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Ciencias de la Tierra
Todo lo anterior nos demuestra que el planeta Tierra se caracteriza por su constante dinamismo y
aunque nosotros no lo percibamos, siempre está en movimiento y cambio. Esto sucede porque las
escalas de tiempo del planeta son distintas a las nuestras. El tiempo geológico es muy extenso en
comparación con nuestro tiempo humano, que es muy breve y efímero. Los fenómenos geológicos
y climáticos se desarrollan a lo largo de cientos, miles y millones de años y van produciendo
efectos que inciden en la vida de los seres vivos, incluidos nosotros los seres humanos por
supuesto.
En la base de todas estas transformaciones está la energía, asumiendo sus distintas formas
(energía cinética, eólica, sísmica, etc). Es la fuerza que permite que los elementos de la naturaleza
(las rocas, el aire, los seres vivos, el agua, etc.) sufran transformaciones e interactúen en cadena
para ir desencadenando efectos unos en otros. Por eso decimos que el Planeta Tierra actúa como
un sistema, como una gran máquina que funciona gracias a los flujos de energía, que adquieren
diferentes modalidades. Cada pieza, cada engranaje de esta máquina es muy importante y una
alteración en su funcionamiento producirá una alteración en el resto de los elementos que están
interconectados. Esta característica de nuestro planeta ha recibido el nombre de Geosistema
(Sistema Tierra).
El Geosistema puede definirse como el conjunto de elementos bióticos (seres vivos), abióticos
(litósfera, atmósfera e hidrósfera) y antrópicos (los seres humanos), entre los cuales se producen
múltiples y permanentes interacciones que originan cambios que caracterizan al planeta,
considerado como una gran unidad (Silva, V y Ramírez, F, 2009). Es importante tener claro que los
seres humanos formamos parte de este geosistema y participamos en él, interviniéndolo de
diversas maneras para adaptarlo a nuestras necesidades, lo que muchas veces implica
transformaciones radicales. El ser humano, como especie, se diferencia del resto de los otros
animales por el hecho de crear cultura, lo cual implica la construcción de artefactos materiales y
no materiales que inevitablemente impactan en el medio natural. Así también este se ve alterado
e impactado por los diversos fenómenos naturales, geológicos y atmosféricos, incidiendo también
en los seres vivos y en nosotros los seres humanos.
Por su parte, la palabra Tsunami es japonesa y se refiere a una ola en la costa. Sin embargo, no es
exactamente una ola el fenómeno que se genera, sino una gran lámina de agua que entra en tierra
firme, con un paso no muy rápido, pero nada la detiene. Aunque las palabras tsunami y maremoto
se han usado como sinónimos convencionalmente, no son lo mismo. El concepto de maremoto es
un término geológico para referirse a un terremoto que tiene su epicentro en el fondo marino,
mientras que el tsunami alude a la serie de olas que se generan en distintas masas de agua, como
los océanos, mares, lagos y lagunas. Los motivos que pueden originar un tsunami son muy
variados, no sólo puede ser un movimiento sísmico. También pueden producirse por un huracán,
un temporal o un derrumbe de material en las aguas, incluso por una amenaza externa como la
caída de un meteorito.
No obstante lo anterior, el 90% de las causas de los tsunamis son los maremotos, los cuales como
ya dijimos, se originan por el movimiento de placas submarinas o erupciones volcánicas en las
dorsales submarinas. Los movimientos sísmicos originados en el fondo del mar, al estremecer la
corteza terrestre, provocan un desequilibrio en el nivel del agua que libera energía hacia la
superficie, a modo de onda expansiva. Es importante también tener presente que no todos los
maremotos generan tsunamis. Para que ello suceda deben ser terremotos de gran intensidad que
provoquen un movimiento vertical que produzca un desequilibrio en el fondo oceánico. El oleaje
se genera por isostasia, es decir, por la búsqueda de la recuperación del equilibrio. (Manzanares,
2013, en www.revista.oceanoprofundo.com).
Las olas de un tsunami en mar abierto pueden tener más de 100 kilómetros de largo y desplazarse
a gran velocidad (unos 700 km por hora), pero mar adentro sólo pueden medir un poco más de un
metro de altura. Así, su altura aumenta a medida que se acercan a la costa, en que las
profundidades disminuyen pero su velocidad decrece. Aun así causan grandes daños.
La imagen corresponde al tsunami ocurrido después del terremoto que asoló a Japón el 11 de
marzo de 2011. Se conoce como Terremoto de la costa del Pacífico en la región de Tohoku o Gran
Terremoto de Japón Oriental. Su magnitud fue de 9,0 en la escala Mw y ocurrió a las 14:46 con una
duración aproximada de 6 minutos. El epicentro se ubicó en el mar, frente a la costa de Onshu,
130 km al este de Sendai, en la prefectura de Miyagi. Tras el terremoto y su posterior tsunami, se
generé alerta del mismo para toda la costa Pacífica, sintiéndose efectos de mayor o menor
intensidad en estos lugares. En Chile, la localidad más afectada fue un sector de Caldera, en la III
Región y en Dichato, en la región de Biobío, hubo un fuerte oleaje con características de tsunami.
El Niño y La Niña son los nombres de dos fenómenos atmosféricos-oceánicos que se presentan
cíclicamente en períodos variables de 2 a 7 años. Su influencia es mayor en el océano Pacífico y sus
alrededores, hasta la latitud del ecuador. Sus efectos son de alcance regional y global, pues
transforman el estado del clima de casi toda la Tierra. Por ejemplo, durante el episodio de El Niño
1997-98 la temperatura en Mongolia alcanzó los 42°C y las precipitaciones en el centro de Europa
ocasionaron una de las mayores inundaciones del siglo.
