Abram fue sacado de Ur de los caldeos por el Señor. 2 El propósito de Dios para
sacarlo de Ur era permitirle entrar a la Tierra Prometida. Abram dejo un país para entrar a
uno mejor. Más tarde su nombre fue cambiado de Abram a Abraham, debido al cambio en
su relación con Dios. El dejó una relación con Dios para entrar a una mejor, una basada en
un pacto eterno. Dios lo sacó de para llevarlo hacia.

Dios liberó a su pueblo, la nación de Israel, de Egipto y de la esclavitud. Su


liberación no estaba basada completamente en de dónde los había tomado, sino en hacia
dónde quería llevarlos. La Biblia registra, "Y nos sacó de allá, para traernos y darnos la
tierra que juró a nuestros padres."3

Tan frecuentemente en tiempos de crisis, pensamos en escapar de algo, de algún


lugar o situación indeseable. Pensamos en términos de evitar crisis, problemas, dificultades,
castigo, corrección y los conflictos difíciles de la vida porque básicamente somos negativos
por naturaleza. El punto de vista de Dios es totalmente diferente. Debido a que él es
positivo, Dios siempre piensa en llevarnos hacia algo, a un mejor lugar o condición.

En ese sentido, la crisis no es tan negativa como el mundo o nuestras percepciones


quisieran hacernos creer. La transición es necesaria para que Dios nos saque de donde
hemos estado y nos lleve a un mejor lugar.

Dios ilustró gráficamente esto cuando llevó a la nación de Israel a la libertad de


Canaán. Para llevarlos a la "Tierra Prometida" primero tuvo que conducirlos fuera de la
esclavitud de Egipto. Para hacerlos entrar, tuvo que sacarlos.

Aquellos que dejaron Egipto fracasaron en darse cuenta de lo que Dios estaba
haciendo. Estaban contentos con dejar lo viejo, pero no estaban preparados para entrar a
lo nuevo. Cuando vieron la tierra de "leche y miel" que había sido prometida, se negaron a
aceptarla como suya para entrar.

Moisés envió doce espías para ver si la tierra era habitable. Dos de ellos, Josué y
Caleb, volvieron con un informe emocionante sobre su potencial no explotado, su
naturaleza virgen y primitiva. Los otros diez espías estaban intimidados y temerosos.
Propagaron un informe sobre los "gigantes" que vivían allí. La nación de Israel en pleno
creyó el informe falso de que había enemigos formidables a los cuales no podrían
conquistar. Fueron negativos en actitud, creyeron lo peor y sufrieron las consecuencias. Esa
generación perdió a Canaán y cada uno de los diez espías murió en el desierto. Pero Dios
bendijo a Josué y Caleb con larga vida y los comisionó para dirigir a la siguiente
generación para entrar, conquistar y establecerse en la tierra.4

Dios dio a los israelitas el éxodo desde Egipto para que pudiera darles la entrada a
Canaán. Debido a que la historia de Israel sirve como un ejemplo para nosotros, 5 el patrón
de Dios es el mismo para nosotros en la actualidad. Si fracasamos en darnos cuenta que
Dios nos está sacando afuera para llevarnos adentro de una tierra que es mejor y más
resplandeciente, como la primera generación de los israelitas liberados, podemos perecer en
un desierto de incredulidad. Podemos perder nuestra "Tierra Prometida" por perder los
patrones y principios de Dios.
La meta principal, fundamental de Dios para nuestras vidas es llevarnos a una
relación cercana con él. El deseo de Dios para todos sus hijos es la semejanza a Cristo. 6
Para llevarnos a esa semejanza y posición, primero tiene que llevarnos fuera -- fuera de
nuestros viejos hábitos, actitudes equivocadas, pensamientos pecaminosos y acciones
egoístas.

Debemos permitir a Dios que nos conduzca afuera para que nos pueda conducir
adentro.

Dejamos lo viejo y entramos a lo nuevo por vía de la crisis.

Para introducirnos a la salvación, Dios debe sacarnos del pecado. Vamos por medio
de la crisis. Enfrentar la realidad, admitir la necesidad, humillarnos, arrepentirnos, todo es
parte de la crisis de la salvación. Dios nos lleva a la justicia al librarnos del mal.

A medida que Dios nos lleva de un nivel de vida a otro, las transiciones difíciles e
incluso traumáticas producen tensión. Los hijos de Israel fallaron en reconocer lo que Dios
estaba haciendo y se derrumbaron bajo la presión. Entendieron mal el propósito de Dios
para sacarlos de Egipto. Dios quería llevar a su pueblo a Canaán, la tierra que había
prometido a Abraham y a sus descendientes, pero todo lo que ellos podían ver era el
desierto a través del cual tenían que pasar -- la crisis de la transición.

Debemos mirar más allá de la tensión de lo temporal hacia la gloria de lo


permanente, de lo temporal a lo eterno.

Dios está más preocupado con el lugar a donde estamos yendo que con lugar de
donde hemos venido.

Dios siempre mira el producto terminado.

Dios siempre mira el lugar donde quiere que sus hijos estén, a donde los está
llevando mientras lo siguen obedientemente.

Cuando Elías caminó sobre la tierra experimentó pruebas y luchó con sus cinco
tentaciones. Dios lo ministró para llevarlo a una nueva relación. Elías creyó que Dios era un
Dios bueno, confió en él, lo obedeció y cambió su odisea por un ministerio más grande que
todo lo anterior. Cuando Elías dejó esta tierra y pasó su manto, el símbolo de su unción, a
Eliseo, su ministerio fue multiplicado.7

Jesús desea la multiplicación para nosotros, sus discípulos. El oró que fuéramos uno
para que el Espíritu viniera sobre nosotros.8 El sabía que nosotros que comprendemos el
Cuerpo de Cristo en el mundo comenzaríamos a pensar sus pensamientos, hablar sus
palabras y hacer sus obras. De esta manera, su ministerio se multiplicaría. Pero Jesús tenía
que partir y volver a su Padre en el cielo para que pudiera enviar a su Espíritu Santo a
nosotros, sus discípulos. Dios entró al mundo y en las vidas de sus discípulos a través de
Jesucristo y Cristo dejó el mundo para que pudiera entrar a sus discípulos nuevamente, esta
vez a través de su Espíritu.

Debemos estar preparados para salir de lo viejo para que podamos entrar a lo nuevo.
Cuando tratamos con el cambio de una manera piadosa, nos multiplicaremos, o
aumentaremos, en vez de disminuir.9

Salir de nuestro "Egipto," esperar en el desierto a tener las calificaciones para la


Tierra Prometida, entrar a Canaán, todo aquello crea nuevas crisis, pero crisis es un paso
adelante hacia una vida mejor, superior, más permanente que Dios quiere darnos.

Dios siempre mira a donde quiere llevarnos, no sólo a donde estamos. Eso fue
verdad con Abraham y Moisés y es verdad con nosotros en la actualidad.

Es necesario salir para entrar; y entrar es tan importante como salir.

Entrar a la Crisis y Salir

Cuando Jim llamó para hablarme sobre algunos asuntos relacionados con el
ministerio, la conversación empezó a incluir su preocupación personal con respecto a la
iglesia a la cual estaba asistiendo. Jim me dijo que creía que había sido "guiado"
divinamente a la iglesia y creía que había sido enviado allí para el propósito particular de
ayudar al pastor. Ahora, cuatro años después, admitía que el pastor parecía no querer su
ayuda, su esposa estaba infeliz ahí y sus hijos no querían ir a la iglesia con ellos.

Sin embargo, él todavía se rehusaba a salir porque creía muy fuertemente que Dios
lo había dirigido a ese lugar de adoración.

"¿Estás siendo ministrado allí?" le pregunté. "¿Estás recibiendo algún beneficio de


adorar allá?"

Le pregunté esto porque todo en la vida tiene el potencial de ser o beneficioso o


perjudicial.

"No, y tampoco mi familia," dijo enfáticamente.


"¿Entonces por qué no te sales?"

"Porque Dios me llevó allá."

"Necesitas darte cuenta," le dije "que frecuentemente Dios nos lleva a algo tan
sobrenaturalmente que cuando llega el tiempo de seguir adelante, la salida es tan natural
que no la aceptamos."

Algunas veces la entrada es tan sobrenatural, las señales y prodigios nos siguen
mientras caminamos sobre la senda que Dios tiene para nosotros. Así que cuando es el
tiempo de partir, puede parecer tan natural que lo perdemos. Dios liberó a los israelitas de
Egipto causando plagas y pestilencia en Egipto. Esa fue la excepción, no la regla. Fue un
acto sobrenatural para un momento específico en la historia. Pero si buscamos a Dios sólo
en lo espectacular, perderemos la guía del Espíritu Santo.

El tiempo justo es el ingrediente esencial en el éxito.

Muchas personas se quedan más tiempo del que deberían, creando más problemas
de los que habría si hubieran partido en el momento correcto. Eso es lo que le había
sucedido a Jim. Permaneció más tiempo del que debía y desarrolló problemas en su vida
personal y familiar. Enfrentó dificultades y penalidades que eran innecesarias.

Cuando encontré a Jim algunos meses después, estaba feliz y contento. Una vez que
tomó la decisión de partir, y lo hizo bien, Dios pudo llevarlo al siguiente lugar en el que
quería que estuviera.

Cuando sea tiempo de salir, siempre habrá aquellos que quieren que usted se quede.
Su deseo estará más frecuentemente basado en sentimientos o emociones personales.
Cuando Dios lo esté sacando fuera de un lugar para llevarlo a otro, usted no puede
permitirse ser engañado para tomar una decisión basada en el sentimiento en vez de en la
verdad.

Seguir el tiempo de Dios siempre dará por resultado la bendición. Dios puede usarlo
a usted en un momento específico del tiempo en una manera poderosa, gloriosa y única.

El éxito viene cuando usted es el hombre correcto, en el momento correcto, en el


lugar correcto. El tiempo preciso es el ingrediente clave.

En el primer siglo Saulo persiguió a los cristianos hasta que Jesucristo se reveló
milagrosamente a Saulo y lo dejó ciego. Saulo fue a la casa de Ananías quien le impuso las
manos y oró por él para que recibiera la vista. El nombre Saulo fue cambiado a Pablo. El se
convirtió en un portavoz poderoso de la fe cristiana y extendió el Evangelio hasta nuestros
días a través de las cartas que escribió, las cuales se hicieron parte de nuestra Biblia.

Ananías era un hombre piadoso que surgió de la oscuridad para satisfacer una
necesidad particular en un momento específico. Luego volvió a la oscuridad y no se
escuchó otra palabra de él. El entró a la historia y salió. Su estilo de vida piadoso hizo
posible que ministrara a Pablo y ayudara a lanzar a Pablo al ministerio. El fue el hombre
correcto, en el momento correcto, en el lugar correcto.10

El Éxito Borra el Fracaso

Cuando usted entra a un nuevo lugar, tendrá nuevas experiencias, amistades y


lecciones. Si ha aprendido las lecciones del último lugar al que entró, entonces Dios hará
en usted algo completamente diferente. Si no pasó las pruebas que Dios le dio la última vez,
las volverá a pasar hasta que haya aprendido su lección y pasado su prueba. Cuando los
israelitas se negaron a entrar a Canaán la primera vez, fueron a un lugar llamado Cades-
barnea,11 y terminaron vagando de vuelta en ese lugar dos veces más antes de ir a
conquistar Canaán. Tenemos "Cades-barneas" también en nuestras vidas. Esas son las
situaciones y condiciones en las que nos encontramos una y otra vez hasta que finalmente
decimos, "¡No más! ¿Qué quieres que aprenda, Señor?"

Una vez que ha pasado su "Cades-barnea" y está entrando a lo nuevo, comenzará


nuevas lecciones, nuevas experiencias, nuevo crecimiento espiritual que nunca conoció
previamente. Este es el plan de Dios para todos los cristianos que crecen y maduran.
Crecemos de "gloria en gloria,"12 de éxito en éxito.

El éxito borra el fracaso.

Hay un patrón dado por Dios para entrar a una nueva situación o relación. Usted no
puede tomar las experiencias pasadas y plantarlas en el suelo fresco de un nuevo lugar o
persona. Usted no puede tomar una amistad y duplicarla con otra persona, a menos que
ponga nuevamente el fundamento. Usted no puede tomar el patrón de una empresa de
negocios e imprimirlo en otra empresa de negocios, a menos que el nuevo suelo sea
acondicionado.

El patrón de la cosecha es: Acondicionar el suelo, sembrar la semilla, regarla,


recoger la cosecha.
Recoger la cosecha es el último paso, y el más obvio -- ¡a menos que se le olvide!
Todo pastor sabe que debe hacer un llamado al altar. Todo miembro de la junta directiva
sabe que tiene que proponer ideas para una votación. Todo padre sabe que hay un tiempo en
el cual la familia debe estar unida en acuerdo. Cuando esas cosas suceden, todos a su vez
recogen la cosecha deseada.

Cualquier agricultor sabe que para acondicionar el suelo, sembrar la tierra y regarla
sin recoger ninguna cosecha es infructuoso y frustrante. La cosecha es el propósito de todo
el esfuerzo.

El patrón de la cosecha funcionará siempre y funcionará para su beneficio.

En el siguiente capítulo le mostraré diez pasos que puede tomar, los cuales le
capacitarán para salir y moverse a través de períodos de transición con la menor cantidad de
dificultad. Si los sigue, pueden traer la bendición de Dios a su vida, independientemente de
lo que pueda estar dejando atrás.

Recuerde

Siempre estamos en el proceso de entrar y salir.

El ambiente del lugar a donde va se volverá como el lugar que usted deja, porque
lleva con usted mismo las semillas para la cosecha.

El patrón de escape de Dios no es un escape de, sino un escape hacia.

La transición es necesaria para que Dios nos saque y nos introduzca a un lugar
mejor.

La meta principal, fundamental de Dios para nuestras vidas es llevarnos a una
relación cercana con él.

Salimos de lo viejo y entramos a lo nuevo por vía de la crisis.

Debemos mirar más allá de la tensión de lo temporal hacia la gloria de lo eterno.

Dios está más preocupado con el lugar al que estamos yendo que con el lugar del
cual hemos venido.
Dios siempre mira el producto terminado.

Es necesario salir para entrar; y entrar es tan importante como salir.

Si buscamos a Dios sólo en lo espectacular, perderemos la guía del Espíritu Santo.

El tiempo preciso es el ingrediente esencial en el éxito: ser el hombre correcto, en


el tiempo correcto, en el lugar correcto.

El patrón para la cosecha es: Acondicionar el suelo, sembrar la semilla, reagarla,
recoger la cosecha.

El éxito borra el fracaso.


Capítulo 6
PASOS PARA ENTRAR Y SALIR

Hay diez pasos en un patrón dado por Dios para entrar y salir que pueden ayudarlo a
atravesar la crisis del cambio. Si usted acaba de dejar un empleo, fue despedido,
reasignado, dejó una iglesia o ministerio, rompió un compromiso, comenzó una nueva
carrera, encontró a la persona para casarse, se mudó a otra ciudad, comenzó la universidad
o cualquier situación en la que pueda encontrarse, puede practicar estos pasos. Practíquelos
en cada etapa sucesiva de su vida para contribuir a que sus ajustes marchen suavemente.
Estos son:

1. Comprenda que la Crisis es Normal

La primera cosa que necesita entender es lo que ya hemos establecido: La crisis es


normal en la vida.

