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DEFINICIÓN DE CULTURA

El término cultura, que proviene del latín cultus, hace referencia al cultivo
del espíritu humano y de las facultades intelectuales del hombre. Su
definición ha ido mutando a lo largo de la historia: desde la época
del Iluminismo, la cultura ha sido asociada a la civilización y al progreso.
En general, la cultura es una especie de tejido social
que abarca las distintas formas y expresiones de una
sociedad determinada. Por lo tanto, las costumbres, las
prácticas, las maneras de ser, los rituales, los tipos de
vestimenta y las normas de comportamiento son
aspectos incluidos en la cultura.

Otra definición establece que la cultura es el conjunto


de informaciones y habilidades que posee un individuo.
Para la UNESCO, la cultura permite al ser humano la capacidad de reflexión
sobre sí mismo: a través de ella, el hombre discierne valores y busca nuevas
significaciones.

Según el enfoque analítico que se siga, la cultura puede ser clasificada y definida de diversas
maneras. Por ejemplo, hay estudiosos que han dividido a la cultura en tópica (incluye una lista de
categorías), histórica (la cultura como herencia social), mental(complejo de ideas y
hábitos), estructural (símbolos pautados e interrelacionados) y simbólica(significados asignados en
forma arbitraria que son compartidos por una sociedad).

La cultura también puede diferenciarse según su grado de desarrollo: primitiva (aquellas


culturas con escaso desarrollo técnico y que no tienden a la innovación), civilizada (se
actualiza mediante la producción de nuevos elementos), pre-alfabeta (no ha incorporado la
escritura) y alfabeta (utiliza tanto el lengua escrito como el oral).
Por último, cabe destacar que en las sociedades capitalistas modernas existe una industria
cultural, con un mercado donde se ofrecen bienes culturales sujetos a las leyes de la oferta y
la demanda de la economía.
Sociología de la cultura

La sociología de la cultura es un área de sociología dedicada al análisis


sistemático de la cultura, entendida habitualmente como el conjunto de
códigos simbólicos utilizados por los miembros de una sociedad, tal como
se manifiestan socialmente. Para Georg Simmel, la cultura se refiere al
"cultivo de los individuos, a través de su agencia, de las formas externas
que se han objetivado en el curso de la historia".1 La cultura en el campo
sociológico se analiza como las formas de pensar y concebir el mundo, las
formas de actuar, y los objetos materiales que, en su conjunto, dan forma al
modo de vida de un colectivo.

Los estudios que desde la sociología se han realizado de la cultura pueden


clasificarse en tres grandes grupos (Smith, 1998): la teoría cultural
europea, teoría cultural británica y la sociología cultural
estadounidense. Cada uno de ellos representa una serie de características
específicas.

Clasificación

En primer lugar, la teoría cultural europea unifica autores como Jürgen


Habermas, Michel Foucault o Pierre Bourdieu, quienes hacen su aporte
principalmente en elementos teóricos y cualitativos. En segundo lugar, los
estudios británicos, influido por el "marxismo británico" de E.P.
Thompson y Eric Hobsbawn, que fue quizá pionero en reconocer la
incidencia de la cultura en los hechos sociales. Finalmente, encontramos
la sociología cultural americana, compuesta por autores como Clifford
Geertz, Jeffrey C. Alexander o Philip Smith. Son un campo de estudios más
centrado en la sociología y menos político. Las ideas de Émile
Durkheim y Max Weber son más influyentes que las de Karl Marx,
abogándose por una autonomía de la "esfera cultural". Trabajan con teorías
de alcance medio positivistas, que tratan de analizar causas y efectos
mediante métodos empíricos. Las explicaciones buscadas son
multidimensionales, pudiendo hallarse causas simultáneas en la cultura, en
la estructura social o en los actores individuales. El problema de la agencia
se aborda con las herramientas que proporciona el pragmatismo, la historia
comparada y la fenomenología.
Los enfoques sociólogos contemporáneos de la cultura a menudo se dividen
entre una "sociología de la cultura" y una "sociología cultural" - las
definiciones son similares, aunque no intercambiables.2 Sociología de la
cultura es un concepto más antiguo, y considera algunos temas y objetos
como más o menos "culturales" que otros. A modo de contraste, Jeffrey C.
Alexander introdujo el término "sociología cultural", un enfoque que ve a
todos, o la mayoría de los fenómenos sociales, como inherentemente
culturales en algún nivel.3 Alexander afirma que la sociología cultural implica
suscribir a "la idea de que cada acción, sin importar lo instrumental,
reflexiva, o determinada por el entorno externo, está incrustada en cierta
medida en un horizonte de afectividad y significado".4 En términos de
análisis, la sociología de la cultura a menudo trata de explicar fenómenos
discretamente culturales como un producto de los procesos sociales,
mientras que la sociología cultural ve a la cultura como un componente de
las explicaciones de los fenómenos sociales.5 A diferencia del campo de los
estudios culturales, la sociología cultural no reduce todos los asuntos
humanos a un problema de codificación y decodificación cultural. Por
ejemplo, la sociología cultural de Pierre Bourdieu tiene un "reconocimiento
claro de lo social y lo económico como categorías, que están vinculadas
con, pero no reducibles a, lo cultural."6 Sus textos apuntan a desentrañar las
claves de la dominación a través de la cultura, centrándose en la educación.

