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NUEVO Y CURIOSO ROMANCE DEL . CHASCO DEL CARBONERO 6 EL CAMBIO DE CALZONES POR ALFORJAS. En el cual se refiere el paso que le sucedié 4 un carbonero, que por darle sus propias alforjas , le dieron un par de calzones; y ademis por la industria de una vieja aun di6 Ia mitad del dinero que sacé del carbon; con lo demas que verd el curioso. Todo casado me esenche, _ni de Tas nifias pequeiias, tolo vindo se suspenda, porque aquel que se flare todos los mozos y nifios Je saldré may mal la cuentas Tes suplico que me atiendan; _y si me dan atencion que miren con quien se casan, _esplicaré con presteza que no se fien de viejas, Jo que las mugeres son, de mozas ni de casadas, manifestando sus tretas, nide vindas zalameras, sus cbismes y sus entedos, ni tampoco de beatas, sng marafias y cantelass 6015 dando principio al asunto, comenzaré por las Viejas. Estas por lo regular Ja mitad son uloahuetas, llevando chismes y enredos, poniendo donde hay paz guerra, El argumento esta claro, pues se ve por la espetienci queen cualquier parte del mundo, ciudad, villa, casaé venta, que por desdicha 6 desgracia Negare 4 entiar una viejay melerd tanta cizana como metié Anabolena con el cardenal Bolsedo cuando pordié d Inglaterra, Al amo de casa dicen, su esposa a usted se la pega, pues pronto le har que lleve de san Mareos la bundera, y pasar por Carca-Buey, @ ir al rastro por madera: y tambien que 4 san Gornelio mucha devocion le tenga. El buen hombre le responde: diga usted, senora vieja, {qué ha visto usté en mi muger, pues dice que me la pega? ¥ la espia del demonio de la condenada vieja, dice: el otro dia vi que se entré an hombre con ella, se encerraron en un cuarto, se estavieron hora y media; lo que hicieron, no lo sé, ero bien se manifiesta, que estindose alli cerrados, no-harian obras de iglesia. El marido, enfarecido, dendo crédito 4 la vieja, va, y le dice 4 sn muger, picata, vil, mala hembra, jcomo has tenido valor, puas con los hombres te encierras, quiténdome 4 mi el honor, siendo tt vil adultera? Sin aguurdar mas razones una paliza le pega, a La pobre muger Hlorando, or ser cosa Lan incierta, iets yqaién te ha contado mentiras tan manifiestas? El replica, quien le vid, que fue la tia Lucrecia, que esta es niuger de verdad, pues tiene ya anos ochenta yy me parece una santa, pues siempre el rosario reza. Y la muger le responde: pues si yo a ella creyera, {edmno estaria esta casa? junes fallaria guerca: el otro dia me dijo, que le entraste con la Pepa en su casa, y que alli tuviste buena merienda, ¥ que despues de comer tambien dormisteis la siesta; que hicisteis un no sé qué, entigndalo qnien lo entiendas pero yo no lo cref, porgiie sé bien quien es ella y si hemos de tener pax hnunea te creas de viejas, porque Jaque no es borracha, 4 lo menos alcahueta; otras brojas rematadas, y muy povas hay de buenas. Y para que nadie ignore Jas astucias de las viejas, les voy 4 contar un chiste, que es digno de que se sepa, ue sucedio 4 un carbonero ea el lugar de Bstibella, cuatro leguas poco. mas dela cindad de Valencia, Este tal era casado on una joven muy bella, Ja tal tenia un cortejo, que siempre que se iva fuera tenia grande cuidado ile vse & dormir con ella, iwcedié que el carbonero nia que ir a Valencia, wes le era cosa precisa ta despachar sn hacienda; le dijo A su muger: mada y querida prenda, aiana por la maiana, eso de la una y media Ingo de cargar los machos Ie carbon para Valencia, tne lendris prevenida alforja con diligencia F cebaila, pan y vino, algunas otras ‘cosuelas ne me las quiero evar, mue dentro de Valencia 4 may caro el comercio, fuesta alguna moneda, tuuger le respandio x haré cuanto La me ordenas; y al misuo tiempo tambien 4 su amante le dié cuenta como se iba so marido, Y asi que el tiempo no pierda, que sera ciuy de maiana, Y por tanto que esté alerta. Llegé la hora seitslada, y la muger que esta en vela, 4 su marido le dijo: miraque es la una y media, ya le pnedes levantir y marchar 4 toda priesa, porque entre ir y venir tienes hoy que andar die leguas: con |i pris ba, se fue, y la alforja se deja. Dejemos al curbunero andando pura Valencia, y vamos 4 la muger 4 ver del modo que queda, que luego vino el barbero (el cual era el cortejo de ella) y se subieron arriba, cerrando