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Xu.Cpr. Homenaje al Pro/ F. Gaseó, Sevilla.

1997

LAS RELACIONES ENTRE ARISTOCRACIA


Y BASILEIA EN LA MACEDONIA PRIMITIVA
Rebeca RUBIO
l)"niv. Castilla-La Mancha. Campus de Toledo

No resulta fácil delinear los contornos de la estructura política y social de la


Macedonia anterior a Filipo II, pues la exigüedad de las fuentes con que contamos
para este período constituyen, a menudo, un obstáculo difícil de soslayar.
Su análisis se ha visto con frecuencia supeditado al contexto de Filipo JI y Alejandro
Magno, e incluso de las monart¡uías helenísticas, como una fom1a de buscar los
orígenes de las instituciones posteriores a Filipo, y en ocasiones, limitándose a la
transposición de los elementos conocidos a través de las fuentes del tiempo de Filip·o
II y Alejandro a épocas anteriores. bajo un principio de continuidad, sin tener en
cuenta la más que probable disimilitud de realidades históricas distintas o, al menos,
la constatación de un proceso de evolución diferenciado en el tiempo.
Sin embargo, el análisis de las fuentes escritas y de la documentación
arqueológica de que disponemos permite, a mi juicio, una renovada valoración de la
naturaleza de la monarquía macedonia y de los grupos de élite de la sociedad
macedonia y, en definitiva, de la articulación de las relaciones de poder entre la
basileia y la aristocracia macedonias.
En realidad, ha surgido una amplia discusión historiográfica en torno al
carácter de la monarquía macedonia y a las posibles instituciones políticas vinculadas
a ella. Esencialmente, entre los defensores del "constitucionalismo" 1, que con
distintos matices ven en la realeza macedonia, una monarquía constitucional -regulada
por un nomos y una asan1blea con poder decisorio-. y los detractores de la misma2 ,
que, en general, la definen como una monarquía autocrática o absolutista3 •

1 Destacan entre otros: F. Granier, Die makedonische Heeresversammlumg (Munich 1931 ); A. Aymard.
"Basileus Makedonon", RIDA 4 ( 1950) 61-97; Id., "Sur 1'assemblée macédonienne". RI':A 52 (1950) 11 5-
137 (ambos artículos reeditados en Aymard. Éwdes d 'hisroire ancienne. París 1967): P. Goukowsly, f.!..mi
sur les origines du myllze d'Alexandre, !, Les origines poliriques (Nancy 1978); N.G.L.. Hammond. 77ze
Macedonian S!ate. 77ze Origins, lnslitlllions allii Hiswry (Oxford 1989) 60 y ss.
2 En especial: R.M. Errington. "Macedonian 'Royal Style' and lts Historical Significance", JHS 94
(1974) 20-37: Id .. "11Jc Naturc ofthe Maccdonian State Undcr thc monarchy". Cizyron 8 (1978) 77-133;
Id .. "The Historiographical Origins of Macedonian 'Staatsrecht'", AM 3 (1983) 89-1 O1; Id .. A Hisrory of'
Macedonia (Berkeley-Los Angeles 1990) 219 y ss. Siguiendo a Errington con algunos matices: E. Borza.
In rhe shadow r<l Olympus: Ihe emergen ce of Macedon. (l'rinccton 1990) 231 y ss.
3 Se contraponen así do' modelo., mu; diferentes de hasileia. que P. Carlicr. La royauré en (;réce
mw11 Alexandre (Estrasburgo 1984). distingue como "realeza tradicional" y "realeza absoluta".
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En mi opinión, no existen elementos de juicio válidos que sustenten el