La sociología de la cultura creció a partir de la intersección entre la


sociología, formada por los primeros teóricos como Marx, Durkheim y
Weber, y el surgimiento de la antropología social, donde los investigadores
fueron pioneros en el uso de estrategias etnográficas para describir y
analizar una variedad de culturas de todo el mundo. Parte de este legado
fundacional está todavía presente en sus métodos (gran parte de la
investigación sociológica cultural es cualitativa), sus teorías (una variedad
de enfoques críticos de la sociología son fundamentales para las
comunidades de investigación actuales) y el enfoque sustantivo del campo.
Por ejemplo, las relaciones entre la cultura popular, el control político y
la clase social son preocupaciones tempranas y duraderas de la disciplina.
Karl Marx
Marx sostenía que la cultura sirve para justificar la desigualdad. La clase
dominante, la burguesía, produce una cultura que promueve sus intereses,
mientras que reprime los intereses del proletariado. Su frase más famosa a
este respecto es "La religión es el opio del pueblo". Marx creía que el "motor
de la historia" es la lucha entre grupos de personas con intereses
económicos divergentes y, por lo tanto, la economía determina
la superestructura cultural de los valores y las ideologías. Por esta razón,
Marx es considerado un materialista, ya que cree que lo económico
(material) produce lo cultural (ideal), invirtiendo y "poniendo de cabeza" a
Hegel,7 quien sostuvo que lo ideal produce lo material.
Emile Durkheim
Marx sostenía que la cultura sirve para justificar la desigualdad. La clase
dominante, la burguesía, produce una cultura que promueve sus intereses,
mientras que reprime los intereses del proletariado. Su frase más famosa a
este respecto es "La religión es el opio del pueblo". Marx creía que el "motor
de la historia" es la lucha entre grupos de personas con intereses
económicos divergentes y, por lo tanto, la economía determina
la superestructura cultural de los valores y las ideologías. Por esta razón,
Marx es considerado un materialista, ya que cree que lo económico
(material) produce lo cultural (ideal), invirtiendo y "poniendo de cabeza" a
Hegel,7 quien sostuvo que lo ideal produce lo material
Max Weber
Weber innovó la idea de un grupo de estatus como un tipo de subcultura.
Los grupos de estatus se basan en cosas tales como: raza, etnia, religión,
región, ocupación, género, preferencia sexual, etc. Estos grupos viven un
cierto estilo de vida basado en diferentes valores y normas. Son una cultura
dentro de una cultura, de ahí la denominación subcultura. Weber tenía la
idea de que las personas estaban motivadas por sus intereses materiales e
ideales, que incluyen cosas tales como la prevención de uno de ir
al infierno. Weber también explica que las personas utilizan símbolos para
expresar su espiritualidad, que se usan símbolos para expresar el lado
espiritual de los acontecimientos reales, y que los intereses ideales se
derivan de símbolos.
Las Funciones Sociales de la Cultura

La forma de vida y las expresiones de una sociedad determinan su


cultura. La cultura que se compone por nuestras costumbres, nuestros
códigos, las normas, las tradiciones, y las distintas expresiones
artísticas, representan para el ser humano un hecho vital.
La cultura es lo que nos da identidad y es por eso que el Estado debe garantizar la
socialización de la cultura y el acceso de las minorías a ella. En este sentido dialogamos con
Sergio Martín Mendoza, actor y director de teatro de nuestra provincia.
“La cultura no se puede hacer sola, no es algo individual. Necesita de socialización, sino no
sería, sino no podría tener existencia.”

Para Mendoza “tiene que ver con un conjunto de manifestaciones identitarias de cierto sector
o contexto social. Tiene que ver mucho con la identidad. Expresarse es una necesidad que
nos hace y nos ayuda a identificarnos, a diferenciarnos y es una responsabilidad hacia los
demás”.

Las distintas manifestaciones artísticas como la música, la danza, el teatro, etc. son formas de
exteriorizar o de contar nuestra historia, narrar el contexto. Por esto la cultura también es un
legado y sirve de base en una sociedad porque en ella se transmiten enseñanzas para las
siguientes generaciones. Mendoza afirma que “las manifestaciones artísticas permiten
adaptarnos a distintos soportes para la transmisión de saberes y además sirven para el
cuidado de la salud mental y corporal de la humanidad. Cuando la gente se siente vulnerable
busca salir de esa situación, busca fuerza, busca poder y justamente eso es la cultura: poder”.