muy bien la puerta. Se desnuden de sus ropas, yen la cama se acuestan, hablandose con carino, diciéndose mil ternezas: estando en estos requicbros oyen Hamar 4 la puerta la muger se levants, vistiéndose 4 toda priesa, y se asomé a la ventana, por ver y saber quien er y respondis el carbonero, corre, baja, abre Ia puerta ne leva % para subir 4 buscar Tas alforjas, que me quedan en este poyo, que esta ai lado la chimenea; y la moger asustada, Je dice de esta manera: no tienes ti que subir, yo las sacaré all fuera; y sin detenerse un punto, ni encender la lug siquiera, fue tentando por allis (aqui pido que ine atiendan, pues por cojer las alforjas, unos calzones le entrega del barbero, que en su cama durmiendo estaba con ella) se los entrego al murido, y volvié cerrar la puerta, Subigndose para arriba, quedindose muy contenta, al lado de su galan ID segunda ver se acuesta, Lo que pasd entre los dos solo en silencio se quedas pero bien se deja ver, y asi sigamos la letra. Volyamos al carbonero, que siguiendo su carrera, apenas habia andado como cosa de tres leguas, era ya de dia claro, leg’ al lado de unas ventas que se aman de Pazil, que estan en la carretera; dijo el buen hombre entre si, voy 4 almorzar con presteza; se fue a sacar las alforjas, y unos calzones encuentra: (aqui es cuando el carbonero se le apuro la paciencia) y dijo: vélgame Dios! que aquesto 4 mi me suceda! y «as cuando conocié que aquellos calzones eran del barbero del lugar; escupe, araiia y patea, y jura que ha de vengar infamia tan clara y cierta; y se queria volver, pero luego considera que vengaria su agravio a la noche venidera: y prosiguiendo su viaje 4 la ciudad de Valencia; Jo que este hombre pasd con sus sustos y sospechas, y todos sus sobresaltos, lo puede notar cualquier Dejémoslo por ahora hasta que suelva 4 Es y vamos ala muger, que apenas que se dispierta, se levanté 4 encender Iunrbre, y en las alforjas tropiez aqui fueron los suspiros, los lamentos y las penas de aquella infeliz muger, que casi hasta el cielo Negan: con los gritos que ella daba el barbero se dispierta, dicigndola enternecido, qué tienes, querida prenda! dime, qué te ha sucedido! comunicame tu pena: ibellas y le respondié Morando: ay, que seré descubierta! jue esta majiana al marido, cuando flamaba 4 la puerta, pensé darle las alforjas, tus calzones se lleva! el barbero le responde, ya la hemos hecho buenas no podias conocer (pues que bien se diferencian) las alforjas de calzones; como estaba tu cabeza? Lo que mas siente el barbero, le causa mayor pena, al no haber Nevado capa, y haber de sulir en piernas, y tener que ir 4 afeitar los parroquianos por fuerza, y_no tener mas calzones, ni alli, nien sn casa mesma, que los que el carbonero se le ha llevado 4 Valencia. Aqui suspirando dice, cuando mi muger lo sepa que he perdido los calzones, qué bnen dia se me espera! y toda la culpa tiene solo tu mala cabeza. La mnger del carbonero responde de esta manera: bien la tienes mejor tus asi no te conociera, que no me veria ahora tan oprimida y suspensa, tan Hena de confusiones, y tan cercada de penas, Y lo que hasta entonces fue alegria y complacencia, se ha conyerlido en pesares, sustos, discordias y penas, tanto, que al barbero dijo la sefiora carbonera, sdlteme luego de casa, vayase la puerta afucra; Si no tiene calzones, biisqueselos donde quier entonces se fue el barbero, ella Morando se queda. ejemos 4 la muger lamentindose en sus penas, y vamos al Girujano, que apenas sale 4 la puerta, encontrése unos muchachos, que estos iban a la escuela, y al instante que lo vieron, pensaron que loco era, y hasta meterse en su casa fueron tirdndole picdras, y como iba sin calzones no hablé palabra ni media, sino escapar 4 correr, porque no lo conociera en fin, se metid en su casa sin que su muger lo viera, y acostandose en su cama herido ‘de la cabeza, de la grande tempestad, y la abundancia de piedras que le habian tirado Jos muvhachos de la escuela, A-este tiempo la muger que venia de la iglesia, cuando lo vié sin calzones, presumigndose lo que era, 6 en cuenta de consclerlo, foe, y se le agarré A las g creyd que para esquilarle no erai gwnester tijeras, porque le dejé sin pelo, y le arrancé las melenas: aqui si que eran de ver Jos Hantos y las miserias del infeliz cirujano, pues