La salud materna comprende todos los aspectos de la salud de la
mujer desde el embarazo, al parto hasta el posparto. Aunque la
maternidad es a menudo una experiencia positiva, para demasiadas mujeres es sinónimo de sufrimiento, enfermedad e incluso de muerte.
Muchas mujeres mueren de complicaciones que se producen
durante el embarazo y el parto o después de ellos. La mayoría de esas complicaciones aparecen durante la gestación y la mayoría son prevenibles o tratables; otras pueden estar presentes desde antes del embarazo, pero se agravan con la gestación, especialmente si no se tratan como parte de la asistencia sanitaria a la mujer. Las principales complicaciones, causantes del 75% de las muertes maternas, son4:
las hemorragias graves (en su mayoría tras el parto);
las infecciones (generalmente tras el parto); la hipertensión gestacional (preeclampsia y eclampsia); complicaciones en el parto; los abortos peligrosos.
Las demás están asociadas a enfermedades como el paludismo o la
infección por VIH en el embarazo o causadas por las mismas.
Como parte de la Estrategia mundial para acabar con la mortalidad
materna prevenible, la OMS está colaborando con los asociados para:
resolver las desigualdades en la calidad de los servicios de
atención de la salud reproductiva, materna y neonatal y en el acceso a ellos; lograr una cobertura sanitaria universal para una atención integral a la salud reproductiva, materna y neonatal; abordar todas las causas de mortalidad materna, de morbilidad reproductiva y materna, y de discapacidades conexas; reforzar los sistemas de salud para recopilar datos de alta calidad a fin de que respondan a las necesidades y prioridades de las mujeres y niñas; y garantizar la rendición de cuentas con el fin de mejorar la calidad de la atención y la equidad. Las enfermedades infecciosas son causadas por microorganismos patógenos como las bacterias, los virus, los parásitos o los hongos. Estas enfermedades pueden transmitirse, directa o indirectamente, de una persona a otra. Las zoonosis son enfermedades infecciosas en los animales que pueden ser transmitidas al hombre.
TIPOS DE ENFERMEDADES INFECCIOSAS
Las enfermedades infecciosas están causadas por gérmenes, que son seres vivos que podemos encontrar en el aire, en la tierra o en el agua. Una enfermedad de este tipo puede producirse por tocar, comer, beber o respirar algo que tenga gérmenes. En general, existen cuatro tipos de gérmenes: Hongos. Como las setas o el moho. Bacterias. Son gérmenes unicelulares capaces de multiplicarse muy rápido. Virus. Contienen material genético y utilizan sus propias células para multiplicarse. Protozoarios. Son animales de una sola célula que utilizan a otro ser vivo como alimento.
LAS ENFERMEDADES INFECCIOSAS MÁS COMUNES
Las enfermedades transmisibles incluyen la infección por el VIH/sida, las infecciones de transmisión sexual (ITS), y las hepatitis virales; la tuberculosis; la malaria y otras enfermedades transmitidas por vectores; las enfermedades desatendidas, tropicales y zoonóticas; y las enfermedades prevenibles mediante vacunación. La salud mental incluye nuestro bienestar emocional, psíquico y social. Afecta la forma en como pensamos, sentimos y actuamos cuando lidiamos con la vida. También ayuda a determinar cómo manejamos el estrés, nos relacionamos con otras personas y tomamos decisiones. La salud mental es importante en todas las etapas de la vida, desde la niñez y la adolescencia hasta la edad adulta. Las enfermedades mentales son condiciones graves que pueden afectar la manera de pensar, su humor y su comportamiento. Existen muchas causas de enfermedades mentales. Sus genes y su historia familiar pueden jugar un papel, como así también sus experiencias de vida como el estrés o una historia de abuso. Otras causas pueden ser biológicas. Los trastornos mentales son comunes, pero existen tratamientos disponibles.
