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VASO DE LECHE

Un día, un muchacho pobre que vendía mercancías de puerta en puerta para pagar su escuela,
encontró que solo le quedaba una simple moneda de diez centavos, y tenía hambre.

Decidió que pediría comida en la próxima casa. Sin embargo, sus nervios lo traicionaron cuando
una encantadora mujer joven le abrió la puerta.

En lugar de comida pidió un vaso de agua.

Ella pensó que el joven parecía hambriento así que le trajo un gran vaso de leche. Él lo bebió
despacio, y entonces le preguntó,

"¿Cuánto le debo?".
-"No me debes nada," contestó Ella.

-"Mi madre siempre nos ha enseñado a nunca aceptar pago por una caridad".

- Él dijo... "Entonces, te lo agradezco de todo corazón".

Cuando el muchacho se fue de la casa, no solo se sintió físicamente más fuerte, sino que también
su fe en Dios y en los hombres era más fuerte.
Él había estado listo a rendirse y dejar todo.

Años después esa joven mujer enfermó gravemente. Los doctores locales estaban confundidos.
Finalmente la enviaron a la gran ciudad, donde llamaron a especialistas para estudiar su rara
enfermedad.

Se llamó al Dr. Howard Kelly para consultarle. Cuando oyó el nombre del pueblo de donde ella
vino, una extraña luz llenó sus ojos.

Inmediatamente subió del vestíbulo del hospital a su cuarto. Vestido con su bata de doctor entró
a verla. La reconoció enseguida, regresó al cuarto de observación determinado a hacer lo mejor
para salvar su vida.

Desde ese día prestó atención especial al caso. Después de una larga lucha, ganó la batalla. El
Dr. Kelly pidió a la oficina de administración del hospital que le enviaran la factura total de los
gastos para aprobarla.

El la revisó y entonces escribió algo en el borde y le envió la factura al cuarto de la paciente. Ella
temía abrirla, porque sabía que le tomaría el resto de su vida para pagar todos los gastos.

Finalmente la abrió, y algo llamó su atención en el borde de la factura.

Leyó estas palabras... "Pagado por completo hace muchos años con un vaso de leche. . . . (
firmado ) Dr.Howard Kelly".

Lágrimas de alegría inundaron sus ojos y su feliz corazón oró así: "Gracias, Dios porque Tu amor
se ha manifestado en las manos y los corazones humanos."

“Y recordemos que lo que sembramos eso mismo cosechamos".


EL ÁRBOL CONFUNDIDO

Había una vez, algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser cualquier
tiempo, un hermoso jardín, con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales, todos ellos
felices y satisfechos.

Todo era alegría en el jardín, excepto por un árbol profundamente triste.

El pobre tenía un problema: "No sabía quién era."

Lo que le faltaba era concentración, le decía el manzano, si realmente lo intentas, podrás tener
sabrosas manzanas. "¿Ves que fácil es?"

No lo escuches, exigía el rosal. Es más sencillo tener rosas y "¿Ves que bellas son?"

Y el árbol desesperado, intentaba todo lo que le sugerían, y como no lograba ser como los demás,
se sentía cada vez más frustrado.

Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al ver la desesperación del árbol,
exclamó:

-No te preocupes, tu problema no es tan grave, es el mismo de muchísimos seres sobre la tierra.
Yo te daré la solución:

"No dediques tu vida a ser como los demás quieran que seas...
Sé tú mismo, conócete, y para lograrlo, escucha tu voz interior."

Y dicho esto, el búho desapareció.

¿Mi voz interior...? ¿Ser yo mismo...? ¿Conocerme...? Se preguntaba el árbol desesperado,


cuando de pronto, comprendió...

Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón, y por fin pudo escuchar su voz interior diciéndole:

"Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada primavera porque no
eres un rosal. Eres un roble, y tu destino es crecer grande y majestuoso. Dar cobijo a las aves,
sombra a los viajeros, belleza al paisaje...

