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Reseñas / Liburu aipamenak / Book Reviews

postmoderna a la hipermoderna, recurriendo paso previo, para introducir la investigación


al término “hipermodernidad” para dibujar y comprender los datos audiovisuales.
la realidad histórica fluida, flexible, acelera- El volumen se articula en tres bloques
da, en constante movimiento que nos toca vi- que cubren desde cuestiones genéricas y de
vir, al tiempo que Zygmund Bauman (2003) carácter metodológico a casos puntuales de
definía la sociedad actual como “líquida”, análisis. A través de ellos se nos ofrece un
frágil, inestable, asociada a la desaparición trabajo poliédrico en torno a la presencia de
de los referentes. la historia en los medios y su repercusión en
Esta sintomatología que afecta al conjun- el espacio público. Abarca desde el funcio-
to de la sociedad deriva, entre otras profun- namiento de la televisión generalista (2005-
das razones, del desarrollo y los efectos de 2010), en relación con los espacios que utili-
las tecnologías de la comunicación. Hoy día, zan como referente argumental la mirada al
la imagen ha fagocitado la realidad. La ex- pasado, hasta la construcción televisiva del
periencia de los acontecimientos está media- terrorismo en Italia y en España, sin olvidar
tizada por cámaras y pantallas de todo tipo, la representación, en cine y televisión, tanto
dentro de las cuales el cine ocupa un lugar de de la Guerra Civil española como de los en-
referencia insoslayable. frentamientos civiles que tuvieron lugar en
Observamos cómo el cine y la televisión Italia durante la Segunda Guerra Mundial.
han pasado de retratar el mundo a construir- El debate en torno a la memoria y la
lo, de fabricar sueños y entretenimiento a historia, la racionalidad y la emoción, el re-
poner a nuestra disposición un archivo de cuerdo y el olvido, el pasado y el presente, el
documentación audiovisual absolutamente documental y la ficción subyace en la diver-
esencial para escribir y entender la historia. sidad de ensayos que el libro incluye. A lo
Una historia construida desde un universo largo de este trabajo se lanzan interesantes
dominado por la inmediatez, el presente y el cuestiones y propuestas que responden- en
protagonismo individual. términos generales- más a un deseo de ex-
El énfasis en el aquí y ahora ayuda a ploración, de acercamiento, de reflexión, que
entender que la puesta en escena del pasado a la pretensión de asentar conclusiones que
se convierta en un desafío del presente para cierren el debate.
tratar de asentar el futuro. Parafraseando a
Lipovetsky y Serroy (2009) la película que Casilda de Miguel
habla de ayer, habla para hoy: cuestiona el
pasado y lo juzga.
El énfasis en la individualidad y el dere-
cho a la diferencia nos da argumentos para
Cine e imaginarios
explicar el hincapié del nuevo siglo, tanto
en la búsqueda de la identidad propia como
sociales (El cine
en la construcción de la diversidad y de la posmoderno como
memoria identitaria. Y es el deseo de nuestra
sociedad, fragmentada y en perpetuo cam- experiencia de los
bio, centrar la atención más que en el acon-
tecimiento histórico en el sujeto que lo vivió, límites -1990-2010-)
lo que da lugar a la relectura de un pasado
personalizado y a la reivindicación de la me- Imbert, Gérard (2010)
moria histórica, provocando al tiempo una Madrid: Cátedra
nueva forma de relacionarnos con la historia.
Considerar este cambio de paradigma que
se ha producido en la relación entre la reali- En esta laboriosa cartografía del cine posmo-
dad, los medios de comunicación y el cono- derno, un cine desestabilizador de los “gran-
cimiento histórico se hace necesario, como des relatos” de la modernidad, Gérard Imbert