Las personas que gozan de buena salud emocional son conscientes
de sus pensamientos, sentimientos y comportamientos. Ellas han aprendido maneras saludables de lidiar con el estrés y los problemas que son una parte normal de la vida. Se sienten bien consigo mismos y tienen relaciones saludables. Sin embargo, muchas cosas que suceden en su vida pueden perturbar su salud emocional. Esto puede llevar a fuertes sentimientos de tristeza, estrés o ansiedad. Incluso los cambios buenos o deseados pueden ser tan estresantes como los cambios no deseados. Estos cambios incluyen: Ser despedido de su trabajo. Hacer frente a la muerte de un ser querido. Divorciarse o casarse. Sufrir una enfermedad o lesión. Conseguir un ascenso en el trabajo. Experimentar problemas de dinero. ¿CÓMO PUEDEN MIS EMOCIONES AFECTAR MI SALUD? Su cuerpo responde a la manera de pensar, sentir y actuar. Este es un tipo de “conexión mente/cuerpo”. Cuando usted está estresado, ansioso o molesto, su cuerpo reacciona de una manera que puede indicarle que algo no está bien. Por ejemplo, es posible que desarrolle presión arterial alta o una úlcera de estómago después de un evento particularmente estresante. También afecta a su salud física. La investigación muestra una relación entre un estado mental optimista y signos físicos de buena salud. Estos incluyen presión arterial más baja, reducción del riesgo de enfermedades del corazón y un peso saludable Hay muchas maneras de mejorar o mantener una buena salud emocional. Sea consciente de sus emociones y reacciones. Note qué lo hace sentirse triste, frustrado o enojado en su vida. Trate de resolver o cambiar esas cosas. Exprese sus sentimientos de manera apropiada. Hágale saber a las personas que están cerca suyo cuando algo le molesta. Mantener sentimientos de tristeza o ira en su interior suma tensión. Puede causar problemas en sus relaciones y en el trabajo o en la escuela. Piense antes de actuar. Las emociones pueden ser poderosas. Dese tiempo para pensar, y estar tranquilo antes de decir o hacer algo que podría lamentar. Manejar el estrés. Trate de cambiar las situaciones que le causan estrés. Aprenda métodos de relajación para hacer frente al estrés. Estos podrían incluir la respiración profunda, la meditación y el ejercicio. Busque el equilibrio. Encuentre un equilibrio saludable entre el trabajo y el juego y entre la actividad y el reposo. Tómese un tiempo para las cosas que le gustan. Concéntrese en las cosas positivas de su vida. Cuide de su salud física. Su salud física puede afectar a su salud emocional. Haga ejercicio regularmente, coma alimentos saludables y duerma lo suficiente. No abuse de las drogas o el alcohol. Conéctese con otros. Somos criaturas sociales. Necesitamos conexiones positivas con otras personas. Reúnase para comer, únase a un grupo y salude a personas desconocidas. Encuentre propósito y significado. Averigüe qué es importante para usted en la vida y céntrese en eso. Podría ser su trabajo, su familia, ser voluntario, la prestación de cuidados o alguna otra cosa. Pase el tiempo haciendo lo que sea significativo para usted. Manténgase positivo. Concéntrese en las cosas buenas de su vida. Perdónese a usted mismo por cometer errores, y perdone a los demás. Pase tiempo con personas sanas y positivas.
Los problemas más agobiantes en nuestro país, como el feminicidio,
la violencia sexual contra menores, la delincuencia y la corrupción, nacen de un conflicto y de una sociedad violenta producto de un problema de salud mental nacional, por lo que se debe normar la prevención. Las enfermedades no transmisibles (ENT), conocidas también como enfermedades crónicas, son afecciones de larga duración con una progresión generalmente lenta. Los cuatro tipos principales de enfermedades no transmisibles son: - Las enfermedades cardiovasculares, como los infartos de miocardio, el ataque cerebrovascular (ACV), la falla cardíaca, la hipertensión arterial, entre otras. - Los diferentes tipos de cáncer. - Las enfermedades respiratorias crónicas, como la neumopatía obstructiva crónica o el asma. - La diabetes Las enfermedades no transmisibles son la causa de defunción más importante en el mundo, pues representan en su conjunto el 70% del número total de muertes anuales. Estas enfermedades comparten factores de riesgo comunes que incluyen la exposición y consumo del humo del tabaco y sus derivados, la inactividad física, el uso nocivo del alcohol y la dieta no saludable. Las ENT se pueden prevenir y controlar a través de cambios en el estilo de vida, intervenciones de salud y políticas públicas costo-efectivas, y requieren un abordaje intersectorial e integrado. Las mujeres, niñas y niños son una población de gran importancia para la construcción de una sociedad justa y saludable. La morbilidad y mortalidad que afecta a los grupos en estado de vulnerabilidad, son, en su gran mayoría, por causas prevenibles. Las mujeres y sus familias tienen derecho a servicios de salud apropiados que permitan una gestación, parto y crianza seguros, aumentando así la probabilidad de que tengan una vida saludable. En Sinergias contribuimos a: Diseñar, evaluar y monitorear estrategias y programas para reducir la morbilidad y mortalidad materna e infantil, en poblaciones vulnerables. Fortalecer las capacidades institucionales para mejorar la calidad en prestación de servicios, de atención prenatal y cuidados del recién nacido e infante. Asesorar y elaborar planes nacionales y territoriales para reducir la mortalidad materna e infantil, así como propuestas de política pública basadas en la evidencia. Capacitar a los actores del sistema en la comprensión, aceptación e implementación de las normas jurídicas que protegen y garantizan los derechos de mujeres, niños y niñas. Adaptar modelos interculturales para la prestación de los servicios de salud a grupos vulnerables (materno infantil, minorías étnicas, entre otros) Realizar procesos de investigación operativa para mejorar el desempeño de los servicios de salud materno infantil. El concepto de uso apropiado se ha intentado explicar desde distintos puntos de vista. Los expertos de la economía de la salud han definido lo apropiado como aquello que es técnicamente posible, socialmente aceptable y económicamente viable. En este sentido, sólo sería apropiado aplicar aquel procedimiento médico que tuviese suficiente desarrollo como para ser aplicado después de su verificación experimental, que la sociedad aceptase que forma parte de la asistencia o para un paciente en particular y que la sociedad estuviese dispuesta a pagarla con recursos disponibles para tal fin. Servicio efectivo es lo concerniente al beneficio de salud relevante que produce la decisión de aplicar una intervención en un paciente o en una población. Implica un procedimiento diagnóstico que ayuda a confirmar o descartar la enfermedad, a tomar decisiones terapéuticas o establecer un pronóstico, o bien una intervención terapéutica que cura o alivia la enfermedad. El conocimiento de la efectividad de las diferentes alternativas debe estar basado en la mejor evidencia científica disponible (propia o ajena). Los procedimientos efectivos deben aplicarse a todos los pacientes que los necesitan.
