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penal del Ancienne Régime muchas conductas eran tipificadas como delitos, se presumía
condenatorias se dictaban con mucha rapidez y así mismo se aplicaban penas severas
1
Miguel Polaino Navarrete, El injusto típico en la Teoría del delito, (Corrientes: Editorial
Mave Mario, 2000), 25.
2
Isabel Ramos Vázquez, La reforma penitenciaria en la historia contemporánea española,
(Madrid: Dykinson, 2013), 86.
mediante rituales públicos, denigrantes y sangrientos como un recordatoria de la fuerza del
monarca.
Foucault menciona sobre este aspecto que: "El ejercicio del poder soberano en el
castigo de los crímenes constituye sin duda una de las partes más esenciales de la
a la reparación del daño; debe siempre existir en el castigo una parte, al menos, que es la
del príncipe; e incluso cuando se combina ésta con la reparación prevista, constituye el
elemento más importante de la liquidación penal del delito. Ahora bien, esta parte del
príncipe, en sí misma no es simple: por un lado, implica la reparación del daño que se ha
hecho a su reino, del desorden instaurado, del ejemplo dado, perjuicio considerable y sin
común medida con el que se ha cometido respecto de un particular; pero implica también
que el rey procura la venganza de una afrenta que ha sido hecha a su persona.”3
Esta venganza por lo tanto reviste dos características: una de carácter público, pues
la máxima autoridad la que ha sido injuriada por la infracción; y, una particular, puesto que
el pueblo asiste, en apoyo al monarca, al acto en el cual se impone esta venganza: “En la
venganza del soberano se invita al pueblo a deslizar la suya. No porque sea su fundamento
y porque el rey tenga que traducir a su manera la vindicta del pueblo, sino más bien porque
3
Michel Foucault, Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión, (Buenos Aires: Siglo
Veintiuno Editores, 2002), 45-46.
el pueblo debe aportar su concurso al rey cuando éste intenta "vengarse de sus enemigos",
incluso y sobre todo cuando esos enemigos se hallan en medio del pueblo.”4
la “ciencia moderna del Derecho penal”. Radzinowick5 con mucha razón advierte que
gracias a la Filosofía de las Luces: “Todos estaban afectados por el auge del análisis
científico. Todos se volvían hacia la razón y el sentido común como armas contra el orden
derechos del hombre y de los deberes de la sociedad estaba en conflicto directo con lo que
veían a su alrededor. Su punto de partida era la apelación de a la ley natural, los derechos
Desde Montesquieu con sus famosas obras Cartas Persianas6 y Del espíritu de las
leyes7, pasando por Filangieri8, Bentham9, Puffendorf, Locke10, hasta llegar a Beccaria con
4
Michel Foucault. Ob. Cit. Pág. 55.
5
León Radzinowick, Ideología del crimen, (Londres: Heinemann Educational Books,
1996), 4.
6
Charles Louis de Secondat, barón de Montesquieu, Cartas Persianas, (Sevilla: Fondo
Bibliográfico de la Biblioteca de la Facultad de Derecho de la Universidad de Sevilla,
1721).
su monumental obra de los delitos y de las penas11, constituirán el barniz en el que la
el Derecho penal, particularmente de aquellas que tienen relación con los vicios de la
personalidad del infractor, son el verdadero aporte de la filosofía ilustrada 12, pues se
7
Charles Louis de Secondat, barón de Montesquieu, Del espíritu de las leyes, (México:
Porrúa S.A., 1997).
8
Gaetano Filangieri, La Ciencia de la Legislación, (Madrid: Villalpando, 1821), 313.
9
Jeremy Bentham, Tratados de legislación civil y penal, obra extractada de los
manuscritos de J. Bentham por E. Dumont, (Madrid: Editora Nacional, 1981), 307.
10
Jhon Locke, Segundo Tratado Sobre el Gobierno Civil, (Barcelona: Editorial Altaya,
1995), 10.
11
Cesare Bonesana, marqués de Beccaria, Tratado de los delitos y de las penas, (Buenos
Aires: Heliasta, 1992).
12
Luis Prieto Sanchís, “La filosofía penal en la Ilustración española”, en Homenaje al Dr.
Marino Barbero Santos in memoriam, Luis Arroyo Zapatero e Ignacio Berdugo Gómez de
la Torre (Cuenca, ES: Ediciones de la Universidad de Castilla La Mancha, Ediciones
Universidad de Salamanca, 2001), 491.
ciencia del Derecho penal, es decir de una concepción filosófica a una concepción jurídica,
alegato en contra del sistema penal de la monarquía absoluta partiendo de la teoría del
derecho a castigar, pero sobre todo su obra será de monumental importancia por haber
realizado y recogido la tradición precedente de la filosofía del derecho y sobre todo por
haber puesto la base lógica para una construcción jurídica coherente del sistema penal 15.
Beccaria declara entonces que: “Las leyes son las condiciones con que los hombres aislados
y de gozar una libertad que les era inútil en la incertidumbre de conservarla. Sacrificaron,
por eso, una parte de ella para gozar la restante en segura tranquilidad”16.
13
Alessandro Baratta, Criminología crítica y crítica del derecho penal. Introducción a la
sociología jurídico-penal, (Buenos Aires: Siglo XXI Editores, 2004), 25.
14
Antonio García-Pablos de Molina, Introducción al Derecho penal: Instituciones,
fundamentos y tendencias del Derecho penal. Volumen I. (Madrid: Editorial Universitaria
Ramón Arces, 2012), 604.
15
Alessandro Baratta, Criminología crítica y crítica del derecho penal. Introducción a la
sociología jurídico-penal, (Buenos Aires: Siglo XXI Editores, 2004), 28.
16
Cesare Bonesana, marqués de Beccaria, Tratado de los delitos y de las penas, (Buenos
Aires: Heliasta, 1992), 27.
No obstante aquello esta idea del contrato social será reformulada posteriormente
por Rawls17 quien manifiesta que la idea del contrato social no debe concebirse sino como
decisión imparcial bajo el que puede fundamentarse racionalmente que los intervinientes
consentirían, bajo un acuerdo hipotético, en una serie de principios de justicia bajo los
Posteriormente, a inicios del siglo XIX, Feuerbach formula la teoría de los derechos
subjetivos para cuyo efecto señala que en la punición del delito el estado procura proteger
inmediatamente un derecho subjetivo19. Para ello detalla que el derecho subjetivo permite
al individuo ejercer sus propios derechos, es decir, la defensa de su libertad frente a las
agresiones de los demás, por ello considera al derecho subjetivo como una facultad que se
puede ejercer pero que requiere estar dotado de contenido por medio del Derecho Positivo.
Como conclusión de la posición de Feuerbach se puede manifestar que debe entenderse por
17
Jhon Rawls, Teoría de la Justicia, (Cambridge: The Belknap Press of Harvard University
Press, 1971).
18
Rafael Alcácer Guirao, “Los fines del Derecho penal. Una aproximación desde la
filosofía política”, Anuario de Derecho Penal y Ciencias Penales ADPCP, Vol. LI (1998):
477: http://blog.uclm.es/cienciaspenales/files/2016/07/19alcacer.pdf
19
Alberto Fernández Madrazo, Derecho penal, parte general: teoría del delito, (México:
Universidad Autónoma de México, 1997), 55.
derecho subjetivo a todo derecho privado o individual en el cual descansa el objeto de la
tutela jurídica20.
20
Joaquín Cuello Contreras, Culpabilidad e imprudencia: de la imprudencia como forma
de culpabilidad a la imprudencia como tipo de delito, (Madrid: Ministerio de Justicia,
1990), 36.