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CARRERA FISCAL Y JUDICIAL

ASPECTOS GENERALES

La instauración de lo que se denomina «Carrera judicial» ha sido considerada


en América Latina como uno de los principales factores capaces de contribuir el
bajo nivel de independencia judicial y la propia ineficacia del sistema. En esta
posición han coincidido tratadistas y jueces.

En el derecho euro-continental, del que América Latina forma parte, a partir de


dos razones históricas muy concretas, como son:

1) La implantación del absolutismo y su consecuencia judicial, esto es,


la configuración del juez como mero agente de la monarquía a quien
se podría nombrar y separar ad libitum.
2) La concepción de la soberanía del legislador surgida en la ·revolución
francesa, que llegó a afirmar que el juez es un mero aplicador de la
ley y que, por ende, le está prohibido fiscalizar a los poderes
Legislativo y Ejecutivo; surgió como consecuencia inevitable de la
figura del Juez-Funcionario y su correlato: la carrera judicial.

El juez es en nuestro sistema jurídico un licenciado en Derecho que aspira


ascender dentro de un cuerpo de funcionarios y, por tanto, sensible a cuanto
pueda suponer un obstáculo para la consecución de este objetivo, a la vez que
está adscrito a una organización judicial donde prima la lógica burocrática.

Definición

La definición de carrera judicial más completa es la proporcionada por Santiago


Sentís Melendo. Nos dice que la carrera judicial es el conjunto de personas,
con formación profesional, que tienen a su cargo la función juzgadora, con
carácter permanente y con derecho a ocupar distintos puestos, según su
antigüedad, méritos o circunstancia, de acuerdo con lo que establezcan y
regulen las disposiciones orgánicas. La carrera judicial, según el mismo autor,
requiere un escalafón; está formada por etapas, por escalones, y por el
derecho de recorrerlos y ascenderlos.
ACCESO A LA CARRERA JUDICIAL

Salvo la justicia de mínima cuantía, podemos denominar a la justicia de


nuestro sistema latinoamericano como justicia técnica: los jueces son
servidores públicos, forman un especial cuerpo de funcionarios del Estado, lo
que origina, como ahora veremos, al proponerse un sistema de reclutamiento
entre jóvenes licenciados en derecho, específicos problemas de selección y
formación de los aspirantes a la judicatura, así como mecanismos de ascenso
o de traslado, que pueden ser utilizados como premios y operar como una
amenaza para la independencia de la Magistratura.

En nuestro país Perú, el Presidente de la República nombra a los Vocales


Superiores y a los Jueces de Primera Instancia y de Paz Letrado. Las
propuestas para los nombramientos proceden del Consejo Nacional de la
Magistratura en el caso de Vocales Superiores y del Consejo Distrital de la
Magistratura para jueces de Primera Instancia y de Paz Letrado (arts. 245 y
247 de la C.).

Según el D. Leg. N° 25 (Ley Orgánica del Consejo Nacional de la Magistratura)


quienes deseen postular a un cargo judicial vacante o creado y ser considerado
candidatos, deben cumplir los requisitos que la Ley establece para esa plaza y
presentar una solicitud.

Los candidatos, una vez habilitados al examinarse la documentación


presentada, se someten a un concurso de méritos y evaluación personal. El
examen y e valuación curricular es privada, al candidato se le examina sobre
temas jurídicos y, al final, se le califica considerándose sus méritos
profesionales, su producción jurídica, los titulas y grados universitarios y el
resultado del examen.

Por cada vacante, el Consejo, Nacional o Distrital, debe formar una terna de los
3 candidatos que han obtenido la más alta calificación. El Presidente de la
República escoge libremente entre los que figuren en terna, al profesional que
debe ocupar la vacante.'

La Ley Orgánica del Poder Judicial (de 4 de Diciembre de 1991) ha estipulado


tres presupuestos en orden al ingreso y al ascenso de los Jueces y Vocales:
l. Pueden ingresar a la carrera judicial en cualquiera de sus grados, los
abogados que reúnan los requisitos establecidos en la ley; para este efecto se
toma en cuenta tres órdenes de postulantes:

a) los integrantes de la propia carrera judicial;


b) los abogados en ejercicio activo; y,
c) los profesores universitarios que desempeñen cátedra en disciplina
jurídica.