Tienes una misión "Cúmplela".

Y el árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo y se dispuso a ser todo aquello para lo cual estaba
destinado.
Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos.
Y sólo entonces el jardín fue completamente feliz.

Conclusión

Si usted es un roble, permítase crecer y cumplir su destino


LA HISTORIA DE TRES PEQUEÑOS ÁRBOLES

Érase una vez en la cumbre de una montaña, tres pequeños árboles, siempre juntos, y soñando
sobre lo que querían llegar a ser cuando fueran grandes...

El primer arbolito miró hacia las estrellas y dijo: "Yo quiero guardar tesoros...quiero estar repleto
de oro y ser llenado de piedras preciosas, yo seré el baúl de tesoros más hermoso del mundo!".

El segundo arbolito miró a un pequeño arroyo realizando su camino al océano y dijo: "Yo quiero
viajar a través de aguas temibles y llevar reyes poderosos sobre mí. Yo seré el barco más
impotente del mundo!".

El tercer arbolito miró hacia el valle que estaba abajo de la montaña y vio hombres y mujeres
trabajando en un pueblo y dijo: "Yo no quiero irme de la cima de la montaña nunca...Yo quiero
crecer tan alto que cuando la gente del pueblo se pare a mirarme, ellos levantaran su mirada al
cielo y pensaran en Dios. Yo seré el árbol más alto del mundo!".

Los años pasaron, llovió, brilló el sol y los pequeños árboles crecieron alto....

Un día, tres leñadores subieron a la cumbre de la montaña.

El primero miró al primer árbol y dijo: "¡Que árbol tan hermoso!" y con la arremetida de su hacha
brillante, el primer árbol cayó..."Ahora me deberán convertir en un baúl hermoso, deberé contener
tesoros maravillosos!" dijo el primer árbol...

El segundo leñador miró al segundo árbol y dijo: "Este árbol es muy fuerte, es perfecto para mí" Y
con la arremetida de su hacha brillante, el segundo árbol cayó..."Ahora deberé navegar aguas
temibles!", pensó el segundo árbol, "Deberé ser un barco imponente para reyes temidos y
poderosos."

El tercer árbol sintió su corazón sufrir cuando el ultimo leñador lo miro. El árbol se paró derecho y
alto y apuntando ferozmente al cielo...pero el leñador ni siquiera lo miró hacia arriba y dijo:
"Cualquier árbol es bueno para mí" Y con la arremetida de su hacha brillante, el tercer árbol cayó...

El primer árbol se emocionó cuando el leñador lo llevo a una carpintería...Pero el carpintero lo


convirtió en una caja de alimento para animales de granja. Aquel árbol hermoso no fue cubierto
con oro, ni llenado con alimento para animales de granja hambrientos.

El segundo árbol sonrió cuando el leñador lo llevó cerca de un embarcadero, pero ningún barco
imponente fue construido ese día. En lugar de eso aquel árbol fuerte fue cortado y convertido en
un simple bote de pesca. Era demasiado chico y débil para navegar en el océano, ni siquiera en
un río, y fue llevado a un pequeño lago.

El tercer árbol estaba confundido cuando el leñador lo cortó para hacer tablas fuertes y lo
abandonó en un almacén de madera. "Que estará pasando" fue lo que se preguntó el árbol. "Yo
todo lo que quería era quedarme en la cumbre de la montaña y apuntar a Dios"

Muchísimos días y noches pasaron. A los tres árboles ya casi se les habían olvidado sus sueños.

Pero una noche, una luz de estrella dorada alumbró al primer árbol cuando una joven mujer puso
a su hijo recién nacido en la caja de alimento...

"Yo quería haberle podido hacer una cuna al bebe" le dijo su esposo a la mujer. La madre le apretó
la mano al esposo y sonrió mientras la luz de la estrella alumbraba a la madera suave y fuerte de
la cuna. Y la mujer dijo "Este pesebre es hermoso" Y de repente el primer árbol supo que contenía
el tesoro más grande del mundo.