En el caso del Fenómeno del Niño, históricamente se le conocía como “La Corriente del Niño”,
nombre que le dieron los pescadores peruanos y ecuatorianos cuando detectaban la presencia de
una corriente cálida que anualmente aparecía hacia la época de navidad y que ocasionaba una
disminución de la pesca durante algunos meses. Sin embargo, en algunos años ese calentamiento
era muy marcado y no sólo afectaba a los pescadores, sino también implicaba grandes lluvias o
graves sequías en distintas partes del mundo. Actualmente, el nombre de El Niño es usado por los
científicos para el conjunto de estos eventos, por lo cual se habla de un fenómeno y no una
corriente marina.
Respecto de los procesos que se producen, se observa un debilitamiento de los vientos alisios,
atenuando la Corriente fría de Humboldt, que baña nuestras costas, lo que produce la llegada de
aguas cálidas que elevan la temperatura del Pacífico entre Chile y el sur de Ecuador. Se producen
incrementos en el nivel del mar que pueden llegar a los 40 cm en las costas sudamericanas. El
aumento de las temperaturas es de 0,5°C por sobre lo normal por varios meses consecutivos,
causando diversas repercusiones socioeconómicas en el mundo y por supuesto en nuestro país. De
todas formas, se trata de un fenómeno ocasional e irregular.
Por otra parte, el Fenómeno de la Niña, contrariamente a lo que sucede con el fenómeno del Niño,
se produce cuando los vientos alisios del sur se intensifican frente a las costas sudamericanas y
provocan un mayor afloramiento de aguas frías, las cuales cubren la superficie del Pacífico desde
Sudamérica hasta un poco más allá del centro del océano. Se caracteriza por ir acompañado del
descenso de las temperaturas y provoca fuertes sequías en las zonas costeras del Pacífico. Al
debilitarse los vientos alisios, ejercen un mayo efecto de arrastre sobre la superficie del océano.
Así, el nivel del mar disminuye en las costas de Colombia, Ecuador, Perú y norte de Chile y
aumenta en Oceanía.
Como ya se ha señalado, la temperatura superficial del mar disminuye por debajo del valor medio
climatológico, lo cual es el indicio más característico de la presencia de La Niña. No obstante, las
anomalías térmicas son superiores en el caso del Niño.
"La Niña" comenzó en 1903, y siguió en 1906, 1909, 1916, 1924, 1928, 1938, 1950, 1954, 1964,
1970, 1973, 1975, 1988, y en 1995. El más intenso se ha registrado en el período 1988/1989.
2.2.1 Consecuencias
Las consecuencias que se generan por ambos fenómenos, en la medida de que se presenten de
manera intensa, son las siguientes:
a. El Niño
Este fenómeno afecta la vida social, económica y política de los países, alterando su ciclo
productivo y el crecimiento económico, ya que se producen graves pérdidas en las actividades
económicas, sobre todo en las actividades primarias, por lo que afectan mucho más a los países en
desarrollo donde éstas constituyen la base de su economía.
Se perjudica la pesca porque el aumento de temperatura en las aguas del mar, aleja a las
especies de peces que constituyen la base de la pesca y que viven en aguas frías.
Las lluvias torrenciales provocan graves inundaciones y aluviones de barro y rocas. Esto
también perjudica la agricultura, por la destrucción de los cultivos.
Otra actividad que se ve afectada es el turismo, importante fuente de ingresos para los
países.
Cabe señalar también los costos humanos generados. Por ejemplo, en los años 1997 y
1998 en Perú, dejó más de 366 personas fallecidas, más de 540.000 damnificados y 42.000
viviendas destruidas.
b. La Niña
Por la disminución de las precipitaciones en algunas zonas donde estas debieran producirse,
genera sequías, afectando la agricultura y ganadería. En cambio, en otros lugares, lleva humedad
excesiva, generándose también un impacto en las actividades económicas primarias.
Limpieza de cauces.
Construcción de defensas ribereñas.
Contar con equipos y maquinarias para apoyar ante cualquier desastre como
inundaciones, desbordes, entre otros.
En Latinoamérica, los gobiernos realizan seminarios y encuentros para tomar acciones conjuntas
que ayuden a la prevención y manejo de las consecuencias generadas por estos fenómenos Lo
importante es tener presente que se trata de procesos naturales que han acompañado al planeta
desde hace muchos tiempo, que nos anteceden y nos procederán y por eso es importante
desarrollar estrategias para su adecuado manejo.
Respecto de los procesos de pensamiento, al igual que en la unidad anterior, se debe promover el
pensamiento crítico y la reflexión con las y los estudiantes, siempre a la luz de los contenidos y
temas tratados en el módulo, así como con base en la consulta de los otros recursos que se
proponen durante el desarrollo de la unidad.
La profesora o profesor puede trabajar actividades que propicien el descubrimiento y por ende el
pensamiento inductivo, así como los procesos deductivos, mediante ejemplos concretos y
situaciones de la realidad que permitan hacer una bajada de los postulados teóricos. Es muy
necesario en esta unidad trabajar actividades de investigación con los y las estudiantes, para
detectar y profundizar otros fenómenos geológicos y climáticos, aparte de los que se analizan en
esta unidad.
Bibliografía
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https://www.ecured.cu/Escala_de_Richter
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Tarbuck, E. y Lutgens, F. (2001). Ciencias de la Tierra: una introducción a la geología física [6ª ed.].
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