2. El ascenso es desde el cargo judicial en el que se desempeñó el postulante,


al inmediato superior.

3. En las propuestas que eleve el Consejo de la Magistratura, por lo menos dos


tercios deben ser de carrera, cuando ello sea posible por razones de concurso.

Sin lugar a dudas la carrera judicial es un componente esencial que contribuye


a consolidar la independencia judicial. Guarneri3 citando a Di Federico señala
que el reclutamiento de jueces es relevante para la calidad global del servicio
de justicia y el desempeño de los jueces depende de su competencia
profesional y la forma en que son elegidos. A nuestro parecer, estas inferencias
son correctas, por lo que una adecuada selección de magistrados contribuirá a
la independencia e imparcialidad fortaleciéndola frente a cualquier influencia de
las partes, de terceros o aún ante grupos de poder oficial o privado. Por ello, es
necesario seleccionar a los profesionales con mayores cualidades y eliminar
las interferencias políticas. Estos caracteres se reproducen en lo que respecta
al ascenso como presupuesto o garantía de independencia del operador de
justicia.

1.3 Estatuto del juez

El ordenamiento constitucional y legal vigente regula en forma inadecuada y


genérica el estatuto del juez, además, lamentablemente omite consagrar la
promoción de la carrera judicial, no obstante constituir presupuesto Ricardo
Guillermo Vinatea Medina La carrera judicial en el modelo peruano Revista
Oficial del Poder Judicial 1/2 2007 55 importante para el propio estatuto.
Comparando el modelo peruano con otros modelos de carrera judicial
Gonzáles Mantilla expresa que el ordenamiento peruano no contiene la carrera
judicial, sino un conjunto de normas que rigen desordenadamente el estatuto
del magistrado e impiden identificar su rol en el sistema político.

Esto resulta contradictorio, pues el estatuto debe contener la carrera judicial,


además de su desarrollo, los derechos del juez, responsabilidad disciplinaria,
así como los principios y valores que consagran su desempeño, con arreglo a
los principios y valores consagrados en la Constitución y las leyes.

2. CARRERA JUDICIAL EN LA LEGISLACIÓN

2.1 La carrera judicial en la Constitución Política del Perú

La carrera judicial se deriva tácitamente de los artículos 138º, 143º y 150º en


cuanto establece la función jurisdiccional ejercida por el Poder Judicial a través
de sus órganos jerárquicos jurisdiccionales (Corte Suprema, Cortes Superiores,
Juzgados), y encarga la selección y nombramiento de jueces de todos los
niveles al Consejo Nacional de la Magistratura. Sin embargo, no consagra
expresamente la promoción de la carrera judicial como garantía de
independencia e imparcialidad.

2.2 La carrera judicial en la Ley Orgánica del Poder Judicial

Regula en forma inadecuada e insuficiente la llamada carrera judicial, sus


artículos 224º y 225º establecen un sistema de acceso y ascenso abierto, lo
cual constituye una negación al ascenso directo; según Gonzáles Mantilla5 no
señala los principios que deben regirla, no la clasifica por fases, ni señala las
características de cada grado ni fija los diversos regímenes de los magistrados,
tampoco desarrolla cada uno de los presupuestos de la carrera judicial ingreso,
ascenso, terminación- por el contrario, incorpora aspectos ajenos a ella como
los requisitos para ser magistrado, régimen laboral, disciplinario, estabilidad,
etc.; crítica que de hecho compartimos por ser una prueba más de la ausencia
de carrera judicial en el modelo peruano.
La norma tiene como objeto establecer un régimen exclusivo para los
trabajadores jurisdiccionales y administrativos del PJ. También busca que el
servicio de justicia sea eficaz y eficiente, respetando los derechos laborales del
trabajador judicial.

Asimismo, señala que el mérito se aplica en el Poder Judicial, como


mecanismo para el ingreso y progresión del trabajador en la carrera judicial.

