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biodiversidad.
1. ¿Qué es un Ecosistema?
El ecosistema es el conjunto de especies de un área determinada que interactúan entre ellas y con
su ambiente abiótico; mediante procesos como la depredación, el parasitismo, la competencia y la
simbiosis, y con su ambiente al desintegrarse y volver a ser parte del ciclo de energía y de nutrientes.
Las especies del ecosistema, incluyendo bacterias, hongos, plantas y animales dependen unas de
otras. Las relaciones entre las especies y su medio, resultan en el flujo de materia y energía del
ecosistema.
La expresión “sistema ecológico” fue introducida por Woltereck en 1928 para sistemas acuáticos
con su correspondiente biota y procesos, mientras que Tansley introdujo en 1935 el término
“ecosistema”, en el mismo sentido, para comunidades terrestres con sus hábitats (Mueller
-Dombois y Ellemberg, 1974). Tansley, citado por Mueller Dombois y Ellemberg (1974), expresó
en1935 que los organismos no pueden considerarse separa- dos de su ambiente en cualquier
tratamiento fundamental, debido a que ambos (organismos) Un concepto similar fue introducido
en 1945 por el ecólogo ruso Sukachev, quien consideró a la fitocenosis (comunidad vegetal) junto al
ambiente como una biogeocenosis (Duvignaud, 1978), al grado que ambos términos (ecosistema y
biogeocenosis) han sido considerados sinónimos. En contraste con el concepto de ecosistema, el de
biogeocenosis señala a la comunidad o fitocenosis como parámetro para establecer sus límites. Por
lo tanto, el concepto de biocenosis tiene la ventaja de definir una unidad específica de comunidad
vegetal para identificarla, mientras que el concepto de ecosistema deja abierta la definición del
límite específico en relación con los diferentes requerimientos de investigación (Duvignaud, 1978).
En este sentido, un ecosistema puede ser definido de varias maneras. El único requerimiento es que
los componentes mayores, organismos vivos y su ambiente, estén presentes e interactúen (Odum,
1982).
3.1 Volcanes
Los volcanes están localizados a lo largo de la cadena costera del Pacífico. En la zona occidental,
Tajumulco (4,211 m), el más alto del país; Tacaná (4,092 m), Santa María (3,768 m), Atitlán (3,537m),
Cerro Quema- do (3,179 m), Tolimán (3,153 m) y San Pedro (3,020 m). En la zona central,
Acatenango (3,976 m), Fuego (3,763 m) y Agua (3,776 m). En la zona sur, Pacaya (2,544 m) y
Tecuamburro (1,946 m); y en la zona oriental, Alzatate (2,750 m), Jumay (2,200 m), Quezaltepeque
(1,970 m), Ipala (1,553 m) (Instituto Geográfico Nacional, 1972; MAGA, 2002).
3.2 Vertientes
El sistema orográfico forma tres grandes ver- tientes: a) del Pacífico, con un área de 23,990 km2; b)
del golfo de Honduras, con un área de 34,096 km2; c) del golfo de México, con un área de50,803
km2 (Instituto Geográfico Nacional, 1972; MAGA, 2002).
3.4 Suelos
Por su origen hay dos grandes zonas de suelos: volcánicos y sedimentarios. En general, el relieve
guatemalteco se fue incrementando en el curso de varios millones de años por emanaciones de
material volcánico, producto de las fisuras entre las placas tectónicas. Ello explica el origen volcánico
de la mayo- ría de los suelos de la plataforma central de Guatemala y Centroamérica, y el poco
desarrollo de los suelos de las partes planas del norte, como las regiones de Petén, Belice y Yucatán;
es decir, los suelos de la plataforma central tienen varias decenas de millones de años deformación,
en los que han influido, principalmente, la actividad volcánica, la flora, el clima y el tiempo. Los
suelos de Petén, muchos de ellos en paisaje kárstico, tienen pocos millones de años de desarrollo,
a partir de piedras calizas sedimentarias, ello ex- plica por qué son poco profundos; las rocas de la
parte sur de Petén son predominante- mente piedras calizas marinas del Mioceno, de hace
aproximadamente 10 millones de años (Dengo, 1973).