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propone una revisión de las dos últimas déca- De igual modo, la crisis y el “debilita-
das del cine mundial contemporáneo donde se miento” de la versión “fuerte” del sujeto que
disecciona el tratamiento cinematográfico de heredamos de la modernidad se hace patente
los imaginarios socioculturales que configu- en un tratamiento ambivalente de la identidad
ran la experiencia del sujeto posmoderno. Una –como objeto perdido- que echa por tierra la
experiencia marcada por el acta de defunción visión ontológica, el concepto “pleno” del
de los metarrelatos utópicos de la modernidad sujeto cartesiano moderno. La ambivalencia
–fin de las ideologías, fin de la Historia, fin del penetra los relatos cinematográficos posmo-
progreso, fin (o cuando menos “debilitamien- dernos como el retorno de lo reprimido mo-
to” como diría Vattimo) de la supremacía del derno a partir de una representación de las ca-
patriarcado, fin de la experiencia teleológica tegorías identitarias que visibiliza las fisuras y
del tiempo- que supone un punto de inflexión los quiebros que se producen en el cuestiona-
fundamental en la relación del sujeto con lo miento del sujeto desde la alteridad –“lo otro”
que el autor denomina los “referentes fuertes” femenino- y su incidencia en la representa-
(sexo, violencia, muerte). Tres ejes de coorde- ción de la identidad de género que el autor
nadas en torno a los cuales orbitan un conjun- explora privilegiando la mirada femenina de
to de categorías recurrentes en el cine contem- las películas de mujeres y desde el personaje
poráneo -el cuerpo, la identidad, el horror, la borderline, el sujeto periférico y sus derivas
realidad-, puntos nodales con una fuerte carga por los no-lugares de la posmodernidad.
simbólica que construyen el sujeto y configu- El tríptico violencia, muerte, horror, con-
ran la red de imaginarios posmodernos que figura otro de los leitmotivs más recurrentes
cuestionan la identidad y fracturan la realidad del subconsciente colectivo posmoderno. En
en la representación exacerbada de los límites el cine de los noventa, la espectacularización
de un cine que roza “la pornografía del ho- y estetización de la violencia, la muerte y el
rror”. Si el cine posmoderno se define, pre- horror, así como el placer espectatorial que
cisamente, como representación de un nuevo generan han dado lugar a una hipervisibili-
subconsciente colectivo marcado por la ruptu- dad, a una presencia excesiva que ha favore-
ra con el horizonte utópico de la modernidad, cido que estas tres categorías hayan derivado
no debería sorprendernos el estigma a todas en look, espectáculo, objeto de consumo. Su
luces distópico que se destila de los imagina- omnipresencia en el cine posmoderno da fe
rios sociales rastreados por Imbert. de una ansiedad colectiva que se enmarca en
La crisis del sujeto posmoderno atra- la experiencia de los límites del sujeto y re-
viesa sin concesiones todos y cada uno de conecta con la instalación de “lo real” en el
los imaginarios que orbitan en torno a es- cuerpo sintomático. Pero en algunos autores,
tas cuatro categorías primarias que revisa la representación exacerbada de la violencia
el autor. Queda ejemplarmente plasmada y la muerte y sus derivas en los límites del
en el tratamiento cinematográfico de un horror han dado lugar a un lenguaje meta-
cuerpo posmoderno que fluctúa entre la au- discursivo, autorrefencial y paródico al ser-
sencia –la representación del cuerpo ambi- vicio de la estética del pastiche posmoderno
valente, a la deriva, flotante, “líquido”(que que reducen la violencia a un objeto lúdico
diría Bauman)- y la presencia excesiva –el e inofensivo presto para el consumo rápido.
cuerpo sintomático como lugar emblemá- Por último, la representación posmoder-
tico del retorno de lo reprimido freudiano na de la realidad, concluye Imbert, ha traí-
o como espacio privilegiado de lo “real”, do consigo una renovación de los formatos
como superficie atravesada por las re- narrativos cinematográficos gracias al des-
currentes huellas de lo “real” lacaniano fallecimiento del realismo como modo de
(sexo, violencia, muerte)-. representación institucional. La disolución

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y cuestionamiento de la realidad como mo- puntos de encuentro –solapamientos de ar-


tivo posmoderno, refiere el autor, deriva de quetipos temáticos, conceptuales, narrativos,
una representación atravesada por la misma formales- que configuran y van tejiendo los
ambivalencia que desestabilizaba las con- imaginarios posmodernos que a la postre
signas identitarias de la modernidad. Ni que le permiten estructurar y cartografiar este
decir tiene que la constante y cada vez más inmenso tapiz caleidoscópico del cine pos-
eficaz simulación de la realidad desarrollada moderno. Todo ello aderezado con una meto-
por las nuevas tecnologías –y su corolario, dología de análisis enormemente dinámica,
la difusión de los límites entre lo real y lo caracterizada por la interdisciplinariedad y
virtual- ha tenido una profunda incidencia en transversalidad del discurso teórico que el
la manera de percibir nuestro entorno. Esta autor pone al servicio del análisis fílmico.
representación ambivalente y “líquida” de la
Leire Ituarte
realidad –otro de los objetos perdidos de la
posmodernidad- cuestiona con frecuencia la
veracidad de “lo visto” (desde la perspectiva
espectatorial) y de “lo vivido” (desde la ló- Profundidad de
gica de los personajes) al poner en el centro
del debate la cuestión del punto de vista y campo. Más de un
la posición del sujeto como condicionantes
de dicha representación. Con la defunción
siglo de cine rural
del principio de centralidad del sujeto y el
desvanecimiento de la realidad ontológica,
en España
la cuestión del realismo –en tanto que cap- Gómez, Agustín; Poyato,
tación objetiva de la realidad (de lo que se Pedro (coords.) (2010)
ve)- ha sido desplazada por la cuestión de Málaga: Luces de Gálibo
”lo real”, escenario primigenio de aquello
que al remontarse al universo subconsciente En alguna ocasión se ha llegado a manifestar
de lo siniestro, del trauma y del origen –de desacertadamente que el cine español parece, a
nuevo el retorno de lo reprimido-, escapa al primera vista, muy alejado del mundo rural, se
régimen escópico, instalándose como condi- ha afirmado incluso que el cine español ha sido
cionante y mediador en nuestra percepción básicamente un cine urbano, cuyas historias
subjetiva de la realidad. se desarrollan mayoritariamente en las gran-
El análisis de la representación cinema- des urbes. El cine ha quedado indeleblemente
tográfica de las ansiedades colectivas que ar- consagrado como un arte de la ciudad y de la
ticulan esta constelación de categorías clave, modernidad, muy alejado del mundo rural y de
y la compleja red de interacciones creada en sus problemas. Ingenuamente se ha asociado
torno a ellas, constituyen el eje vertebrador únicamente el campo español con dramones
de un estudio que abarca una ingente nómina rurales y estampas folclóricas, construyendo
de películas. Uno de los méritos más desta- la mirada rural para el mundo urbano como
cables de este volumen radica, precisamente, un estigma que se ha condensado en la figura
en la capacidad del autor para cohesionar la social del paleto. Lo rural frecuentemente ha
extensa diversidad de producciones fílmicas estado asociado con el insulto: cateto, tosco,
abordadas mediante el establecimiento de zafio y un largo etcétera. Inversamente, lo ur-
un conjunto de coordenadas analíticas que bano se ha asociado con el elogio, la cortesía y
tienden sorprendentes puentes y conexiones los buenos modales. Siempre ha existido esta
entre creaciones muy dispares gracias a su tensión entre el binomio rural/urbano, el con-
habilidad para detectar y rastrear aquellos traste entre lo urbano/rural y campo/ciudad.

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