En Perú, para ser Vocal de la Corte Superior se requiere ser mayor de 32 años
y haber sido Juez Especializado o Mixto o Fiscal durante cinco años o haber
ejercido la abogacía o desempeñada cátedra universitaria en disciplina jurídica,
por un periodo no menor de 7 años. Para ser Juez Especializado o Mixto se
requiere ser mayor de 28 años y haberse desempeñado como Juez de Paz
Letrado durante más de dos años; o como Secretario o Relator de Sala o Fiscal
Provincial Adjunto por más de 3 años, o haber ejercido la abogacía o
desempeñado docencia universitaria en materia jurídica por más de cinco años
(arts. 182 y 183 de la LOPJ).

En Perú la Ley Orgánica del Poder Judicial, Decereto Legislativo N°767, de 4


de Diciembre de 1991, creó dos órganos académicos de apoyo: el Centro de
Investigaciones Judiciales y la Academia de la Magistratura, ambos
dependientes del Consejo de Gobierno del Poder Judicial, a quien le
corresponde dictar sus Estatutos y Reglamentos de Organización y Funciones,
y asegurar los recursos necesarios para su funcionamiento (art. 107). El Centro
de Investigaciones Judiciales se encarga en forma permanente de la
investigación y estudio de la realidad sociojurídica del país así como de la
problemática judicial; tiene como objetivo proponer la reforma judicial
permanente, el registro sistemático de la juriprudencia y el movimiento
estadístico del servicio judicial (art. 108).

La Academia de la Magistratura está encargada de desarrollar un sistema


integral y continuo de capacitación, perfeccionamiento y especialización de los
magistrados auxiliares de justicia y auxiliares administrativos.
Este modelo de la Academia de la Magistratura fue sustancialmente modificado
por el D. Ley N°25726, de 17 de Setiembre de 1992, que creó la Academia de
Altos Estudios en Administración de Justicia. Este organismo, integrante del
Ministerio de Justicia, a semejanza del centro de Estudios Judiciales Español y
de la Escuela Judicial Colombiana está integrado al Ministerio de Justicia.
Corresponde desarrollar: a) estudios superiores de post-grado académico, a
través de dos programas, uno de especialización judicial y otro de
especialización del Ministerio Público; y, b) estudios de segunda y ulterior
especialización profesional para los titulados, Magistrados o Fiscales, como
requisito para ascender a la instancia superior.

Los jueces tienen la obligación de rendir cuentas por fallos, errores o


mala conducta.

El Consejo Nacional de la Magistratura Peruano se limita a recibir denuncias


sobre la actuación de los magistrados de la Corte Suprema. Las califica, previa
investigación y acuerdo del Pleno, y las cursa al Fiscal de la Nación si hay
presunción de delito, y a la propia Corte Suprema para la aplicación de
medidas de carácter disciplinario. Su misión disciplinaria es muy restringida,
primero, porque se circunscribe a los Magistrados de la Corte Suprema y no
comprende a los demás integrantes de la carrera judicial, y, segundo, porque
no impone medidas disciplinarias, sino que se limita a calificar la queja y la
investigación resultante. En Perú es el propio Poder Judicial quien se controla
disciplinariamente. El Consejo Superior de la Judicatura Colombiano, en su
organización interna, tiene una Sala Jurisdiccional Disciplinada, integrada por
siete Magistrados elegidos por ocho años por el Congreso a propuesta del
Gobierno. Esta Sala examina la conducta y sanciona las faltas de los
funcionarios de la rama judicial; incluso tiene atribución contra los abogados en
el ejercicio de su profesión.