Una tarde, un viajero cansado y sus amigos se subieron al viejo bote de pesca. El viajero se quedó
dormido mientras el segundo árbol navegaba tranquilamente hacia adentro del lago. De repente,
una impresionante y aterradora tormenta llegó al lago, el pequeño árbol se llenó de temor, él sabía
que no tenía fuerza para llevar a todos esos pasajeros a la orilla a salvo con ese viento y lluvia.

El hombre cansado se levantó y alzando su mano dijo: "Calma". La tormenta se detuvo tan rápido
como comenzó. Y de repente el segundo árbol supo que él llevaba navegando al rey del Cielo y
de la Tierra.

Un viernes en la mañana, el tercer árbol se extrañó cuando sus tablas fueron tomadas de aquel
almacén de madera olvidado...Se asustó al ser llevado a través de una impresionante multitud de
personas enojadas. Se llenó de temor cuando unos soldados clavaron las manos de un hombre
en su madera...Se sintió feo, áspero y cruel. Pero un domingo por la mañana, cuando el sol brilló
y la tierra tembló con júbilo debajo de su madera, el tercer árbol supo que El Amor de Dios Había
Cambiado Todo.

Esto hizo que el árbol se sintiera fuerte, y cada vez que la gente pensara en el tercer árbol, ellos
pensarían en Dios...Eso era mucho mejor que ser el árbol más alto del mundo.

La próxima vez que te sientas deprimido porque no conseguiste lo que tu querías, solo siéntate
firme y sé feliz porque Dios está pensando en algo mejor para darte...
REUNIÓN CUMBRE DE TODOS LOS SENTIMIENTOS Y CUALIDADES DEL HOMBRE

Cuentan que una vez se reunieron en un lugar de la tierra todos los sentimientos y cualidades de
los hombres. Cuando EL ABURRIMIENTO había bostezado por tercera vez, LA LOCURA, como
siempre tan loca, les propuso:

— ¿Vamos a jugar a los escondidos?


LA INTRIGA levantó la ceja intrigada y LA CURIOSIDAD, sin poder contenerse preguntó:

— ¿A los escondidos? ¿Y cómo es eso?

— Es un juego - Explicó LA LOCURA, — en el que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde


uno hasta un millón mientras ustedes se esconden y cuando yo haya terminado de contar, el
primero de ustedes que encuentre ocupará mi lugar para continuar el juego.

EL ENTUSIASMO bailó secundado por LA EUFORIA, LA ALEGRIA dio tantos saltos que terminó
por convencer a LA DUDA, e incluso a LA APATIA, a la que nunca le interesaba nada. Pero no
todos quisieron participar, LA VERDAD prefirió no esconderse. ¿Para qué?, Si al final siempre la
hallaban, y LA SOBERBIA opino que era un juego muy tonto (en el fondo lo que le molestaba era
que la idea no hubiese sido de ella) y LA COBARDIA prefirió no arriesgarse...

— Uno, dos, tres... Comenzó a contar LA LOCURA.

La primera en esconderse fue LA PEREZA, que como siempre se dejó caer tras la primera piedra
del camino. LA FE subió al cielo y LA ENVIDIA se escondió tras la sombra del TRIUNFO, que con
su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto.

LA GENEROSIDAD casi no alcanzaba a esconderse, cada sitio que hallaba le parecía maravilloso
para alguno de sus amigos, que sí ¿un lago cristalino? Ideal para LA

BELLEZA. Que sí la ¿Hendija de un árbol? Perfecto para LA TIMIDEZ.

Que sí el ¿Vuelo de la mariposa? Lo mejor para LA VOLUPTUOSIDAD. Que sí ¿Una ráfaga de


viento? Magnifico para LA LIBERTAD. Así terminó por ocultarse en un rayito de sol.

