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Cómo hacer para que Cómo hacer para que Cómo hacer para que Cómo hacer para que Cómo
hacer para que CONVIVAN LA ACTIVIDAD MINERA Y LAS COMUNIDADES de su entorno de su
entorno
La relación de las empresas mineras con el entorno que las rodea es un punto primordial para
llegar a tener operaciones “socialmente aceptables”. Todos los que trabajan en la actividad
minera saben que mientras más aceptación social tengan sus proyectos, las posibilidades de
permanencia en el mediano y largo plazo serán mucho mayores. En este contexto la
responsabilidad social de las empresas juega un rol preponderante, y va de la mano con el
manejo adecuado de una ecuación clave: minería-entorno social-cuidado del ambiente
Por tanto, el concepto de responsabilidad social y minería significa tener con las comunidades
una relación horizontal, con responsabilidades y retos compartidos. Se debe involucrar a las
empresas y a la comunidad en alianzas estratégicas con una visión de desarrollo sostenido.
Debemos pensar este vínculo como algo que debe generar valor más allá de la vida misma de la
operación minera. Debemos considerar que en la mayoría de los casos la minería desarrolla sus
actividades sobre los 3,500 msnm, en lugares alejados y con muchas carencias. Por esta razón,
la puesta en marcha de operaciones mineras genera una serie de servicios y obras de
infraestructura en su entorno que benefician a los pobladores de las comunidades aledañas, las
mismas que en otras circunstancias tardarían años en ser atendidas. Sin embargo, es necesario
que la comunidad participe de los procesos, esté informada y conozca los programas de la
Cómo hacer para que Cómo hacer para que Cómo hacer para que Cómo hacer para que Cómo
hacer para que CONVIVAN LA ACTIVIDAD MINERA Y LAS COMUNIDADES de su entorno de su
entorno de su entorno de su entorno de su entorno
empresa minera para proteger el medio ambiente y su entorno social. Es decir, debe practicarse
una política de transparencia y apertura que involucre a las autoridades, líderes de opinión,
instituciones representativas y población en general. Ese, pues, es el reto de la nueva minería
en sus objetivos de responsabilidad social. Demostrar en los hechos que la ecuación minería-
entorno social-cuidado del medio ambiente es posible, y que debe ser el engranaje para traer
desarrollo a las zonas donde se realizan operaciones mineras. La nueva minería implica, además,
que las empresas tengan un compromiso real no sólo con la responsabilidad social y el cuidado
del ambiente, sino con la promoción del desarrollo sostenible. En Cajamarca, por ejemplo, sólo
un 17 por ciento de las comunidades aledañas a Yanacocha contaba con sistema de agua potable
cuando esta empresa inició sus actividades en el año 1993. Hoy un 85 por ciento de las mismas
ya cuenta con este servicio. Además, entre 1993 y el 2005 la deserción escolar disminuyó de 42
a 12 por ciento, debido en gran medida a programas de fortalecimiento y mejora de los servicios
educativos. El acceso a la energía eléctrica es otro factor a destacar: Gracias a un convenio entre
Yanacocha e Hidrandina se logró dotar de este importante servicio a 12 comunidades, y se
proyecta extender este programa a 30 comunidades más. Las políticas ambientales y de
responsabilidad social de las empresas mineras deben estar orientadas a una convivencia
honesta y responsable con el entorno para buscar alianzas estratégicas que tengan como
objetivo que los pobladores sean actores de su propio desarrollo.
PASIVOS AMBIENTALES
El que la hace la paga
El Pleno del Congreso aprobó por unanimidad, con 69 votos a favor, (51 congresistas ausentes)
el dictamen de la Comisión de Energía y Minas y de Ambiente y Ecología que modifica la Ley Nº
28271, Ley que Regula los Pasivos Ambientales de la Actividad Minera, subsanando el principio
de "contaminador-pagador" aplicado en materia ambiental. De convertirse en Ley (aún se
espera la promulgación por parte del Ejecutivo) se aseguraría que el agente que contamina el
medio ambiente repare los daños ocasionados, pues en la legislación vigente existen algunas
válvulas de escape.