"constitucionalismo" en la época de Filipo y Alejandro, pero menos aún si nos
referimos al período anterior a Filipo II. Ahora bien, las tesis contrarias se situan en
una posición diametralmente opuesta, acentuando tal vez en exceso el carácter
autocrático de la monarquía, que aún suponiendo que responde a los esquemas de la
realeza a partir de Filipo II, no parece adecuarse de forma plenamente satisfactoria
a los reinados de sus predecesores.
En este sentido, resulta elocuente la opinión de dos de los máximos
exponentes de la crítica al constitucionalismo. Errington4 describe la realeza
macedonia como una monarquía absoluta, que basaba su supremacía en la fluida
relación con los nobles -que también participarían de los asuntos de Estado-, aún
cuando admite que los miembros más influyentes de este grupo tendrían voz decisoria
en la sucesión real. Por otra parte. Borza5 , destaca el talante personalista como
elemento predominante de la monarquía macedonia, tal y como reflejan las fuentes,
con un poder únicamente cuestionado en el seno de la familia real Argéada, pero
nunca por parte del grupo aristocrático, que considera escasamente desarrollado e
incluso prácticamente inexistente. De modo que, cualquier restricción al poder del rey
era meramente coyuntural.
En definitiva, sostienen planteamientos análogos respecto al carácter del
poder regio, comunes en lo que se refiere a la importancia del prestigio personal del
rey en el aumento o disminución de ese poder, pero contrapuestos en cuanto a las
características y al papel desempeñado por la aristocracia.
Cabanes6 , en cambio, aunque admite con matices el constitucionalismo del
estado macedonio, percibe un proceso de evolución en aquella monarquía, desde una
forma primitiva de realeza a lo que reconoce, desde finales del s. V, como un estado
aristocrático en el que se opera una transformación con Filipo II, al verse reforzada
la autoridad real. En todo caso, destaca el papel activo que ejerce la aristocracia7 -
calificada por él como nobleza feudal- en un reino organizado en pequeños
principados situados bajo la autoridad del rey, cuyo poder está limitado por
instituciones tales como el Consejo de los aristócratas o la Asamblea del pueblo.
Es precisamente en la dinámica entre aristocracia y realeza en la que, a mi
juicio se pueden encontrar las claves de la naturaleza del poder político del estado
macedonio.
En principio las fuentes griegas nos proporcionan una imagen en la línea de
los presupuestos de Borza, en la que el rey macedonio se presenta como único

4 Véase nota anterior.


5 Cit. nota 2.
6 P. Cabanes. "Société et institutions dans les monarchies de Grece septentrionale au IV e siecle". REG
93 (1980) 324 ss.: Id. "Société et institutions en Epi re el en Macédonia a l'époque classique et
hellénistique". Iliria (1981) 75-94.
7 También E.M. Anson. ''Macedonia ·s Allegcd Constitutionalism". CJ 80 (1985). 303-31 ó, dcticnde
el papel desempeñado por la nobleza macedonia. detentadora de un "relativo poder" susceptible de limitar
el poder "autocrático" del rey. a su vez tluctuante conforme a las circunstancias de cada reinado.
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protagonista, con la salvedad de otros integrantes de la familia Argéada, el único con