EL EGOISMO, en cambio encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo...
pero sólo para él.

LA MENTIRA se escondió en el fondo de los océanos (mentira, en realidad se escondió detrás del
arco iris) y LA PASION y EL DESEO en el centro de los volcanes. EL OLVIDO... se me olvidó
donde se escondió... pero eso no es lo importante.

Cuando LA LOCURA contaba 999.999, EL AMOR aún no había encontrado sitio para esconderse,
pues todo se encontraba ocupado...hasta que divisó un rosal y enternecido decidió esconderse
entre sus flores.

— Un millón - contó LA LOCURA y comenzó a buscar. La primera en aparecer fue LA PEREZA


sólo a tres pasos de una piedra.

Después se escuchó LA FE discutiendo con Dios en el cielo sobre teología y LA PASION y EL


DESEO los sintió en el vibrar de los volcanes. En un descuido encontró a LA ENVIDIA y claro, así
pudo deducir donde estaba EL TRIUNFO.

EL EGOISMO no tuvo ni que buscarlo, él solito salió disparado de su escondite que había resultado
ser un nido de avispas. De tanto caminar sintió sed y al acercarse al lago descubrió a LA BELLEZA
y con LA DUDA resulto más fácil todavía, pues la encontró sentada sobre una cerca sin decidir
aún de qué lado esconderse.

Así fue encontrando a todos, EL TALENTO entre la hierba fresca, a LA ANGUSTIA en una oscura
cueva, a LA MENTIRA detrás del arco iris...(mentira, si ella estaba en el fondo del océano) y
hasta EL OLVIDO que ya se le había olvidado que estaba jugando a los escondidos, pero sólo EL
AMOR no aparecía por ningún sitio.

LA LOCURA buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyuelo del planeta, en la cima de las
montañas y cuando estaba por darse por vencido, divisó un rosal y las rosas... Y tomó una horquilla
y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto un doloroso grito se escuchó.

Las espinas habían herido en los ojos AL AMOR; LA LOCURA no sabía qué hacer para
disculparse, lloró, rogó, imploró, pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo. Desde entonces;
desde que por primera vez se jugó a los escondidos en la tierra:

EL AMOR ES CIEGO Y LA LOCURA SIEMPRE LO ACOMPAÑA


EL ABRAZO DEL OSO

En su corazón de Padre, había en Manolo alegría y sentimientos de amor que brotaban a raudales
dentro de su ser. En ese estado le dieron ganas de entrar en contacto con la naturaleza, pues a
partir del nacimiento de su bebe todo lo veía hermoso y aun el ruido de una hoja al caer, le sonaba
a notas musicales.

Así fue que decidió ir a un bosque; quería oír el canto de los pájaros y disfrutar de la naturaleza.
Caminaba plácidamente respirando la humedad que hay en estos lugares, cuando de repente vio
posada en una rama a un águila, el cual desde el primer instante lo sorprendió por la belleza de
su plumaje.

El águila también había tenido la alegría de recibir a sus polluelos y tenía como meta llegar hasta
el río más cercano, capturar un pez y llevarlo a su nido como alimento; pues tenía la gran
responsabilidad de criar y formar a sus aguiluchos, y enseñarles a enfrentar los retos que la vida
ofrece, era su único objetivo.

El águila al notar la presencia de Manolo lo miro fijamente y le pregunto: -¿A dónde te diriges?
Veo en tus ojos la alegría.

Manuel le contesto: -Es que ha nacido mi hija y he venido al bosque a disfrutar, pero me siento un
poco confundido.

El águila insistió: -¿Oye? y que piensas hacer con tu hija?