Toda vez que esté en una transición, atravesará una crisis. La crisis es normal en un
proceso de crecimiento. Recuerde, el patrón de salida de Dios no es principalmente una
salida de, sino una salida hacia. Dios está sacándolo fuera de un estado temporal para
llevarlo dentro de un estado de vida superior y más permanente. Generalmente, el paso de
un estado transitorio a uno más permanente del ser en la vida es por vía de la crisis.
Mantenga esta perspectiva divina mientras cree que el Señor lo está guiando a través de las
etapas del desarrollo.

En la transición, lo que esté en su mente, corazón y espíritu es de la mayor


importancia para usted. Dónde está no es tan importante como el cómo se encuentra. Usted
puede dejar atrás el antiguo ambiente y circunstancias, pero recuerde -- usted siempre toma
su espíritu con usted. Lo que está en su espíritu determinará lo que encontrará en su nueva
situación y ambiente.

2. Siga el Patrón del Señor: Perdone

El Señor Jesucristo es nuestro patrón para entrar y salir. El dejó el cielo para entrar en la
tierra, luego dejó la tierra para entrar en el cielo. Cada ocasión ocurrió por vía de la crisis.
En la cruz, Jesús sufrió la vergüenza de recibir el castigo de un criminal aunque vivió
una vida sin pecado. Los extremos que enfrentó mientras dejaba la tierra para entrar
nuevamente al cielo son imposibles de comprender completamente para nosotros. Pero
observe lo que Jesús hizo por nosotros. Mientras estaba en la cruz, sufriendo el extremo de
la crucifixión, él oró, "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen." 1 Su perdón abrió
el cielo para nosotros.

Jesucristo murió en la cruz, fue puesto en una tumba y se levantó de los muertos -- y
aunque él pagó todo el precio por nuestra salvación, si él lo hubiera hecho sin perdonarnos
por nuestros pecados, aún no podríamos entrar al cielo. La falta de perdón nos habría
impedido de unirnos a él y al Padre. Su perdón abrió el camino para nosotros.

La vida se vive sobre la base de la relación, así que abrir o cerrar las puertas de las
relaciones es un patrón tan importante como entrar o salir. A través del perdón Jesús abrió
la puerta de la relación con él y con el Padre.

El mismo principio es verdadero para usted y para mí en nuestras acciones hacia los
demás.

El perdón abre, la falta de perdón cierra.

Si usted quiere abrir, debe perdonar.

Jesús dijo, "Recibid el Espíritu Santo. A quienes remitiereis [perdonareis] los pecados,
les son remitidos [perdonados]; y a quienes se los retuviereis [no perdonareis], les son
retenidos."2

La falta de perdón ocasionará que los pecados sean retenidos dentro de usted. Esto es
verdad con respecto a los pecados que usted cometió y a los pecados cometidos en contra
suya. La falta de perdón para cualquiera cerrará amistades, asociaciones y oportunidades.
Cuando usted mantiene falta de perdón en su corazón contra alguien, esa falta de perdón
cierra áreas de usted mismo.

El matrimonio es un gran ejemplo de la falta de perdón que cierra una relación. Cuando
una persona entra al matrimonio, él o ella debe dejar la vida de soltero(a) y la familia. Si un
hombre toma sus costumbres de soltero dentro del matrimonio, arruinará el matrimonio.
Cuando dos personas se casan, dejan a sus padres y se adhieren uno al otro. 3 La llevar a sus
padres dentro de la relación que principalmente es para dos, terminarán teniendo a los
padres de él, a los padres de ella, e intentarán tener un matrimonio con cuatro personas de
más.
Los esposos que no perdonan a sus padres eventualmente encontrarán que su falta de
perdón arruinará su nueva unión. Y aquellos cuyos parientes políticos son personas que no
perdonan, encontrarán dificultades en relación con su nuevo cónyuge.

El espíritu de falta de perdón es comunicado del espíritu de una persona a los demás y
los encierra. Guardar rencores y permitir que los prejuicios destruyan la intimidad no es
manera de vivir. No importa si es una esposa, esposo, hijo, pariente político, amigo, vecino,
jefe, empleado, colega, padre, madre, doctor o pastor -- un espíritu que no perdona
encerrará a los demás y, al hacerlo, encerrará parte de la vida de una persona.

Cuando usted albergue falta de perdón hacia otros, no podrá testificar o ministrarles
vida efectivamente. Por lo tanto, usted cierra el cielo para ellos. Pero cuando usted perdona
y abre esa relación para poder ministrar la Palabra de Dios, usted ha abierto el cielo para
ellos. Entonces pueden recibir a Cristo como Salvador.

El perdón siempre es un regalo. El perdón no puede ser ganado nunca. Sólo puede ser
dado como el perdón de Dios para nosotros.

Siempre salga con perdón hacia todos y hacia todo. No siembre las semillas del pasado
en nuevos campos de relación.

Una vez que ha salido, deje las experiencias y opiniones de otros detrás al perdonar
todo. Sean buenas o malas, no trate de plantar experiencias pasadas en el suelo fresco de un
nuevo lugar o nuevas personas. Incluso cuando experimente éxito en un lugar, cuando usted
cambia, comienza nuevamente en la base de su nuevo nivel. Permita que sus nuevos
asociados lo conozcan primero, entonces podrá compartir el pasado con ellos.

Haga que los juicios estén basados en quién es usted, no en lo que era.

3. Admita que Dios es su Fuente

La siguiente cosa que necesita hacer en tiempos de cambio es admitir que Dios es su
fuente. Reconozca que si usted ha entregado su vida a Cristo, él -- no el hombre -- está en
control de todo lo que somete y entrega a él.

"El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre" 4 es una verdad
bíblica.

Los banqueros, empleadores, jefes de personal, jueces, la estructura corporativa o


incluso su iglesia, no son su fuente -- Dios lo es. Aquellos pueden tener autoridad en su
vida, y usted tiene que reconocer y respetar esa autoridad. Pero hay una Autoridad Superior
ante quien usted está sometido, y todas estas cosas descansan bajo su Autoridad Suprema.
Como su Abogado, él es capaz de presentar su caso de manera ganadora y ganar el
resultado a favor suyo. Dios es la autoridad final sobre todo en su vida.

Tengo un gran amigo a quien Dios lanzó al servicio misionero de una manera poderosa.
Se hizo un misionero tremendamente exitoso.

En una ocasión hizo de mi casa su oficina principal mientras estaba en los Estados
Unidos levantando fondos par retornar al campo misionero. En ese tiempo noté algo
peculiar sobre él. Cada vez que llegaba el correo, corría al buzón para ver qué había para él.
Si había una carta con dinero, se ponía feliz; si no, se ponía triste. Noté que estaba
dependiendo del buzón de correo como su fuente. La verdad es que Dios estaba obrando
siempre por su máximo bienestar, independientemente de lo que llegara en el correo.
Eventualmente aprendió bien esa lección. Si no lo hubiera hecho, nunca habría sido el
misionero estadista que llegó a ser.

Años después me lancé al ministerio y comencé a depender de donaciones privadas


para tener sustento. Un día me encontré a mí mismo caminando por la entrada después de
haber ido al buzón revolviendo las cartas y mi espíritu decayendo mientras me daba cuenta
de que no había ingreso. Súbitamente, la imagen de mi amigo misionero destelló ante mis
ojos y comprendí que había sido atrapado por el "síndrome del buzón." ¡No necesitaba
depender de ese buzón de correo como mi fuente de provisión en mi crisis! Necesitaba
depender de Dios como mi fuente.

Nuestra batalla financiera es ganada sobre nuestras rodillas, no en el banco. No en el


buzón. ¡Dios es nuestra fuente!

Reconozca que Dios es su fuente y nunca deje de honrarlo con su substancia. Si usted
está sufriendo por una pérdida financiera, honre a Dios con los recursos financieros que
tenga. La fe opera en todo tiempo.

Dar a Dios no es un tipo de soborno super-espiritual que lo librará de la tensión. Usted


no puede compensar por el sacrificio lo que pierde por la desobediencia. No puede decidir
repentinamente dar sacrificialmente a Dios, esperando que esto solucione años de
desobediencia a Dios. Arrepiéntase de su maldad. Dé a Dios porque es lo correcto. No trate
de "comprar" o "sobornar" a Dios -- ¡no funcionará!

Dios es Dios, y él hará lo que es mejor para usted de acuerdo a su sabiduría infinita.
Cuando aplicamos nuestro entendimiento finito y soñamos la solución a nuestra crisis, y
Dios no actúa de la manera en que pensamos debería actuar, podemos desilusionarnos con
él. Algunos incluso están amargados con él. Cuando usted da a Dios, puede esperar una
retribución porque Dios no será deudor de ningún hombre. Pero cuándo y cómo él honre su
fe depende de Dios. Usted puede conocer el concepto bíblico de la "ofrenda de semilla de
fe." Es válido, pero no es una poción mágica. El cielo no tiene una lotería. Usted no da y
luego espera ganar el premio gordo. Esperar que Dios los libere instantáneamente de toda
una vida de error es presunción, no fe.

En la vida nos decepcionamos no por lo que encontramos, sino por lo que esperamos
encontrar. Cuando esperamos que las bendiciones de Dios coincidan con nuestras
decisiones, nos disponemos para la decepción. El tiempo de Dios no es nuestro tiempo y
dar nunca es una solución mágica a nuestros problemas.

Hay una línea delgada entre la fe y la presunción. Esa línea es la diferencia entre
espíritu y carne, gracia y obras, obediencia y suposición.

En breve, dé sus diezmos y ofrendas generosamente, por fe, creyendo que Dios lo
cuidará y espere sus bendiciones. Pero no dé con presunción, presumiendo que usted sabe
cómo él lo cuidará y cómo vendrán las bendiciones.

Deshágase del pensamiento mágico. Enfrente la realidad.

Dios honra a los que lo honran.5 La manera más grande de honrarlo es tener fe en él. Dé
a Dios como un acto de fe. Esto honra Dios. El diezmar, como el bautismo, el testificar u
otros actos que honran a Dios, es una evidencia externa de una obra interna. Internamente,
nos hemos dado nosotros mismos a Dios. Externamente, morimos a nosotros mismos y le
damos a él materialmente, con nuestra dedicación y con nuestro tiempo y energía, hablando
a otros de sus Buenas Noticias. Dios ama al dador alegre.6

Así como el perdón abre relaciones, el dar abre bendiciones. La riqueza en la fe


producirá riqueza en la vida, sea en relaciones, finanzas o en cualquier otra área.

Dios espera que lo reverenciemos como a nuestra fuente. Dar reverencia a Dios, "añade
horas al día," dice el proverbio.7 La reverencia a Dios se revela en nuestra adoración y en
nuestra actitud hacia la adoración. Murmurar sobre el tiempo transcurrido, quejarse por
cuánto tiempo toma Dios de su domingo, el día del Señor, afectará adversamente el
cumplimiento de las promesas de Dios -- al igual que la murmuración impidió que Israel
entrara a su tierra prometida. Cuando usted da cuidadosamente a Dios su tiempo, en
realidad un diezmo de su tiempo, usted gana tiempo durante el resto de la semana. La
mayoría de los hombres que se quejan de que nunca hay tiempo suficiente son culpables de
murmurar contra el Día del Señor.
Reverencie a Dios. El es su fuente. El es su empleador. ¡Todos sus beneficios,
bendiciones y concesiones provienen de él!

4. No entre en pánico

Cuando ha sido despedido de un empleo, se está preparando para el matrimonio o está


en cualquier crisis, usted necesita evitar la tensión que lo presiona para entrar en pánico. El
pánico y la productividad son opuestos. El pánico siempre es contraproducente.

Los hijos de Israel en su crisis vacilaban entre dos opiniones, dos creencias religiosas.
Elías se paró frente a ellos y dijo, "¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos
pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él." 8 Ellos cambiaban de
un momento a otro, de un día a otro, hasta que Dios los llevó a un lugar de decisión para
que lo siguieran.

En la vacilación emocional que puede variar de un momento a otro y de un día a otro,


puede aparecer el pánico con el agregado de tensiones, ansiedades y rigideces en su espíritu
que dañarán su capacidad de pensar y actuar sabiamente.

Los atletas llaman a este fenómeno "atoramiento." Usted se "atora" cuando se pone
rígido y no puede producir lo mejor de usted debido a sus condiciones emocionales,
mentales o espirituales. En los deportes "atorarse" ocasiona la falta doble en tenis, el fallar
un tiro a quince centímetros el hoyo en golf y el error de lanzar al juego una bola que debe
agarrarse en el juego del béisbol.

En la vida espiritual, la rigidez y el pánico ciegan los ojos a la Palabra de Dios, deprime
el espíritu, reduce la fe, roba la vida de oración y retarda el recibir las respuestas de Dios.

El pánico es más obvio cuando usted despierta en las horas tempranas de la mañana,
incapaz de dormir, temeroso, buscando mentalmente respuestas en vano, siendo tentado a
darse por vencido o cometer suicidio (social, financiero o físico), y preguntándose qué
hacer. Entonces, en desesperación, enciende la lámpara de su mesa de noche para leer la
Biblia, pero lo único que salta de las páginas frente a usted son los juicios de Dios. Debido
a su estado de debilidad, los aplica a usted mismo y se hunde más y más profundamente en
la depresión, incredulidad y preocupación.

Algunas veces esta falta de sueño es un ataque muy real del enemigo de nuestra alma,
Satanás. David llamó a esto el "terror nocturno." 9 Este terror viene de un ser demoníaco o
de la presencia de la oscuridad que tratarán de atemorizarlo. Podrá un pensamiento en su
mente que le impedirá un sueño profundo, o le hablará desánimo en su somnolencia que
usted comenzará a creer. Los psicólogos que se especializan en desórdenes del sueño
reconocen los "terrores nocturnos" como un fenómeno real. Sólo que no saben la causa o el
remedio.

Cuando el insomnio venga sobre usted ¡levántese de cama por cualquier medio! No se
quede allí moviéndose y girando, hundiéndose en el sufrimiento, Levántese, ponga un disco
o cinta que esté llena de fe y música apacible y deje que la Palabra y el Espíritu de Dios
ministren a su espíritu, traigan paz a su mente y creen fe en su corazón.

"La actitud apacible prolonga la vida del hombre," dice Proverbios.10


David dijo, "No temerás el terror nocturno, ni saeta que vuele de día... porque has
puesto a Jehová, que es mi esperanza, al Altísimo por tu habitación, no te sobrevendrá mal,
ni plaga tocará tu morada."11
Escuche música cristiana y cintas de lectura bíblica y ¡apague el televisor! No
contamine más su mente con basura de mentes y talentos no santificados; por el contrario,
¡renueve su mente con el lavamiento del agua de la Palabra! 12 Los estudios muestran que la
televisión causa más depresión y soledad aunque quienes la miran creen que aliviará su
depresión y soledad.13
No entre en pánico. Manténgase productivo.

Cuando esté en un período entre empleos, la peor cosa que puede hacer es sentarse en
casa todo el día. Es particularmente difícil para la esposa, si ella no trabaja fuera del hogar
y tiene que soportar a un esposo infeliz y desempleado aburriéndose en la casa todo el día.
Eso crea conflicto.

Los otros miembros de la familia no están acostumbrados a tener a papá en casa


tampoco. Puede ser agradable al principio, pero después de un corto período, su presencia
constante comienza a molestar a todos. La condición se agrava si el hombre está deprimido
por no encontrar trabajo para sustentar a su familia.