autoridad en materia de política exterior, en un reino en el que el resto de la sociedad,
incluidos sus grupos de élite, pem1anece a la sombra, desdibujada en su falta de
protagonismo. Sin embargo, no conviene confundir esta imagen con la realidad.
Por una parte, contamos con diferentes indicios sobre las características de
la aristocracia macedonia y, por otra, conocemos algunos datos sobre. la monarquía
anterior a Filipo II, que parecen contradecir ese supuesto poder absoluto. En efecto.
sabemos que la élite de la sociedad macedonia conformaba el cuerpo de caballería,
pieza clave del ejército macedonio cuando aún no se ha organizado un cuerpo de
infantería regular. Por tanto, una aristocracia de marcado carácter guerrero, que debió
participar activamente en el proceso de expansión territorial que llevó a Macedonia
(desde Pieria y Emathia) a dominar un vasto territorio, tal y como describe el propio
Tucídides8 .
A este respecto, cabe reseñar que si bien el rey, como comandante en jefe
del ejército, hacía más notoria su autoridad en tiempo de guerra, necesitaba, a su vez,
contar con la confomúdad de los componentes de la caballería para acometer
campañas expansionistas. Sin duda, las expectativas de disponer de nuevas tierras y
riquezas bastarían para que la caballería secundara al rey.
Al hilo de esta expansión territorial, conviene tratar otro aspecto importante:
cuál es la base económica de este grupo de élite. En este sentido, buena parte de los
especialistas coinciden en admitir que es la tierra 9 • Es decir, se trata de una
ristocracia terrateniente -con posesiones en las fértiles llanuras de la Baja Macedonia-,
y por ello interesada en la expansión territorial.
Por otra parte, sabemos que la élite de la sociedad macedonia, los integrantes
de la caballería, fonnaban el grupo de los hetairoi, los Compañeros del rey 10 • Para
la mayor parte de los historiadores éstos eran elegidos por el rey, si bien considero
más acertada la idea de Taru 11 de que los Hetairoi son los pares del rey o como
defiende Stagakis 12 , para el caso de Alejandro Magno, que el rey es a su vez uno
de ellos, un hetairas.
Por consiguiente, se puede comprobar como el grupo aristocrático aunque
desdibujado en los textos literarios, poseía una entidad significativa en el estado
macedonio. Pero antes de seguir adelante en esta línea conviene reexaminar la
cuestión del absolutismo del poder real.

8 U na aristocracia compuesta por jefes locales y de marcado carácter guerrero, aunque con un poder
limitado frente al rey, es descrita por D. Musti, Sloria greca (Roma-Bari 1989) 88 y ss .. quien incluye a
la monarquía argéada entre las que califica como "monarquías hereditarias de tipo étnico-dinástico".
9 Para la época de hlipo: N.G.L. Hammond y G.T. Griffith, Hi.Hory r~(Macedonia (Oxford 1979).
II. 659 y ss.; Véase también P. Leriche en Terre el paysam dans les sociétés antiques (Besan<;on 1979) 224
SS.

10 Ya atestiguados con anterioridad a Filipo Il, por ejemplo. el propio Eurípides fue honrado por
Arquelao con este título: Aelian .. VH 13.4: A.Gell. AN 15.20: Anth. Pal. 7.51
11 W. W. Tarn. Alexander !he Greal. IJ (Cambridge 194X) 137 y "·
12 G.S. Stagakis. "Obser\'ations on the Hetairoi ofthc Alcxander the Greal". AM 1 (1970) 86-102.
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Sin entrar a analizar exhaustivamente cada uno de los componentes de ese


poder, que resultaría en exceso prolijo, se pueden hacer algunas observaciones de
interés. En primer lugar, parece contradictorio suponer, como hace Errington 13 , que
el poder absoluto del rey fuera compatible con la ingerencia de la aristocracia en
decisiones tan cruciales como la propia aceptación y reconocimiento del sucesor al
trono. En segundo lUgar, la frecuencia con la que se consumaba el regicidio en la ·
corte macedonia 14 y la alternancia de algunos reinados prósperos con otros de
extrema precariedad, parecen responder, junto a las circunstancias históricas del
momento, a la habilidad personal del rey, a la hora de sortear conspiraciones y
asegurarse sólidos respaldos, incluso entre los estados griegos, por lo que su autoridad
no parecía reposar en una forma de poder absoluto, sino "variable" e inestable.
A todo esto cabe añadir un documento epigráfico excepcional, un decreto
ateniense 15 , que aunque fragmentario permite reconocer un tratado con Macedmúa
para garantizar el abastecimiento de madera. Sorprendentemente, el rey Perdicas II
no es el ú1úco fim1ante del acuerdo por parte macedonia, sino que él encabeza un
elenco de nombres, que no parecen pertenecer íntegramente a la familia real -aunque
sí la mayor parte de ellos-. Esta circunstancia parece indicar que el poder del rey
estaba mediatizado por los principales integrantes de la familia Argéada -posibles
candidatos al trono- y por los miembros más influyentes de la aristocracia.
Sin duda, un elemento clave era el poder económico sobre el que gravitaba
el propio poder regio. Los defensores del poder autocrático del rey macedmúo
utilizan, como argmnento principal para corroborar su tesis, el domiiúo del monarca
de los recursos naturales del estado macedonio 16 , en fom1a de monopolios, o de
posesiones reales 17 • La magnitud y riqueza de los recursos naturales de Macedmúa,
especialmente de la madera y de las minas de oro y plata, podían constituir, en efecto,
m1a sólida base para la momrquía, no obstante el reconociiniento de monopolios y
posesiones reales es meramente especulativo. Así, resulta aventurado afirmar que el
rey detentaba el monopolio de la explotación de la madera, cuando no era el único en
ratificar el acuerdo con los atenienses del abastecimiento de ésta, como tampoco se
puede confirmar que estuviera reservado a la familia Argéada. Respecto a la
explotación de las mims de metales preciosos conviene tener presente que las
principales se localizaban en el confín oriental del estado macedonio, territorios
continuamente disputados por los tracios y no siempre manteiúdos bajo la esfera de
dominio macedmúo. En suma, territorios cuyo control se garantizaba con la defensa
militar, es decir, con la participación de la caballería aristocrática, que reclamaría el
reparto de los beneficios derivados de su intervención. De modo que parece lícito

