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FACULTAD DE DERECHO
Área departamental de Derecho
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Luis Castillo-Córdova
1. Los hechos
De modo sucinto los hechos en que consiste el caso resuelto por la sentencia que ahora se
comenta son los siguientes:
a. El miércoles 26 de septiembre del 2007, el beneficiario del hábeas corpus fue detenido
por la Policía Nacional en la ciudad de Desaguadero (Puno), a la 1 pm. La razón fue que se
encontraba requisitoriado por el delito de falsificación de documentos y otro, dispuesta por
el Décimo Sétimo Juzgado Penal de Lima. 9 horas más tarde, el detenido es puesto a
disposición del demandado, un Oficial de la PNP;
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PLAZO ESTRICTAMENTE NECESARIO Y PLAZO MÁXIMO EN LA DETENCIÓN
1. El supuesto de hecho
Para resolver la demanda de hábeas corpus, el Tribunal Constitucional peruano ha tomado
en consideración la interpretación que del artículo 2.17 de la Constitución española ha
formulado el Tribunal Constitucional español en la STC 86/1996. En esta sentencia, el
Máximo tribunal español se pregunta por la constitucionalidad de la duración de una
detención policial. Los hechos, mencionados sucintamente, son:
a. El beneficiario del hábeas corpus, nacido en Buenos Aires y con nacionalidad italiana,
fue detenido el 27 de abril de 1994, a las veintiún horas por encontrarse indocumentado,
aplicándosele la Ley de Extranjería. Se le tramitó un expediente de expulsión por carecer
de documentación, y de medios lícitos de vida, siendo conducido luego a un centro de
internamiento de extranjeros, donde permaneció durante tres días.
d. El día 30 de abril, a las once horas, se interpuso demanda de hábeas corpus a favor del
detenido. Tras entrevistarse con el Juez a las dieciséis horas, la solicitud fue denegada
mediante el Auto impugnado, notificado a las dieciocho horas, sin que conste ningún tipo
de investigación de la situación ilegal denunciada.
e. El actor fue puesto en libertad hacia las veintiuna horas del 30 de abril, cuando ya
habían transcurrido algo más de setenta y dos horas, tras la propuesta de expulsión llevada
a cabo por el Grupo operativo de extranjeros.
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a. La detención policial debe durar sólo el tiempo estrictamente necesario para realizar las
averiguaciones que esclarezcan los hechos;
b. En ningún caso, el tiempo estrictamente necesario podrá ser mayor a setenta y dos
horas.
R 1:
R2:
Supuesto de hecho (SH2): una detención preventiva que dure más de setenta y dos
horas;
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“es claro que cuando fue instado habeas corpus en favor del señor
García Melani, y cuando el Juzgado de Guardia denegó la apertura
del procedimiento, no se había sobrepasado el plazo máximo
absoluto que marca la Constitución, que es de setenta y dos horas.
Sin embargo, este dato por sí solo es insuficiente para apreciar si se
han respetado los márgenes constitucionales”1.
En efecto, y en segundo lugar, el hecho que una detención dure hasta el límite previsto
constitucionalmente, no hace de ella una constitucionalmente permitida. Esta afirmación
es posible sostenerla si se repara en la naturaleza del plazo máximo previsto
constitucionalmente. Tiene dicho el Supremo intérprete de la Constitución que
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De todo esto se puede concluir la regla creada y empleada por el Tribunal Constitucional
para resolver el caso: es inconstitucional toda detención policial que dure más de lo que
estrictamente demanda las circunstancias concretas, aún cuando no sobrepase el plazo
máximo constitucional. Esta regla es R1 anteriormente concluida y formulada desde el
artículo 2.17 CE.
Esta regla y la consiguiente justificación dada por el Tribunal Constitucional español, como
se pasa inmediatamente a tratar, ha sido tomada por el Tribunal Constitucional peruano,
no tanto para solucionar el caso que tenía por resolver, sino más bien para establecer una
determinada interpretación iusfundamental con carácter de precedente vinculante.