Lo mejor que un hombre puede hacer cuando está entre empleos es mantener el horario
habitual que tiene cuando está trabajando regularmente. Debe dejar la casa en la mañana y
volver por la tarde. Mantenga el patrón de vida tan normal como sea posible.

5. Admita la soberanía de Dios

Admita el hecho de que Dios tiene el derecho soberano sobre su vida y que él puede
señorear sobre cualquier cosa y todas las cosas en ella.

José fue vendido como esclavo por sus hermanos que lo odiaban y despreciaban porque
era favorecido por sus padres terrenal y celestial. En Egipto, José fue vendido como siervo
a Potifar, para quien trabajó un tiempo, levantándose a una posición de responsabilidad en
su casa. Después, debido a su integridad, José fue acusado falsamente por la esposa de
Potifar y terminó cruelmente encarcelado.

Al haber encontrado tanto odio, oposición, traición e injusticia, José tenía todas las
razones para darse por vencido y concluir que Dios le había fallado o incluso que se había
puesto en contra suya. Pero incluso en sus momentos de crisis y confusión, José
permaneció fiel al Señor. Reconoció el poder soberano de Dios y sometió su vida a él en
servicio fiel.

Con el tiempo, la sabiduría y diligencia de José fueron reconocidas y fue promovido de


su celda en la cárcel al palacio real. Se convirtió en la segunda persona sólo después del
faraón mismo y fue puesto a cargo sobre toda la nación de Egipto. Después se encontró con
sus hermanos, quienes cayeron ante él, pidiendo su perdón por el terrible mal que le habían
hecho. La respuesta de José para ellos fue:

"No me tengan miedo. ¿Creen que puedo tomar yo el lugar de Dios para juzgarlos y
castigarlos? En lo que a mí respecta, Dios ordenó para bien el mal que ustedes quisieron
hacerme y me puso en el alto cargo que ahora desempeño a fin de que salvara la vida de
mucha gente."14
Dios, por su "Gloria Trascendente," puede tomar las cosas que buscan nuestro mal,
darles la vuelta y hacer que obren para nuestro bien. Dios es capaz de trascender las
circunstancias del individuo caído que aparenta no tener virtud alguna, nada por qué vivir,
cuya mente está depravada y es considerado por muchos la "escoria de la tierra." Dios
puede salvarlo, llenarlo con su Espíritu, reconciliarlo con su familia, restaurarlo en su
trabajo y hacerlo un buen hombre de familia, con dignidad, valor y reputación en la
comunidad y de beneficio para la Iglesia. La Gloria Trascendente de Dios puede llevar a un
hombre del hueco más profundo a lo más alto.

Dios obrará solamente con aquello que le damos. Entréguele todas las heridas, el
rechazo, el fracaso y la humillación para que él pueda darles la vuelta.

Entregue sus emociones, ambiciones, pensamientos y sueños a él en oración este día,


sométase a él y él comenzará a obrar en ellos para su bien.15
Someta las circunstancias y situaciones a Dios. Permítale tomarlas y hacer algo con
ellas. Dios es soberano.

6. No limite a Dios

Dios es un Dios creativo.


Los hijos de Israel limitaron a Dios. Ese era uno de sus problemas. Limitaron a Dios
según sus expectativas humanas, de acuerdo a lo que veían, a lo que sabían naturalmente o
habían experimentado en el pasado. Limitaron a Dios de acuerdo a su propio
entendimiento.16
Usted y yo no somos nuestro Creador. Dios lo es. 17 El no está limitado en su naturaleza.
Dios no está limitado en sí mismo, pero está limitado en nuestras vidas por nuestra fe.18
La "visón de túnel" es la incapacidad de ver nada periféricamente a los lados. Aquellos
que la padecen pueden ver solamente lo que está frente a ellos. Muchas veces nosotros los
cristianos sufrimos de "visión de túnel" en relación con la capacidad de Dios de crear.
Esperamos que Dios obre sólo de una manera y terminamos perdiendo lo que él realmente
es capaz de hacer.

Nosotros tendemos a estar limitados a lo que podemos ver con nuestros ojos físicos; a
lo que hemos experimentado en el pasado; a lo que sentimos emocionalmente; a lo que
hemos sido enseñados, a lo que se nos ha predicado o leído; a nuestras aspiraciones; a
deseos subjetivos. Como resultado, somos incapaces de proyectarnos en fe más allá de
nosotros para creer a Dios por las cosas que sólo él puede crear o hacer que sucedan.

Cuando oramos y pedimos a Dios que se encargue de las cosas y luego vamos
intentando arreglarlas por nuestra cuenta, limitamos a Dios.

Cuando "lloramos por la leche derramada," y vivimos en cosas que sucedieron en el


pasado, limitamos a Dios para que obre a favor de nuestro máximo bien en el presente.

Dios no está limitado a menos que nosotros lo limitemos. Dios no pone límites a la fe.
La fe no pone límites a Dios. Dios puede crear algo a partir de lo que parece ser nada.19
Mi ejemplo favorito de la visión limitada del hombre y de la creatividad infinita de Dios
es algo que sucedió en Pittsburg años atrás. Yo había allí durante un tiempo de depresión
financiera cuando había un índice del 27 por ciento de desempleo en esa ciudad de
trabajadores. Mi propósito era enseñar los principios de Dios a tantos hombres como fuera
posible y alentarlos a creer a Dios para que su bondad prevaleciera en sus vidas.

Al final de la reunión, uno de los hombres que asistía se puso de pie y nos contó una
historia que nos emocionó a todos. Contó que después de trabajar en la fundición de acero
de la ciudad por veintidós años fue retirado súbitamente y se encontró sin trabajo. Siempre
había pensado que se jubilaría de la acería un día y viviría de sus beneficios de retiro. Pero
ahora no había trabajo, no había fondo de jubilación y su pago por desempleo no iba a durar
para siempre. Sabía que tenía que hacer algo.
Se había vuelto deprimido e irritable en casa. Sus tensiones permeaban toda la casa y a
todos en ella. Sus hijos estaban "con los nervios de punta" y parecía que siempre estaba
estorbando a su esposa. Las primeras semanas habían parecido una vacación, pero estar en
casa durante todo el día, todos los días, se hizo tedioso sin nada qué hacer.

Incluso peor que el presente, el futuro comenzó a caer pesadamente sobre él.

"No sabía sobre estos patrones y principios que usted está enseñando," dijo. "Sólo sabía
que tenía que salir de la casa y dejar de estorbar. Así que comencé a salir todos los días
poco después de que los niños partían para la escuela y permanecía afuera hasta que ellos
volvían a casa. Caminaba largamente para mantenerme ocupado cuando no había lugares
para buscar un empleo y cada día permanecía afuera aproximadamente la misma cantidad
de tiempo que pasaba normalmente en el trabajo. Precisamente como usted enseñó.

"Había estado fuera del trabajo algunos meses cuando tuvimos una tormenta de nieve
muy fuerte. El día después que la tormenta cesó salí nuevamente a caminar. Mientras
caminaba observé que una vecina anciana me miraba desde su ventana. Cuando la vi, me di
cuenta de que no podía salir de su casa debido a la nieve, así que le pregunté si quería que
yo retirara la nieve con una pala. Dijo que estaría agradecida.

"Después de que hube terminado de sacar la nieve de su acera, me ofreció algo de


dinero, pero le dije que no lo quería. Al día siguiente cuando salí a caminar, otra viuda me
preguntó si podía despejar su acera. Pienso que alguien pasó la voz. Pero lo hice. Cuando
ella me ofreció algún dinero, lo acepté porque insistió.

"Tomé ese dinero y compré palas de nieve para mis hijos y mientras ellos estaban en la
escuela fui averiguando si había personas que necesitaran que sus aceras o entradas fueran
despejadas. Cuando los muchachos llegaron a casa todos salimos y limpiamos la nieve. Esa
semana gané más dinero que si hubiese trabajado en la acería.

"Era grandioso. Me sentí bien. Hicimos esto todo el invierno.

"Bueno, cuando la primavera llegó, pasé por la casa de la misma señora y cuando ella
me detuvo para conversar, noté que su patio trasero necesitaba ser limpiado. Le pregunté
que si quería que lo hiciera y dijo que sí, así que limpié el patio para ella. También limpié
su desván y llevé a casa y reparé algunas de las cosas de las que quería deshacerse.

"El viejo adagio 'la basura de un hombre es el tesoro de otro' es verdad. Algunas de sus
'basuras' las vendí como 'antigüedades.'
"Comencé a ir de casa en casa nuevamente preguntando si las personas necesitaban que
limpiara sus patios o desvanes y si era así, mis muchachos y yo lo hacíamos. Eso fue lo que
empezó el negocio para mí.

"Ahora tengo mi propio negocio y una tienda de antigüedades y estoy ganando más
dinero del que jamás gané en la acería. Este invierno llevaré a mi esposa a Florida mientras
otra persona se encarga de mi negocio."

Concluyó diciendo, "Si no hubiera sido despedido de la acería, nunca hubiera estado
donde me encuentro hoy. Cuando al principio me encontré sin trabajo, no podía
comprender por qué Dios dejó que eso me pasara. Cuando le entregué todo completamente
a él, él creó una vida completamente nueva para mí. El despido fue lo mejor que me pudo
pasar. Ahora puedo alabar a Dios por ello."

El suyo es un Dios creativo.

No lo limite.

Confíe en él.

7. Humíllese para Obedecer a Dios

Hay algunas personas que no pueden admitir que están equivocadas y otras que no
pueden soportar ser perjudicadas. Ambas clases tienen problemas sirviendo a Dios.

Cuando estamos equivocados, debemos admitirlo. Cuando somos perjudicados, hay


veces cuando debemos combatir ese perjuicio y otras veces cuando debemos someternos a
él. Saber cuándo pelear y cuándo someterse es la clave para ganar o perder.

La humillación precede a la bendición.

"Si se humillan bajo la poderosa mano de Dios, El a su debido tiempo los ensalzará."20

Si pedimos la bendición pero no estamos dispuestos a humillarnos, entonces Dios nos


humillará. Eso fue lo que hizo con los hijos de Israel.21
Observando a los grandes hombres y mujeres de fe, es obvio que en cada una de sus
vidas llegó un momento de gran humillación. Ya fuera por un conflicto externo o por una
pérdida interna. Pero de ese proceso de humillación vino una búsqueda de Dios que los
llevó a lugares nuevos y más grandes de ministerio e influencia.
Es en esos momentos de gran humillación, aquellos tiempos en los que somos
despojados de todo excepto de nuestra dependencia de Dios, que aprendemos a confiar y
obedecerle más. Mientras aprendemos obediencia a él, somos preparados para alcanzar
alturas más grandes de lo jamás imaginamos antes. La Escritura establece que Dios habita
en la altura y la santidad y con el quebrantado y humilde de espíritu.22

Jesús dejó la gloria del Padre para entrar a la tierra de la manera más humilde en la
que no se hizo de una reputación y tomando la forma de un hombre. 23 Cuando dejó la tierra
para entrar al cielo, se humilló nuevamente. Se hizo obediente a la cruz para que pudiera
recibir nuevamente la gloria que tenía con el Padre desde antes de la fundación de la
tierra.24
Jesús fue de gloria en gloria y venció a todo.

La humillación fue necesaria para la exaltación. La humillación precede a la


bendición.

El patrón nunca varía. Fue el patrón de nuestro Señor y es nuestro.

Humíllese para obedecer.

8. Confíe en Dios para que lo Vindique

Si es tratado con injusticia en el momento de salir, no devuelva mal por mal. Por el
contrario, ore por aquellos que lo maltratan y confíe en Dios por su vindicación.25

Cuando Moisés condujo a los hijos de Israel fuera de Egipto, Faraón intentó
hacerlos volver, pero Dios no dejó a Faraón que volviera a capturarlos. En cambio, destruyó
al ejército perseguidor de los egipcios.

"Porque es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan" 26 es la
seguridad bíblica del cuidado de Dios para con usted. También es la razón por la que
dejamos el juicio y la venganza para él. Dios se encargará de aquellos que lo atribulan.

"Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor."27

Sin importar lo que pase, Dios es capaz de tratar con justicia a nuestros opresores. Si
trata de vengarse por su cuenta, lo hará a expensas de usted mismo. Mantenerse controlado,
esperar en Dios, renueva su fuerza y edifica su carácter. Si las cosas no son culpa suya,
retenga su paz. Aunque fue juzgado mal y fue acusado y condenado falsamente, debido a
que retuvo su paz, Jesús mantuvo su poder y unción.28
Cuando salga debido a las malas políticas de una compañía o los métodos corruptos
o debido a la inefectividad de un ministerio o el carácter pobre de otra persona, no trate de
justificarse diciéndole a todos los involucrados dónde están mal. Esas acciones sólo lo
dañarán a usted, no a ellos.

No se vengue; permita que su nueva vida sea su vindicación.

No sea el chivo expiatorio de otra persona. Si lo acusan por algo que no es su culpa,
llévelo al Señor. El lo vindicará. La verdad siempre ganará. Dios sacará todo a la luz.29

Si debe tomar una acción legal, tómela de una manera justa. Perdónelos de corazón.
Párese sobre el principio. Confíe en Dios.

Sin importar cuán herido esté, no deje que una raíz de amargura surja en su
espíritu.30 Lleve sus sentimientos más profundos al Señor en oración.

Deje que la paz de Dios reine en su corazón. 31 "Dios no es Dios de confusión, sino
de paz"32 dice el Apóstol Pablo. Calme su mente y espíritu y permita que la paz de Dios
prevalezca.

Por otra parte, asegúrese de que su salida no es algo que usted ha causado y que ha
culpado a otro. "Por su propia necedad el hombre puede echar a perder sus oportunidades y
luego echarle la culpa al Señor."33 dice la Biblia

Tal vez no ha habido nada injusto en su salida. Es solamente un recorte de personal


o finanzas en una compañía o ministerio, pero lo ha dejado sin trabajo, ingreso o dinero.
Debido a que el sentimiento de seguridad de un hombre a menudo está ligado a su trabajo o
profesión, un hombre sin dinero siente como su lo hubieran castrado, completamente
desinflado. Si su salida lo ha dejado en una crisis financiera, no culpe a otros por su dilema.
Recuerde, su fuente es Dios -- no su jefe, empleo o dinero.

Una persona que esta segura de quién es y que conoce a su Dios actúa igual con o
sin dinero.

No caiga en resentimiento, temor o depresión. Puede haber perdido su trabajo, pero


usted no ha perdido su sentido de valor o su fuente de riqueza. 34 Dios es su fuente de valor
y riqueza.

Su Padre celestial tiene más dinero en su fondo de caja chica que el que Estados
Unidos tiene en deuda nacional. El proveerá para sus necesidades.35
Dios es verdad. El lo vindicará cuando usted camine en verdad.

9. Comuníquese

No deje de comunicarse, con otras personas o con Dios. No se desconecte


aislándose. La soledad y el aislamiento sólo pervertirán su pensamiento. Mantenga su
equilibrio interactuando normalmente mientras atraviesa una crisis.

Muchas personas encuentran que cuando hablan al Señor en medio de la crisis, están
tan tensos que se les hace difícil escucharlo. Otros simplemente nunca han aprendido en
absoluto a escuchar a Dios y la tensión sólo empeora la situación. Si necesita hablar, acuda
a su pastor o a un consejero piadoso que sea digno de confianza y lleno de la verdad de la
Palabra de Dios. Si usted no escoge a aquellos con quienes habla, y les dice todo lo que está
en su corazón, sus "consoladores," como los de Job, podrían mostrar simpatía, pero a
menudo su consejo estará basado en sus perspectivas o prejuicios personales, no en la
verdad de Dios.