En Perú la función de investigar regularmente la conducta funcional de todos


los integrantes del Poder Judicial y de evaluar la actividad de los organismos y
reparticiones del mismo, así como de controlar la gestión administrativa,
económica y financiera, compete a la Oficina de Control de la Magistratura. Es
un órgano de la Corte Suprema, nombrado por la Sala Plena por un período de
tres años e integrado por Vocales Su pe riores y Jueces Especializados o
Mixtos a dedicación exclusiva, cuyo nú- mero es determinado por el Consejo
Ejecutivo del Poder Judicial, quien los nombra por un plazo improrrogable de 3
años. El Vocal Jefe de la Oficina de Control de la Magistratura tiene
competencia para imponer a Jueces y Vocales Superiores toda clase de
sanciones luego del correspondiente proceso disciplinario, salvo las medidas
de separación y destitución, que en primera instancia las impone el Consejo
Ejecutivo. Sus decisiones son recurribles ante dicho Consejo y las de éste ante
la Sala Plena de la Corte Suprema.

LOS PRINCIPIOS DE ESTABILIDAD EN LA CARRERA JUDICIAL,


INDEPENDENCIA JUDICIAL E INAMOVILIDAD EN EL CARGO SEGÚN LA
CORTE IDH

Se tiene que los jueces, a diferencia de los demás funcionarios públicos,


mantienen una condición y situación especial que los hace contar con garantías
reforzadas al momento de ejercer el cargo para el que fueron asignados, ello,
debido a la independencia necesaria del Poder Judicial en todas sus
instancias, lo cual se ha de interiorizar y entender como “esencial para el
ejercicio de la función judicial”.

La Corte IDH ha detallado que “uno de los objetivos principales que tiene la
separación de los poderes públicos es la garantía de la independencia de los
jueces”. Dicho ejercicio debe ser efectuado con todas las garantías por parte
de los Estados miembros, es decir, dentro de su condición institucional en el
país: en relación con el Poder Judicial como sistema, así como también en su
visión individual, es decir, con relación a la persona del juez específico.1

El objetivo de la protección radica, entonces, en poder controlar y en cierta


medida evitar que los integrantes del sistema judicial (jueces) y el mismo
sistema puedan sufrir o sean sometidos a determinadas restricciones o
condiciones indebidas que pongan en peligro el buen desempeño de su
accionar por parte de agentes externos al Poder Judicial o los órganos

1
Véase el Caso Herrera Ulloa vs. Costa Rica, sentencia de 2 de julio de 2004, y Caso Palamara
Iribarne vs. Chile, sentencia de 22 de noviembre de 2005.
superiores que revisarán en alzada las decisiones que los jueces de primera
instancia hayan de resolver.

el Estado, dentro de su función de protector de las garantías procesales e


institucionales, tiene el deber de proporcionar a los magistrados una
independencia funcional que genere e inspire en los ciudadanos un nivel de
confianza y legitimidad aceptable en la actuación judicial. Señala la Corte que
“el principio de independencia constituye uno de los pilares básicos del proceso
debido, el cual ha de ser garantizado en cualquier de las instancias del
proceso, inclusive en situaciones especiales, como lo es el estado de
excepción”.2

Las garantías que se derivan de la independencia judicial y han de ser


respetadas por todos los Estados miembros, son las siguientes3:

1. un adecuado proceso de nombramiento,


2. la inamovilidad en el cargo y
3. la garantía contra presiones externas.

Con respecto a “la inamovilidad en el cargo”, el Comité de Derechos


Humanos ha manifestado que los jueces únicamente podrán ser removidos o
separados del cargo siempre y cuando se haya comprobado –bajo proceso
regular previo- que cometieron actos irregulares que concluyeron en una
sanción por faltas de disciplinarias graves tipificadas en el ordenamiento interno
de cada país al momento de ocurrido los hechos imputados.

Además, el Comité señala que la destitución de jueces por un órgano distinto al


competente, como –por ejemplo– por el Poder Ejecutivo o legislativo, antes de
que concluya el tiempo por el cual fueron nombrados y sin que se precise o
motive los fundamentos de la decisión, generan una inestabilidad jurídica en el

2
Véase el Caso Apitz Barbera y otros (“Corte primera de lo contencioso administrativo”) vs.
Venezuela y, Caso Reverón Trujillo vs. Venezuela, sentencia de fecha 30 de junio de 2009.
3
Véase el Caso del Tribunal Constitucional vs. Perú, Caso Palamara Iribarne vs. Chile; véase –
además- el Tribunal EDH en el Case of Campbell and Fell v. The United Kingdom, Case of
Langborger vs. Sweden; además, ver principios 2, 3 y 4 de los principios básicos de las
Naciones Unidas.
país en relación con el sistema judicial pues dichas acciones son
incompatibles con la independencia judicial.4

En definitiva, la inamovilidad del cargo es una garantía de la independencia


judicial que a su vez garantiza:

1. la permanencia en el cargo,
2. un proceso de ascensos adecuado y,
3. no despido injustificado o libre remoción.