1. La disposición constitucional
El plazo de detención policial ha sido regulado por el constituyente peruano en el artículo
2.24 apartado f, de la siguiente manera:
4 Ibidem.
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modo de ver, forma parte del contenido constitucionalmente protegido del derecho
fundamental a la libertad personal. La razón es que “el término de la distancia” significa
una concreción que pasa a formar parte de la esencia del derecho a la libertad personal.
Brota de la esencia de este derecho que la detención policial justificada, no se extienda más
allá de lo estrictamente exigido por las circunstancias, es decir, más allá de lo razonable. Lo
razonable exigido por la esencia del derecho a la libertad personal ha sido concretado
parcialmente por el Constituyente peruano a la hora que ha decidido que sea veinticuatro
horas como máximo la duración de la detención. No ha sido concretado “el término de la
distancia” por el Constituyente peruano, pero el contenido que se le dé a esta fórmula
abierta deberá ser razonable en la medida que viene exigido por la esencia del derecho a la
libertad personal. De ahí que si no se pone a disposición judicial a un detenido en “el
término de la distancia”, se entiende ocurrida la agresión del contenido constitucional de la
libertad personal y se permite la interposición de una demanda constitucional de hábeas
corpus. De modo que quien tenga que decidir el significado de “el término de la distancia”,
estará decidiendo la concreción del contenido esencial o constitucional del derecho
fundamental mencionado.
5 En el tiempo, al menos han sido dos oportunidades en las que el Tribunal Constitucional
se manifestó en este sentido. Así, tiene dicho que “el principio de reserva de ley impone
que cualquier disposición que tenga por objeto directo la regulación de derechos
constitucionales o que, aun cuando de manera indirecta, incida en ella, debe ser objeto
exclusivo y excluyente de ley, mas no de fuentes normativas de jerarquía inferior” (EXP.
N.° 1429–2002–HC/TC, del 19 días de Noviembre de 2002, F. J. 16). En otra ocasión
manifestó que “[e]sta reserva de ley impone la obligación de que cualquier regulación que
pueda afectar o incidir en los derechos fundamentales, incluso de manera indirecta, debe
ser objeto exclusivo y excluyente de ley general y no de fuentes normativas de igual o
inferior jerarquía. En ese sentido, cumple además una función de garantía individual al
fijar límites a las posibles intromisiones arbitrarias del Estado, en los espacios de libertad
de los ciudadanos. EXP. N.° 00017–2006–PI/TC, del 21 días del mes de enero de 2007, F.
J. 12.
6 Es conocida la jurisprudencia del Tribunal Constitucional por la cual entiende la reserva
de ley como reserva de acto legislativo, lo que permite regular la materia reservada a la ley
también por decreto legislativo. Tiene manifestado el Supremo intérprete de la
Constitución que “el principio de reserva legal en general para la regulación de cualquiera
de los derechos constitucionales que se encuentren sujetos a dicho principio, o que no
estándolo, se encuentren dentro del ámbito del principio de legalidad (artículo 2º, inciso
24), “a”), no puede entenderse como una reserva a cualquier tipo de normas a las que el
ordenamiento pueda haber conferido el rango de ley, (…), sino como una reserva de acto
legislativo, por virtud del cual las restricciones y límites de los derechos constitucionales
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la distancia” y no una Resolución Administrativa. Por lo que, habiendo concluido antes que
concretar la fórmula abierta “término de la distancia” es delimitar el alcance del contenido
constitucional del derecho a la libertad personal, la concreción llevada a cabo mediante
Resolución Administrativa transgrede la garantía reserva de ley. Para la definición de la
expresión “término de la distancia” debió haber intervenido la Ley o el Decreto legislativo.
D. ¿Es posible que la detención dure más allá del plazo máximo?
tengan que contar necesariamente con la intervención del Poder Legislativo, bien sea para
que éste directamente los regule (a través de una ley ordinaria, o de exigirlo la
Constitución, por una ley orgánica) o bien para que dentro de un ámbito bastante preciso,
previsto en la ley autoritativa, confiera por delegación la facultad de regularlos”. EXP. N.°
1311–1999–AA/TC, del 19 de enero del 2000, F. J. 6.