En situaciones extremas, el ser humano se defiende consumiendo cultura, es decir que


estando sumergidos en el caos, la gente busca la manera de escapar del mismo aunque sea
por momentos. Y esto es algo que se hizo desde siempre, desde los esclavos que
exteriorizaban la opresión a través del canto hasta cualquier persona que hoy en día viaja en
colectivo escuchando música, o leyendo un libro para dejar de lado la rutina. Nos damos
cuenta que tanto productores como consumidores de la cultura se resguardan en ella para
encontrar un equilibrio y seguir.

Como dijo el actor, el centro de la cuestión está en que la cultura es fuerza, es poder, y a
través de ella la sociedad encuentra un punto común, que es la identidad, es lo que somos.
Por un lado, la cultura es importante porque ante situaciones adversas sirve para replegamos
sobre nosotros mismos y recordar quiénes somos, y por otro lado porque nos sirve para
expresarnos y la libre expresión es tan vital como la supervivencia.
La cultura y el hombre

Cultura. Se trata de una palabra clave para comprender nuestra situación. Pero igualmente
difícil por las implicaciones filosóficas que contiene. Cultura, etimológicamente deriva del verbo
latino cólere que significa cultivar, cultivar desde la tierra hasta los hábitos humanos. Colere
Deum, significa adorar a Dios. Dos formas principales hay para entender lo que es la cultura:
la primera, es la actividad mediante la cual el hombre «se cultiva a sí mismo» para alcanzar la
verdadera y plena humanidad; con ella el hombre desarrolla en sí mismo sus facultades
específicamente humanas, con un fuerte componente espiritual, y se realiza como persona,
situándose de este modo como un elemento nuevo y original ante los demás. De aquí derivan
los significados de cultura calificada, 1) por su matriz filosófica: cultura liberal, marxista,
budista, cristiana, materialista, etc.; 2) por su contenido preponderante: cultura humanista,
religiosa, científica, tecnológica, atea, etc.

La segunda forma se refiere al conjunto de datos que todo hombre recibe del ambiente en que
se encuentra inevitablemente inserto y por el que está, igualmente, condicionado: esos datos
son el lenguaje, el nacimiento, la raza, las estructuras reproductivas y los métodos educativos,
organización de la producción y del consumo. Se trata del carácter pasivo de la cultura.

Esta segunda forma de entender la cultura es la que tiene una gran incidencia en nuestra vida.
Se trata de lo que «se bebe» ambientalmente, de todo aquello que se cultiva y se hace propio
porque constituye el contexto vital en el que naturalmente nos vamos desarrollando. Suele
decirse que, “la educación se mama”, para significar, de este modo, cómo desde nuestra más
tierna infancia, incluso antes de nacer, se van modelando nuestros hábitos. Algo, pues, muy
parecido a lo que llamamos “ambiente”. Entonces la cultura acaba por modelarnos. Aquí
aparece la importancia de la primera forma de entender la cultura. Si esta cultura es
meramente materialista, va a determinar cierta clase de individuos, si es más bien de índole
religiosa en la que existan perspectivas de trascendencia –cristiana, por usar los opuestos–,
se producirá otro tipo de persona. Entonces es la cultura la que determina en gran medida
todo nuestro sistema de relación, de valores, de interacción. En cierto sentido, puede alterar
nuestro ser, la autocomprensión, todo nuestro sistema de navegación por la vida. ¿Qué es lo
que, social y humanamente, estamos cultivando? Pues bien, eso cosecharemos. Frente a una
influencia ambiental determinada, debemos colocar otro cultivo, (cólere), pensado,
encaminado a obtener otros resultados.

Pongamos un ejemplo: sería inútil predicar la familia como lugar de fomento del amor, como
una primerísima e insustituible escuela de humanidad, como comunidad íntima de vida y amor
y como el santuario de la vida y formadora de personas, cuando el ambiente cultural hace
imposible, psicológica o materialmente, una convivencia basada en la entrega recíproca de las
personas; cuando el ambiente ridiculiza los valores de fidelidad, de sacrificio, de entrega, de
perdón, de esfuerzo, que serían los soportes del ente familiar. Esta es la razón por la que
muchos padres se sienten desconcertados cuando sus hijos hacen opciones de vida que
claramente terminarán en la muerte. Si nosotros nunca les dimos ese ejemplo, dicen
desconsolados; lo que sucede es que el ambiente cultural influye más en los hijos que la
educación familiar; es más influyente en ambiente de la calle, de la pandilla, de la música, etc.
La familia tiende a desaparecer y ha perdido el protagonismo educativo. Esto es, pues, lo que
significa un dato cultural.

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