Por ello, las omisiones que desarrollo todo Estado al no garantizar el


cumplimiento estricto de dichas garantías, afectan directa y flagrantemente el
principio de inamovilidad del cargo, por lo que se afirmaría, consecuentemente,
que no estaría cumpliendo con su obligación de garante de la independencia
judicial.

LEY DE LA CARRERA FISCAL.


Los fiscales del país cuentan con una ley propia que regule su actuación. Se
trata de la Ley Nº 30482, Ley de la Carrera Fiscal. La norma cuenta con 106
artículos y establece los requisitos para el ascenso de los magistrados del
Ministerio Público, así como los procesos disciplinarios que ameriten sus
inconductas.

En el caso de la destitución, esta procederá cuando el fiscal cometa falta muy


grave o tenga "sentencia condenatoria o reserva del fallo condenatorio por la
comisión de delito doloso". Una vez destituido, el fiscal quedará inhabilitado
para postular nuevamente al gremio y tampoco podrá ingresar a la carrera
judicial.

Las faltas muy graves sobre las que se dispondrá la destitución son la emisión
de resoluciones o dictámenes sin motivación; el desempeño simultáneo de
empleos o cargos públicos remunerados salvo la docencia universitaria; la

4
Véase Naciones Unidas, Comité de Derechos Humanos, Observación General Nº 32, artículo
14.
ausencia injustificada del despacho fiscal que supere los cinco días
consecutivos dentro de 30 días naturales o los 15 días en un periodo de 180
días calendario; entre otras.

De otro lado, se determinan requisitos especiales -como la edad mínima y la


experiencia profesional- para alcanzar los puestos de fiscal adjunto provincial,
fiscal provincial o adjunto superior, fiscal superior o adjunto supremo, y fiscal
supremo.

Además, se fijan las prohibiciones que acarrea el puesto, tales como prestar
servicios remunerados en instituciones públicas o privadas; aceptar obsequios,
viajes, capacitaciones o sucesión testamentaria a su favor por parte de
litigantes o abogados; asesorar a familiares directos o cónyuges, variar de
domicilio a una zona distinta a la de la jurisdicción donde ejerce el cargo;
participar en política, sindicalizarse o declarse en huelga; ausentarse del
despacho sin motivada excepción; adelantar opinión sobre asuntos de su
competencia; etc

Con la carrera fiscal se regula el ingreso, la permanencia, el ascenso y la


terminación en el cargo de fiscal; los derechos y las obligaciones esenciales de
la función fiscal, así como el régimen disciplinaria, teniendo los siguientes
objetivos:

1. Garantizar la independencia, idoneidad, permanencia y especialización


de los fiscales.
2. Optimizar las funciones constitucionales y legales de los fiscales.

1) Exigiéndose como perfil del fiscal, las siguientes características:


1. Formación jurídica sólida.
2. Capacidad para interpretar y razonar jurídicamente a partir de
casos concretos.
3. Vocación de servicio a la sociedad y sentido de justicia.
4. Capacidad para identificar y prevenir el delito y los conflictos
sociales dentro del ámbito de su competencia.
5. Rectitud y firmeza para conducir la investigación a su cargo y
para defender la legalidad y el interés público.
6. Independencia y objetividad en el ejercicio de la función.
7. Conocimiento de la organización y manejo del despacho fiscal.
8. Conocimiento de la realidad nacional y prácticas culturales del
lugar donde desempeñe su función.
9. Compromiso con la promoción y defensa de los derechos
humanos.
10. Propensión al perfeccionamiento del sistema de justicia.
11. Trayectoria personal éticamente irreprochable.
12. Acreditar conocimientos en técnicas de investigación e
interrogatorio criminal adecuadas a la legislación penal vigente,
según la especialidad que corresponda.