El consejo piadoso es una de las formas que Dios tiene de hablarnos. Tiene la
sabiduría de Dios. Al buscar consejo, asegúrese que sea piadoso.

Un buen consejo no siempre es lo mismo que un consejo piadoso. El Evangelio es


buenas noticias, no buenos consejos. Todos están dispuestos a dar un buen consejo, pero
cuando no es un consejo piadoso sólo confunde el problema y nubla la mente.

Fuera de estas reuniones confidenciales, mantenga sus conversaciones positivas.


Nadie necesita conocer lo negativo de su situación. Aunque pueda estar atravesando una
confusión emocional o sufriendo de angustia mental, nadie más necesita saber los detalles.
Nos engañamos a nosotros mismos y el enemigo de nuestras almas toma la ventaja cuando
pensamos que debemos compartir todo con todos. Eso no es verdad.

Sus hijos tampoco necesitan saber la ansiedad, la tensión, el enojo. No comunique a


sus hijos la actitud de pobreza o su quebranto. Mientras que para usted es una crisis
pasajera, podría convertirse en un hábito para toda la vida que ellos deberán vencer. El
conocimiento trae responsabilidad. Sus hijos no necesitan ser responsables por el
conocimiento de lo que usted está atravesando. Si sus hijos son demasiado jóvenes para
ayudar financieramente a la familia, son demasiado jóvenes para adquirir el conocimiento
de sobre las cargas financieras. Si ellos tienen la edad suficiente para asumir alguna
responsabilidad, hábleles, y haga que se pongan de acuerdo con usted en el grado en que
sean capaces de actuar responsablemente. Cuando esté en acuerdo, en fe con su cónyuge,
pueden presentar a los niños un frente unido que les dé seguridad de su autoridad como
padres y la autoridad de Dios en el hogar.
Hable sobre su situación a Dios -- no a los hombres.36

Un viejo amigo evangelista dijo una vez, "Si tuviera algo que confesar, lo confesaría
a un conejo en el desierto y luego le dispararía." El quería decir que eso era mejor que
confesar sus sentimientos a alguien que pudiera torcer lo que dijera para su propia ventaja,
o que pudiera avergonzar a mi amigo o que fuera capaz de deshonrar su confianza.

Sea honesto con Dios. No tenga vergüenza de decirle la verdad de lo que está en su
corazón. Confíe en él. Entréguele todo a él.

Una vez que lo negativo haya salido, inmediatamente introduzca todo lo positivo.
Lo positivo es de donde vendrá su fortaleza y el favor de Dios. "No quitará el bien a los que
andan en integridad."37 Usted está comprometido con aquello que confiesa. Confiese las
promesas positivas de la Palabra de Dios, creyendo que se materializarán en su propia vida,
y usted se comprometerá con ellas.

Edifique su fe a través de la oración, la Palabra de Dios, el consejo piadoso, libros,


cintas de enseñanza y música de alabanza, luego hable positivamente en cada oportunidad.
Puede que usted necesite tiempos de tranquilidad o soledad para orar y meditar, pero
estando con otras personas que su comunicación sea "sí" y "amén."38
En breve, comunique todo a Dios, pero sólo lo que edifica a otros.

Fe es creer que sucederá algo que no puede ver. El temor es creer que sucederá algo
que no puede ver. La fe atrae lo positivo. El temor atrae lo negativo.

Entregue a Dios las cosas negativas. No viva sobre ellas. Encárguese de ellas en
privado. Cuando quiera quejarse de alguien, una injusticia o trauma que aparentemente fue
causado por una persona, entregue aquello al Señor en el desierto o en la cima de una
montaña. No haga llegar sus murmuraciones a otra persona o viva con ellas dentro de usted.
Confiese los pecados, suyos y aquellos que otros han cometido contra usted y pida ser
limpiado de ellos. Admita aquello sobre lo cual su conciencia le trae convicción; no lo
cubra.

Si usted debe contar a alguien cómo se siente, cuénteselo a Dios. El entiende y


puede ministrar sanidad a su corazón y mente. Contar a otros cuán mal está su situación
personal sólo la empeora.

Han habido tiempos en mi propia vida cuando he derramado mi corazón dolorido a


Dios mientras caminaba por la playa o sacaba los zapatos del armario y me los ponía para
hacer conocer mis sentimientos al Señor. Algunas veces sólo tiene que estar a solas con el
Señor.

Base sus conversaciones en su confianza en Dios, no en su confianza en sus


sentimientos.

Dios nunca construye sobre lo negativo, sino siempre sobre lo positivo.

La Biblia dice que Dios habita en las alabanzas de su pueblo. 39 No dice que Dios
habita en las quejas, lamentos y críticas, sino que él habita en las alabanzas. En su
comunicación con Dios, derrame todo y llegue al punto de la alabanza. Alábelo por
obediencia y eventualmente sus emociones se acomodarán. A medida que usted le da a Dios
alabanzas que él pueda habitar, Dios utilizará sus propias palabras para comenzar a crear
una vida nueva para usted.

10. Actúe por Principio

¡Haga algo!

Hágalo en fe.

Obtenga su guía de los principios de la verdad, no de la reacción a los sentimientos


del momento. Actúe sobre principios; trate de no reaccionar a las emociones.

Dios empieza toda sanidad con su Palabra. La sanidad espiritual, matrimonial,


financiera, social y física comienza con una palabra de Dios. La palabra de Dios es la base
para todo lo que él hace en nuestras vidas. Por lo tanto, busque a Dios para recibir la
palabra de él que será la base de la fe para creerle por la solución a su necesidad específica.

La Palabra de Dios es suficiente y funcionará para toda necesidad en su vida. Dios


le dará una "palabra" o "palabras," pero es responsabilidad suya actuar sobre ellas. Esto es
algo de lo que su Palabra dice:

"En los íntegros es hermosa la alabanza." 40 Para tener la presencia de Dios en si vida
y hogar, comience a alabarlo.

"Dad gracias en todo..."41 Sea agradecido por lo que tiene. Esto podría no ser fácil,
especialmente si hay cosas que le han sido quitadas. Mire las cosas buenas que quedan y
practique el dar gracias a Dios por ellas.
"La generosidad es índice de pureza." 42 Sea generoso con su tiempo, sus oraciones,
con en Evangelio, con su trabajo, su gracia, su misericordia, su compasión, su dinero, sus
talentos. A medida que Dios limpia sus motivos y su mente sea renovada, la evidencia está
en su generosidad. Pase el tiempo en oración, luego haga la obra que debe hacer.

La Palabra de Dios es su plano para el éxito. No sea llevado de aquí para allá por
cada capricho, personalidad, sentimiento o pensamiento flotante que le salga al paso.
Afírmese en la Palabra de Dios.

Recuerde

La crisis es normal en la vida.

El perdón abre, la falta de perdón cierra.

Siempre salga con perdón hacia todos y todo. No siembre las semillas del pasado
en los campos nuevos de una relación.

Haga que los juicios estén basados en quién es usted, no en lo que era.

Dios es su fuente.

Usted no puede compensar por el sacrificio lo que pierde por la desobediencia.

En la vida nos decepcionamos no por lo que encontramos, sino por lo que
esperamos encontrar.

Así como el perdón abre relaciones, el dar abre bendiciones.

No entre en pánico. Manténgase productivo.

Las cosas malas, sometidas a Dios, se vuelven buenas en sus manos.

No limite a Dios de acuerdo con su entendimiento finito.

Dios no pone límites a la fe. La fe no pone límites a Dios.


La humillación precede a la bendición.

Dios lo vindicará cuando camine en verdad.

Dios es su fuente de valor y riqueza.

Comunique todo a Dios, pero sólo lo que edifica a otros.

La fe atrae lo positivo. El temor atrae lo negativo.


Capítulo 7
LA CRISIS DE LA EDAD MEDIANA

Quizá más difícil que dejar un trabajo, una ciudad o una relación es la lucha interna
que ocurre cuando dejamos una etapa de la vida por otra. Los remordimientos tienden a
comenzar o quieren alcanzarnos; el anhelo y la aflicción de haber hecho las cosas de
manera diferente pueden ser abrumadores.

En una historia que Jesús contó, un hombre rico tenía un siervo que era un mal
mayordomo.1 El mayordomo fue acusado por su mal desempeño y estaba a punto de ser
despedido. El hombre rico llamó al mayordomo y dijo, "¿Qué es esto que oigo acerca de ti?
Da cuenta de tu mayordomía, porque ya no podrás más ser mayordomo."2

En la Biblia, hay tipos y símbolos que señalan verdades espirituales. Las guerras de
la nación de Israel, por ejemplo, son ejemplos físicos de verdades espirituales sobre la
guerra espiritual. Las historias de Jesús son particularmente ricas en simbolismo y tipos o
sombras de significados. El hombre rico ilustra a Dios, quien un día nos llamará a cada uno
de nosotros y nos preguntará qué hemos hecho con lo que nos ha dado.

Como el mayordomo, nosotros no somos dueños de nada, sólo somos mayordomos


de todo lo que poseemos. Somos mayordomos de nuestros talentos, nuestro tiempo,
nuestros trabajos, nuestras finanzas, nuestros matrimonios, nuestros hijos, nuestros
ministerios, para mencionar algunas cosas. Debemos rendir cuentas a Dios de cada una de
estas cosas. Hay veces en nuestras vidas cuando Dios nos llama a dar cuentas de nosotros
mismos, incluso antes del "Gran Juicio" después de la muerte. Esos tiempos pueden ser
crisis para nosotros.

Cuando comenzamos a analizar la mayordomía de nuestras vidas -- lo que hemos


hecho con nuestros talentos, aspiraciones, tiempo -- enfrentamos la realidad. Típicamente,
nos analizaremos cuando sintamos que nos hacemos más viejos. Esto podría recibir el
nombre de "crisis de la edad mediana." La razón por la cual las personas dicen "la vida
comienza a los cuarenta," es que en nuestro análisis, comprendemos que ya no somos
jóvenes, quizá ya no somos "jóvenes casados," no somos "padres jóvenes," ya no somos
internos o aprendices. Vemos objetivamente lo que hemos o no hemos logrado y hacemos
una evaluación inteligente de lo que podemos esperar hacer con el resto de nuestras vidas,
especialmente si continuamos en la misma dirección. La aproximación a la "mitad de la
vida" causa esa reflexión. El resultado de reflexionar sobre el pasado puede ser poderoso o
desastroso.

En un momento así, necesitamos recordar que sólo Dios tiene la perspectiva


verdadera. El sabe lo que realmente ha sido logrado y qué somos capaces de hacer a través
del resto de nuestras vidas. Sin su perspectiva, tenderemos a minimizar lo que podemos
hacer. Si ponemos metas fáciles de lograr, tenderemos a no romper los hábitos que
necesitamos romper para lograrlas y terminaremos derrotados y sintiéndonos aún peor. Dios
puede hacer lo imposible en nuestras vidas si pasamos el tiempo necesario para obtener su
perspectiva, caminar paso a paso con él, aprehender su visión y comenzar a hacer realidad
nuestros sueños.

El mayordomo de cual Jesús habló comprendió que estaba siendo llamado "a
terreno." Sabía que su tiempo en la compañía estaba terminando. Necesitaba
desesperadamente hacer algo para tener una salida una vez que su trabajo hubiera expirado.

"¿Qué haré?" se preguntó el mayordomo, "...porque mi amo me quita la


mayordomía. Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza. Ya sé lo que haré para que
cuando se me quite de la mayordomía, me reciban en sus casas."3

Jesús prosiguió con su historia: "Y llamando a cada uno de los deudores de su amo,
dijo al primero: ¿Cuánto debes a mi amo? El dijo: Cien barriles de aceite. Y le dijo: Toma
tu cuenta, siéntate pronto, y escribe cincuenta."4

El mayordomo continuó, haciendo tratos con cada uno de los deudores del hombre
rico para reducir sus deudas. Jesús finalizó su historia diciendo, "Y alabó el amo al
mayordomo malo por haber hecho sagazmente; porque los hijos de este siglo son más
sagaces en el trato con sus semejantes que los hijos de luz. Y yo os digo: Ganad amigos por
medio de las riquezas injustas, para que cuando éstas falten, os reciban en las moradas
eternas. El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es
injusto, también en lo más es injusto. Pues si en las riquezas injustas no fuisteis fieles,
¿quién os confiará lo verdadero? Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es
vuestro? Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al
otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas."5

El mayordomo había sido reconocidamente un mal mayordomo. No había


mantenido el negocio en la manera que debía haberlo hecho. Pero no era pobre en espíritu o
le faltaba sagacidad. Hay muchos principios del Reino de Dios que Jesús nos enseñó dentro
de esta corta historia, pero tres pertenecen especialmente a la crisis.

Primero, el mayordomo sabía que la riqueza más grande de la vida no está en el


dinero, sino en las amistades. También comprendió que "los fondos provienen de los
amigos." Cuando nuestra crisis es una caída en los negocios, la depresión económica, la
recesión o algo peor, los clientes, proveedores o fabricantes que son amigos continuarán
haciendo negocios. Esos amigos se ayudan unos a otros a través de los tiempos difíciles.

El mayordomo no tenía temor de utilizar el dinero para hacer amigos. Comprendió


que el dinero no era tan importante como los amigos. Si él usaba el dinero sabiamente,
tendría más amigos.

"No abandones nunca a un amigo tuyo o de tu padre. Así no tendrás que acudir a un
pariente lejano en busca de ayuda cuando la necesites." 6 En este proverbio bíblico, vemos
que la distancia nunca se mide por kilómetros, siempre por afecto. De igual manera, las
riquezas nunca se miden por el dinero, siempre por los amigos.

La más grande pobreza de la vida no es en riquezas, sino en espíritu. La riqueza


más grande de la vida no es en dinero, sino en amistades.

Segundo, el mayordomo mostró su sabiduría al prepararse para lo que estaba


adelante. "El fracaso en preparar es preparación para el fracaso," dice el dicho. El
comprendió que estaba dejando una situación temporal y entrando a una situación nueva.
En la crisis, se las ingenió para planea para el futuro. Esto simboliza no sólo la necesidad de
prepararse para el futuro, sino la necesidad de prepararse para la vida eterna.

Muchas veces en asuntos terrenales, nos preparamos para la universidad, el trabajo,


el matrimonio. Pero a menudo estamos mal preparados para la cosa más importante de
todas, nuestra vida eterna. ¿Qué bien obtenemos si vivimos una vida "buena" aquí en la
tierra, pero nunca nos preparamos para la eternidad? Sabemos que vamos a morir. "La
única cosa de la que puedes estar seguro es de la muerte y los impuestos" dice el viejo
adagio. Saber aquello, pero no prepararse, es profundamente estúpido. La decisión más
importante que una persona hará en la tierra es decidir si Jesucristo será el Señor de su vida.
La segunda más importante decisión es escoger un cónyuge. ¿Pero cuántas personas se
pasan toda la vida preocupándose por la segunda decisión más importante y no toman la
primera?

Tercero, el mayordomo sabía que nunca es demasiado tarde para comenzar de


nuevo. Enfrentaba una situación difícil, pero se preparó para salir de una profesión,
comenzar una nueva carrera, desarrollar nuevas amistades y revisar los medios y la manera
en que vivía.