13 Véase nota 2.
14 E. Carncy. ''Rcgicide in Macedonia". PP, 38 (1983) 260-272: Id .. "The Politics of Poligamy:
Olympias. Alexander and the murder of Philip". Historia 41 (1992) 169.
15 IG. 1.3. 89.
16 Boi7.a. op.cit. en nota 2. p. 237: Id. 'Timbers and Politics in Ancient World: Macedon and the
Grccks". PAI'S 131 ( 1987) 32-52.
17 Errington. cit. en nota 2.
ARISTOCRACIA Y BASILEIA EN LA MACEDONIA PRIMITIVA 131

suponer que el rey y la familia real podrían hacerse con el control de buena parte de
los recursos, pero no de su totalidad.
En este sentido, la arqueología, que día a día va arrojando nueva luz sobre
el pasado de Macedonia, nos ha proporcionado novedades en el ámbito de las
necrópolis que, en mi opiiúón, ponen de ma1úfiesto el acceso de la aristocracia al
control de una parte de estos ricos y abundantes recursos. Resultan de extraordinario
interés algunas necrópolis como las de Aegae 1 ~. Ainai 19 , Trebe1úste 20 y Sindos21
entre otras, con tumbas datadas desde finales del s. VI en adelante, que por la riqueza
de sus ajuares - con objetos en metales preciosos y de importación- y por la presencia
de yelmos, espadas, etc., han de ser adscritas al grupo de la aristocracia con un
carácter predominantemente militar. Con toda probabilidad se descubrirán nuevas
necrópolis correspondientes a este período. que nos pemlitirán reconstruir un
panorama más completo de la sociedad macedonia y. en concreto. de sus élites. cuyo
afan de ostentación y prestigio quedaba reflejado en sus ajuares.
A tenor de cuanto hasta aquí he expuesto, considero plausible la adscripción
de la monarquía macedonia a un modelo, no de carácter absolutista, sino por el
contrario. con un poder limitado por el grupo aristocrático, en el que la propia familia
real e~tá inserta -cuya preeminencia se justificaba en parte con la elaboración de un
mito que hacía a sus ancestros descendientes de Témeno, uno de los Heráclidas-, y
supeditado a la habilidad personal del rey. para reunir apoyos que revaliden su
autoridad y secunden su política. En defi1útiva. lo que entendemos como un primus
inter pares. con características próximas, si se me pennite la comparación, a la
basileia griega de los Siglos Oscuros.
Con todo. algunas reflexiones sobre la accidentada sucesión al trono
macedonio y la frecuencia del regicidio, penniten corroborar esta idea. En realidad,
el azaroso destino sufrido por la mayor parte de los reyes macedmúos o incluso de
los candidatos al trono, es prácticamente una constante 22 .
Tan caótico panorama ha sido, sin embargo, analizado únicamente en el
contexto de la familia real. justificado por la ausencia de un sólido derecho de
primogenitura, lo que alentaba las ambiciones de los miemhros de la familia real, y