Miles de especies han poblado a través del tiempo el istmo centroamericano, evolucionando y
generando la gran diversidad biológica actual. Entre los grupos de plantas, componentes de los
ecosistemas guatemaltecos que migraron del norte, están la mayoría de las coníferas (exceptuando
Podocarpus), los encinos (aproximadamente 28 especies del género Quercus), el sauce
(Salixchilensis), el liquidámbar (Liquidambar styraciflua), la mora (Rubus spp.), la manzanilla
(Crataegus pubescens), el nogal (dos especies, entre ellas Juglans steyermarkii) y muchas otras. De
América del Sur migraron los siguientes grupos: las orquídeas, los amates (varias especies del
género Ficus), las palmas de bosque, familia Arecaceae o Palmaceae, las sapotáceas, los helechos
gigantes (familia Cyatheaceae, géneros Cyathea y Alsophyla), los cedros (familia Meliaceae) y
muchos árboles tropicales de madera preciosa, como el palo blanco (Cybistax donnell-smithii), la
caoba (Swietenia spp.), el conacaste (Enterolobium cyclocarpum), etc. La única familia de
gimnospermas que emigró del sur, la Podocarpaceae, tiene tres especies (Podocarpus
guatemalensis, P. oleifoliosy P. matudai) en diferentes regiones de Guatemala. El proceso de
migración de plantas es también aplicable a los animales, en el sentido de que algunos de sus
ancestros vinieron del norte y otros del sur. Así, los ancestros de los venados (Odocoileus
virginianus) vinieron del norte, y los de los osos hormigueros (Tamandua mexicana) emigraron del
sur. Según Land (1970), muchas especies de aves tienen afinidad con especies o familias del norte
(región holártica) y otras con especies o familias del sur (región neotropical). Sin embargo, hay
algunas especies encontradas únicamente en las zonas altas del extremo sureste de México
(Chiapas) y el noroeste de Guatemala, tales como el pavo de cacho (Oreophasis derbi-anus), el
chinchivirín montañero (Troglodytes rufociliatus), el chipe rosado o platinado (Ergaticus
versicolor) y el jilguero encapuchado (Spinus atriceps). Estas “formas únicas” que ocurren
solamente en las tierras altas del sur de México y Guatemala, son presumiblemente endémicas
debido a su aislamiento en los procesos geológicos del pasado; las partes más altas de Guatemala
han estado disponibles para plantas y animales desde el final del Cretácico, hace aproximadamente
65 millones de años (Land, 1970).De acuerdo con Eisermann y Avendaño (2006), la avifauna de las
tierras bajas de Guatemala está íntimamente relacionada con la avifauna sudamericana, mientras
que la avifauna de las tierras altas tiene mayor influencia de la avifauna norteamericana. Por otro
lado, aproximadamente 9%, es decir, 22 especies de aquellas que anidan en tierras altas de
Guatemala son endémicas en las tierras altas del norte de Centroamérica. Engler, citado por Cabrera
y Willink (1980), definió y caracterizó siete grandes territorios florales para el globo terráqueo. Con
base en ese criterio, Guatemala está ubicada en la región neotropical, lo cual le ha permitido recibir
mucha influencia migratoria de la región holártica (Hemisferio Norte), además de la propia (la que
ha evolucionado a partir de las primeras migraciones) y de otras zonas de la región neotropical
(desde el sur de Estados Unidos hasta el estrecho de Magallanes en América del Sur). Las siguientes
son las causas de la diversidad biológica de Guatemala:
b. Su situación geográfica entre los centros de distribución o entre dos regiones biogeográficas
diferentes (holártica y neotropical).
c. Ubicación en zona latitudinal de transición entre el trópico y el su trópico, y en medio de los
océanos Pacífico y Atlántico.
d. Su variabilidad altitudinal, desde el nivel del mar hasta los 4,000 metros de altitud
aproximadamente.
La distribución de las plantas está correlacionada con las zonas climáticas, al grado que las
variaciones climáticas locales cambian la composición interna de un bioma y modifican algunas de
las especies y así a las comunidades. Obviamente, las clasificaciones climáticas se basan en
parámetros climáticos. En Guatemala se han aplicado varias clasificaciones climáticas,
principalmente aquéllas que se apoyan en Thornthwaite y Köppen.
Inicialmente se basó en la efectividad de la precipitación que luego fue reemplazada por Cuadro 1.
