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1) La noticia y su contexto
l El tema del caballo es bien conocido en la Odisea (8.490-520). Otros recuerdos de la destrucción de
Tmya en 4,240 ss; 270 ss; 11.530.
2 F. Sánchcz Jiménez. "Hciánico en la opinión de sus contemporán~os". IJI ConRreso Peninsular de
Hisron11 Amigu.a (Vitoria 1994). Prcactas l. 106-114.
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4 Origen pelásgico de los tirrenos (F 4 = 1,28; Forónide); huida de Eneas (F 31 = 1,46-7; Troicas);
migración sícula (F 79a = 1,22; Sac. Arg.); fundación de Roma (F 84 = 1,72; Sac. Arg.); origen del
nombre "Italia" (F 111 = 1,35). Utilizo aquí la numeración de los fragmentos de J .J. Caerols, Helánico
de Lesbos (Madrid 1991 ).
5 F. Sánchez Jiménez, "Helánico y Dionisia sobre el origen pelásgico de los tirrenos (D.H. 1,28,3 =
FGrH 4 F 4)", QS 41 (1995) 129-140.
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El protagonismo de Eneas.-
La batalla nocturna.-
6 Ahora bien, la inclusión de criterios de racionalidad en su análisis del pasado remoto es también una
característica esencial del método histórico en Dionisio de Halicarnaso (Gabba, "La Storia ... art. cit". 805.
M. Fox. "History and Rhetoric in Dionysius of Halicarnassus". JRS 83 (1993) 44.). por lo que este
argumento debe ser manejado con precaución a la hora de discutir sobre la autoría del fragmento.
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naturaleza de la obra histórica, que aquí parece conceder con toda claridad nuestro
transmisor1.
Detemünados aspectos concretos son muy interesantes por su expresión
difícilmente conciliable con la tradición cíclica. Así, por ejemplo, la dicotomía entre
ciudad baja y la fortaleza, acrópolis o Pérgamo, parece lo más novedoso del relato.
Como hemos señalado, la gente,de Eneas se refugió en la fortaleza mientras la ciudad
propiamente dicha era tomada por los aqueos (tes káto póleos haliskoménes). Sin
embargo, esta visión de los hechos, perfectamente lógica por otra parte desde el
ejercicio bélico, no deja de plantear ciertos interrogantes.
Por un lado, la tradición cíclica es prácticamente unánime en el hecho de que
el caballo fue situado en la acrópolis, delante del palacio de Príamo (Apollod. Ept.
5, 16), noticia que resulta plenamente confirmada y ampliada en la Odisea, donde se
dice que fue llevado al ágora y que los troyanos lo habían arrastrado hasta la acrópolis
(Od. 8,490 ss.). Pero entonces el relato de HeláilÍco sería bastante inconsistente, ya
que precisamente habría sido la fortaleza de Troya el primer teatro de operaciones de
los aqueos infiltrados merced a un engaño en el corazón mismo de la ciudad.
Por otra parte, la mayoría de los episodios centrales de la batalla nocturna
y de la toma de la ciudad se desarrollaron específicamente en la acrópolis, en la zona
de los palacios y templos, donde fueron muertos Príamo y Deífobo y donde fue
violada Casandra. En Helánico fue efectivamente Neoptólemo el primero en poner su
pie sobre las murallas de Pérgamo; pero entonces ¿cuál fue la actitud de Eneas y los
suyos para con los miembros de la casa real?; ¿qué debemos entender por la apertura
de las puertas, sino el abandono de los palacios y sus ocupantes?
La sospecha del desamparo de los Priamidas flota a lo largo de todo el relato.
Eneas y los suyos, una cantidad tan importante que por lo menos igualaba a la de los
muertos, incrementada además por las posteriores adhesiones, acaban retirándose al
monte Ida. Ahora bien, en el Saco de Troya (Proclo) los compañeros de Eneas
marcharían al monte Ida tras el episodio de la muerte de Laocoonte a raíz del asunto
del debate sobre el caballo. Esta versión fue seguida por Sófocles en su tragedia
Laocoonte (D.H. 1,48,2), haciendo que Eneas huyese "siguiendo las órdenes de su
padre Anquises, que por el recuerdo de los consejos de Afrodita y las premoniciones
recientes sobre los Laocóntidas, conjeturó la futura destrucción de la ciudad" 8 • En
7 Es la idea recogida por D. Ambaglio, L 'Opera siOn'ografica di Ellanico di Lesbo (Pisa 1980) 125,
cuando compara la naturaleza de F 31 como especie de alethes lógos, un relato que aspiraba a ser una
exposición histórica de la guerra de Troya. El autor subraya en reiteradas ocasiones la tendencia racionalista
de la narración de los acontecimientos militares, poniéndolos en paralelo con la máche parapotámios del
F 28 de las Troicas.
8 Las versiones son muchas y difíciles de conciliar. El Ciclo no parece haber dicho nada sobre su
participación en el combate nocturno, y además la Pequeria !liada parece situarse en una posición
radicalmente opuesta al Saco de Troya y a Apolodoro respecto al destino de Eneas. En la obra de Lesques,
Eneas es, junto con Andrómaca, parte del botín de Neoptólemo. que les llevó por mar hasta Farsalia (11.
parv. f.l9a = Schol. Lyc. 1268. Esta información es, sin embargo. atribuida por Schol. Eur. Andr. 14 a
Simias de Rodas). Quedaría posteriormente en libertad tras la muerte del Eácida a manos de Orestes (cfr.
f.2! = Schol. Lyc. 1232). En Apolodoro (Epi. 5,21 ). en pleno contexto de la batalla nocturna. se dice que
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fin, que muchos troyanos fueron esclavizados (andrapodízo) por los asaltantes nos lo
confim1a F 31. donde por cierto Helánico nos muestra una imagen muy negativa de
los atacantes.