18 M. Andronikns. Vergina, l. To nekrotapheion Ión tymbón, Atenas 1969.


19 AR 33 (1986-87) 40; AR 34 (1987-88) 49-50; AR 35 (1988-89) 74-7 5; AR 36 (1989-1990) 56.
20 B. Filow. Die arehaische Nekropole vmr Trebenischte (Berlín 1927).
21 AA.VV., Sindos (Atenas 1985).
22 Existen sospechas de que Alejandro 1, pese a su prolongado reinado. murió violentamente. En todo
caso. a su muerte se abre una grave crisis sucesoria en la que se ven enfrentados. durante casi veinte años.
varios de sus hijos. saldándose con el éxito de Pcrdicas IL El sucesor de éste. Archclao. hijo ilegítimo del
rey. consiguió erigirse como rey. según confirma Platón (Gorgias. 471 a-e). tras asesinar a todos los
pretendientes al trono. Su próspero reinado se vió truncado -trascurridos 14 años- con su propio asesinato.
Abriéndose de nuevo un períodn de luchas dinásticas. en el que los asesinatos y la usurpación del trono
eran constantes. con el saldo de cuatro reyes en siete aiíos. Amintas III. descendiente de otra rama Argéada.
pone fin a la crisis. pero cuandn le sucede su primogénit,, Alejandro 11. surgen de nuevu las dispuias y los
asesinatos. Trascurrida una década con tres reyes. accede al trono hlipo II. el hijo menor de Amintas III.
con un reinadl) prolongadu rc~pecttJ a la Inedia. pcrn intcrruinpidn una \·ez nlás por el n::gicidú).
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por los conflictos adicionales que causaba la poligamia, generadora de disensiones


internas y de un mayor número de aspirantes legítimos al trono. Ahora bien. pese a
la incidencia cierta de estos factores en las crisis sucesorias, existe, bajo mi punto de
vista, un componente no valorado: la participación de la aristocracia en las luchas
dinásticas, divididas en facciones, que secundaban al candidato al trono más acorde
con sus propios intereses o que mejor recompensara el apoyo brindado -más si se
tiene en cuenta que existían vínculos de parentesco a través de matrimonios políticos-,
luchas en las que también se vieron involucradas algunas poleL~ griegas.
Nada ilustra mejor esta idea, que el acceso al trono de Alejandro Magno,
amparado por destacados miembros de la aristocracia, tales como Antipatro,
Ptolomeo, entre otros, que luego fueron generosamente recompensados. Situaciones
similares se debieron producir en las luchas sucesorias de sus antecesores, de las que
cabría destacar la que enfrentó a los hijos de Alejandro I, Filipo y Perdicas 23 •
Sabemos que Filipo contó con el respaldo de Derdas, jefe de los Lincéstidas, pero sin
duda facciones aristocráticas más poderosas propiciaron el triunfo de Perdicas y su
acceso al trono.
En definitiva, se puede vislumbrar en distintos ámbitos la preeminencia de
que gozaba la aristocracia macedonia, en contraposición con el poder del rey, efímero
y precario, cuando no contaba con el consenso de las facciones aristocráticas más
poderosas. El complejo entramado de vínculos existente entre ambas partes, articulaba
y determinaba pem1anentemente las relaciones de poder del estado macedonio.

23 Alejandru l habría asignado la administración y el cc1ntrol de algunos territorio\ del reino a tres de
sus hijus: Filipo (en turno a la región del Axios). Alcctas y Perdicas. probahle puntu de pat1ida de la
rivalidad.

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