7 En el último párrafo del artículo 200 de la Constitución se ha previsto que “[c]uando se
interponen acciones de esta naturaleza [hábeas corpus y amparo] en relación con derechos
restringidos o suspendidos, el órgano jurisdiccional competente examina la razonabilidad
y la proporcionalidad del acto restrictivo. No corresponde al juez cuestionar la declaración
del estado de emergencia ni de sitio”.
8 Ha manifestado el Tribunal Constitucional que “[e]l principio de proporcionalidad es un
principio general del derecho expresamente positivizado, cuya satisfacción ha de
analizarse en cualquier ámbito del derecho”. EXP. N.º 0010–2002–AI/TC, de 3 de enero
de 2003, F. J. 138.
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Una situación distinta se presenta cuando la detención ocurre en un lugar apartado del
lugar en el que se encuentra el Juzgado al que se ha de poner a disposición al detenido. En
este caso, el mandato constitucional es abierto y puede ocurrir que la concreción –que
realice, por ejemplo el legislador o, como ocurre actualmente, que realice el órgano
administrativo– vulnere la exigencia de razonabilidad que, como se ha dicho, conforma el
contenido esencial del derecho fundamental a la libertad personal.
Sin embargo, puede ocurrir que determinadas circunstancias que se presenten mientras se
está llevando el detenido a Lima (accidente en la carretera; toma y bloqueo de la carretera
por manifestantes; desborde de ríos o caída de huaycos, etc), hagan que al caso concreto la
exigencia de tres días como término de la distancia resulte inconstitucional por
irrazonable. De ocurrir este supuesto, la detención no se habría convertido en
inconstitucional, de modo que se habría que inaplicar la norma que contiene la concreción
de la duración de la detención, por ser inconstitucional al caso concreto. Así, por ejemplo,
no hay duración inconstitucional si el traslado de un detenido a Lima desde Puno por vía
terrestre demora cuatro días debido al bloqueo de las carreteras. Obviamente, el obstáculo
que origina la prolongación del plazo debe ser de tal naturaleza y magnitud que justifique
razonablemente esa concreta extensión del plazo.
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E. ¿Reglas iusfundamentales?
Y la quinta cuestión que es posible plantear es cuáles son las reglas iusfundamentales que
se concluyen de la parte correspondiente del artículo 2.24 apartado f de la Constitución
peruana. La respuesta es que al menos se concluyen las siguientes dos:
R3:
SH3: una detención policial que dure más allá de lo estrictamente necesario y
menos de 24 horas o el término de la distancia;
R 4:
SH4: una detención policial que dure más de veinticuatro horas o el término de la
distancia;
Es por esta razón que el Tribunal Constitucional acierta cuando ha afirmado, respecto del
Oficial PNP, que
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Esto resulta relevante tenerlo en cuenta debido a que la salvación del derecho fundamental
a la libertad individual no tendrá siempre una misma respuesta, sino que dependerá de
cual derecho o garantía constitucional de los que lo conforman haya sido agredido. Así, en
el caso que resuelve el Tribunal Constitucional, el derecho fundamental agredido,
conformador a su vez del derecho a la libertad individual, es a la duración de la detención
preventiva policial, derecho que atribuye a su titular la facultad de exigir que se le ponga a
disposición judicial una vez vencido el plazo máximo o el plazo estrictamente necesario
para permanecer detenido por la policía. Si esta es la posición iusfundamental que el
derecho depara a su titular, entonces, cuando este derecho es vulnerado, su titular no
podrá exigir nada que no le depare su posición iusfundamental, es decir, no podrá
reclamar ninguna atribución que no le asigne el contenido constitucionalmente protegido
del derecho fundamental. En este caso, no podrá exigir nada distinto a que
inmediatamente se le ponga a disposición del Juez correspondiente.
10 Idem, F. J. 28.
11 EXP. N.° 6142–2006–PHC/TC, del 14 de marzo de 2007, F. J. 2.
12 De ahí que en el artículo 25 del Código Procesal Constitucional se haya recogido
enunciativamente manifestaciones de la libertad individual a lo largo de diecisiete
apartados.