Nada en la vida es permanente, ni siquiera el estado en que nos encontramos en la


edad mediana. Todo es pasajero, siempre cambiante. La única permanencia que tenemos
está en el Espíritu de Dios y en la Palabra de Dios. Los amigos continuarán cambiando, las
ciudades cambiarán, los negocios cambiarán y nosotros como individuos seguiremos
cambiando.

Uno de los grandes pasajes de la Biblia, repetido frecuentemente por varios


escritores, es "y aconteció." Es una declaración de transición, que significa que algo
sucedió en un tiempo en particular. Su significado es doblemente verdadero cuando
comprendemos que las cosas que vienen "pasan," no se "quedan." Nada de lo que ha
venido a su vida vino para quedarse; todo vino para pasar.

Agradezco a Dios que la mayoría de las estaciones de mi vida me enseñaron las


lecciones que me han llevado al día presente, pero ninguna de esas estaciones se quedó.
Todas "acontecieron." Lo que las relaciones, trabajos y experiencias me enseñaron han
permanecido en mi espíritu y apariencia personal, pero las mismas situaciones están ahora
detrás de mí.

Nancy y yo entramos a nuestra "crisis de la mediana edad" cuando Dios nos llamó
individualmente a responder por todo lo que habíamos hecho. Aunque habíamos estado en
el ministerio por veinte años, ¡Dios no había terminado con nosotros todavía! Después de la
crisis de reflexionar sobre nuestras vidas, nuestra mayordomía, nuestro matrimonio, nuestra
familia, nuestro ministerio, entregamos todo al Señor y él nos convirtió en algo mejor, más
substancial, más beneficioso de lo que jamás hubiéramos podido soñar antes.

El ministerio en el cual estamos trabajando actualmente no surgió de ese tiempo de


crisis. En cambio, fuimos a un "desierto," donde Dios nos enseñó y nos probó otros diez
años. Al final de ese período, cuando la mayoría de las personas está pensando en jubilarse,
Dios nos lanzó a un ministerio nuevo que es por mucho la estación más provechosa,
satisfactoria, productiva de nuestras vidas.

Dios nunca comienza algo sobre lo negativo y nunca terminará las cosas en lo
negativo. Cualquier cosa que esté "aconteciendo" a través de su vida será reemplazada
ahora por algo más grande, más positivo de lo que ha experimentado antes. No importa si
usted tiene quince o cincuenta años mientras lee esto, entregue todo su pasado a Dios,
recorra sus diez pasos para dejar atrás el pasado ¡y mire qué cosas grandiosas hará él en su
vida!
Recuerde

No somos dueños de nada, sino los mayordomos de todo lo que poseemos.

La distancia nunca se mide por kilómetros, siempre por el afecto.

La más grande pobreza de la vida no es en riquezas, sino en espíritu. La riqueza


más grande de la vida no es en dinero, sino en amistades.

Nada de lo que ha venido a su vida vino para quedarse; todo vino para pasar.

Dios nunca comienza nada en lo negativo y nunca terminará algo en lo negativo.

Capítulo 8
EL CAMINO A LA VICTORIA

"Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca
de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos."1

Ponerse de acuerdo con Dios libera poder en su vida. Ponerse de acuerdo en oración
con otra persona libera fe en ambos corazones de que Dios responderá. Cuando usted se
pone de acuerdo con otra persona y ora según la Palabra de Dios y la voluntad de Dios, hay
un movimiento en el ámbito espiritual que no puede negarse.

El lugar del acuerdo es el lugar del poder.

El lugar del desacuerdo es el lugar de la impotencia.

Cuando los primeros habitantes de la tierra construyeron una torre en la planicie de


Sinar, Dios confundió su idioma para evitar que lograran su propósito. Aunque eran impíos,
al actuar sobre el principio de Dios sobre el acuerdo, podía lograr mucho. Cuando sus
lenguajes fueron confundidos y ya no pudieron ponerse de acuerdo, sus planes se
convirtieron en nada.2

En tiempos de transición y de crisis, cuando un esposo y su esposa están en


desacuerdo sobre qué hacer, la contienda siempre complica y confunde las cosas. Cuando
hay contienda en el hogar, los niños actúan negativamente porque son susceptibles al
espíritu de sus padres. Sus actitudes negativas empeoran la situación todavía más. Una vez
que la familia está en desacuerdo y la paz está rota en el hogar, Dios proporciona el
remedio a través de él mismo y de su Palabra. Si la familia se pone de acuerdo con Dios y
su Palabra sobre su situación, puede haber un despegue poderoso en las vidas de todos los
involucrados.

"Afirma [N.T. o "une"] mi corazón"3 escribió el salmista. El sabía que "si una casa
está dividida contra sí misma, tal casa no puede permanecer."4 El quería que su corazón
fuera fiel a los propósitos de Dios. Nuestros corazones también deben estar unidos para que
podamos levantarnos en acuerdo con nosotros mismos. Esto significa ser decididos y firmes
en nuestro compromiso con esa decisión.

Todos han experimentado la indecisión. Cuando usted está indeciso, es desviado


fácilmente. Pero cuando toma una decisión -- que la crisis no durará, que Satanás no le
robará su gozo, que a su familia no le robarán las bendiciones de Dios -- y usted se
compromete con esa decisión, ¡no hay fuerza en el infierno que pueda prevalecer contra
usted!5

Cuando un esposo y su esposa están de acuerdo, los hijos están sujetos a su


autoridad. El resultado del acuerdo de los padres es la autoridad en el hogar, así como la
paz en sus corazones y casa. Hay poder en el acuerdo.6

Las personas solteras que están en una crisis necesitan buscar un compañero o un
grupo de oración que provean un lugar para el acuerdo en la oración. Dos son más fuertes
en acuerdo que mil en desacuerdo, y un cordón de tres dobleces no se rompe fácilmente.7
En la medida en que se ponga de acuerdo con usted mismo, con Dios, con los
demás, y se esfuerce, usted prevalecerá.

Permaneciendo en Cristo

Cuando usted ha entrado a un nuevo lugar, o nueva relación, comienza un tiempo de


permanencia. Dios le dijo a Noé que entrara al arca y luego que dejara el arca. Pero entre
los dos momentos, la Biblia dice que Noé y su familia "permanecieron" o "se quedaron" en
el arca.8

Después de salir, la entrada es casi instantánea. Pero después de entrar, hay un


período de quedarse, estar o permanecer, antes de salir.

Jesús habló sobre un permanecer que trae la misma presencia de Dios a nuestras
vidas. A través de la oración en su Nombre, de acuerdo con su Espíritu, los creyentes son
capaces de pedir debidamente y de ver sus oraciones contestadas.

Es la permanencia entre las crisis lo que nos da la fortaleza de soportar cada crisis.
Permanecer en Dios es más importante que experimentar una victoria durante un tiempo de
crisis.

Jesús comprendía el conocimiento de la permanencia de Dios cuando dijo, "Si


permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os
será hecho."9

Jesús nunca dijo, "Si me experimentáis..."

Experimentar una victoria durante la crisis es grandioso, pero permanecer en Cristo


continuamente es más grandioso. Muchas personas no pueden aceptar esto y quedan como
"bebés" espirituales, que necesitan la "leche" de la Palabra pero no toman el "alimento
sólido."10 Pueden pecar continuamente, correr al altar de la iglesia para orar y arrepentirse y
luego salir a pecar nuevamente. Es mucho mejor aprender cómo permanecer en Cristo,
permitir que el Espíritu de Dios nos dirija cada día, nos aparte del mal y nos introduzca a su
perfecta voluntad para nuestras vidas, a nuestra "Tierra Prometida" de vida abundante.

Si aprendemos a permanecer en Cristo, aprendemos a vivir "de gloria en gloria" en


vez de vivir "de crisis en crisis." Esa es la vida de quien es semejante a Cristo.

Necesitamos sabiduría para vivir esa vida. La Palabra de Dios dice, " Y si alguno de
vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin
reproche, y le será dada."11

También dice: "Hijo mío, si recibieres mis palabras, y mis mandamientos guardares
dentro de ti, haciendo estar atento tu oído a la sabiduría; si inclinares tu corazón a la
prudencia, si clamares a la inteligencia, y a la prudencia dieres tu voz; si como a la plata la
buscares, y la escudriñares como a tesoros, entonces entenderás el temor de Jehová, y
hallarás el conocimiento de Dios. Porque Jehová da la sabiduría, y de su boca viene el
conocimiento y la inteligencia. El provee de sana sabiduría a los rectos; es escudo a los que
caminan rectamente. Es el que guarda las veredas del juicio, y preserva el camino de sus
santos. Entonces entenderás justicia, juicio y equidad, y todo buen camino."12

Busque el conocimiento y la sabiduría de Dios, como si estuviera buscando un


tesoro escondido que estuviera seguro de encontrar allí. Daremos algo de sabiduría para
"permanecer en Cristo" en los siguientes capítulos.

El Sol Siempre Brilla

Por ahora, recuerde que independientemente de cuán oscuras puedan parecer las
cosa para nosotros aquí en la tierra, por encima de las nubes el sol siempre está brillando.
Sabemos que sin importar cuán oscuras sean loas nubes, cuán altas las olas o cuán fuertes
los vientos, por encima de todo el sol siempre brilla. Aunque no podamos ver el sol con
nuestros ojos naturales, sabemos más allá de toda sombra de duda que está allí.

Lo mismo es verdad en el ámbito del espíritu. El clima afecta a las personas, pero
no afecta al sol. Ni las circunstancias afectan a la Palabra de Dios. No alabamos a Dios por
las circunstancias físicas adversas en la vida, pero sí le agradecemos y lo alabamos en ellas,
sabiendo que por encima de todo Dios está allí obrando para nuestro bien. Dios siempre
está obrando para nuestro bien.13

La fe se sostiene de la verdad y la verdad siempre traerá libertad.14

Sepa bien esto:

Dios está por usted.

Dios está con usted.

Dios está en usted.

De estos tres, el conocimiento más grandioso de entender es que Dios está en usted,
para producir el querer como el hacer, por su buena voluntad.15
Su promesa es que no quitará el bien a los que andan en integridad.16

Cuanto más oscura la noche -- más brillante la luz.

Independientemente de cuán densas puedan parecer las nubes, o cuán violenta la


tormenta, el sol siempre está brillando por encima de todo. El amor de Dios está siempre
brillando con fulgor para usted. Sométase a él y a su voluntad para su vida ¡y vea dónde lo
va a poner!

Pongámonos de acuerdo en oración ahora mismo. Ore esta oración conmigo en voz
alta:

"Padre, en el Nombre de Jesús mi Señor, confieso en este momento que tú estás


obrando para bien mío. Ahora mismo quiero recibir estas verdades en mi mente y corazón,
para caminar en ellas, para confiar en que tú me llevarás al lugar que traerá gloria a tu
Nombre. Tú me estás haciendo salir, para que puedas hacerme entrar. Me someto a tu
cuidado y custodia.

"Eres un Dios creativo. Confío en ti para que crees en mí un corazón limpio y para
que crees un lugar mejor en el cual yo viva. Perdono a los demás y me pongo en tus manos.
Gracias por lo que estás haciendo en mi vida. Te doy toda la gloria y el honor en el Nombre
de Jesús. Amén."

Ahora, confiese lo que Dios ha hecho por usted.

Si lo desea, escríbame personalmente y cuénteme lo que Dios está haciendo en su


vida. Me regocijaré con usted.

Recuerde

El lugar del acuerdo es el lugar del poder. El lugar del desacuerdo es el lugar de la
impotencia.

Después de entrar y antes de salir, hay un período de permanencia. "Permanecer en


Cristo" entre momentos de crisis nos da la fortaleza para soportar.

Independientemente de cuán severa sea la tormenta, el sol siempre brilla.

La fe se sustenta de la verdad y la verdad siempre trae libertad.

Dios está por usted. Dios está con usted. Dios está en usted.
PARTE III
MANTENIENDO
LA VIDA VICTORIOSA
Capítulo 9
COMO PASAR DEL
FRACASO AL EXITO

Cuando uno de los deseos de Dios para nosotros se logra, cuando nuestras vidas
reciben un bien, en los círculos cristianos este logro recibe el nombre de "victoria." Las
personas frecuentemente oran por "victoria," una palabra general que significa la respuesta
a una crisis -- sea financiera, emocional, matrimonial o cualquier otro problema importante.
Pelear por cualquier "victoria" es poderoso, glorifica a Dios y es digno. Una vez que
ganamos la victoria, necesitamos conocer los principios bíblicos para mantener la vida
cristiana victoriosa y permanecer continuamente en Cristo.

El primer principio radica en que es más fácil obtener que mantener. Es más fácil
ganar territorio en una guerra que gobernar ese territorio una vez que la guerra ha
terminado. Es más fácil ganar a una persona en matrimonio que mantener el matrimonio
saludable y emocionante después de la boda. Es más fácil comprar un carro que mantener
un carro en buenas condiciones de funcionamiento una vez comprado. En cada área de la
vida, es más fácil obtener que mantener.

Algunos estudiosos bíblicos creen que la tierra como la conocemos terminará


cuando la pecaminosidad del hombre lo impulse a desatar una reacción atómica que
ocasione que los elementos de la atmósfera ardan con fuego. En el intenso calor, la tierra
comenzará a derretirse y los minerales fluirán de las montañas en forma de ríos de oro. Los
mares se evaporarán y la arena se convertirá en cristal. Como resultado, toda la tierra será
de una pureza prístina, exquisitamente bella con calles de oro y mares de cristal.

Ya sea que la teoría resulte cierta o no, el principio detrás de ella es bíblico -- El
patrón de Dios para el éxito es un patrón de purificación. Dios nunca comienza o termina
en algo negativo. El patrón de Dios para la creación es comenzar en lo positivo y terminar
en lo positivo, Su patrón para esta tierra es comenzar con lo positivo en Edén y terminar en
lo positivo con la Nueva Jerusalén. Para terminar con la tierra en lo positivo, con toda la
corrupción y polución que hay acá, la tierra tendrá que soportar el proceso de purificación.
El plan d Dios para nosotros comienza con lo positivo y terminará con lo positivo.
Alcancemos nuestro final positivo a través de la purificación. El patrón de Dios para
nuestras vidas es un patrón de crecimiento. Bajo su cuidado, creemos, nos expandimos, nos
ampliamos y aceptamos responsabilidades más grandes.

Para crecer en Dios, debemos pasar sus pruebas de crecimiento, las cuales vienen a
través de la crisis. La crisis no necesariamente nos hace fuertes, pero demuestra cuán
fuertes somos. Si somos lo suficientemente fuertes para pasar, comprendemos nuestra
fuerza y nos hacemos aún más fuertes en fe, valor, convicción y en una variedad de
atributos espirituales.

Podemos aprobar o reprobar cada prueba. Si reprobamos, llevamos ese fracaso con
nosotros. El proceso de purificación nos purifica del fracaso.

Para purificarnos, Dios nos presenta la misma prueba y terminamos experimentando


la misma crisis o una similar nuevamente. Pero antes de que Dios nos haga regresar a la
prueba por segunda vez, hará que crezcamos. Nos quiere hacer volver esta vez listos para
pasar la prueba, para reemplazar nuestro fracaso con éxito y proseguir adelante.

