ICONOGRAFÍA CRISTIANA Noli me tangere. Corregio, hacia 1525. Museo del Prado
El tema representado es el episodio del evangelio de San Juan, el primer encuentro de
Cristo después de resucitar es con María Magdalena, la frase da título a la obra “No me toques, porque aún no he subido al Padre”.
Según la Biblia, Jesucristo conoció a María Magdalena en casa de un fariseo llamado
Simón. María Magdalena se presentó como una mujer pecadora con intención de lavar y ungir los pies de Jesucristo. Fue su fiel seguidora y amiga incondicional, hasta tal punto que provocó los celos entre los Apóstoles. María Magdalena será la primera persona a la que Jesús se le aparezca después de la Resurrección cuando, junto con otras santas mujeres, se dirige hacia al sepulcro con ungüentos para embalsamar el cuerpo. Ellas al entrar lo encontraron vacío y creyeron que lo habían robado, hasta que dos ángeles se les apareció anunciando que Jesús había resucitado y que ellas debían decírselo a todos sus discípulos. A pesar del papel secundario de las mujeres en la sociedad de esta época, protagonizaron las escenas que ensalzaron al Cristianismo a ser una de las religiones más seguidas hasta ahora. La iconografía que Cristo aparece con atuendo e instrumentos de trabajo de jardinero u hortelano. Su brazo derecho contiene el avance de Magdalena hacia él, y con el izquierdo apunta hacia arriba majestuosamente. María Magdalena está representada con el pelo largo y suelto siendo su atributo típico en alusión al episodio bíblico cuando ella le derrama lágrimas a sus pies para lavarlos y luego los seca con su cabello largo. La escena será muy representada en las artes, es un tema muy frecuente en el arte cristiano. En la Edad media, aparece en basílicas, catedrales, icono bizantino, representados por artistas como Giotto. En el Renacimiento, Tiziano, Botticelli, entre otros. En el Manierismo, Bronzino, entre otros. Barroco, Neoclasicismo y Edad Contemporánea, fue representado por Brueghel el Joven, Rembrandt, Aleksandr Ivánov, el escultor David Wyne. Conclusión: El Mito siempre fue la respuesta alegórica a las dudas de la existencia en todas las épocas. En la tradición mitológica clásica no solo fue el fundamento en la religión, al mismo tiempo, fueron utilizados como alegorías para la enseñanza y como la justificación de aspiraciones de poder en política. La mitología griega no depende de un dogma anunciado por un profeta, su discurso no está inmovilizado en libros canónicos. Su simbolismo fue el fruto del intercambio de significados entre diversas fuentes como por ejemplo en; “Teogonía” y “Los Trabajos y los Entre otras poesías helenísticas. En definitiva, la mitología es una amalgama de referencias a divinidades y héroes leales a fuentes primigenias guiadas por una teogonía, cosmogonía y escatología, que explican como surgieron los dioses y cómo se ordenó el mundo hasta argumentar el destino final del ser humano tras la muerte. Con la caída de Roma el cristianismo se apropio de sus imágenes y les dio un significado nuevo, aunque su dogma queda inalterable en el tiempo, sus discursos aluden a pasajes muy concretos de la Biblia, como constatan; del Antiguo Testamento “El Pentateuco”, del Sin duda, la Mitología Clásica y la Iconografía Cristiana son la cuna de la imagen de la identidad cultural colectiva tal como la conocemos hoy en día.