13 Por todas la sentencia al EXP. N.° 01452–2009–PHC/TC, del 18 de agosto de 2009, F. J.
2.
14 EXP. N.º 06423–2007–PHC/TC, citado, F. J. 9.
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Una vez manifestadas las dos posibilidades de plazo máximo de detención establecidas
constitucionalmente, afirmó que,
“queda claro que toda persona detenida debe ser puesta a disposición del
juez competente dentro del plazo máximo establecido, y es que, si
vencido dicho plazo la persona detenida no hubiera sido puesta a
disposición judicial, aquella detención simplemente se convierte en
ilegítima16.
Sobre el segundo el Constituyente ha decidido una fórmula abierta y genérica que deberá
ser concretada por el Legislador. Esta concreción –como ya se justificó también– puede ser
inconstitucional ya sea en abstracto como en concreto. En este último caso, una concreción
normativa que en abstracto es razonable, puede convertirse en irrazonable en las concretas
circunstancias, de modo que queda abierta la posibilidad de que una detención policial que
dure más allá del término de la distancia no sea necesariamente inconstitucional. El
derecho fundamental es a que la detención policial no exceda el término de la distancia,
15 Idem, F. J. 5.
16 Idem., F. J. 6.
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pero este no ha sido previsto constitucionalmente, sino que ha sido derivado a que sea
concretado por norma infraconstitucional.
17Idem, F. J. 8.
18Tiene manifestado que “el plazo de setenta y dos horas que establece la Constitución es
un límite máximo de carácter absoluto, para la detención policial, cuyo cómputo resulta
inequívoco y simple”. STC 86/1998, citada, F. J. 8.
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trasladable al caso peruano sólo del plazo máximo de veinticuatro horas, más no del plazo
abierto de “término de la distancia”. Plazo concretado por el Constituyente y plazo abierto
tienen naturaleza diferente, mientras que en el primero no hay nada por precisar y, por
ello, será siempre absoluto; del segundo es necesario su concreción que, ocurrida a través
de norma infraconstitucional, lleva ínsito la posibilidad de inconstitucionalidad (general o
concreta, como se ha argumentado antes). Ésta bien puede ser tomada como causa del
primero de los errores manifestados.
Respecto del segundo error, su causa es más notoria y manifiesta, al tiempo que sencilla: se
trata de una mala copia de lo dicho por el Tribunal Constitucional español. En realidad lo
que manifestó este Tribunal fue que “el límite máximo de privación provisional de libertad
que permite el art. 17 de la Constitución puede ser sensiblemente inferior a las setenta y
dos horas, atendidas las circunstancias del caso”19. Y esta afirmación es correcta, pues el
que la duración estrictamente necesaria llegue a ser sensiblemente menor que el plazo
máximo es una mera posibilidad, nunca será la única posibilidad que la convierta en
necesaria, como mal ha afirmado el Supremo intérprete de la Constitución peruana.
Lo estrictamente necesario tiene que ver con las circunstancias del caso, como “el límite
máximo de la detención debe ser establecido en atención a las circunstancias de cada caso
concreto, tales como las diligencias necesarias a realizarse, la particular dificultad para
realizar determinadas pericias o exámenes, el comportamiento del afectado con la medida,
entre otros”21, que vienen a ser reflejo de la actuación diligente o no del que tiene a cargo la
detención, y del carácter entorpecedor o no de la actuación del detenido, en uno y otro caso
actuaciones dirigidas a la consecución del fin de la detención. De manera que una
detención que dure más allá de lo que las circunstancias demanden estrictamente, se
convierte en una detención ilegítima y, por ello, en una restricción inconstitucional de la
19 Ibidem.
20 EXP. N.º 06423–2007–PHC/TC, citado, F. J. 9.
21 Idem.. F. J. 8.
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22 Tiene dicho el Tribunal Constitucional que “El derecho a que la prisión preventiva no
exceda de un plazo razonable, no se encuentra expresamente contemplado en la
Constitución. Sin embargo, se trata de un derecho que coadyuva el pleno respeto de los
principios de proporcionalidad, razonabilidad, subsidiariedad, necesidad, provisionalidad
y excepcionalidad que debe guardar la aplicación de la prisión provisional para ser
reconocida como constitucional. Se trata, propiamente, de una manifestación implícita del
derecho a la libertad personal reconocido en la Carta Fundamental (artículo 2º24 de la
Constitución)”. EXP. N.º 2915–2004–HC/TC, del 23 de noviembre del 2004, F. J. 5.