Rangos aproximados de las regiones de vegetación en grados de latitud el potencial de
evapotranspiración PE (definido por la temperatura y el agua disponible). No utiliza límites
vegetativos para definir las áreas climáticas (Kimmins, 1997). Al aplicar- lo a Guatemala se
discriminaron 13 zonas climáticas.
Köppen realizó observaciones de las condiciones climáticas requeridas por varios grupos de plantas
y relacionó sus variaciones con características climáticas como la temperatura y la precipitación.
Propuso una clasificación mundial que consiste en los siguientes cinco tipos climáticos:
1. Tropical lluvioso.
2. Seco.
3. Meso térmico húmedo (templado caliente).
4. Micro térmico húmedo (bosque frío bo- real).
5. Polar (tundra). Los tipos propuestos por Köppen fueron definidos con base en límites arbitrarios
de temperatura. Se utilizan subíndices para obtener subunidades climáticas más homogéneas. De
acuerdo con la clasificación de Köppen, se elaboró el mapa climático de Guatemala, con datos
producidos por el Programa de Emergencia por Desastres Naturales (PEDN) y es propiedad del
Instituto Geográfico Nacional; fue digitalizado por el Sistema de Información Geográfica del
Ministerio de Agricultura Ganadería y Alimentación (SIG-MAGA, 2002). El mapa elaborado con base
en la clasificación de Köppen, también presenta trece zonas climáticas.
5.1.3. Comentarios a clasificaciones climáticas
Las clasificaciones climáticas son muy generales y no contribuyen sustancialmente a comprenderla
diversidad de ecosistemas, aunque sí reflejan la variación climática, ya que definen zonas climáticas
en el país de mucha aplicación y utilidad para la agricultura. Los mapas climáticos de ambas
clasificaciones, Thornthwaite y Köppen, muestran mucha correspondencia o similitudes de las áreas
delimitadas con cada sistema. No se aplican para tomar decisiones de un sitio específico en relación
con conservación o identificación de ecosistemas, aunque son útiles para planificar a nivel regional
y, fundamentalmente, para integrarlas con otras clasificaciones fisiográficas y florísticas. Ambas
clasificaciones están bien documentadas en el Instituto Geográfico Nacional y el Instituto de
Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (INSIVUMEH). Particularmente hay una buena
base de mapas en el labora- torio de Sistemas de Información Geográfica del Ministerio de
Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA).
Los diferentes enfoques de clasificación nos muestran que en el país hay varias regiones
biogeográficas (particularmente el sistema de biomas) y en ellas mismas hay diversidad de
ecosistemas, diferentes de aquellos parecidos de otras regiones biogeográficas. El sistema de eco
regiones, por ejemplo, clasifica cuatro sistemas de manglar para propósitos de conservación:
manglar de la costa beliceña, manglar del bosque seco de la costa del Pacífico, manglar de
Tehuantepec-El Manchón y manglar del norte de Honduras. Los dos del océano Atlántico son
diferentes entre sí, como también ocurre con los dos del océano Pacífico. Esa diferencia muestra la
heterogeneidad biogeográfica, aunque los cuatro ecosistemas sean manglar. Cada sistema de
clasificación proporciona datos numéricos sobre las unidades cuantificadas, pero ello no significa
que ése sea el número de ecosistemas. El número de ecosistemas es mayor si tomamos en cuenta
que cada unidad clasificada tiene varios ecosistemas, y que algunas unidades pueden tener hasta
20 ecosistemas identificables. Esto no ha sido aún estudiado en Guatemala y merece un tratamiento
más acucioso en el futuro. En el sistema de Holdridge, por ejemplo, se identifica el bosque seco
subtropical cálido como una unidad y se ubica en cuatro regionesdiferentes:1. Bosque seco de
oriente, compartiendo partes de Zacapa, Chiquimula, Jalapa y Jutiapa.2. Bosque seco de Baja
Verapaz, compartiendo partes de San Jerónimo, Salamá y Cubulco. 3.Bosque seco de
Huehuetenango, compartiendo partes de Nentón y Santa Ana Huista.4. Bosque seco de la costa del
Pacífico. Climáticamente dichas zonas están comprendidas en los mismos rangos de temperatura,
precipitación y evapotranspiración, pero en zonas fisiográficas, y por ello edáficas, diferentes. Cada
una de esas zonas tiene sus propios ecosistemas, algunos parecidos. De ellos, uno de los más
particulares es el bosque seco de Nentón, por sus características de endemismo; en él es posible
hallar especies que no se encuentran en los otros bosques secos, tales como el ciprecillo (Juni-perus
comitana), corazón bonito (Decatropis paucijuga) y pata de pava (Comocladia guatemalensis), las
tres especies endémicas.
