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Módulo 2/ Sesión 1

Respeto mutuo como base


de la convivencia
Respeto mutuo como base de la convivencia

1. El respeto mutuo como fundamento para la convivencia

Una convivencia ética y democrática resulta del respeto mutuo entre las
personas. Entiende Piaget (1932) por respeto mutuo al sentimiento recíproco
por el cual cada individuo atribuye a los demás un valor equivalente al suyo,
considerándolos, por ello, como sus iguales. Este es el proceso que permite al
niño aceptar las consignas y reglas como producto de un acuerdo entre sus
miembros, jugar cooperativamente y lograr una autónoma transformación de
la conducta espontánea.

Por el contrario, el respeto unilateral implica atribuirse uno mismo un


valor superior al de los demás, y mantener una relación de dominación/
subordinación con los otros. Las personas se atribuyen este valor superior
porque están en un puesto de poder, porque son adultos (con relación a
los niños, por ejemplo), porque tienen una mejor posición económica o por
cualquier otra razón. La relación de dominación/subordinación con los otros
se aprecia, por ejemplo, en aquellos estudiantes que actúan por miedo a los
adultos, o en aquellas personas que exigen algo a los demás por métodos
coercitivos.

La convivencia escolar democrática requiere del respeto mutuo entre


las personas, pues es este respeto el que permite desarrollar relaciones
democráticas e incluyentes entre los miembros de la comunidad educativa.
Lamentablemente, muchas formas de interacción que demuestran que no se
ha construido la noción de respeto mutuo no son exclusivas de la infancia,
pues muchos adultos, incluidos los docentes, se relacionan de ese modo con
los niños, ejerciendo el poder de manera ilegítima, castigándolos con métodos
poco democráticos e, incluso, abusivos, y presionándolos a obedecer al
utilizar métodos violentos, en lugar de persuadirlos mediante la palabra y el
razonamiento.

Construir respeto mutuo implica reconocer al otro como ser humano y


estar atentos a las dimensiones morales de nuestras experiencias. Es muy
importante que los profesores, especialistas y autoridades reconozcan las
connotaciones éticas y morales de lo que ocurre en la escuela, ya que solo así
se logrará integrar el quehacer educativo con el quehacer moral.

No se logrará una relación democrática y de respeto dictaminando

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Respeto mutuo como base de la convivencia

verticalmente lo que “está bien” o “está mal”, lo que implica que los profesores
dejen de lado el rol de persona que siempre tiene la razón y aprendan a
tomar en cuenta la perspectiva de los otros, estudiantes y colegas, al analizar
las situaciones sociales.

Lo importante es crear el espacio para que los estudiantes tomen


diferentes puntos de vista, se escuchen unos a otros, opinen, analicen los
problemas desde diferentes perspectivas y se ejerciten en la toma de roles, es
decir, aprendan a tomar la perspectiva de las otras personas. Por supuesto,
no se puede educar ni construir respeto mutuo si los estudiantes no se sienten
en un ambiente agradable donde puedan puede dialogar con libertad y sin
temor a ser criticados. Así, es necesario crear una atmósfera de aceptación
en la que la confianza, la simpatía, el respeto y la justicia sean cultivados
intencionalmente.

¿Cómo crear ese clima de confianza? Para crear un clima de confianza


es importante demostrar acogida a sus estudiantes como seres humanos, estar
atentos a sus necesidades, establecer un diálogo constante para saber cómo
se sienten como personas, qué les preocupa y qué logros se han dado en el
grupo; es necesario, también, demostrar respeto e interés por los estudiantes y
por sus deseos, intereses y necesidades, tomándolos en serio como personas.

Pongamos un ejemplo común, que ocurre a menudo en las familias:


Un niño está viendo en la televisión su programa de dibujos favorito. De
pronto, viene el papá y, sin previo aviso ni negociación alguna, le cambia el
canal para ver su noticiero.

¿Qué ocurrió en esta situación? Por el comportamiento del papá,


podemos decir que no está otorgando al niño el mismo valor que se da a
él mismo. Aparentemente, le parece que las necesidades y gustos de su hijo
(ver en la TV sus dibujos favoritos) son secundarias y están subordinadas
a las propias (ver en la TV el noticiero), y que por ello puede, finalmente,
hacer prevalecer su punto de vista cuando lo desee, sin tomar en cuenta, en
absoluto, la perspectiva infantil.

Si prevaleciera una relación de respeto mutuo del padre hacia el niño,


el primero podría y debería haber actuado de otra manera, tomando en

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cuenta la perspectiva del niño. Esto hubiera llevado a una negociación, ya que
si comprendemos que ver dibujos animados es tan importante para un niño
como el noticiero lo es para un adulto, y le damos igual valor a los deseos de
cada quien, entonces entendemos que un comportamiento respetuoso implica
llegar a una salida democrática, como hacer turnos, llegar a un acuerdo
previo con horarios sobre el uso de la TV o cualquier otra alternativa que sea
inclusiva de las necesidades de todos.

2. El respeto mutuo en la cultura escolar

Tal como vimos en un módulo anterior, la cultura escolar es un


elemento fundamental de la conformación del clima escolar, y aun cuando
existen diversas formas de conceptualizarla, se acepta que la estructura
social y la cultura están entrelazadas, de modo que el concepto de cultura
escolar enfatiza la organización de patrones, la coherencia en el sistema de
significados, la visión compartida y la comprensión conjunta de narrativas y
símbolos. Así, puede decirse que la cultura escolar se desarrolla con el curso
de las interacciones sociales.