LO HECHO ¿HECHO ESTÁ? Se conoce como pasivos ambientales a los impactos negativos sobre
el medio ambiente ocasionados por las diversas actividades económicas como la minería, la
industria y la pesca, entre otros. En el caso de la minería son ocasionados por operaciones
mineras en inactividad temporal o abandonadas en las que no se haya llevado a cabo un
adecuado cierre de minas. Los pasivos ambientales pueden comprometer entre otros la calidad
del suelo y del agua de una determinada zona y la salud humana. Debido a la normatividad
vigente, existen algunos mecanismos mediante los cuales los titulares de las operaciones
mineras que los causaron pueden no asumir el alto costo de subsanar estos pasivos, lo cual no
solo es altamente perjudicial para el medio ambiente sino también genera descontento en la
población y su desaprobación a la actividad minera en general. Una de las más importantes
modificaciones que introduce el dictamen es la eliminación de la posibilidad de que las empresas
mineras se eximan de responsabilidad por los pasivos ambientales que hayan generado,
mediante la solicitud de la cancelación de sus derechos a la concesión minera. De esta manera
se imposibilita que las empresas no respondan por los daños causados al medio ambiente. Es
importante considerar que el dictamen solo establece responsabilidad al Estado por los pasivos
ambientales cuando los responsables de estos no pueden ser identificados. Regula además la
presentación de los informes del Plan de Cierre de Pasivos Ambientales y los plazos de ejecución
de los mismos. La propuesta también plantea el incremento del monto de la multa por no
presentar el Plan de Cierre de Pasivos Ambientales de 100 a 600 UIT y la eliminación de la
celebración de contratos de remediación ambiental entre los titulares mineros con el Ministerio
de Energía y Minas entre otros cambios a la legislación vigente.
En los últimos quince años la forma de hacer minería ha cambiado radicalmente en el país, como
reflejo de una nueva visión empresarial en el mundo entero. Algunos factores que han incidido
en estos cambios incluyen la globalización de los negocios y por ende de cualquier conflicto
vinculado con ellos, así como un rol más activo de las ONG y un mayor activismo de las
comunidades. Por su parte, la opinión pública ejerce hoy una mayor presión por transparencia
en la información sobre el accionar de las empresas, producto de los escándalos financieros de
principios de siglo.
El sector minero viene enfrentando este contexto, ejecutando estrategias que pasan por
entender y comprender la realidad socio-económica de la región en la que operan.
Paralelamente, las empresas invierten importantes recursos en implementar programas
adecuados a cada realidad particular en manejo ambiental, desarrollo social y relación con la
comunidad. Es necesario señalar que, para facilitar el éxito de esta estrategia, debe ser
implementada desde el inicio de la labor exploratoria y no se debe esperar a que las operaciones
ya estén en marcha. Es decir, la estrategia de las empresas mineras para construir una relación
sostenible con los actores sociales pasa por adoptar una política de responsabilidad social y
ambiental desde el inicio, reconociendo a las comunidades como interlocutores válidos.
Asimismo, se debe promover un proceso de participación ciudadana abierto, transparente y
permanente. En lo que respecta a la inversión en desarrollo que ejecutan las empresas, esta
debe evitar el paternalismo y, en su lugar, promover el desarrollo sostenible.
Si bien la responsabilidad social es un concepto nuevo para las empresas, en particular para las
del sector minero, no se puede negar que el principio que inspira estas prácticas (buscar el
desarrollo sostenible de los pueblos donde operan las empresas), se ha dado en nuestro país a
través del aporte social de la minería. No está de más recordar que la minería al construir
carreteras, puentes, caminos y puertos integra a las poblaciones. Asimismo, brinda
oportunidades de acceso a la población a diversos bienes y servicios. Al cubrir su necesidad de
energía eléctrica hace factible la conexión de poblaciones alejadas a este servicio y al demandar
mano de obra genera empleo directo e indirecto, a través de la demanda por bienes y servicios
que proviene de los trabajadores y de la empresa minera. Provee de educación y salud,
complementando los servicios que brinda el Estado. Realiza programas de capacitación a
personas de la localidad y apoya en mejoras tecnológicas. Se desarrolla de manera armónica y
coexiste con otras actividades económicas como la agricultura, ganadería, turismo, etc.
Finalmente, la minería moderna aplica tecnologías de punta para mitigar posibles impactos;
asimismo, implementa procesos de comunicación y consulta, basados en la transparencia,
buscando involucrar a la comunidad en el control y en el manejo ambiental (monitoreos,
evaluaciones, comités medioambientales). En conclusión, la minería busca ser líder en
contribución empresarial y social al país. Entonces, ¿por qué los conflictos entre empresas
mineras y las comunidades son cada vez más frecuentes? No tenemos una respuesta tajante,
pero dos factores influyen claramente: la minería sabe cómo transformar recursos naturales en
productos con valor agregado, de manera rentable, pero no tiene la fórmula única para la lucha
contra la pobreza de la poblaciones en su entorno. Tan solo es un actor más que puede ayudar
en la búsqueda del desarrollo sostenible y es así como debe ser percibido; y, en segundo lugar,
el sector minero no ha sabido cómo comunicar los beneficios que trae para el país y las
comunidades de su entorno.
Algunos cálculos optimistas establecen el año 2030 como fecha límite para la elección del ser
humano entre cuidar o desaparecer. A partir de ese momento la sostenibilidad del sistema
Tierra no estará garantizada, y entraremos en una crisis cuyo resultado es imponderable