Los departamentos con mayor número de zonas de vida en sus montañas, variabilidad que aún no
ha sido bien estudiada en relación con los ecosistemas, son los siguientes: Huehuetenango, Quiché,
El Progreso y Zacapa. Pero, en realidad, la diversidad de ecosistemas se complementa porque
comprende dos conjuntos con los siguientes departamentos:1. Sistema montañoso de los
Cuchumatanes, que incluye Huehuetenango y Quiché.2. Sistema montañoso de la Sierra de las
Minas, que incluye los departamentos de El Progreso, Zacapa, Alta Verapaz e Izabal. Sierra de los
Cuchumatanes, Huehuetenango, fotografiada desde bosque seco. Al ascender pueden observarse
cinco zonas de vida, cada una con diferentes ecosistemas.
En esos dos sistemas, incluyendo sus partes bajas, es donde hay más endemismo y diversidad de
ecosistemas en Guatemala. Ese endemismo está relacionado con diversos factores que han
posibilitado e inducido la evolución, tales como un relativo aislamiento geográfico. Ello se observa
muy bien en los diversos ecosistemas de los valles de Nentón, Huehuetenango, que constituyen
parte del bosque seco, rodeado de grandes montañas (Cuchumatanes, Sierra Madre de Cuilco y
parte de la Sierra Madre de Comitán, México), lo cual explica su endemismo. Lo mismo ocurre en el
valle del Motagua, donde se ubica el bosque muy seco o monte espinoso, rodeado de montañas, lo
cual también explica su endemismo. Los diversos ecosistemas del monte espinoso tienen varias
especies endémicas. En conclusión, en los sistemas formados por las sierras de los Cuchumatanes y
de las Minas, des de sus partes más bajas hasta las más altas (en sus distintos pisos altitudinales), es
donde se presenta mayor endemismo. Hay coincidencia entre las regiones con mayor diversidad de
ecosistemas y aquellas con endemismo y hallazgos de ancestros de plantas cultivadas.
El departamento que posee mayor superficie en áreas protegidas es Petén, seguido de Izabal. Los
departamentos que poseen menos áreas protegidas son Guatemala, Retalhuleu y Santa Rosa. En
resumen, el SIGAP representa el 33% del territorio nacional (aproximadamente 35,000 km2). Las
áreas protegidas de Petén constituyen el 78% del SIGAP (MAGA, 2002). Las tierras altas volcánicas,
especialmente en los Cuchumatanes, donde se ubica la mayor parte delas cabeceras de cuencas,
poseen muy pocas áreas protegidas; ninguna en Todos Santos, a pesar de ser una zona muy
particular. Es importante que las áreas de protección, especialmente de los Cuchumatanes,
adquieran una categoría definitiva, vinculada a la problemática integrada del manejo de los recursos
naturales renovables (MAGA, 2002).
b. Parte alta de montaña de Pinula, entre San José Pinula y Mataquescuintla. Bosque muy húmedo
montano bajo y probablemente área de bosque muy húmedo montano. Buen sitio, que tiene
relación florística con la Sierra de los Cuchumatanes y Sierra de las Minas en cuanto funciona como
corredor biológico. En todas ellas se comparten algunas especies: Pinus ayacahuite, P. rudis, Abies
guatemalensis, etcétera.
c. Bosque seco de Huehuetenango, particularmente área del Cimarrón. Excelente sitio. Varias
especies endémicas.
d. Partes de San Mateo Ixtatán, particularmente de Yalambojoch, donde aún hay pequeñas áreasde
saraguate de altura.
g. Distintas áreas de bosques húmedos y muy húmedos de Petén, particularmente por muchos
humedales que están des- apareciendo. Aun en la zona de la Reserva de la Biósfera Maya debe
analizarse la dinámica de algunas la gunetas y aguadas (cibales).
h. Sistemas kársticos de Lanquín (cuevas y nacimiento del río Lanquín) y Semuc Champey