Hegemonía y libertad.-
La ciudad de Ilión detentaba una cierta influencia ·Sobre la región adyacente
cuyo alcance no podemos precisar. Con todo la tradición nos muestra unas relaciones
con la ciudad de Dárdano que podrían calificarse al menos de dinámicas, y que
subrayan las pretensiones de Eneas al trono de Príamo. Hemos visto que éste
comandaba las fuerzas auxiliares que provenían especialmente de Dárdano y Ofrinio,
ciudades del iiwt.jiato entorno de Troya, que debía constituir el marco natural de
influencia de la ciudad. Además, según Helánico. cuando Eneas se vió obligado a
abandonar su país, envió a su hijo Ascanio acompañado por efectivos frigios a la
comarca de la Dascalítide, que debemos suponer en el límite interior de la zona de
dicha influencia.
La actividad de los aqueos tras la conquista de Troya no se limitó al saqueo
y a la esclavitud de sus habitantes (y a la venganza por la ofensa cometida por los
troyanos), sino que, en el marco de la visión racionalizadora de F 31, se desarrolla
una verdadera política de control. si no de anexión, de la región Troyana. Los griegos
se dedicaron a devastar la región (chorfa). a tomar las plazas fuertes y a eliminar toda
resistencia de los que sobrevivieron al desastre (47 ,3). La misma exigencia de la
marcha de Eneas y los suyos de la Tróade parece apuntar más bien a una política de
deportación propia de una acción imperialista, antes que a una simple represalia o
garantía de seguridad.
La cuestión principal se suscita cuando se nos da una imagen de los
supervivientes como un colectivo que huye al Ida para defender su libertad (hoi tes
eleutherías periechómenoi; 47 ,2), y que aspira a volver a sus hogares tras la marcha
del ejército invasor.
No sería quizás aventurado suponer que la experiencia griega del siglo V
a.C. una vez vencida la amenaza del bárbaro -que se proyecta en el terreno de la
propaganda política con el fin de justificar la preponderancia de las dos grandes
potencias resultantes de las guerras Médicas mediante la adjudicación del papel de
liberador. y de la que tan buenos ejemplos tenemos en Heródoto (7, 139,5) y
Tucídides (1,18; 122)- tuviera su reflejo en F 31. La actitud agresiva de los invasores
de la región troyana y la retirada al Ida como baluarte de la libertad, sin alejarse
radicalmente del espíritu de la !Uada, por un efecto de concentración temática e
intensidad expresiva. apuntan hacia una sensibilidad más acorde con la desarrollada
en el mundo griego en el marco cronológico de la Pentecontecia.
Licolúm iALex. 1260 ss. ): le dejaron escoger cualquier tesoro y él sólo eligi0 llevarse los s<1rm. La
numcr<Jcié>n de los fr<Jgmcntos del Cirio es 1<1 de A. llcrnahé Pajares. Fmgmmros de épim griega arraira
¡Madrid !979).
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9 Cfr. 11. parv. JT. l9a y l9h. También Apolodoro (Epi. 5.23) y Saco de Troya ¡Proclo).
lO Cfr. Est. Byz. ,.v. "Arisbe" (= Helánico r 24a). donde se recuerda su fundación conjuntamente
pur Fscamandrio y Ascanio. Tamhién Str. 13.1.52. siguiendo a Demetrio. !Jace de la Nueva Esccpsis una
tiJndaciun de Escamandrio y Ascanil). cuyas familias reinaron largo tiempo sohrc la ciudad. v. Gabha,
'Sulla \alorio:azione politica Jella leggenda delle urigini troiane di Roma fra lli e lJ secolo a.C.". Co111r.
/.11. Sror Anrica M. Sordi (Milano 19761 X4 ss.
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habiendo llegado a la orilla italiana desde los molosos 11 • Todo ello parece apuntar
a la existencia de un sólido lazo de unión entre el viaje de Eneas hacia Occidente y
el nóstos de Neoptólemo.
En la Pequeña llfada (ff. 19a y 21) Eneas fom1ó parte del botín de
Neoptólemo, que se lo llevó a Farsalia. A su vez Licofrón (Alex. 1265), aunque
reconoce que Eneas fue liberado por su piedad por los griegos, también admite su
estancia en Recelo, Macedonia (1235), hecho que fue interpretado por un escolio a
1232 como que fue liberado por Orestes tras la muerte de Neoptólemo, y que habitó
en Macedonia, en Recelo y A1monia -llamada Eno la primera por su causa-.
Es imposible seguir aquí con cierto detenimiento ni siquiera las líneas
principales de la formación y el desarrollo del viaje de Eneas que culminará, como
es bien sabido, en Italia, de donde arrancará la estirpe romana. Sin embargo me
parece evidente que en sus fases más tempranas permaneció ligado al nóstos de
Neoptólemo y quizá no fue sino una evolución colateral de éste.
De admitirse lo dicho habrá que concluir que el relato expresado en F 31
demuestra una sólida coherencia en lo que toca a la valoración del hijo de Aquiles,
el destino final de Troya y la suerte de Eneas; coherencia externa, es decir, en
relación con el resto de la obra de Helánico, e interna, en el seno de las propias
Troicas.