23 En el artículo 272 del Nuevo Código Procesal Penal se ha dispuesto que “1. La prisión
preventiva no durará más de nueve meses. 2. Tratándose de procesos complejos, el plazo
límite de la prisión preventiva no durará más de dieciocho meses”.
24 En el artículo 274 del Nuevo Código Procesal Penal se ha establecido que “1. Cuando
concurran circunstancias que importen una especial dificultad o prolongación de la
investigación, y que el imputado pudiera sustraerse a la acción de la justicia, la prisión
preventiva podrá prolongarse por un plazo no mayor al fijado en el numeral 2 del artículo
272. El Fiscal debe solicitarla al Juez antes de su vencimiento”
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Es decir, una detención que sobrepasa el límite previsto por la legislación que concreta el
derecho fundamental a la duración razonable de la detención, es prima facie una
detención inconstitucional. El término prima facie, en este contexto, significa abrir las
puertas a que de modo definitivo no sea así, es decir, a que finalmente una detención que
dura más allá de la concreción legal sea una detención constitucional26. Y es que el derecho
fundamental no es a una determinada duración, sino a una duración razonable, y está no
es un número de meses fijado previamente y para siempre, sino que dependerá de las
concretas circunstancias27. En este punto cobra relevancia los tres criterios que el Tribunal
Constitucional toma de la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos para
definir en cada caso lo razonable: la diligencia del juez, la complejidad del asunto y la
actividad procesal del interesado28.
Pero, y esta es la tercera situación, así como no se debe cerrar las puertas para que una
detención que sobrepase el número de meses decidido por el legislador como concreción
del derecho fundamental a la duración razonable de la detención, tampoco deben ser
cerradas para considerar que una detención a vulnerado este derecho fundamental cuando
sin haberse llegado al plazo máximo que disponía la concreción legal, no resulta razonable
el tiempo durado. Es decir, puede ocurrir, por ejemplo, que en un proceso no complejo una
detención que dure menos de nueve meses –digamos seis meses– se convierta en una
detención que vulnera el derecho a la duración razonable, porque las concretas
circunstancias hacían que la duración razonable sea, por ejemplo, seis meses. Y es que hay
que recordar que el derecho fundamental no da derecho a una duración máxima
determinada de la detención preventiva, sino que el derecho es a una duración razonable.
Por eso acierta el Tribunal Constitucional cuando reconoce que “[a]unque no haya
transcurrido todavía el plazo máximo legal, puede lesionarse el derecho a la libertad
personal si el imputado permanece en prisión provisional más del plazo que, atendiendo a
las circunstancias del caso, excede de lo razonable”29.
Sin embargo, este acierto general no impide hacer ver que el error en el que incurre el
Tribunal Constitucional, y que fue antes examinado, vuelve a manifestarse en la
formulación del precedente vinculante. Me refiero a que la afirmación de que “[e]l plazo de
la detención que la Norma Fundamental establece es un plazo máximo, de carácter
absoluto, cuyo cómputo es inequívoco y simple”31, debe corregirse en el sentido de que el
carácter absoluto sólo le corresponde al plazo concretado por el Constituyente
77; aunque en este último caso los criterios fueron utilizados para evaluar la razonabilidad
de la duración de la totalidad del proceso)”. EXP. N.º 2915–2004–HC/TC, citado, F. J. 20
y 21.
29 EXP. N.º 3771–2004–HC/TC, citado, F. J. 18.
30 EXP. N.º 0024–2003–AI/TC, de 10 de octubre de 2005, primera consideración previa.
31 EXP. N.º 06423–2007–PHC/TC, citado, Fallo, apartado 3.a.
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