Aceptando la Responsabilidad

Debemos estar dispuestos a aceptar la responsabilidad por el fracaso antes de que


seamos capaces de aceptar la responsabilidad por el éxito. Al aceptar la responsabilidad
por el fracaso, nos abrimos a ser probados una segunda vez, lo que nos purificará del
fracaso previo. Aceptamos la responsabilidad por el fracaso lo cual nos capacita para
aceptar la responsabilidad por el éxito.

Frecuentemente los hombres no quieren ser puestos a prueba de nuevo. Pero es


solamente por enfrentarla de nuevo que pueden ser purificados de un fracaso previo.

Muchas personas buenas en la iglesia se niegan a dejar sus bancas para comenzar un
ministerio en autobuses o salir a testificar a las calles o ministrar en un asilo o enseñar en
una clase de la escuela dominical -- porque no quieren la responsabilidad de que sus
actividades puedan fracasar. Lo mismo ocurre con aquellos que no persiguen una
educación, un trabajo, el papel de padres y cualquier otro logro verdadero en la vida.

Condicionados a tener Éxito


El temor al fracaso está basado en el temor a la muerte. Los humanos están
condicionados a fracasar. La tierra tiembla; la hierba muere; las estrellas caen; los negocios
colapsan; el cuerpo decae. La muerte es una amenaza constante, como lo es el fracaso. Para
vencer al fracaso, tenemos que convertirnos a lo positivo y entonces reacondicionarnos para
pensar positivamente.

Cuando nacemos, nacemos en una sociedad egoísta y nos volvemos como la gente
negativa que nos rodea. Para la mayoría de nosotros, una de nuestras primeras palabra fue
"no." Luego aprendimos "mío." Y un patrón de egocéntrico siguió a otro. La Biblia nos dice
que somos convertidos de ese pecado (negativo) a la justicia (positiva), cuando nos
convertimos en nuestros espíritus a través de la fe en Jesucristo.1

"Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el
postrer Adán [Jesús], espíritu vivificante. Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal;
luego lo espiritual. El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el
Señor, es del cielo. Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales
también los celestiales. Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también
la imagen del celestial."2

Cuando nacimos de Adán, el humano, nacimos terrenalmente. Pero cuando nacimos


del Espíritu de Dios vivificante, el divino, nacimos espirituales. Lo que es espiritual se
vuelve predominante en nuestras vidas en vez de lo terrenal.

Debemos ser transformados para poner esto en lo positivo, donde somos motivados
por la fe, por la creencia y por el éxito. Esto es hecho por la "renovación de la mente"
efectuada a través del lavamiento con la Palabra de Dios.3

Dios enseñó a Josué sobre el éxito. Sus declaraciones condicionaron a Josué y a los
israelitas fuera de los fracasos de la esclavitud en Egipto y a los éxitos de las victorias
planeadas por Dios:

"Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la


ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que
seas prosperado en todas las cosas que emprendas. Nunca se apartará de tu boca este libro
de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a
todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá
bien."4

Nuevamente, en los Salmos, Dios nos condicionó a todos nosotros a tener éxito en
la vida:
"Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos... sino que en la ley
de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado
junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que
hace, prosperará."5

El proceso de Dios para la conversión de nuestras vidas ocurre en la cruz de


Jesucristo, quien es la Palabra de Dios encarnada. La cruz nos da las victorias. La muerte de
Jesús fue el triunfo más grande para la humanidad. Originalmente fuimos creados como los
hijos de Adán en nuestra carne. Pero en la cruz, fuimos recreados por una conversión
sobrenatural dentro de la familia de Dios como hijos suyos.

Como creaciones nuevas, tenemos acceso a todos los recursos del cielo que fueron
puestas a nuestra disposición para la totalidad de nuestra vida. Somos alentados por Dios a
acudir día y noche a usar los recursos del cielo para cualquier necesidad que tengamos. Los
recursos totales del cielo están invertidos en el Calvario, así que si necesitamos recursos del
cielo en cualquier momento, los obtenemos a través de la cruz.

Algunas personas sienten que pedir algo a Dios en oración es algo como una
imposición a Dios. Actúan como si pedir su gracia, fortaleza, conocimiento, sabiduría,
capacidad es algo que afectará a Dios, que disminuirá una provisión limitada. Nada puede
ser más alejado de la verdad.

En nuestros cuerpos naturales, estamos sujetos a las dimensiones del tiempo y el


espacio. Somos comprimidos, compactados, oprimidos, encasillados por esas dimensiones.
Nunca tenemos tiempo suficiente. Nunca tenemos espacio suficiente. Vivimos en un mundo
de frustración, incapacidad y carestía. Pero Jesús no está sujeto al tiempo y el espacio.
Como Dios en la carne, él tomó nuestra finitud y cuando murió y resucitó de la tumba, nos
dio la infinitud de su vida resucitada.

Dios es un Dios de abundancia.

En la actualidad Jesús no está sujeto al tiempo y el espacio. Podemos confiar en su


horario y en su infinita capacidad para hacer todo lo que sea necesario en cualquier
momento para garantizar el éxito. ¿Merecemos esto? ¡No! Merecemos la muerte, pero
gracias a Dios, ¡Cristo murió por nosotros! No descansamos en nuestra dignidad, sino
dependemos de la dignidad del Señor para lograr el éxito.

Dios nos ama incondicionalmente. Ya que la única cosa de que somos dignos fuera
de Cristo es la muerte, es sólo por la dignidad de Jesús que tenemos acceso a los recursos
del cielo. Así que no importa si nos sentimos bien o mal. Oramos porque Dios nos lo dice y
porque él promete que sus recursos estarán allí para nosotros cuando lo hagamos.
El patrón de Dios para el éxito para nuestras vidas no está basado en nuestra
capacidad, porque estamos limitados por nuestra perspectiva, inteligencia, tiempo, espacio
y nuestra humanidad. El patrón de Dios para el éxito está basado en el carácter ilimitado de
Jesucristo. Cuando estamos en Cristo, los límites son retirados.

El patrón de Dios para el éxito cristiano es el mismo para cada uno de nosotros, pero
el patrón individual puede ser ampliamente diferente. Moisés fue solo al monte para orar y
recibir el patrón de Dios para la nación de Israel. Cuando Israel siguió el patrón de Dios, la
nación alcanzó el éxito. Pero cuando escucharon a otros que los hicieron extraviar del
patrón de Dios, pasaron de ser victoriosos a ser derrotados. Dios tiene patrones para cada
uno de nosotros. Dos patrones no son necesariamente iguales.

Una de las obras de la carne que aparece en la Biblia es "celos." (Cfr. Gál. 5:19-20.)
Los celos pueden definirse como envidia hasta el punto de copiar. Tener celos es tomar el
patrón de otra persona y tratar de hacerlo propio. Cuando usted contempla los éxitos de
probados hombres de Dios, observa que cada uno tiene su propio patrón. Ya sea Abraham o
el Apóstol Pablo, D. L. Moody o Charles Finney, estos hombres recibieron sus patrones de
Dios y no vacilaron o se desviaron. Siguieron su patrón dado por Dios y lograron éxitos
monumentales.

Nuestro problema es que tomamos el patrón que otro lleva o sigue y lo adoptamos
para nosotros, tratando de hacer que funcione para nosotros como lo hizo para ellos.
Queremos copiarlos. Queremos emularlos. Pero cuando no tenemos el éxito que ellos
tuvieron nos preguntamos por qué. Hay similitudes que tendremos con otros, pero aún así
nuestros patrones serán únicamente de nosotros.

Usted puede encontrar los patrones básicos de Dios mientras escucha a un maestro
desde la multitud. Pero encontrará el patrón individual de Dios para su vida cuando esté
completamente a solas con él.

El patrón de Dios para su éxito está donde se encuentra con él cara a cara y Dios le
revela su voluntad y su patrón personalmente.

No importa lo que pueda haberle ocurrido en el pasado, la meta final para su vida no
es la crisis, el problema o el desastre. La meta final para su vida es el éxito, la santidad, la
justicia y la conformidad a la imagen de Jesucristo.

Recuerde
Es más fácil obtener que mantener.

Para llevarnos al éxito, Dios tiene que purificarnos del fracaso.

El plan de Dios para nosotros comienza con lo positivo y terminará con lo positivo.

Debemos estar dispuestos a aceptar la responsabilidad por el fracaso antes de que


seamos capaces de aceptar la responsabilidad por el éxito.

Dios quiere llevarnos de vuelta a cada prueba fracasada listos para pasarla, para
reemplazar nuestro fracaso con éxito y para proseguir adelante.

El aceptar la responsabilidad por el éxito se basa en aceptar la responsabilidad por


el fracaso.

Para vencer el fracaso, debemos estar convertidos a lo positivo, luego


reacondicionados para pensar positivamente a través de la renovación de nuestras
mentes.

El patrón de Dios para el éxito es purificarnos de nuestros fracasos pasados, darnos
una revelación fresca de su Palabra y conducirnos en "caminos de justicia" que
terminan en el éxito.

La prosperidad es el resultado natural, secuencialmente ordenado de la justicia en


la vida.

El patrón de Dios para el éxito se basa en el carácter ilimitado de Jesucristo.


Cuando estamos en Cristo, los límites son retirados de nosotros.

El patrón de Dios para el éxito es el mismo para todos, pero el patrón individual
puede ser ampliamente diferente.

La crisis no es el fracaso. Sólo es un proceso.


Capítulo 10
EL PODER DE
SU CONFESION DE FE

"Si alguno se declara amigo mío ante la gente, yo lo declararé amigo mío ante mi
Padre que está en los cielos. Pero al que me niegue públicamente yo lo negaré delante de mi
Padre que está en los cielos"1

El principio que Jesús estaba enseñando con estas palabras trae una actitud de
espiritualidad positiva. Esto es necesario para mantener una vida positiva, semejante a
Cristo. En la versión Reina Valera de la Biblia, la palabra de Jesús para reconoce se traduce
como "confiesa." La confesión de Jesús es la roca sobre la cual nos paramos como
cristianos. Cuando Pedro confesó que Jesús era Señor, Jesús le dijo, "...no te lo reveló carne
ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos... y sobre esta roca edificaré mi iglesia..."2

El Apóstol Pablo clarificó este pasaje: "Que si confesares con tu boca que Jesús es el
Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con
el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación."3

La confesión de Cristo como Señor es la base de la salvación. Es la roca o


fundamento sobre el cual construimos nuestras vidas espirituales. Tal como Jesús lo
prometió, él ha edificado su Iglesia sobre la roca de aquellos que confiesan su señorío.

Confesar a Jesús es positivo. La confesión de alabanza, la confesión de gratitud, la


confesión de perdón, la confesión de misericordia, la confesión de providencia -- todas
estas confesiones son reconocimiento de la presencia de Dios en nuestras vidas.

La confesión de Jesús es una acción positiva de fe en Dios y en Jesucristo. Es la


base de nuestro caminar cristiano. La confesión de Cristo no es lo mismo que ganar almas o
testificar, pero es usada en ambos casos. El ganar almas es la presentación deliberada de un
patrón revelado de la verdad. Es presentar las Escrituras para conducir a las personas hacia
el conocimiento de Jesús, de manera que puedan recibirlo como Salvador. Testificar es dar
un testimonio de lo que Dios ha hecho en su vida. Un testimonio no es lo que conduce a
una persona a recibir a Cristo como Salvador, aunque puede ser una herramienta para que
se interese. Sólo la Palabra la salvará. Pero ambas son maneras en que confesamos a Cristo
a los demás.

Cuando confesamos lo positivo, cargamos la atmósfera con el poder de Dios y


traemos una nueva actitud a nosotros y a aquellos que nos rodean. ¿Quién quiere estar
alrededor de personas que se quejan todo el tiempo? Sus palabras tienen poder creativo y
ese poder llena la atmósfera con lo negativo. Confesar a Cristo llena la atmósfera con lo
positivo. Podemos cambiar el espíritu y la atmósfera de nuestro hogar o lugar de trabajo
con sólo confesar a Cristo.

En la oración, nuestra confesión positiva de Cristo edifica nuestro carácter. Si todo


lo que hacemos es confesar nuestras debilidades podemos dejar el lugar de oración lleno de
aflicción o autocompasión. Pero cuando rechazamos lo negativo, luego confesamos la
realidad de quién es Jesús en cada situación por la que hemos orado, dejamos el lugar
sabiendo que el poder de Dios ha acompañado nuestra confesión y que su Espíritu está
obrando en las vidas y situaciones por las que hemos orado.

Muchos padres ven sólo lo malo en sus hijos. En la oración, podemos pedir a Dios
que perdone a nuestros hijos. Pero luego nos movemos más allá de los pecados hacia el
ámbito de lo sobrenatural, cuando comenzamos a confesar el perdón de Cristo para ellos, el
cuidado de Cristo por ellos, la provisión del Padre para su salvación, los planes de Dios
para sus vidas. Nuestros egos como padres pueden ser heridos al ver a nuestros hijos
portándose mal en la escuela o faltando a las actividades de la iglesia, pero tenemos que
sujetar nuestros egos al Espíritu Santo para orar efectivamente por ellos.

El flujo del Espíritu de Dios es un flujo positivo, lleno de la bondad de Dios, de su


amor, gracia, misericordia y perdón. Cuando oramos de acuerdo a su Espíritu o cuando
confesamos su bondad durante una conversación, liberamos su poder en nuestras vidas, las
vidas de otros y dentro de las mismas circunstancias en las cuales nos encontramos.

Identifíquese con Cristo

Confesar a Jesús es necesario para ser identificados con él. La única manera en que
cualquiera de nosotros se vuelve aceptable para Dios es a través de la identificación con
Jesús. Es su justicia, no la nuestra, la que nos lleva a la presencia de Dios. Muchas personas
se preocupan por participar -- en la iglesia, la caridad, la comunidad -- mientras minimizan
la identificación con Cristo. La participación puede ser "iglesismo" en vez de cristianismo.
En el momento cuando confesamos a Cristo, somos identificados con él y él nos
confiesa ante el Padre. Dios el Padre se complace con nuestra identificación por fe y nos
reconoce públicamente ante los hombres de muchas maneras.4

Algunos vinieron a Jesús y le dijeron, "Señor, dinos algo para que sepamos si en
verdad eres Dios o no." Pero Jesús respondió, "¿Por qué no hacen lo que les digo? Entonces
sabrán si soy Dios."5

Si hacemos lo que Cristo dice y lo confesamos en obediencia a su Palabra, sabremos


que él Dios porque veremos los resultados.

¿Alguna vez ha hablado a alguien sobre el Señor y de repente se dio cuenta de que
estaba diciendo cosas que no sabía que conocía? ¿Qué estaba expresando la verdad más
claramente de lo que nunca la había comprendido? Ese era el momento cuando el Padre
estaba reconociéndolo públicamente delante de los hombres. Cuando usted se identificó con
Cristo, Dios el Padre se identificó con usted; él le dio la "mente de Cristo" y las palabras
qué decir.6

Podemos sentir que verdaderamente lo estamos haciendo bien cuando nos


identificamos con Cristo. Pero lo que realmente es grandioso es que Dios está dispuesto a
identificarse con su pueblo.7 Es mucho más grandioso que Dios esté dispuesto a
identificarse con nosotros que nosotros estemos dispuestos a identificarnos con Dios
Todopoderoso.

La confesión de fe en Jesucristo establece la obra de Dios en nuestras vidas.


Nuestra relación con Cristo y su obra en nosotros se confirma cuando lo confesamos a él.
Confirmar la Palabra de Dios libera su poder.