También el texto comprende una organización por niveles y sistema de


acceso a la carrera fiscal:
La carrera fiscal se organiza en los siguientes niveles:
1. Cuarto nivel, que comprende a los fiscales supremos.
2. Tercer nivel, que comprende a los fiscales superiores o fiscales adjuntos
supremos.
3. Segundo nivel, que comprende a los fiscales provinciales o fiscales
adjuntos superiores.
4. Primer nivel, que comprende a los fiscales adjuntos provinciales.

El acceso al primer y cuarto nivel de la carrera fiscal es abierto.

En el segundo y tercer nivel, el acceso es abierto con reserva del treinta por
ciento (30%) de plazas para los fiscales que pertenecen a la carrera.

El concurso de ascenso para acceder al treinta por ciento (30%) de plazas


reservadas para los fiscales de carrera se convoca y realiza previamente, en
forma independiente del concurso de selección para cubrir las plazas vacantes
del porcentaje abierto.
El ascenso para los fiscales titulares se produce obligatoriamente al nivel
inmediato superior sea en el porcentaje abierto o cerrado.

En ningún caso, los fiscales de carrera pueden ser impedidos de postular en


igualdad de condiciones en el proceso de selección para las plazas del
porcentaje abierto, siempre que cumplan los requisitos establecidos por la
Constitución Política y la ley en cada uno de los niveles a los que postula.

Es importante señalar que para el ingreso o permanencia a la Carrera fiscal (a


cargo por el Consejo Nacional de la Magistratura), los fiscales deberán cumplir
los siguientes requisitos:

1. Ser peruano de nacimiento.


2. Tener el pleno ejercicio de la ciudadanía y los derechos civiles.
3. Tener título de abogado expedido o revalidado conforme a ley, así como
encontrarse hábil en el ejercicio profesional.
4. No haber sido condenado ni haber sido pasible de una sentencia con
reserva de fallo condenatorio por la comisión de un delito doloso ni
encontrarse dentro del Registro de Deudores Judiciales Morosos. La
rehabilitación, luego de cumplida una sentencia condenatoria, no habilita
para el acceso a la carrera fiscal.
5. No encontrarse en estado de quiebra culposa o fraudulenta, ni ser
deudor alimentario moroso.
6. No presentar discapacidad mental, física o sensorial debidamente
acreditada, que lo imposibilite a cumplir con sus funciones.
7. No haber sido destituido por medida disciplinaria del Ministerio Público o
del Poder Judicial ni despedido de cualquier otra dependencia de la
administración pública, empresas estatales o de la actividad privada por
falta grave.
8. No tener afiliación vigente en ningún partido político.
9. No estar incurso en ninguna de las otras incompatibilidades señaladas
por ley.
10. Cumplir con los requisitos exigidos para cada nivel por la presente ley.
El texto también deroga los artículos 20, 27, 28, 36, 38, 39, 40, 41, 44, 45, 46,
47, 48, 49, 52, 55, 56, 57, 58, 59 y 60 del Decreto Legislativo N.º 052, Ley
Orgánica del Ministerio Público, y las demás normas que se opongan la
presente norma.

BIBLIOGRAFIA

1. JOSÉ ANTONIO MARTÍN PALLÍN. Perú: La Independencia del Poder


Judicial. Ed. Hipatia. Lima 1989. pgs. 34-35. 14

2. ADRIANO MANUEL TEJADA. La carrera judicial en la República


Dominicana. En: Revista Poder Judicial. Justicia Penal en
Centroamérica y Caribe. Número Especial 10. Madrid. 1989. pgs. 176-
177.

LINCOGRAFIA

http://boletines.actualidadpenal.com.pe/resena-de-las-principales-normas-
penales-y-procesales-penales-y-penitenciarias-publicadas-la-ultima-
semana/derecho-procesal-penal/ley-de-la-carrera-fiscal-noticia-725.html.

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