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propone una revisión de las dos últimas déca- De igual modo, la crisis y el “debilita-
das del cine mundial contemporáneo donde se miento” de la versión “fuerte” del sujeto que
disecciona el tratamiento cinematográfico de heredamos de la modernidad se hace patente
los imaginarios socioculturales que configu- en un tratamiento ambivalente de la identidad
ran la experiencia del sujeto posmoderno. Una –como objeto perdido- que echa por tierra la
experiencia marcada por el acta de defunción visión ontológica, el concepto “pleno” del
de los metarrelatos utópicos de la modernidad sujeto cartesiano moderno. La ambivalencia
–fin de las ideologías, fin de la Historia, fin del penetra los relatos cinematográficos posmo-
progreso, fin (o cuando menos “debilitamien- dernos como el retorno de lo reprimido mo-
to” como diría Vattimo) de la supremacía del derno a partir de una representación de las ca-
patriarcado, fin de la experiencia teleológica tegorías identitarias que visibiliza las fisuras y
del tiempo- que supone un punto de inflexión los quiebros que se producen en el cuestiona-
fundamental en la relación del sujeto con lo miento del sujeto desde la alteridad –“lo otro”
que el autor denomina los “referentes fuertes” femenino- y su incidencia en la representa-
(sexo, violencia, muerte). Tres ejes de coorde- ción de la identidad de género que el autor
nadas en torno a los cuales orbitan un conjun- explora privilegiando la mirada femenina de
to de categorías recurrentes en el cine contem- las películas de mujeres y desde el personaje
poráneo -el cuerpo, la identidad, el horror, la borderline, el sujeto periférico y sus derivas
realidad-, puntos nodales con una fuerte carga por los no-lugares de la posmodernidad.
simbólica que construyen el sujeto y configu- El tríptico violencia, muerte, horror, con-
ran la red de imaginarios posmodernos que figura otro de los leitmotivs más recurrentes
cuestionan la identidad y fracturan la realidad del subconsciente colectivo posmoderno. En
en la representación exacerbada de los límites el cine de los noventa, la espectacularización
de un cine que roza “la pornografía del ho- y estetización de la violencia, la muerte y el
rror”. Si el cine posmoderno se define, pre- horror, así como el placer espectatorial que
cisamente, como representación de un nuevo generan han dado lugar a una hipervisibili-
subconsciente colectivo marcado por la ruptu- dad, a una presencia excesiva que ha favore-
ra con el horizonte utópico de la modernidad, cido que estas tres categorías hayan derivado
no debería sorprendernos el estigma a todas en look, espectáculo, objeto de consumo. Su
luces distópico que se destila de los imagina- omnipresencia en el cine posmoderno da fe
rios sociales rastreados por Imbert. de una ansiedad colectiva que se enmarca en
La crisis del sujeto posmoderno atra- la experiencia de los límites del sujeto y re-
viesa sin concesiones todos y cada uno de conecta con la instalación de “lo real” en el
los imaginarios que orbitan en torno a es- cuerpo sintomático. Pero en algunos autores,
tas cuatro categorías primarias que revisa la representación exacerbada de la violencia
el autor. Queda ejemplarmente plasmada y la muerte y sus derivas en los límites del
en el tratamiento cinematográfico de un horror han dado lugar a un lenguaje meta-
cuerpo posmoderno que fluctúa entre la au- discursivo, autorrefencial y paródico al ser-
sencia –la representación del cuerpo ambi- vicio de la estética del pastiche posmoderno
valente, a la deriva, flotante, “líquido”(que que reducen la violencia a un objeto lúdico
diría Bauman)- y la presencia excesiva –el e inofensivo presto para el consumo rápido.
cuerpo sintomático como lugar emblemá- Por último, la representación posmoder-
tico del retorno de lo reprimido freudiano na de la realidad, concluye Imbert, ha traí-
o como espacio privilegiado de lo “real”, do consigo una renovación de los formatos
como superficie atravesada por las re- narrativos cinematográficos gracias al des-
currentes huellas de lo “real” lacaniano fallecimiento del realismo como modo de
(sexo, violencia, muerte)-. representación institucional. La disolución