tantos males le cereans dejémoslo por ahora, curdndose la cabeza, y vamos é la moger que desesperada queda, ainargimente Horando, no hay consuelo para ella; a cuyo tiempo por lumbre 4 su casa entré una vieja, y vigodola que loraba, le dice de esta manera; dine, {qué te ha sncedido que Horas y te lamentas? Y¥ la muger le responde, cen un ay que al alma llega, aunque yo a usted se lo diga, no me aliviard mi pena; por fiarme del barbero me veo de esta manera, miuy triste y desconsolada. Enionces dijo la vieja diwe, qué te ha sucedido? no Jo calles por vergiienza, comunivamelo todo; az cuenta que te confiesas, que te tengo de amparar, eso corre por mi cuenta; pues aun no sabes a eas; las astucias js. Algun tanto consolada, respovdid la carbonera: en el supnesto que dice de que corre por su cuenta el que usted me ayudara, Te contaré mi flaqneza. ‘Ayer dijo mi marido que habia de ir 4 Valencia, y tenia que madrugar 4 eso de Ia una y media, al mismo tiempo me dijo, ten las alforjas compnestas: viendo tan buena ocasion al barbero le di cuenta como se iria el marido, y asi que liempo no pierda, que se iri muy de mutana, ¥ por tanto que esté alerta: cuando esto supo el harbero, yino como uns centella, se metié dentro mi casa, cerremos muy bien la puerta, y nos fuimos & acostar, 4 cuyo tiempo que llega mi marido apresurado, dando golpes @ la puerta, diciendo que le bajara a alforja con diligencias y yo medio apresurada comencd 4 tentar por tierra, y halléndome unos calzones, que estos del barbero eran, , y se los saqué corriendo pensando que alforjas eran, y los llevé mi marido; esta es ini fatal Lragedia, Alo que la muger dijo estuvo atenta la vieja, y con un grande suspiro respondié de esta manera: amiga ly mas aniiga, no pensé que tanto era, y asi es preciso tene una consulta de viejas, para aplicar el mejor remedio que nos convenga. Vamos a que se jantaron seis 6 siete las mas viejas que habia en to:to el lugar, y consaltaron entre ellas como que el mejor remedio era ir y merear tela para hacer unos calzones y ponerselos la vieja, dela misma calidad que los del barbero eran: esto es lo que salid de la consulta de viejas. Lsinaron al punto un sastre, que viviera 4 toda priesa, y que hiciera unos calzones ide la referida tela, Asi que estuvieron hechos fue y se los puso la vieja, fue 4 casa del carbonero, lilando con una rueca, se subid & la cocina, jsenldse muy compuesta, Biremaangose las suyas, j toa su intencion era ensetiar los calzones pundo el carbonero venga: vse turdé mucho rato, z cuando este buen hombre llega con una cora peer que aquellos que niegan deudass y le dijo & la muge picara, vil, muger nevia, has de morir aqui si el cielo nu lo remedia, y vengaré yo wi agravio de toda tu vil torpeza, Ios calzones son testigos como eres tan vil rauera, pues siempre que yo we voy el barbero me ta pega. b agaarda mas rozones se fue corriendo tras ella, subiéndose 4 la cocina, en donde estaba la vieja con sus says remangadas couo referide queda: y viéndola el carbonero, le dij3 de esta manera: jeduio es que Heva culzones, digame, seiura vieja? y la vieja le responde tu muger tambien los leva; en un dia los hicimos Tas dos de una misma tela, y tambien el cirojano We aquesto mismo los leva, Cuando el carbonero oy6 Jo que le dijo la vieja, peus6 que aquellas palabras del santo Evangelio eran, y arrepentido eutre si, decia de esta manera: san Abdon y san Senen habran traido esta vieja, 8 porque no permitiran de que mi casa se pierda; pues es cierto que si no por aquesta buena vieja ‘o mataba 4 mi muger, y al tal barbero con ella, ’s cierto, evidente y claro que la habria hecho buena. Entonces el carbonero se volvié para la vieja, }, le dijo, tome usted Ja mitad de mi moneda que he sacado del carbon; perdone por la pobreza: yal mismo tiempo tambien Te dijo 4 su muger mesma, que le pedia perdon de aquella tan grande ofensa: con que se cumplié el adagio, tras de cuernos penitencia, Con esto han visto, sefiores, Tos enredos de las viejas; jqné de perjuicios no causan en las casas que ellas entran? Y con esto el autor pide 4 todos cuantos lo lean, que para ningun asunto jamas se fien de viejas. FIN VALENCIA: Imprenta de Laborda, calle de ta Bolseria, nism. 48, donde hallardn otros diferentes.

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