Con el objetivo de dar orden a los componentes de la cultura escolar,


Martínez-Otero (2003) plantea que esta está conformada por los reglamentos
y normas que regulan la vida comunitaria, los ritos que la escuela ha
desarrollado para determinadas ocasiones y ceremonias, los estilos de
comunicación que permiten ver la manera en que las personas interactúan
entre sí, los valores explícitos y los no explícitos o profundos, y las creencias
que tienen las personas sobre la organización. Así, la cultura escolar está
formada por todos estos subprocesos, los que adquieren características
distintivas en cada IE particular.

Hay que resaltar que la cultura escolar y la construcción de una


verdadera comunidad dentro de la IE están muy estrechamente vinculadas
al desarrollo individual, específicamente al desarrollo moral y al respeto
mutuo entre las personas. La cultura de una escuela es similar a la cultura
social de cualquier otra institución: está basada en el tipo de relaciones
entre las personas (por ejemplo, el respeto mutuo construido entre todos los
miembros de la institución), la distribución del poder y la clase de procesos
empleados para la toma de decisiones. La idea básica es que, para lograr
una auténtica educación moral y ciudadana, el principio de justicia debe

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aplicarse en la escuela como una pequeña comunidad política que se rige por
medios democráticos, en la que los estudiantes toman decisiones respecto de
eventos de la vida real, de la propia organización y vida de la escuela, y de su
sobrevivencia y buen funcionamiento como comunidad.

Los procesos afectivos, el buen trato, la participación y el respeto mutuo


resultan esenciales para la vida democrática de la escuela, lo que debería
llevar a una revisión crítica del tipo de relaciones que se establecen en ella.
Como sabemos, las relaciones al interior de las II.EE. son frecuentemente
relaciones de dominación basadas en el abuso del poder y en la toma de
decisiones autoritarias, lo cual no permite crear una verdadera comunidad
democrática dentro de la escuela. Las oportunidades para que los profesores
participen en la creación de las normas en las instituciones en las que trabajan
son mínimas, al igual que las opciones para que los estudiantes expresen
su punto de vista y sean escuchados e incluidos en las decisiones cotidianas
de la vida en la escuela. Sin duda, la autoridad puede ejercerse de manera
democrática, conduciendo los procesos sin imponer arbitrariamente nuestros
puntos de vista, buscando consensos en la toma de decisiones, siendo
trasparentes en los procesos, sin ocultar información y sin dejar a nadie fuera
de los debates, corrigiendo errores y haciendo señalamientos de manera
respetuosa, exponiendo el punto de vista propio con argumentos y aceptando
el de los demás, especialmente cuando resulta ser mejor o más adecuado que
el nuestro.

Lamentablemente, muchas situaciones comunes a la vida en la escuela


muestran una falta de respeto mutuo entre las personas, y evidencian más
bien relaciones autoritarias, de respeto unilateral, en las que prima el temor, el
miedo a la sanción y la falta de reciprocidad. Algunas de estas situaciones son
las siguientes:

Situación Ejemplo ¿Por qué es una falta de respeto?

Director que no Unos padres de familia de condi- El director exige a los padres un
está al servicio ción muy humilde van a buscar al trato respetuoso hacia él: pide que
de los padres o director del colegio para hablar cumplan con lo que la escuela
los estudiantes con él. A pesar de haberles dado solicita. Cuando él cita a los padres
y se niega a cita, el director los tiene más de quiere que lleguen a la hora para
atenderlos una hora esperando, sin explica- que no le hagan perder tiempo. Sin
ción alguna. embargo, él no está dando a estos
padres el mismo trato que exige
para sí.

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Respeto mutuo como base de la convivencia

Normas que no Los profesores sancionan a los ni- Hay una normativa que se intenta
son equivalentes ños por llevar el pelo largo o usar exigir a un grupo de personas en
para niños y prendas que no son del uniforme la comunidad educativa, pero que
adultos (como una chalina en inverno, por ellos no están dispuestos acatar
ejemplo), y no permiten a las niñas para sí mismos.
tener joyas ni llevar el pelo suelto.
Sin embargo, ellos incumplen con
vestir el uniforme docente y llevan
todo tipo de joyas y accesorios
cada día.

Director que no Cuando entra a un aula de clases, Exige para sí un trato diferenciado
es recíproco en el director exige que los alumnos que, además, muestra que él tiene
el trato diario se pongan de pie. Sin embargo, un rol especial dentro de la institu-
hacia los estu- cuando se cruza con un alumno ción, y no da a los estudiantes ni
diantes en el patio o cuando alguno va a siquiera el trato básico de cortesía
verlo a su oficina, ni los saluda. que merece cualquier persona.

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Referencias

Higgins, A. (1995). Teaching as a moral activity: listening to teachers in Russia


and the United States. Journal of Moral Education, 24 (2), 143-158.
Martínez-Otero, V. (2003). Cultura escolar y mejora de la educación. Revista
Complutense de Educación, 14, 57-82.
Piaget J. (1932/1984). El criterio moral en el niño. Barcelona: Martínez Roca.

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