Manolo le contesto:

-Ah, pues ahora y desde ahora, siempre la voy a proteger, le daré de comer y jamás permitiré que
pase frío. Yo me encargare de que tenga todo lo que necesite, y día con día yo seré quien la cubra
de las inclemencias del tiempo; la defenderé de los enemigos que pueda tener y nunca dejare que
pase situaciones difíciles. No permitiré que mi hija pase necesidades como yo las pasé, nunca
dejare que eso suceda, porque para eso estoy aquí, para que ella nunca se esfuerce por nada.

Y para finalizar agrego:

-Yo como su Padre, seré fuerte como un oso, y con la potencia de mis brazos la rodeare, la
abrazare y nunca dejare que nada ni nadie la perturbe.

El águila no salía de su asombro, atónita lo escuchaba y no daba crédito a lo que había oído.
Entonces, respirando muy hondo y sacudiendo su enorme plumaje, lo miro fijamente y le dijo:

-Escúchame bien. Cuando recibí el mandato de la naturaleza para empollar a mis hijos, también
recibí el mandato de construir mi nido. Un nido confortable, seguro, a buen resguardo de los
depredadores, pero también le he puesto ramas con muchas espinas?

Sabes por qué?, porque aun cuando estas espinas están cubiertas por plumas, algún día, cuando
mis polluelos hayan emplumado y sean fuertes para volar, haré desaparecer todo este confort, y
ellos ya no podrán habitar sobre las espinas, eso les obligara a construir su propio nido. Todo el
valle será para ellos, siempre y cuando realicen su propio esfuerzo y aspiración para conquistarlo,
con todo y sus montañas, sus ríos llenos de peces y praderas llenas de conejos.

-Si yo los abrazara como un oso, reprimiría sus aspiraciones y deseos de ser ellos mismos,
destruiría irremediablemente su individualidad y haría de ellos individuos indolentes, sin ánimo de
luchar, ni alegría de vivir. Tarde que temprano lloraría mi error, pues ver a mis aguiluchos
convertidos en ridículos representantes de su especie me llenaría de remordimiento y gran
vergüenza, pues tendría que cosechar la impertinencia de mis actos, viendo a mi decencia
imposibilitada para tener sus propios triunfos, fracasos y errores, porque yo quise resolver todos
sus problemas.

-Yo, amigo mío, dijo el águila, podría jurarte que después de Dios, he de amar a mis hijos por
sobre todas las cosas, pero también he de prometer que nunca seré su cómplice en la
superficialidad de su inmadurez, he de entender su juventud, pero no participare de sus excesos,
me he de esmerar en conocer sus cualidades, pero también sus defectos y nunca permitiré que
abusen de mí en aras de este amor que les profeso.

El águila callo y Manolo no supo que decir, pues seguía confundido, y mientras entraba en una
profunda reflexión, esta, con gran majestuosidad levanto el vuelo y se perdió en el horizonte.

Manolo empezó a caminar mientras miraba fijamente el follaje seco disperso en el suelo, solo
pensaba en lo equivocado que estaba y el terrible error que iba a cometer al darle a su hija el
abrazo del oso. Reconfortado, siguió caminando. Solo pensaba en llegar a casa, con amor abrazar
a su bebe, pensando que abrazarla solo sería por segundos, ya que la pequeña empezaba a tener
la necesidad de su propia libertad para mover piernas y brazos, sin que ningún oso protector se lo
impidiera.

A partir de ese día Manolo empezó a prepararse para ser el mejor de los Padres.

Conclusión:

Si usted como padre le cortan las alas a sus hijos.

Si usted como padre no los deja crecer como personas e individuos de una sociedad.

Si usted como padre les crea tanta dependencia.

Es probable que ellos, en su edad adulta, no sean capaces de resolver sus propias situaciones de
vida.

Es probable que ellos, incluso en su relación afectiva, se vuelvan tan dependientes que en muchos
casos vivan situaciones conflictivas.
NO DEJES MORIR EL AMOR

Hubo una vez en la historia del mundo un día terrible en el que el odio que es el rey de los malos
sentimientos, los defectos y las malas virtudes convoco a una reunión urgente con todos ellos.