Una vez Jesús sanó a diez leprosos y se alejaron de él sabiendo que sus cuerpos
estaban completamente sanos. Mientras se iban, uno se dio la vuelta y dijo "gracias" a
Jesús. Jesús respondió, "Levántate, vete; tu fe te ha salvado."8 Al agradecer a Jesús, este
hombre confirmó la obra de Dios por confesar que Jesús fue quien lo había sanado.
Personalmente creo que la "salvación" que recibió fue mucho más que la sanidad corporal
de los otros nueve.

Confesar a Cristo es esencial para el compromiso con Cristo. La Biblia dice que
como un hombre piensa en su corazón, así es él. 9 Somos lo que creemos y estamos
comprometidos con lo que confesamos. Cuando confesamos lo que creemos, estamos
comprometidos con nuestras creencias. Si no lo confesamos, no tenemos que admitir que lo
creemos. Si no admitimos creerlo, podemos cambiar nuestras creencias.
Jesús fue mal interpretado y ridiculizado debido a su identificación con Dios. Fue
condenado por afirmar ser quien verdaderamente era. Frecuentemente, podemos ser mal
interpretados, criticados y condenados por confesar que somos hijos del Dios Viviente, que
somos coherederos con Cristo, que somos hermanos o hermanas de Jesús y parte de la
familia de Dios. Tales acusaciones surgen de Satanás, el "acusador de los hermanos" 10 para
evitar que confesemos lo que realmente somos en Cristo.

Como nuestro hermano mayor, Jesús ofrece protección, seguridad y un nivel de vida
elevado que ningún hermano terrenal puede proveer. Satanás quiere confundir esa relación
y dejarnos sin protección, inseguros y con una autoestima baja. Al hacerlo, pervierte el
Evangelio. Puede impedir que las Buenas Nuevas se extiendan si puede ocasionar que
callemos nuestra confesión y el testimonio de nuestras vidas.

La confesión es esencial para la identificación. La confesión es esencial para el


compromiso. La confesión es esencial para la relación.

Cuando nos identificamos con Jesús al confesarlo, nos ponemos en línea con la
Verdad. Jesús dijo, "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida." 11 El Camino y la Vida
dependen de la Verdad. La verdad es el centro.

Jesús sólo habló la verdad. Cuando él se identificó con Dios el Padre, habló la
verdad. Cuando confesó que era el Hijo de Dios, habló la verdad. No dijo, "Algún día creo
que llegaré a ser el Hijo de Dios." Tampoco dijo, "Soy Dios el Padre." No infravaloró ni
exageró cuando simplemente dijo, "Soy el Hijo de Dios." 12 Esa era la verdad, hablada a
partir de un sentido de identidad bien definido que estaba basado en la verdad. Jesús estaba
seguro en la verdad. Todos los demonios del infierno no pudieron moverlo. Todos los
teólogos del mundo no pudieron hacerlo tambalear.

Está mal ir más allá de la verdad o hablar menos que la verdad. Está mal decir que
somos más de lo que realmente somos. Pero también está mal decir que somos menos de lo
que en realidad somos -- hijos del Dios Viviente y coherederos con Cristo. Cuando
afirmamos ser menos de lo que somos, disminuimos el poder de Dios en nuestras vidas.

Somos nuevas criaturas, renacidos en el real sacerdocio de Jesús. Si usted lo cree,


confiéselo. La razón por la que muchas personas son débiles en su fe es que son débiles en
su confesión e identificación con Cristo.

Lonnie era un tipo que conocía, el cual siempre tenía problemas en su caminar
cristiano. Constantemente estaba acudiendo a mí para recibir consejería por los mismos
pecados que lo asediaban y nunca experimentaba una victoria verdadera en cualquier área
de su vida. Parecía incapaz de levantarse por encima de cierto nivel en su fe antes de que
experimentara una gran caída, se pusiera malhumorado o se deprimiera y volviera con la
cabeza gacha para recibir seguridad y ánimo. Entonces un día Lonnie se encontró sentado
almorzando con algunos nuevos amigos del trabajo y el tema de conversación pasó a ser la
religión. Lonnie confesó que creía en Jesucristo y se identificó con el Señor. Cuando
regresó al trabajo esa tarde, se sintió mejor de lo normal. Se decidió a decirle a varias otras
personas esa semana que era cristiano y cada vez se sintió mejor. Realmente estaba
volviéndose feliz.

Los meses pasaron y yo ya sólo lo veía raramente. Cuando finalmente nos reunimos
no fue para una sesión de consejería sino para que él pudiera contarme todos los cambios
que habían ocurrido en su vida. A medida que Lonnie aprendió a confesar a Cristo, pasó la
barrera que siempre había sentido, venció los pecados que lo asediaban y se convirtió en un
cristiano victorioso.

Practique su Fe

Un pasaje de La Biblia al Día dice: "No pierdas el tiempo discutiendo ideas tontas y
mitos y leyendas sin sentido. Emplea el tiempo y las energías en la tarea de ejercitarte
espiritualmente. Está bien que te ejercites físicamente, pero el ejercicio espiritual es de vital
importancia y sirve de tonificante. Ejercítate en lo espiritual y trata de ser mejor cristiano,
porque eso no sólo te ayudará en esta vida, sino también en la venidera. ¡Qué cierto es esto
y cuánto anhelamos que todos lo crean!"13
¿Qué significa practicar nuestra fe? Bueno, ¿Qué queremos decir cuando hablamos
de practicar el piano? Significa sentarse y ensayar lo que sabemos, luego aprender algo que
no sabemos a través del ejercicio. Practicar significa cometer errores y comenzar de nuevo.
Usted toca escalas repetidamente y ensaya acordes hasta que son memorizados. Esto es
practicar.

He estado en iglesias en mi vida donde un solista ha subido a la plataforma para


cantar, pero era obvio que no había habido práctica con el acompañante. Sin práctica, el así
llamado ministerio se vuelve deprimente y penoso para todos. ¿Quién disfruta una situación
así? ¿Quién quiere escuchar a un orador que no ha ensayado su mensaje? ¿O ver a un grupo
de teatro que no se dio tiempo para ensayar?

Así es con nuestra fe. Necesitamos practicar nuestra fe, estudiar la Palabra,
memorizar Escrituras, ensayar lo que creemos. En vez de escuchar la radio o ver televisión,
cuánto más beneficioso sería practicar lo que usted sabe que es verdad. Practicamos el
confesar a Cristo en público confesando a Cristo en privado. Conduciendo por el camino o
trabajando en la casa o en el patio, podemos decir en voz alta, "Creo que Jesús es el Hijo de
Dios. Creo que él vino a la tierra desde el cielo, nació de una virgen, vivió una vida sin
pecado, caminó haciendo el bien y sanando a todos los que estaban enfermos y oprimidos
por el diablo, fue clavado a una cruz, murió por mis pecados y resucitó al tercer día..."

Esta es una confesión de Cristo y una práctica para nuestra fe. Entonces, cuando
escuchemos a alguien o intentemos dirigir a una persona en la "oración del pecador"
sabremos qué decir porque lo hemos practicado. Conoceremos las Escrituras a utilizar para
responder sus preguntas. Sabremos qué viene después.

En el momento de la tentación, confesar a Cristo nos da el poder necesario para


vencer la tentación. La Biblia dice de los santos en el cielo, "Y ellos le han vencido [a
Satanás] por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos..." 14 La
sangre del Cordero ya ha sido derramada por nosotros, ¡pero para vencer necesitamos
añadir la palabra de nuestro testimonio!

Confesamos a Cristo en el ensayo de nuestra fe. Confesamos lo que creemos sobre


Jesús, quién es en nuestras vidas, quién es para nuestros hijos. Confesamos quién es Cristo
para el mundo, los salvos y los no salvos. Confesamos el poder de Cristo sobre Satanás y
las cosas de este mundo.

Confesamos a Cristo osadamente a los demás porque creemos en él. Crecemos en


gracia, fe y en estatura con Dios y los hombres cuando confesamos que Jesús es Señor. Este
es el poder de la espiritualidad positiva, la confesión de Jesucristo.

Recuerde

Confesar lo negativo, luego lo positivo, es la clave para la salvación.

Dios Padre se complace cuando confesamos a Cristo y nos reconoce públicamente


ante los hombres de muchas maneras.

Confesar a Jesús es necesario para ser identificados con él, lo cual nos hace
aceptables para Dios.

La confesión de fe en Jesucristo establece la obra de Dios en nuestras vidas.

Confesar a Cristo es esencial para comprometerse con Cristo.


Tenemos el derecho de confesar que somos nuevas criaturas, renacidos en el
sacerdocio real de Jesús.

Practicamos el confesar a Cristo en público al confesar a Cristo en privado.

Cuando confesemos a Cristo, el Espíritu de Dios se moverá en nosotros y el poder


de la espiritualidad positiva comenzará a obrar en nuestras vidas.
Capítulo 11
HABLANDO LAS
PALABRAS DE DIOS

Dios, Creador del universo, creó a las personas para reflejar su imagen. Como
reflejos del Creador, todas las personas tiene el poder creativo de Dios. Somos seres
creados a la imagen de Dios. Cuando ponemos la Palabra de Dios en nuestra boca y
hablamos sus palabras, ellas tienen poder creativo en nuestras circunstancias. Tienen poder
sobre nuestras vidas y nos capacitan para mantener un nivel alto de vida cristiana.

Es importante que entendamos que fuimos creados originalmente a la imagen de


Dios y a través de la salvación recreados en Cristo Jesús. Una de las diferencias entre
nosotros y los animales es que pueden procrear, pero no tienen poder creativo. El hombre
tiene cierta medida del poder creativo de Dios. La ciencia no puede crear, sólo puede
descubrir lo que ya ha sido creado. Los investigadores descubrieron la ley de la gravedad y
que el mundo era redondo. El origen vino de Dios.

Pero debido a la imagen en que fuimos creados, el hombre tiene la capacidad de


producir más allá de los sentidos físicos. El poder creativo del hombre está en la imagen de
Dios, que también significa su Palabra. Dios habló una palabra y los mundos que no
existían súbitamente existieron.1 De manera similar, el hombre es capaz de influenciar el
resultado de su vida con las palabras que habla. Proverbios dice que la muerte y la vida
están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos.2
Cuando un hombre corteja a una mujer, puede enamorarse de ella y querer casarse.
Puede fantasear sobre el matrimonio, tener todo el afecto necesario para el matrimonio y
experimentar las cualidades emocionales del matrimonio, aunque aún no hay matrimonio.
Pero tan pronto como dice "¿Quieres casarte conmigo?" pone en marcha por las palabras de
su boca algo que saltará a la existencia o que morirá.

Un hombre puede ver un terreno vacío y pensar, "Qué grandioso lugar para un
edificio de departamentos." Puede pensaren los departamentos, en todo lo que se requeriría
para construirlos y administrarlos, y aún así ese terreno seguiría vacío. Pero cuando se
dirige a un socio de negocios y le dice, "Podemos construir departamentos allí" comienza a
crear algo que no existía. Una vez que habla, se compromete con la idea y juntos empiezan
a explorar sus ventajas. Toda la fuerza creativa comienza con su palabra.

Utilice la Autoridad de Jesús

Cuando Jesucristo caminó sobre la tierra, demostró el poder creativo de hablar las
palabras de Dios. En una ocasión los discípulos estaban con él en el mar cuando se levantó
una tormenta tremenda. El pánico llegó. En su terror, los discípulos fueron lanzados a un
mundo lleno de temor. En ese momento vivieron la ansiedad, tensión, presión y la tragedia
inminente. Cuando despertaron a Jesús, que estaba durmiendo plácidamente, para contarle
el peligro, él se pasó sobre la proba de la barca y habló una palabra creativa a la tormenta:
"Calla, enmudece."3 Cuando Jesús habló, el Espíritu Santo obró y hubo paz.

Jesús fue a una casa donde una niña estaba muerta. Le dijo a todos los dolientes que
salieran, y dijo a la niña: "Levántate." 4 Al momento, la vida se levantó donde había habido
muerte. Donde había estado la palidez de la muerte, emergió el rostro radiante de un alma
viviente. Su Palabra creó vida.

A otra persona, Jesús le dijo, "Levántate, vete; tu fe te ha salvado."5 Jesús habló y el


Espíritu trajo a existencia cada una de estas cosas.

Jesús tenía al Espíritu de Dios sin medida. 6 Nosotros tenemos el Espíritu de Dios
con medida. Cuando "morimos a la carne" y permitimos que más del Espíritu de Dios more
en nosotros, tenemos una medida mayor del Espíritu de Dios, pero ninguno de nosotros
experimente al Espíritu de Dios sin medida como Jesús lo hizo. Cuando Jesús habló, él
habló por el poder del Espíritu Santo ilimitado dentro de él. Dijo e hizo todo lo que Dios
quería que dijera e hiciera y siempre fue siempre por el poder del Espíritu Santo. El vivió
en total dependencia del Espíritu.

Pero Jesús dijo una cosa peculiar. El dijo, "El que en mí cree, las obras que yo hago,
él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre."7

Pedro comprendió esta delegación de poder rápidamente. Días después de que Jesús
ascendió al cielo, Pedro fue al templo a la hora de la oración. Allí vio a un cojo pidiendo
limosna, esperando recibir algo. Pedro dijo, "No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te
doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda."8

Utilizando el Nombre de Jesús, Pedro extendió su mano al mendigo y lo ayudó a


ponerse de pie. Y mientras el Espíritu de Dios confirmaba la palabra que Pedro habló
usando la autoridad de Jesús, el hombre saltó sobre sus pies y comenzó a caminar y brincar.
Sus piernas, recordemos que era cojo de nacimiento, fueron llenadas súbitamente con poder
y vida.

Use el Poder de su Palabra para Crear lo Bueno

Cada palabra que hablamos es en realidad una palabra creativa. Creamos frivolidad.
Creamos sobriedad. Creamos contienda. Creamos alivio. Nuestro mundo está construido
por nuestras palabras, como vimos en Proverbios. Las palabras son poderosas. Crean
heridas o salud. Crean bendición o maldición.

Podemos hablar nuestras propias palabras y crear problemas o hablar las palabras de
Dios y crear soluciones.

Podemos hablar nuestras palabras y crear un infierno o hablar las palabras de Dios y
crear un cielo.

Jesús dijo, "Es lo que uno piensa y dice lo que lo contamina. Del corazón del
hombre salen los malos pensamientos, el adulterio, la inmoralidad sexual, los asesinatos,
los robos, las avaricias, las maldades, los engaños, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la
soberbia, la insensatez. Estas cosas que salen de adentro son las que contaminan al hombre
y lo hacen indigno de Dios."9

En la medida que los hombres hablan palabras de obscenidad, engaño, guerra y


enemistad, crean el mundo en el que existen estas cosas. El mundo secular como existe en
la actualidad fue recreado por hombres cuyos corazones estaban apartados del Espíritu de
Dios. Estos hombres estaban sujetos a la influencia satánica, así que cuando hablaron lo que
estaba en sus corazones, la influencia de Satanás penetró el mundo. Vea el periódico. Lo
que vemos alrededor de nosotros no es el mundo como Dios lo creó, sino el resultado de la
influencia del hombre por las palabras que habla.

Sus palabras vienen de su corazón.