Servicio centrado en el paciente significa atención personal,
coordinada e integrada, proporcionando bienestar físico y apoyo emocional, respetando sus preferencias, necesidades y valores individuales. Se requiere dar al paciente información, comunicación y educación. Se diferencia de la atención centrada en la enfermedad, en el órgano, en el médico, en la tecnología o en la institución.
Servicio oportuno en el tiempo implica proporcionar la
atención cuando se maximizan los resultados de salud del paciente. Se deberían reducir las esperas y los retrasos, que a veces contribuyen al empeoramiento de los pacientes.
Servicio eficiente significa que los resultados de salud que se
obtienen con la atención prestada compensan los costos que demandan. La eficiencia se puede mejorar tomando las decisiones que producen los mejores resultados. Todo desastre es una crisis, pero toda crisis encierra una oportunidad de hacer cambios, estos deben llevar a robustecer la seguridad de las ciudades e instituciones para asegurar el desarrollo, ello se puede alcanzar mediante la intervención del riesgo.
LAS EXIGENCIAS DEL DESASTRE
Una idea extendida es que un evento adverso alcanza la categoría
de desastre cuando ocasiona masivamente la muerte de personas y la destrucción de la propiedad. La experiencia, sin embargo, ha mostrado que un factor crucial, antes y después del impacto, resulta ser la organización de las instituciones y de la comunidad; este elemento es tan susceptible a sufrir daños como lo son la vida y los bienes, con un agravante, cuando se afecta la organización –y los mecanismos de protección y asistencia– la respuesta a las víctimas y al entorno es tardía y deficiente, por lo tanto los efectos del impacto resultan más dañinos y duraderos, eso los hace mucho más costosos. Este resultado agrega una gran resonancia social y política al acontecimiento.
LA INTERVENCIÓN DE LOS RIESGOS Y LOS DAÑOS
Debe identificarse claramente
la diferencia que hay entre riesgos y daños. Los primeros son una probabilidad, los últimos son los efectos del evento desencadenado, ambos deben ser afrontados, a esto se llama intervención y se hace en momentos diferentes.
La intervención sobre los
riesgos puede comprender tanto acciones de prevención (destinadas a evitar un desastre) como de mitigación (para atenuar sus efectos destructivos) o de preparativos (con los que se afrontarán los daños que no se pudieron evitar). En otra etapa, finalmente, se deberá dar respuesta a los daños producidos (asistencia a las personas o al entorno), esta es la opción última que, en alguna forma, revela nuestra incapacidad para actuar oportunamente sobre el riesgo.
La aplicación de medidas evasivas y de respuesta a los daños -
fundamental para la supervivencia- fue el primer aprendizaje de las comunidades para afrontar emergencias y desastres. Antiguas culturas andinas desarrollaron dispositivos ingeniosos para la protección de las poblaciones, la producción y el entorno, los cuales hoy se reconocerían como una combinación de preparativos, mitigación y prevención; parte de esta experiencia se perdió en el tiempo y, desafortunadamente, muchas de esas comunidades muestran hoy un alto grado de vulnerabilidad.
LA GESTIÓN DEL RIESGO
La adopción de medidas de protección y asistencia para afrontar los
efectos adversos de situaciones de emergencia y desastres han sido motivo de permanente interés para el hombre. Aceptando que la intervención sobre la amenaza es aún improbable debemos privilegiar la acción sobre la vulnerabilidad, ahora sabemos que esta es producto de una construcción social del riesgo.
Bajo esta perspectiva la gestión del riesgo intenta influir en los
procesos que conforman la vulnerabilidad para reducirlo. Todavía se da una amplia variedad conceptual y metodológica sobre este tema. Una reducción integral y permanente del riesgo requiere:
Visión holística de la problemática.
Intervención concertada de la vulnerabilidad. Formulación de políticas, planes y presupuestos. Planificación institucionalizada del desarrollo.
LA INTERVENCIÓN DE LA VULNERABILIDAD EXIGE:
Fortalecer el desarrollo institucional, sectorial y nacional.
Estimular la inversión en un marco de seguridad. Definir y aplicar políticas de gestión de riesgo. Toma de decisiones acertadas y oportunas.