Todos los sentimientos negros del mundo y los deseos más perversos del corazón humano
llegaron a esta reunión con curiosidad de saber cuál era el propósito.

Cuando estuvieron todos hablo el Odio y dijo: los he reunido aquí a todos porque deseo con todas
mis fuerzas matar a alguien".

Los asistentes no se extrañaron mucho pues era el Odio que estaba hablando y él siempre quiere
matar a alguien, sin embargo todos se preguntaban entre si quien sería tan difícil de matar para
que el Odio los necesitara a todos.

Quiero que maten al Amor", dijo. Muchos sonrieron malévolamente pues más que uno le tenía
ganas.

El primer voluntario fue el Mal Carácter, quien dijo: Yo iré, y les aseguro que en un año el Amor
habrá muerto, provocare tal discordia y rabia que no lo soportara".

Al cabo de un año se reunieron otra vez y al escuchar el reporte del Mal Carácter quedaron tan
decepcionados. Lo siento, lo intente todo pero cada vez que yo sembraba una discordia, el Amor
la superaba y salía adelante.

Fue entonces cuando muy diligente se ofreció la Ambición que haciendo alarde de su poder dijo:
En vista de que El Mal Carácter fracaso, iré yo. Desviare la atención del Amor hacia el deseo por
la riqueza y por el poder.

Eso nunca lo ignorara. Y empezó la ambición el ataque hacia su víctima quien efectivamente cayó
herida pero después de luchar por salir adelante renuncio a todo deseo desbordado de poder y
triunfo de nuevo.

Furioso el Odio, por el fracaso de la Ambición envío a los Celos, quienes burlones y perversos
inventaban toda clase de artimañas y situaciones para despistar el amor y lastimarlo con dudas y
sospechas infundadas. Pero el Amor confundido lloro, y pensó, que no quería morir y con valentía
y fortaleza se impuso sobre ellos y los venció.

Año tras año, el Odio siguió en su lucha enviando a sus más hirientes compañeros, envío a
Frialdad, al egoísmo, a Indiferencia, Pobreza, Enfermedad y a muchos otros que fracasaron
siempre porque cuando el Amor se sentía desfallecer tomaba de nuevo fuerza y todo lo superaba.

El Odio convencido de que el Amor era invencible les dijo a los demás: Nada que hacer. El Amor
ha soportado todo, llevamos muchos años insistiendo y no lo logramos.

De pronto de un rincón del salón se levantó un sentimiento poco conocido y que vestía todo de
negro con un sombrero gigante que caía sobre su rostro y no lo dejaba ver, su aspecto era fúnebre
como el de la muerte: "Yo matare el Amor", dijo con seguridad.

Todos se preguntaron quién era ese que pretendía hacer solo, lo que ninguno había podido. El
Odio dijo, ve y hazlo".
Tan solo había pasado algún tiempo cuando el Odio volvió a llamar a todos los malos sentimientos
para comunicarles después de mucho esperar por fin EL AMOR HABÍA MUERTO.

Todos estaban felices pero sorprendidos.


Entonces el sentimiento del sombrero negro hablo: Ahí les entrego el Amor totalmente muerto y
destrozado y sin decir más se marchó.

Espera " dijo el Odio, en tan poco tiempo lo eliminaste por completo, lo desesperaste y no hizo el
menor esfuerzo para vivir.

Quién eres??

El sentimiento levanto por primera vez su horrible rostro y dijo: SOY LA RUTINA.
EL ANILLO DEL REY

Hubo una vez un rey que dijo a los sabios de la corte:

-Me estoy fabricando un precioso anillo. He conseguido uno de los mejores diamantes posibles.
Quiero guardar oculto dentro del anillo algún mensaje que pueda ayudarme en momentos de
desesperación total, y que ayude a mis herederos, y a los herederos de mis herederos, para
siempre. Tiene que ser un mensaje pequeño, de manera que quepa debajo del diamante del anillo.