Lo que haya en el corazón de una persona, lo que haya en su vida de pensamiento,


saldrá en palabras. No es sorpresa que Dios diga que pedirá cuentas a toda persona por cada
"palabra ociosa" hablada.10

Cuando el Espíritu de Cristo está en nosotros, Dios nos da su vida de pensamiento a


través de su Palabra. Leer la Palabra de Dios no es una prueba de tiempo o distancia. Es
tomar la misma vida de Dios a través de su Palabra. Dios nos da la "mente de Cristo" en y a
través de la Palabra de Dios.
A medida que comenzamos a pensar los pensamientos de Dios, empezaremos a
hablar las palabras de Dios. A medida que hablamos las palabras de Dios, nuestro mundo es
recreado. ¡Es celestial! Los ingredientes del cielo son amor, gozo, paz, paciencia,
benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza. Estos atributos también son conocidos
como "el fruto del Espíritu."11 Estos "frutos" que están dentro de usted salen a través de sus
palabras y son reflejados en su mundo.

La Biblia dice, "Cuando los hombres digan: Helo allí; allí está el Reino de Dios, no
los sigan. Porque el Reino de Dios no está allí ni aquí. El Reino de Dios está entre
vosotros."12 Debido a que el Espíritu de Dios habita en usted, el Reino de Dios está dentro
de usted y la misma Palabra de Dios se convierte en su vida de pensamiento. El Espíritu de
Dios se convierte en la unción -- la vida de Dios en usted.

Años atrás estuve en una situación en la que fui terriblemente herido por otros. Dios
tomó esa herida y la transformó en un nuevo impulso del ministerio, haciendo algo
hermoso de las cenizas de mi vida, de acuerdo a su Palabra. 13 Pero cuando un año después
retorné a la ciudad donde había ocurrido la ofensa, comencé a decir cosas, hacer
comentarios sobre las personas que no habían venido a mi mente desde que Dios me limpió
de la herida varios meses antes. Estaba perdiendo mi paz y gozo. Entonces me di cuenta de
que estaba resucitando el dolor de la situación. Tenía que controlar mi lengua o terminaría
hablando palabras que revivirían toda la situación. Me arrodillé y me arrepentí por mis
palabras y actitudes. Luego comencé a confesar lo que Dios había hecho por mí, cómo me
había purificado de ese fracaso y mi percepción sobre mi vida comenzó a cambiar.

Estaba creando una atmósfera ausente de Dios al decir lo que quería decir según a
las emociones, sentimientos, ego, celos, heridas y viejas actitudes. Hablar en obediencia a
los pensamientos de Dios, en vez de mis propios pensamientos, cambió la situación y me
restauró a mi posición de victoria.

Cuando Dios dice en su Palabra que él habita en las alabanzas de su pueblo, 14 quiere
decir literalmente eso. Cuando nuestros corazones están rebozan de gratitud y
agradecimiento a Dios, lo alabamos y llenamos el aire con nuestras palabras y canciones,
creando, por lo tanto, una atmósfera en la que se experimenta la presencia de Dios.

Cambie su corazón, luego deje que nuevas palabras de vida fluyan de usted. Las
personas negativas lo evitarán y las personas positivas comenzarán a brindarle su amistad.
Traerán más cosas positivas a su vida.

Si todos en el mundo actual se arrepintieran, recibieran el Espíritu de Cristo y


comenzaran a hablar sólo palabras inspiradas por el Espíritu, nuestro mundo cambiaría.
Tendríamos el cielo aquí mismo sobre la tierra. Así es como será el cielo.
¿Tiene usted una necesidad o alguien que conoce tiene un problema? Entonces ore
para saber qué decir y luego dígalo con la autoridad de Jesús. Deje que el Espíritu Santo
traiga sanidad a su vida a través del hablar las palabras de Jesús. Jesús le dio autoridad para
hablar sus palabras. Usted es su boca, sus ojos, sus manos, sus oídos. Usted es el Cuerpo de
Cristo aquí sobre la tierra. Independientemente de quién está en necesidad, si el Señor le da
a usted una palabra de sanidad para hablar, háblela en representación de Cristo.

Hable palabras de fe, no de temor ¡y vea lo que Dios va a hacer!

Viva victoriosamente al ser purificado del fracaso, confesando a Cristo y hablando


la Palabra de Dios. Invierta en el estudio de la Palabra de Dios y en la oración para
prepararse para el siguiente cambio o crisis.

Usted puede fracasar de tiempo en tiempo, pero si pone estos principios en su


corazón y nunca se rinde ¡usted será un ganador!

Dios es el autor de su éxito. Confíe en él. Sea libre en él. Viva libre.

Ganadores no son aquellos que nunca fracasan, sino aquellos que nunca se rinden.

Recuerde
El hombre está creado a la imagen de Dios, con una medida del poder creativo de
Dios en su palabra.

Influenciamos el resultado de nuestras vidas con las palabras que hablamos.


Nuestro mundo está construido por nuestras palabras. Las palabras son poderosas.

A medida que comienza a pensar los pensamientos de Dios, comenzará a hablar las
palabras de Dios. A medida que habla las palabras de Dios, su vida es transformada
en un lugar digno del Dios Vivo.

Cambie su corazón, cambie sus palabras, cambie su mundo.


Sobre el Autor

Edwin Louis Cole, Fundador y Presidente de la Red de Hombres Cristianos, habla


con una voz profética a los hombres de esta generación. Su mensaje de que "hombría y
semejanza a Cristo son sinónimos" declara el estándar para la hombría que ha cambiado
cientos de miles de vidas. Es un orador internacionalmente aclamado, personalidad de la
televisión, autor de éxitos de librería y conferencista de motivación. Cole viaja
extensamente, mostrando a los hombres cómo alcanzar su sueño de vivir la hombría
verdadera al contemplar a Jesucristo como su modelo a imitar.

Para contactar al autor escriba a:

Edwin Louis Cole


P.O. Box 610588
Dallas, Texas 75261
OTROS LIBROS POR EDWIN LOUIS COLE

Valor, Edificando el Carácter de un Campeón

Integridad Sexual

Comunicación, Sexo y Dinero

Hombría al Máximo

Cómo Vivir al Máximo

Un Hombre de Verdad

Hombres Fuertes en Tiempos Difíciles

POR EDWIN LOUIS COLE


Y NANCY CORBETT COLE

La Mujer Unica

(En inglés)
Tapestry of Life
Tapestry of Life, Book II
(Contratapa)

SI ALGUNA VEZ QUISO RENDIRSE, LEA ESTO PRIMERO

Tensión. Cambio. ¡Crisis! Todo hombre sabe lo que son. Algunas veces usted es tentado a
huir de todo ¿no es cierto?

Pero antes de que se rinda, el autor de éxitos de librería Edwin Louis Cole quiere recordarle
que los cambios y las crisis son normales en la vida. Es lo que usted hace con ellas lo que
importa. ¡Y Dios tiene un camino para que usted sea un ganador en cualquier situación!

En estos cortos, dinámicos capítulos, Cole le ofrece respuestas verdaderas y factibles para
los cambios y crisis contemporáneas. Ya sea que usted sea desafiado por un cambio en su
carrera, el desempleo, un matrimonio problemático, dificultades financieras, la crisis de la
mediana edad o algún otro problema perturbador, usted aprenderá a:

Contemplar las crisis de una nueva manera victoriosa.


Escoger confiar en que Dios tomará lo que estaba destinado para hacerle mal y lo
hará obrar para su bien.
Transformar la tensión abrumadora en éxito sobresaliente.
Convertirse en el hombre de Dios -- ¡y el ganador!-- que Dios quiere que usted sea.

Con consejos prácticos y un fuerte aliento proveniente de la Biblia, este libro lo motivará a
enfrentar la crisis, a vencerla y disfrutar su éxito más grande en la vida.

**************

Edwin Louis Cole, Fundador y Presidente de la Red de Hombres Cristianos, habla con una
voz profética a los hombres de esta generación. Su mensaje de que "hombría y semejanza a
Cristo son sinónimos" declara el estándar para la hombría que ha cambiado cientos de miles
de vidas. Es un orador internacionalmente aclamado, personalidad de la televisión, autor de
éxitos de librería y conferencista de motivación. Cole viaja extensamente, mostrando a los
hombres cómo alcanzar su sueño de vivir la hombría verdadera al contemplar a Jesucristo
como su modelo a imitar.
NOTAS

Capítulo 1
1
Edwin Louis Cole, Valor, Edificando el Carácter de un Campeón (Casa Editorial Patmos,
La Paz, Bolivia, 1999), p.**
2
2 Corintios 3:18
3
Hechos 27:9-44
4
1 Corintios 10:13

Capítulo 2
1
Romanos 2:15
2
Romanos 4:21
3
2 Timoteo 2:2 (las itálicas son mías)
4
1 Corintios 4:2
5
Webster's Ninth New Collegiate Dictionary (Springfield, MA: Merriam-Webster, 1985).
6
Lucas 6:10
7
1 Corintios 10:13
8
Juan 17:12
9
Hebreos 1:3
10
Hebreos 13:8 NKJV
11
Santiago 1:17
12
Isaías 49:15; Salmo 121:3,4
13
Sofonías 3:15; Romanos 11:29
14
Números 23:19
15
Charles Dudley Warner, "Editorial," The Hartford Courant, Aug. 24, 1897.
16
Malaquías 3:6
17
Números 23:19; Deuteronomio 32:4
18
Isaías 55:10,11
19
Isaías 55:8,9
20
2 Corintios 5:7
21
Proverbios 24:10 LBD
22
Romanos 8:28 LBD
23
2 Timoteo 2:11-13
24
2 Timoteo 2:13 LBD
25
2 Timoteo 2:13 (énfasis mío) (N.T. Traducción de The Amplified Bible)
26
Proverbios 19:3 LBD
27
1 Samuel 30:1-31
28
Apocalipsis 12:9,10
29
Juan 8:44
30
Génesis 50:20 (PA)*

Capítulo 3
1
1 Reyes 17-19; Santiago 5:17,18
2
Santiago 5:17
3
Génesis 9:18-29
4
1 Reyes 18:17 (PA)
5
1 Reyes 18:18 (PA)
6
Proverbios 29:2
7
Proverbios 17:15 LBD
8
Isaías 44:16,17
9
Deuteronomio 4:24; Hebreos 12:29
10
1 Reyes 18:38,39
11
1 Reyes 18:45
12
1 Reyes 19:1,2 (PA)
13
Génesis 39:7-20
14
1 Reyes 19:4
15
Romanos 11:29
16
Romanos 11:29 LBD
*Paráfrasis del autor

17
Vea Mateo 14:23
18
1 Reyes 19:12
19
1 Reyes 19:12
20
2 Reyes 2:9-11
21
Ver Efesios 5:25
22
Ibid.

Capítulo 4
1
2 Tesalonicenses 3:13
2
1 Samuel 27:1-12
3
1 Samuel 30:6 (N.T. Traducción de The Amplified Bible)
4
1 Samuel 30:8 (N.T. Traducción de The Amplified Bible)
5
1 Samuel 30:18 (N.T. Traducción de The Amplified Bible)
6
Lucas 15:11-13
7
Salmo 33:1 NVI
8
Hechos 27:22
9
Hechos 28:3
10
Hechos 28:4-6
11
Efesios 2:10
12
2 Pedro 3:9
13
Juan 3:16
14
Juan 3:17

Capítulo 5
1
1 Corintios 10:13
2
Génesis 11:31-12:8
3
Deuteronomio 6:23
4
Números 13-14
5
1 Corintios 10:11
6
Efesios 5:1
7
2 Reyes 2:6-14
8
Juan 17:11-21
9
Juan 16:5-7; Hechos 1:8
10
Hechos 9:1-22
11
Números 32:8-13
12
2 Corintios 3:18

Capítulo 6
1
Lucas 23:34
2
Juan 20:22-23
3
Génesis 2:24
4
Hebreos 13:6
5
1 Samuel 2:30
6
2 Corintios 9:7
7
Proverbios 10:27 LBD
8
1 Reyes 18:21
9
Salmo 91:5
10
Proverbios 14:30 LBD
11
Salmo 91:5,9,10
12
Romanos 12:2; Efesios 5:26
13
Ian Ball, "Now They Say TV Isn't Even Relaxing," The (London) Times, julio 1990,
citando a Dr. Robert Kubey y Dr. Mihaly Csikszentmihalyi, Television and the Quality of
Life; How Viewing Shapes Everyday Experience (Hillsdale, NJ: Erlbaum, Lawrence, and
Associates, Inc., 1990).

14
Génesis 50:19-20 LBD
15
Romanos 8:28 LBD
16
Salmo 78:5-11
17
Salmo 100:3
18
Mateo 13:58
19
Romanos 4:17; Hebreos 11:3
20
1 Pedro 5:6 LBD
21
Deuteronomio 8:1-3
22
Isaías 57:15
23
Filipenses 2:7,8
24
Filipenses 2:8-12
25
Mateo 5:44; Romanos 12:17-21; 1 Tesalonicenses 5:15; 1 Pedro 3:9
26
2 Tesalonicenses 1:6
27
Romanos 12:19
28
Isaías 53:7; 1 Pedro 2:21-23
29
Salmo 37:5,6
30
Hebreos 12:15
31
Colosenses 3:15
32
1 Corintios 14:33
33
Proverbios 19:3 LBD
34
Filipenses 4:19
35
Deuteronomio 8:18
36
1 Pedro 5:6,7
37
Salmo 84:11
38
Mateo 5:37; 2 Corintios 1:20
39
Salmo 22:3
40
Salmo 33:1
41
1 Tesalonicenses 5:18
42
Lucas 11:41 LBD

Capítulo 7
1
Lucas 16
2
Lucas 16:2
3
Lucas 16:3,4
4
Lucas 16:5,6
5
Lucas 16:18-13
6
Proverbios 27:10 LBD

Capítulo 8
1
Mateo 18:19
2
Génesis 11:1-9
3
Salmos 86:11
4
Marcos 3:25
5
1 Juan 2:13-14
6
Mateo 18:18,19
7
Eclesiastés 4:12; Deuteronomio 32:30
8
Génesis 7:23; 8:12
9
Juan 15:7
10
1 Corintios 3:1,2
11
Santiago 1:5
12
Proverbios 2:1-9
13
Romanos 8:28
14
Juan 8:32
15
Filipenses 2:13
16
Salmo 84:11

Capítulo 9
1
1 Corintios 15; 2 Corintios 5:17
2
1 Corintios 15:45-49
3
Vea Romanos 12:2; Efesios 5:26
4
Josué 1:7-8
5
Salmo 1:1-3

Capítulo 10
1
Mateo 10:32,33 LBD
2
Mateo 16:17,18
3
Romanos 10:9,10
4
Mateo 10:32,33 LBD
5
Juan 7:17 (PA)
6
1 Corintios 2:16; Lucas 12:12
7
Hebreos 11:16
8
Lucas 17:19
9
Proverbios 23:7
10
Apocalipsis 12:10
11
Juan 14:6
12
Mateo 27:43
13
1 Timoteo 4:7-10
14
Apocalipsis 12:11

Capítulo 11
1
Hebreos 11:3; Romanos 4:17
2
Proverbios 18:21
3
Marcos 4:39
4
Marcos 5:41
5
Lucas 17:19
6
Juan 3:34
7
Juan 14:12
8
Hechos 3:6
9
Marcos 9:20-23 LBD
10
Mateo 12:36
11
Gálatas 5:22,23
12
Lucas 17:20,21 (PA)
13
Isaías 61:3
14
Salmo 22:3

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