Todos quienes escucharon eran sabios, grandes eruditos; podrían haber escrito grandes tratados,
pero darle un mensaje de no más de dos o tres palabras que le pudieran ayudar en momentos de
desesperación total...

Pensaron, buscaron en sus libros, pero no podían encontrar nada.

El rey tenía un anciano sirviente que también había sido sirviente de su padre. La madre del rey
había muerto pronto y este sirviente cuidó de él, por tanto, lo trataba como si fuera de la familia.
El rey sentía un inmenso respeto por el anciano, de modo que también lo consultó. Y éste le dijo:

-No soy un sabio, ni un erudito, ni un académico, pero conozco el mensaje.

Durante mi larga vida en palacio, me he encontrado con todo tipo de gente, y en una ocasión me
encontré con un místico. Era invitado de tu padre y yo estuve a su servicio. Cuando se iba, como
gesto de agradecimiento, me dio este mensaje el anciano lo escribió en un diminuto papel, lo dobló
y se lo dio al rey.

Pero no lo leas -le dijo- mantenlo escondido en el anillo. Ábrelo sólo cuando todo lo demás haya
fracasado, cuando no encuentres salida a la situación.

Ese momento no tardó en llegar. El país fue invadido y el rey perdió el reino. Estaba huyendo en
su caballo para salvar la vida y sus enemigos lo perseguían. Se encontraba completamente solo
y los perseguidores eran numerosos.

Llegó a un lugar donde el camino se acababa, no había salida: enfrente había un precipicio y un
profundo valle; caer por él sería el fin. Y no podía volver porque el enemigo le cerraba el camino.
Ya podía escuchar el trotar de los caballos. No podía seguir hacia delante y no había ningún otro
camino...

De repente, se acordó del anillo. Lo abrió, sacó el papel y allí encontró un pequeño mensaje
tremendamente valioso:

Simplemente decía “ESTO TAMBIÉN PASARÁ”.

Mientras leía “esto también pasará” sintió que se cernía sobre él un gran silencio. Los enemigos
que le perseguían debían haberse perdido en el bosque, o debían haberse equivocado de camino,
pero lo cierto es que poco a poco dejó de escuchar el trote de los caballos.

El rey se sentía profundamente agradecido al sirviente y al místico desconocido. Aquellas palabras


habían resultado milagrosas. Dobló el papel, volvió a ponerlo en el anillo, reunió a sus ejércitos y
reconquistó el reino. Y el día que entraba de nuevo victorioso en la capital hubo una gran
celebración con música, bailes... y él se sentía muy orgulloso de sí mismo.

El anciano estaba a su lado en el carro y le dijo:


-Este momento también es adecuado: vuelve a mirar el mensaje.

-¿Qué quieres decir? -preguntó el rey-. Ahora estoy victorioso, la gente celebra mi vuelta, no estoy
desesperado, no me encuentro en una situación sin salida.

-Escucha -dijo el anciano-: este mensaje no es sólo para situaciones desesperadas; también es
para situaciones placenteras. No es sólo para cuando estás derrotado; también es para cuando te
sientes victorioso. No es sólo para cuando eres el último; también es para cuando eres el primero.

El rey abrió el anillo y leyó el mensaje: “Esto también pasará”, y nuevamente sintió la misma paz,
el mismo silencio, en medio de la muchedumbre que celebraba y bailaba, pero el orgullo, el ego,
había desaparecido. El rey pudo terminar de comprender el mensaje. Se había iluminado.
Entonces el anciano le dijo:

-Recuerda que todo pasa. Ninguna cosa ni ninguna emoción son permanentes. Como el día y la
noche, hay momentos de alegría y momentos de tristeza. Acéptalos como parte de la dualidad de
la naturaleza porque son la naturaleza misma de las cosas.

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